REMOVIENDO LAS ESTANCADAS AGUAS DEL TURISMO

Francisco Muñoz de Escalona
mescalafuen@telefonica.net

23 ¿Qué cosa es un producto turístico?

- Pues esta sí que es una buena pregunta, oiga, es la pregunta del millón.

Así le diría a quienes se atrevieran a formular una pregunta como esta, tan inquietante que, desde hace muchos años nadie ha conseguido darle una respuesta contundente. Por esta razón, a quienes insistieran en hacerla les aconsejaría que lo que tendrían que hacer es dirigirla a los turisperitos, porque son los únicos que podrían responderla.

Pues no cabe duda que, saber, los jurisperitos saben, o creen saber, qué cosa es un producto turístico. Lo saben tan bien que no tienen una sola respuesta sino varias. Por eso la respuesta dependerá del día que se les haga la pregunta. Si es día lunes responderán que un producto turístico es un destino, el día martes responderán que es un hotel, el día miércoles se decantarán por decir que es la habitación de un hotel; el día jueves, que es una catedral, el día viernes, que es la cascada de aguas que hay al fondo a la derecha el día sábado, que es una playa y el día domingo, como es el día del señor, dirán que es la gastronomía típica del destino. Y eso si la respuesta la dan esta semana porque si la dieran la semana próxima dirán que un producto turístico es una estación de invierno, una exposición, un museo o una senda. Como es sabido, en la variación está el gusto. Hasta pueden ustedes encontrar algunos turisperitos que sean tan originales que les digan que un producto turístico es la experiencia que tiene el turista en el destino, el lugar al que llega para pasar lo que se llama “una merecida estancia vacacional”.

Todo ello sin descartar que si la pregunta la oye alguien que destaque como turisperito conspicuo zanje la cuestión pontificando que además de productos turísticos existe “el” producto turístico. ¿Y qué cosa es el producto turístico, señor?, podríamos preguntarle con mucho respeto y consideración. A lo que el conspicuo señor responderá con su aire magistral:

Es la ventaja que tiene el modelo convencional, el que cultivan encantados los turisperitos de acá y de acullá, un modelo tan versátil, flexible y universal que tiene respuestas para todos los gustos y que a todos gustan.

Claro que tanto encanto y tanto contento tiene un pequeño inconveniente: que quien haga la pregunta y reciba la respuestas tenga ligeras nociones de lógica corriente y moliente y, en consecuencia, se quede maravillado porque un producto turístico sea tantas cosas tan diferentes y le espete al turisperito de turno que decir lo que dice equivale a no saber qué cosa es el producto que el turisperito ha hecho malabares para identificarlo sin conseguirlo.

A lo que él jurisperito le dirá que no debe dudar de sus palabras, que sus palabras se ajustan como anillo al dedo a las explicaciones que a él le dieron sus sabios maestros cuando se tituló, las mismas dan los libros de texto que estudiaron sus maestros, los mismos que a él le dijeron que tenía que estudiar porque si no los estudiaba no conseguiría el título.

Si el turisperito es un profesor universitario que además sabe alemán le dirá que desde 1942 se le llama producto turístico a todo aquello que, tangible o intangible, capta el interés de los turistas, en el bien entendido de que no se trata de un turista porque un turista no hace turismo como una golondrina no hace primavera, que la captación se refiere a una cantidad masiva de turistas, porque solo si capta el interés de una masa lo más masiva posible se puede decir que lo que capta su interés queda inmediatamente identificado como producto turístico.

Puede acontecer que quien hizo la pregunta quede tan satisfecho con la respuesta que le da el turisperito como quedó el pobre Paul Ossipow en 1954 con la regañina que le echó uno de los llamados patriarcas del turismo, nada menos que Kurt Krapf. Pero si quien hizo la pregunta no se achanta como se achantó Ossipow y contra ataca preguntando:

Cabe entonces la posibilidad de que el turisperito, además de ser profesor universitario, esté extraordinariamente curtido en llevar sus sabias ponencias a los muchos congresos que se celebran todos los años, incluso los bisiestos, sobre la materia. Porque si este es el caso, con toda seguridad le dirá al preguntón que es obvio que un turista es todo el que pasa al menos 24 horas en un destino turístico dedicado exclusivamente a consumir bienes y servicios y que, por eso mismo, esos bienes y servicios quedan ipso facto transustanciados en productos turísticos, lo mismo que el agua se transustanció en vino en las bodas de Canán. Porque, mire usted, añadirá el turisperito, el turista no puede ser nunca un productor, porque en el momento que es productor deja, ipso facto, de ser turista.

A lo cual el molesto preguntó puede alegar que puede haber turistas que sin dejar de ser consumidores sean productores si alguien le de la oportunidad de hacer un buen negocio y aproveche la ocasión para hacerlo.

Tal vez sea así, pero, mi buen amigo, le responderá el turisperito, no olvide la premisa anterior, la masificación, pues no creo que toda la masa de turistas tenga esa oportunidad.

