ACTIVIDADES QUE FORTALECEN LA ÉTICA PEDAGÓGICA DE LOS DOCENTES EN FORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA

Vladimir Borte Leyva

1.3 Fundamentos éticos y  morales del trabajo profesional del docente


En el desarrollo de la historia del pensamiento filosófico y pedagógico pueden encontrarse ideas y teorías enmarcadas dentro de la Ética Pedagógica, cuyo origen está relacionado con el surgimiento de la actividad pedagógica profesional.
La necesidad que tiene la sociedad de transmitir sus experiencias y conocimientos a las nuevas generaciones dio motivos al sistema  de instrucción escolar y originó un tipo especial de actividad socialmente necesaria: la actividad pedagógica profesional. Ella fue resultado del proceso de la división del trabajo y surgió en determinada etapa del desarrollo histórico de la sociedad.
 Los requerimientos de la actividad pedagógica engendraron un tipo de profesional que debía poseer determinadas cualidades, elevada educación, alto nivel de sacrificio y abnegación, amplia cultura general, sabiduría, tacto, amor a los niños, cualidades que no son tan necesarias en otros profesionales y que recibían una alta valoración de la sociedad. Con el triunfo de la Revolución y el surgimiento de la nueva sociedad surge en nuestro país un nuevo sistema de educación que cambia de manera radical la situación del maestro, este se convierte en un participante consciente de las transformaciones sociales, en una figura central de la formación del hombre nuevo. Desde los primeros años del periodo revolucionario quedó muy bien delimitada la significación social y la importancia estratégica de su formación. En 1962 Fidel expresó... para una revolución que aspira a cambiar radicalmente la vida de un país y a construir una sociedad nueva, ¿qué es lo más importante? El maestro, compañeros y compañeras, es lo más importante en una Revolución. Díaz Pendás Horacio, (2008).
En la ética del maestro están registradas exigencias que tienen un carácter progresista, humano general y que nacen de las nuevas tareas que se plantean ante la escuela, el mismo debe:

La ética siempre ha sido parte importante en el saber filosófico, sobre la moral, desde la antigüedad que apareció la filosofía como primera forma del conocimiento humano, ya que el hombre reflexionaba sobre el  lugar y el papel que le corresponde en el mundo, así como, sobre la necesidad de su educabilidad y de que fuera un ser humano virtuoso.
El enciclopédico conocimiento del filósofo griego Aristóteles, reconocido como el padre de la ética, escribió su primer trabajo que conoció la humanidad en la antigüedad, el cual dedicó a su hijo y lo tituló “ Moral a Nicomaco”, en el cual argumentaba las categorías fundamentales de la ética y explicaba qué debía hacer y qué debía abstraerse el ser humano para ser un hombre virtuoso a partir de su concepción de la virtud como el justo medio entre dos extremos viciosos, por exceso o por defecto. La aspiración de la moral responde a la necesidad objetiva de regular las relaciones de los seres humanos que conviven en sociedad (individuo – sociedad) sobre la base de la correlación de los intereses individuales y sociales, así como, del control de la voluntad por la conciencia, profundamente marcado  por los clasistas en los cuales los valores como parte de la conciencia moral, presentes en las ideas sociales, principios, normas, escalas y juicios de valores, juegan un papel primordial.
El sentido más antiguo de la ética (de origen griego) residía en el concepto de la morada o lugar donde se habita; luego referido al hombre o pueblos se aplicó en el sentido de su país, tomando especial prestigio la definición utilizada por Heidegger: "es el pensar que afirma la morada del hombre", es decir su referencia original, construida al interior de la íntima complicidad del alma. En otras palabras ya no se trataba de un lugar exterior, sino del lugar que el hombre porta a sí mismo. "El ^ethos es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos. Lo ético comprende la disposición del hombre en la vida, su carácter, costumbre y moral. Podríamos traducirla "el modo o forma de vida" en el sentido profundo de su significado.
^Ethos significa carácter, pero no en el sentido de talante sino en el sentido "del modo adquirido por hábito". ^Ethos deriva de éthos lo que significa que el carácter se logra mediante el hábito y no por naturaleza. Dichos hábitos nacen "por repetición de actos iguales”, en otras palabras, los hábitos son el principio intrínseco de los actos.
