LA INVERSIÓN EN RECURSOS HUMANOS Y LA COMPETITIVIDAD DE LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS DE LA REGIÓN AREQUIPA

Deymor Beyter Centty Villafuerte

LA INVERSIÓN EN RECURSOS HUMANOS

Es motivo de la presente investigación, poder demostrar la importancia que tiene la inversión en recursos humanos, la cual otros estudiosos denominan “Inversión en Capital Humano”; en la mejora que logran en la productividad, las unidades productivas, sectores económicos o países. Siendo esta inversión, la que realizan las unidades económicas, sectores económicos y los mismos países, en la educación, capacitación y actualización de su fuerza laboral, mediante diversos programas de formación básica,  ocupacional, formación de profesionales y la inversión realizada en el fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación.
La literatura económica existente, confirma nuestra apreciación con respecto a esta relación: inversión en recursos humanos y productividad; pero además la amplía, señalando el hecho de que esta productividad, difiere entre las unidades económicas, sectores económicos y países, en función directa al nivel y calidad de la inversión realizada en la formación y educación de su fuerza laboral. En ese sentido, en esta parte, repasaremos algunas de las teorías elaboradas por la ciencia económica, desde diferentes enfoques, y que señalan a partir de constataciones empíricas la existencia de esta relación.
Para los economistas Rudiger, Dornbusch y Stanley, Fischer (1994); en el análisis de la función de producción, en relación de la importancia que tiene la inversión en los recursos humanos en la productividad, hacen una distinción entre el factor trabajo, y la inversión en recursos humanos. En ese sentido, ellos señalan que:
“Tanto el factor Capital (K), como el factor Trabajo (L), de la función de producción clásica, representan al conjunto de muchos tipos de capital y trabajo, respectivamente, que se utilizan en la producción. Por ejemplo K, puede comprender los camiones, las computadoras y las fábricas, sumados mediante su valor.

Y = f (K, H, L)
Donde:
Y = Producción
K = Capital
H = Capital Humano
L = Factor Trabajo

A veces para destacar la contribución potencial de la educación y la formación al crecimiento económico, la función de producción se expresa considerando al “Capital Humano”, como un factor independiente. El Capital Humano, es el valor del potencial generador de renta que tienen los individuos.  Comprende la capacidad y talento innato y la educación y cualificaciones adquiridas”
En ese sentido, lo señalado por los profesores Rudiger Dornbusch y Stanley, Fischer; nos muestra que, la función de producción tradicional, que consideraba que el nivel de producción alcanzado por una empresa, y de allí el derivado macroeconómico a través de la agregación de funciones, estaba en función de la combinación de los factores trabajo y capital: Y = f(K,L), pero que debido a la importancia que tiene la inversión en recursos humanos, llamada por ellos como inversión en capital humano, y los efectos que tiene en la productividad, esta inversión en capital humano, debe ser analizada de manera separada, del factor trabajo, para medir con exactitud el impacto de la educación, en la mejora de la producción  o productividad.
En ese sentido ellos entienden, a través de la evidencia empírica analizada, que la inversión realizada en la educación de la fuerza laboral, tiene repercusiones positivas en la productividad, mejorando los procesos de producción, lo que a su vez permite aprovechar mejor la experiencia adquirida por el trabajador en la actividad laboral, es decir mejora su curva de aprendizaje.
Podemos precisar entonces, sobre lo ya analizado, que los niveles de producción y la calidad del producto, según la posición de los economistas Rudiger Dornbusch y Stanley Fischer; diferirá de unidad productiva, sector económico o país, según sea la inversión realizada en el capital humano que estas unidades económicas, sectores económicos o países realicen; por lo tanto los niveles de competitividad mejoraran mas en aquellos que inviertan más recursos  en la formación y capacitación de sus recursos humanos. 
De otro lado, el mismo Marx (1984), hace tiempo, había analizado esta relación, cuando estudió el efecto que tenía la productividad en la acumulación de capital, el señaló al respecto que:
“Entendemos por aumento de la fuerza productiva o de la productividad del trabajo en general un cambio en sus procedimientos que abrevie el tiempo actualmente necesario por término medio para la producción de una mercancía, de tal suerte, que una cantidad menor de trabajo adquiera la facultad de producir más objetos útiles.
Considerábamos determinado el modo de producción al examinar la supervalía proveniente de la duración prolongada del trabajo; tratándose de producir supervalía por la transformación del trabajo necesario en sobretrabajo, lejos de no tocar a los procedimientos habituales del trabajo, el capital tiene que cambiar sus condiciones técnicas y sociales, esto es, transformar el modo de producción. Únicamente así podrá aumentar la productividad del trabajo, disminuir de este modo el valor de la fuerza de trabajo y aminorar por lo mismo el tiempo empleado en reproducirla.
Llamamos supervalía absoluta a la supervalía producida por la simple prolongación de la jornada de trabajo, y supervalía relativa a la supervalía que proviene de la disminución del tiempo de trabajo necesario y del cambio, que es su consecuencia, en la duración relativa de las dos partes de que se compone la jornada: trabajo necesario y sobretrabajo.
El aumento de productividad, para que produzca un descenso en el valor de la fuerza de trabajo, debe tener lugar en los ramos de la industria cuyos productos determinan el valor de esta fuerza, es decir, en los que suministran las mercancías necesarias para el sustento del obrero o los medios de producción de estas mercancías. Pero a la baratura de uno de estos artículos sólo rebaja el valor de la fuerza de trabajo en la proporción según la cual entra en su reproducción. En los ramos de industria que no suministran ni los medios de subsistencia ni sus elementos materiales, en nada modifican el valor de la fuerza de trabajo un aumento de productividad”

