ANÁLISIS DE LOS FACTORES QUE IMPIDEN LA SUSTENTABILIDAD HÍDRICA

Cruz García Lirios

Mediatización

Los estudios comunicológicos de la mediatización


Los estudios comunicológicos de la mediatización se han configurado en tres tradiciones a partir de los efectos, la recepción y la socialización de los medios masivos de comunicación (Ibarra, 2001; Pineda, 2007; Fernández, 2010). La diversidad de teorías, métodos y técnicas de investigación permite la construcción de modelos integrales en los que se complementarían los conceptos tales como; los contextos (settings), encuadres (framings), intensidades y direcciones (primings) de los mensajes (McCombs, 1997). Es decir, los medios de comunicación influyen sobre la opinión pública a través de la mediatización (Serrano, 1986: p. 16). Los medios tienden a difundir más imágenes que conceptos (Sartori, 1997). Se trata de procesos periféricos de recepción, aceptación, decisión y consumo afectivos más que procesos centrales racionales (Petty y Cacioppo, 1986a; 1986b). Una representación racional del entorno y de sí mismo sería el antecedente de la persuasión (Cacioppo, Petty, Feng y Rodríguez, 1986; Cacioppo y Petty, 1989; Briñol, Gallardo, Horcajo, De la Corte, Valle y Díaz, 2004). Si el impacto de la información sobre los estilos de vida es indirecto (Gunter, 2008), la mediatización regula el impacto de los hechos sobre la identidad (Figueras, 2008). Al tergiversar los eventos, manipular las situaciones o fragmentar los hechos, los medios de comunicación moderan el impacto de los hechos sobre las decisiones públicas y privadas (Alcoceba, 2004). Se trata de la mediación social que emerge ante las asimetrías de intereses como factor de cambio intercultural (Sobrados y Muños, 2009).


En América Latina, la mediatización se estudia desde tres orientaciones; la europea histórica filosófica, la norteamericana positivista sistémica y la europea semiótica estructuralista. León (2001) plantea tres dimensiones derivadas de éstas orientaciones.

A partir de los estudios referidos, la mediatización puede ser definida como la industrialización, producción, difusión, recepción e identidad en torno a mensajes sobre sustentabilidad para la formación de opinión pública que minimiza o maximiza la interdependencia entre las situaciones de los recursos y los estilos de vida.
Los estudios mediáticos de la sustentabilidad
Los estudios mediáticos de la sustentabilidad han demostrado las relaciones indirectas entre las situaciones ambientales y los estilos de vida (Fernández, 2010). Es decir, han establecido las diferencias significativas entre los actores, las asociaciones entre los encuadres y los actores, así como la predicción de la participación a partir de settings, framings y primings.


Contextos (settings)


La naturaleza esta mediatizada por diversos contextos significativamente diferentes. La naturaleza puede ser representada como un contextos de salud o turismo (Ruíz y Conde, 2002), ciencia, academia, política, agricultura, derecho, industria o comercio (Cataldi, 2004), concienciación, gestión o contaminación (Cheng y Palacios, 2009), desastres, radioactividad, socioeconoía y enfermedad (Cortés, Aragonés, Sevillano y Amérigo, 2004), nacionalismo, naturalismo, expansionismo, catastrofismo, sostenibilismo, territorialismo, economismo y legalismo (Tabarà, Costejà y Woerden, 2004), nacionalismo, regionalismo, localismo, antrópismo, abiótismo, biotismo (González, Pombo, Méndez, Espejel y Leyva, 2011), clima, energía y agua (Mendez, 2007).
Los contextos incluyen actores tales como; comunidades, funcionarios, ecologistas o expertos. Los contextos y los actores están relacionados directa y significativamente.  Comunidad con desarrollo y bienestar. Funcionarios con desarrollo, sustentabilidad, libertad y solidaridad. Ecologistas con sustentabilidad y libertad. Expertos con desarrollo y solidaridad. (Cheng y Palacios, 2009). Incluso, los contextos determinan las acciones de los actores. Las situaciones del acuífero, las tarifas, el abasto y la restauración inciden en las manifestaciones de demanda (Becerra, Sainz y Muñoz, 2006).
Encuadres (framings)


La naturaleza esta mediatizada por una heterogeneidad de encuadres. Plan hídrico, energía nuclear, fiebre aftosa, radiaciones y vacas locas (Cortés, Aragonés, Sevillano y Amérigo, 2004), perceptibilidad, racionalidad, moralidad y prescriptividad (Tabarà, Costejà y Woerden, 2004), deshidratación, riesgos, muertes, tarifas, cortes y cobros indebidos (Mendez (2007) protesta ambiental (Jiménez, 2005),
Intensidades y direcciones (priming)


Finalmente, la naturaleza ha sido mediatizada a partir de diferencias en intensidad y dirección. Briñol, Gallardo, Horcajo, De la Corte, Valle y Díaz (2004) con una muestra de 73 estudiantes de Madrid, España establecieron, a través del parámetro F de Fisher, las diferencias significativas entre los pensamientos favorables y/o desfavorables de receptores de priming débiles y fuertes (F = 10,35; p < .01), la recepción del priming débil propició más pensamientos desfavorables que el grupo receptor del priming fuerte. Respecto a interacción calidad del mensaje y auto afirmación (F = 3,18; p = .07), los priming débiles incidieron más en la autoafirmación que en el grupo control. Mateu y Rodríguez (2011) con una muestra de 139 noticias demostraron, a través de un análisis de contenido, las similitudes entre los contextos nacionales y locales en torno a la cobertura de un área protegida. Tales convergencias activaron el priming en la opinión pública tanto nacional como local.


A partir de los estudios citados, la mediatización sustentable puede ser definida como la recepción de contextos (setting), encuadres (framing), intensidades y direcciones (priming) en torno a las noticias de escasez o abundancia, abasto o desabasto, fugas o reparaciones, ahorro o dispendio, sanciones o incentivos, decremento o aumento de tarifas.


Los estudios representacionales hídricos


Los estudios representacionales hídricos han construido la interdependencia entre la naturaleza y la humanidad, entre las situaciones ambientales y los estilos de vida. En el desarrollo local de las comunidades rurales y los barrios urbanos, el agua es percibida como un recurso fundamental (González, 2007). En los barrios urbanos, las emisiones de CO2 son el principal factor de movilización en Europa (Jiménez, 2003) y el desabasto de agua potable es el primer factor de preocupación urbana en México (Gutiérrez, Gómez, Jackson y Manjarrez, 2000). El abasto irregular de agua es un factor de conflicto en los barrios periféricos de las urbes (Sainz y Becerra, 2003). En el caso de las tarifas, un incremento incentiva su ahorro en todo tipo de estrato social (Aitken y McMahon, 1994). No obstante, es la dimensión de la casa habitación la que determina su cuidado (Corral, 2003). Incluso, la representación del hogar influye en la percepción de seguridad y confort (Mercado y López, 2004). Sin embargo, las representaciones de abundancia propician el dispendio y las creencias de escasez influyen en el ahorro (Rodríguez, Melo, Sánchez, García y Lázaro, 2002).


A partir de los estudios aludidos, la mediatización hídrica puede ser definida como las creencias de escasez o abundancia, abasto o desabasto, fugas o reparaciones, ahorro o dispendio, sanciones o incentivos, decremento o aumento de tarifas.


Los contextos (settings) de la mediatización hídrica


Los contextos (setting) de mediatización hídrica refieren a los sistemas de creencias que difunde la prensa.


Egocentrismo. Sería una creencia a partir de la cual se considera a la naturaleza como un conjunto de recursos para el consumo individual. La escasez de tales recursos implica un acaparamiento para garantizar el bienestar subjetivo. La mediatización consistiría en noticias que contextualizan el sufrimiento y la demandan de abastecimiento para un individuo excluido del servicio. La prensa contextualizaría apelando a las garantías individuales para incidir en la opinión pública en torno al derecho al agua, la equidad y la solidaridad. Los rotativos presionarían a las autoridades difundiendo fotografías que contextúan el acaparamiento de agua entre quienes están excluidos del servicio de agua potable. Mostrarían imágenes de confrontaciones verbales o físicas entre los habitantes y sus autoridades. Cuestionarían la impericia del Estado para resolver las problemáticas emergentes de la escasez de agua.


Clientelismo. Sería una creencia que supone un intercambio de intereses entre el Estado y los ciudadanos. La naturaleza se considera un recurso intercambiable en el que el Estado ofrece un producto o servicio a cambio de un apoyo o voto político. La escasez de los recursos se soluciona con la lealtad hacia el actor político que provee dichos recursos a cambio de apoyo electoral. Los rotativos contextualizarían evidenciado los mecanismos de fraude electoral en los que el abastecimiento de agua a las zonas excluidas es otorgado por algún partido o candidato a cambio de un apoyo incondicional en las elecciones.


