ESTUDIOS DE LOS PROCESOS INTERCULTURALES: COMUNIDAD, REDES, CONSTRUCCIONES MEDIÁTICAS, EXPERIENCIAS ORGANIZATIVAS, PROCESOS DE CONSTRUCCIÓN Y HUMANISMO

Ezequiel Hernández Rodríguez
Ricardo Contreras Soto
Rubén Ramírez Arellano

El caso organizativo de la Organización Indígena Totonaca (OIT)

Por lo que respecta al caso particular de la OIT, según el informante clave entrevistado (Barrios, 2007), las mismas condiciones políticas y económicas (explotación de la población totonaca por la vía del intermediarismo y las condiciones de marginación) existentes en este municipio totonaco. Ya que “para principios de la década de 1980 aun prevalecían formas de explotación propios de la Colonia, al predominar en el comercio un control arbitrario de las unidades de peso y de medida de los valores de cambio por parte de las familias mestizas; así mismo, se imponía a los indígenas huehuetecos condiciones de trabajo en condiciones de servidumbre, acentuado por racismo hacia los pobladores indígenas.
Por otro lado, a la par de estas formas de acumulación precapitalistas, se presentan procesos propios de la acumulación originaria del capital, como fue el despojo, por la vía del engaño, a través del fomento del alcoholismo de los indígenas o por la vía de los préstamos que en muchas ocasiones era imposible pagar dado el control que los mestizos ejercían sobre el comercio, la fuerza de trabajo (Barrios, 2007) y de tierras propiedad de los indígenas.
“No solamente es el aspecto económico el que va a dar pie para la agudización de las contradicciones económicas, sino que además de la explotación de la que son objeto los totonacos, se agrega el racismo y desprecio , lo que a la postre motivará a organizarse dentro de la OIT, por parte de aquellos”. El racismo expresado en que los de razón, dicen los pobladores del centro de la cabecera municipal, ‘somos nosotros’, es decir, los mestizos; al totonaco lo consideran, las viejas generaciones de mestizos, como ‘hombres y mujeres que no tienen razón’. Así se asumían; pero actualmente con el surgimiento de la OIT, han ido desapareciendo muchos de estos prejuicios, porque la organización venía cuestionándolos durante nueve años de gobierno indígena ; criticando desde posiciones que señalaban que los totonacos no tienen razón hasta que no saben gobernar, que no pueden gobernar y de que no estaban llamados a gobernar (Barrios, 2007).
En estas condiciones imperantes en los ochenta nace la OIT (declarándose constituida el 22 de julio de 1989 en asamblea realizada en el mercado municipal), “a partir de un proceso de concientización a nivel de la Teología de la Liberación, pero también a un nivel de concientización política”, por la participación no solamente de teólogos de la liberación, sino también de la participación de activistas políticos que también participaron en su momento y que hicieron conciencia de las condiciones en que vivían los pueblos, y en concreto los indígenas; ya que desde inicios de esta década se registran actividades por parte de diversos teólogos de la Liberación, principalmente el párroco Salvador Báez, quien es el principal promotor de la OIT, y el párroco Mario Pérez Pérez, con una tendencia a favor de la justicia (Barrios, 2007), y de muchos totonacos que estaban recibiendo clases por parte de las Misioneras Carmelitas, “para que no solamente aprendieran a leer y escribir, sino para que aprendieran también sus derechos […] se les enseñaba que había una Constitución, que ahí estaban los derechos; se les enseñaba que había un Convenio 169, sobre derechos indígenas, se les enseñaba que la Ley no era el cacique; así, la lectura de estos documentos les hacía entender que eran hombres con derechos”. Muchos de estos totonacos se convierten en catequistas, surgiendo a la par los Comités Cristianos de Base (CCD) como medio para concientizar, organizar y defensa de los propios indígenas de las comunidades. Es así como surge esta organización de marcado carácter indígena; “el poder político no era parte de la ideología del pueblo totonaco”, por lo que el control del gobierno municipal y sus diferentes instancias se encontraban controladas por los pobladores de la cabecera municipal, en donde la población es netamente mestiza. Para 2007 la OIT se encontraba integrada por aproximadamente unos 1500 miembros, entre hombres y mujeres; aun después de la división que se dio a su interior en este mismo año, motivada por los malos manejos de quien entonces fuera presidente de esta (Vega, 2007).
Hay que hacer notar aquí que las condiciones que se tienen en Huehuetla, para fines de los ochenta, muestran una población claramente dividida en comunidades totonacas, con presencia al cien por ciento de totonacos, y una cabecera municipal con una población en su mayoría mestiza, cuya principal fuente de acumulación es el comercio (Barrios, 2007). En estas condiciones sociales y económicas imperantes en el municipio, es como nace la OIT, cuyo objetivo no sólo consiste en lograr cierta independencia del intermediario, y así poder comercializar sus propios productos, como el café, la pimienta y el maíz, sino de poder conquistar el poder político, por la vía del gobierno municipal, el cual le ha sido negado a los indígenas. Todo esto implicó abrir sus propios vínculos de comercialización y poder eliminar el intermediarismo, así como la creación de sus propios organismos y su propia estructura organizativa, lo que a la postre le servirá para poder trabajar como organización.
