EL DISCURSO GRÁFICO EN EL SEMANARIO 26

Jorge Perfecto Pérez Cruz

2,4 Lo gráfico y la presentación de los mensajes  periodísticos  escritos

Buscar y alcanzar el equilibrio, la coherencia entre el empleo de los recursos gráficos de  que dispone el diseñador y el texto escrito en los diferentes géneros facilita    el empeño de  conquistar público-lectores, que no público-compradores de un material que, a primera instancia, no puede asegurarse si su destino final es la aproximación al mensaje.

En la unidad investigada no existen profesionales calificados para la consecución de este objetivo. El empirismo matiza el desempeño general y no se aprovecha a plenitud la contribución que pudiera brindar el web master, depositario de conocimientos sobre esta especialidad, en la concepción del periódico impreso.
Esa situación constituye un freno para alcanzar formas inteligentes que complementen con las gráficas el contenido textual.

García (1989) describía en esa fecha el cambio de actitud de los directores de periódicos con respecto a la búsqueda de formas más atractivas de presentación visual de los mensajes periodísticos.

De acuerdo con su apreciación de entonces, nunca había sido mayor la demanda de periodistas capaces de combinar las disciplinas de esa profesión con las de confección que presupone conocimientos tipográficos, capacidad para hacer que una serie de elementos aparentemente desconectados entre sí, aparezcan unificados y de fácil lectura.

Esas intenciones están matizadas por la aparición, en muchas salas de redacción, de directores artísticos, cuya misión es combinar las palabras y las demás imágenes visuales de manera que el mensaje resulte más claro y más atractivo.
Malagón es del criterio de que el contenido debe ir de la mano del diseño y según su opinión: “Dar una buena información no basta,   ya que tiene que ser presentada de una forma atractiva, simple y rápida, que invite al lector a sumergirse en la información que le estamos brindando”. 

Para la totalidad  de los entrevistados   la complementación pudiera mejorarse, si no se descuidara el uso de la caricatura y la infografía, y se incorporaran con más frecuencia otros recursos como las capitulares, los epígrafes y los sumarios, fundamentalmente, en los grandes reportajes y en las entrevistas de personalidad.  
Esa particularidad es comentada y argumentada en varios epígrafes de la investigación con ejemplos que ilustran, en muchas oportunidades, el desequilibrio imperante en el uso de los elementos básicos del diseño gráfico en esta publicación.
Hay un reconocimiento explícito del poder de la imagen en la actualidad y de las tendencias de renovación que prevalecen en los medios de todo el mundo, aprovechando los avances de la digitalización.

En su libro Diseño gráfico y comunicación Jorge Frascara hace énfasis en que el diseño de información requiere conocimiento de la eficacia comunicacional de imágenes y relación de forma y contenido.

La infografía y la caricatura están integradas a estas exigencias contemporáneas y no ocupan en las páginas del Semanario que se estudia  el espacio que han ganado en la historia de la comunicación impresa por su  fuerza expresiva y la manera de complementar el mensaje textual.

Graciela Guerrero sostiene que aún se mantienen viejos conceptos discursivos, porque se descuida la necesidad de atemperarlo a los cambios actuales y a la dinámica de los lectores de hoy.

En su criterio predomina el cliché de las viejas técnicas y no se aprovecha óptimamente las posibilidades de las actuales tecnologías.
Y enumera algunas cuestiones que, en su criterio,   condicionan esta situación:
1) la motivación que puedan despertar los textos en los diseñadores; 2) la premura de los cierres de página y edición; 3) los arquetipos de semanario que podamos tener tanto en la redacción como en sus gestores ideológicos; 4) la resistencia al cambio; 5) los falsos y manidos conceptos de personalidad de medios; 6) hábitos de lectura; 7) tipo de lectores; 8) uso de la tipografía; 9) rutinas productivas; 10) pragmatismos publicitario e ideológico; y, 11) el conocimiento práctico de las tecnologías y su inteligente adecuación a la intencionalidad de la noticia. 

