DIVERSIDAD CULTURAL Y MIGRACIÓN. ECONOMÍA, CULTURA, SALUD Y POLÍTICA

María del Carmen Cebada Contreras
Eduardo Fernández

Migración internacional y modos de vida en una comunidad zapoteca. Renato Salas Alfaro

Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población
Universidad Autónoma del Estado de México

 

Resumen

Retomando la voz del actor, y considerando la forma en que los hogares construyen sus modos de vida, en relación a sus posesiones actuales de activos y capacidades productivas, las cuales a su vez despliegan en contextos institucionales específicos; este trabajo de investigación toma como referencia la comunidad oaxaqueña de San Miguel Coatlán, para analizar la forma en que la migración internacional y su proceso implicado, contribuyen a que las personas y sus hogares puedan ampliar y mejorar sus capacidades productivas y humanas, y conformar mejores modos de vida.

 

Antecedentes

La búsqueda de un mejor modo de vida empuja a las personas a desplegar diversas acciones según sus capacidades y la institucionalidad que los regula; ante la carencia de oportunidades locales, éstas incluyen cada vez más, el bregar migratorio. Esto les puede permitir acumular, desarrollar y depurar habilidades técnicas (manejo de herramientas, maquinaria), personales, sociales y culturales (aprender idiomas, modales diferentes, relacionarse con gente distinta, conseguir micas chuecas, integrarse en redes sociales en EU). En sus hogares pueden tener comida, los hijos pueden asistir a la escuela, pueden realizar sus actividades productivas con mayor holgura, hacer su casa y acumular activos. Aunque estas acciones se realizan con la finalidad de obtener empleos e ingresos para vivir mejor y reforzar el modo de vida; estas posibilidades y expectativas deben enfrentar un proceso1 en el que existe una alta probabilidad de que la propia migración pueda también terminar con ellos (cruzar el desierto, endeudarse, costos emocionales, muerte, cuidarse de la migra), en cuyo caso el hogar también se expone a quedar más deprimido en razón de que los migrantes son de edades potencialmente productivas y suelen poseer mayor calificación. A pesar de esto, la familia realiza la migración con la idea de proveerse elementos que refuerzan sus condiciones y su modo de vida; de forma inmediata (construcción, compra o remodelación de casas, equipamiento, autos, herramientas, animales), como previsión (ahorro, pequeños activos), y de largo plazo (educación de familiares, activos de mayor valor, talleres, conocimientos). Asimismo, estas acciones aunadas con las que realizan los familiares en sus lugares de origen, promueven generales en la comunidad.


Los cambios ocurren a nivel de percepción, mentalidad, desarrollo de capacidades y provisión de activos productivos; de corto, mediano y largo plazo. Los pobladores al entrar en el proceso migratorio, son ya por ese hecho otras personas; los traumas del cruce, las deudas contraídas para migrar, el dolor en sus familias, y demás, producen en ellos una mentalidad distinta. Si bien algunos de estos elementos solo mejoran la calidad de vida en el corto plazo, la adquisición de conocimientos, habilidades, ahorros financieros, y activos, aunados a la nueva mentalidad, son elementos de largo plazo que realmente contribuyen a que el hogar pueda soportar momentos de shocks económicos y no sucumbir ante ellos, a hacer menos vulnerable su modo de vida.


No obstante, existen fuertes críticas sobre este argumento, aunque éstas contrastan entre sí, en función del enfoque teórico. Por ejemplo, los trabajos pioneros de los años 70´s, realizados en diversas comunidades y estados del país, generalizaron que la migración fomentaba la diferenciación de clases sociales en los lugares de origen, ya que los hogares recibían ingresos en monto alto o bajo según fueran migrantes o no, generándose un conflicto de desigualdad. En estos estudios resalta la formación de un círculo vicioso de mayor migración en la comunidad de origen. La migración fomenta la concentración de la tierra, el ganado y el capital; las remesas por su parte se destinan al consumo conspicuo. La conclusión es que la migración internacional drena los recursos de las comunidades y que si bien existen mejorías, éstas son cosméticas y de corto plazo, pero que finalmente las condiciones estructurales que promueven la migración no se ven beneficiadas (Mines, 1981; Reichert, 1981; Dinerman, 1983; Wiest, 1979; Hulshof, 1991; Stuart and Kearney, 1981). En el otro gran planteamiento, surgido después de los años 80´s, los estudios destacan el potencial de aprovechamiento económico y productivo de la migración como proveedor de las remesas internacionales y su efecto en la generación de mejores condiciones de vida a nivel local, por dos vías: invirtiendo estos ingresos en las actividades productivas, e incluso con el simple hecho de gastar las remesas, ya que se forman efectos multiplicadores de ingreso que fomentan vía nuevo consumo la formación de opciones productivas dentro o fuera de la comunidad, según la fortaleza de los vínculos sectoriales de los lugares de origen (Taylor, 1995; Adelman, Taylor y Vogel, 1988; Yunez, 2001; 2000; Rozelle, Taylor and Brauw, 1999; Lucas, 1985). En éstos, aunque se reconocen efectos negativos iniciales de la migración sobre la producción local, enfatizan que las remesas compensan en el largo plazo y en exceso el efecto negativo inicial de la emigración.


