ESTUDIOS DE LOS PROCESOS INTERCULTURALES: COMUNIDAD, REDES, CONSTRUCCIONES MEDIÁTICAS, EXPERIENCIAS ORGANIZATIVAS, PROCESOS DE CONSTRUCCIÓN Y HUMANISMO

Ezequiel Hernández Rodríguez
Ricardo Contreras Soto
Rubén Ramírez Arellano

La “comunidad” a debate, ahora desde la interculturalidad

La discusión teórica conceptual que ha producido el término “comunidad” en las Ciencias Sociales se ha efectuado sobre todo por la antropología en comparación con la sociología, produciendo foros de discusión, libros y artículos trabajados al respecto, entre los que se encuentran: Viqueira (1995, 2000), Pérez (1998), Lisbona (2005). La reflexión arriba escrita es parte de las discusiones que un grupo de antropólogos del CIESAS-Sureste tuvieron a lo largo de su formación en la maestría 2008-2010. 
Ahora consideramos que las UI’s tienen la obligación de entrarle al debate también, e iniciar cuestionándose en qué punto de la discusión se encuentran. Esto lo pudimos revisar mediante los programas de estudio del eje metodológico de las 4 licenciaturas que se imparten en la Institución y con algunas entrevistas realizadas a docentes encargados de impartirlas.
Las asignaturas de Vinculación con la comunidad, diagnósticos comunitarios, proyectos de intervención, y seminario de tesis revisan a lo largo de los cinco años de formación, este concepto y el espacio al cual hacen alusión llevando a la práctica lo aprendido en aula. Lo que encontramos primero, es que estos programas que buscan la vinculación y el impacto con la comunidad se ligan por un tipo especial de metodología que es la llamada Acción Participativa; de entrada encontramos que el concepto se encuentra permeado por esta vertiente en investigación que tiene como uno de sus principales objetivos lograr la participación, concientización y liberación de los agentes comunitarios. Entre los autores que resaltan en las discusiones áulicas que los facilitadores tienen con los alumnos sobre el término son Ander-Egg (1990, 1982), Villoro (2001) Barbero y Cortès (2007), Fals Borda (1995), Viqueira (1995), Escalante (2000), Gómez Jara (1996).  
segundo, el concepto que se trabaja es retomado de los primeros análisis antropológicos que son importados de la Escuela Culturalista, y que asumen que la “comunidad” se puede entender mediante las cuatro variantes antes escritas (colectividad, organización social, características culturales y territorio). De acuerdo con esto, encontramos que la noción es comprendida sobre todo como la delimitación del “área de estudio o de intervención”; es decir, de las cuatro características es el territorio la que define nuestro concepto seguida posteriormente por lo cultural. La comunidad es entendida entonces, como el territorio identificado y caracterizado por sus elementos culturales, dejando a la organización y colectividad desdibujadas en su conformación.
Tercero, al quedar vaga y confusa la idea de lo colectivo se obvia las diferentes formas que pueden tomar estas colectividades que en definitiva no sólo responden a la cuestión territorial. La organización colectiva rebasa lo meramente geográfico soslayando conceptos tan centrales que hablan precisamente de la movilidad constante que el sector rural e indígena tiene se pierden discusiones como las que nos plantean autores como Maffesoli y Bauman.
Cuarto, retomadas de las primeras concepciones antropológicas, la comunidad es vista como ese espacio idílico y sin conflicto, que es estático y ahistórico en el que las relaciones se dan por un sentido de corresponsabilidad y solidaridad. Hay que decir al respecto que esta concepción es retomada con un fin importante, que es recalcar las bondades de las estructuras organizativas endógenas que las mismas comunidades tienen, con el objetivo de partir de éstas para fomentar el desarrollo comunitario y generar el diálogo entre las diferentes formas de conocimiento. Pero aunque se entiende el sentido de este quehacer, nos parece que se deja de lado la cuestión conflictiva y dinámica que es medular para asimilar las relaciones sociales comunitarias.
Por último tenemos que el concepto hace alusión también a una cierta idea de desarrollo que tiene que ver con la tarea de la Universidad de impactar y de resguardar la cultura de la región que se le encomendó, es labor nuestra y del estudiantado, rescatar y desarrollar lo que ya a lo largo del tiempo ha sido bastante maltratado. ¿Pero es verdad esto último, hasta qué punto le toca a la educación intercultural logra este desarrollo?
