EL NACIONAL REFORMISMO EN PINAR DEL RÍO ENTRE 1944 Y 1952

Pedro Luis González Cruz

Crisis del Nacional Reformismo.

Los llamados Gobiernos auténticos, fueron un fiel reflejo de la profunda crisis de nuestras administraciones políticas.
No había diferencias esenciales, entre los gobiernos que venían sucediéndose desde los inicios de la República mediatizada y los Gobiernos auténticos. Todos arribaron al poder en medio de un alarde de honestidad administrativa y bonanza para el pueblo, pero con el transcurso del tiempo empeoraban los males que lastraban nuestro país.
El auténticismo con su flamante programa entró en crisis, puesta de manifiesto en la corrupción política administrativa en grado superlativo, el crecimiento y desarrollo del gangsterismo, mal que minaba el Estado y sus dependencias, en la división ocurrida en el PRC(a) y que dio origen al desprendimiento del grupo de ortodoxos y por último en las características que revistió la dependencia y subordinación de estos gobiernos a la política imperialista de EEUU.
El disfraz de moralidad administrativa con que se cubrió el Gobierno grausista en su programa para el arribo al poder, cayó por los suelos inmediatamente para dejar al descubierto su esencia de lacra.
La deshonestidad administrativa se vio reflejada en toda una serie de aspectos, entre los cuales se destaca el desarrollo de la bolsa negra, violación flagrante de los precios oficiales con la complicidad de las autoridades de uniforme y de los funcionarios encargados de velar por el cumplimiento de las disposiciones acerca del abastecimiento nacional y la generalización de la extorsión y el chantaje por la mayor parte de los miembros de la administración estatal.
La prensa en reiteradas ocasiones acusó al Ministro de Comercio, Inocente Alvarez de robos y especulaciones. Este además desarrolló otros negocios turbios de carácter internacional que amparaban y enriquecían a magnates nacionales. El primer “affaire” se realizó con el intercambio de 10 000 toneladas de azúcar cubano por 150 000 quintales de arroz ecuatoriano. El Senado enterado de la maniobra pidió al Ministro de Comercio información acerca de su política económica. A pesar de ello Alvarez continuaba con sus “negocios”. Así el 8 de octubre de 1945 el Senado aprobó la moción de no-confianza, pero a pesar de esto Grau ratificó su confianza en el Ministro de Comercio y lo impuso al frente del Ministerio de Estado.
Este constituyó otro caso de la turbia historia del Inciso K, el símbolo más notorio de esa corrupción, que tendría como beneficiario máximo al BAGA (que desempeñó un papel siniestro en el proceso de corrupción política administrativa en Gobierno de Grau).
El inciso K al nacer era un discreto renglón en el onceno capítulo en la relación de gastos a cubrir por la Ley # 7 y no tenía otro objetivo que pagar su sueldo a un grupo de profesores y maestros de la Segunda Enseñanza al margen de la nómina oficial. La cifra oficial era de 15 000 pesos mensuales, 180 000 al año. Por ese entonces, estaba Batista en la Presidencia y Anselmo Alliegro ocupaba el Ministerio de Educación, Alliegro se percató del gran negocio que podía resultar el Inciso K y muy pronto lo elevó a la cifra de 2 500 000 pesos.
Durante el grausato se inició el verdadero auge del Inciso K, bajo la hábil dirección de José Manuel Alemán. A la sombra del Inciso K, se apoderaron de las consignaciones destinadas a material gastable, desayuno escolar, mantenimiento etc. y se hicieron negocios turbios relacionados con la venta de plazas de maestros y con botellas magisteriales.
Alemán se enriqueció rápidamente y alcanzó triste renombre por la magnitud de sus malversaciones, por el desenfado con que actuó y por la impunidad que lo rodeaba. Para el año 1947, los fondos destinados al Inciso K andaban por los 17 500 000 pesos cifra astronómica, si se compara con 180 000 pesos iniciales. Más tarde Alemán eleva esa cantidad hasta más de 32 000 000 de pesos.
