 
      
  En estudios realizados  consideramos oportuno e inevitable abordar interpretaciones y definiciones de  diversos autores sobre el concepto de   superación del profesional como son los siguientes, Villar, (1990)  señala que “formar profesores es un proceso de retroalimentación continuo por  medio del cual un sujeto aprende a enseñar”, es decir, es el proceso mediante  el cual el profesorado va adquiriendo en el transcurso de su vida profesional  los fundamentos teóricos, epistemológicos y didácticos para el desarrollo de  sus prácticas.
  Imbernón, (1994) destaca que es  “un aprendizaje constante, acercando esta al desarrollo de actividades  profesionales y a la práctica profesional y desde ella”,  siendo esta una de las tendencias predominantes en las últimas décadas.
  Por su parte Gimeno, (1995)  plantea que la misma representa “una de las piedras angulares imprescindibles  de cualquier intento de renovación del sistema educativo” dado que todo  proyecto social necesariamente conlleva en sí la formación de un sistema educativo  que responda y se ajuste al mismo, desempeñando la escuela un papel  fundamental. Precisa Bravo, (2004) en la práctica de la enseñanza como una  profesión dinámica y en constante desarrollo, coincidiendo con la tesis de  Gimeno, (1995) expresada arriba.
  Es criterio de la autora que la  formación del profesorado es un proceso sistemático y constante, de  adquisición, definición y redefinición de habilidades, conocimientos, destrezas  y valores para el desempeño de la función docente a lo largo de toda la vida  profesional.
  Se asume y se defiende la  definición de Bravo (2004) que la precisa como “el proceso de formación y  desarrollo del profesional, a través del cual, se prepara a los encargados de  dirigir el proceso de formación y superación de la personalidad de las nuevas  generaciones, desde la escuela e incluyendo la formación inicial, permanente y  postgraduada.”
  La UNESCO desde 1975 había señalado que constituía una necesidad constante el perfeccionamiento del  profesorado, definiéndolo como un proceso educativo dirigido a la revisión y la  renovación de conocimientos, actitudes y habilidades previamente adquiridas,  que está determinado por la necesidad de actualizar los conocimientos como  consecuencia de los cambios y avances de la tecnología y la ciencia.
  Existen criterios muy acertados  sobre qué tipo de docentes debemos formar para que pueda desempeñar su labor  como el planteado por el propio Imbernón (1994), al destacar que “La formación  de un profesorado reflexivo, crítico e investigador ha de conducirnos a una  reconceptualización en el ámbito de la formación y superación del docente. Se  abandona el concepto de profesor tradicional, académico o enciclopedista y el  del experto técnico, propio del enfoque de racionalidad técnica, cuya función  primordial es la de transmitir conocimientos mediante la aplicación rutinaria  de recetas y procedimientos de intervención diseñados y ofrecidos desde fuera.  Se propugna un papel más activo del docente en el diseño, desarrollo,  evaluación y reformulación de estrategias y programas de intervención educativa  y formación”.
  La autora deja definido que se  está hablando de un profesor que sea capaz continuamente de evaluar sus  necesidades y modificar estrategias educativas en correspondencia a la  diversidad del alumnado y de los contextos sociales.
  En la bibliografía consultada  se ha apreciado que el concepto superación es identificado en ocasiones con  otros, como son la capacitación, formación y desarrollo, por lo que la autora  dejará claro su criterio al respecto.
  Se considera las apreciaciones  realizadas por Imbernón (1994), al ahondar sobre la formación permanente y que  enfatiza como tres grandes líneas o ejes de actuación que la diferencian de la formación inicial:
Sobre estos aspectos admite la  autora, que el docente debe ante todo poner especial énfasis en la constante  superación como vía para lograr no solo el mejoramiento de su práctica docente  educativa, sino también para el mejoramiento de su propio yo.