En ambos planteamientos, aunque son ampliamente aceptados muestran amplios contrastes y limitaciones, ninguno de ellos permite realmente saber en qué aspectos hay mejoría, o quienes de la comunidad realmente son los perjudicados, no se refieren a nadie en específico; representan a un migrante ausente, un migrante sombra e implícito. Hablan de la migración, pero omiten a los migrantes en sí, o se refieren a ellos como sujetos homogéneos que deciden migrar sobre la comparación de costos y beneficios, o simplemente se dejan llevar por los efectos de la crisis, los problemas locales o la necesidad económica; sin oponer ninguna resistencia. No se les reconoce casi ninguna influencia sobre estas fuerzas externas; son visiones de la migración que omiten la intervención de actores sociales adicionales, intereses personales, familiares, grupales y comunales en esta toma de decisiones, dejan de lado el mecanismo de transmisión y la vivencia que ocurre alrededor de la migración; como señala un autor (Long, 2007: 42) esto realmente ayuda poco a explicar la incidencia que tiene el propio actor en sus procesos. Por otro lado, esta omisión del actor y la homogeneización consecuente, ocurre justamente en tiempos en que la migración se diversifica, así como sus efectos sobre los lugares de origen; dando como resultado el registro de efectos similares para los sujetos, hogares y comunidades.
En este trabajo consideramos que la construcción de un mejor modo de vida, vía la ampliación y mejoramiento de las capacidades por medio de la migración se da de formas que están más allá de la provisión de conocimientos técnicos, remesas o redes sociales. Las propias vivencias externas que experimentan los migrantes, son factores coadyuvantes. Bajo estos pretextos, esta investigación, pretende analizar la forma en que la migración internacional puede contribuir en la mejoría personal, del hogar y la comunidad, mediante su aporte en la consecución, ampliación y mejoramiento de sus capacidades; por la vía de la obtención de ingresos, conocimientos, habilidades técnicas, sociales y demás. Componentes específicos que refuerzan los modos de vida. Por medio de la voz del actor, y centrados en la forma en que los hogares construyen sus modos de vida, intentamos abonar en el estudio de la migración, enfocándola como un medio de ampliación y mejoramiento de los elementos que contribuyen a reforzar los modos de vida, tanto de migrantes como de hogares. Para ello se toma como referencia una comunidad zapoteca enclavada en la Sierra Sur oaxaqueña. En ésta se aplicaron cuestionarios a los jefes de hogar en poco más del 35% de hogares, y alrededor de 40 entrevistas a profundidad a migrantes activos, retornados y pioneros. El trabajo de campo inició a finales de 2009, aun se sigue recolectando información complementaria.

La construcción del modo de vida

Un modo de vida ordinario tiene componentes que resienten las condiciones externas e internas de manera diferente, según la época del año e incluso entre sus propios integrantes (mujeres, ancianos); se distinguen los modos entre sí, según la posesión y calidad de estos componentes, así como de las acciones concretas que de ellos derivan (Yunez, Taylor y Becerril, 2000). Los componentes incluyen todas las capacidades de sus integrantes, los activos productivos tangibles e intangibles que poseen (social, humano, físico, financiero y natural), y las actividades que realizan en su intención de proveerse sus medios de vida; todo mediado y enmarcado por las instituciones y las relaciones sociales en el contexto (Chambers y Conway, 1992).


Algunos hogares de forma perene mantienen modos de vida frágiles porque poseen de manera limitada algunos componentes, o tienen suficientes pero su institucionalidad no les permite desplegarlos a plenitud, y siguen sufriendo los riesgos y peligros de su entorno (climáticos, económicos, políticos). No obstante, estos últimos tienen ventajas ya que pueden realizar acciones para saltar a sus instituciones o desplegar sus capacidades en el medio externo.