Gubernamentalismo. Sería una creencia que sugiere el control de la naturaleza por parte del Estado. En este sentido, la naturaleza es un conjunto de recursos que pueden ser controlados mediante políticas públicas que redistribuyan la disponibilidad de dichos recursos. La escasez de tales recursos implica la creación, ajuste o radicalización de las políticas de extracción, transformación, distribución, cotización y consumo. Es decir, para garantizar la cobertura del servicio de agua potable, las autoridades diseñan tarifas, sanciones e incentivos para redistribuir el agua a los sectores excluidos del servicio. Los medios impresos contextualizarían difundiendo notas informativas sobre la responsabilidad del Estado en torno al desabasto y su compromiso de resarcir el problema para beneficio de los grupos vulnerables. Los diarios, contextualizan apoyando las políticas hídricas de financiamiento de un sistema de captación, extracción distribución, tratamiento y reutilización de agua superficial, subterránea y  fluvial. En este sentido, la inversión es la principal solución de las problemáticas de escasez, desabasto, contaminación, insalubridad y equidad. El Estado, desde la mediatización gubernamentalista, estaría obligado a garantizar el servicio de agua a quines más lo requieren pero sobre todo a quienes tienen los medios y recursos para pagar tarifas ajustadas a la disponibilidad y el financiamiento del sistema hídrico global hasta local.
Antropocentrismo. Sería una creencia que considera a la naturaleza como un conjunto de recursos disponibles a las necesidades y expectativas de las generaciones contemporáneas por ser estas quienes mediante la tecnología, lograron dominar a la naturaleza para su crecimiento, principalmente económico. La escasez de dichos recursos se soluciona con nuevas tecnologías y hallazgos científicos. Sin estar del todo conscientes, los medios impresos difundirían un contexto en el que los habitantes de regiones hídricas son los únicos que tendrían el derecho de disponer del agua para garantizar una vida de confort o al menos satisfacer sus necesidades básicas. Los periódicos reforzarían la creencia de abundancia de agua y el dispendio consecuente. Ante las problemáticas de escasez, la prensa considera que es responsabilidad del Estado garantizar el confort hídrico a sus ciudadanos.


Altruismo. Sería una creencia que incentiva la solidaridad entre los humanos en función de la escasez de recursos. Ante las desigualdades e inequidades, se activan mecanismos financieros de redistribución de los recursos que ayudaran a retardar los efectos de la escasez en los estilos de vida. Los periódicos contextualizarían difundiendo la creencia de escasez y conservación hídrica subsecuente. Los medios impresos mostrarían imágenes en los que la gente muere de deshidratación o por alguna enfermedad hidro-trasmitida. Las planas de los rotativos se ilustrarían de sequías que azotan los cultivos y la muerte de cabezas de ganado por la falta de agua. Acto seguido, la prensa difundiría una solidaridad hídrica que consistiría en compartir el agua entre quienes más lo necesitan. Estos mensajes se complementarían con imágenes de personas reparando fugas o ahorrando agua.


Ecocentrismo. Sería una creencia que plantea el equilibrio entre la disponibilidad de recursos y las necesidades humanas. En este sentido, el desequilibrio se soluciona planificando la economía, desincentivando la tasa de natalidad y regulando la explotación, transformación, distribución, consumo y reutilización de los recursos así como el reciclaje de los residuos en los procesos productivos. La prensa contextualizaría mostrando imágenes en los que se apelaría a la historia de las culturas que antecedieron a las modernas. Se trataría de imágenes que resaltarían la belleza de los valles, las cuencas y los ecosistemas antes de la modernidad. Los rotativos elaborarían frases en los que se evidenciaría la inconmensurabilidad de la naturaleza frente a los límites de la humanidad como una especie más que habitó el planeta, dominó a otras especies pero que al final sus mismos principios antropocéntricos los levaran a su extinción. En esta mediatización ecocéntrica, los datos cobran una relevancia fundamental para la persuasión y el cambio social, los periódicos mostrarían los resultados de investigaciones científicas en los que se evidencian cambios desfavorables para la preservación de la humanidad. 
Biosferismo.  Sería una creencia que propone el equilibrio entre la disponibilidad de recursos y las necesidades de las especies animales y vegetales. El desequilibrio se soluciona promoviendo nuevas culturas de sustentabilidad a partir de visiones étnicas. A pesar de que las tradiciones ancestrales de las culturas no modernas han sido soslayadas por la prensa, se difundirían relatos, anécdotas, historias y cuentos de las culturas que antecedieron a las modernas. Los medios impresos contextualizarían incluyendo cosmovisiones de culturas que consideraban al agua, los ríos y la lluvia como elementos de un solo entorno en el que todos los elementos eran hermanos de la misma madre naturaleza.


Hidrocentrismo. Sería una creencia que propone retardar los efectos de la escasez de agua sobre las necesidades humanas. Ante el inminente agotamiento de los recursos hídricos, se proponen estilos de vida austeros que desincentiven el consumismo de dichos recursos. Si el individualismo es una creencia que fragmenta, transforma y comercializa a la naturaleza, el hidrocentrismo es aquella creencia que vuelve a unir las piezas fragmentadas y llega a la conclusión de que el elemento esencial de la vida y su historia ha sido el agua. La prensa hidrocentrista contextualizarían denunciando el egocentrismo, pero sobre todo, promovería creencias que terminarían rindiendo culto al agua como elemento fundamental de la vida. Nuevamente, los datos cobran un relevancia especial al mostrar que muchos de los procesos de la vida están regidos por el agua. En tal sentido, los periódicos mostrarían imágenes, frases y discursos en los que el agua es el actor principal de una trama que parece ser real al incrementarse el cambio climático. 
Sensacionalismo. Sería una creencia que considera a la naturaleza como un recurso desperdiciado por la humanidad. Ante el cambio climático, inundaciones y sequías, los rotativos contextualizarían la muerte de la naturaleza y con ella la extinción de sus recursos afectando los estilos de vida de las especies vegetales y animales, principalmente, la humana. Las notas informativas tenderían a exagerar las cifras gubernamentales de disponibilidad hídrica y sus consecuencias en los grupos vulnerables. La prensa sensacionalista promovería la asistencia social a las comunidades rurales y los barrios urbanos excluidos del servicio de agua potable y drenaje. Incluso, presionarían a las autoridades a través de la cobertura de manifestaciones, protestas, mítines y confrontaciones de los habitantes afectados con sus autoridades. Un rasgo distintivo del sensacionalismo sería la falta de argumentos o fuentes de primer orden científico tecnológico en la elaboración de sus notas informativas. 


Oportunismo. Sería una creencia que considera a la naturaleza como un recurso subutilizado por la humanidad. En este sentido, los rotativos contextualizarían informando a la sociedad sobre el deterioro ecológico y los costos de oportunidad que impiden el desarrollo sostenido de la sociedad. Principalmente, la prensa enfocaría su crítica hacia el Estado como el responsable del deterioro ecológico y el estancamiento económico. Los periódicos se apresurarían a difundir la idea de que la sociedad esta perdiendo la oportunidad de crecer económicamente al aumentar los incendios forestales, las fugas en la red del suministro, las emisiones de CO2 y el cambio climático en general. Ante tales costos de oportunidad, los rotativos difundirían las políticas públicas que permitirían el desarrollo sustentable.


Amarillismo. Sería una creencia que considera a la naturaleza como un conjunto de recursos extintos cuyas consecuencias ya son sufridas en los barrios periféricos urbanos y las comunidades étnicas rurales. Los eventos históricos de gran magnitud e impacto en la sociedad tales como; la explosión del reactor nuclear de Shernovil hasta el de Fukushima, serían los principales ejemplos que la prensa difundiría a través de imágenes y gráficos para demostrar que el fin de la humanidad se acerca una vez que los recursos naturales tienen un grado significativos de deterioro y extinción. A diferencia de las anteriores creencias, el amarillismo no difundiría ninguna alternativa de solución. Incluso, sólo se avocaría a  pronosticar el fin de la humanidad.


