Nuestra Isla en su extremo más occidental  estaba cubierta de una rica flora, antes de la llegada de los españoles.  Tupidos bosques cubrían su suelo, formando un relieve de lugares montañosos con  fértiles valles formados en el seno de los abruptos accidentes del terreno.
  Se estima que los primeros poblamientos humanos en lo que hoy es la  provincia de Pinar del Río ocurrieron, por lo menos, hace unos 6 000 años, se  trataba de pequeños grupos de cazadores paleolíticos nómadas, en tránsito hacia  una economía parcialmente orientada a la recolección marina y a la pesca.
  Estos cazadores primitivos  pudieron arribar a Cuba entre 10 000 y 6 000 años antes del presente,  procedentes de La Florida o de Centroamérica, aprovechando la existencia de  algunas islas hoy sumergidas, que pudieron acortar los espacios marítimos que  separan a nuestro archipiélago de estas regiones del continente americano.
  A partir de 3 500 años antes del presente se inicia  una nueva fase, en el extremo occidental de Cuba, revelando una evolución de  estos cazadores primitivos.
La presencia de aborígenes de la fase agricultores en la actual Pinar del Río se considera posterior a la conquista española. No obstante, la influencia indirecta de otros grupos, procedentes de Venezuela y Haití, que arribaron a Cuba hace unos 1 000 años, puede haber alcanzado el Occidente antes del siglo XVI, lo que pudiera explicar la presencia aquí de algunos indicios que sugieren la existencia de la fase protoagricultores en esta región.
 “Se puede pensar que el territorio de la  actual provincia de Pinar del Río pudo llegar  a tener una población de aborígenes pescadores-recolectores del orden de los 10  000 a 12 000 habitantes, en su momento de mayor auge, distribuida en unas 60  comunidades” 24
  Estos  aborígenes dispusieron de un variado instrumental de piedra tallada o sílex,  así como una amplia gama de manifestaciones artísticas y religiosas.
  El  escaso desarrollo de las comunidades aborígenes pobladoras del occidente cubano  fue factor influyente en las decisiones de Diego Velásquez, acerca de la  ubicación de las primeras villas que fundó. No obstante algunos investigadores  defienden con serios argumentos la idea de que la villa de San Cristóbal (1514)  tuvo su primitivo asentamiento cerca de la desembocadura de uno de los ríos que  desaguan en la costa sur de la actual Pinar del Río.
  De  cualquier manera en 1519 ya esta villa se había trasladado junto al puerto de  Carenas, en la región india de La Habana, por lo que la influencia de su primer  emplazamiento no parece haber sido determinante en el desarrollo de los  acontecimientos históricos locales. 
  Fue el  Cabildo de La Villa de San Cristóbal de La Habana, el encargado de realizar los  primeros repartos de tierras en esta región. Estos consistieron en el otorgamiento  de hatos y corrales para la cría de reses y puercos a los vecinos que lo  solicitaban.
  Ya desde  la segunda mitad del siglo XVI, la influencia de la conquista y sojuzgamiento  de la población aborigen en otras regiones pudo haber llegado al extremo occidental,  con el arribo de grupos indígenas deseosos de rehuir el contacto con los  españoles.
  Medio  siglo después de la llegada de los hombres blancos a Cuba, aparecieron los tres  cacicazgos de occidente con nombres puramente indígenas: Guaniguanico, Cuyaguateje  y Caiguanabo, pero no pasó de ser un pobre residuo de una raza que se extinguía  bajo el rigor de los conquistadores.
  El  conquistador español se abstuvo a fundar poblaciones y crear instituciones al  oeste de La Habana. 
  “En 1554  comenzaron a poblarse los primeros hatos y haciendas a orillas del río Guamá.  El 11 de abril de 1571, otorga el cabildo de La Habana la primera merced con el  nombre de Sabanas de Río Feo a Francisco de Rojas. Esta es la primera noticia  documental sobre terrenos aledaños a la actual capital de la provincia” 25 
  Muy al  oeste, a orillas del río Cuyaguateje se constituía un pequeño núcleo de  población con el nombre de Guani o Guane, donde se cultivaba tabaco.
  El  cultivo del tabaco se había generalizado en distintos lugares de Cuba. Esta  producción era en el primer cuarto del siglo XVIII, una de las fuentes de  riquezas de Cuba. España comenzó a aplicar un riguroso monopolio a favor de la  Corona.
