LA INVERSIÓN EN RECURSOS HUMANOS Y LA COMPETITIVIDAD DE LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS DE LA REGIÓN AREQUIPA

Deymor Beyter Centty Villafuerte

LA COMPETITIVIDAD COMO FACTOR DE CRECIMIENTO Y BIENESTAR

Si bien es cierto, el tema central de nuestra investigación no es el de analizar el grado o nivel de competitividad de las PYMES de la región Arequipa, si incide en nuestro trabajo de investigación, el hecho de poder relacionar la inversión que realizan los agentes económicos en este caso las empresas en sus recursos humanos (vía capacitación y actualización); y el nivel o grado de competitividad de las PYMES, con la finalidad expresa de poder establecer la importancia que tiene, la inversión realizada en los recursos humanos con los que cuentan estas unidades productivas, y el avance en competitividad de estas unidades productivas, teniendo en cuenta además de que la teoría económica ha demostrado, que efectivamente dicha inversión incide en la competitividad de las empresas, vía innovación y productividad.

En ese sentido, y en el afán de poder conceptualizar e interiorizar el tema relacionado a la competitividad, pero relacionándole con la inversión que se realiza en los recursos humanos, hemos tomado algunos conceptos y propuestas teóricas; de investigadores e instituciones de reconocido prestigio, a nivel mundial y nacional, para finalmente poder definir a la competitividad en los términos que nuestra investigación requiere.

Uno de los estudiosos más reconocidos del tema relacionado a la competitividad, es sin lugar a dudas, el profesor Porter (2005), el cual entiende que la competitividad puede ser definida por la productividad, en sus palabras esta relación se daría de la siguiente manera:

“La competitividad se define por la productividad con la que un país utiliza sus recursos humanos, económicos y naturales. Para comprender la competitividad, el punto de partida son las fuentes subyacentes de prosperidad que posee un país. El nivel de vida de un país se determina por la productividad de su economía, que se mide por el valor de los bienes y servicios producidos por unidad de sus recursos humanos, económicos y naturales. La productividad depende tanto del valor de los productos y servicios de un país, medido por los precios que se pagan por ellos en los mercados libres, como por la eficiencia con la que pueden producirse. La productividad también depende de la capacidad de una economía para movilizar sus recursos humanos disponibles.
Por tanto, la verdadera competitividad se mide por la productividad. La productividad permite a un país soportar salarios altos, una divisa fuerte y una rentabilidad atractiva del capital. Y con ello, un alto nivel de vida. Lo que más importa no es la propiedad o las exportaciones o si las empresas son de propiedad nacional o extranjera, sino la naturaleza y la productividad de las actividades económicas que se desarrollan en un país determinado. Y las industrias puramente locales sí contribuyen a la competitividad porque su productividad no sólo fija el nivel de los salarios en cada sector, sino también tiene un impacto importante sobre el coste de la vida y el coste de hacer negocios en ese país” (Porter, 2005)
Tomando como referencia las afirmaciones del profesor Porter, acerca de lo que él cree que es la competitividad, nos queda claro que esta competitividad está en función directa de la productividad lograda por una empresa, sector económico o país, que no es otra cosa más, que la utilización eficiente de los recursos humanos, económicos y naturales con los que cuenta un país, o en nuestro caso específico una unidad empresarial determinada, o un sector empresarial, como es el sector de la pequeña y micro empresa, en nuestra Región. También, queda claro el hecho de que el factor humano, se constituye en el centro de esta productividad para Porter, porque no solo habla de su utilización sino de su movilidad, pero sabemos y ya lo demostraremos más adelante, que estos factores o recursos humanos, mejoran en la medida en que se invierte a nivel de país o empresa en la educación, capacitación y actualización de estos recursos.
Tampoco podemos dejar de lado el hecho, de que para Porter, la productividad, permite mejorar la calidad de vida de la población, no solo porque les permite acceder a productos cada vez más abundantes, sino también a precios cada vez menores, es lo que en economía conocemos como economías de escala (disminución de los costes unitarios en el tiempo, debido a la mejor utilización de los factores productivos, en este caso el trabajo).
Por lo que podemos inferir de lo señalado que un país que es productivo es competitivo, y en él se perciben mejoras en la calidad de vida de la población, y que un sector competitivo, puede ayudar a mejorar las condiciones de vida de su entorno más inmediato.   
Por otro lado, para el World Economic Forum – WEF (2011), la competitividad es definida como:

“Como un conjunto de factores, políticas e instituciones que determinan el nivel de productividad de un país y que, por lo tanto, determina el nivel de crecimiento económico que puede alcanzar una economía.”

El concepto presentado por el Foro Económico Global (2011), vuelve a relacionar a la competitividad con el logro en productividad que alcanza en su conjunto un determinado país, añadiéndole además, el hecho nada despreciable, de que es la productividad, la que determina directamente el nivel de crecimiento económico que alcanza una economía en un determinado tiempo. Por lo tanto podemos señalar, que la competitividad puede y de hecho determina el nivel de crecimiento de una economía, el cual podemos medir a través del crecimiento que registra el PBI de un país en un año en relación al año próximo pasado, y si este crecimiento se mantiene de manera homogénea en el tiempo (nos referimos a las tasas de crecimiento de la economía en el largo plazo), estaríamos frente a una economía que manifiesta signos de desarrollo sostenible.