Catastrofismo. Sería una creencia que consideraría extinta la interdependencia entre la naturaleza y la humanidad. Al extinguirse los recursos naturales, la prensa contextualizaría el fin de la humanidad e incluso la vida en general. Los medios impresos difundirían los últimos eventos en los que la humanidad utiliza las reservas artificiales que pretendieron suplantar a los recursos naturales. Se trata de noticias en las que los periódicos muestran los últimos momentos de las tecnologías artificiales que pretendieron suplantar a los recursos naturales. En efecto, ante la extinción de la tecnología, la prensa no difunde solución alguna. En su lugar, la prensa promueve nuevas formas de auto-extinción.
Indiferencialismo. Sería una creencia que invisibiliza a la naturaleza y con ello a sus consecuencias en la humanidad. Se trataría de una ausencia de contextualización. Los periódicos difundirían todo tipo de noticias no relacionadas con la naturaleza. Los mensajes incluirían imágenes y frases en torno a un mundo alterno en el que los recursos naturaleza son prescindibles. A pesar de que la humanidad es parte de la naturaleza, los medios impresos se encargarían de difundir la información necesaria para hacer creer a la sociedad que es un elemento externo a la tierra. Las notas estarían llenas de evidencias que demostrarían la extraterritorialidad de los humanos en relación al planeta tierra. 
Los encuadres (framings) de la mediatización hídrica


Los encuadres (framing) de mediatización hídrica refieren la ubicación del impacto del desabasto, fugas o tarifas que difunde la prensa. 


Personal. Ante el desabasto o abasto irregular los impactos son económico, social y cognitivo al aumentar sus costos de oportunidad. La reparación de fugas implicaría un tiempo que el individuo podría invertir productiva o culturalmente y un aumento de tarifas incidiría en sus finanzas personales. En este sentido, la prensa encuadra con gráficos el precio del agua en zonas acomodadas comparada con zonas marginadas. Los resultados muestran que la gente de escasos recursos destina el 30 por ciento de sus ingresos en la compra de un volumen y calidad exigua de agua. No obstante, os rotativos también difunden mensajes en los que se orientan las decisiones de compra de bienes raíces en los que el individuo que sabe tomar decisiones compra una casa o departamento en zonas que garantiza el abasto de agua. Incluso, la prensa encuadra sus notas bajo el principio de que los problemas hídricos pueden solucionarse recopilando la información, estableciendo los pros y contras, así como tomando la mejor decisión prospectiva que sería necesariamente racional. Es decir, los rotativos influyen en la toma de decisiones personales al sugerir el establecimiento de objetivos y el diseño de procesos y medios para obtener tales propósitos. El encuadre individual es aquel que facilita la información óptima para la toma de decisiones.


Residencial. La casa habitación es un lugar de confort y seguridad las cuales se ven seriamente afectadas si les falta agua, proliferaran las fugas o aumentaran considerablemente las tarifas. La prensa encuadra difundiendo las problemáticas de desabasto, fugas y aumento de tarifas y mostrando datos comparativos a partir de los cuales concluye que las casas ecológicas son más convenientes que las estándar. A través de los rotativos se difunden slogans acompañados con gráficos que demuestran la conveniencia de invertir en una residencia ecológica. Los rotativos encuadran la información que afecta la calidad y el confort residencial.


Barrial. Al estar segmentado el desabasto de agua en barrios centrales y periféricos son éstos últimos los que sufren el impacto de la distribución inequitativa del agua y la infraestructura deficiente o inexistente que propicia altos costos por fugas. Incluso, las políticas hídricas se dirigen a aquellos barrios marginales en los que el costo esta subsidiado pero que un breve lapso, los precios se incrementaran exponencialmente. Precisamente, es la periferia urbana la que ocupa la mayor cobertura informativa cuando de desabasto, fugas o protestas por el aumento de tarifa se refiere. La prensa encuadra sus noticias apelando al martirio de las comunidades rurales o al sufrimiento de los barrios urbanos.


Delegacional. En las urbes organizadas por delegaciones, como es el caso de la ciudad de México, las diferencias entre la disponibilidad hídrica son muy significativas. Entre más periféricas son las delegaciones más excluidas están del servicio de agua potable. En este sentido, el impacto del desabasto en cada demarcación afecta directamente el desarrollo local de las comunidades y barrios periféricos urbanos. El desabasto esta relacionado con una alta densidad poblacional que acrecienta la problemática. Las ciudades reciben a los migrantes rurales y adquieren un incremento en el precio unitario del servicio hídrico. De este modo, los periódicos encuadran sus diagnósticos de disponibilidad o cobertura comparando la sustentabilidad de ciudades modelo con las ciudades de las economías emergentes. Si fuera el caso, la comparación se realiza entre las mismas ciudades prosperas con las estancadas o atrasados del mismo país. Esto mismo sucede con las delegaciones, cuando los especialistas externan sus opiniones respecto al desabasto, fugas y tarifas, comparan las políticas hídricas exitosas de demarcaciones avanzadas frente a la pauperización de las delegaciones periféricas. Estos analistas concluyen que la solución clave se encuentra en un sistema tarifario en el que el precio unitario por el costo del servicio se similar al que pagan los usuarios de las ciudades modelo en los países avanzados. 


Metropolitano. Las principales urbes de la historia de la humanidad han sufrido el impacto de inundaciones y con ello, el desabasto de agua. Las ciudades contemporáneas, no sólo son inmunes ante las inundaciones, además enfrentan riesgos relacionados con sus hundimientos al extraer agua de sus fuentes subterráneas. Inundaciones y hundimientos son factores que amenazan la sustentabilidad de las urbes repercutiendo en la disponibilidad y consumo de sus habitantes, con ello disminuyen sus probabilidades de crecimiento económico. Si el desarrollo local de las metrópolis está condicionado por la optimización de sus recursos, las ciudades como megalópolis como la ciudad de México, están condenadas al estancamiento en el menor de los casos o al colapso en el peor de los escenarios.  Al estar enfocadas en el comercio y los servicios, las urbes dependen del agua para crecer económicamente. Los millones de turistas que reciben las capitales del mundo requieren del servicio de agua potable como elemento de confort. En tal sentido, la prensa especializada encuadra sus noticias a partir de los grandes proyectos de abastecimiento, reencausamiento o almacenamiento de agua que garantizaría el crecimiento sustentable. Por ello, las notas informativas contienen cifras de inversión, entrevistas con especialistas en la materia y estimaciones para subsanar las deficiencias de los sistemas hidro-energéticos. Sin embargo, la mayoría de los encuadres muestran hundimientos e inundaciones, antes ocurridas en comunidades rurales, ahora las padecen los barrios periféricos de las urbes. Ante tales problemáticas. Los rotativos responsabilizan a las autoridades y hacen votos para una solución financiera que permita la sustentabilidad metropolitana. 


Las intensidades y las direcciones (primings) de la mediatización hídrica
Las intensidades y direcciones (priming) de mediatización hídrica refieren a las situaciones, coyunturas, conflictos y cambios sociales medidos por el grado de impacto y tipo de dirección que la prensa difunde.


Baja intensidad indirecta. Se trata de situaciones en las que las localidades, que históricamente han sufrido el desabasto de agua, no tienen infraestructura y son subsidiados por el Estado. Por lo tanto, la migración sería la solución directa a una situación hídrica que afecta a unos cuantos pobladores. En este sentido, los medios impresos difunden casos aislados de pueblos fantasmas en los que las sequías impulsaron el abandono de los campos de cultivos. A partir de las notas informativas se puede inferir una ausencia de conflictos.


Baja intensidad directa. Se trata de situaciones en las que comunidades y barrios urbanos que sufren los estragos de una infraestructura deficiente en el mejor de los casos o de una inexistente, en el peor de los escenarios. Sin embargo, son entidades que pueden auto-abastecerse contratando pipas. Es por esta situación que la prensa sólo denuncia el desabasto, las fugas y el aumento de tarifas cuando los colonos bloquean avenidas por unas horas, entregan propaganda para su abastecimiento y exigen verbalmente el abastecimiento a las autoridades. Pueden observarse conflictos inter individuales mediatizados entre los actores sociales.