 La ética es la parte de la filosofía que se ocupa del obrar del hombre, de sus  acciones. Este obrar humano se puede entender en forma individual o en forma social. Para Aristóteles, existían tres niveles en el obrar, el obrar del individuo, el obrar de la familia y el obrar de la sociedad.
La ética discute y juzga las normas morales y jurídicas, siendo las primeras las que regulan lo que la sociedad aprueba o desaprueba, y las segundas las que regulan las prohibiciones, castigando el incumplimiento de las mismas. También en ella se realiza por una parte la crítica y el análisis de la moralidad y por otra propone normas, escala de valores o ideales que van a primar sobre otros. La caracteriza el hecho real que se da en la mentalidad de algunas personas, es un conjunto de normas a saber, principio y razones que un sujeto ha realizado y establecido como una línea directriz de su propia conducta.
Al analizar  al ser humano en el ámbito social al que corresponde, podemos notar que este está sujeto a un conjunto de normas que rigen el orden de la sociedad al cual pertenece dicho individuo, en ese sentido el ser humano como producto social es un conjunto de conocimientos adquiridos a través de todo el desarrollo no solo de su vida sino que estos conocimientos son la consecuencia del devenir histórico de la sociedad.
Todo ser humano que se encuentra sujeto a normas impuestas por la sociedad es un sujeto que pertenece a una determinada cultura y es el conjunto de normas impuestas por la sociedad a la cual se le denomina moral, este término es muy distante del término de ética ya que la moral se refiere a todas aquellas normas impuestas por la sociedad y la ética se refiere a la connotación de bien o mal que le entregamos a esas normas, es decir, la ética se refiere a la clasificación e interpretación que demos a las normas sociales.
La moral de una sociedad, entendida esta como un arma de dominación se encargará de eliminar toda expresión racional y espiritual del ser humano, en este sentido la moral personal y profesional se integran en una sola, no debe haber doble moral, o una moral diferente para cada contexto o circunstancia, el prestigio y la autoridad moral del educador radica en su ejemplaridad manifestada en su actitud ante la vida.
La  moral adquiere gran importancia en el desempeño profesional del educador pues, la misma es inherente al proceso pedagógico, como parte de la personalidad del maestro, quien a su vez orienta y dirige el proceso formativo del estudiante, a cuya personalidad también le es propio un determinado grado de desarrollo de moralidad.
“La profesión de maestro, es una de las más responsables, de las más nobles. El papel e importancia de esta profesión se elevaría cada vez más. Pero para que el maestro pueda cumplir realmente esta gran tarea que se le plantea, es necesario, ante todo, trabajar sobre su propia persona. Es necesario hacer de sí mismo un organizador – colectivista, un verdadero comunista”. N.K.Kruspkaya (1959:275)
Debe tener una concepción ético moral de su profesión, que abarca dos aristas importantes la primera en cuanto a la normatividad de su conducta, de cuál debe ser su imagen y comportamiento como profesional de la educación, la segunda unida a esta radica en su preparación pedagógica de cómo contribuir a la educación ético moral de sus escolares, cuando el educador es capaz de incorporar a su personalidad, a su forma de ser una concepción ética de su moralidad y lo tiene presente en su labor para la educación de sus escolares e influenciar positivamente en su colectivo y con quienes interactúa, podemos decir que la ética trasciende su papel normativo de la conducta para transformarse en una herramienta o instrumento pedagógico de la labor educativa, como un enfoque ideológico más integrador de los conocimientos sobre la ética, la moral, los valores y el humanismo de la profesión.
La moral profesional es el conjunto de normas y prescripciones que regulan la actividad moral y las relaciones morales de las personas de una u otra profesión.
La concepción Dialéctico Materialista de la Ética considera que la causa más profunda de la existencia de la moral es la necesidad de regular la conducta de las personas en la sociedad, en la convivencia humana, a partir de conjugar los intereses de cada individuo con los intereses de los demás, de la familia, del grupo, de la clase social, de la organización a la que pertenece, de la nación o de la humanidad, para que la actuación de cada quién no sea una interferencia u obstáculo en el logro de fines y objetivos comunes.