Dado que los riesgos para un hogar se presentan en diferentes y particulares meses del año, de acuerdo con el esquema y la disposición de activos, se pueden llevar a cabo ciertas actividades según los riesgos a enfrentar. La ampliación del stock de estas capacidades y su mejoramiento en calidad, permite que un hogar mejore la forma en que vive al enfrentar de mejor manera sus riesgos. En general, la diversificación de formas de vida para incrementar sus capacidades, soportar de mejor forma las adversidades y proveerse mayor bienestar, los integra en un proceso de construcción de un modo de vida más sostenible que supera su modo de vida ordinario, del cual a lo mucho obtienen la subsistencia. Éste se conseguirá hasta que el hogar con sus recursos y actividades, sea capaz de hacer frente y recuperarse de momentos duros de crisis económicas y al mismo tiempo puedan mantener o mejorar sus capacidades (Chambers and Conway, 1992:6). Cuando esto ocurre, aunque sea en un solo hogar, la comunidad mejora como un todo (Russell, 1985).


Cada uno de estos activos técnicos, productivos, sociales y humanos, tiene a su vez componentes que lo determinan. Por ejemplo, podemos apreciar en la figura 2, que el capital humano se relaciona con la nutrición, la educación, los conocimientos y las habilidades. La capacidad social, tiene que ver con las conexiones de amistades, compadrazgos entre otros. El capital físico, se alienta con la posesión de herramientas, técnicas, tecnología. Los demás tienen que ver con el manejo equilibrado de sus recursos naturales (bosques, ríos); así como los hábitos de ahorro, y la capacidad de acumulación que desarrollan hogares e individuos.  
 
Figura 2.- Componentes de los recursos del hogar


Capital humano

 

Capital social

 

Capital técnico

 

Capital natural

 

Capital financiero

Nutrición
Educación
Conocimientos e habilidades
Capacidades diversas

 

Redes sociales
Parentescos
Apoyo mutuo
Mecanismos de participación en toma de Decisiones

 

Infraestructura productiva
Transporte
Vehículos
Energía
Herramientas
Tecnología

 

Tierra
Agua
Bosques
Vida Silvestre
Biodiversidad

 

Ahorros
Crédito
Transferencias
Pensiones

Fuente: bibliografía diversa

El modo de vida bajo el cual subsiste una familia que emprende labores de migración, es más diverso y ampliado en capacidades; por el simple hecho de integrarse a la migración, incorporan nuevas actividades, ingreso, conocimiento, habilidades, actitudes y visiones; aunque incluyen riesgos adicionales. Previo a la migración, es frecuente que no completen la subsistencia localmente, y que no desarrollen su potencial productivo ante las carencias de recursos para invertir, que no alcancen a comprar maquinaria, que las plagas o la comercialización se encuentra fuera de su alcance. De este modo, la migración internacional como parte de esa diversificación de acciones provee ingresos, pero además en su papel de lazo conector entre múltiples realidades, riesgos y requerimientos (sociales, laborales, culturales) por las que se mueve el migrante en su ir y venir, adicional a las que debe enfrentar su hogar (deudas, soledad, abandono, temores); tiene una importancia central porque cada uno de estos procesos tiene sus propios efectos en el migrante y en su hogar. Los efectos directos e indirectos se aprecian en cada elemento de las capacidades y en la forma en que se muestran de manera concreta en la cotidianidad y las acciones que unos y otros realizan.

 

La migración internacional en San Miguel: la vivencia interna 

A mediados de los 80´s, la migración internacional comienza a tomar forma, en esta comunidad, no había caminos, ni autos, ni transporte. El camino hacia Miahuatlán, era una vereda pedregosa que se fue haciendo al paso de las bestias de carga2. Quienes tenían recursos hacían sus casas de barro o adobe con techos de lámina, los demás construían con tablas, tejamanil, o barro y resina con carrizo, techos de madera o cucharilla (palma gruesa). La casa de barro y techos de lámina era un anhelo para los migrantes nacionales e internacionales; señala la gente, “estar lejos es… una chinga… Yo fui al corte de pepino, jitomate [Sinaloa]…Íbamos porque había necesidad y no queríamos vivir para siempre en una casita de resina con zacate…queríamos tener por lo menos una casa de lamina, con eso nos contentábamos” (Gloria Hernández). Otro, menciona que “con el dinero del norte hice mi casa de lamina, invertí 8000 pesos, ya vivo mejor” (Juan Hernández). En estos años, la albañilería, carpintería, panadería, la realizaban solo algunas personas, los demás buscaban otras formas; sacar arena, piedra y grava del río, traer ocote, madera y leña del cerro, cal de piedra y copal para vender o cambiar. Otros, “quienes tenían sus ranchos cerca del río, pescaba camarones, chacales, langostinos, peces y ranas, que luego vendían en el pueblo... mucho antes de la migración, aquí y en los ranchos vecinos, no se pagaba con moneda, era puro cambio de cosas” (Ponfilia Pacheco).