Mediana intensidad indirecta. Se trata de situaciones en las que grupos de vecinos que ante el desabasto, organizan manifestaciones, marchas, paros, mítines o plantones. Es muy común observar que a estos grupos organizados se les adhieren otros grupos que defienden o demandan otros servicios al Estado. Principalmente, en tiempos electorales, las tarifas del servicio unitario de agua, son un motivo suficiente para la protesta generalizada aunque el motivo principal sea el apoyo a un candidato de la oposición. Es por ello que los rotativos dan cuenta de la manifestación de cada día, la que ocurrirá conmemorando un suceso o la que se realizará en determinadas avenidas céntricas de la ciudad.  Pueden observarse en las notas periodísticas, conflictos inter grupales por el derecho y manejo del agua pero que al final el resultado es la conformidad social.
Mediana intensidad directa. Se trata de situaciones en las que integrantes de organizaciones civiles muestran más su inconformidad por el aumento de tarifas que por inundaciones o hundimientos. Son eventos de protesta ambiental sumamente estructurados hasta un punto tal, que los medios de comunicación participan activa y complementariamente en una campaña de inconformidad social. Por su parte los periódicos despliegan reportes, análisis u opiniones fundamentadas en el derecho al agua, en la defensa de los recursos naturales frente a la vorágine de las trasnacionales y apelan a una nueva cultura del agua. Se trata de movimientos y campañas sociales que buscan un cambio social a partir de nuevas políticas sustentables. Pueden observarse conflictos inter grupales que buscan el cambio político social, al menos, mediáticamente.
Alta intensidad indirecta. Se trata de catástrofes en cuanto a inundaciones, hundimientos, sequías o mantenimiento a sistemas hídricos que azotan a cualquier sector de la población. Ante tal panorama, la población manifiesta su malestar y utiliza a los medios de comunicación para responsabilizar a sus autoridades y pedir la destitución de algún funcionario público. Los medios impresos difunden mensajes de contingencia en los que el gobierno crea iniciativas y legisla leyes para inhibir la demanda de los recursos y el consumo de los mismos. Incluso, son las autoridades las que pagan campañas de concientización, austeridad o frugalidad como la solución inmediata ante las problemáticas de desabasto. Se vislumbra un conflicto entre quienes poseen los recursos, quienes no los tienen y quienes debieran regular las relaciones entre propietarios y demandantes. Puede inferirse un conflicto social en las entrevistas que los periódicos hacen a los actores inmersos en el conflicto. Previamente, el Estado ha ido aumentando las tarifas unitarias de los servicios públicos y suprimiendo los subsidios e incentivos a las organizaciones que los ahorran. Este escenario esta dado para un conflicto que producirá un cambio económico, político y social.


Alta intensidad directa. Se trata de una crisis económica, política y social derivada del agotamiento de los recursos sin precedentes. Los medios impresos son testigos de las nuevas políticas públicas encaminadas a financiar los megaproyectos que solucionarían definitivamente las crisis mencionadas. Sin embargo, ante la ineficacia de los megaproyectos, los grupos organizados piden la rendición de cuentas y muestran los casos de corrupción que incidieron en el fracaso de los megaproyectos. Los rotativos recopilan y relacionan aquellos casos en los que las instituciones y sus funcionarios fueron auditados y se les encontraron irregularidades que derivaron en una red de corrupción. En la medida en que aumentan las evidencias y los casos de corrupción, el conflicto social se vuelve mediático. Un incremento en los fracasos de los megaproyectos esta directamente relacionado con un aumento en la inconformidad y el malestar social. De este modo, los diarios dejan de ser un medio y se convierten en el escenario de disputas por la remoción de funcionarios y el cambio del partido en el poder. Puede observarse, que el desabasto es la gota que derrama el vaso de corrupción y las tarifas son nuevamente, un artificio para subsanar dichas irregularidades. En efecto, considerando que la memoria colectiva es corta y los medios parecen tener el mismo defecto, la responsabilidad se difumina entre las acusaciones, las disputas y las controversias en los tribunales. Al final de todo, nadie resulta directamente responsable pero si hay directamente afectados: las comunidades y los barrios periféricos urbanos. Por ello mueren cada año cinco millones de niños por deshidratación o enfermedades hidro-transmitidas. Sin embargo, las noticias informativas dan cuenta del agotamiento del conflicto social por su mediatización.


¿Cuáles son las mediatizaciones sustentables (setting, framing y priming) de las noticias en torno a la interdependencia entre las situaciones hídricas y los estilos de vida? ¿Cuáles son las mediatizaciones hídricas (creencias) de escasez o abundancia, abasto o desabasto, fugas o reparaciones, ahorro o dispendio, sanciones o incentivos, decremento o aumento de tarifas?


Método


Muestra. Se seleccionaron 10 noticias sobre el desabasto, fugas y tarifas del servicio de agua en la delegación Iztapalapa, Ciudad de México. Los criterios de elección de las notas fueron la circulación nacional, referencia espacial, actualidad informativa, extensión del contenido, claridad expositiva, datos estadísticos y similitud periodística en cada mensaje. Los estudios mediáticos de la sustentabilidad utilizaron cientos o miles de noticias para el análisis de contenido en el cual organizaron la diversidad informativa en grupos utilizando los criterios mencionados. En este sentido, el presente estudio retomó los criterios de análisis para seleccionar la muestra y posteriormente, hacer un desglose cualitativo más puntual de los mensajes elegidos.

 
Diseño. Se llevó a cabo un estudio exploratorio (no hay antecedentes directos), cualitativo (se utilizan variables nominales y ordinales) y transversal (se diagnóstica una sola tendencia). Los criterios que orientaron el diseño fueron el estado de la cuestión (investigaciones previas) y la técnica de análisis (indicadores derivados del contenido). A diferencia de los estudios mediáticos de la sustentabilidad en los que parece haber una tendencia a la cuantificación de los indicadores de las noticias, la presente investigación sólo exploró los indicadores derivados de los conceptos teóricos.
Variables. Setting, framing y priming inferidos por el grado de desabasto (más de 300 litros diarios por persona implicaba un dispendio y menos de 100 litros se consideraba una escasez), las fugas (más del 60 por ciento se consideraban significativas y menos del 10 por ciento se consideraron insignificantes) y las tarifas (más de 30 dólares norteamericanos bimestrales se consideraron excesivas y menos de 5 dólares se consideraron mínimas) mediatizadas. Los criterios de selección y operacionalización de las variables fueron el impacto de la situación hídrica sobre los estilos de vida. Cabe señalar que los estudios mediáticos de la sustentabilidad extrajeron indicadores a partir del análisis del contenido de mensajes. Considerando estos resultados, la presente investigación estructura las variables (setting, framing y priming), sus dimensiones (desabasto, fugas y tarifas) e indicadores (egocentrismo, antropocentrismo, Ecocentrismo, biosferismo e hidrocentrismo para setting; personal, residencial, barrial y delegacional para framing; baja intensidad indirecta, baja intensidad directa, mediana intensidad indirecta, mediana intensidad directa, alta intensidad indirecta y alta intensidad directa para priming).


Instrumentos. Matrices de análisis en los que se vaciaron las fechas, fuentes, titulo, extracto de las noticias y codificación. Se utilizó una matriz por cada interacción (desbasto, fugas y tarifas) entre las situaciones hídricas y los estilos de vida.  Los criterios de selección de los instrumentos fueron el orden, estructuración y sistematización de la información. Los estudios mediáticos de la sustentabilidad utilizaron cuestionarios y software para describir la tendencia mediática de la sustentabilidad. En contraste, la presente investigación utilizó matrices de análisis para obtener un índice de la mediatización hídrica. Mientras el estado de la cuestión describe en términos generales la mediatización de la sustentabilidad, el presente estudio se enfoca en la mediatización hídrica de Iztapalapa.


Codificación. Respecto a setting se utilizaron; 0 = egocentrismo, 1 = clientelismo, 2 = gubernamentalismo, 3 = antropocentrismo, 4 = ecocentrismo, 5 = biosferismo, 6 = hidrocentrismo, 7 = oportunismo, 8 = sensacionalismo, 9 = amarillismo, 10 = catastrofismo y 11 = indiferencialismo. Respecto a framing se utilizaron; 1 = personal, 2 = residencial,  3 = barrial, 4 = delegacional y 5 = metropolitano. Respecto a priming  se utilizaron; 1 = baja intensidad indirecta, 2 = baja intensidad directa, 3 = mediana intensidad indirecta, 4 = mediana intensidad directa, 5 = alta intensidad indirecta y 6 = alta intensidad directa. Los criterios de codificación fueron establecidos a partir del nivel de medición ordinal de la mediatización. Los estudios mediáticos de la sustentabilidad utilizaron codificaciones acordes a la generalidad de sus objetivos. En el presente trabajo, la codificación es acorde a la Teoría de la Producción de la Comunicación, Agenda y Representación Social. Esto implica que los resultados de las matrices esgrimidas se interpretaran a la luz de las tres teorías aunque sólo sea en una aproximación exploratoria. Tales aproximaciones, plantean contextos, encuadres, intensidades y direcciones mutuamente incluyentes. De este modo, se espera que una noticia con una puntuación de 4 (hidrocentrismo) para el contexto, corresponda con una ponderación de 5 (metropolitano) y 1 (baja intensidad indirecta). Estas puntuaciones demostrarían una mediatización consistente.


