 
                En los países más pobres  el presupuesto familiar se emplea en casi un 70 por ciento para el consumo de  alimentos. Para ejemplificar lo anterior, puede compararse el IPC de España,  donde el grupo de Alimentación, bebidas y tabaco tiene un peso relativo del  29.36 por ciento, y para Estados Unidos el grupo alimenticio es de casi el 18  por ciento . Lo anterior, demuestra la diversificación  del consumo en países más desarrollados, frente a una ponderación en Guatemala  del 38.75 por ciento de la división Alimentos, bebidas no alcohólicas y comidas  fuera del hogar, que a su vez, al mes de julio de 2008 (punto máximo  inflacionario del año) representó el 65.96 por ciento en la incidencia  porcentual sobre el alza en el IPC.* 
  Por su misma característica de índice  Laspeyres, cada división del IPC es en sí una media aritmética, y en  consecuencia los valores extremos afectan el peso o ponderación del mismo sobre  el índice total. Además, debe considerarse que la composición de la canasta  básica tendría diferentes pesos por división según el segmento de la población  del que se trate. De esta cuenta, según las líneas de pobreza elaboradas con  base en la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida -ENCOVI- del año 2006, el  consumo alimenticio representó el 48.77 por ciento sobre la línea de pobreza  general, pero en la línea de pobreza extrema dicho consumo representa el 100  por ciento . Como puede verse, se pasa de un peso del  38.75 por ciento para el consumo de la población en general, hasta un 100 por  ciento para las personas en pobreza extrema.
  De esta cuenta, se respalda la afirmación  que el peso de los gastos alimenticios son más relevantes para segmentos más  pobres de la población. El cálculo de un índice de inflación subyacente, utilizado  por los encargados de la política monetaria, omite precisamente aquellos  artículos que para los estratos más pobres tienen mayor relevancia (alimentos).  Según el boletín estadístico del INE al mes de julio de 2008, de 30 artículos  cuyas variaciones positivas sobrepasaron el dos por ciento, 21 pertenecen a la  división Alimentos y bebidas no alcohólicas. Asimismo, al mes de diciembre de  2008, entre los artículos cuya variación mensual superó el uno por ciento, nueve  de 20 corresponden al grupo alimentos, no obstante la reducción mensual del  0.38 por ciento del IPC. De esta cuenta, el 70 por ciento de los artículos que  más se incrementaron en julio, y el 45 por ciento en el mes de diciembre,  corresponden precisamente al grupo de alimentos que, junto con los productos  energéticos, usualmente se elimina para estimar la inflación subyacente. 
  En el boletín citado de diciembre se hace  referencia a la pérdida de poder adquisitivo del quetzal es de Q 0.45 respecto  al periodo base (Diciembre 2000). Una familia debajo de la línea de pobreza  general que, tal como se define, es aquel nivel en el que se cubre únicamente  el consumo mínimo de alimentos, habrá visto durante el período diciembre 2000 a  diciembre 2008, una mayor reducción del poder adquisitivo de “Su” quetzal, o la  unidad monetaria que tenga en posesión. 
  Como se aprecia en el numeral siguiente, la  población catalogada en situación de pobreza es aquella que cubre  exclusivamente los consumos mínimos alimenticios, por lo que es ésta división  del IPC la que casi definirá su verdadero poder adquisitivo. Para estimar los  efectos de los precios en los bienes adquiridos por los pobres, puede tomarse como  referente preliminar el número índice para la división de Alimentos, bebidas no  alcohólicas y comidas fuera del hogar fue de 219.71 en diciembre de 2008, o  para delimitar aún más el consumo, el índice del grupo Alimentos ubicado en 242.01*. 
  La pérdida de poder adquisitivo** al mes de diciembre para la población  debajo de la línea de pobreza extrema (considerándolo como afectado únicamente por  el subgrupo alimentos) es de 0.59, catorce centavos superior a la pérdida del  poder adquisitivo de la población en general (estimada en 0.45 a diciembre  2008). Estas estimaciones preliminares, permiten sentar las bases para el  cálculo de un índice de Inflación Popular,  que permitirá visualizar tanto de forma gráfica como numérica, la  profundización de la brecha entre ricos y pobres, desde el punto de vista del  poder adquisitivo y precios relativos.