A los mozos del campo les pagaban con maíz y frijol. El trabajo agrícola tenía alta valoración, en razón que este proveía sus alimentos, ante las limitaciones de recursos, la gente desplegaba su ingenio para combatir con trampas caseras las plagas (zanate, costoche y comadreja) que se comían los elotes; en cambio para sortear los malos tiempos (lluvias, viento, granizo, escasez), realizaban diversos rituales divinos. Las actividades locales daban para vivir, aunque limitadamente; después nuevos hogares que años antes se localizaban en el cerro se asentaron en la comunidad y la situación se fue tornando peor. No obstante, la gente resistía y enfrentaba sus carencias según sus recursos, pero terminó por salir en busca de mejoras a su vida; después los que regresaban, se llevaban a alguien más. Una señora menciona que su esposo [Javier Jiménez] “viendo la necesidad y que nomas teníamos una casa de madera en el rancho…se fue al norte, ya hizo la casa aquí y compro un terreno…invirtió como $40000, compró lo de la cocina, refrigerador, camas, trastes y muebles…ahorita los niños ya tienen su ropa, su calzado, hay suficiente para comer….” Otros migrantes como Javier Hernández, Luis y Eleuterio Pacheco se fueron a EU, para pagar deudas, propias y del padre, que había contraído para sufragar una mayordomía; pedir fiado y prestamos de alimentos, bienes, o dinero, es un recurso que la comunidad utiliza para resistir sus carencias. El ingreso a la migración, está llena de sentimientos encontrados; por ejemplo, unos tenían necesidad pero enfrentaron la nostalgia de dejar a sus hijos pequeños, para don Vicente Jiménez  “acordar la partida, es importante por el riesgo, también porque es triste, no se sabe si regresaras…se ocupa bastante comprensión y ayuda…cuando me iba, la reacción fue dura para ella porque la niña tenía 2 meses de haber nacido ya cuando vine ella tenía más del año…” Una madre nos comenta que “mi mama no quería que me fuera y dejara a mi niño, ni mi esposo quería que me fuera para allá por el peligro que uno corre como mujer al cruzar, pero a mi manera también busque el medio de convencerlos y me fui…” (Francisca Juárez).

La familia y lo divino influyen todo el proceso migratorio; llevarse la bendición de todo el hogar es importante, sopena de recibir castigo divino, y porque las deudas contraídas se asumen como responsabilidad familiar. De este aspecto deriva que los migrantes se comprometan a trabajar duro, aprender, construir la casa, enviar los hijos a la escuela y comprar activos, para no depender por siempre de la migración. Aunque esto inicia con las previsiones para su familia; por ejemplo, Carlos Pacheco dejo dinero, leña y maíz en su casa “para que se la pasaran mientras mandaba dinero”. Otras previsiones son de carácter religioso, como a don Gilberto Hernández a quien su familia lo llevó a la iglesia para pedir que no le fuera a pasar algo malo, él mismo comenta que en el cruce se perdieron como 6 personas y “no supimos donde quedaron…si no me hubieran llevado a la iglesia quien sabe cómo me hubiera ido…” De los que se fueron sin pedir la bendición de su familia y de Dios, recibieron su castigo, señalan los familiares que a nadie que falte al respeto a su religión, se le puede ayudar o pedir por él: 


Una vez que mi marido se fue así nomas, le fue mal, lo echaron, se salió como si fuera a un mandado aquí cerquita y dijera ahorita vengo. No hizo el rezo y pues lo regresaron, a los diez días ya estaba aquí de vuelta; no pidió y no le dieron permiso para pasar…

 

