CAPACIDAD DE LA CORRESPONSALÍA MUNICIPAL DE CONTRIBUIR A LA IDENTIDAD CULTURAL DEL RODENSE

Yamilka Borges García
Yaser Ramírez Benítez

1.2 Los medios de comunicación como herramienta socializadora.


Es conocido en la literatura que los agentes socializadores de mayor impacto en la construcción de una sociedad son la familia, la escuela y los medios de comunicación masiva.
Ellos son capaces de ampliar o reducir las tendencias sociopolíticas, socioeconómicas y socioculturales contemporáneas a favor de una sociedad que es orientada y vigilada desde el Estado. Toda política emitida por el Estado debe ser enseñada, discutida y moldeada en un contexto educativo, familiar o por los medios de comunicación. Por ello son consideradas las vías formales de socialización.
La escuela y la familia se diferencian de los medios de comunicación fundamentalmente en que los medios son la vanguardia. Los medios de comunicación son más susceptibles a cambios sociales que los principios de la familia y de la educación. Estos últimos son más tradicionales.
Esta característica vanguardista de los medios de comunicación permite que sea una herramienta socializadora potente en cualquier sociedad. No hay dudas que en el siglo pasado el capitalismo tuvo como aliada en su combustión a los medios de comunicación.
Si antes el hombre vivenciaba los escenarios sociales con un enfoque más inmediato a sus sentidos, con los medios masivos se cambió en temporalidad y espacio el conocimiento social de la realidad. El hombre puede percibir varios escenarios sociales desde los medios y con cierta objetividad. La radio y la televisión le facilitaron al hombre una visión más globalizadora del espacio social y le permitió asimilar patrones culturales metas del Estado y de la cultura de una nación. Surge como recreación en sus primeras expresiones y luego como alternativa de desarrollo social.
Sobre este último punto es provechoso referir la contribución de dos instituciones norteamericanas sobre la comunicación social y su impacto para el desarrollo. La Universidad de Stanford y el Instituto Tecnológico de Massachussets marcaron un cuerpo teórico de la comunicación y su repercusión social. Ambas de reconocimiento internacional en materia de comunicación, se dieron la tarea de difundir la creencia que los medios masivos de comunicación podrían convertirse en el gestor de la evolución en el Tercer Mundo, permitiéndole pasar de un tradicionalismo atrasado a una próspera modernidad.
Como señala Beltrán, “En América Latina han prevalecido tres conceptualizaciones principales respecto a la relación entre comunicación social y desarrollo nacional: comunicación de desarrollo (1), comunicación de apoyo al desarrollo (2) y comunicación alternativa para el desarrollo democrático (3)”, (Beltrán, 1993)
Sin embargo, las múltiples experiencias que han surgido en el contexto latinoamericano y que posteriormente se han extendido al continente africano y asiático pueden reunirse en el concepto generalizador comunicación para el desarrollo.
1 La comunicación de desarrollo es, en esencia, la noción de que los medios masivos tienen la capacidad de crear una atmósfera pública favorable al cambio, la que se considera indispensable para la modernización de sociedades tradicionales por medio del progreso tecnológico y el crecimiento económico.
2 La comunicación de apoyo al desarrollo es la noción de que la comunicación planificada y organizada - sea o no masiva - es un instrumento clave para el logro de las metas prácticas de instituciones y proyectos específicos de instituciones que propician el desarrollo
3 La comunicación alternativa para el desarrollo democrático es la noción de que, al expandir y equilibrar el acceso y la participación de la gente en el proceso de comunicación, tanto a niveles de medios masivos como a los interpersonales de base, el desarrollo debe asegurar, además de beneficios materiales, la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría.
El desarrollo social concebido desde el proyecto que tiene una comunidad y no desde la hegemonía sociopolítica, es una visión que ha ganado espacio y contención en este siglo.
