MUJERES EN EL MEDIO RURAL: CONFLICTOS TRADICIONALES, PRÁCTICAS EMERGENTES Y HORIZONTES

Irma Lorena Acosta Reveles (Coord.)

III. Progresos y oportunidades

En el balance realizado,  se identifica que la pobreza y la degradación ambiental están estrechamente vinculadas y que las mujeres se ven particularmente afectadas por la degradación ambiental debido a su posición social. Asimismo, se acepta que ellas han desempeñado  un rol de liderazgo en la gestión y uso de recursos naturales para satisfacer necesidades familiares y comunitarias, además de realizar contribuciones importantes en el manejo de recursos, poco reconocidas y valoradas. Sin embargo, continúa siendo muy limitado su acceso a la capacitación, la tierra, los recursos naturales y productivos, así como su participación en el proceso de formulación de políticas y adopción de decisiones en materia de ordenación, protección y rehabilitación del ambiente y los recursos naturales.

Los compromisos,  asumidos  por nuestro país, se debatieron,  la  movilización e incidencia en política pública con la participación de distintos actores –civil, académico y gubernamental— para dar contenido teórico a las vinculaciones entre el género, ambiente y desarrollo, como para orientar las acciones encaminadas al cumplimiento de aquellos acuerdos emanados de las conferencias mundiales.


Diversos foros, seminarios, talleres, reuniones e investigaciones que han enriquecido la discusión, con información para la construcción de propuestas en torno al tema. Los productos de este esfuerzo colectivo nos permiten realizar un recuento de los logros alcanzados y de las oportunidades que se nos presentan para dar continuidad a nuestras acciones a favor del desarrollo sustentable con equidad de género.

a) Políticas gubernamentales
Como resultado de los compromisos asumidos por el gobierno mexicano en la Conferencia de Pekín, se instrumenta el Programa Nacional de la Mujer (PRONAM) y en 1998 se estableció la Coordinación General de la Comisión Nacional de la Mujer (CONMUJER) como órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación. Este primer organismo se propuso combatir los rezagos de las mujeres en los ámbitos económico, político y social, y realizó las primeras gestiones por incorporar el enfoque de género en el quehacer público. Por su parte, el sector ambiental aún no incluía una perspectiva de  género en sus programas, a pesar de que el Art. 25 de la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente señala que “las mujeres cumplen una importante función en la protección, preservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y en el desarrollo. Su completa participación es esencial para lograr el desarrollo sustentable”. Las primeras acciones para fomentar la equidad de género en las políticas públicas fue impulsado a partir de 1997 por la Red de Género y Medio Ambiente (RGMA), instituciones académicas, investigadoras y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), quienes junto a la CONMUJER y la entonces Secretaría de Medio Ambiente Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP), abrieron espacios para promover la equidad de género en la políticas del sector ambiental y social.
 Los primeros productos de este proceso fueron la Declaración para la Equidad de Género de la SEMARNAP en 1999 y la inclusión de un Addendum sobre Género y Ambiente en el Programa Nacional de la Mujer en el año 200014. En su Declaración, la SEMARNAP se compromete a cumplir los acuerdos nacionales e internacionales que favorezcan la equidad de género, adopta la transversalidad de la perspectiva de género en todas sus áreas y programas y asume la tarea de diseñar e instrumentar un plan de trabajo que contenga las medidas institucionales para alcanzar sus propósitos, en coordinación con la sociedad civil (SEMARNAP.1999).


También, en el Addendum se establece el reto prioritario de “transformar las relaciones entre hombres y mujeres en las formas sociales de acceso, conservación y aprovechamiento de los recursos naturales y del medio ambiente, para lograr la equidad y la sustentabilidad del desarrollo para todos” (PRONAM. 2000)15. Entre sus acciones prioritarias están las de impulsar la participación de las mujeres en condiciones de equidad en proyectos de aprovechamiento de recursos naturales, en el diseño de políticas y toma de decisiones y en otros relativos al manejo de recursos naturales.


