CRITICA FENOMENOLÓGICA A LA EDUCACIÓN INTEGRAL


Raúl Arturo Sánchez Irabú

2.5. La categoría de la verdad

La categoría de la verdad, es fundamental para la construcción de una antropología integral. Hoy por hoy, decir la verdad no está dentro del ideal antropológico de la personalidad contemporánea.

Decir lo verdad, o tender a la verdad como un principio ético, constituye para muchos un ideal que no vale la pena seguir. Sin embargo, consideramos que la verdad no es sólo una actitud, de establecer una relación lógica entre el sujeto y el objeto, sino es una actitud de búsqueda, en donde, no todo está determinado por las circunstancias, sino que el hombre se encuentra en plena búsqueda de una verdad inacabada, que es posible alcanzar, si se propone establecerla como un principio antropológico, que le constituya como una persona integral.

En esta categoría participaron los siguientes alumnos:

Los de 18 años constituyen el 27%, los de 17 años el 26 %, los de 16 el 24% y los de 15 el 23%.

Al igual que las demás categorías, encontramos que han participado casi el mismo número de alumnos en cada una de las edades.

2.5.1. La verdad en el ámbito de la familia

Quizá al igual que los demás principios o categorías de la educación integral, también el principio de la verdad, se debe iniciar desde la familia, en ella se debe construir el fundamento de toda la realidad antropológica de la educación integral.

La primera pregunta para indagar la situación familiar, en relación con esta categoría es la siguiente: Consideras que es importante fomentar en los niños el valor de la verdad… Los jóvenes de preparatoria respondieron lo siguiente:

La mayoría, más del 50% coincide que es un valor importante, que se ha perdido en la sociedad.

La honestidad de la cual tanto se habla en la sociedad actual, tiene su fundamento en la verdad. Decir la verdad o construir la verdad, es un principio, que le ayudará al hombre a crecer en la integralidad.

Claramente se constata que no hay credibilidad en que alguien diga la verdad, es casi imposible encontrar a alguien que a lo largo de su vida ha haya dicho mentiras.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, hay quienes que piensan que cada persona dice lo que le conviene, que vivimos en un mundo convencional.

Frente a ésta característica netamente posmoderna, cómo construir una personalidad integral. Para complementar esta información, están quienes sostienen que este valor no es relevante, ya que la mayoría dice mentiras.

¿Se podrá construir una personalidad integral, en medio de un ambiente de desconfianza, por no decir la verdad? ¿Se complementa este principio, con el principios antropológico de la contingencia? Yo creo que es complicado, pero hay que establecerlo como un ideal, en la manera en que se eduque en la verdad, es en la medida, en que se construirá una sociedad de mayor confianza y armonía. Ciertamente la contingencia no se puede complementar con la mentira. Decir una mentira, aunque sea parte de la realidad contingente del ser humano, no puede se la plataforma de construcción de su persona.

Estas premisas se verifican con mayor fuerza en el siguiente resultado. La siguiente pregunta se plantea con un antecedente: Todas la personas hay dicho alguna vez una mentira… se establecieron varias hipótesis para sustentar esta frase, y los resultados fueron los siguientes:

La mayoría de los jóvenes sostienen que las personas dicen mentiras porque hay que justificar sus acciones, ante este supuesto se puede decir que guardar secretos o aparentar otra realidad, a la mayoría de las personas les hace sentir bien, por tanto, vivimos en una sociedad simulada por la mentiras, que en algunas ocasiones nosotros mismos nos creemos las construcciones intelectuales que hacemos de nuestra propia existencia.

Lo grave es que estamos construyendo nuestra realidad social, a partir de las apariencias, es decir, a partir de la mentira y volvemos también al mundo de las convencionalidades.

Quizá la única respuesta que se justifica en cierto sentido es aquella, en donde la verdad no sale a flote por el bien de otros, sin embargo, tarde o temprano saldrá la verdad al conocimiento de los demás.

Habría que establecer qué criterios son válidos para no decir algo, que pueda afectar a las demás personas.

Veamos el siguiente caso, en donde se expone la conciencia que tiene de la mentira delante de los padres de familia. El caso fue: En alguna ocasión, un adolescente junto con sus compañeros de la escuela, realizaron un viaje a la montaña, pero no quiso informarles a sus padres, por temor a que no lo dejaran ir. El argumento fue que uno de sus amigos lo invitó a pasar el fin de semana en el rancho de sus familiares. Al poco tiempo, sus padres se enteraron de la mentira. ¿Según tu criterio, que fue lo que provocó en sus padres?

Las respuestas están representadas de la siguiente manera:

La familia junto con la escuela, juegan un papel primordial para garantizar que el alumno se desarrolle en un ambiente de serenidad y de verdad. ¿Qué tanto lo garantizan los padres de familia? ¿Qué tanto lo garantizamos los docentes?

La actitud que se pierde es la confianza, cuando se dicen mentiras. A una persona mentirosa ya no se le tiene confianza. Cuando esto sucede en la familia, se pierde un valor fundamental, porque los lazos de estructura interna se rompen. No les puede ser indiferente la situación. Ninguno de los alumnos de preparatoria, cree que la situación pueda pasarse de largo, y sin embargo platicando con ellos, nos damos cuenta de todas las mentiras que se inventan delante de los padres de familia, para conseguir lo que pretenden. La actitud no se sataniza, pero si verifica una realidad de desconfianza de parte del hijo con el padre y viceversa. Tal vez, las peores situaciones de la familia se han provocado a partir de la desconfianza.

Esta situación trasladada al ámbito del aula tiene mucha relevancia. En la escuela la mentira es una actitud constante entre los alumnos. Crear confianza en ellos es un pequeño hilo que se puede romper fácilmente, pero que hay que mantenerlo. Cuando se mantiene esta relación que cuesta trabajo construirla, se pueden hacer muchas cosas educativamente hablando. Como docentes consideramos que nunca hay que perder la confianza de los alumnos, hay que hacerles saber, que les tenemos confianza, pero cuando esta se rompe o está a punto de romperse, hay que decirlo, porque romperla crea un ambiente desfavorable, para que la persona crezca de manera integral.

Si en la estructura de la familia y de la escuela, el valor es fundamental para educar integralmente, también en el ámbito social hay que proponerlo aunque se diga que es una utopía, porque sólo así se creará un ambiente social de confianza. ¿Por qué no se confía en los políticos? Por la serie de mentiras que constantemente dicen. El incumplimiento de las promesas, es un factor primordial, para que la actividad política tenga poca importancia entre los jóvenes.

A pesar de las acotaciones negativas que podamos establecer, un grupo de los alumnos, contestó, que esta situación provocaría un mayor acercamiento de los padres de familia, porque se darían cuenta de que se está perdiendo la confianza al interior de su familia.

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