Nuestro país, a pesar de sus múltiples limitaciones, no ha sido ajeno al problema de la competitividad, por eso estableció las medidas pertinentes para poder contar con un documento o una guía que le oriente en ese sentido, está guía es el Plan Nacional de Competitividad del Perú, Aprobado mediante Decreto Supremo     Nº 057-2005-PCM, en el cual se plantea respecto a la competitividad que:

“En términos generales la mejora de la competitividad de las empresas pasa fundamentalmente por que puedan acceder a insumos, materias primas y bienes de capital a precios internacionales; el costo de la mano de obra tenga niveles comparables con los países de la región que son nuestros competidores en el comercio mundial y no existan sobrecostos en la economía.

El tema central para lograr la competitividad en las empresas, es el incremento de la productividad de todos los recursos, humanos y físicos.”

De esta cita, podemos rescatar la coincidencia con las referencias bibliográficas, respecto a la importancia que tiene la productividad, en el logro de la competitividad, y que esta productividad, depende de la mejor utilización de los recursos humanos y físicos con los que dispone un país, y en nuestro caso de alguna unidad productiva o sector económico como lo es el de la pequeña y microempresa.

Finalmente la investigadora Araoz (2006), de la Universidad del Pacífico, señala respecto a la competitividad lo siguiente:

“Las economías más dinámicas del mundo se insertan en el proceso de globalización a través de la integración comercial como parte de su estrategia de desarrollo. Pero el éxito de estas naciones no sólo se limita a su inserción global, pues la base de su crecimiento económico está en los esfuerzos para mejorar los factores que determinan su competitividad. El Crecimiento de largo plazo de estas economías depende básicamente del incremento de su productividad, entendida de manera sistémica, es decir no sólo mejorando su inversión en capital físico o en su capital humano, sino en todos los factores del entorno, en capital social y en conocimiento y tecnología.

La política económica se debe focalizar en el desarrollo de la competitividad, es decir, en los factores que inducen al aumento de la productividad de los factores y con ello repercutir en el crecimiento del ingreso real de la población” (Araoz, 2006)

En la misma línea de las referencias anteriores, Araoz, incide en el tema relacionado a la productividad que debe alcanzar un país, para poder lograr ciertos niveles competitividad, pero vista esta competitividad, de una manera sistémica, no solo considerando los factores tradicionales de producción, sino además de estos, los factores referidos al entorno de las empresas, al desarrollo de las instituciones del estado, que muchas veces imponen barreras innecesarias a la producción o a la innovación, terminando con recomendaciones de cuales deben de ser las acciones de política económica al respecto.

Sobre la base de todo lo anteriormente analizado, podemos concluir con claridad que la competitividad es:

La consolidación de un largo proceso que busca la productividad (economías de escala) por parte de un país, sector económico, o unidad productiva, a través de la utilización eficiente de los recursos humanos y físicos con los que cuenta, sin descuidar el entorno en que se desarrolla un país, sector productivo o empresa.

La competitividad, es el factor más importante para lograr el crecimiento a largo plazo de la economía de manera homogénea, lo cual se manifiesta en la mejora de la calidad de vida de las personas al interior del país, sector o empresa, y las del entorno inmediato a estas; logrando así en un periodo determinado el tan anhelado desarrollo sostenible.

Sin embargo para lograr la eficiencia en la utilización de recursos humanos y materiales, es necesario que un país, sector o empresa, invierta en investigación o ciencia, innovación y tecnología (CTI), expresado en un buen porcentaje de recursos destinados a la educación en todos sus niveles.

Y respecto a la productividad, es necesario dejar sentado un precedente, que si bien es cierto no destierre la asociación de esta con la reducción de los costes de producción, si deje sentado el hecho de que productividad, no es sinónimo de producir más con la misma cantidad de insumos, o de reducir los costes unitarios de producción a largo plazo; porque si no hacemos esta aclaración, nos encontraríamos atrapados en el mito de que uno es productivo y por lo tanto competitivo, cuando se logra reducir los costes de producción (por lo que nos podríamos sentir tentados a utilizar en el proceso de producción, mano de obra barata, tratar de bajar los salarios, o en el peor de los casos, utilizar materia prima de mala calidad). La productividad, sin embargo, también tiene que ver con la calidad del producto, la cual está asociada íntimamente al proceso de innovación del producto, el cual permite satisfacer mejor las necesidades expresadas en demandas de mercado o sociales de las personas o consumidores, según sea el caso.

Concluiríamos señalando que, la productividad sería: la utilización de los factores productivos de manera eficiente, lo cual reduce el coste medio a largo plazo, trabajando en el aspecto de la calidad, vía la innovación del producto sea este bien o servicio.

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