El Inciso K poseía amplias facultades y extendió sus tentáculos a otras dependencias del Estado. Los fondos del Inciso K pagaban a los pandilleros que asaltaban sindicatos y asesinaban dirigentes, costeando congresos espurios convocados a punta de pistola.
En una investigación realizada por Pelayo Cuervo en torno al BAGA se estableció que se habían robado 65 000 000 de pesos del erario público.
Para seguir el camino de sus predecesores en el poder, el Gobierno de la “cordialidad” de Carlos Prío, discutió en el período de octubre de 1949 un empréstito ruinoso con EEUU por la cantidad de 200 millones de pesos. El solo anuncio de la gestión del Gobierno sin la justificación económica para el mismo, levantó un poderoso movimiento de protesta de todas las capas sociales.
En 1950 se inició una causa contra Grau y otros elementos de su Gobierno por la malversación de 174 millones de pesos, la llamada Causa 82, en ella también se hallaron implicados muchos de los personajes del gobierno de Prío.
El 4 de julio el escándalo de la corrupción imperante llegó a su más alta expresión al ser sustraídos los 6 032 folios de la causa 82, del Juzgado de Instrucción.
El Gobierno para tratar de sofocar la protesta pública, dictó el 3 de septiembre de 1950 el decreto # 2 273, conocido como el Decreto Mordaza. Esta medida establecía que toda persona natural o jurídicamente aludida en alguna transmisión radial: ”tiene  el derecho a la rectificación por la empresa radiodifusora”.
Al igual que en la época de Grau, el robo alcanzó caracteres extraordinarios, fue mayor el latrocinio y la crisis moral, se negociaron las zafras azucareras y se dilapidaron los fondos públicos. Prío utilizaba los fondos del Estado y la fuerza de trabajo del Ejército para laborar en las tierras de su propiedad.
El gangsterismo político entronizado por Batista durante su llamado Período Constitucional tomó fuerza durante el Gobierno de Grau. El auge del gangsterismo nos da la medida de la corrupción y la inmoralidad existente en este Gobierno.
Los gansters disfrutaban de todo tipo de prebendas: puestos en los Ministerios, altos cargos en la Policía Nacional y la Secreta, libre acceso a los negocios de la bolsa negra, dinero efectivo e ilimitada impunidad.
Prío desde su puesto de Ministro del Trabajo, le buscó a los gansters una ocupación más, los convirtió en líderes obreros e instaló por decreto en las directivas de los sindicatos a los pandilleros, para utilizarlos en tareas divisionista dentro del seno del movimiento obrero.
Cuando Prío asume la Presidencia hereda de Grau la tradición gansteril y aunque prometió demagógicamente que acabaría con ella, esta crecía, se desarrollaba y adoptaba carácter oficial. La opinión pública condenaba este orden de cosas y a Prío no le quedó otra alternativa que dictar la Ley # 5 de noviembre de 1948 que declaraba ilícitos todos los órganos gansteriles y establecía sanciones severas.
Pero en la práctica la ley se manifestó contra las personas honestas que se oponían al Gobierno y se enviaron a la cárcel muchos infelices que nada tenían que ver con la cuestión. Mientras el gangsterismo continuaba y se desarrollaba la guerra entre sus grupos por cargos y prebendas, hasta llegar a originar verdaderos combates callejeros, atentados, secuestros y todo tipo de acciones de terror, a tal punto que llegaron a adquirir cierta autonomía que le permitió actuar independientemente de sus sustentadores.
También conocido como  pistolerismo, este fenómeno socio-político alcanzó su mayor auge de 1945 a 1952. Acontecimiento eminentemente urbano, tuvo como componente social principal a los elementos provenientes de las capas medias y de sectores marginales que eran estimulados a la violencia en medio de una sociedad muy escindida, cuyos valores morales quiebra.
Salta a la vista que el período dorado del  pistolerismo coincida con la estancia en el poder de los Gobiernos auténticos de Grau y Prío y esto no fue casualidad, sino evidencia concreta de los contactos estrechos que existieron entre la violencia política y las prácticas populistas de estas dos administraciones.