Esta situación denota falta de creatividad y de búsquedas que dinamicen equilibradamente la presentación de los mensajes periodísticos en la prensa escrita.
Un acercamiento a las formas en que la imagen gráfica complementa el mensaje textual en el semanario 26, en el año 2008, demuestra que no se atiende con la exigencia requerida.

En las página centrales -4 y 5- y en la 8 –contraportada-, no se acude   a diversos elementos del diseño gráfico: capitulares, epígrafes y sumarios, fundamentalmente, que contribuyen a dar frescura y claridad al discurso en medio de textos de grandes reportajes y entrevistas de personalidad, cuyas extensiones aumentan la densidad textual.  

Mario García en su obra  Diseño y remodelación de periódicos califica como un bombón para el confeccionador la página dedicada a    reportajes especiales, pues le da pie a una creatividad ilimitada. “Probablemente, la única manera de hacer que se pueda leer un artículo muy extenso es rodearlo de grandes cantidades de blanco y encajarle en una agrupación eficaz de textos y fotos (…) crear una ilusión óptica para que los textos parezcan más cortos…”, sostiene.

La denominación gráfica de las páginas: Variada y Especial no responde a criterios coherentes, pues   el tratamiento monotemático   suele identificarse como variado y la  especial está matizada por la rutina, cuando se le atribuye esa condición a asuntos corrientes.

En la página 2, del 28 de marzo, se mantiene la denominación de Variada y trata solo el tema de la Asamblea Municipal del Partido en Colombia; sucede lo mismo en esa misma plana del 18 abril; y, ya el 25 de abril se soluciona esa incoherencia y se nombra Especial la cobertura de ese mismo evento en Puerto Padre.
Es atinado el calificativo de Especial al tratamiento del informe a la Asamblea Provincial del Partido (páginas 3, 4 y 5, de 23 de mayo); y, no es Variada   la 4, dedicada íntegramente a un reportaje sobre las indisciplinas laborales.
Eso demuestra que  son flexibles al cambio que no siempre se hace. La llamada Deportivas (página 7) tiene un espacio dedicado a otras temáticas, y aunque predomina la primera, la ubicación de materiales diferentes exige una reevaluación que la identifique en correspondencia con su contenido.


Llama la atención como se repiten en diferentes ediciones consecutivas,  e incluso en una misma edición,   fotos que <<vuelan>> sobre textos y títulos adyacentes, una técnica atractiva, pero que visualmente tiene un efecto negativo si se abusa de uso.
Cuando es repetitiva demuestra falta de creatividad. Como pruebas irrefutables están las páginas: 5 (20 de junio), 5 (13 de junio), 3 (6 de junio), 8 (6 de junio) y 8 (23 de mayo). Nótese la consecutividad de la muestra.

Malagón  considera que aún existen muchos escollos en el largo camino hacia  perfiles que se ajusten a las necesidades del lector, no se trata de diseño, se trata de forma y contenido.

 Es de la opinión de que la atención a la visualidad gráfica de un periódico muchas veces padece de malas concepciones de parte de los editores.
Los pies de foto contribuyen a la lectura rápida,  enriquecen el entorno de la imagen y son  aliados del redactor-reportero porque les permite incluir elementos nuevos; pero se usan poco, incluso cuando se requieren;   y con mucha frecuencia evocan citas que aparecen en el corpus del trabajo en una repetición innecesaria.
Abundan en esta publicación las fotos sin pie: páginas 3, 4 y 5 (23 de mayo), 5 (16 de mayo), 4 (9 de mayo), 5 y 7 (2 de mayo), 4 (30 de abril),  8 (18 de abril) y 5 (11 de abril). Son solo algunos ejemplos.

Mario García insiste en que lo primero que hay que recordar en el momento de colocar un pie de foto es que éste ha de constituir un acceso instantáneo a la información con que se relaciona e insiste en que cada foto deben llevar un pie explicativo.

