INFLACIÓN POPULAR: EL IMPACTO DE LA DINAMICA DE PRECIOS EN LAS FAMILIAS POBRES URBANAS DE GUATEMALA

SERGIO A. ROSALES MAZARIEGOS
sergio1982arm@gmail.com

Enfoque del consumo: acentuación de la brecha entre ricos y pobres

          Según el método de las líneas de pobreza, se es pobre si el consumo anual por persona se ubica por debajo del valor de mercado calculado sobre el consumo mínimo de alimentos (para la pobreza extrema) y gastos no alimenticios (como educación, vivienda, vestuario, etc., para la pobreza general). En consecuencia, y dado que el valor de cualquier cálculo económico depende del precio y la cantidad (Valor = P * Q), cualquier alza en la cantidad de bienes y servicios considerados en el cálculo de la línea de pobreza (mayor requerimiento kilo-calórico para el componente alimenticio, mejores condiciones habitacionales requeridas para superar la pobreza, etc.) o en los precios de dichos bienes, presionará la línea de pobreza al alza.
          El incremento en el valor de la línea de pobreza presionará a los hogares a la obtención de mayores ingresos, producción de autoconsumo o la recepción de aportes en especie o transferencias, para cubrir el consumo mínimo considerado por la línea mencionada. De lo contrario, la familia caerá en situación de pobreza. Suponiendo como estable la cantidad de bienes y servicios necesarios para subsistir, sobre la cual se vivirá adecuadamente y por debajo de la misma se vivirá en pobreza, queda en los precios la capacidad de presionar la línea de pobreza al alza.
          En consecuencia, cualquier escalada de precios tiene como efecto inevitable un incremento de la pobreza , a menos que los ingresos se equiparen automáticamente según el alza de precios (aunque en la realidad dicha equiparación no suele darse principalmente entre la población más pobre, esa es materia de otra investigación que aborde los ingresos y salarios reales y nominales). El impacto diferenciado del alza de precios puede crear un círculo vicioso que va de una situación inicial de pobreza, un mayor impacto sufrido por la inflación que lo observado en la economía nacional, que a su vez crea mayor pobreza, etc.
          A partir de la CBP, se estima el valor de la línea de pobreza a diciembre de 2008, mayor que la calculada con el IPC, como medida del efecto de los precios sobre el bolsillo de la población pobre. Cabe resaltar que ésta línea de pobreza no es la que se menciona como variable aproximada en el capítulo I. Aquella se refiere al CCBV como “pregunta-filtro”, mientras que ésta es un cálculo a la luz de la CBP y los hallazgos del estudio. En la Tabla 8 se presentan estas estimaciones de las líneas de pobreza. Como puede apreciarse la línea de pobreza calculada con base en la CBP es superior a la del IPC en un 4.6 por ciento. Esto ejemplifica el efecto del impacto más pronunciado que tienen los precios sobre el bolsillo de las familias pobres, lo que tiende a acentuar la brecha entre ricos y pobres.
          El valor de la línea de pobreza para 2008, calculada a partir de la CBP equivaldría a que una familia pobre (5.38 personas) deba obtener como mínimo un ingreso/consumo mensual igual a Q 3,666.95. El salario mínimo establecido durante 2008 para las actividades no agrícolas era de Q 48.50 diarios, equivalente a Q1,475.21* mensuales. Aún cuando en una familia se emplearan en el sector formal ambos jefes de familia (en caso fuera un hogar bi-parental) no se lograría cubrir el ingreso mínimo para escapar de la línea de pobreza (ingreso conjunto de Q 2,950.42, 19.5 por ciento inferior a la línea de pobreza estimada). Este panorama poco alentador, hasta cierto punto ilustra las razones del porqué se acrecientan en el país los fenómenos sociales de violencia, hambruna y desnutrición crónica.
          Asimismo, para ambos cálculos se observa un incremento de la participación del componente Alimentos sobre la línea de pobreza general. En la Gráfica 13 se observa la estructura porcentual de las líneas de pobreza de los años 2000 y 2006 (presentadas inicialmente en la sección 1.3), y la estimación para el año 2008 tomando el IPC y la CBP. Para ambas estimaciones, la participación del componente alimentos supera el 50 por ciento de la línea de pobreza, lo que representa una mayor vulnerabilidad de la población pobre ante alzas en el consumo alimenticio.