Dentro del lugar y papel de la moral en el trabajo pedagógico se destacan entre otras las características siguientes:

Estos entre otros rasgos hacen que la moral profesional tenga una función vital muy activa en la orientación, regulación y valoración de la labor cotidiana y la vida personal de los maestros, por estar presente en toda la actividad pedagógica y la vida de la sociedad en general.
Las relaciones interpersonales permiten ciertamente el ejercicio continuo de determinadas acciones concretas, la solidaridad, el respeto, el amor entre otras, incluso, las leyes regulan siempre relaciones entre los hombres. 
La necesidad de una nueva ética es un tema importante de debate actualmente pero se está desconociendo el verdadero problema, es decir si bien la ética es una necesidad para el desarrollo de la vida, esta no es independiente de la moral, esto quiere decir, que no solo es necesario generar o buscar un cambio a nivel de la ética sino que también hay que buscar una nueva moral.
Ahora, por lo dicho anteriormente un cambio en la moral implicaría una transformación de la estructura social ya que las relaciones sociales son las que determinan la moral, ahora más que un cambio en las normas morales necesitamos una transformación total. Esto implica no solo un cambio a nivel social sino que también es necesario y mucho más importante un cambio dentro de la persona.
Entre la ética y la moral podemos encontrar semejanzas y diferencias: En los dos casos se trata de normas, percepciones, deber ser. La Moral es un conjunto de normas que una sociedad se encarga de transmitir de generación en generación y la Ética es un conjunto de normas que un sujeto ha esclarecido y adoptado en su propia mentalidad.
Ahora los puntos en los que difieren son los siguientes:
La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno de una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno de sus integrantes. En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su propia reflexión y su propia elección.
Una segunda diferencia es que la Moral es un conjunto de normas que actúan en la conducta desde el exterior o desde el inconsciente. En cambio la Ética influye en la conducta de una persona pero desde su misma conciencia y voluntad.
Una tercera diferencia es el carácter axiológico de la ética. En las normas morales impera el aspecto prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo. Es decir en las normas morales destaca la presión externa, en cambio en las normas éticas destaca la presión del valor captado y apreciado internamente como tal. El fundamento de la norma Ética es el valor, no el valor impuesto desde el exterior, sino el descubierto internamente en la reflexión de un sujeto.
Con lo anterior podemos decir que existen tres niveles de distinción.
El primer nivel está en la Moral, o sea, en las normas cuyo origen es externo y tienen una acción impositiva en la mentalidad del sujeto.
El segundo es la Ética conceptual, que es el conjunto de normas que tienen un origen interno en la mentalidad de un sujeto, pueden coincidir o no con la  moral recibida, pero su característica mayor es su carácter interno, personal, autónomo y fundamentante.
El tercer nivel es el de la Ética axiológica, que es el conjunto de normas originadas en una persona a raíz de su reflexión sobre los valores.
Desde la revolución francesa, donde se proclamó la igualdad de derechos, existen personas, hombres y mujeres que llevan en su carga la economía y la estabilidad de cualquier país. Desde tiempos muy antiguos nos hemos topado con diferentes profesiones y unto a estas siempre existen reglas que marcan y rigen el desempeño de dichas profesiones.
Los hombres y mujeres enfrentan problemas que de una manera u otra podrían poner en tela de juicio su debida conducta, muchas veces ellos mismos dudan de su propia profesionalidad, pero tienen  siempre en cuenta que existen desde tiempos remotos deberes y derechos que cada cual sabe donde clasificarse.
El individuo al tener una presencia o personalidad variable, puede modificarse, es decir, puede engrandecer su ego, puede tener una sed inmensa de llegar a la perfección de su profesión, haciéndolo para él un modelo sin errores e inequívocos.
El carácter para el individuo en su profesión se refleja desde tiempos antiguos, ellos han experimentado un progreso en todos los tipos de ciencias, han conquistado y desarrollado experimentos que tiempos atrás hubieran sido inimaginables de realizar. El carácter no se forja solamente con un título, se hace día a día experimentando cambios, ideas, experiencias, se hace enfrentándose a la vida. En definitiva, el título es como el "adorno" de la profesión. No importa si lo tienes, lo importante es saberlo utilizar. El profesional sin carácter puede tender a caer en un modelo usado por cientos de profesionales, puede llegar a caer en lo que sería lo menos deseable para personas con aspiraciones en la vida, la mediocridad.