  Los  vegueros no se resignaron a aceptar el estanco del tabaco en el que veían la  ruina de sus intereses. La sangrienta represión de los vegueros sublevados en  La Habana desembocó en el terror, muchos de ellos adoptaron la resolución de  huir y tomaron el camino de Vuelta Abajo, la región donde la autoridad de la  Corona apenas existía.
  Es en  las orillas del río Cuyaguateje donde se cosechaba la hoja de superior calidad  y fragancia de Cuba, se erigiría la nueva población, la que serviría de  cabecera a la comarca.
  La  situación geográfica, que ocupaba en el seno del territorio, permitió a Pinar  del Río alcanzar al fin la hegemonía entre las poblaciones de la jurisdicción  de Filipinas o Nueva Filipina. Guane, caserío levantado a orillas del caudaloso  río, distaba mucho de La Habana.
  Con  decreto del 23 de julio de 1774 Felipe Fondesviela, marqués de la Torre, creó  la jurisdicción de Nueva Filipina, que fue desde entonces Tenencia de Gobierno.  La nueva Tenencia radicó primero en Guane, después en San Juan y Martínez y un  poco más tarde en Pinar del Río, a orillas del río Guamá. Ver Anexo # 1.
  Los  acontecimientos del 10 de Octubre de 1868 se hicieron sentir en Vueltabajo. Por  solo citar un ejemplo, uno de los miembros de la familia Rubio, Enrique Dámaso  figuró entre los implicados en un frustrado alzamiento en Santa Lucía y  Montezuelo, en Mantua. Obligado a marchar al exterior, estableció relaciones  con la emigración patriótica cubana. “Existen varios documentos probatorios de  sus vínculos con la dirección de los emigrados en EEUU”. 26 
  Durante  el período de la Tregua Fecunda, la conspiración en Vuelta Abajo fue alentada  por los máximos jefes de la emigración. Ya desde 1880 existía la difusión de  propaganda revolucionaria en varias zonas del territorio.
  La  conspiración crecía en la región de Las Martinas, Guane, San Juan y Martínez y  otros lugares. El propio José Martí testimonia en carta al General Máximo  Gómez de 1893 la existencia de núcleos  revolucionarios. Otras cartas de Martí corroboran la visita de sus agentes  conspirativos de la región occidental.
  En 1890  el General Antonio Maceo visitó la provincia, donde trató de conocer el suelo  de Pinar del Río y el carácter de sus habitantes. Esa visita había querido  hacerla en 1886, pero le fue negada la autorización por las autoridades  españolas.
  Juan  Gualberto Gómez, que viajó a Pinar del Río en 1893 encontró ánimo favorable a  la lucha, confirmando además que Sanguily, Collazo y José María Aguirre  extendían su acción a la provincia de Pinar del Río, donde el terreno se  encontró más propicio de lo que la generalidad creía.
  El  reinicio de la Guerra de independencia en 1895 tuvo manifestaciones de apoyo en  nuestra provincia, en los meses de septiembre, octubre y diciembre de ese año  se produjeron intentos de sublevación en Las Martinas, Paso Real de Guane,  Pinar del Río, San Juan y Martínez y otros lugares. El Capital General de la  Isla A. Martínez Campos se vio obligado a decretar el estado de guerra en la  provincia.
  Las  fuerzas de avanzada de la Columna Invasora, al mando de Roberto Bermúdez,  se internan en territorio pinareño, el día 6  de enero de 1896 y el día 8 penetra la Columna Invasora, atravesando triunfal  la provincia, hasta el 22 de enero que llega a Mantua donde se firma el Acta  que acredita la culminación de la Invasión.
  Entre el  23 de enero y el 12 de febrero de 1896, Antonio Maceo dejó preparado el territorio  para convertirse en el principal escenario de la lucha durante los restantes  meses del año 1896.
  En estos  hechos se enrolaron un grupo de jóvenes pinareños...“que guiados por el  pensamiento y el ejemplo de Isabel Rubio y otros destacados revolucionarios,  decidieron unirse con un fin común: liberar a Cuba del sistema de dominación  colonial.” 27
  Durante  los años finales de esta guerra, España llevó a cabo la política de la  reconcentración dirigida por sanguinario Valeriano Weyler, Capitán General de  la Isla, orientada fundamentalmente a la zona occidental, donde estaba el  principal escenario de la guerra. Nuestra provincia sufrió estas condiciones,  que provocaron graves enfermedades y la muerte de miles de mujeres, niños y  ancianos.