Comparación entre la Inflación Popular y Subyacente

          En apartados anteriores, se presentó la definición de la inflación llamada subyacente y la forma usual de cálculo. En ella se eliminan de la estimación aquellos artículos más volátiles, generalmente los alimentos y petróleo y sus derivados. Contrario a ésta, la Inflación Popular da más importancia a los artículos elementales en el consumo de las familias pobres, que se inclinan principalmente por el consumo de alimentos.
          El interés en comparar estos dos indicadores en esta sección, surge del hecho que representa dos realidades distintas, una de ellas (la de la inflación subyacente) que “modela” los impactos de los rubros alimenticios y combustibles, bajo la creencia que de esta forma se logrará conocer y dar seguimiento a la tendencia secular o de largo plazo de la inflación. Tomado de esta forma, la inflación subyacente es útil para procesos de largo plazo y no para la toma de decisiones anuales, trimestrales o mensuales. Tal es el caso de la formulación de la política monetaria, cambiaria y crediticia, formulada anualmente y revisado mensualmente su instrumento líder –tasa de interés a siete días plazo-. Se ha visto últimamente que se elabora una política monetaria bi-anual, con proyecciones hacia años posteriores. Esta meta a largo plazo no es mala en sí misma, pues incluso deberían definirse más políticas que busquen cambios estructurales, y esos se logran en el largo plazo.
          La otra realidad se ve reflejada en la Inflación Popular, que muestra precisamente el impacto coyuntural, y en ocasiones de varios meses, del alza de los precios en alimentos y petróleo y sus derivados. El poder adquisitivo de las familias se ve reducido fuertemente en escaladas de precios, mientras al reducirse la aceleración de precios lo perdido del poder adquisitivo no se recupera, como se vio en la Gráfica 12 . Al comparar ambas realidades, se observa una diferencia sustancial.
          El impacto de la inflación en el corto plazo, en los bolsillos de la población pobre es superior a la tendencia modelada de la inflación, como puede apreciarse en la Gráfica 14 . Con muy pocas excepciones en más de siete años, la inflación popular estuvo por encima de la inflación subyacente, como era de esperarse. En la crisis de los precios internacionales de las materias primas, durante los años 2007 y 2008 la diferencia llegó a volverse abismal (6.55 por ciento en julio de 2008), con un promedio de 2.98 por ciento en esos años.

Un aspecto que preocupa es la combinación que se da respecto al abordaje de la inflación causada por shocks de oferta, principalmente en alimentos y petróleo. La política monetaria busca converger al mediano plazo, por lo que en la toma de sus decisiones se prioriza este por encima del control de la inflación en el corto plazo. Tal como se menciona en la Resolución JM-161-2008 de la Junta Monetaria, en la cual se determina la Política Monetaria para el año 2009:
“En apoyo al logro del objetivo fundamental, y con el propósito de que en el mediano plazo la inflación interna converja a la meta de mediano plazo, la ejecución de la política monetaria se complementa por acciones en los ámbitos de la modernización financiera y de la consolidación de las finanzas públicas, en el marco de una política económica integral y sostenible que propicie la competitividad y la eficiencia del sector productivo […] En un esquema de metas explícitas de inflación, cobra particular importancia elaborar escenarios prospectivos de metas de inflación que permitan orientar las expectativas de inflación de los agentes económicos en el corto y mediano plazo, consistentes con el mantenimiento de la estabilidad en el nivel general de precios. El establecimiento de metas de corto y mediano plazos facilita que las referidas expectativas se anclen a las citadas metas, por lo que la meta de mediano plazo se establece en 4 +/- 1 punto porcentual con un horizonte de convergencia de 5 años. Para diciembre de 2009 se establece una meta de inflación de 5.5 +/- 1.0 punto porcentual y para diciembre de 2010 una meta de 5.0 +/- 1.0 punto porcentual [subrayado propio]”.
La decisión anterior, aunque menciona intenciones sobre el corto plazo, su forma de transmisión se basa en que las expectativas de los agentes económicos en el corto y mediano plazo “se anclen a las citadas metas”. Asimismo, aunque la meta de mediano plazo parece clara, su horizonte es a 5 años plazo, tiempo más que suficiente para que una escalada de precios hunda a la población pobre en la miseria. No obstante, también debe destacarse que a pesar de la meta de mediano plazo del 4 por ciento, la meta anual de los dos años siguientes se establece por encima de aquella.
Este exceso en abordar el mediano y largo plazo se sustenta en esperar que las “expectativas de los agentes económicos” hagan el resto en el corto plazo, convergiendo casi espontáneamente con la meta de la política.