El haber iniciado un proceso de interlocución entre distintos actores civiles y gubernamentales para incluir el enfoque de género en las políticas ambientales y la dimensión ambiental en la agenda de las mujeres, ha sido uno de los logros más importantes de una primera etapa de gestión que concluyó en el año 2000.
Los alcances de esta interlocución entre sociedad civil y gobierno se reflejan también en la administración. Tanto el Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006, y el 2006-2012 como el Programa de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2001-2006 y 2006-2012 de la  SEMARNAT, contemplan la equidad de género entre sus principios.


En el sentido de dar continuidad a las acciones y avances anteriormente realizados en materia de política pública, en enero de 2001 se crea el Instituto Nacional de las Mujeres, cuyo Plan Nacional para la Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres 2001-2006, y 2006-2012,  buscan “crear las condiciones, tanto en la administración pública como en todas y cada una de las acciones de Estado, para la potenciación del papel de las mujeres en la sociedad, propiciar su adelanto y eliminar los obstáculos que dificultan su participación, en un plano de igualdad, en el proceso de adopción de decisiones en todas las esferas de la vida pública y privada...” (INMUJERES, 2000).


En este sentido el PED trata de inscribirse y avanzar en el enfoque de “Género en el Desarrollo” para incluirlo de manera transversal en todo el sistema de gobierno, con el fin de evitar la reducción a programas y proyectos aislados para mujeres. Entre sus ejes estratégicos está el de la “Disminución de la pobreza y promoción del desarrollo sustentable”, incorporando en él la perspectiva social, económica, política y ecológica.
 Así de la misma manera,  la SEMARNAT, a través de la Unidad Coordinadora de Participación Social y Transparencia y la Dirección de Área de Equidad de Género, ha diseñado el Programa “Equidad de Género, Medio Ambiente y Sustentabilidad 2002-2006. y 2006-2012. Dicho programa se propone “incorporar la perspectiva de género en la política ambiental, para ampliar y consolidar los mecanismos de participación pública que promuevan la equidad entre las mujeres y los hombres en relación al acceso, uso, manejo, conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales” (SEMARNAT. 2002).

b) Avances en el movimiento de mujeres


Las distintas formas de vinculación a nivel nacional e internacional ha permitido al movimiento de mujeres y feminista el establecimiento de mecanismos de legitimación de su agenda política, por medio de un proceso de diálogo y negociación. Ello ha significado ejercer su derecho a participar en la adopción de decisiones públicas. Su movilización a lo largo de 10 años constituyó una punta de lanza para dar sentido al debate y a los avances institucionales ya descritos. En las acciones del movimiento de mujeres que se destacan aquí, se ha buscado incluir la dimensión ambiental en la agenda feminista y el enfoque de género en la agenda del desarrollo sustentable. En este apartado se mencionarán algunos de los más relevantes esfuerzos realizados.


Al comenzar los ’80s las mujeres trabajadoras, campesinas y de barrios urbanos pobres son quienes darían un nuevo aire y otra perspectiva a la movilización femenina. El surgimiento de lo que se llamaría feminismo popular que en su lucha por reivindicaciones sociales difícilmente habría rebasado una relación clientelar con el Estado si el feminismo y la izquierda no hubieran influido en su proceso.


El Primer Encuentro Nacional de Mujeres realizado en la Ciudad de México en noviembre de 1980 fue clave para desatar procesos de reflexión, organización y acciones masivas femeninas en los sectores populares. El quid no sólo radicó en el entusiasmo  que despertó la reunión sino  sobre todo en la calidad de las asistentes: sindicalistas y activistas de colonias pobres y agrupaciones campesinas, que estaban articuladas en frentes populares, sectoriales, regionales o nacionales; independientes del aparato corporativo oficial e influido claramente por la izquierda (Espinosa: 2004).
En ese año las mujeres ya denunciaban que “la propuesta de desarrollo impuesta por el gobierno tendiente hacia la globalización nos ofrece perspectivas preocupantes de deterioro de la calidad de nuestras vidas; sin embargo, la visión de globalidad es inexistente para las mujeres que nos encontramos agobiadas por el trabajo local. Nuestro interés por participar en las instancias de gestión y toma de decisiones compite con nuestra necesidad inmediata de sobrevivencia” (De Oliveira, 2000).