Validez. Considerando que la validez es una fase de la investigación cuantitativa, cuasi experimental y transversal aplicable sólo a las variables intervalares y de razón, la validez a la que aludimos será referida a la similitud del contenido de noticias difundidas por los periódicos de un mismo contexto; evento, espacio, tiempo e impacto. En este sentido, es posible observar que las noticias son similares respecto a setting, framing y priming independientemente de sus fuentes. A pesar de que los estudios mediáticos de la sustentabilidad ofrecen indicadores puntuales de setting, framing y priming, no incluyeron en sus investigaciones la validez de dichos indicadores. En la presente investigación se propone una validez acorde a las posibilidades del diseño del estudio. Se trata de una validez en la que la mediatización de la sustentabilidad es un proceso en el que convergen las líneas periodísticas. Si las noticias de los periódicos son similares en cuanto a sus contextos, encuadres, intensidades y direcciones, la validez de una noticia puede entenderse como la convergencia mensajes para la construcción de una representación de los eventos. Dicha convergencia ha sido demostrada por los estudios mediáticos de la sustentabilidad y subyace en la presente investigación. Sin embargo, la ponderación de los indicadores de los contextos, encuadres, intensidades y direcciones es subjetiva ya que depende de la redacción del mensaje y su calificación. 

 
Procedimiento. Para la recopilación de las notas informativas se utilizó el buscador google con siete criterios de búsqueda avanzada; 1) circulación nacional, 2) referencia espacial, 3) actualidad informativa, 4) extensión del contenido, 5) claridad expositiva, 6) datos estadísticos y 7) similitud periodística. Una vez seleccionados los mensajes se estructuraron en tres matrices de análisis y codificación del contenido. Posteriormente se sumaron las ponderaciones de cada opción de codificación. A partir de las ponderaciones extremas se estableció el Índice de Mediatización de la Sustentabilidad Hídrica (IMSH) en el que una ponderación menor a 19 significa una mediatización extremadamente baja, entre 20 y 29 es muy baja, entre 30 y 39 es moderada, entre 40 y 49 muy alta y mayor a 50 extremadamente alta para el caso de cuatro noticias.  En el caso de tres noticias se restan 15 puntos a los intervalos anteriores


Resultados


Antes de exponer los resultados de la mediatización de la sustentabilidad, se presenta un diagnóstico de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) en 2007 sobre la tendencia de la situación hídrica de Iztapalapa (ver tabla 1). Estos datos exponen una situación hídrica moderadamente baja en cuanto a disponibilidad y densidad poblacional.


Tabla 1.  Las situaciones hídricas en Iztapalapa


Año

Situación

Tendencia

2000 
2007

Población

Habitaban 1`773,342
Habitaban 1’820,888

2000

Densidad

500 mil eran jóvenes menores de 15 años más un millón 200 mil habitantes entre 15 y 64 años suman un total de un millón 750 mil personas.

1995 
2004

Disponibilidad

Había una disponibilidad de 11500 metros cúbicos anuales per cápita.
Disminuyó a 4094 metros cúbicos anuales per cápita.

2004

Distribución

Estaba destinada a la industria (17%), el comercio (16%) y uso domestico (67%)

2004

Cobertura

Alrededor de 905 000 personas no cuentan con agua potable porque hay una escasez de seis metros cúbicos por segundo.

2004

Consumo

El 78.5 por ciento tiene un consumo menor a 50 metros cúbicos, el 11 por ciento consume menos de 10 metros cúbicos y 10.38 consume más de 180 metros cúbicos bimestrales

Si existiera una correspondencia entre los diagnósticos institucionales, las mediatizaciones y las representaciones, se podría pronosticar una mediatización moderada en la que las representaciones serían moderadas. Sin embargo, la mediatización hídrica en Iztapalapa advierte una situación diferente.


Sólo en el caso de las tarifas, la mediatización corresponde con el diagnóstico de la CONAGUA. Respecto al desabasto y las fugas, los medios de comunicación parecen exagerar ambas situaciones al promover mediatizaciones antropocentristas en encuadres delegacionales con una alta intensidad y dirección del impacto de la situación en los habitantes (ver tabla 2).


Tabla 2. La mediatización hídrica en iztapalapa

 


Dimensión

Contexto / Setting

Encuadre / Framing

Intensidad y Dirección / Priming

Índice de Mediatización de la Sustentabilidad Hídrica

Interpretación

Desabasto

12

15

21

42

Mediatización muy alta. En la difusión de los mensajes predomina el contexto antropocentrista y el encuadre delegacional con alta intensidad directa.

Fugas

9

13

18

40

Mediatización muy alta. Predominan las noticias con contextos gubernamentalistas, encuadres delegacionales con alta intensidad directa.

Tarifas

6

14

18

38

Mediatización moderada. Las notas informativas son promovidas desde contextos gubernamentalistas y encuadres delegacionales con alta intensidad directa.

Las diferencias entre los mensajes de los periódicos y el diagnóstico de la CONAGUA implican una discusión exhaustiva de sus dimensiones e indicadores.


Discusión


En el desabasto mediatizado predomina una agenda antropocentrista en la que los periódicos redactan sus notas considerando que la naturaleza es un recurso que debiera estar distribuido equitativamente para el uso exclusivo de los humanos soslayando a las demás especies, animales y vegetales, olvidando que la humanidad sólo es parte del ecosistema. Al encuadrar la mediatización del desabasto delegacionalmente, los rotativos olvidan que la naturaleza esta interconectada. La cuenca del Valle de México, al estar conectada con la cuenca de Tula, impacta en la disponibilidad hídrica de las especies que habitan ambos ecosistemas, si existe un desbalance entre ambas cuencas existe una crisis en las especies que los habitan. Una consecuencia de agendar el desabasto como antropocentrista es la intensidad y dirección que los periódicos imprimen en sus mensajes cuando describen las consecuencias del desabasto en la economía o las acciones de las personas. Es decir, la prensa esta influida por una ideología antropocentrista desde la que produce y difunde sus noticias.


Respecto a la mediatización de las fugas, los rotativos la agendan en una dimensión gubernamental. Esto significa que las fugas se atribuyen a la desatingencia gubernamental más que al deterioro de la infraestructura o a la ineficiencia de las compañías constructoras que desarrollaron la obra. Al encuadrar la información en un nivel delegacional, los diarios refuerzan la idea de que las autoridades metropolitanas son las responsables de la problemática. En consecuencia, atribuir la responsabilidad al Estado por la cantidad de agua desperdiciada, ubica a los habitantes como las victimas de la política hídrica.


Las tarifas mediatizadas y el diagnóstico de la CONAGUA coinciden en que la situación es moderadamente sustentable. Ambos, desde una agenda gubernamental y un diagnóstico hidrológico, coinciden en la necesidad de aumentar las tarifas y acercar las cuotas a un precio sustentable. Incluso, los periódicos parecen reforzar la idea de que la única solución a la distribución equitativa entre las generaciones actuales y futuras, es el aumento de tarifas, sanciones e incentivos para una mayor inversión y cobertura. Otro aspecto en el que coinciden los periódicos y los expertos de la CONAGUA es en la delimitación de las tarifas según las zonas de consumo. Mientras los rotativos encuadran la información a las delegaciones, la CONAGUA establece cuotas a partir de tales demarcaciones. Ambos parecen estar de acuerdo en que el precio de las tarifas impacta directamente el bienestar económico de los residentes.


Conclusión


A partir de estas distinciones, es posible inferir que la prensa mediatiza la sustentabilidad hídrica a partir de contextos, encuadres, intensidades y direcciones que favorecen las políticas hídricas egocentristas, clientelistas, gubernamentalistas y antropocentristas soslayando las culturas altruistas, ecocentristas, bisoferistas e hidrocentristas.
En este sentido, los estudios mediáticos y representaconales de la sustentabilidad hídrica parecen avanzar hacia la legitimación de las políticas hídricas sustentables en sus finanzas, olvidando que existen otras alternativas que garanticen la sustentabilidad, la inclusión y la equidad. Es decir, los estudios mediáticos y representacionales parecen demostrar que la sustentabilidad es posible siempre y cuando sea a través de políticas hídricas que incentiven el reciclaje, sancionen el dispendio y redistribuyan el consumo y el costo del servicio de agua potable.


En contraste, el presente estudio ha explorado las dimensiones y los indicadores que permitirán una descripción, explicación y comprensión de la sustentabilidad altruista, ecocentrista, biosférica e hidrocéntrica.