Lo señalado por Marx, en la cita anterior, confirma nuestras apreciaciones donde señalamos que existe una relación entre la  calidad de la fuerza de trabajo y la productividad. En la primera parte de la cita Marx, describe claramente los efectos en la productividad de los cambios en la fuerza de trabajo, los cuales se dan debido a una variación en las condiciones o procedimientos del trabajo, los que se producen a su vez, debido a la especialización de la mano de obra, la preparación de la misma, y la inversión que realizan, las diferentes unidades económicas en esta para hacerla más eficiente, y por lo tanto productiva.
Así mismo, el desarrollo de los medios de producción y de las tecnologías productivas, requiere cada vez más, de trabajadores más preparados, en los cuales hay que invertir una mayor cantidad de capital, tanto en su formación, como en la actualización de esta fuerza laboral; pues de estos hechos, se derivaran las ventajas o desventajas en términos de productividad, que manifestaran una unidad económica, sector o país; debido a que las más productivas, lograran reducir los costes de producción, el precio de las mercancías que produce; y lograran aumentan la cantidad de mercancías producidas; todo esto se manifestará de un lado en un mayor bienestar para la población, pero también en mayores beneficios para los capitalistas, los cuales obtendrán mayores tasas de plusvalía relativa.
Un segundo aspecto que Marx deja al descubierto en esta cita, es el hecho, que debido a esta variación en los procedimientos del trabajo, debido a una mayor especialización, preparación y actualización de la fuerza laboral, si estos cambios o productividad lograda, se producen en aquellos sectores encargados de proveer los medios de subsistencia a la fuerza de trabajo, se logrará disminuir por tanto, el coste de la mano de obra, o el valor de la fuerza de trabajo, debido a una reducción del coste de subsistencia de los trabajadores, que en términos de competitividad, hará más atractivo al país, pues permite producir mercancías en el país que logra consolidar este proceso, a un menor coste, que en economías que no han logrado reducir el coste de subsistencia mínima de los trabajadores.
Queda demostrado entonces, en esta parte, de que Marx, pudo identificar los beneficios de la inversión realizada en la formación, capacitación y actualización de la fuerza laboral, la cual no solo se manifiesta en mayores beneficios para el capitalista, sino también en mayores beneficios para la población, pues, estos pueden acceder a más mercancías, de mayor calidad y a menores costes o precios, generando mayores ventajas competitivas al país o economía que logra generalizar este proceso; lo cual atraerá mayores inversiones, que necesariamente generan más puestos de trabajo. Sin embargo, queda aun realizar, el gran análisis que surge del proceso de centralización del capital y concentración de los medios de producción, los cuales producen los ciclos recesivos que sufren cada cierto tiempo las economías capitalistas, pero esta parte no corresponde al objetivo del presente estudio.
Así mismo, Marx (1984), en otra parte de su investigación acerca del capital, diferencia el tipo de trabajo existente en la esfera de la producción, denominándoles como trabajo inferior y trabajo superior, literalmente él señala lo siguiente al respecto:  
“Las diversas transformaciones de la materia natural y su adaptación a las distintas necesidades humanas, que constituyen toda la tarea del hombre, son más o menos penosas de efectuar y, por consiguiente, los diferentes géneros de trabajo de donde resultan son más o menos complicados.
Pero cuando hablamos del trabajo humano desde el punto de vista del valer, consideremos tan sólo el trabajo simple, es decir, el gasto de la simple fuerza que todo hombre, sin educación especial, posee en su organismo. Es cierto que el trabajo simple varía según los países y las épocas, pero siempre se halla determinado en una sociedad dada, es decir, en cada sociedad. El trabajo superior no es otra cosa que trabajo simple multiplicado, pudiendo siempre ser reducido a una cantidad mayor de trabajo simple: un día o jornada de trabajo superior o complicado puede equivaler, por ejemplo a dos días o jornadas de trabajo simple”
En esta parte, como señaláramos párrafos más arriba, Marx diferencia el trabajo simple, del trabajo superior; siendo el trabajo simple aquella fuerza natural con la cual fue dotado el hombre que ahora es un trabajador, mientras que el trabajo superior resulta siendo producto de la educación del trabajador, y que, en palabras de Marx, no es más que el trabajo inferior multiplicado, es decir, más productivo, en cuanto a la eficiencia del mismo en la producción de más mercancías.
Queda demostrado entonces, que Marx, tenía muy claro el impacto que ejerce la educación sobre el trabajo, debido al resultado de sus investigaciones, puesto que, la educación de la fuerza laboral, mejora los procesos de producción, reduciendo a su vez, el tiempo que destina el trabajador a la producción de mercancías, logrando mejorar la productividad de la unidad productiva, sector económico  o país. Es más, él señala que el trabajo superior multiplica al trabajo inferior, y al multiplicarlo, permite no solo reducir los costes de producción, sino ampliar la producción, haciendo más competitivo a quien invierte en preparar a la fuerza laboral con la que cuenta.
Finalmente, presentaremos, algunas de las conclusiones a las que se arriba en un evento último realizado a propósito de los impactos que tiene la educación en el desarrollo de un país; derivando resultados que confirman nuestras premisas al respecto.   
“Considerando los resultados obtenidos de la prueba internacional Pisa acerca de los logros educativos obtenidos del sistema educativo de países estudiados, tomado directamente del Informe producido por la OECD. La línea de tendencia que aparece allí muestra, efectivamente, que los países que obtienen mejores puntajes en la prueba Pisa, son aquellos que tienen también un mejor desarrollo. Y de esto se concluye que hay una correlación positiva entre ingreso per cápita, es decir, nivel de desarrollo de un país, y puntaje en una prueba estandarizada como la del Pisa, es decir, calidad de su educación y capital humano.