Allá en el norte: la vivencia externa            

Los migrantes de San Miguel, después de saltar los inconvenientes, cuando llegan a EU encuentran una vida diferente. Trabajar para vivir, peligros, racismo, humillaciones, pagos menores a los que les platicaban; sobre todo, los migrantes que iniciaron su migración después del año 2000. A los migrantes pioneros los patrones hasta les prestaban donde vivir (Gerardo Jarquin), a los panaderos, les pagaron los gastos de cruce; ahorraban lo de la renta y enviaban más recursos a su hogar. Ya no es así, el hecho de que cuando a los nuevos migrantes en la comunidad les invitaban a migrar les decían de trabajos fáciles, allá encontraban trabajos pesados de todo el día. Nuevas situaciones, tratos; no obstante esto mismo ha contribuido a despertar en ellos una conciencia de acumulación de activos productivos para traerlos a casa y no depender siempre de la migración. Bajo estas condiciones, han tenido que aprender a adecuarse a las formas de vida en EU, haciendo esfuerzos y soportado humillaciones; “allá se sufre por el idioma y que las primeras humillaciones se dan en el empleo cuando te hablan en otro idioma y no lo entiendes” (Elena Hernández). Aunque les le favoreció estar en otro clima, en otro ambiente “pude conocer otra gente con otros idiomas, gustos y costumbres, me acomode y alcance a comprar un terreno en el pueblo” (Filiberto). Otros migrantes debieron acostumbrarse a trabajar sábados y domingos, así como realizar labores domésticas (cocinar, lavar ropa), que antaño no hacían y aguantarse sin ver a la familia (Gerardo Jarquín). Para otro migrante, la llegada a EU, fue difícil en lo que se acostumbró al clima, al idioma y porque no conocía gente, señala que la misma necesidad lo hacía unirse con otros para informarse de trabajo, peligros, conforme paso el tiempo se fue acostumbrando y termino por aprender a convivir con la gente (Vicente Jiménez). Los migrantes se acomodaron y aprendieron a trabajar en equipo. “entre varios realizábamos diferentes tareas, era bonito ver que entre todos nos ayudábamos ante cualquier incidente que se presentara, no era como aquí en el pueblo” (Heriberto Díaz). Narran también que como en los trabajos de EU, les pedían la mica, aprendieron a obtener una chueca mediante el mismo patrón (contratista, empleador), y algunos compañeros que ya sabían cómo hacerle (Genaro Bautista, Rafael Díaz). La preocupación de mantener su trabajo les hizo desarrollar hábitos de horarios estrictos, o perder el empleo y tener que salir a buscar al campo (Guillermo Agudo). Otros tuvieron primeras impresiones de zozobra; les robaron su herramienta de carpintería y cosas de la cocina que querían traer para México a su retorno; después de eso vivieron con desconfianza, pero fueron más cuidadosos de su persona. 
En un segundo momento apreciado en la mayoría de migrantes, se advierte la idea de migrar para acumular activos (productivos y sociales) más allá de la subsistencia, y esfuerzos de emprendimiento adecuados a lo que saben hacer. Algunos se iban nomas para seguir ahorrando, comprar cosas como televisiones, refrigerador y muebles, mejorar la casa; de tablas a concreto, “lo que enviaba los ahorraban mis padres, apenas estoy viendo en que los invierto” (Heriberto Díaz). Un migrante joven narra que regreso para EU porque quería comprar su casa, terreno y sobre todo herramienta para su panadería (Carlos Pacheco). Otro lo hizo para levantar una segunda planta en su casa, ampliar su negocio de ropa, comprar una camioneta, que le sirve para transportar la ropa, acarrear madera, leña y otras cosas a su ranchito (Raymundo Jiménez). Igual paso con Floriberto, quien posteriormente ya fue para ahorrar y comprar herramientas especificas. Otros como Eleuterio Pacheco, siguió yendo para poder cumplir un cargo de mayordomía grande, cuyo gasto aproximado es de treinta mil pesos.


En cuanto a las remesas, podemos notar que los envíos posibilitaron acrecentar las capacidades productivas del hogar. En la comunidad, 90% de hogares con migración las reciben en el año 2009; la muestra captó un monto total de $1 247 100.00 (un millón doscientos cuarenta y siete mil cien pesos), equivalente a $3 341 747.32 (tres millones trescientos cuarenta y un mil setecientos cuarenta y siete pesos) para toda la comunidad. Alrededor de 63% son remesas nacionales ($787 300. 00 pesos); el 37% restante son remesas internacionales ($459 800. 00 pesos, $13.00/dólar). Los hombres remiten 85% de las remesas; aportan el 80% de las remesas nacionales y el 92.6% de las internacionales; los jefes aportan la mayor cantidad, muestra de su compromiso.