Los estudios de la participación sustentable


Los estudios de la participación sustentable han demostrado diferencias significativas entre la inacción personal, desfavorable al entorno y la corresponsabilidad entre las comunidades y sus gobiernos, favorable al medio ambiente. En este sentido, la participación es un proceso inducido por experiencias que enlazan a la humanidad con la naturaleza (Stern, Powell & Ardoin, 2008). Tales experiencias, están determinadas por procesos de control, competencia e influencia (Rollero, Tartaglia, Piccoli & Ceccarini, 2009). De este modo, la percepción de la calidad de vida influye sobre la participación (Hernández y Reimel, 2004). En la provisión de recursos naturales, la autogestión es el principal factor de participación (Lacabama y Cariola, 2005). Sin embargo, la autogestión tiene su origen en las iniciativas y leyes de concesiones distritales de los acuíferos (Torregrosa, Saavedra y Kloster, 2005). Es por ello que la participación en la legislación local determina la demanda de recursos (Hadjgeorgalis, 2004). En efecto, la experiencia acumulada incide en la participación de los programas de prevención y atención (Abrantes, 1999). Principalmente, son los habitantes de la tercera edad y sin estudios los que tienden a la corresponsabilidad (Fawaz y Vallegos, 2008). Incluso, las percepciones tales como; susceptibilidad, gravedad, beneficios, barreras, eficiencias y eficacias determinan la evaluación de programas preventivos y demuestran que la población transfiere sus posibilidades y alternativas participativas a los institutos gubernamentales (Toledo, Baly, Ceballos, Boelaert y Van der Stuyft, 2006). La participación es evidentemente local (Ortega, 2009). Es decir, son los usos y costumbres los que influyen en la participación (Gómez, 2011). En contraste, en las urbes, el individualismo y el egocentrismo, han erradicado la participación que unía a los individuos (Aranguren, 2005). En consecuencia, la participación requeriría de mecanismos de inclusión en la agenda gubernamental y la correspondiente política pública resultante (Merino, 2006). Dicho proceso de gobernanza iniciaría no con un diagnóstico o pronóstico de la sustentabilidad, sino con un acuerdo entre la sociedad civil y su gobierno, la corresponsabilidad y la rendición de cuentas (Mussetta, 2008). En otro extremo, el asistencialismo es el eje rector de la participación (Gerardina y Guerrero, 2006). Incluso, entre los herederos de los derechos de los recursos, la intervención del gobierno para extraer, distribuir y ofertar dichos recursos, origina una competencia (Espinal, 2010). En suma, desde el clientelismo hasta la privatización pasando por el asistencialismo, unilateralismo y descentralización, la participación asume sus dimensiones en función de la disponibilidad de los recursos (Aguilar, 2009). Tales dimensiones participativas están inmersas en conflictos, incertidumbres y contradicciones que imposibilitan la acción pública organizada (Santos, 2004). Asociaciones vecinales, consejos municipales, foros cívicos, jurados ciudadanos y comisiones solicitantes son los instrumentos participativos y los talleres sectoriales son los instrumentos asistenciales ante las barreras que impiden a las comunidades desarrollarse sostenidamente (Manero, 2010). No obstante, el ausentismo, pesimismo y escepticismo son constantes en los instrumentos participativos (Acosta, 2009). Es así como la confianza de los usuarios hacia sus autoridades es el factor principal que desencadena la participación para el desarrollo local de las comunidades (Gamboa, García, Mendoza, Recanco, González y Ramírez, 2007).


A partir de la revisión expuesta se define a la participación sustentable como el efecto de las políticas gubernamentales que van desde el clientelismo hasta la privatización en la exploración, extracción, transformación, distribución, utilización y reutilización de los recursos naturales. Dicho efecto, esta indicado por la corresponsabilidad y la autogestión.


Dado que los adultos mayores sin estudios y con arraigo, confían más en sus autoridades y con ello adquieren mayor experiencia autogestiva en torno a la provisión, utilización y conservación hídrica, es menester saber sus denuncias, abastecimientos y emplazamientos en torno al agua.


Los estudios de la participación hídrica


Los estudios de la participación hídrica se han enfocado en tres dimensiones; denuncias, abastecimientos y emplazamientos en torno a la demanda, autogestión, consumo y reutilización de agua. Rodríguez, Melo, Sánchez, García y Lázaro (2002) establecieron que las creencias de abundancia inciden en el dispendio y las creencias de escasez influyen en el ahorro. Córdova, Romo y Peña (2006) demostraron que los habitantes menores de 25 años consumen y pagan en mayor porcentaje el servicio de agua. Corral (2003) estableció a las dimensiones residenciales como los factores principales de abastecimiento hídrico. Sin embargo, la autogestión esta determinada por las políticas hídricas. Soares (2007) demostró que el 61 por ciento de las mujeres denunciaron un periodo de sequía de cinco meses y posterior abastecimiento irregular cada tercer día con sólo una hora  (61 por ciento). Aitken y Mcmahon (1994) establecieron que la participación de ahorro de agua se incrementa en función de la disminución de subsidios y el incremento de tarifas y sanciones. Becerra, Sainz y Muñoz, (2006) demostraron que ante la privatización del servicio de agua potable, la descentralización gubernamental y la disminución de la disponibilidad hídrica, los usuarios se organizan para construir emplazamientos tales como; amenazas de movilizaciones a través de propaganda, confrontaciones verbales y físicas con sus autoridades, cierres de avenidas, mítines, plantones y marchas.


A partir de la revisión expuesta se define a la participación hídrica como el efecto de la escasez de agua, la descentralización gubernamental y la privatización en torno a la exploración, extracción, transformación, distribución, utilización y reutilización. Dicho efecto, esta indicado por denuncias, abastecimientos y emplazamientos.


En este sentido:


Denuncias. Se refieren a las declaraciones en torno a la corrupción y la escasez de agua expresadas por residentes, registradas por reporteros e incluidas como argumentos para persuadir a la opinión pública.


Abastecimientos. Se refieren a las estrategias de búsqueda, extracción, distribución y almacenamiento de agua expresadas por los afectados o descritas por los reporteros para incidir en la opinión pública.


Emplazamientos. Se refieren a las posturas tales como amenazas, bloqueos, mítines o boicots en torno a la demanda de agua ante las autoridades expresadas por los entrevistados o descritas por los reporteros para influir en la opinión pública.
Si las denuncias, abastecimientos y emplazamientos son indicadores de la participación hídrica, es pertinente saber si la prensa contextualiza, enmarca, intensifica y dirige las situaciones hídricas y los estilos de vida que impiden a las comunidades rurales y los barrios periféricos desarrollarse sostenidamente. 


Los estudios mediáticos de la participación


Las situaciones hídricas están mediatizadas por diversos contextos significativamente diferentes. La disponibilidad de agua puede ser representada como un contextos de salud o turismo (Ruíz y Conde, 2002), concienciación, gestión o contaminación (Cheng y Palacios, 2009), naturalismo, expansionismo, catastrofismo, sostenibilismo, territorialismo (Tabarà, Costejà y Woerden, 2004), nacionalismo, regionalismo, localismo, antrópismo, abiótismo, biotismo (González, Pombo, Méndez, Espejel y Leyva, 2011).
Los contextos hídricos incluyen actores tales como; comunidades, funcionarios, ecologistas o expertos. Los contextos y los actores están relacionados directa y significativamente. Comunidad con desarrollo y bienestar. Funcionarios con desarrollo, sustentabilidad, libertad y solidaridad. Ecologistas con sustentabilidad y libertad. Expertos con desarrollo y solidaridad. (Cheng y Palacios, 2009). Incluso, los contextos determinan las acciones de los actores. Las situaciones del acuífero, las tarifas, el abasto y la restauración inciden en las manifestaciones de demanda (Becerra, Sainz y Muñoz, 2006).


El agua esta mediatizada por una heterogeneidad de encuadres. Deshidratación, riesgos, muertes, tarifas, cortes y cobros indebidos (Mendez (2007)  y protestas (Jiménez, 2005),


Finalmente, los recursos hídricos han sido mediatizados a partir de diferencias en intensidad y dirección. Briñol, Gallardo, Horcajo, De la Corte, Valle y Díaz (2004) con una muestra de 73 estudiantes de Madrid, España establecieron, a través del parámetro F de Fisher, las diferencias significativas entre los pensamientos favorables y/o desfavorables de receptores de priming débiles y fuertes (F = 10,35; p < .01), la recepción del priming débil propició más pensamientos desfavorables que el grupo receptor del priming fuerte. Respecto a interacción calidad del mensaje y auto afirmación (F = 3,18; p = .07), los priming débiles incidieron más en la autoafirmación que en el grupo control. Mateu y Rodríguez (2011) con una muestra de 139 noticias demostraron, a través de un análisis de contenido, las similitudes entre los contextos nacionales y locales en torno a la cobertura de un área protegida. Tales convergencias activaron el priming en la opinión pública tanto nacional como local.


A partir de la revisión expuesta la mediatización de la participación hídrica se define como la contextualización, enmarcamiento, intensificación y dirección del efecto de la escasez de agua, la descentralización gubernamental y la privatización del servicio. Es decir, las noticias en torno a las denuncias, almacenamientos y emplazamientos determinados por la corrupción, nepotismo, cooptación, desabasto e insalubridad. 
Los estudios de la participación sustentable, la participación hídrica y la mediatización participativa han demostrado que entre las situaciones, las mediatizaciones, las denuncias, los abastecimientos y los emplazamientos hídricos están las claves para entender la sustentabilidad hídrica local. Dichos estudios al considerar a la participación como un efecto de las políticas gubernamentales han recopilado declaraciones que indican nulidad, afectividad y racionalidad en torno a denuncias, abastecimientos y emplazamientos.
Racionalidad, nulidad y afectividad en torno a la sustentabilidad hídrica
La racionalidad ha sido un concepto utilizado para establecer un continuo evolutivo de cognición y acción que iría de la nulidad a la racionalidad pasando por al afectividad. En principio, la racionalidad se refiere a la eficiencia (optimización de recursos e instrumentos), eficacia (obtención de objetivos) y efectividad (maximización de beneficios y minimización de costos).