El pistolerismo afincaba sus raíces en la frustración de la Revolución del 30. En el fragor del combate machadista habían prosperado las prácticas terroristas más osadas y en años posteriores continuaron las acciones violentas, bien a modo de ajuste de cuentas contra exmachadistas y traidores o bien frente al militarismo batistiano.
De este proceso surgieron pequeñas organizaciones como Legión Revolucionaria de Cuba, encabezada por los hermanos Julio y Mario Salabarría, La Alianza Nacional Revolucionaria creada en 1938 por algunos jóvenes miembros de Joven Cuba, como Emilio Tro y Armando Correa. Al año siguiente se crea Acción Revolucionaria Guiteras (ARG) que agrupaba a un selecto grupo de pistoleros como Eufemio Fernández, Orlando León Lemus alias el colorado, Jesús Hernández alias el extraño y Rogelio Hernández alias Cucú.
Estas organizaciones tenían en común el estar integradas por los elementos más jóvenes de la generación que lucha contra Machado, aquellos no habían logrado ser figuras de primer orden en dicha contienda. Estos jóvenes por su edad no tenían una formación acabada al producirse la frustración revolucionaria, lo que creó en muchos de ellos un concepto totalmente erróneo de lo que era un revolucionario. Para la mayoría el actuar del revolucionario era la acción violenta y desenfrenada, imagen a la que contribuía la propia confusión ideológica, resultante de la frustración del proceso, del cual devino un intrincado ideario en el que se encontraba cierta influencia anarquista que abogaba por la independencia nacional y el desarrollo económico en el marco de una organización semiclandestina y celular.
Estos grupos irrumpen en el ambiente universitario desde 1937 y prosperaron durante el Gobierno de Batista, aunque su acción en la Universidad, el conocido “bonche”, disminuye desde del trágico asesinato de Ramiro Valdés Daussá.
Cuando los auténticos arribaron al poder en 1944 lo hicieron con un gran apoyo de los llamados grupos de acción, que hasta ese momento se habían distinguido por combatir a Batista. Grau acogió a sus muchachos muy patriarcalmente y les prometió a muchos de ellos, satisfacer sus reclamos políticos y económicos. Así quedaron abiertas las puertas de las oficinas del Estado, en particular de las dependencias políticas y de los órganos de seguridad, para satisfacer las aspiraciones revolucionarias de estos inquietos muchachones.
Pero los puestos y las prebendas no alcanzaban para todos y sobrevino el pugilato y las pugnas sangrientas entre las distintas facciones que arrastraron lógicamente a jóvenes que en medio de la crisis de los valores del Nacional Refornismo auténtico no encontraron una orientación ideológica adecuada.
La guerra entre pandillas invadió las calles de La Habana sembrando el pánico en la ciudadanía. Los sangrientos sucesos del reparto Orfila acaecidos en La Habana a mediados de septiembre de 1947 donde perdieron la vida seis personas, provocaron una enorme consternación de la opinión pública.
 El auge del gangsterismo era tal y su impunidad tan vergonzosa que el Presidente Prío al reconocer la beligerancia de los grupos gansteriles, entró en tratos amistosos con los mismos para lograr lo que se conoció con el nombre de Pacto de Grupos. Por medio de este, se pretendía con la equitativa distribución de las prebendas, eliminar discrepancias entre los grupos gansteriles.
Para lograr el pacto se distribuyeron botellas en cantidades fabulosas. El grupo de Guillermo Comellas obtuvo 60 puestos, el Tribunal Ejecutivo Revolucionaro-110 puestos, la Unión Insurreccional Revolucionaria – 120 puestos, la Acción Guiteras- 250 puestos, el grupo de Policarpo Soler que era el más terrible, 600 puestos. Estos puestos se cobraban sin prestar servicio en los Ministerios de Salubridad, Trabajo, Gobernación y Obras Públicas.