Tabla 1.- Generación de remesas en 2009, según tipo

 

Remesas totales

Remesas nacionales

Remesas internacionales

Parentesco

N

Ingresos

%

n

Ingresos

%

n

Ingresos

%

Jefe

21

815600

65.4

11

528400

67.1

10

287200

62.5

Jefa

3

66400

5.3

3

66400

8.4

0

0

0

Hijo

54

365100

29.3

34

192500

24.5

20

172600

37.5

Total

78

1247100

100

48

787300

100

30

459800

100

    Fuente: Elaboración propia

 

Alrededor del 27% de las remesas se gastaron en alimentos, 40% son destinadas a construcción y reparación de la vivienda, 4.5% se gastan en compra y reparación de vehículos, 10% se destinaron al sostenimiento, inicio u inversión de negocios, 13% se destina al ahorro, 13% a la educación y 1.7% en gastos médicos y medicina. A la comunidad la han apoyado por medio de sus familias quienes cooperan para las fiestas, asumen las mayordomías y financian algún gasto relativo; esto también es capital.

El reflejo

En general, los aspectos que la migración aporta directa e indirectamente en el reforzamiento de los modos de vida en San Miguel, se sintetizan en la figura. Cada aspecto deriva de la propia voz de los actores. Algunos elementos son de carácter personal, como el aprender a ser muy cuidadosos en EU; pero esto mismo a su vez influye el comportamiento social, técnico u familiar. En la parte financiera, ahora existe mayor capacidad social de crédito, los activos logrados, la casa, los animales, el pago de sus deudas y la participación en sus fiestas, les da a los hogares y personas mayor crédito potencial; se nota en ellos un mayor emprendimiento empresarial, tienen más idea de hacer producir sus recursos, y han logrado comprar herramientas para las panaderías, la carpintería y los albañiles.

 

Figura 3.- Aspectos que favorece la migración en San Miguel


Capital humano

 

Capital social

 

Capital técnico

 

-Casas, propiedad, construcción, diseños
-Equipamiento de los hogares, refrigerador, tv, y demás
-Ampliación del horizonte personal, al conocer más gente, aprender otras costumbres, convivir con ellas, tolerarlas
-Tomar decisiones de riesgo, al asumir mayor responsabilidad familiar y personal, ya que un fracaso significa mayor vulnerabilidad económica, y un éxito menor presión.
-Asumir el dolor de la separación familiar, de la esposa, de los hijos, los bebes, y asumir el dolor que se queda en casa con la salida del padre
-Poder de negociación y argumentación equilibrada entre intereses familiares personales y religiosos
-Métodos para cuidarse, burlar la ley, obtener empleo con papeles falsos
-Aprender a conocer nueva gente para encontrar empleo, aprender a relacionarse, y mantener las amistades
-Vicios de retorno
-Juventud migrante en mayor medida e intensidad
-Falta de empleos.
-Añoranzas

 

-Mayor migración, los migrantes que se llevan más personas, con lo cual reflejan apoyo mutuo y mayor capital socia
-Pagar deudas, incrementar prestigio y capital social
-Incremento del apoyo mutuo, mayor conciencia y responsabilidad, tomar previsiones y aprender a planear, los recursos del hogar mientras se da la migración
-Comprensión familiar al cuidar de la familia, la siembra, la casa, el patrimonio y la presencia en las fiestas
-Mayor confianza de las parejas y la elaboración de proyectos conjuntos
-Incremento de la fe, la confianza y la red familiar
-Mayor alegría en el hogar por el dinero
-Sistema de cargos, las mujeres
Los chismes
Mayor valoración social
-Disolución familiar
-Atención consciente de la comunidad para reportar y cuidar su patrimonio ante vicios u problemas de los migrantes
-Mayor participación en tequios y asambleas
-Recomendaciones sociales de mayor conciencia

 

-Equipo técnico: carpinteros, panaderos, albañiles
Sistemas de riego
-Cría de animales de traspatio con enfoque comercial
-Trabajo en equipo, nuevas herramientas, horarios, métodos, hábitos
-Adecuarse a nuevas condiciones laborales, tratos, idioma, modos
-Adecuarse a nuevas formas de vida, lenguaje, humillaciones sobreponerse a decepciones,
-Realizar labores adicionales que antaño no hacían, lavarse la ropa, hacer su comida, etc
-Ser más cuidadosos personalmente, mayor responsabilidad personal dado que sus familias dependen de ellos

 

Fuente: trabajo de campo

Comparando esta figura con la de los elementos del modo de vida, apreciamos que efectivamente se está dando una acumulación de activos en el hogar y la comunidad; técnicos, humanos y sociales. Los migrantes son, jefes, hombres jóvenes en edades productivas, las experiencias migrantes, conocimientos y habilidades, sus experiencias emocionales traumáticas, y contrastes de vida en EU, están contribuyendo al deseo de aseguramiento de un mejor modo de vida local. Aunque resulta complicado determinar en sí que áreas serán las más desarrolladas en la persona, hogar o comunidad; pero en conjunto podemos ver que el proceso migratorio, les ha proveído elementos que impactan a todo nivel.