La inquietud manifestada por parte de los estudiantes durante la realización del “2do. Foro de Educación Intercultural: Entre la teoría y la práctica en un mundo multicultural”, e mencionó sobre el papel de los estudiantes dentro de sus comunidades, “he participado en mi comunidad, les he fomentado que no deben perder su cultura aunque me toman así como, ¡estas loca tu para que me estas fomentando otra vez la cultura que ya no lo queremos!, es lo que mayormente escucho que me dicen, yo les explico, no que la cultura se le debe de valorar que este hay que fomentarla para que no se pierda hay que saber cómo preservarla” (Estudiante de Lengua y Cultura).
Además de que para lograr el desarrollo de su comunidad es necesario “enfocarme más a lo que es la cultura, porque es intercultural eso es lo que estoy llevando, no voy a salirme afuera, darle realce aquella comunidad” (Estudiante de Comunicación Intercultural). Al igual la formación dentro de la Universidad también ha permitido a los estudiantes a “saber valorar y respetar los conocimientos y saberes de mi pueblo, así como también, sus costumbres y tradiciones que son parte fundamental de la sociedad” (Estudiante de Lengua y Cultura).
Se señala también que durante su formación en la universidad se toman en cuenta diferentes aspectos “tales como la identidad cultural, la manera de cómo el estudiante visualiza el contexto de su propia comunidad, de tal manera, que desde el primer semestre, él se ve vinculado con los trabajos comunitarios, a tal grado que logre  identificar mediante practicas de campo, los diversos problemas que aquejan en su comunidad, pero no simplemente que los identifique, sino que tenga herramientas necesarias para poder solucionarlos” (Estudiante de Desarrollo Rural).
Como puede observarse, de alguna manera hay una apropiación del discurso en los estudiantes sobre su papel en el ámbito comunitario, pero sin duda es una ardua labor que no solamente involucra a los actores comunitarios y universitarios, sino más bien es un quehacer que nos compete a todos, y es que mientras la discusión de lo intercultural y su propuesta de replantear las formas de relación desde una perspectiva más equitativa y justa se reduzca a un espacio de formación universitaria difícilmente se podrá considerar a la diversidad sociocultural como un factor de desarrollo comunitario, sino por el contrario se convierte en un asunto de interés público.
Finalmente uniendo estas dos concepciones tenemos que de acuerdo a la labor de la uiet, la comunidad es entendida desde  la interculturalidad no como una unidad de análisis que hay que problematizar, sino como el espacio de intervención (mediante diagnósticos, proyectos e investigaciones) sobre el cual el Estado deja en la labor de la Educación el desarrollo de las regiones interculturales como lo dijera Aguirre Beltrán el siglo pasado.
Además, es un territorio utópico y estático al que hay que conservar, obviando las transformaciones endógenas que en sí mismas tiene el espacio comunitario. En su relación con la intercuturalidad, deviene en un custodio que tiene la labor de resguardar la diversidad cultural. La política indigenista del periodo posrevolucionario a través de su etnocidio biológico y lingüístico logró disminuir la diversidad cultural del país, ahora las nuevas estrategias dirigidas a esta etnia llevan a solventar un siglo de olvidos y a rescatarla exacerbando su importancia y cayendo en algunos casos en el folklorismo.
Así la interculturalidad y la comunidad se convierten en dos conceptos desvirtuados en la praxis y en lo conceptual. Se relacionan en el sentido de que, uno es el espacio en el cual se tienen que preservar y revalorar las culturas, tradiciones y lenguas que existen en nuestro país, el otro, es el modelo educativo que debe formar profesionales e intelectuales comprometidos precisamente en ese desarrollo económico y cultural de los ámbitos comunitario, regional y nacional. Limitando lo intercultural a las relaciones entre comunidades y poblaciones indígenas y, en algunos casos a las relaciones entre indígenas y no indígenas que se delimitan a las zonas rurales.
 

Volver al índice

Enciclopedia Virtual
Tienda
Libros Recomendados


1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural
Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores)

Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER).
Libro gratis
Congresos

15 al 28 de febrero
III Congreso Virtual Internacional sobre

Desafíos de las empresas del siglo XXI

15 al 29 de marzo
III Congreso Virtual Internacional sobre

La Educación en el siglo XXI

Enlaces Rápidos

Fundación Inca Garcilaso
Enciclopedia y Biblioteca virtual sobre economía
Universidad de Málaga