  “La  intervención norteamericana en Pinar del Río se produjo oficialmente el día 14  de diciembre de 1898 con la toma de posesión del general George A. Davis” 28
  A solo  dos días de haberse firmado el Tratado de París, el lunes 12 de diciembre de  1898, entre las 9 y las 10 de la noche, hacia su entrada en la estación  ferroviaria pinareña el tren que conducía el grueso de las fuerzas  norteamericanas de ocupación.  
  Estas  tropas pertenecían al Regimiento de Infantería # 202, Voluntarios de New York,  que estaban integradas por 800 hombres entre soldados, clases, oficiales y  jefes superiores del Estado Mayor. Esa noche se acomodaron en portales,  almacenes e improvisadas casas de campaña, excepto la alta oficialidad que se  alojó en el Hotel Globo, el mejor de entonces.
  Días  después construyeron unas 16 barracas, al lado del lugar donde hoy radica el  Hospital Pediátrico, todavía subsisten algunas de estas.
  Las  borracheras, orgías colectivas, reyertas, disturbios y abusos a la ciudadanía,  son muestras de su clásica prepotencia y el desprecio absoluto por todo lo que  no era norteamericano.
  No solo  hubo un Ejército de Ocupación, también arribó a nuestra provincia un ejército  de promotores y comerciantes, que en lo económico, se fueron apoderando de la  industria minera, el ferrocarril y la industria del tabaco en nuestra  provincia. Zonas de San Juan y Martínez, San Luis y Sandino, fueron adquiridas  por la American Tobaco Company.
  Donde  más daño infligió, fue en el aspecto político, en lo moral, en la dignidad y en  la desviación ideológica que con sus mañas y sus engaños, produjeron en gran  parte de la población pinareña. 
  Esto  unido a su plan nacional de obras de higienización y urbanismo que España nunca  intentó, a la apertura de posibilidades de trabajo en obras viales y de su  necesidad de preparar y desarrollar a su manera a la nueva colonia, logró  aparentemente un clima de aceptación de la intervención, aún cuando siempre  hubo manifestaciones patrióticas que si no obtuvieron mayor resonancia fueron  debido a la falta de unidad o a la laguna ideológica que caracterizaba al Pinar  del Río de entonces.
  En los  primeros años de la República neocolonial, se produce la penetración  imperialista  en nuestra provincia, sobre  todo en la producción tabacalera.
  Imponiendo  altos impuestos a la entrada del tabaco en rama y torcido al mercado  estadounidense, agudizó la crítica situación que padecían los cosecheros en  esta región.
  Los  trust norteamericanos al amparo del Tratado de Reciprocidad de 1903 entraron en  una ofensiva a penetrar en la industria del tabaco. Esta penetración fue  iniciada por la American Tobaco Company a través de sus filiales. La mayor  parte de las marcas estaban en su poder al controlar el 90 % de la exportación  de tabaco torcido. La Cuban Land and Leaf Company se estableció en el pueblo de  Las Martinas en 1907, a fin de explotar también la fase de cultivo sobre la  base de compra de tierra. Más tarde se desplazó hacia la rica zona de San Juan  y Martínez y hacia áreas de la costa norte de Pinar del Río.
  El  Tratado de Reciprocidad Comercial de 1934 afectó a los cosecheros de tabaco.  Así la Asociación de Cosecheros de Tabaco de Cuba combate el oneroso tratado y  pide un nuevo Tratado de Comercio, ya que este limitaba su entrada en  Norteamérica en unos 18 000 000 de libras, sin considerar que el conjunto  estadounidense de este producto se calculaba en unos 100 000 000 de libras,  promoviendo un marcado carácter desigual en las relaciones comerciales a favor  de los EEUU, al tiempo que acentuaba aún más la dependencia de Cuba al  imperialismo.
  La situación  económica de Pinar del Río era de crisis permanente. 
  “El  tabaco elaborado no solo pagaba el 65 % de su valor” (más derecho que los productos de Canadá, Japón, Gran Bretaña y  Alemania juntos) “sino que le está prohibido su envío en paquetes postales, siendo  Cuba uno de los pocos países del mundo al que le está negado un tratado  postal.” 29 
  En estos  años, en cuanto a la división política administrativa, la provincia se encontraba regida por  siete partidos judiciales y quince términos municipales: 
  1-Partido Judicial de Consolación del Sur. 
      Términos municipales: 
  - Consolación del Sur. 
  - Consolación del Norte. 
  - Cabañas. 
  - Viñales. 
  2-Partido Judicial de Guanajay.
      Términos municipales: 
  - Guanajay. 
  - Mariel. 
  3-Partido Judicial de Artemisa. 
     Término municipal: 
  -   Artemisa.