En este sentido, el “primer presidente indígena”, Don Mateo Sánchez Espinoza (durante el trienio 1990-1993), o al menos así reconocido por los pobladores hablantes de totonaco, fue designado mediante una asamblea entre las diferentes estancias de la organización y del comité directivo, “y no porque quiera o por que se ande promoviendo, sino porque la asamblea lo designó, porque en la asamblea se le está pidiendo”. Lo mismo va a suceder con los regidores (Barrios, 2007). Así, “se tiene el surgimiento de una organización integral”, que no solamente se va a ocupar de los asuntos simplemente comerciales o de negocios de la producción, sino que también abarca áreas como la gobierno y política, justicia , y el establecimiento de un Juzgado Indígena que dependa del Tribunal Superior de Justicia, espiritualidad, así como la de la organización de los propios indígenas; aunque también se ha ocupado de aspectos como el de la educación, medicina tradicional y preservación de la cultura y patrimonio totonaco (Barrios, 2007. Vega, 2007).
Entre las actividades orientadas al desarrollo y mejoramiento de las actividades productivas relativas al café, y por ende que redundan en la creación de mecanismos que favorecen el proceso de acumulación, destacan la puesta en marcha, en 1991, de una campaña en contra del uso de pesticidas y desfoliadores, “que durante esa época estaban de moda”; y cuyo uso conlleva a que variedades de plantas comestibles desaparezcan y a que se contaminen suelos y mantos freáticos, “porque uno de los fines de la organización es la protección del medio ambiente”. Al mismo tiempo se impulsó una campaña, a fines de los noventa, en contra del uso de transgénicos para la producción, porque se estaba introduciendo semillas de lo que se conoció como terminator 34. Pero en cuanto a la cafeticultura, se promovió la producción de café orgánico; sin embargo, el uso de fertilizantes por parte de algunos productores obstaculizó el logro de la certificación. Así mismo, se impulsó por parte de la organización el desarrollo de granjas avícolas y porcinas a nivel de las comunidades, y aunque en un inicio tuvieron éxito, la falta de recursos para darles seguimiento impidió que estas se convirtieran en una fuente de ingreso, además de ser un apoyo para el autoconsumo; “en este sentido ha habido experiencias, más no un éxito completo, porque no se puede decir que actualmente haya un determinado número de granjas establecidas”. Por otro lado, la promoción de la diversificación entre los productores cafetaleros, y entre los habitantes de las comunidades, había sido otra de las actividades impulsadas por la OIT; la idea de no depender de un solo producto, como lo es el café, ha sido uno de los puntales de esta organización (Barrios, 2007).
Sin embargo, la producción no fue la única orbita en la cual intervino la organización, sino que también participo a nivel de la órbita de la circulación, que no es otra que la comercialización (básicamente de café cereza, pergamino y oro, pero principalmente pergamino). “OIT participa dentro de la comercialización, pero sin ningún plan para poder financiar y apoyar la producción de los cafeticultores indígenas adheridos a esta”. Se empezó a acopiar con un fondo que se tenía de FONAES, de más de 350 mil pesos, que servía para acopiar algunas toneladas de café, y dándole salida al café, principalmente de sus socios, a un precio cómodo y garantizándoles sus alcances. Pero al no tener la organización una política para autofinanciarse esto llevo a que las utilidades, obtenidas por la comercialización de café, fueran íntegramente entregadas a sus socios; y la organización, como estructura, no se quedara con ganancia alguna; no hubo una definición en cuanto a que de las utilidades se pudiera autofinanciar las actividades de la comercialización. Mas no es que la Directiva de OIT careciera de luces para organizar la comercialización, sino que fue bajo los supuestos manejados dentro de esta lo que no permitió generar los recursos económicos necesarios para seguir desarrollando procesos de comercialización acordes a las necesidades de los pequeños productores cafetaleros adheridos a la OIT. “Ya que dentro de esta se trabajó bajo la idea de que en la organización se trabaja por servicio y no por un sueldo, ¿cómo se iba a definir que al productor se le quietara un porcentaje por kilo o por tonelada?, eso no era concebible, de esa manera se regresan integras las utilidades. Esto lleva a que la organización no tenga fondos propios, a diferencia de otras organizaciones, que se fondean con los porcentajes cobrados por los trabajos de comercialización. OIT no cobraba estos trabajos; esto le lleva a una inmovilidad en determinado momento, a tal grado que no puede mover ni sus vehículos. En este sentido, la OIT no logra remontar “el oficio” de comprar y de hacerle la competencia al intermediario, sin embargo el hecho de presentarse como una opción frente a los intermediarios implicó que las familias totonacas en general tuvieran un mayor ingreso, ya que la propuesta de precios de la OIT era mayor que la del intermediario, y el intermediario tenía que competir con el precio que ponía la OIT, situación que se mantiene hasta 1999 (Barrios, 2007).