La participación en espacios nacionales e internacionales para la incidencia en políticas públicas. En nuestro país,  la participación de las organizaciones de mujeres en torno al tema sobre ambiente y desarrollo tuvo su primera experiencia en 1992, cuando se realizó el Primer Encuentro de Mujeres y Medio Ambiente para realizar propuestas en la Cumbre de la Tierra. Con el fin de incidir en la Conferencia de Pekín, el Espacio de Mujer y Medio Ambiente (RGMA), en 1995 se realizaron diversos talleres regionales, estatales y nacional con la participación de más de 300 mujeres urbanas y rurales de 18 entidades del país para enriquecer con la perspectiva ambiental la agenda de las mujeres. Los resultados dieron lugar a La Agenda Verde de las Mujeres. En ella se destaca que la equidad de género no será posible si no existe una participación política de las mujeres en todos los espacios de toma de decisiones. Además contiene un breve diagnóstico de los múltiples y agudos problemas ambientales y su relación con otros aspectos sociales tales como salud, alimentación, vivienda, etc. que son abordados por las organizaciones sociales en sus proyectos.


De manera paralela, el Comité Nacional de Mujeres de Organizaciones No Gubernamentales Mexicanas hacia Pekín 9518, constituido en 1993 para participar en la Conferencia de la CEPAL y en el Foro de ONG de América Latina y el Caribe, así como en el Foro de ONG en Huairou, China, desarrolló el tema de Mujer, Hábitat y Medio Ambiente, Mujer y desarrollo. La Red de Milenio Feminista forma parte de la Articulación Latinoamericana y del Caribe de Organizaciones No-Gubernamentales de mujeres y es el punto focal de México ante la ONU en el seguimiento a la Plataforma de Acción Mundial de Beijing, China, en 1995 y de la Red de Mujeres Líderes del Acuerdo de Cooperación Económica Asia Pacífico, APEC. Las demandas y propuestas presentadas  buscaban garantizar la participación plena de las mujeres en la formulación de políticas y en el diseño, y ejecución de programas específicos que reconozcan las desigualdades y opresiones que enfrentan.


Entre los ejercicios de monitoreo y evaluación destacan los siguientes: La Campaña “El Banco Mundial en la Mira de Las Mujeres”, es una red latinoamericana que inició sus acciones a partir de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer con el propósito de asegurar que el Banco Mundial (BM) cumpliera con los compromisos señalados en la Plataforma de Acción. Diversos han sido los esfuerzos que la Campaña ha realizado para incidir en las políticas del BM, entre las que destacan el ejercicio de análisis y monitoreo de las políticas económicas y sociales diseñadas por esta multilateral en 10 países de la región latinoamericana. En el caso de México, se efectuó una evaluación social del Programa de Educación, Salud y Alimentación (PROGRESA) en 1999, a cargo de la Red Nacional de Promotoras y Asesoras Rurales (RNPAR), y del Programa de Manejo Ambiental y Descentralización (PROMAD) bajo la responsabilidad de Espacio Autónomo, A.C.


En las Conferencias de Río+ 5, y en especial de Pekín+ 5, las redes de mujeres, entre ellas la RGMA y Milenio Feminista, elaboraron un informe alternativo sobre Mujer y Medio Ambiente, como parte de un esfuerzo latinoamericano a favor de la paz, la equidad y justicia de género para el Siglo XXI. En este informe se exponen ampliamente los esfuerzos realizados por ambas redes, así como los avances alcanzados en materia de política ambiental con enfoque de género hasta el año 2000. Entre sus propuestas tienen peso aquellas relacionadas precisamente con la profundización e institucionalización del enfoque de género en la política ambiental.


Muchos han sido los esfuerzos de incidencia en política pública a nivel local, regional y nacional, en los cuales una veintena de redes de mujeres y de feministas han participado. En ellos estuvo presente una visión integradora de la problemática del desarrollo sustentable. Por razones de espacio se mencionarán aquellos de carácter nacional que han tenido cierta influencia en la formulación de políticas.