El profesional en su diario vivir no solo confronta problemas con relación a su trabajo, sino también en su profesión de día a día con las personas que le rodean, esto hace que muchas veces cometamos errores sin darnos cuenta que estamos pisando la línea d la moralidad y el diario vivir. Este no solamente debe regirse por su código de ética propio, sino que debe irse hacia un marco de costumbre, entendiendo que no todo lo que se viola esta escrito, ni todo lo que la sociedad repudia lo contienen las leyes.
El código de ética de cada profesional enmarca una serie de reglas, derechos y deberes que lo limitan y mantienen al margen de caer en errores profesionales y morales, al mismo tiempo guiándolos por el buen desempeño profesional.
Un profesional conlleva consigo una serie de hábitos y costumbres que lo ha adquirido durante toda su vida, no obstante a eso, no todo lo que uno realiza cotidianamente es correcto ante la sociedad, por lo que un profesional tiene que tener la capacidad moral e intelectual para poder diferenciar lo correcto e incorrecto de su profesión, ya que ejemplos tales como: decir buenos días, tener una sonrisa en la cara, ser solidario, ser buen compañero, son puntos que no están especificados en un código y no por eso limitan al profesional a realizarlo.
 La Ética Profesional se construye con el aprendizaje de día a día, el ser como profesional va emulando a sus seres como son los padres de familia, partiendo de la formación de un individuo que esté establecido formalmente. Nosotros queremos ser como ese docente que nos inspiró ser un individuo responsable, comprometido con su profesión y la sociedad. Para fundamentar la ética hay que partir por tener presente que somos humanos y todo ser debe estar sujeto a unas normas de convivencia establecidas con el correr del tiempo desde nuestros antepasados, por tanto, un ser humano aun sin profesión debe ser ético para desenvolverse en su sociedad .
El sistema de la moral socialista de la revolución cubana es la fuente de la moral profesional de los maestros cubanos y del Código de ética de la profesión, la diferencia entre la Ética Pedagógica y la moral pedagógica, consiste en que la Ética es una concepción teórica, normativa e instrumental sobre la moral profesional del educador, es un conocimiento sistematizado sobre las regularidades de la moral presentes en el trabajo pedagógico. Mientras que la moral es el conjunto de principios, normas, valores, representaciones sobre el bien y el mal, en la labor pedagógica, que orientan, valoran y regulan la elección moral del maestro en el ejercicio de la profesión, por lo que la moral de la profesión acompaña a los modos de actuación y la dirección del desempeño profesional.
La Ética Pedagógica está llamada a elaborar los problemas éticos de la labor pedagógica, a comprender y a formular teóricamente los requisitos planteados por la sociedad al aspecto moral del maestro, a revelar el contenido del ideal moral, a investigar la aplicación de los principios y normas de la moral comunista en una esfera concreta de la actividad humana, la pedagogía. Para ello, según I.Ya y  V.I., PISARENKO (1987), asume las siguientes tareas.

La Ética Pedagógica no solo analiza la esencia de los principios de la moral pedagógica, sino también la esencia de sus categorías fundamentales, de los valores morales.

Un importante lugar dentro del Código de Ética lo tiene el tema del Ideal, cuando hablamos del ideal del educador, hablamos de una formulación teórica, ideal, de carácter ideológico y cultural, del tipo de maestro o profesor que requiere nuestra sociedad en estos tiempos. Ese modelo tiene que estar en correspondencia con el contenido del sistema social socialista de la Revolución cubana (ideal social), y con el ideal del tipo de personalidad a que se aspira (ideal humano). Sin embargo, entre el ideal y el modelo existen diferencias, el ideal es más general y abstracto, el modelo está más cerca del deber ser y del ser de la profesión.
Al hablar del modelo del educador, no podemos mirar solo hacia el ideal  que aspira a tener la sociedad en un largo plazo, proyectado en otros niveles del desarrollo a alcanzar, es necesario tener en cuenta los modelos paradigmáticos de maestros o profesores del presente, e incluso de la generación actual del magisterio revolucionario cubano.