En otros casos los pies de foto toman parte del texto y se desaprovecha ese resquicio para ubicar alguna información que el dictador espacio le limita al periodista.

La sección Culturales (página 6) muestra  rutinas que se ponen de manifiesto en la ubicación de los trabajos sin recurrir a iconos que son tan diversos como las propias manifestaciones artísticas y ayudan al receptor a captar la idea que se propone.
En esta es frecuente la presentación horizontal, al tiempo que la fotografía cede ante el empuje de los textos, lo que sacrifica un diseño más sugerente.
Por el contrario, la sección Deportivas es un ejemplo de cuánto puede hacerse a favor del discurso gráfico cuando en su concepción predomina el equilibrio de los distintos elementos del diseño.  

A pesar del reducido espacio (63x47 picas) de que dispone, la diversidad de elementos del diseño a los que recurre es un indicativo de lo que puede lograrse en sentido general.

En ese atractivo manejo de recuadros, epígrafes, sumarios, fotos, iconos y bendeis de medios tonos  tiene mucho que ver la participación en el diseño del periodista titular de la sección. Una práctica poco común en el Semanario.
Ahí se cumplen los principios básicos del periodismo: exactitud, claridad, balance e igualdad, que son también   elementos básicos de su concepción visual.  
En la etapa veraniega, el compromiso editorial de publicar la cartelera de actividades recreativas exige la búsqueda de formas novedosas de presentación, pues siempre se realiza de la misma manera y se convierte en un freno a la belleza del discurso gráfico. Véanse todas las ediciones correspondientes a temporada (julio-agosto)
 El exceso de rojo conspira contra la frescura del discurso. El análisis de contenido develó que   se juntan en recuadros, bendeis y  títulos en una misma página, lo que produce un efecto de saturación. Las páginas 4 y 5 reciben ese impacto con  frecuencia.  

Es contraproducente que el espacio inferior de la página 7, utilizado como norma para tratar asuntos relacionados con el delito, principalmente sanciones, se destine   a entrevistas de personas con buenas conductas.

Está este desacierto en la edición del 2 de mayo, cuando un reportaje titulado Manatiense en la cima nacional se ubica en ese espacio y el primer impacto es la foto del homenajeado, la entrevista al Coordinador de los CDR aparecida el 23 de mayo; y, en el comentario La historia desde sus páginas que reseña la inauguración de una exposición sobre el Semanario.

La página 8 siempre está dentro de un recuadro rojo, y es reiterativa la utilización de otros recuadros del mismo color para destacar un trabajo en vez de acudir   a recursos gráficos diferentes para dignificar el texto. 
Según Malagón, en nuestros medios, con frecuencia se ven titulares sobredimensionados, textos abigarrados, fotografías pésimamente tratadas, o con un tamaño en la tipografía del volumen de texto que nada tiene que ver con el estilo de la publicación. 

En la primera plana suelen ausentarse las fotos grandes, desplegadas,  y se atiborra de texto que sacrifica el diseño ligero, seductor que facilitan otras imágenes visuales.  
 Un  ejemplo del día 31 de octubre (página 1), donde aparece una solo foto, tres textos desplegados a tres y cuatro columnas, un recuadro rojo y dos títulos con el mismo color, lo que demuestra poca búsqueda de opciones más atractivas.
Tratamientos similares aparecen en las primeras planas de 24, 17 y 3 de octubre: cuatro textos y dos fotos ubicadas a dos columnas sin despliegues;   tres textos y dos fotos (una a tres columnas y la otra solo a una);  y,  dos textos (uno de los cuales ocupa espacio de cabeza a pie a dos columnas y una foto a dos columnas en un tercio de la plana, respectivamente.

El empleo de la fotografía   adolece de dificultades que le obstaculizan una mejor complementación del texto.