  De este modo repercute en esta  relación los diversos criterios existentes sobre los modelos de formación y  superación planteándose en la literatura consultada que es difícil de encontrar  coincidencias en la aplicación del concepto de modelos de formación, ejemplo, Imbernón, (1994) acota que “utilizaremos  este concepto como marco organizador y de gestión de los procesos de formación  en los que se establecen diversos sistemas de orientación, organización y  evaluación de la formación”, mientras que Cáceres y otros plantean que asumen  como modelo “la que parte de considerar un recurso para el desarrollo de la  enseñanza, para la fundamentación científica de la misma, evitando que  permanezca siendo una forma de hacer empírica y personal al margen de toda  formación científica”.
  Ambos autores coinciden en los  modelos de formación como desarrollo profesional acentuándolos como:
  1. El modelo de formación  orientada individualmente.
  2. El modelo de observación /  evaluación.
  3. El modelo de desarrollo y  mejora.
  4. El modelo de entrenamiento o  institucional.
  5. El modelo de investigación o  indagativo.
  6. El modelo de formación y  cultura profesional.
  Cada modelo tiene aspectos positivos,  responde a un contexto determinado y al papel que desempeñan las instituciones  vinculadas a la formación del docente entre otros.
  Con relación al último modelo  debe tenerse en cuenta:
  • Aprender investigando de  forma colaborativa (analizar, probar, evaluar, modificar, etc.).
  • Conectar conocimientos  previos con nuevas informaciones en un proceso coherente de formación.
  • Aprender mediante reflexión y  resolución de situaciones problémicas.
  • Aprender en un ambiente de  colaboración, de interacción y comunicación social: compartir problemas,  fracasos y éxitos.
  • Elaborar proyectos de trabajo  y de indagación conjuntos.
  La autora asume la correspondencia total entre el modelo de formación  y cultura profesional y la concepción metodológica del sistema de  universalización, que se sustenta en principios rectores: concebir la práctica  social como punto de partida, objeto de conocimiento y objetivo de  transformación”. Concluimos que si queremos tener como finalidad el cambio, la  mejora y la innovación, hay que encontrar solución a las situaciones prácticas  porque solo a partir de la reflexión de las prácticas, de la implicación y  confrontación con nuestros compañeros, es que lograremos las vías de innovación  exigidas por la dialéctica del proceso docente. 
  Añorga, (1994) plantea un  conjunto de problemas globales relacionados con la superación de maestros y profesores y que consideramos  pueden estar presentes en cualquier contexto, por lo que a continuación se  señala algunos de ellos. 
  Reducido número de maestros y  profesores con superación sistemática, cíclica y en correspondencia con las  necesidades y/o motivaciones profesionales.
  Insuficiente actualización  didáctica.
  Pobre conocimiento e  intercambio sobre tendencias y prácticas educativas en el mundo hispanoamericano.
  Autosuperración generalmente  formal, esquemática y pocas veces fundamentada sobre bases científicas  pedagógicas, con limitada definición de objetivos de superación.
  Insuficiente versatilidad en la  utilización de las formas de superación, con uso y abuso de formas  escolarizadas.
  Pobre dominio y promoción de la  didáctica de la educación avanzada.
  Relacionado con estas  conclusiones el autor considera reflejar una tríada necesaria e imprescindible  en el proceso de formación permanente.
  La autora se ajusta con los  criterios de Valiente, (2001) la delimita como "un proceso, que tiene un  carácter continuo, prolongado, permanente, transcurre durante el desempeño de  las funciones docentes o directivas. Su  finalidad: el desarrollo del sujeto para su mejoramiento profesional y humano.  Sus objetivos son de carácter general; ampliar, perfeccionar, actualizar,  complementar conocimientos, habilidades, capacidades, promover el desarrollo y  la consolidación de valores".
  Algunos autores plantean un  grupo de exigencias que deben tenerse en cuenta para la superación de los  docentes conforme a Castillo, (2003) y que son válidas en la concepción sobre  la superación de los docentes de las sedes universitarias, en las cuales el  investigador asume como parte de la fundamentación teórica del programa de  superación y que son las siguientes:
  1.  Participación activa del docente en la determinación de sus propias necesidades  de superación, en la elaboración de su proyecto de superación, en el diseño de  las actividades en que participará y en la ejecución del proceso de la  superación en sí mismo.