Para endurecer aún más el panorama, en la citada política se menciona que se excluyen de la inflación  subyacente “los precios de los bienes y servicios que tienen una elevada variabilidad (por lo general, estacional o coyuntural) que, en circunstancias normales, no puede ser neutralizado por las acciones de política monetaria, comparándolo con las metas de inflación establecidas para esos mismos años”. Es decir, para formular una de las seis variables indicativas de la política se afirma que ninguna acción de la política monetaria puede neutralizar los efectos de los precios en los alimentos y derivados del petróleo. Incluso, se eliminan los productos con variabilidad estacional, cuando por su misma característica estacional pueden ser bastante bien proyectados,  modelados y estabilizados para reducir su impacto. Esto es sin duda demasiado laissez faire. Se deja como ilustración de lo anterior, en la Tabla 9 , el resultado inflacionario y las metas de inflación perseguidas por el Banguat, queda a criterio la calificación de éxito o fracaso de la implementación del esquema de Metas Explícitas de Inflación en Guatemala.
La imposibilidad abiertamente manifestada de la política monetaria para neutralizar los efectos de shocks de oferta como los mencionados, aún siendo estacionales, es un elemento que debe considerarse para ampliar el accionar de la política económica en otras áreas. No está demás destacar que la Junta Monetaria está compuesta por los Ministros de Agricultura, Ganadería y Alimentación, de Economía y de Finanzas Públicas . La recurrencia del impacto de los precios internacionales del maíz y del trigo, contrastada a la absoluta dependencia de importación de derivados del trigo (como harina de pan) y la dependencia de maíz amarillo importado para actividades industriales (como avicultura, concentrados para animales, etc.) pone en evidencia una omisión premeditada de funciones de los hacedores de política económica.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación –MAGA– tiene dentro de sus funciones la de “Desarrollar mecanismos y procedimientos que contribuyan a la seguridad alimentaria de la población” . En entornos de pobreza urbana, "la seguridad alimentaria pasa por el contexto de sustento, [… en el cual] es imposible escapar de una economía que necesita dinero en efectivo [contrario al área rural donde puede existir algún cultivo de autoconsumo…] En consecuencia, el precio de los alimentos es de especial importancia para la seguridad alimentaria urbana, pues por más amplia que sea la oferta de alimentos ello no garantiza que los pobres puedan comprarlos”.
En consecuencia, es recomendable que los Ministros de Estado que participan en la Junta Monetaria, en especial el MAGA, adopten medidas que permitan que tanto la política monetaria como todas las políticas de Estado, converjan en la estabilización de los precios alimenticios que garanticen su acceso a la población pobre, es decir, hacer efectivo el derecho a la alimentación de toda la población. En las políticas monetarias, cambiarias y crediticias, y sus evaluaciones, únicamente se menciona el impacto de los precios alimenticios en la estabilidad de precios, pero en ningún momento se menciona medida alguna para estabilizar los mismos. Incluso, los shocks de oferta del petróleo y sus derivados se buscan reducir, a través de neutralizar los efectos de segunda vuelta de los mismos, sobre el transporte y gastos relacionados, pero en lo alimenticio está ausente cualquier planteamiento al respecto. Esto a pesar, incluso, del reconocimiento de la estacionalidad de los precios de los alimentos que posibilitan alguna intervención pública para neutralizar choques inflacionarios, así como impulsar el desarrollo de la producción nacional. Dicho en otras palabras, ante choques de oferta recurrentes, la autoridad encargada de estabilizar los precios debe asumir su rol e implementar políticas de oferta que reduzcan la vulnerabilidad del país antes choques de precios alimentarios. Puede incluso, incorporarse este tipo de políticas dentro de la política crediticia, que impulse mecanismos públicos de acceso al crédito para los pequeños agricultores, por ejemplo. De esta forma, la Inflación Popular puede constituirse en una variable indicativa de la política económica nacional, que permita darle seguimiento a la estabilización real de precios a favor de las grandes mayorías del País.