Puede ilustrarse con varios ejemplos como el reportaje aparecido el 26 de diciembre desplegado en la página 8 con el título Alegría por los 50 y en las tres fotos no hay el menor índice del enunciado estado ánimo: la primera es la vista panorámica de un policlínico; la segunda es de la avenida principal y dos mujeres en bicicleta; y, la tercera muestra, no en primer plano, a un grupo de estudiantes que salen de la escuela.

Hay otra de fecha 18 de diciembre (página 1) bajo el título Crece el empleo, y la foto muestra solamente a dos hombres trabajando en un organopónico.
 Graciela Guerrero Garay  expone su parecer en torno a esta problemática:
La intencionalidad de la fotografía, que en un órgano de prensa deviene voz gráfica, se pierde en el contexto de imágenes generales, que no incursionan en el detalle visual que puede resultar  complemento del texto, para convertirse en retórica discursiva del contexto, pues   los planos generales disgregan la comunicación, mientras los detalles, los medios tonos, la insinuación y la combinación de luces y sombras lo multiplican o sugieren.
En las páginas del Semanario abundan instantáneas en las que el lector avezado advierte la reconstrucción de situaciones por la falta del detalle espontáneo,  que nace del seguimiento perspicaz y secuencial del movimiento.
Véase página 6 del 10 de octubre el hombre que apunta con su mano los troncos de árboles derribados,  que es una pose muy reiterada en otras ediciones.

En opinión de Norge Santiesteban Vidal:

A la imagen fotográfica al servicio de la noticia la dañan ángulos deficientes que desvían la atención del Centro de Interés Visual y los ruidos que se introducen cuando los planos pierden el objetivo esencial del mensaje periodístico.
Otro inconveniente que se presenta es que no siempre el fotógrafo tiene participación en el momento de elegir la foto que será publicada, o sea hace el trabajo y otros seleccionan el material a publicar, muchas veces sin los conocimientos técnicos requeridos.

El propio Norge pondera la utilidad que proporcionaría que el reportero gráfico participara desde el inicio de la construcción del discurso gráfico, con el aporte de variantes que proporcionen al diseñador perspectivas diferentes sobre un mismo asunto.
Esa posibilidad nadie se las niega a los profesionales del lente, ni a los periodistas, pero por un lado las urgencias y por otras las rutinas profesionales hacen que se desentiendan de esta prerrogativa que enriquecería el discurso gráfico del semanario.
El uso de la fotografía no siempre tiene el espacio y la intencionalidad que ayuda a lograr una mayor coherencia entre el discurso gráfico y textual.
En la casi totalidad de las ediciones  aparecen pies de fotos con el mismo  tipo de letra y   puntaje  que la de los  textos en el cuerpo del trabajo,   que dificulta al lector   discernir entre el corpus del trabajo y el comentario al pie de la imagen como el 26 de septiembre (página 6).

Atractivos resultan los comentarios a pie de foto sobre bendeis de medio tono que resaltan el contenido.  

Es notoria y lamentable la ausencia de otras imágenes visuales como la caricatura, la infografía, los logotipos, las capitulares, los epígrafes y los sumarios, porque son recursos que contribuyen a la elegancia del discurso gráfico.

2.6 De la época del plomo a la era digital

Muchas de las problemáticas presentes en  la construcción del discurso gráfico en el Semanario y que fueron  constatadas por la investigación tienen respuestas en la implementación total de la propuesta de rediseño ya citada, que duerme en soporte digital.

Hay que romper esquemas, hacer ejercicios de pensamiento en torno a las exigencias contemporáneas del discurso gráfico, y de la potencialidades de la tecnología digital y la impresión off set, que ayuden a eliminar  frenos a la creatividad.
El cuidado del discurso gráfico como un todo integrador     no puede desechar infografías, caricaturas, logotipos, bendeis, epígrafes y titulares que complementen al discurso textual y den más fuerza y atractivos al discurso gráfico.

Como el tránsito de la época de plomo a la era digital califica Reynaldo López la mencionada propuesta de rediseño del Semanario, de la cual se han hecho numerosas citas, pues el autor de este trabajo reconoce cuánto significaría su total implementación en una presentación más amena y atractiva del mensaje.