  De esta cuenta, en esta tesis se supone como  válido metodológicamente, la medición del Índice de Precios al Consumidor,  analizado según los grupos de consumo y gastos básicos empleados por los  segmentos de la población en situación de pobreza. A partir de este análisis,  se estima la pérdida de poder adquisitivo de la población por debajo de la  línea de pobreza, medida por medio de la Canasta Básica Popular -CBP- que se  construyó a partir de las entrevistas efectuadas.
Para  efectos de este estudio, se tomó como referencia la medición de líneas de  pobreza según los niveles de consumo de las Encuestas de Condiciones de Vida  –ENCOVI– 2000 y 2006, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística –INE–.  En este sentido, se clasifica a la población en términos de pobreza en dos  grupos:
  Pobres extremos: Todas las personas  que se ubican por debajo de la línea de pobreza extrema, estimada para el año  2000 en un consumo por debajo de Q 1,911 por persona y en 2006 en un consumo  por debajo de Q 3,206 por persona al año 2000 (67 por ciento superior al costo  de dicha línea en el año 2000). Estas personas, se considera entonces, viven en  condiciones de indigencia al no poder cubrir el costo mínimo de los alimentos  de subsistencia. Para este fin, se considera como un mínimo de consumo  alimenticio de 2,172 kilocalorías diarias por persona promedio recomendadas por  el INCAP para una nutrición básica. 
  Pobres no extremos: Los que en la  escala de bienestar se ubican por encima de la línea de pobreza extrema pero  por debajo de la línea de pobreza general y son aquellas personas cuyos  consumos están por debajo del valor de la línea de pobreza general estimada en  Q 4,318 persona al año 2000 y Q 6,574 por persona al año 2006, (52 por ciento  de incremento en el período). 
  Estas  personas “alcanzan a cubrir los consumos mínimos de alimentos pero no el  costo mínimo adicional para los gastos de servicios, vivienda, salud,  transporte y otros, llamados usualmente como gastos no alimentarios.”  (Subrayado  propio). La categoría de “Pobres” está conformada por la suma de los pobres  extremos y los no extremos, acá estarían aquellas personas que no alcanzan a  cubrir los gastos mínimos en alimentos y en otros gastos no alimenticios. 
La pregunta-filtro  formulada como inicio de la entrevista realizada, que se detalla en el Capítulo  II sobre la Descripción metodológica , se basó en el  Costo de la Canasta Básica Vital -CCBV- a diciembre del año 2008 (Q 3,605.94 al  mes para 5.38 personas). Se tomó dicho criterio como una variable aproximada del valor de la línea de  pobreza general, por carecerse del cálculo oficial actualizado a 2008. Si se  compara la línea de pobreza del año 2000 respecto al CCBV de diciembre del  mismo año, éste último es 8.7 por ciento superior a la primera, mientras que  para el 2006 dicha relación ubica al CCBV por debajo del valor de la línea de  pobreza en 8.2 por ciento. Por tanto, la diferencia promedio en las dos  estimaciones de la línea de pobreza son mínimas (0.58 por ciento). Esta similitud  permitió la adopción del CCBV como un filtro aproximado eficaz, para clasificar  a las familias como pobres*, con una  estimación de la Línea de Pobreza preliminar para la presente tesis ubicada en Q  8,043 por persona al año 2008, o lo que es lo mismo, en Q 3,605.94 por familia  estándar mensual.
  Por el contrario, de  haber calculado la línea de pobreza para diciembre 2008, únicamente basado en  la tasa de crecimiento observada del CCBV, se hubiese sobreestimado una línea  de pobreza de Q 3,900.25 por familia (5.38 miembros) al mes, cifra superior al  CCBV (Q 3,605.94), que habría sesgado al alza la línea de pobreza. 
