ESTUDIOS DE LOS PROCESOS INTERCULTURALES: COMUNIDAD, REDES, CONSTRUCCIONES MEDIÁTICAS, EXPERIENCIAS ORGANIZATIVAS, PROCESOS DE CONSTRUCCIÓN Y HUMANISMO

Ezequiel Hernández Rodríguez
Ricardo Contreras Soto
Rubén Ramírez Arellano

Las redes sociales como generadoras de acción colectiva

Una de las atribuciones de este sistema de fiestas, de cargos o de mayordomías, que pude observar en el pueblo de Santiago Juxtlahuaca, es justamente su capacidad de integrar en una red de intercambios, secuencias rituales y ceremonias de unificación al conjunto de asentamientos que integran un pueblo o barrio indígena.  Es decir, en muchos casos (como el analizado), la comunidad indígena se integra por instancias socioespaciales que operan como diferentes segmentos y mantienen, al mismo tiempo, una dimensión local que los unifica, representando una forma de intermediación entre los grupos domésticos, y las estructuras regionales, nacionales e incluso transnacionales (Sandstrom: 1996).  En este enfoque –desde mi visión - la acción colectiva, como comentaría Melucci, la considero resultado de intenciones, recursos y límites, con una orientación construida por medio de relaciones sociales dentro de un sistema de oportunidades y restricciones.

En el proceso social de la celebración de la fiesta las formas de organización pueden entenderse y analizarse en términos de redes sociales, esta es mi postura. El llamativo colorido de la fiesta (en todos sus momentos) atrae la atención, como lo hacen las retóricas que se han construido respecto a los intercambios. Lo fundamental son las relaciones. Las relaciones son más que vínculos, de la misma manera que muchos vínculos son más que una secuencia de intercambios. Las relaciones solo funcionan y tienen sentido en redes definidas sobre alguna población pequeña o grande.
Las redes, cuando están construidas sobre varios aspectos, colectivos, identitarios, sociales y culturales, constituyen fundamentos para el análisis tanto de las maniobras de cooperación entre la comunidad y el barrio como para, por otra parte, entender su construcción, nacimiento,  crecimiento y maneras de ver al mundo.
Estas redes ¿Cómo se construyen? ¿Cómo se articulan? ¿Quiénes son o se sienten parte de ellas? ¿Qué papel juegan tanto el mayordomo, los principales, los cabecillas y el párroco? ¿Qué actividades desarrollan para la generación de acción colectiva dentro de la fiesta patronal?

 

La construcción histórica de las redes sociales de la mayordomía dentro del municipio y el barrio.

La construcción de una red social tiene que ver con relaciones, nexos sociales, etc. Un nexo social existe en, y solo en, una relación entre actores que concatena, es decir, que implica (alguna) relaciones compuestas entre otros nexos de esos actores. Un nexo social presupone una red social y genera otros nexos en esa u otras redes. Esto es lo indudablemente fundamental (White: 1992).
 Naturalmente, un nexo social tiene una considerable intensidad afectiva, pero su característica esencial no es el contenido característico ni la razón de este nexo o aquel. Se puede entablar una agradable charla con un desconocido en una parada de autobús, pero esto no constituye un nexo reticular. Lo que cuenta es que cada actor esté, y sepa que está obligado a implicarse en otros nexos.
Muchos de estos lazos y /o nexos nacen a partir de las instituciones de parentesco donde sigue siendo todavía visible incluso en las considerablemente disminuidas matrices de parentesco actuales. Fue también en las relaciones de parentesco donde se dio la evolución de un nivel adicional de actores, sea este el clan o el grupo matrimonial, emergiendo desde la interminable circulación de intercambios e influencias en redes múltiples de vínculos de parentesco relacionados con el matrimonio y la descendencia (White : 1992).
En este sentido, toda esta construcción de redes sociales se ha ido articulando desde la llegada de los primeros españoles a la mixteca. Estos se ayudaron en la figura de la cofradía, ya que esta destacó por convocar a hombres y mujeres de las más diversas capas sociales y étnicas del período colonial en torno a las prácticas de devoción y celebración de un número selecto de figuras y vírgenes del numeroso santoral católico. La cofradía, además de servir como vehículo de control social y medio para la evangelización y colonización del imaginario, fungieron como espacios claves en la configuración de las redes sociales y la cooperación (Zambrano: 2009), iniciando esto por medio del estableciendo lazos sociales entre familiares y parientes, trasladando posteriormente este trabajo al barrio.
En Juxtlahuaca, esta construcción de redes sociales alrededor de la fiesta patronal inicia en el templo (principios del siglo XVII), principal residencia del santo patrono, ya que pasó de ser el punto de referencia en la gestión del territorio a suplir a la cofradía, puesto que posibilitó la creación de un centro en un conjunto de asentamientos que respondían a una estructura más bien difusa.
De este modo, la identificación colectiva se dio en torno a un elemento que demostró una notable potencialidad como marco simbólico de referencia y sobre todo de manejo de una interacción social: el santo tutelar (Rodríguez: 2003).
Mediante la cofradía, la acción del párroco se volvió la de constructor de redes sociales para la organización y estructura de la fiesta donde la figura del santo patrono era el eje principal.