  2.  Creación del compromiso en los docentes para el cambio y la mejora personal,  del grupo y la escuela, en beneficio de la formación integral de los  estudiantes.
  3.  Concebir el proyecto de superación del docente como un sistema de actividades  diseñadas a corto, mediano y largo plazo en correspondencia con sus necesidades  y el nivel de desarrollo individual.
  4. En  el proceso de superación del docente deberá atenderse de manera priorizada los  intereses y motivaciones personales, la experiencia profesional acumulada y la  modelación de posibles soluciones a problemas de su práctica educativa.
  5.  Promover el trabajo grupal y la autosuperación de los docentes, como procesos  interactivos en contextos de aprendizajes en la escuela, y como vías para su  desarrollo profesional, la elevación de la cultura del estudio y de la  autoestima.
  6.  Potenciar la escuela como un centro de superación para los docentes, en  constante relación con otras instituciones de la sociedad, que le permita el  intercambio de información actualizada y la elevación de su cultura general.
  Después de analizar cada una de  estas definiciones y apreciaciones la autora se acoge a lo planteado por Bruno,  (2004) considerando que la superación es un proceso, tiene un carácter  continuo, prolongado, permanente y transcurre durante el desempeño de las  funciones docentes o directivas, su finalidad es el desarrollo del sujeto para  su mejoramiento profesional y humano,
  Estrechamente relacionada con  la superación, la autosuperación como proceso es de suma importancia y somos  del criterio que como forma de la educación avanzada, pocos son los pedagogos,  psicólogos, sociólogos, etc. que se han dedicado a investigar sobre este  proceso docente educativo y a fundamentar acerca de las bases científicas que  lo sustentan.
  Dada las exigencias actuales de  la enseñanza superior es necesario que la autosuperación pase a ocupar papeles  protagónicos en la superación de los docentes, ella una forma organizativa vital  que logra garantizar la vigencia del concepto de superación permanente.
  Es la autosuperación la forma  organizativa llamada a dar respuestas a las continuas necesidades cognoscitivas  del docente universitario, cuando en ocasiones tiene que impartir contenidos  totalmente nuevos para él, que constituye la fuente de los diseños  curriculares.
  Por eso la autora considera que  en los diseños curriculares actuales no debe excluirse la autosuperación, como  forma activa de enriquecimiento cognoscitivo del docente, debe verse como una  vía a través de la cual se puede transformar el acervo cultural de la persona y  los contenidos de las distintas disciplinas de ahí se deriva su carácter  activo, transformador y creativo, ya que es capaz de modificar profesional y  humanamente al individuo. 
  La autopreparación es una forma  de superación, momento necesario e  imprescindible en cada docente independientemente del tipo de enseñanza que se  trate. Los mismos tienen que incorporar a sus estilos de vida como elemento  primario la lectura, vista como proceso complejo autodidáctico y de  autoeducación, de pensar de forma activa y creadoramente, de examinar el  contenido de la obra, analizarla, entender la lógica de exposición, destacar lo  esencial, compara los conocimientos existentes con los recién adquiridos para  enriquecerlos.
  En varios documentos para el  trabajo docente metodológico de la   SUM se establecen regularidades sobre la autopreparación  destacándose:
  1. Como adquisición de  experiencias, el aprendizaje que se realiza para la obtención de conocimientos.
  2. La aplicación práctica de  ese aprendizaje a la realidad con el propósito de utilizarlo para la  transformación de la realidad, la solución de problemas y la satisfacción de  las necesidades humanas.
  El análisis de las regularidades  permite llegar a la conclusión: que la autopreparación es uno de los procesos  que posibilita la eficiencia de la labor educativa.