Pero, desde el mes de junio del año 2006 ese proyecto de renovación del tradicional discurso gráfico del Semanario   descansa en soporte digital, y muchas de las nuevas pautas que traza son víctimas de la rutina. Así lo confirma en entrevista  su promotor. (Ver anexo 3.)

Reynaldo López Peña es web master del periódico 26 Digital –sitio del semanario 26- y tiene reconocidos conocimientos en materia de diseño gráfico adquiridos en estudios superiores de Arquitectura, y de otros aprehendidos en la Asociación de Comunicadores Sociales, en la cual ejerce como diseñador.

Según sus palabras la renovación tiene de fundamentos las tendencias contemporáneas del diseño gráfico y   teorías de la comunicación que estudian y buscan explicación a los efectos de los mensajes y al comportamiento de los públicos.

Después de algo más de seis meses de intensas búsquedas y estudios maduró y alumbró esa guía. Las consultas tuvieron en la red de Internet un instrumento que las acercó a periódicos como El País y El Mundo (España); y, a otros de Argentina y de Estados Unidos; y a los nacionales Juventud Rebelde, Trabajadores y Orbe, que en su opinión marcan posiciones de vanguardia en el diseño gráfico moderno.
De acuerdo con sus criterios la propuesta combina elementos tradicionales e incorpora algunos nuevos, que siguen las páginas digitales del mundo, y la prensa escrita asume como antídoto a la competencia mediática utilizando las ventajas que reporta la digitalización.

Las fuentes extranjeras son válidas, enfatiza, porque el compromiso ideológico y el conocimiento formal no tienen por que estar separados, aunque a veces se piense así, el segundo bien aprovechado puede ser de mucha utilidad al primero.
Reynaldo López manifiesta su inconformidad:

Esas sugerencias se materializan solo en parte. A pesar de haber sido sometida a la aprobación del Consejo de Dirección y a la consideración del colectivo todavía hay muchas cosas que no se aplican, y no es solo por falta de recursos materiales y humanos, se dispone  de los dos, pero hace falta un trabajo más cooperado.

Esa cooperación tiene que partir del reconocimiento de las ventajas de la propuesta –ya se reconocen-, y seguir con su impresión y estudio –no se ha hecho- por parte de quienes tienen la misión de implementarla.

La propuesta,  los cambios y las desatenciones,  que han sido argumento constante en las reflexiones de casi toda la tesis, están en el anexo 3 de la presente investigación.

 2.6 El rol de los realizadores

En el caso que nos ocupa todos los entrevistados coinciden en que pueden participar en la concepción del discurso con propuestas específicas e incluso tienen facultades otorgadas para, junto al formatista y a los realizadores, seguirlo   desde el primer trazo sobre el papel  hasta su transmisión por cable hacia Holguín, donde se imprime, pero no es práctica en el Semanario.

De su larga data como diseñador Malagón dice:

Los mejores reporteros que he conocido son aquellos que piensan cómo se presentará su información, no solo mientras la escriben, sino que desde mucho antes,  cuando comienzan a recopilar los datos para su trabajo. Y los mejores diseñadores son aquellos que perciben el poder de las palabras y las tejen con contenido visual, en una presentación contundente que reclama a gritos la atención del lector.

Cada día se aprecia con mayor claridad que el diseño de los periódicos del siglo XXI se ha transformado en parte vital de su contenido y que, cada vez más, la mente del artista gráfico se parece a la mente de un periodista y viceversa (Malagón, 2009)

De ahí se deriva otras de sus reflexiones: “La necesidad de pensar visualmente me parece que es más importante que nunca en la medida que aprendamos a ofrecer información de diversas formas.”