Dada la importancia que tienen los medios y su labor social es necesario destacar tres aspectos diferentes de su funcionamiento:
a) como sistema: los medios masivos constituyen una institución profesional que asegura la recopilación, procesamiento y difusión de la información a escala masiva. Así están bajo el control de importantes empresas que monopolizan la información a escala mundial.
b) como actividad: consiste en asegurar el intercambio de información entre grandes grupos de individuos, mediante organizaciones, personal y medios técnicos especializados en la compilación, procesamiento y difusión de la información.
c) como agente socializador: los medios masivos ejercen una indiscutible influencia en todas las esferas de la vida social. La eficiencia del trabajo de los medios se establece mediante la correlación, entre los fines de una campaña propagandística o de las intervenciones sobre un tema y el logro real de los objetivos propuestos.
Sobre este último aspecto debemos aclarar que en contra de lo que se supone la información que brindan los medios masivos siempre tiene un objetivo concreto y nunca es "informar por informar", sino crear un estado de opinión acerca de un asunto o tema concreto.
En este sentido la efectividad de su papel socializador se puede establecer en dos niveles de actuación:
Al nivel individual: mediante los procesos que se generan en la actividad cognoscitiva del sujeto, expresados en los conocimientos obtenidos, las convicciones y actitudes que se adoptan y que se traducirán en conductas y modos de actuación.
Al nivel social: mediante la conformación de una tendencia social que se genera a partir de los grupos más pequeños (familia, colectivos laborales, comunidades, etc.) y se extiende en la forma de "opinión pública".
La capacidad como agente socializador de los medios se destaca a nivel social desde la opinión pública. Ella genera contradicciones y con ello desarrollo social.
La opinión pública es generadora de tendencias explicativas de un fenómeno sociocultural determinado, en ocasiones los seres humanos explican o describen lo que vivencian en su escenario social desde lo que cree o dice su colectivo, pero también ese colectivo debe ser educado desde los principios morales, éticos y culturales que dominan o ejercen presión social.
Sobre la importancia de la opinión pública, Caparros establece que es esencial en el desarrollo social. Define que los medios de comunicación tiene la impronta de ser un agitador social, que convocan a vivir con criticidad ante las actuaciones socioculturales de la comunidad.
“Creo más en el periodista como agitador social que como policía (…) Como la televisión es el medio hegemónico para la construcción de opinión pública, trabajar en ella es una acción de libertad y autonomía, ya que significa intervenir el medio más controlado política y económicamente”.  (Caparros, 2002).
La valoración del autor descansa en una observación sobre el papel de los medios masivos, pero además de ser un agitador social, los medios han sido un mediador sociocultural por excelencia. Han estado y estarán ante los sucesos históricos y culturales más trascendentales de la época, pero a la vez guiarán a los sujetos de una determinada comunidad con las actuaciones y prácticas culturales que fortalece las identidades o el yo colectivo.
La televisión en el siglo XX toma una posición técnica mediática cultural privilegiada y resulta ser el más importante mediador que ha existido en la historia del hombre. Todo lo que sucede en los escenarios sociales es digerido por el hombre desde los principales agentes socializadores, pero los medios tienen una alta atracción colectiva.
Esta capacidad está determinada por el uso preferencial de contenidos socioculturales propio del escenario de actuación del medio. Los símbolos culturales, las prácticas culturales, la historia de la comunidad, las necesidades sociales, la opinión colectiva sobre el desarrollo social que vivencia y están construyendo los sujetos colectivos, son las líneas de trabajo más trascendentales que han usado los medios para hacerse valer en un espacio social.
Si el siglo XX fue una explosión de las ciencias y técnicas, de grandes revoluciones en todas las actuaciones del hombre, los medios masivos estuvieron ahí para decirlo con el lenguaje que el colectivo quiso escuchar.
La capacidad socializadora de los medios de comunicación está en que necesariamente agita o revoluciona a los sujetos a vivir y a sentir la sociedad actual en varios espacios temporales: lo tradicional y lo contemporáneo.
Los sucesos que ocurren en la comunidad y sus prácticas culturales son dirigidas por dos grandes atrayentes: lo tradicionalmente enraizado en los sujetos de la comunidad, que no puede ser desechado ya que es parte de las raíces de los pueblos y lo contemporáneo que se sustenta en el proyecto cultural que tiene los sujetos colectivos para construir, defender y potenciar las prácticas y actuaciones culturales que están surgiendo (la identidad colectiva).