Lo que hemos empezado a deducir muy simplistamente a partir de este tipo de relación es que la educación es la causa de que algunos países estén muy avanzados en términos de su desarrollo y que otros países, con más bajos resultados educacionales, presentan una situación de menor crecimiento. Esta es la conjetura que se nos aparece como una especie de verdad.

A su turno, dentro de cada etapa del desarrollo, las distintas variables que ellos identifican como las claves de la competitividad y el crecimiento de los países, van a tener un peso relativo distinto. Entonces, por ejemplo, en la primera fase de despegue en una sociedad globalizada con economías abiertas, lo fundamental son la solidez de las instituciones, la existencia de infraestructura física, la estabilidad de la macroeconomía, la seguridad de los derechos de las personas y la propiedad, y un capital humano básico.

En una segunda etapa no es que desaparezcan estas variables pero se agrega un conjunto de nuevas variables, como un capital humano más avanzado, la eficiencia de los mercados, el grado de preparación tecnológica de los países, es decir, su capacidad para absorber y difundir tecnologías y la apertura de las economías para que las empresas puedan hacer ganancias de escala, sobre todo en países pequeños como el nuestro.

Y después aparecen unos países que se hallan en la fase más adelantada, como Estados Unidos, Japón, Finlandia, Nueva Zelanda, Australia, Holanda y Canadá, cuyo crecimiento depende básicamente de su capacidad para innovar; esto es, para producir novedades en términos de nuevos productos, procesos y formas de organización.

Quiero mostrar, simplemente, que a esta altura parece ya difícil sostener que la educación y, por tanto, el capital humano operen por sí solos como la causa única o siquiera principal del crecimiento económico. Lo más probable, es que el capital humano efectivamente tiene un papel importante en el crecimiento y en el desarrollo de los países, pero dentro de un contexto donde hay un conjunto de otras variables fundamentales que explican el desempeño del capital humano y, en definitiva, el crecimiento de los países.