El licenciado en Periodismo István Ojeda Bello expone que en los últimos tres años el semanario 26 ha avanzado bastante en su diseño, en comparación  con los números del año 2000.
Hoy la situación es más favorable, explica, pues el diseño ahora, por regla general, se ajusta a la actualidad en este sentido. No  obstante,  creo que todavía hay mucho que hacer; y esa es una tarea que compete no solo a los diseñadores, sino a todos los que intervienen en el proceso de construcción y presentación de la noticia

En el Semanario se han desaprovechado esas oportunidades y se han desentendido de un escenario que a todos pertenece, aunque es misión específica de un equipo integrado por un formatista y dos realizadores de prensa.
El Semanario no tiene diseñador profesional en su plantilla, pero se tienen muy poco en cuenta los aportes que pudiera brindar el web master,   si se le otorgara, al menos,  la responsabilidad de hacer bocetos principalmente de la primera plana.
Dos de los tres directivos entrevistados concuerdan en que los principales obstáculos están precisamente en las insuficiencias profesionales encargados de la concepción y materialización del discurso gráfico.

En el campo de la fotografía también esos efectos se manifiestan en deficiencias,  que Norge Santiesteban explica:

A veces hay falta de actualización de los conocimientos, son pocas las actividades de superación profesional -y no bastan los esfuerzos personales-;  las urgencias que en oportunidades tiene que atender el fotorreportero, y las rupturas ocasionales del sentido del equipo  periodista-fotógrafo.
Con frecuencia  el concepto de equipo que tiene que prevalecer entre el periodista y el reportero gráfico se rompe y se impone un desasosiego que desemboca casi irremediablemente en un  bache creativo, sin desdeñar el imponderable que significa las limitaciones de los medios técnicos existentes.
Los tres ejecutivos coinciden en que los encargados de facturar cada edición y de lograr la interrelación coherente entre   discurso gráfico y discurso textual tienen cierta preparación.

Pero sus conocimientos son empíricos, pues solo el web master acusa  formación académica, por lo que el bagaje cultural en ese sentido  es pobre.
Al respecto, Ramiro Segura García, director, opina que un mayor intercambio con colegas de otras provincias pudiera contribuir a superar esas lagunas.
Mientras, Gerardo González, jefe de Información, dice que, aunque han recibido algo de capacitación, ellos se ocupan personalmente de buscar las tendencias más modernas del diseño, para adecuarlas  al Semanario, todavía requerido de una concepción artística más acabada en su discurso gráfico.
Es evidente la contradicción entre ambas respuestas y como veremos más adelante, los requeridos de preparación coinciden al expresar que no reciben esos beneficios en la medida en que los necesitan.

El Director considera como debilidad tangible los recursos humanos,  pues los realizadores son técnicos de nivel medio pero no en la especialidad, por lo que se basan en la experiencia y en algunos  elementos teóricos aprendidos de forma autodidacta.

 Dos de los directivos  están insatisfechos porque son muy pocas las acciones de capacitación organizadas centralmente y sugieren se tenga en cuenta esta situación por parte de la Unión de Periodistas de Cuba y el departamento correspondiente del Comité Central. 

En sus criterios es una cuestión que requiere de atenciones especiales que sobrepasan los dominios de los medios individualmente, algo comprensible, que no niega tampoco la posibilidad y la necesidad de que la dirección administrativa las promueva.

Tanto los directivos como uno de los realizadores y el formatista tienen una antigüedad laboral de más de 25 años en el   sector, empero no se puede dejar a la espontaneidad un asunto tan apremiante.
Respecto a su experiencia de más de tres décadas en esta profesión Elmer Almaguer (formatista) opina: 

Los años de experiencia ayudan, pero van haciendo el trabajo rutinario y hacen falta más acciones de capacitación para recobrar vitalidad, pues son muy pocas, casi nulas. En todo ese tiempo de ejercicio  solo recuerdo alrededor de tres: un taller en Holguín y las visitas de dos diseñadores, uno del periódico Trabajadores y otro de Juventud Rebelde, con quienes se realizaron intercambios.