Para este propósito, la Ética Pedagógica en nuestra sociedad aporta los principios morales de la profesión que orientan el proceso de concreción de los valores y cualidades morales que no se deben dejar de tener en cuenta en la proyección del modelo del egresado de las carreras pedagógicas y en el ideal del educador que desea y aspira a sociedad.

En la formulación de estos principios se ha tenido en cuenta el pensamiento pedagógico de José Martí y de Fidel Castro, de este último se tiene en cuenta su intervención del 7/7/81, donde expresa la imagen social del maestro cubano, concretada en el Deber Ser de la profesión , su encargo y función social, el que nos orienta para la precisión de las normas morales de las relaciones, comunicación y modos de actuación en los desempeños, así como los valores y cualidades morales que debe poseer su personalidad.
El Educador debe ser,.... un defensor de nuestra ideología, de nuestra moral, de nuestras convicciones políticas. Debe ser, por tanto, un ejemplo de revolucionario, comenzando por el requisito de ser un buen profesor, un trabajador disciplinado, un profesional con espíritu de superación, un luchador incansable contra todo lo mal hecho y un abanderado de la exigencia". (Castro, F. 1981).
Por el carácter político de su trabajo y en virtud de la influencia que ejerce en sus escolares con su ejemplo personal, ser maestro se exige determinados requisitos indispensables en su tarea educativa.  

Estos principios se expresan de una forma concreta en los valores que integran la profesionalidad pedagógica:

En el artículo “El Maestro socialista y los determinantes de su formación y desarrollo”, el Doctor Diego I. González Serra (1989) hace referencia a dos aspectos fundamentales de la personalidad del maestro socialista: a su carácter y motivación; y a sus conocimientos, habilidades y capacidades. Estos tienen que reunir los siguientes aspectos:
Una asimilación profunda de la ideología marxista leninista.
Su amor a la revolución y al socialismo.
Su entrega a la causa del comunismo.
Todo ello se expresa en una participación dinámica en las actividades políticas y en la formación ideológica de las nuevas generaciones. Es necesario entonces que la escuela contribuya a fortalecerla. Fidel Castro en múltiples ocasiones, desde La Historia me Absolverá, ha trasmitido la esencia de sus concepciones sobre la educación y la formación de niños y jóvenes.
La mejor manera de desarrollar estas cualidades, es con la participación directa en diferentes situaciones reales, no solo a partir de las clases, sino con el empleo, además, de actividades dinámicas y motivadoras, como es el caso de las dramatizaciones, debates, talleres, diálogos, audiciones, diversos conversatorios, entre otros.
Cuando en correspondencia con las individualidades el profesor combina estas acciones, hace que el docente en formación, reflexione, se estimule y se prepare mejor, lo cual propicia necesariamente, la adquisición de actitudes positivas esenciales.
Según Fátima Addine  y Gilberto A. García, la universalización puede ser analizada operativamente como: “el sistema de interrelaciones que se establece entre la institución pedagógica y los diferentes contextos de actuación de sus egresados, con carácter de proyecto, lo que permite construir el proceso pedagógico, con el objetivo de promover el crecimiento personal y profesional en todos los participantes. Constituye el núcleo para la formación permanente de maestros ya que identifica y propone soluciones a los problemas que exigen de la interrelación de aspectos diferentes de la experiencia” .
La universalización de la Educación Superior Pedagógica, como concepción, abarca elementos estructurales y organizativos tanto del sistema educacional como de las instituciones universitarias formadoras; en la carrera pedagógica las transformaciones esenciales están dadas en el modelo curricular, incluido la organización del proceso docente educativo, y en el sistema de trabajo de las propias universidades pedagógicas.
Pero además, la universalización  ha transformado la concepción del sistema de trabajo que estas universidades desarrollan de manera conjunta con las estructuras correspondientes de todos los niveles de organización de cada territorio y con las escuelas, devenidas en virtud de ello, en microuniversidades, a las que se incorporan los estudiantes de carreras pedagógicas como docentes en formación.
Un primer elemento que caracteriza el modelo pedagógico es que refuerza el principio de la vinculación del estudio con el trabajo de forma natural, ya que -desde el inicio de la carrera- el estudiante está vinculado directamente  a su futura actividad profesional en todos sus componentes. Esto es importante distinguirlo, por cuanto, aunque los estudiantes de carreras pedagógicas, hoy representan una fuerza importante en la aplicación de los diferente programas educacionales de la revolución, su formación mediante este modelo no está dada por una necesidad de cubrir déficit del personal docente, sino como una expresión superior de dicha vinculación en las nuevas condiciones en que se aplica  la actual política educacional.