  4-Partido Judicial de San Cristóbal.
      Términos municipales: 
  - San Cristóbal. 
  - Los Palacios. 
  - Candelaria. 
  5-Partido Judicial de San Juan y Martínez. 
      Términos municipales: 
  - San Juan y Martínez.
  - San Luis. 
  6-Partido Judicial de Guane. 
      Términos municipales: 
  -   Guane. 
  -   Mantua.
  7-Partido Judicial de Pinar del Río.
      Término Municipal:
  -   Pinar del Río. 
  Además existía un Consejo Provincial y un  Gobernador. El Gobernador cumplía funciones  ejecutivas y el Consejo Provincial era el órgano deliberativo.  
  El Consejo Provincial estaba integrado por  los alcaldes, gerentes o presidentes de comisión, de los términos municipales  de la provincia. Se reunían por lo menos una vez cada dos meses, en sesión  ordinaria y en sesión extraordinaria todas las veces requeridas por el  gobernador.
  “Sus facultades consistían en la formación  de los presupuestos de gastos e ingresos, determinando la cuota que, en  relación con sus ingresos, correspondían aportar a cada municipio: Prestar  servicios públicos y ejecutar obras de interés provincial; acordar los  empréstitos necesarios para realizar obras públicas, votando a la vez los  ingresos permanentes necesarios para el pago de sus intereses y amortización,  previo informe favorable del Tribunal de Cuentas y nombrar y remover los  empleados provinciales.” 30
  El Gobernador  Provincial representaba a la provincia y ejercía las funciones ejecutivas  provinciales cumpliendo y haciendo cumplir, las leyes de la nación, cumpliendo  y haciendo cumplir los acuerdos del Congreso Provincial, los cuales debía  autorizar con su firma y publicación para general conocimiento. 
  El gobierno municipal tuvo en Pinar el Río  la forma de Ayuntamiento y Alcalde; es decir, las funciones gubernativas  seguían el sistema tradicional de división de poderes. Recaían en el  Ayuntamiento las facultades deliberativas y las ejecutivas en el Alcalde. Se  establecía por la Constitución de la República las funciones específicas de los  municipios. Ver  anexo # 2 
  Aunque este no era limitado ya que el  municipio tenía todos los poderes necesarios para satisfacer necesidades  locales. 
  La provincia de Pinar del Río fue  gobernada por los funcionarios siguientes: 
El Término Municipal de Pinar del Río,  como cabecera de la provincia tuvo los siguientes alcaldes:
  - Lic. Leopoldo Sánchez y Cannals. (Finales  de la colonización española)
  - Lic. César Lancís (Durante la Ocupación  Norteamericana)
  - Lic. Alfredo Porta Rojas (Del 1ro de  julio de 1901 al 10 de diciembre de 1916)
  - Dr. Juan María Cavada y del Haya (Del 10  de diciembre de 1916 al 10 de abril de 1932)
  - Sr. Francisco Sarmiento Martínez (Del 10  de abril de 1932 al 15 de septiembre de 1936)
  - Agapito Guerra Gálvez (Del 15 de  septiembre de 1936 al 15 de septiembre de 1944)     
  La mayoría de los gobernadores y alcaldes  mencionados, así como sus gobiernos, fueron antidemocráticos, perneados por la  descomposición moral, la corrupción política y administrativa, practicaron  todas las formas de latrocinio y violaron continuamente los más elementales  derechos y libertades del pueblo.  
  A partir del 15 septiembre de 1944 hasta  el 10 de septiembre de 1948, gobierna en Pinar del Río, Armando Del Pino  Sandrino y del 10 de septiembre de 1948 al 10 de septiembre de 1952, Cirilo  Bugallo Blanco. 
  Como Alcaldes del Término Municipal de  Pinar del Río, tomó posesión el 15 de septiembre de 1944, Francisco Sánchez  González hasta el 10 de septiembre de 1948 y del 15 de septiembre de 1948 al 10  de septiembre de 1952, Ramón Rodríguez Hernández.  
  Estos Gobernadores de la provincia y  Alcaldes del Término Municipal de Pinar del Río, coinciden en el tiempo con el  arribo al poder en Cuba del Nacional Reformismo, representado por Ramón Grau  San Martín y Carlos Prío Socarrás, líderes del Partido Revolucionario Cubano  (Auténticos) y el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos), con Eduardo Chibás en  la oposición.
  La impronta del Nacional Reformismo, en  Pinar del Río, a pesar de comportarse de forma similar al resto de las  provincias tuvo sus particularidades.
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