  Existe estrecha relación entre  la autosuperación, la autopreparación y la superación, la autora propone que  los docentes se conviertan en protagonistas donde asumirán la responsabilidad  del aprendizaje sistematizado sobre el pensamiento político martiano, y la  existencia de un facilitador que posibilitará la impartición de los talleres.
  Se enfatiza también que la  superación del docente, por su carácter permanente y personal, como son la  incidencia de factores motivacionales, personales y profesionales que inciden  en proyección personal hacia la actividad pedagógica que durante la formación,  actúan como recursos para valorizar un saber más que otro y requiere atender la  complejidad del proceso formativo desde su diseño, de manera que se entienda  que la etapa de formación inicial tiene como objetivo dotarlo de conocimientos,  habilidades y valores necesarios para su crecimiento personal y profesional,  conocimiento que corre a su cargo en la propia actividad educativa, resultando  ésta una condición esencial de su proceso de profesionalización.
  Esto significa que cuando se  habla de formación del profesorado se refiere a la formación inicial y  permanente del mismo, ya que hablar de una sin la otra, sería una  contradicción. La autora defiende la idea de que la formación inicial no puede  resolverse a través de la formación permanente ya que es del criterio que la  primera debe preparar al docente para enfrentar las variadas y cambiantes  condiciones que se dan en su práctica, sin dejar lagunas para que puedan ser  llenadas por la formación permanente, aunque reconoce que es cierto, que ambas  constituyen un proceso continuo, que es importante tener en cuenta para  la formación permanente.
  Por su parte el Reglamento de  postgrado de la República  de Cuba, 2004, expone que la concepción actual para la formación permanente del  personal docente obedece a un modelo descentralizado, en el que cada provincia  proyecta y elabora su propio sistema de formación y superación a partir de sus  necesidades, de las exigencias socio culturales que requieren y en  correspondencia con los objetivos generales de la educación del país.
  En el contexto educativo, las formas  de organización orientadas a la formación continua del docente son  actualización, capacitación y formación permanente, definiéndose esta como el  proceso continuo de formación a lo largo de la vida, lo que en nuestro caso  también se le denomina de forma equivalente “superación permanente” y que  Chávez, (2003) destaca que no se refiere a aprendizajes particulares, sino a  las regularidades del proceso educativo, que expresa la dirección del  desarrollo.
  Este tipo de formación surge de  la necesidad de formar a los profesores de manera constante como una condición  imprescindible para evitar la obsolencia de los sistemas educativos, está  orientada al perfeccionamiento del profesor en su tarea docente para que asuma  un mejoramiento profesional y humano que le permita adecuarse a los cambios  científicos y sociales de su entorno.
  Uno de los objetivos más  importantes de esta etapa es el estudio y reflexión sobre la práctica educativa  a partir de las nuevas aportaciones científicas, desempeñando un papel  relevante hoy, las diferentes alternativas de superación, donde queda a  criterio del profesor, qué elegir, dónde y cómo hacerlo, hasta la  institucionalización de este tipo de formación que puede ser obligatoria o no,  brindándole al docente las posibilidades de superarse, pero es su  responsabilidad acogerse o no a las ofertas, teniendo en cuenta lo antes  planteado la autora a continuación realiza un análisis sobre las tendencias.
Maritza Cáceres. La formación pedagógica de los profesores universitarios. Una propuesta en el proceso de profesionalización del docente. 2003.
Julia Añorga. Problemas Globales de la Superación de Maestros y Profesores en Educación de Avanzada. Mito o realidad. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1993. pp. 44-45.
Pedro Valiente Sandó. Concepción sistémica de la superación de los directores de Secundaria Básica, Tesis en opción al Grado Científico de Doctor en Ciencias Pedagógicas, Holguín, 2001.
V. Krapivin. Metodología de autoeducación política, Editorial Progreso, 1983, realiza un análisis sobre el papel de la educación y la autoeducación en la orientación científica del hombre en el mundo, en al formación de su conciencia política, estableciendo enunciados teóricos que tiene plena vigencia.
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