Fuente: entrevistas con el LEC. Edmundo Barrios Marban, asesor de la Organización Indígena Totonaca (2007) y Mateo Vega Sánchez, secretario de la OIT (2007).

“Los mestizos de Huehuetla, que se califican la mayoría de las veces como gente de razón, designan a los totonacos inditos, mozitos, huarachudos, gente de calzón. Todos esos términos designan la inferioridad socioeconómica” (Ellison, 2004).

“Y es que en México nos encontramos ante la presencia de un racismo cultural y social que se expresa en términos de discriminación étnica, de clase y de estatus, ya que la categoría ‘indio y campesino’ es históricamente equivalente a la de ‘pobre, ignorante y carenciado’. En realidad, los indígenas son considerados ignorantes porque no son occidentales” (Bartolomé, 2005).

En 1990 la OIT, a través del PRD logra ganar la presidencia municipal del municipio de Huehuetla; obteniendo mismo resultado en las siguientes dos elecciones municipales.

“Lo que mueve a los pueblos indígenas es la vieja lucha por la dignidad, la vieja lucha por la justicia, la vieja lucha por los derechos humanos, la vieja lucha por la participación política y por el mejoramiento de las condiciones de vida” (Stavenhagen, 2005).

Esto se ve plasmado en la creación del Centro de Estudios Superiores Kgoyom, fundado por la difunta defensora de derechos humanos Griselda Tirado Evangelio, que a nivel medio superior promueve la educación de los jóvenes totonacos integrando aspectos relevantes de su medio social y cultural.

“Es así que las propuestas y demandas de las organizaciones abarcan un amplio espectro, que va desde la restitución de tierras, el acceso a bienes y una mayor representación política en las instituciones estatales” (Bartolomé, 2005).

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