En este sentido, Leff (2002; 2004) plantea que los saberes étnicos son antecedentes de las racionalidades ambientales. Es decir, la racionalidad es un conjunto de saberes que harían explicitas las relaciones implícitas con la naturaleza características de las comunidades rurales y los barrios urbanos. De este modo, la racionalidad sustentable se definiría como la optimización de instrumentos participativos para la conservación de recursos naturales que garanticen el mismo proceso en las generaciones futuras.
En el caso del agua, la racionalidad ha sido vinculada con las creencias y los conocimientos. Se trata de un conjunto de oraciones que son evaluadas como falsas o verdaderas considerando el grado de información. Si la información es suficiente, la toma de decisiones estará cercana a los conocimientos. Por el contrario, si se carece de información esencial o se tiene abundante información distorsionada, las decisiones serán una consecuencia de las creencias. La racionalidad hídrica sería un conjunto de información de corrupción y escasez que determinan protestas y abastecimiento.
De este modo, la mediatización de la racionalidad hídrica supone contextualizaciones, enmarcamientos, intensificaciones y direcciones de mensajes en torno a la corrupción, escasez, protestas y abastecimiento.


Si la racionalidad esta orientada por criterios de eficiencia, eficacia y efectividad, la nulidad esta orientada por la inacción e indiferencia. La nulidad al ser opuesta a la racionalidad no muestra una estructura se definiría como la ausencia de información en torno a situaciones ambientales y estilos de vida.


La nulidad estaría desvinculada de la sustentabilidad al no evidenciar los motivos que llevan a las personas a conservar los recursos. Desde la racionalidad, las personas preocupadas por la sustentabilidad están motivadas por beneficios económicos y la protección a las generaciones subsecuentes, la nulidad sería un ausencia de motivos que llevan a las personas a preservar los recursos para las generaciones futuras.
En el caso del agua, la nulidad estaría definida por una inmunidad ante la escasez, corrupción, protesta y ahorro de agua. Al ser un extremo de la racionalidad hídrica, la nulidad se referiría a la evasión de las actividades cotidianas que requieren de un consumo de agua.


En tal sentido, los medios impresos plasmarían en sus notas periodísticas ejemplos de indiferencia, inmunidad o evasión ante el agua como elemento de hidratación, higiene y confort.


Finalmente, entre la nulidad y la racionalidad, se encuentra la afectividad que a diferencia de los extremos es grupal, comunitaria y barrial. Si la racionalidad y la nulidad son propias de los individuos que buscan el confort y el bienestar, la afectividad involucra las relaciones entre un individuo y su grupo de referencia o pertenencia. La afectividad es colectiva al ser construida deconstruida y reconstruida por la sociedad, colectividad, comunidad, barrio, tribu, grupo o familia (Fernández, 1994; 1998). Es decir, en la producción de símbolos, significados y sentidos, los individuos utilizan emociones y afectos para construir, deconstruir y reconstruir su entorno. De este modo, la afectividad se define como el proceso y el producto de símbolos, significados y sentidos diseñados, desdiseñados y rediseñados por individuos en referencia a ellos mismos o a otras personas.


Sustentabilidad y afectividad parecen estar vinculadas por el espíritu de las generaciones futuras que sólo simbólicamente están presentes. En efecto, la cultura hace referencia a todos los individuos que han existido y existirán en tanto productores, desproductores y reproductores del entorno. Es así como la afectividad sustentable sería la producción, desproducción y reproducción de símbolos, significados y sentidos respecto a la conservación del entorno tal cual lo hicieron individuos antecesores y lo harán los sucesores.


La afectividad es vista por la colectividad como un elemento del entorno y en ese sentido es hermana del agua. Colectividad, afectividad y agua son hijas de la misma madre naturaleza. Por ello la afectividad hídrica es la expresión simbólica y significante de dos elementos indistinguibles en el ambiente.


Sin embargo, la prensa registra la afectividad como malestar, indignación o zozobra derivada de la escasez y la corrupción. Esta noción de afectividad reduce la riqueza de saberes comunitarios o barriales. La prensa mediatiza los sentimientos de la gente en estados de ánimo y por ello, la afectividad se le ubica entre la nulidad y la racionalidad cuando debiera estar en todo el continuo de la ausencia a la deliberación, de la inmunidad a la planificación y de la indiferencia a la sistematización.
¿Cuál es la codificación adecuada para ponderar el grado de nulidad, afectividad y racionalidad en la mediatización de las denuncias, abastecimientos y emplazamientos en torno a la corrupción y la escasez de agua? ¿Cuáles son las diferencias mediáticas entre las denuncias, los abastecimientos y los emplazamientos? ¿Pueden coexistir la afectividad y la racionalidad en la mediatización de las denuncias, abastecimientos y emplazamientos?


Método


Muestra. Se seleccionaron 26 noticias de periódicos de circulación nacional. Se consideraron sólo aquellas notas informativas que documentaban extractos de entrevistas a los residentes afectados por la corrupción y el desabasto. A partir de las declaraciones expresadas se estructuró la información en tres aspectos; denuncias, abastecimientos y emplazamientos.


Diseño. Se llevó a cabo un estudio exploratorio, cualitativo y transversal. Debido a que las investigaciones sobre las denuncias, abastecimientos y emplazamientos por la demanda de agua son escasas, se efectúo una exploración para indagar y estructurar las declaraciones de los habitantes afectados. Cabe recordar que la ausencia de un estado de la cuestión es una característica de la fase exploratoria (Eguiluz, 2003). En este sentido, las denuncias, abastecimientos y emplazamientos fueron considerados indicadores ordinales de la participación hídrica. Cabe señalar que los niveles de medición ordinal y nominal pertenecen son dimensiones cualitativas y los niveles Intervalar y de razón se consideran dimensiones cuantitativas (Kerlinger y Lee, 2002). Finalmente, al establecer sólo un diagnóstico preliminar de la mediatización de la participación hídrica, la presente investigación es transversal (Jiménez, 2002).   
Instrumentos. Se utilizaron matrices de análisis de contenido ponderativas en las que se incluye la fecha, titulo, extracto y clasificación de las 26 noticias seleccionadas. Dicha matriz permite la suma de las ponderaciones asignadas a cada nota informativa. Una vez sumadas, se establece el Índice de Mediatización de la Participación Hídrica (IMPH).
Codificación. A partir de que las noticias recaban y en muchos casos fundamentan el contexto, encuadre, intensidad y dirección de la información a partir de las declaraciones de los afectados, se asignó un valor de 0 a aquellas notas que no incluyen entrevistas, 1 a aquellas notas que incluyen declaraciones afectivas sobre desabasto o corrupción, 2 a aquellas notas que incluyen declaraciones emocionales sobre abastecimiento, 3 a declaraciones afectivas de emplazamiento, 4 a declaraciones racionales de desabasto o corrupción, 5 a declaraciones racionales de abastecimiento y 6 a declaraciones racionales de emplazamiento.


ÍMPH. Una vez ponderadas, las noticias fueron sumadas para ubicarlas en un subíndice de mediatización que se establece mediante el criterio de nula mediatización (cero puntos), alta mediatización afectiva (menos de 26), mediana mediatización afectiva (entre 27 y 52), baja mediatización afectiva (entre 53 y 78), baja mediatización racional (entre 79 y 104) mediana mediatización racional (entre 105 y 130) y alta mediatización racional (más de 131). Una vez sumados los subíndices se ubica el resultado en el IMPH considerando: nula participación hídrica = cero puntos; alta emotividad (menos de 78), mediana emotividad (entre 79 y 156), baja emotividad (entre 157 y 234), baja racionalidad (entre 235 y 312), mediana racionalidad (entre 313 y 390) y alta racionalidad (mas de 391). Los criterios surgen a partir del concepto de mediatización de la participación hídrica en la que se sugiere un continuo de que va de la nulidad hasta la racionalidad pasando por la afectividad. Es decir, la prensa recopila las declaraciones sobre la escasez o la corrupción, abastecimiento y emplazamiento que pueden indicar la participación deliberada o heurística, planificada o improvisada, sistemática o asistemática, mensurable o inconmensurable, predecible o impredecible en torno a la Sustentabilidad Hídrica Local. En efecto, el IMPH ponderaría los procesos fundamentales de nulidad, afectividad y racionalidad que favorecen o impiden el desarrollo local hídrico sustentable.