En coordinación con la Red Mexicana de Esfuerzos contra la Desertificación (RIOD), la RGMA  promovió la inclusión de la perspectiva de género en el Programa de Acción Nacional para dar cumplimiento de los acuerdos en la Lucha contra la Desertificación.
La RNPAR desarrolló a partir de 1999, la Campaña Nacional por la Alimentación, cuya Plataforma de Acción destaca el importante papel que las mujeres rurales desempeñan en la producción de alimentos y cuestiona las políticas neoliberales que están amenazando la soberanía y seguridad alimentaria de nuestro país.
El Congreso Nacional de Mujeres hacia la Reforma del Estado con Equidad de Género, fue realizado en septiembre del 2000 con la participación de cientos de mujeres interesadas en incidir en la consolidación de la vida democrática de nuestro país en la coyuntura de la transición de poderes federales.
La Mesa de Mujeres de las Mesas de Diálogo entre las organizaciones de la Sociedad Civil y el Equipo de Transición (2000), fue otro de los eventos en el que el movimiento feminista participó ejerciendo su derecho ciudadano de contribuir en las decisiones nacionales y en el establecimiento  de nuevas formas de relación con las instituciones gubernamentales para avanzar hacia una sociedad más justa y democrática desde la perspectiva de la equidad social y de género.


El Seminario “Definición de Lineamientos Metodológicos Básicos para la Aplicación del Enfoque de Género en las Políticas Públicas”, se efectuó en el 2000 con la participación de BM, BID, CONMUJER, SHCP, SER y la Secretaría cabeza de sector de acuerdo al tema de la sesión correspondiente: Mercados Laborales, Educación, Salud y Desarrollo Rural, Pobreza y Desarrollo Sustentable. Los cuatro seminarios contribuyeron a realizar un diálogo tripartita con el fin de incidir en las políticas macroeconómicas, presupuestarias y de desarrollo.


El Foro Nacional de Consulta para el Programa Nacional de Igualdad de Oportunidades y No Discriminación contra las Mujeres, realizado en 2001, convocó de nuevo al movimiento feminista para incluir su agenda y demandar el cumplimiento de los acuerdos internacionales. El Foro Global Financiación por el Derecho al Desarrollo Sustentable con Equidad y la Conferencia sobre Financiación al Desarrollo, de marzo de 2002. Entre otros, hay que destacar el logro de ubicar en el debate el tema de la pobreza de las mujeres y su justa participación en la toma de decisiones económicas en la agenda financiera global. Con ello se avanza en trascender a los llamados temas o ámbitos “duros” de la agenda del desarrollo.23


Todas estas acciones han fortalecido los esfuerzos de las redes de mujeres por gestionar su agenda feminista. Las ha convertido en interlocutoras privilegiadas de las principales instituciones públicas del país, y con ello se ha influido de alguna manera en la toma de decisiones dentro del quehacer público en torno al desarrollo. A pesar de este relevante progreso político, no podemos decir que hemos alcanzado nuestros propósitos, apenas en todo caso se han establecido algunas bases institucionales para continuar construyendo procesos participativos más democráticos y equitativos.
Por otro lado, las actividades de docencia e investigación que como una forma de avanzar en el debate y análisis sobre este nuevo campo de investigación y contribuir a la formulación de políticas, se realizaron diversas actividades a nivel local, regional y nacional. Algunas de las más destacadas fueron:

 

Cuadro No. 1
Actividades académicas

Diplomado

“Ecología desde una Perspectiva de Género”

Convocado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, entre 1994 y 1995.

Diplomado

“Reunión Latinoamericana de Investigación sobre Medio Ambiente desde una Perspectiva de Género”

Organizado en 1995 por el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) y el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) ambos de la UNAM. A partir de esta reunión se constituyó el grupo de trabajo denominado “Género y Ambiente en Latinoamérica (GALA).

Diplomado

“Problemáticas Ambientales desde una Perspectiva de Género”

Efectuado entre 1996 y 1997, y organizado por el CRIM y el PUEG.