La realidad es vivenciada es un solo escenario donde se incluye lo tradicional y lo contemporáneo. Los medios masivos lo facilitan y hacen que los sujetos colectivos participen activamente en los cambios sociales desde un criterio organizado y sistemático.
Esta idea, que aparenta quedarse con un enfoque comunicológico, no es desechada por algunos estudiosos de la sociología y la antropología, hay una integración de contenidos, explicaciones y actuaciones a favor de las ciencias sociales que permiten denominar a los medios masivos como el potencialmente responsable para salvar las identidades colectivas.
La tendencia de ampliar o socializar las TV comunitarias es una objetiva respuesta a los problemas de las comunidades latinoamericanas. Las corresponsalías no están para entretener a los sujetos colectivos, tiene objetivos estrictos que responden a la política cultural del Estado y a las exigencias de la comunidad.
Uno de los investigadores que ha aportado su visión crítica es M. Barbero. Este autor, enfrascado en la problemática del continente americano, se apoya en los medios de la comunicación para responder o solucionar uno de los principales problemas que viven las comunidades americanas: la identidad.
Para ello enuncia tres importantes posturas que deben asumir los medios de comunicación, tanto los privados como los públicos. Deposita su confianza en la opinión pública y se pronuncia, precisamente en este agente socializador, por la capacidad de vanguardia que tiene y por la inmediatez que requieren los problemas de identidad cultural en nuestro continente.
“En primer lugar más que de medios, la comunicación se nos hace hoy cuestión de mediaciones, esto es de cultura, y por lo tanto necesitada no sólo de conocimientos, sino de reconocimiento. Un reconocimiento que es, en primer lugar, desplazamiento metodológico para rever el proceso entero de la comunicación desde su otro lado: el de las resistencias y las resignificaciones que se ejercen desde la actividad de apropiación desde los usos que los diferentes grupos sociales - clases, etnias, generaciones, sexos - hacen de lo medios y los productos masivos.” (M Barbero, 1999)
”Y en segundo lugar, reconocimiento histórico: reapropiación histórica del tiempo de la modernidad latinoamericana y su destiempo abriendo brecha en la tramposa lógica lineal con que la homogeneización capitalista aparenta agotar la realidad de lo actual.”
El Estado hace defensa sin frontera de su pasado, ahora se necesita saber cuál es  la tendencia actual de los pueblos y qué camino se van andando para restructurar los nuevos pasos. No mantener ajenos a los pueblos de la realidad social e histórica. Los medios tienen esa tarea y responsabilidad social, decir y enseñar lo real de los pueblos, desde los pueblos. He ahí la verdadera socialización, insertar al hombre a la sociedad, pero con medios culturales típicos de su espacio.
La localidad no pide conocimiento necesita reconocimiento local, de ahí parte la identidad y sobre todo la pertenencia y el desarrollo social comunitario.
Y finaliza comentando:
“…y una propuesta de políticas alternativas en las que comunicar cultura no se reduzca a ampliar el público consumidor de buena cultura, ni siquiera a formar un público consciente sino que active lo que en el público hay de pueblo, esto es que haga posible la experimentación cultural, la experiencia de apropiación y de invención, el movimiento de recreación permanente de su identidad “. (Barbero, 2001)
La importancia de los medios de comunicación como agente socializador está precisa cuando se denomina como agitador social o como mediador cultural universal.
Esta particularidad solo podrá tener efecto solo si los medios participan en el reconocimiento de la localidad. El desempeño de los medios estará completo siempre y cuando la estrategia como socializador defienda y potencie la identidad local. El reflejo del reconocimiento local en los medios masivos le dará el punto culminante a las actuaciones de los medios, pero sobre todo lo hará más universal que local.
Sin identidad el hombre no es hombre. Si los medios no llegan a ser parte o participe de la identidad cultural de una región no llegarán a ser masivos, se quedarán encerrados en pequeños colectivos y darán muestra de hegemonía y dominio inflexible.

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