En donde:
A). El párroco es el artífice inicial, debido a la fuerte presencia que en aquellos años tenía y sobre todo a la gran influencia que ejercía sobre la comunidad y las autoridades civiles. Además de que era  el proyecto contemplado por los españoles para tener mayor y mejor influencia sobre los nativos.
1). La cofradía de Santiago Apóstol, según documentos de Francisco de Burgoa, se fundó en el año de 1633, siendo la segunda cofradía mas antigua de la región. Actualmente es el colectivo organizado más grande del municipio
2). Los representantes civiles constaban de tres regidores de costumbres comunales y que daban “testimonio” de la razón de las actividades de las cofradías al cabildo municipal, además de llevar la teneduría de los libros de las mismas cofradías
3). La cofradía de la Virgen del Rosario, según los documentos parroquiales es la primer cofradía instituida en el municipio. Data de 1631.
4). Cofradía de Santo Domingo de Guzmán. Inicio actividades a principios del siglo XX, por habitantes del barrio del  mismo nombre. Actualmente en funciones.
5). Cofradía de la Virgen de la Soledad fue también de las primeras en constituirse (siglo XVII), patrona del estado. Cofradía pequeña, pero en funciones.
6). Los cabecillas de danzantes se coordinaban con los cofrades para la ceremonia ritual. También se coordinaba con el párroco para no “interrumpir” los rituales eclesiásticos (esto es, durante la procesión y celebraciones litúrgicas, ya que se busca “el orden de los fieles para evitar que tomen esto como una forma solo de diversión”. (De Burgoa: 1989)
7). Los artesanos coheteros se coordinaban con las representantes de las cofradías, con los danzantes y con el párroco a fin de seguir el rumbo de la fiesta, la celebración litúrgica y la procesión.
Esta filiación local del conjunto de asentamientos de la comunidad, estuvo ligada al principio de participación en los asuntos relativos al sostenimiento del ciclo ritual, los habitantes se involucraron en una red social, a través de nexos normativos y marcos simbólicos de referencia, cristalizados y normados -en gran medida- a través de la festividad patronal guiada por el párroco.
Es posible afirmar, en consecuencia, que el pueblo puede ser entendido como una instancia organizativa donde los distintos asentamientos y agrupaciones, participan en un juego de relaciones indispensables para el sostenimiento de los vínculos sociales. El sistema de intercambios rituales y de patrocinio de cada una de las fiestas del ciclo ritual anual, contribuyó a constituir los mecanismos integradores que operaron para articular a todas las instancias de la comunidad. Esta era la labor principal de párroco en esas épocas.
A mediados del siglo XX, después de la gran hegemonía impuesta por el párroco, el eje central de las actividades festivas alrededor del santo patrono, dejo de ser el párroco. Fueron varios los acontecimientos que dieron origen a este desplazamiento en la toma de decisiones para el ordenamiento de la fiesta:

  1. Pérdida de credibilidad del accionar del párroco para con la feligresía
  2. Establecimiento de sectas de otro orden en el municipio
  3. Crecimiento poblacional
  4.  Mayor trascendencia (y valorización) de las actividades del mayordomo (responsable de la cofradía), vistas desde la comunidad
  5. Integración de nuevas redes dentro de la preparación de la fiesta
  6. Mayor cantidad de recursos monetarios por parte de los seguidores de las nuevas redes
  7. Indiferencia de las autoridades civiles al “ver” este desplazamiento
  8. Participación más activa de los migrantes en la toma de decisiones

Todos estos parámetros modificaron radicalmente la configuración de las redes respecto al ordenamiento de la festividad patronal, quedando de la siguiente manera:

 

La figura muestra la configuración de las redes que tiene actualmente el mayordomo con todas sus imbricaciones y tejido social. El párroco pasa a segundo término, los diputados y los migrantes juegan un papel importante tanto en la logística como en la aportación monetaria. Lo símbolos actuales en ese orden en la fiesta son:

  1. El Santo patrono
  2. El mayordomo
  3. La comida
  4. Las danzas

El principal promotor de la formación de redes y arenas es el mayordomo, debido a que los grupos en cuestión van armando sus propias asociaciones no formales, tanto en otros barrios, regiones cercanas e incluso fuera del país, de modo que los integrantes de las mismas van acrecentándose de manera permanente y esto conlleva a mejorar sus sistemas de negociación y formación de redes, es una excelente estrategia de definición colectiva. Para la construcción de una mayordomía que genere expectativas dentro del contexto social comunitario, lo fundamental son las relaciones. Las redes de relaciones sociales son el fundamento del que quisiera ofrecer una panorámica actual
Estas redes de relaciones, suministran entonces una base común para el análisis de todas las variedades de organización social. Los axiomas esenciales deben pues referirse a los nexos, a las relaciones mismas. Algunos investigadores continúan contemplando el funcionamiento de las redes sociales como el de las redes de distribución de gas o de agua, o como las de ferrocarril. Importan los volúmenes de los flujos y los nodos pueden actuar como bombas o depósitos: las redes sociales frecuentemente se transcriben e incluyen parcialmente en redes de flujos materiales. Pero lo esencial de la naturaleza de las redes sociales estriba en cómo se autoconfiguran (Scott: 2000).
Los participantes en una acción colectiva –como el en caso de la construcción de estas redes -  buscan a través de ella, bienes que no pueden ser calculados ni mensurados. Volviendo a Melucci, él comenta que el carácter colectivo de la acción no se aprecia sólo en sus resultados; es decir, no es un proceso agregativo de decisiones y acciones individuales. Si bien parte del individuo, es a través de sus interacciones sociales  y redes como se construye. Así vista, la acción colectiva es por tanto el resultado de un proceso de construcción de colectividades en donde los individuos interactúan, se influyen recíprocamente, y negocian, para definirse como actor colectivo y para delimitar el ámbito de su acción. Su propuesta es entonces reconocer a las organizaciones, grupos y redes como elementos de análisis preguntándose sobre sus orígenes, sus sustentos profundos y tratando de explicar cómo se mantienen en el tiempo.
El concepto clave que propone para este tipo de acercamiento es el de identidad colectiva: “La identidad colectiva es un proceso por medio del cual los actores producen estructuras cognoscitivas comunes que les permiten valorar el ambiente y calcular los costos y beneficios de la acción; las definiciones que formulan son, por un lado, el resultado de las interacciones negociadas y de las relaciones de influencia y, por el otro, el fruto del reconocimiento emocional. En este sentido, la acción colectiva nunca se basa exclusivamente en el cálculo de costos y beneficios, y una identidad colectiva nunca es enteramente negociable. Algunos elementos de la acción colectiva están dotados de significado pero no pueden ser reducidos a la racionalidad instrumental (ni son irracionales ni están basados en la lógica del cálculo).” (Melucci: 1999)
Siguiendo a Melucci, las instituciones de parentesco fueron aparentemente donde este axioma se estableció inicialmente y donde sigue siendo todavía visible incluso en las considerablemente menguadas matrices de parentesco actuales. Fue también en las relaciones de parentesco donde se vio la evolución de un nivel adicional de actores, sea este el clan o el grupo matrimonial, emergiendo desde la interminable circulación de intercambios e influencias en redes múltiples de vínculos de parentesco relacionados con el matrimonio y la descendencia. Esto es el principio de equivalencia estructural, que está considerablemente separado de las cuestiones de mera conectividad y de  extremada conectividad directa, como es el caso en los conglomerados densos .
Estudios concretos de sociedades enteras como el de Padgett nos hacen reconocer que las instituciones inducen y reconocen distintos dominios culturales - tópicos, registros verbales, etc. Dominios y redes no son sino abstracciones, abstracciones analíticas mutuas del ámbito sociocultural de la vida humana. Las redes alcanzan especialmente las pautas transversales significativas de conexión y resonancia en interacción (Padgett,  y Ansell.: 1993). En este sentido considero que en la festividad del barrio, los dominios se acercan igualmente y especialmente a los significados e interpretaciones que son la fenomenología de procesos como el de hablar . Estos dos elementos, redes y dominios, se juntan para formar un "tipo de nexo", así como para la construcción de significados y tiempos sociales. Para estos entornos, las definiciones operacionales de dominio y red dependen entre sí, y así también del enfoque de la investigación. Los dominios extraen de la cultura más que solo un registro particular de discurso, justo como las redes son más que conectividad.
La vida ordinaria requiere, y mucho de su sabor consiste en, intercambios recurrentes entre dominios. La realidad sociocultural se construye solo cuando hay intercambio en un sentido y otro entre al menos dos dominios, el cotidiano y el ceremonial, con sus redes subsiguientes.
Harrison White argumentó que los impactos de diferenciación fueron también fuertes para las subsecuentes sociedades, donde se acumularon como niveles superiores de organización sociocultural (White et al: 1976). Las interacciones alternan entre un dominio evolucionado de aptitud a otro -- contingentemente con incidentes ecológicos y/o socioculturales en situaciones -- y así también de un conjunto de nexos, de una red evolucionada a otra: llamemos dominio reticular a cada uno de estos dominios de red entretejidos. Incluso los mismos tiempos percibidos son subproductos de procesos de intercambio, construidos como andamios para significados. Se define como un público a un espacio interaccional construido lingüísticamente, que se aproxima a un conjunto interaccional no subjetivo y mayúsculamente descontextual consistente en actores plenamente conectados. Los públicos pueden asumir una gran variedad de ámbitos, atravesando periodos y espacios interpretativos y sociales . Las ceremonias tribales en las que se producían las primeras alternancias pueden considerarse como una especie de público. Un público es en sí mismo un caso muy especial de dominio reticular, en el mismo sentido en el que el cero es un número muy especial.
Esta red del mayordomo se percibe como completamente conectada, porque otros dominios reticulares y sus historias particulares se suprimen. Es esencial a su mecanismo un desacople de tiempos, por el cual el tiempo en público es siempre un tiempo presente que continúa, un presente histórico. Un público puede no durar más que el momento dedicado a los saludos rutinarios en una reunión, o puede durar horas en la inmersión conjunta ante un problema comunitario. El ámbito de participación en términos de redes externas es igualmente variable (Zerubavel: 1979).
Participar en las fiestas religiosas se ha convertido en una de las maneras en que se reconoce a un individuo como miembro de una comunidad. En este contexto resulta claro pensar que la festividad es uno de los factores centrales a través de los cuales se construyen y se reproducen elementos de pertenencia de largo alcance y se abre la posibilidad de hacer comunidad. No resulta sorprendente, entonces, que la riqueza festiva del municipio pueda ser vista como una suerte de escenario en donde se recrean elementos identitarios que se enraízan en el espacio local, para expandirse a otros ámbitos.
Un elemento fundamental es que esta celebración implica la visita de los santos patrones de otros pueblos, que llevan ofrendas al homenajeado, y generan así un continuo proceso de intercambio de objetos y de relaciones sociales –alianzas – entre las comunidades de una región . Esta reciprocidad entre santos se da también entre comunidades; por lo tanto, cualquier persona que llega a una comunidad que está de fiesta debe ser recibida en las casas de sus habitantes con comida y bebida, por lo cual las puertas de las viviendas permanecen abiertas durante las celebraciones.


