NUEVOS PROLEGÓMENOS EN TORNO A LA REALIDAD SOCIAL, POLÍTICA Y ECONÓMICA DE MÉXICO

Jorge Isauro Rionda Ramírez
riondaji@hotmail.com

CONCLUSIONES

Igual que en la época del porfirismo, el liberalismo finalmente vino a revivir la oligarquía plutonómica en la economía mexicana. El liberalismo económico basado en la apertura económica, la desregulación y el desmantelamiento del Estado le deja manos libres a los grandes empresarios del país como del extranjero para explotar los recursos de la nación, y termina vía privatizaciones enajenándose el patrimonio nacional (en gran parte no solo por la adquisición de los recursos naturales sino también mediante la compra de más de dos mil paraestatales).

La fractura de la sociedad mexicana y sus nuevas disrupciones se debe al término del pacto social logrado durante la revolución mexicana en materia social, económica y política. El Estado mexicano desde 1982 deja, de forma paulatina, de ser un estado del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, pero sobre todo deja de ser democrático.

La violencia se viene desatando desde los años 70 del siglo XX con movimientos populares liderados por Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, principalmente. Movimientos que actualmente enarbolan el ERP y el ERPI, así también otros nuevos tales como el EZLN, de hechura más reciente, pero de abierta beligerancia a la desigualdad social. SEDENA declara que en el país operan al menos 39 grupos sediciosos.

So pretexto del combate al crimen organizado y la guerra contra el narcotráfico, el programa norteamericano de combate al terrorismo y el control del tráfico de armas en México ya cuesta a la nación más de 40 mil ejecuciones del 2006 a 2011. Igual que si existiera una guerra civil.

El Estado de exclusión gobierna solo para unas cuantas familiar mexicanas, todas ellas pertenecientes a la oligarquía plutocrática de grandes empresarios, mexicanos como extranjeros.

El desempleo sigue en niveles socialmente no admisibles y por tanto el éxodo de nacionales al extranjero indica que 1 de cada 7 mexicanos ya reside actualmente fuera del territorio nacional.

El crecimiento anual del PIB no logra repuntar a al menos el 5% que es necesario para crear el millón de empleos anuales requeridos para abatir realmente el desempleo existente.

La estabilidad lograda del 2000 al 2006, en adelante se tambalea ante la vulnerabilidad de una economía que no logra cimentar con bases más autónomas su fortaleza, especialmente ante crisis tales como la subprime de 2008 surgida en la Unión Americana.

El sueño panista de catapultar la economía nacional del décimo tercer lugar de las naciones más desarrolladas del mundo al quinto termina por ser una quimera más, parte de la demagogia neoliberal del grupo político de ultraderecha.

La democracia desde el inicio de la presente administración es el principal costo que paga la nación mexicana, los fraudes se siguen cometiendo en comicios posteriores tanto en elecciones locales como nacionales. Como con el PRI es parte del sistema de gobierno.

La seguridad, la justicia, la impunidad y sobre todo, la paz social es otro costo más que facturan los mexicanos dada la violencia y la inseguridad desatada por el poder ejecutivo al llevar al ejército a las calles, que no es otra cosa que una declaración de guerra al pueblo de México por parte de la oligarquía de empresarios potentados que se adueñan del país. Es el garrote, tal como lo afirma Carlos Marx en su célebre texto “El manifiesto comunista”.

El combate al crimen organizado es cuestionable ante la cada vez más evidente protección al cártel de Tijuana (controlado por el “Chapo Guzmán”), el injustificable costo de vidas de inocentes como efecto colateral de esta absurda guerra, el solapamiento desde la Secretaría de Hacienda del lavado de dinero, el mantener la protección política a muchos de estos capos como la extorción de bancos a sus acreditados y malos manejos de carteras perdidas, que en el fondo son recursos que se saldan abusando del fondo bancario para protección al ahorro y del cohecho a ciudadanos.

Los derechos humanos por los suelos en todo gobierno, en toda administración y en todo el territorio nacional, cuestión que se viene agravando desde el inicio del neoliberalismo en 1982.

La censura y represión a periodistas pone al país como aquella donde es más peligroso ejercer la profesión del periodismo.

La criminalización de la insurgencia, la protesta y la denuncia desde gobernación es patrocinada.