Roberto Escobar califica de  muy bueno el diplomado (2007) sobre este tema patrocinado por el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, pero considera que la superación profesional institucionalmente organizada es insuficiente.
 Y subraya: “En el medio pudieran desarrollarse talleres, conferencias con especialistas y promover intercambios con colegas de otras provincias.”
Otra cuestión con puntos de vista comunes es  el trabajo en equipo en la búsqueda de un ejercicio de pensamiento colectivo que sustente la construcción del discurso gráfico.

Jorge González   Arma dice:
De forma general, aunque existe una carta de estilo esa hace el énfasis en lo textual, no existe fórmula para el diseño, el cual funciona o no, en dependencia de la pericia, conocimiento acumulado por la experiencia de un formatista y de los dos realizadores que están sujetos al criterio, no ya del periodista, sino del Director, del Jefe de Redacción y de valoraciones de corrección.

La libertad de creación apegada a las normas establecidas respecto a las pautas de presentación de los géneros periodísticos es un aspecto medular en el rol que desempeñan los realizadores del discurso gráfico.

En ese sentido Elmer Almaguer, el formatista,  es categórico:

 A veces la tengo, otras no, pues está supeditada a los poderes jerárquicos que son, en definitiva, los que tienen la facultad y la responsabilidad de decidir. Eso es así en casi todos los periódicos.

Jorge González esboza otras opiniones   sobre la participación colectiva en la concepción del diseño, los criterios que sustentan el discurso gráfico y su calidad con estas palabras:

El periodista propone y los directivos hacen variantes, cambios que en ocasiones no son consultados, sobre un criterio que aunque esté equivocado sale.

En estos últimos números –se refiere a los primeros cinco meses del año 2009- se ha tratado de cambiar un poco la tipografía  que de forma única abarca toda la familia: Swiss 911 y Swiss 921, también conocida como de palo seco, sin serif, que le proporciona sobriedad, seriedad…, por otra con serif o no,  que aporten elementos de diseño al formato. 
En ocasiones se puede aportar, pero hay momentos en que tienes que hacer las cosas por decreto.

En relación con las acciones de capacitación, González Armas sostiene que la Asociación de Comunicadores Sociales (ACCS) oferta cursos para realizadores que no se aprovechan para suplir esa carencia en el Semanario.

Acerca del rol de los protagonistas del diseño y la factura que logran argumenta:
De forma general funciona, comunica, pero no quiere decir que sea perfecto, tiene imperfecciones que creo se deben valorar con seriedad y a partir de esto crear una estrategia para mejorar escuchando el  criterio y ajustando ideas novedosas.

Al evaluar estas respuestas se aprecia un posicionamiento de los directivos  en torno a las insatisfacciones apuntadas que no reflejan en profundidad las problemáticas que enfrenta el discurso gráfico.
Por el contrario, parten de reconocer imperfecciones que le son inherentes a cualquier obra humana, es justificable. En consonancia con las responsabilidades asignadas, deben convertir esos obstáculos en brújula para proyectar estrategias viables en materia de superación.
Esos razonamientos dispares ponen de manifiesto fallos en la comunicación organizacional  de los actores de la unidad de análisis.
La observación participante permitió contactar   con los realizadores y   se evidenció que  su labor se circunscribe a la reproducción del formato y su libertad creativa se frena.  

En entrevista semiestructurada    a realizadores (ver anexo 7) Jorge y Roberto dejaron claro que la libertad para crear a veces tiene el escenario, pero otras no, pues se imponen criterios jerárquicos, <<caprichos>> que coartan las iniciativas, las búsquedas.

“Creo que la tendencia, dice Malagón, salvo en algunos casos,  es a la improvisación y a la complacencia de algunos directivos, sin tener en cuenta las leyes básicas del diseño de prensa.”

Y refuerza:

Muchos editores deben preocuparse por abrazar la idea de que el diseñador gráfico ya dejó de ser el tipo al que únicamente se le consulta para retocar una fotografía o planear una ilustración. Cada vez más los diseñadores están dejando sentir su opinión en el proceso de elaboración de la prensa escrita.

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