Entonces, lo que uno a esta altura puede concluir, es que el capital humano es un factor importante del crecimiento y del desarrollo, pero que su desempeño y productividad dependen de un conjunto de otras variables que son tanto o más incidentes y que solo todas ellas (incluyendo el capital humano), mediante su interacción, generan el crecimiento y determinan la competitividad de las naciones” (Brunner, 2005)

Brunner (2005); sostiene y argumenta en su conferencia, utilizando para ello datos secundarios, referidos a la prueba Pisa, y al ingreso per cápita de distintos países, que existe una relación directa entre la inversión en educación y el desarrollo de los países, pero también, cuando él profundiza su análisis de los resultados, logra demostrar que si bien es cierto la inversión en el capital humano, es importante en el logro del desarrollo, no es la única variable que permite alcanzar el desarrollo y la competitividad en un país, sino que también este desarrollo y competitividad, dependen de la combinación de un conjunto de factores, donde también se consideran: la fortaleza institucional, la seguridad jurídica de un país, la estabilidad macroeconómica, la infraestructura física; y como fase última de este largo proceso, la capacidad de innovación que alcanza una economía, que generalmente está relacionado a la inversión que realiza una economía en ciencia y tecnología, que a nuestro entender sigue relacionado al proceso educativo pero no de corto plazo, sino de largo plazo.

De otro lado, es necesario aclarar, que se ha avanzado mucho en cuanto al tipo de inversión, que por ejemplo un estado o individuo debe de realizar en lo referido a temas educativos, pues bien, desembolsar dinero en educación a decir de Gustavo Yamada (2007), profesor del departamento de economía de la Universidad del Pacífico, puede resultar siendo un gasto o una inversión, dependiendo de la institución donde se estudie, de sus investigaciones se puede diferir que la calidad de la educación tiene que ser priorizada en cuanto a inversión en educación se refiere. El problema de la educación hoy, poco o nada tiene que ver con la cobertura del servicio educativo, sino con la inversión que se realiza en la calidad de los servicios educativos que el sistema en su conjunto brinda.

Por lo tanto, la forma en que se mida o se relacione, el desarrollo o la competitividad, tiene que tener muy en cuenta, que la inversión en educación, no solo debe de valorar los desembolsos realizados en este rubro por las empresas, instituciones o países, sino, debe de valorarse con mayor participación incluso, la calidad de los servicios educativos, en los cuales se está invirtiendo, como parte de una política de formación y capacitación de los recursos humanos.

En ese sentido, con la literatura económica analizada, hemos podido demostrar que existe una relación directa entre la inversión que se realiza en los recursos humanos, mediante el desembolso ejecutado por las unidades productivas, sectores económicos o países, en la formación y educación de la fuerza laboral, y la productividad de estas unidades económicas, que les conducen en el largo plazo a la competitividad y desarrollo.

Por otro lado y a manera de conclusión también, se ha podido evidenciar que esta inversión, repercute en beneficio para los capitalistas, en la atracción de mayores inversiones extranjeras, y en la producción de más bienes que ayudan a mejorar la calidad de vida de la población.

Así mismo las investigaciones realizadas al respecto, han demostrado que esta inversión en el llamado también capital humano, no es el único factor que determina la competitividad y el crecimiento de la economía, sino que también, este crecimiento y desarrollo, dependen de otras variables a considerar, como, el nivel de institucionalidad de un estado, el grado de seguridad a las inversiones o las personas, la estabilidad macroeconómica del país, y finalmente la capacidad que tienen las unidades productivas para innovar las técnicas de producción.

Competitividad e inversión en recursos humanos, queda evidenciado por la literatura revisada, que están íntimamente relacionadas, que las diferencias existentes en los niveles de  productividad alcanzadas por ciertas unidades económicas, sectores y países, depende del nivel de inversión que realizan en la educación de su fuerza laboral, lo cual repercute significativamente en la productividad. La ventaja competitiva que una economía, sector o país tiene frente a un similar, este proceso en pocas palabras es la base de la ventaja competitiva de una nación, en palabras de Porter, pero debemos de señalar antes de concluir que la forma de medir esta inversión no es tan solo a través del gasto realizado en este rubro, sino fundamentalmente del impacto que esta educación tiene en la transformación de la fuerza laboral y de la economía, que no es más que el resultado de la calidad del servicio educativo, hecho que debe de ser ponderado siempre cuando de educación se trate.

En esta investigación, por lo tanto, trataremos de conocer la importancia que le dan los gestores y conductores de las Pequeñas y Micro Empresas de la Región Arequipa, a la inversión en recursos humanos, expresada en la formación y capacitación de su fuerza laboral; hechos que quizás nos permitan explicar el bajo nivel de competitividad de estas unidades productivas, demostrado por Cárdenas (2011), en otra investigación realizada también en nuestra región.

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