La izquierda del país, desde la derecha es desmantelada, por caso la imposición de “los chuchos” en el PRD.

Los movimientos sociales promovidos por los trabajadores de México son reprimidos y difamados por los medios, por caso la experiencia en la extinción de la paraestatal de Luz y Fuerza del Centro, así como la huelga de los mineros y el boicot contra su sindicato.

En materia de Salud, pues se tuvo recientemente una epidemia que es la influenza humana y recientemente se expresa la vulnerabilidad del sistema de salud mexicano ante el brote de varios casos de sarampión en varias partes del territorio nacional.

La seguridad social con las reformas a las normas en materia de seguridad social, en especial referente a la ley orgánica del IMSS y del ISSSTE restan prestaciones a los trabajadores mexicanos, al menos a los de reciente empleo, que se trata de jóvenes y de las nuevas generaciones de mexicanos. El Seguro Popular no cubre en diversidad y calidad de servicios lo que atiende el IMSS, pero sobre todo es un seguro que no paga necesariamente la parte patronal sino el propio trabajador, o ciudadano al margen de un contrato formal. De hecho el empleo informal como desprovisto de derechos laborales como de prestaciones es parte de la flexibilidad laboral, tan promovida por el Gobierno.

Los servicios públicos que son parte de la canasta básica son precisamente los que más suben: luz, gasolinas, diesel, gas, agua potable, principalmente. Sustento de las finanzas públicas consideradas “sanas” desde el punto de vista de la contabilidad nacional, pero insanas desde el punto de visto de la desigualdad social, pues resulta que quienes pagan impuestos y a quienes se aplica la inflación es al pueblo trabajador y no a los grandes empresarios, quienes gozan de un trato especial y exonerado de contribuciones.

El poder adquisitivo de los asalariados sigue su depauperio tradicional observado desde 1965. La estrategia de las familias mexicanas es involucra a más miembros a la vida laboral, lo que significa que abandonan prematuramente sus estudios o bien postergan parte de la realización de anhelos en materia de formación.

El régimen se mantiene mediante el fraude electoral desde 1988, el engaño y el discurso demagógico y tramposo, la falsedad sistemática, la existencia de programas sociales realmente fantasmas, la ingobernabilidad que le pone como Estado fallido, la represión, el autoritarismo, la autocracia y el fascismo militarizado, la violencia como fórmula de control, el genocidio fratricida, la deshonestidad de los gobernantes quienes reciben del clientelismo grandes concesiones, incluso dádivas económicas, el mal gobierno, los sueldos a funcionarios pagados como del primer mundo en una nación que aún sufre los espectros del atraso, la insensibilidad ante la pobreza que se extrema y generaliza cada día más, el doble discurso, la doble moral, el mocherismo y servilismo a la Iglesia católica, el clientelismo al estilo del viejo PRI, y la venta de la patria son las características de los gobierno neoliberales mexicanos.

Ante la desilusión del pueblo mexicano de sus gobernantes panistas, la oligarquía nacional promueve el regreso del PRI, con otros actores, pero con el mismo histrionismo. Debe por ello replantearse una nuevo pacto nacional entre trabajadores y empresarios del país, conciliando intereses de ambos bandos en un proyecto que si bien ahora es sostenible, bajo coerción, no logra la sustentabilidad social, política, económica, cultural y ecológica. Para ello se debe abandonar la ética liberal, neoliberal, que desde el siglo XIX tanto daño ha hecho al pueblo de México. La vialidad, desde la revolución mexicana es necesariamente un acuerdo de corte social demócrata, laico y especialmente basado en una auténtica democracia: el poder del pueblo.


FUENTES:

Barajas Durán, Rafael (2010) Felipe de Jesús el pequeño. México. Ed. Planeta. P. 261.

Buscaglia, Eduardo y Roemer, Andrés (2006) Terrorismo y delincuencia organizada (un enfoque de derecho y economía). Instituto de investigaciones jurídicas de la UNAM. México.

DOF (28 enero 1992) Poder Legislativo. México.

Hernández, Anabel

INEGI (2005) La diversidad religiosa en México. México. P. 192.

Reveles, José (2010) El cártel incómodo. Grijalbo. México.

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