Entendiendo a los nexos como lazos, conexiones  y/o uniones. Es decir. mientras mas lazos y/o uniones tenga el mayordomo (incluso desde antes de buscar serlo), va construyendo su red social, mediante estos nexos.

Me refiero de finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

De hecho, el Director de la casa de la cultura del municipio fecha este proceso en el año 1966 cuando un grupo de fieles del barrio de Santo Domingo, “pide” al párroco que su celebración patronal fuera un día después de la celebración tradicional (25 de julio) realizando la misa y la celebración en el barrio el 26 de julio, debido a diferencias de habitantes del barrio con el mayordomo del Centro (diferencias que fueron del tipo: estructura del reparto de mayordomos; cabecillas para las danzas; manejo del dinero dentro de la festividad, etc.). Después de este acontecimiento, la mayordomía del barrio creció tanto en importancia en el número de feligreses, seguidores y redes que la celebración se desarrolla actualmente el mismo día que en el “centro”, pero con mas asistencia y seguidores, punto que es aceptado por el párroco actualmente.

En este caso, aquí la construcción de redes es meramente barrial y no de parentesco.

No únicamente me refiero al idioma mixteco, sino al ritualismo que se utiliza cuando existe un proceso de petición o invitación dentro de la fiesta

En el caso del barrio, muchos de los diputados pueden ser también parte de los panaderos; un migrante puede participar como diputado, etc.

En Santiago Juxtlahuaca, existen no menos de 10 mayordomías, las cuales, son invitadas cada año por el mayordomo en turno a la fiesta patronal del pueblo y estos en reciprocidad por el detalle de la invitación, al llegar a la misma ofrecen al mayordomo una cantidad muy significativa de cervezas, refrescos o maquilas de tortillas, para la comida de los habitantes de la comunidad. Todo gratuito.

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