El comportamiento de la economía, y el  accionar político y económico de las autoridades, debe ser conocido no sólo a  niveles técnicos entre los círculos académicos y políticos, sino a nivel  popular. Esto puede ayudar a fortalecer una conciencia crítica entre la  población y a incentivar una auditoría social que permita reflejar el éxito de  la aplicación de determinadas políticas, especialmente en materia económica.  Este acercamiento entre los círculos técnicos, políticos y populares permitirá  ganar credibilidad y efectividad en el quehacer político-económico, además de enfrentar  el hecho que… “las cifras y gráficas de la inflación y lo que realmente le  importa a la gente son cosas completamente distintas” ,  posiblemente porque no ven reflejada su realidad en los datos oficiales.
  Por ello, en esta tesis se estima una  Canasta Básica Popular, para medir y ponderar únicamente aquellos artículos que  son consumidos por las familias pobres, enfatizado en la Canasta Básica de  Alimentos, como elemento cuantitativo para estimar la Inflación Popular. 
  En el ámbito político, puede ser una  herramienta útil para presentar la realidad económica al nivel de las grandes  masas. En el aspecto económico es útil contar con mediciones que permitan  conocer el impacto en los grupos objetivo de determinadas políticas y  estrategias, como aquellas encaminadas a reducir la pobreza. Inclusive, la  inflación popular sería un indicador que permita comparar efectivamente la  pérdida de poder adquisitivo del ingreso del pobre a raíz del comportamiento de  los precios de los artículos que consume, con algunas proyecciones sobre líneas  de pobreza. 
  Para países con alta inequidad en la  distribución del ingreso, este tipo de mediciones son más que realistas. La  construcción del IPC que toma en cuenta la generalidad en los artículos de  consumo basados en la ENIGFAM, está sesgado por el consumo de las familias en  los estratos de mayor ingreso. Asimismo, por la inequidad distributiva de  Guatemala, el IPC es un parámetro sesgado por su misma naturaleza de media  ponderada de índices relativos Laspeyres. De esa cuenta, deben estimarse  ponderaciones para el IPC por estratos, en este caso, considerando al segmento  más desprotegido de la población.
  La estimación de este tipo de índice  inflacionario podría ser una herramienta que busque, no eliminar las  fluctuaciones para proyectar tendencias (tales como las estimaciones de la  inflación subyacente), sino precisamente para reflejar el comportamiento real  de la economía, principalmente para los grupos vulnerables del País.
  Si bien la teoría económica afirma que la Inflación es un  “incremento generalizado y sostenido  de los precios”, también puede destacarse que índices de inflación como la  denominada subyacente no toman la generalidad de los bienes y servicios, pues con  ciertos criterios se excluyen algunos de ellos, por la necesidad de proyectar  el efecto tendencial. Esto da la pauta para, de igual forma, con el objeto de  evaluar el impacto en las familias pobres, pueda estimarse el índice de Inflación Popular, sin reñir con la  definición generalmente aceptada de inflación. 
* Asimismo, puede ejemplificarse el peso de la Canasta Básica Alimentaria (es el mínimo alimentario que debe satisfacer por lo menos las necesidades energéticas y proteínicas de un hogar de referencia) de 54.8 por ciento sobre el Costo de la Canasta Básica Vital (conjunto de bienes y servicios esenciales para satisfacer las necesidades básicas para el bienestar de todos los miembros de la familia. Incluye: Alimentación, Vestuario, Vivienda, Mobiliario, Salud, Transporte y Comunicaciones, Recreación y Cultura, Educación y Bienes y Servicios Diversos). INE, boletín informativo IPC Diciembre 2008.
* Calculado sobre el índice del grupo alimentos de enero 2009 y su variación mensual respecto a diciembre.
** La pérdida del poder adquisitivo representa la reducción del volumen real de bienes y servicios que una persona puede adquirir con determinada unidad monetaria. Se calcula a partir de un año base, como un cociente sobre el IPC del período que se desea estimar.
* Las líneas de pobreza están expresadas en quetzales por persona al año. Para efectos de comparabilidad, el valor de la línea por persona se multiplicó por 5.38 personas (considerado como el número promedio de miembros por familia) y se dividió dentro de 12 meses para estimar un valor equivalente al CCBV mensual.
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