Validez. Se refiere a la convergencia de mediatizaciones entre los periódicos esgrimidos. Se considera una validez mediática cuando la mayoría de las calificaciones asignadas a las notas de prensa son similares en contextualización, enmarcamiento, intensificación y dirección.


Procedimiento. Se realizó una búsqueda avanzada de las noticias informativas sobre el desabasto y la corrupción vinculadas con el servicio de agua potable en Iztapalapa y las declaraciones de los residentes en torno a denuncias, almacenamientos y emplazamientos. Los criterios de búsqueda fueron; localidad, afectividad y racionalidad. Posteriormente se seleccionaron aquellas notas que incluyeran declaraciones de los habitantes de Iztapalapa que han padecido la escasez y la corrupción en torno al servicio de agua. Se extrajeron sus declaraciones y se procesaron en matrices de análisis de contenido para asignarles una calificación considerando la codificación expuesta. Finalmente, se sumaron las calificaciones y se ubicó cada matriz en el Índice de Mediatización de la Participación Hídrica. Una vez establecidos los resultados se interpretaron a la luz del estado de la cuestión expuesto. 


Resultados


La mediatización de la participación hídrica en Iztapalapa presenta dos características: es afectiva y es baja de acuerdo a los parámetros del IMPH (ver tabla 2).


A la luz del contínuum nulidad, afectividad y racionalidad de mediatización participativa, es posible observar una mediana mediatización (48 IMPH en tabla 3 anexa) de orden afectiva en torno a las denuncias por corrupción y escasez. Es decir, la prensa ha registrado declaraciones de malestar o inconformidad que pueden orientar la inacción o bien, la participación. Los periódicos contextualizan, enmarcan, intensifican y dirigen mensajes que evidencian un estado de ánimo exacerbado por la falta de agua vinculada a sobornos para su abastecimiento. Tal malestar es mediatizado emocionalmente como la causa que llevaría a la desatención o al abastecimiento y emplazamiento. Lo que la gente dice sobre la escasez, los periódicos la encuadran y vinculan con la corrupción para establecer un grado de abastecimiento o protesta. Mediáticamente, parece haber diferencias entre las denuncias, abastecimientos y emplazamientos. Las denuncias parecen incidir en las protestas y provisiones. En estas relaciones causales, la prensa difunde una separación entre los afectos y las racionalidades al mostrar extractos de declaraciones que parecen no estar vinculadas con movilizaciones para la autogestión. 
Tabla 2. Índice de Mediatización de la Participación Hídrica


Participación

Contextualización

Enmarcamiento

Intensificación

Total

Interpretación

Denuncias

16

16

16

48

Mediana Mediatización Afectiva. Los rotativos difundieron noticias en las que muestran declaraciones emotivas a partir de las cuales los habitantes responsabilizaron a las autoridades por el desabasto y la corrupción que priva en Iztapalapa.

Abastecimientos

25

25

25

75

Baja Mediatización Afectiva. Los periódicos emitieron notas informativas en las que se incluyeron declaraciones de los usuarios afectados por el desabasto y sus correspondientes estrategias de abastecimiento fundamentadas por sentimientos a favor de la regularización del servicio de agua potable.

Emplazamiento

24

24

24

72

Baja Mediatización Afectiva. La prensa mostro las declaraciones de los residentes en torno a  propaganda, mítines, confrontaciones o boicots para exigir el recurso hídrico a sus autoridades.

Total

65

65

65

195

Baja Mediatización Afectiva. Los medios impresos registraron declaraciones afectivas en las que los afectados sólo mostraron sus sentimientos de inconformidad con la acción gubernamental.

En el caso del abastecimiento, la mediatización es emotiva y baja (75 IMPH en tabla 4 anexa). Los rotativos informan sobre las emociones que llevaron a la gente a abastecerse. Considerando las declaraciones sobre la cantidad de agua que podrían almacenar, si la escasez o la corrupción no se lo impidieran, los vecinos de Iztapalapa parecen justificar su grado de abastecimiento por causas externas a su participación. En este sentido, los medios impresos contextualizan, encuadran, intensifican y dirigen tales declaraciones en noticias que parecen mostrar diferencias entre las emociones que denuncian la falta de agua, los sobornos para abastecimiento, las protestas, los cierres de avenidas, los boicots a instalaciones y las confrontaciones verbales y físicas con sus autoridades. La prensa, parece emitir noticias en las que la afectividad y la racionalidad son incompatibles puesto que las declaraciones emotivas llevan a la inacción o a la protestas y las declaraciones racionales llevarían a la negociación y autogestión.
En el caso del emplazamiento, la mediatización también es emotiva y baja (72 IMPH en tabla 5 anexa). La prensa parece difundir noticias en las que la escasez y la corrupción en torno al servicio de agua no representan inseguridad e ingobernabilidad. La gente declara un malestar tolerable en el que los conflictos y los cambios sociales parecen estar alejados de la afectividad colectiva. En este sentido, el emplazamiento mediatizado incluye inconformidades, amenazas, protestas y boicots que no incidirían en conflictos y cambios sustentables. Los periódicos parecen recoger declaraciones emotivas que se subsanarían con un abastecimiento regular de agua. Es decir, desde el punto de vista de la prensa, la gente se conformaría con la cantidad de agua que se le proveyera y no efectuaría una protesta organizada para destituir a funcionarios o autogestionar el recurso.


Sumados los subíndice, el total de las tres dimensiones participativas es de 195 IMPH el cual corrobora la tendencia a la baja calificada como emotiva. Una vez establecido este diagnóstico transversal, a continuación se relaciona la mediatización prospectiva del servicio de agua potable con  la situación ambiental, el factor económico-administrativo y el sentir comunitario.


Conclusión


A partir de contextos, enmarcados, intensidades y direcciones afectivas, los medios impresos difunden noticias sobre escasez, corrupción, denuncias, abastecimientos y emplazamientos. Es decir, la mediatización de la participación hídrica es emotiva al reflejar la afectividad colectiva. La prensa, en su intento por difundir las emociones de la gente, reduce la afectividad colectiva a declaraciones de malestar, enojo, inconformidad y zozobra en torno a la falta de agua, sobornos, amenazas, protestas o boicots.
En este sentido, los periódicos excluyen de sus noticias al factor económico como responsable del crecimiento y la densidad poblacional que asociadas al ciclo hídrico determinan la disponibilidad hídrica. Los rotativos sólo mediatizan al factor gubernamental como un grupo reducido de funcionarios corruptos o ineptos. La prensa no enlaza los factores mencionados para mostrar una mediatización más cercana a los diagnósticos institucionales. Sin embargo, los medios impresos recuperan las declaraciones emocionales de la gente para vincularla con la inacción. Incluso, reducen la afectividad colectiva en síntomas reprobatorios de la acción gubernamental. En este sentido, la prensa mediatiza la participación hídrica como un conjunto de acciones relacionadas con la emotividad de los residentes de Iztapalapa. Esta mediatización de la participación hídrica en Iztapalapa permitió su ponderación a partir de un continuum que va de la nulidad o inacción hasta la racionalidad participativa pasando por la afectividad.
No obstante, la afectividad colectiva es por definición inconmensurable e impredecible. Los medios impresos sólo dan cuenta de una emotividad que puede ser ponderable, pero la creatividad, confianza, innovación, solidaridad, arraigo, identidad, memoria, saberes y costumbres constantemente se construyen, deconstruyen y reconstruyen haciendo imposible establecer el impacto de una pequeña emoción sobre grandes cambios.


Los estudios de la participación sustentable, participación hídrica y mediatización participativa parecen concordar en el supuesto de que la participación esta condicionada por la ausencia o deficiencia de políticas públicas. En el presente estudio este supuesto fue corroborado. Sin embargo, es importante advertir que la afectividad implica procesos latentes que pueden derivar en conflictos y con ello en cambios sociales. Si la movilización social es tan impredecible como las catástrofes ambientales, los medios impresos debieran ensayar formas de contextualización, enmarcamiento, intensificación y direccionamiento ajustadas a la afectividad colectiva. En este sentido, los estudios mediáticos de la participación hídrica tendrían la oportunidad de analizar declaraciones y expresiones cercanas a los conflictos y cambios que se avecinan cuando la disponibilidad de agua baje a niveles insuficientes para las necesidades básicas de subsistencia. Las investigaciones de la mediatización participativa incorporarían las dimensiones afectivas para establecer nuevos índices de mediatización de la sustentabilidad. Estos avances permitirían la descripción, explicación y comprensión de las relaciones de disponibilidad y consumo entre la naturaleza y la humanidad.

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