Posgrado en Estudios del Desarrollo Rural del Área Género: Mujer Rural

Colegio de Posgraduados Campus,  Texcoco y Puebla capacitación, seminarios e investigaciones sobre género y desarrollo sustentable. las transformaciones ambientales desde una perspectiva de género

en México, durante los años 2000 a 2002, bajo la coordinación del CRIM, del PUEG y el Colegio de Posgraduados

1º  y 2º
Congreso Internacional de Cambio Climático

Consejo Consultivo Núcleo para el Desarrollo Sustentable en el Estado de Zacatecas. SEMARNAT, UAZ, Congreso del Estado, Presidencia Municipal de Zacatecas

1º Congreso abril 2009 organizado por los integrantes del Consejo Consultivo Núcleo SEMARNAT,  en vinculación con la Unidad de Biología Experimental UAZ.
2º Congreso en abril 2010

Fuente Jiménez (2009).

En estos espacios de formación e investigación se ha buscado estimular la producción teórica y metodológica en torno al tema, con el fin de desarrollar capacidades para orientar el quehacer académico hacia la instrumentación de acciones que promuevan la construcción de procesos de sustentabilidad en todas sus dimensiones: social, económica y ecológica, desde un enfoque de género. La participación de un gran número de investigadoras y asesoras y promotoras de organismos civiles de acompañamiento a organizaciones de base, ha facilitado la realización de sistematizaciones de experiencias de desarrollo con enfoque de género e investigaciones regionales y locales con el fin de abordar las vinculaciones entre cambio ambiental y las relaciones de género (Jiménez, 2009). 


De igual  manera se ha seguido de cerca la evolución del debate teórico internacional y nacional sobre las cuestiones de género, ambiente y desarrollo sustentable de (Vázquez:1999), lo cual contribuyó a enriquecer las posiciones colectivas. Se fomentó además un importante diálogo con especialistas interesados en los temas de salud reproductiva y desarrollo sustentable, a fin de identificar sus interacciones25. La posición de las redes de mujeres no admite aquellas posturas que identifican al crecimiento demográfico como el causante del deterioro ambiental y que justifican el control natal mediante acciones violatorias de los derechos reproductivos de las mujeres para atender los problemas ecológicos, visión ampliamente difundida también en nuestro país. En cambio, exige garantizar el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre su maternidad y a ejercer un control sobre su vida y su cuerpo.  El tema de las relaciones entre Población y Medio Ambiente ha sido, en efecto, un foco de debates. Otro espacio que posibilitó el diálogo en torno al tema fueron los talleres realizados en 1997 por Pronatura Chiapas, que involucró a organismos civiles de mujeres, ambientalistas, conservacionistas, académicos y agencias de financiamiento para el intercambio de ideas, experiencias y construcción de propuestas metodológicas para incorporar el enfoque de género en acciones de uso sustentable de recursos naturales.
En el mismo sentido se han realizado actividades de capacitación y de incidencia para incorporar el enfoque de equidad de género en algunos instrumentos de política ambiental. En ellos han participado funcionarios y técnicos involucrados en el manejo de Áreas Naturales Protegidas, personal de la SEMARNAT, redes de educación ambiental y organizaciones civiles involucradas en tareas de conservación, en varios estados del sur del país.
Experiencias locales y regionales, han tenido como punto de partida las múltiples y diversas iniciativas locales y regionales llevadas a cabo por numerosas organizaciones de mujeres indígenas y campesinas a lo largo y ancho del país. La lista es muy larga y sólo se puede mencionar las experiencias locales en las que se realizan actividades de investigación y acción participativa para impulsar propuestas de participación equitativa de las mujeres en el manejo alternativo de los recursos naturales. Las acciones giran en torno a la producción alimentaria, saneamiento ambiental, tecnologías apropiadas, agricultura orgánica, capacitación en derechos humanos y derechos reproductivos, impulso a proyectos y empresas productivas de mujeres, proyectos de ecoturismo, entre muchas otras iniciativas.

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