Impacto Diferenciado de la Inflación en las Familias Pobres

La inflación impacta particularmente sobre el poder adquisitivo de la moneda. Ya se ha mencionado que, por el mismo efecto diferenciado de los precios sobre distintos estratos socioeconómicos, la inflación puede provocar una pérdida de poder adquisitivo de la moneda de distintas proporciones sobre diferentes conglomerados de personas, es decir, la pérdida de poder adquisitivo no es un único indicador que refleje de forma satisfactoria un impacto igual sobre la población. En consecuencia, se parte de la pérdida de poder adquisitivo estimado para cada uno de los casos estudiados, con el efecto de conocer el impacto percibido por cada familia.
Para todos los casos observados en la investigación, la pérdida del poder adquisitivo fue superior a la estimación oficial. En la Tabla 10 se aprecia dicha diferencia. El caso con mayor impacto sufrido por el alza de precios fue el No. 4, donde su pérdida de poder adquisitivo llega a superar los nueve puntos sobre la PPA oficial, le siguen los casos No. 1 y 2 con una pérdida de siete centavos por encima y por último el caso No. 3 con cuatro centavos sobre la PPA oficial.
Una de las hipótesis de investigación planteada estimaba que el poder adquisitivo del pobre se había reducido al menos 10 centavos más, respecto a la pérdida de poder adquisitivo de la economía en general. Si bien, puede apreciarse que la diferencia observada nunca llega a superar los 10 centavos, es clara la tendencia hacia una mayor pérdida de poder adquisitivo. En consecuencia, la hipótesis planteada es rechazada en su valor puntual H0 > 0.10.
Puede estimarse un intervalo de confianza para la pérdida de poder adquisitivo, en su media poblacional.

En consecuencia, el intervalo de confianza de la pérdida de poder adquisitivo calculada a partir de los casos estudiados, se ubica en un rango de 0.49 - 0.55, con un nivel de confianza del 95 y g.l. = 3. En ese sentido, el enunciado propuesto en la tercera hipótesis, puede ser sustituido por el siguiente:
El poder adquisitivo del pobre se ha reducido en promedio Q 0.07 (con un intervalo de confianza de 0.04 a 0.10 y un nivel de confianza del 95 por ciento) más que el poder adquisitivo considerado para la economía en general durante el período 2000-2008, lo que demuestra una acentuación de la pobreza medida por medio del consumo en la población considerada dentro de esta clasificación.