La descomposición política del PRC(a), avanzaba hacia el más bochornoso descrédito. Esta amarga realidad va eliminando las posibilidades de una revolución verdadera desde el poder. Eduardo R. Chibás, quien era dirigente del Partido Auténtico, piensa que es necesario buscar nuevas soluciones. 14
La respuesta es difícil, pero adopta la única viable: la creación de un nuevo partido político. Su nombre: Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos), (PPC(o).
El 5 de agosto de 1938 ingresa Chibás oficialmente en el PRC(A). Viaja a Miami para entrevistarse con Grau(, Sus puntos de vista son coincidentes ahora.15
A la medida que transcurre el tiempo, se da cuenta de que el PRC(A), al que ha defendido enérgicamente, le falta la estructura de un partido moderno, de definida militancia y voluntad de combate.
La proclamación  del PPC(O), ocurre el 7 de septiembre de 1947, en el Liceo de las calles de Industria y Dragones. Chibás es elegido presidente.
Afines de junio de 1951, la campaña moralizadora vergüenza contra dinero llegaba a su clímax, cuando se inicia la polémica Chibás-Aureliano Sánchez Arango, este último Ministro de Educación del Gobierno de Prío. 16
Chibás había puesto al descubierto el latrocinio y la desvergüenza de muchos funcionarios públicos, incluyendo el nepotismo del Presidente, mediante la presentación de su obra radial dominical o en la prensa, de numerosas pruebas.17
En el caso de Aureliano, Chibás lo acusaba de haber  malversado 300 000 pesos, pertenecientes al Ministerio de Educación y de invertir parte de ese dinero en propiedades en Guatemala. Tales acusaciones no pudieron ser probadas por el líder ortodoxo, aun cuando él lo había prometido públicamente 18.
Esta circunstancia, más el alto vuelo moral de un carácter apasionado y digno, provocaron el arrebato de vergüenza que interrumpió la vida del dirigente ortodoxo mediante el suicidio. Ello ocurrió durante una alocución radial el 5 de agosto de 1951. Su último aldabonazo, como ha pasado a la historia, se convirtió en su conmovedor testamento político, que en su párrafo final exhorta a luchar por Cuba: “ ¡ Compañeros de la ortodoxia, adelante! ¡ Por la independencia económica, la libertad política y la justicia social ¡ ¡ A barrer a los ladrones del gobierno! ¡ Pueblo de Cuba levántate y anda ¡ ¡ Pueblo cubano, despierta ¡ ¡ Este es el último aldabonazo!. 19
El día 16 fallecía en el Hospital de La Habana, para consternación de amplios sectores del pueblo cubano. Su entierro constituyó una multitudinaria manifestación que congregó a las diversas voluntades, que habían sido arrastradas por la predica de la ortodoxia.
El programa Nacional Reformista del PPC(O), no poseía, diferencias sustanciales con el memorable Programa Constitucional de PRC(A). 20
En esencia eran doctrinas nacionales reformistas similares que se movían en entorno pequeño burgués nacionalista y con un sello populista muy distinto. En realidad ambos programas no coexisten en el tiempo, ni en el espacio propiamente histórico. Digamos que se trata de una sucesión que tiene como raíz el enlodamiento de la prédica nacional reformista del autenticismo, de ahí el rescate de los valores más puros de la “ortodoxia auténtica”. Cuando Eduardo Chibás en 1947, esboza la ideología política de la ortodoxia no hacía otra cosa, por tanto que intentar la recuperación de la doctrina nacional reformista, mediante una expresión más clara y directa de los principios de esta, que habían sido traicionados por los más altos dirigentes perreceistas.
Los postulados del nuevo programa nacional reformista ortodoxo hicieron hincapié en la necesidad de lograr la independencia económica, la cual no estaba en correspondencia con la independencia política alcanzada(en este caso se persistía en el criterio de considerar que Cuba era un país políticamente independiente) para ello se hacía imprescindible liberar a Cuba del “imperialismo extranjero”, diversificar la producción agrícola, proteger la industrialización del país, fomentar la marina mercante nacional, crear un sistema bancario, fiscalizar y controlar por el Estado la propiedad y las exportaciones. En el aspecto social se condenaba la discriminación racial y se proclamaba el derecho al trabajo y la asistencia social, mejorar el sistema educacional y desterrar el gangsterismo. En resumen, todo un rosario de preceptos que expresaban las más típicas aspiraciones reformistas provenientes de la pequeña y media burguesía, así como de amplios sectores del proletariado y el campesinado.