Ya, ya, pero, dirá el preguntón, ¿qué pasa con todo lo que consumió el turista que dejó de serlo por haberse transformado en productor? Si hasta ese momento eran productos turísticos los bienes y servicios que consumió porque el que lo consumió era un turista en virtud de lo que usted me dice, en cuanto dejó de ser consumidor para convertirse en productor, al dejar de ser turista por  virtud de esta conversión, ¿es que los bienes y servicios que eran productos turísticos dejaron de serlo? Mires usted, haga el favor de no tomarme el pelo, que yo compro en mediamark.

Ante una actitud tan cerril como esta, lo más probable es que el turisperito curtido en ponencias, mirando al soslayo al molesto preguntón, se vaya y nada haya.

(Turisperito: Dícese del cultor del modelo convencional del turismo que es heroicamente refractario a los dictados de la lógica corriente y moliente)

24 ¿Qué cosa es una empresa turística?

Tendría que decir a quienes formulen esta pregunta lo mismo que dije a quienes se interesaron por saber qué cosa es un producto turístico. Y la razón de que repita mi consejo no es que helecho de que son dos cuestiones que, como diría un matemático de mente, están mutuamente correlacionadas.

¿Qué porque? Pues porque, según la lógica corriente y moliente, podemos decir que un producto turístico es el que se produce por las empresas turísticas y que una empresa turísticas es la que produce productos turísticos. Lo que quiere decir que si sabemos qué cosa es un producto turístico sabremos qué cosa es una empresa turística, y, a la inversa, si sabemos lo que es una empresa turística sabremos qué cosa es un producto turístico. Es una ventaja que vira en desventaja porque basta con no saber qué cosa es alguna de las dos para no saber qué cosa es la otra.

Por eso también de esta pregunta se puede decir que es la pregunta del millón aunque más apropiado sería decir que es las pregunts del millón menos uno. Por eso,de la misma manera que aconsejaba que quienes quisieran saber qué cosa es un producto turísticos le pregunten a un turisperito, a los que se interesen por saber qué cosa es una empresa turística les diré lo mismo: que busquen un buen turisperito y se lo pregunten a él de esta guisa:

Si el turisperito es un consultor que trabaja en una empresa consultora, empresa consultora cuya cartera de pedidos seguro que está constituida por estudios encargados por los municipios que se proponen explotar por medio del turismo sus recursos naturales y/o culturales, (en España unos ocho mil) le dirá que lo cierto es que hay muchas empresas turísticas y que una de ellas, la más turística de todas, es un hotel, pero que hay otras que también lo son, los restaurantes son turísticos también, claro, aunque no siempre lo son porque hay restaurantes que se orientan a atender las necesidades de los trabajadores del entorno y los trabajadores del entorno no son turísticos. Con los bares y las cafeterías pasa tres cuartos de lo mismo, que unos son turísticos si están en municipios turísticos y otros, lo que no están en municipios turísticos no lo son.

Si el interesado en saber qué cosa es una empresa turística tiene por casualidad algunas nociones, aunque no sean muchas, de lo que es la lógica corriente y moliente, puede no quedar satisfecho con la respuesta del turisperito  que se gana la vida haciendo estudios para los municipios que aspiran a mejorar su economía por medio del turismo y puede poner cara de perplejo y hacerle consideraciones de este jaez:

Es muy posible que el turisperito, seguramente geógrafo de profesión, deje por imposible al molesto preguntón con no disimulada insolencia y decida mirar al soslayo, calar el chapeo y hacer mutis por el foro.

Habrá, pues, que preguntar a un turisperito que sea tan economista como conspicuo y, a ser posible, que sea un prolífico autor de libros sobre turismo. Qué mejor que acudir al que escribió uno que lleva por título nada menos que Teoría Económica del Turismo. Si le preguntamos respetuosamente qué cosa es una empresa turística nos dirá revestido de suma seriedad lo siguiente:

Cuando termine el conspicuo turisperito su magistral respuesta el molesto preguntón puede acabar de ponerse pajizo del todo después de haber empezado a palidecer progresivamente. Porque nuestro preguntón, que ya hemos dicho que tiene ligeras nociones de lógica corriente y moliente, se ha ido percatando de que si en una obra intitulada Teoría Económica del Turismo se exponen teorías de este jaez es que la obra ni es de teoría económica ni es de turismo. Por esta razón no cabe esperar otra cosa de él que después de preguntar a diestro y siniestro qué cosa es una empresa turística se quede instalado en la misma ignorancia que antes de preguntar.

Lo malo no es que nuestro preguntón no haya conseguido averiguar qué cosa es una empresa turística sino que la entera comunidad de turisperitos presuma de saber qué cosa es una empresa turística pero no logre explicárselo de forma comprensible a quienes no perteneciendo a la comunidad de turisperitos están interesado en saberlo.

Aunque no sea más que por el mero afán de saber por saber si es verdad que el saber no ocupa lugar.

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