En 1999, la asamblea decidió arreglar con tequios, el camino hacia Miahuatlán, y desde 2005, la construcción de caminos a las rancherías de San Miguel. Los migrantes traen autos, camionetas e ideas de modernización, éstos presionaron en la asamblea para tal fin. Las casas de concreto aunque más caras, desde finales de los años 80´s, cuando retornaron los migrantes pioneros comenzaron a desplazar la construcción de barro con lámina; ahora más del 90% de las casas de la muestra son de concreto. Han surgido oficios ligados a la migración; por ejemplo la albañilería ha reforzado su papel, se abrió una línea de transporte público local (taxis y camionetas) a Miahuatlán, la carpintería ha tomado mayor impulso, en este caso algunas personas trabajan  sacando madera en los cerros. En la agricultura se aprecia que en algunos hogares existe apoyo financiero premeditado del migrante, en otros, los padres toman dinero de las remesas para mantener activa su tierra. Algunos migrantes sostenían la actividad “…en veces no convenía en lo económico, pero era para tener mi tierra trabajando y que mi familia tuviera maíz… es difícil, hay momentos de vientos fuertes o lluvias malas que me ha tocado perder toda la cosecha y no sacar nada” (Crescenciano Pacheco). El herbicida y los fertilizantes químicos se utilizan más, aunque la razón es técnica; “…entre 1973-1974 escuche del beneficio, luego me fui y compre tres bultos, no me alcanzo pal terreno pero abone una parte y la milpa se puso verde, verde. La parte sin abonar se quedo amarillosa, así como se puso de verde, así se cargo de mazorcas, desde allí comencé… antes de eso tumbaba y sembraba hasta 5 hectáreas del monte, después con el fertilizante con una hectárea o dos es suficiente” (don Floriberto). Algunos hogares han implementado inversiones en pequeños sistemas de riego con mangueras tendidas para verduras y hortalizas que luego venden en el tianguis de Miahuatlán. Antes, era costumbre que los hombres imponían las cosas que se iban a hacer, la mujer no tenía participación ni voto, no se les permitía que se comunicaran entre sí, en la plaza u el mercado. Con la migración y la repetición en la prestación de cargos, a partir de 2002, la asamblea determinó que éstas prestaran servicios menores (comités de escuela, centros de salud, la iglesia). Aunque no dejan de pagar la factura; dado que la migración es casi masculina, es común que a las mujeres que se quedan solas, se les construyan chismes, sobre todo cuando salen a vender o hacer sus mandados. Cuando sus familiares se enteran dejan de enviar remesas y nacen problemas familiares; esto mismo las hace desear que el esposo se quede mejor en casa. 

A nivel de hogar, se observan cambios en la ampliación de las capacidades humanas y productivas; en salud vía la nutrición, en la educación familiar, acumulación de activos como talleres, panaderías. El mejoramiento vía educación, es impulsado en casi toda la comunidad porque tienen la creencia de que esta genera un beneficio general. La idea de mandar los hijos a la escuela era un argumento para migrar; como señala doña María “antes estábamos muy pobres y no teníamos como mandar estudiar a los hijos, ahora ya dos tenemos en bachillerato”. Igual, hizo con don Argimiro quien migró “para que mis chamacos pudieran ir a sus estudios”. En general existe conciencia de que a la comunidad le hace falta gente con estudios que guíen a los demás, y que los cargos sean tomados por “la gente que sabe cosas, manejar compus, tomar decisiones y que sean sociables y buenas gentes” (Luis Pacheco). Los migrantes, opinan abiertamente que debe darse preferencia a la educación, y que los hogares manden a sus hijos a la escuela, que dejen de llevarlos al campo. Opiniones mediadas por su proceso migratorio, que incluye los traumas del cruce, el choque con las formas  laborales, sociales y culturales en aquel país; esto les influye una visión diferente sobre el uso de sus recursos productivos, entre ellos la formación de sus familiares.