No obstante la unidad interna del PPC(O) y su propia efectividad pública,  se sustentaba más en el carisma del líder, que en carácter progresista de un programa. Chibás era el partido, el partido era Chibás.
Pero ya desde 1948, cuando señalados miembros del PPC(O) como Emilio Ochoa, Fico Fernández y Pelayo Cuervo entre otros se postularon para diferentes cargos públicos en otras Coaliciones, se demostraba las debilidades producidas después de la muerta de Chibás.
A pesar que durante un tiempo permaneció viva la imagen del guía político y ello ocultó de momento el daño irreparable que significó su desaparición, pronto aparecieron las primeras grietas en el edificio ortodoxo.
Sin embargo, la prédica ética chibadista caló profundo en amplios sectores de la población, en especial en los jóvenes que eran golpeados por el bochorno de las lacras republicanas. Esto explica las innumerables proyecciones ideológicas y políticas que surgieron a su calor, que en muchos casos iban más allá de la propia ideología del líder ortodoxo.
Aproximadamente cinco meses después, un joven abogado, el doctor Fidel Castro, desde las páginas del periódico Alerta, asume la denuncia sobre los hechos delictivos y corruptos del priato. En la edición del 28 de enero de 1952 plantea que: “en una mano tengo la denuncia y en la otra las pruebas” 21
Eduardo R. Chibás no aró en el mar, sus ideas justas sirvieron para emprender el camino del rescate de la dignidad nacional. A partir de entonces puede elaborarse una nueva estrategia revolucionaria hacia el futuro.
Fidel, en enero de 1959 planteó: “... sin la predica de Eduardo Chibás, sin lo que hizo Eduardo Chibás, sin el civismo y la rebeldía que despertó en la juventud cubana, el 26 de julio no hubiera sido posible.”22   
En el transcurso de los años finales del priato, junto con el deterioro creciente de la estabilidad republicana, como consecuencia de los desaciertos del Gobierno, se iba configurando un escenario político no muy promisorio para las aspiraciones de Batista y el nuevo partido que encabezaba, el Partido de Acción Unitaria (PAU).
Por diferentes vías y desde fines de 1951, habían llegado rumores a las más altas instancias de la administración, de la trama batistiana. Incluso los propios servicios de inteligencia de la República alertaron al Presidente de lo que se incubaba en la finca Kuquine.
El 10 de marzo de 1952, Batista realiza el golpe de Estado. El Presidente se encontraba durmiendo plácidamente en su lujosa finca de La Chata, en las afueras de La Habana cuando fue impuesto de lo que estaba sucediendo en Columbia. Prío arribaba antes del amanecer al Palacio Presidencial, acompañado de sus hermanos Francisco y Antonio, muchos de sus parciales más cercanos ya estaban allí. El Presidente daba una imagen lastimosa de total indecisión, en los instantes en que aquello aun podía ser salvado y que la República necesitaba más coraje y energía que nunca.
El presidente y sus seguidores no tenían ningún interés, en mantener una posición de honrosa firmeza, con la ayuda de los estudiantes incluso del pueblo, que no fue convocado a defender el poder legítimo.
Prío se asiló en la Embajada de México en la madrugada del 11 de marzo y tres días después, siguió rumbo a los EEUU donde se radicó definitivamente y disfrutó de la cuantiosa fortuna “ahorrada” durante su provechosa carrera. 23
Muy lejos estaba de imaginar, que nunca más sería una figura protagonista en la política cubana. Había muerto su tiempo. Se encargarían de ello los aires revolucionarios que invadirían la isla iniciando una nueva época.

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