Un segundo rasgo distintivo es que la formación docente,  mediante este modelo educacional se  caracteriza en su estructuración académica por su carácter presencial.
Este criterio se sustenta en que, si bien se organizan las actividades lectivas correspondientes al plan de estudios con una adecuada  actividad presencial, estas se integran con la actividad presencial sistemática que realizan los estudiantes en las instituciones escolares, mediante la labor docente investigativa directa que ejecutan en ellas, bajo la atención personal permanente de los docentes de experiencia que cumplen la función de tutores, así como la influencia del colectivo pedagógico, con el cual se relacionan cotidianamente en su medio profesional, el orden investigativo y formativo de los futuros profesionales de la educación.
Un tercer rasgo que diferencia este modelo en las carreras pedagógicas, con respecto a otros centros de la Educación Superior, es que las carreras se desarrollan en un marco limitado de tiempo, ya que la titulación universitaria constituye un requisito para el ejercicio de los docentes en cualquier nivel de enseñanza. En este caso, las propias exigencias sociales determinan un límite racional para adquirir dicha preparación.
Ello se corresponde con los criterios de planificación de los recursos humanos para el sector educacional, donde la relación ingreso-egreso  se vincula a las necesidades  educacionales en los respectivos territorios. De este modo los estudiantes del curso regular, al egresar de la Universidad Pedagógica, reciben, en todos los casos, una ubicación laboral. Aquellos que ya la poseen y estudian en los cursos para trabajadores también deben alcanzar su nivel superior en el menor tiempo posible.
Una cuarta característica es que asume un modelo único para todos los tipos de curso en que actualmente se agrupan los estudiantes de las carreras pedagógicas, que, como se ha señalado, pueden ya estar vinculados laboralmente al sistema (cursos para trabajadores) o prepararse para ello (curso regular diurno), lo que ratifica el criterio de que la universalización ha pasado a constituir el medio único de formación universitaria de maestros y profesores de este país.
Ello no significa que en su aplicación práctica no se establezcan ciertas particularidades entre los estudiantes de uno y otro tipo de curso, fundamentalmente en el tratamiento que reciben los del curso regular, considerados como docentes en formación, quienes, bajo la atención directa de un tutor adquieren gradualmente las habilidades profesionales que ya se exigen a  los que son docentes en ejercicio.
Al describir la estructura actual de las instituciones formadoras del personal docente, es imprescindible valorar, como elemento más distintivo, el papel de la escuela como microuniversidad, toda vez que en ella se integran cada uno de los componentes del proceso de formación, lo que significa un replanteamiento de su concepción y función, aunque estructuralmente se mantienen adscriptas a las enseñanzas correspondientes.
En un concepto mucho más general, la universalización constituye lo que se puede considerar el modelo revolucionario de la formación docente en Cuba. Desde un  principio  se comprendió que solo  con la práctica directa era posible adquirir, con  la mayor celeridad y calidad, las habilidades para un adecuado desempeño profesional en las condiciones de una educación masiva que requiere miles de maestros en cada etapa y concretar, de forma particular, el principio pedagógico de la combinación del estudio con el trabajo.
Hoy se han elaborado nuevos conceptos sobre el papel de la escuela,  y entiéndase como tal a los diferentes centros docentes de todas las enseñanzas y niveles, en el proceso formativo de los futuros educadores. Las escuelas cubanas acumulan una vasta experiencia en la formación de maestros.
A través de las diferentes etapas del proceso de perfeccionamiento, se transita progresivamente desde las llamadas escuelas anexas en los centros pedagógicos con períodos de práctica previstos en momentos específicos de los planes de estudios, hasta conformar un sistema de formación práctico docente, que comienza a llamarse así desde la generación de los planes  de estudios de los 80, y el perfeccionamiento sucesivo de los planes posteriores, que es el antecedente más inmediato de la actual concepción. En este proceso se avanza progresivamente en las actividades prácticas en la escuela y su vínculo con las académicas y, particularmente con las investigativas.