La migración también se relaciona con aspectos desfavorables que derivan indirectamente de los propios objetivos iniciales de migración. La migración aun con peligros, tiene resultados materiales concretos, la gente los puede ver, así como aprecia las prácticas, actitudes, y usos que hacen de estos resultados; aunque la intención de comprar la casa el carro, el equipamiento o la participación en las fiestas, no sea para hacerse notar, así ocurre. Igualmente es visible que la migración permite una mejoría en la forma de vida, y en la adquisición de activos que podrían redundar en un mejor modo de vida. Así, mientras no haya una fuente de ocupación, proyectos o formas de vida que provean las necesidades del hogar, la migración seguirá siendo una elección primaria en las formas de vida actual en la comunidad. El deseo de poseer una casa y equipamiento, aunado al hecho de su manifestación, ha provocado que las viviendas se puedan distinguir entre sí. Los migrantes poseen en mayor proporción casas de pared y techos de concreto, son viviendas más grandes, de mayor valor y equipamiento; los de migración internacional poseen equipamiento en mayor proporción y una mayor proporción del valor total de estos activos. En posesión de animales, utilizado como ahorro, resalta que los animales de mayor valor como las vacas, son propiedad de los hogares con migrantes nacionales. Los hogares con migración internacional gastan en animales alrededor de un cuarto de lo que gastan los hogares de migración nacional. Los burros y las mulas, son de uso agrícola, así que son más abundantes en hogares con migración nacional y sin migración. Otros animales como los chivos, guajolotes y gallinas, se relacionan más al consumo doméstico y festividades, en ese sentido se encuentran más repartidos entre los hogares. Otros efectos adversos se refieren al vivir allá queriendo estar acá; “…me siento vacía en EU, aunque soy muy feliz con ellos [su familia], estoy lejos de mis padres y eso me hace llorar, soy infeliz porque no puedo estar cerca, no estoy completa mi esposo e hijos están allá, tengo papeles… pero por años no he pasado una navidad con mis papas...” (Helena Hernández). Alberta nos comenta otra situación ampliamente representativa; nos dice que su esposo “sigue yendo al norte porque ya le gusta ir, porque le gusta su trabajo…” La señora le reclama al esposo “yo le digo que ahora que ya tiene tiempo allá, como que ya nos dejamos un poco, ya estoy acostumbrada a estar sola, vivir y dormir sola” [risas tristes]. Algunos migrantes cuando regresan se les ve emborrachándose, otros tratan de hacerse notar hablando medio en ingles, aunque solo sepan poco. No obstante, son dispuestos y cooperativas a las labores de la comunidad, vienen con más ganas de poner un negocio (Graciano Pacheco). También, los hogares disponen de dinero, con eso compran lo que necesitan y algunos dejan sus terrenos de siembra o los prestan, se comen las remesas, no ahorran y los migrantes deben seguir migrando. Al mismo tiempo que la migración se vuelve más peligrosa y cara, la juventud cada vez se interesa más en migrar, aunque los propios migrantes no recomiendan esta actividad.

Comentario final

En San Miguel, los hogares intervienen en el proceso migratorio, aun contra sus traumas, se percibe que ésta favorece mejoras personales, familiares y comunales; y aunque no sea aceptada con gusto, se tolera como un medio de construcción de un mejor modo de vida. La forma en que los hogares aprovechan los beneficios y enfrentan sus riesgos, determina el tipo de reforzamiento que se aprecia en sus modos de vida y en consecuencia el tipo de nuevo modo de vida. Pero es complicado que los migrantes por si solos puedan aprovechar sus potenciales, en este sentido es necesario que algunas acciones institucionales sean conjuntadas para potenciar los esfuerzos que ya realizan los migrantes y sus familias; por ejemplo, algunos migrantes activos, señalaron que de ser posible pondrían algún proyecto productivo en la comunidad, similar a lo que hacían en EU, pero que les hace falta recursos. Algunos migrantes retornados traen consigo estos elementos referidos en el cuadro, por lo que creemos que constituyen una buena oportunidad para que las instituciones que promueven el desarrollo económico en la entidad, los tomen en cuenta. Como ellos mismos relatan, ahora saben hacer cosas que antes no, tienen más confianza y responsabilidad en lo que hacen, se dan cuenta de qué tipo de herramienta, maquinaria, medio productivo o proyecto en específico requieren para determinada tarea.

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1 Llamamos proceso migratorio a todo el proceso que sigue un una persona desde que decide migrar; el permiso de su hogar, los prestamos de dinero, el cruce, la vida en EU, los reclamos familiares.

2 Miahuatlán es la cabecera distrital, se localiza como a 20 km, su tianguis semanal constituye el centro mercantil regional más importante en esta región de la Sierra Sur oaxaqueña. En promedio son tres horas de caminata, más el retorno.

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