Reflexiones ante una nueva escalada de precios

De esta manera, queda demostrado el efecto empobrecedor de la inflación, a raíz del impacto diferenciado que los precios tienen sobre el poder adquisitivo de las familias pobres. La brecha entre ricos y pobres continúa ampliándose por el simple hecho de ser éstos más vulnerables al impacto de los precios. En los últimos años, se han sufrido dos crisis internacionales de fuertes alzas en los precios de las materias primas (commodities) sin que las autoridades guatemaltecas tomen medidas estructurales para menguar el riesgo.
La cuestión es sencilla: si suben los precios internacionales del maíz y el principal producto cultivado por los guatemaltecos es el maíz (por el número de productores, predominantemente de subsistencia e infra-subsistencia), la adopción de políticas de apoyo a los pequeños productores de granos básicos traerán consigo la estabilización de precios y la consecución de la soberanía alimentaria que todo país debe ostentar.
Al momento de culminar esta tesis se vive una nueva crisis internacional de materias primas, el petróleo está alcanzando precios récord de nuevo, con las mismas características de la crisis de 2007 y 2008. En medios escritos aparece entre los titulares, que el Gobierno autoriza el ingreso de maíz y harina de trigo sin aranceles para paliar la escalada de precios , el petróleo vuelve a batir récords*, pero ha cambiado algo: la denominada Gran Recesión ha dejado debilitadas las arcas de los gobiernos a nivel mundial y Estados Unidos ha inundado de dólares la economía global, emitidos para sacar a flote su economía**. En consecuencia, el panorama luce desalentador, pues se hace aún más difícil la respuesta de los gobiernos ante la nueva escalada de precios y ante las decisiones unilaterales de la potencia económica norteamericana. Expertos opinan que los desequilibrios en los commodities son reflejo del refugio de grandes capitales que buscan ser colocados en algún mercado… las materias primas y los alimentos son su refugio preferido, junto con el oro***. Ante este escenario, deben tomarse medidas profundas, pues de lo contrario las crisis serán cada vez más severas, con el costo humano que esto implica.

“… la integración de los mercados está transmitiendo a los mercados locales las perturbaciones del ámbito internacional [de los precios en el 2007 y 2008]. Ante eso, los más perjudicados son quienes no pueden mejorar su capacidad de acceso vía aumento de ingreso. De los afectados por el desplazamiento de la línea de pobreza, los peor parados pueden ser aquellos que más gasten en los bienes que están subiendo, o bien, quienes no puedan aumentar sus ingresos para responder al alza de precios. En principio, las personas que se encuentran en los últimos quintiles de riqueza [los más pobres], son aquellos que más destinan a la compra de bienes alimentarios, y además son aquellos que tienen posibilidades más limitadas para aumentar su ingreso”. Programa Mundial de Alimentos –PMA-. Alza de precios, mercados e inseguridad alimentaria en Centroamérica: Capítulo Guatemala. PMA, Guatemala 2008. Pág. 42. Descarga de: http://www.unicef.org/lac/Alza_de_precios_mercados_e_inseguridad_alimentaria_y_nutric.pdf

* La forma de cálculo del salario mensual, según el Ministerio de Trabajo de Guatemala es:

Junta Monetaria. Acta 56-2008, punto segundo, Resolución JM-161-2008 del 23 de diciembre de 2008. Versión electrónica disponible en: http://www.banguat.gob.gt/publica/comunica/ResJM-161-2008.pdf

Constitución Política de la República de Guatemala. Artículo 132, inciso b).

Instituto de Estudios Agrarios y Rurales –IDEAR-. Nuestro maíz, nuestro futuro. Estudios para la reactivación de la producción nacional de maíz en Guatemala. Magna Terra Ed., Guatemala 2010 ISBN: 978-9929-561-20-5. Págs. 83, 142.

Congreso de la República de Guatemala. Decreto 114-97 y sus reformas. Ley del Organismo Ejecutivo. Artículo 29, inciso h).

International Food Price Research Institute –IFPRI-.Vida Urbana. Retos y opciones para los pobres en la ciudad. IFPRI, Estados Unidos 2004. Pág. 2. Disponible en: www.ifpri.org

Prensa Libre, 9 de febrero de 2011. http://prensalibre.com/noticias/politica/contingente-maiz-harina_trigo_0_424157684.html

* US$ 87 por barril WTI petróleo crudo a futuro. http://www.bloomberg.com/markets/commodities/futures/

** El tipo de cambio pasó de US$ 8.3948 en enero de 2010, a US$ 7.8375 en febrero de 2011, una muestra de la depreciación de esa divisa a nivel internacional, y la consecuente reducción de los beneficios en los sectores exportadores, que anula la reciente bonanza en los precios internacionales de sus productos.

*** Notas de la reunión de alto nivel del Consejo Agropecuario Centroamericano, 27 y 28 de febrero de 2011 en la Ciudad de Guatemala.

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