La universalización genera una nueva dinámica en la escuela; ella es responsable de la formación de los nuevos docentes, mientras que estos, a la vez adquieren una responsabilidad directa en la formación de sus alumnos y asumen de forma integral, la dirección de todos los procesos educativos que en ella se desarrollan, lo que representa una doble implicación de la escuela en la nueva cualidad a la que se ha hecho referencia.
No obstante, la experiencia de estos años, unida a las necesidades y demandas  planteadas por la sociedad en las nuevas condiciones históricas, demostraron, que a pesar de todos los cambios operados, aún se necesitaban nuevas transformaciones; ello condujo a la introducción de un nuevo perfeccionamiento en el proceso de formación inicial y posgraduada de los educadores, para rescatar la tradición de la formación de maestros primarios, desde el nivel medio y aumentar el tiempo de formación inicial en la Escuela Formadora y la Universidad Pedagógica, así como su influencia sobre los futuros docentes, en comparación con las formas adoptadas en el pasado reciente.
El modelo del profesional proyectado, precisa que durante el proceso de formación se debe lograr que los egresados sean capaces de:

Se tiene en cuenta que la pedagogía cubana actual mantiene, desde su surgimiento, la concepción del desarrollo  de lo instructivo y lo educativo, lo cognitivo y lo afectivo, de la formación del conocimiento y los valores. Concibe el desarrollo científico, investigativo y creador a través de la educación de toda la sociedad, para lo que tiene en cuenta los avances científicos y tecnológicos de la pedagogía y demás ciencias.
Este proceso se rige por principios y categorías didácticas generales como la unidad de la instrucción y la educación, el carácter científico de la enseñanza, la unidad de la teoría con la práctica, el carácter activo y consciente, solidez en la adquisición, habilidades y hábitos, la consideración de las individualidades y la relación entre lo concreto y lo abstracto.
En  la concepción de las actividades, el autor tuvo presente el principio de la unidad de conciencia y actividad, formulado por S. L Rubinstein, A. N. Leontiev y otros psicólogos soviéticos según los cuales la conciencia se desarrolla y también se manifiesta en la actividad. Actividad y conciencia forman un todo orgánico, no son idénticos, sino que constituyen una unidad. Unidad de conducta y actividad y conciencia, del ser externo e interno del hombre, consciente en que la conducta (actividad) no debe concluirse como algo sólo externo, ni la conciencia como algo sólo interno. La conducta misma representa una unidad de lo externo y lo interno, al igual que todo proceso psíquico interno representa, por su contenido objetivo, una unidad de lo externo y lo interno, de lo subjetivo y lo objetivo. (González Serra, Diego; 1984).
Esta unidad es imprescindible tenerla en cuenta para lograr que las actividades tengan impacto en la formación ética y moral de la personalidad de los docentes en formación.
Según Leontiev, actividad es el proceso donde interactúa sujeto-objeto, y el primero es activo, y el segundo recibe pasivamente la acción. En este sentido el proceso de enseñanza-aprendizaje debe de concebirse en una actividad. El estudio de la psicología se centra en la actividad integral del sujeto, donde la categoría actividad actúa sobre la conciencia social.
Por otra parte según la autora V. González (1995), define que la actividad son procesos mediante los cuales el individuo respondiendo a sus necesidades, se relacionan con la realidad, adoptando determinada actitud hacia la misma.
Después de un amplio análisis de dichos conceptos, el autor, asume lo referido por  Viviana González Maura, lo que para su investigación es de gran valor en el momento de aplicar la propuesta de actividades en los docentes en formación de la Educación Primaria, lo que propicia mitigar los problemas existentes en la Ética Pedagógica y fortalecer la misma.
Todo este arsenal científico con que contamos, respecto a la actividad y su papel en el desarrollo de la conciencia, nos permite proyectar la formación del maestro que necesita nuestra sociedad.
Para lograr las aspiraciones del nuevo modelo del profesional, la Ética Pedagógica constituye un elemento esencial en el Ministerio de Educación, la cual tiene como sustento fundamental el conocimiento de la Historia de la Educación Cubana, el estudio de los textos de Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí y Fidel Castro, cuyos contenidos trazan pautas para la formación ética, patriótica y antiimperialista de nuestros maestros.

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