CRITICA FENOMENOLÓGICA A LA EDUCACIÓN INTEGRAL


Raúl Arturo Sánchez Irabú

1.5. El Escenario del educando en la Educación Integral

El término escenario está considerado como tal, porque es a partir de las circunstancias de la vida, como se va construyendo la forma de actuar del educando que ha sido educado bajo la plataforma integral.

La escuela se constituye como el escenario en donde el alumno actúa de manera espontánea y sin inhibiciones. Lo que no realiza en su casa y lo aparenta, lo realiza en la escuela sin tabú. Además, el escenario es el lugar de encuentro en la socialización del individuo, en donde se construye su propia personalidad.

El escenario es el lugar en donde los actores actúan libremente, expresan sus inquietudes, rebelan sus secretos, en donde los impulsos actúan sin inhibición alguna y en donde los libretos parecen ser los mismos, pero las circunstancias de la persona son distintas.

Sólo a partir de las circunstancias escénicas, es en donde encontramos un elemento fundamental, para establecer una crítica fenomenológica, frente a lo que sucede alrededor del educando mismo y las circunstancias que nos rodean.

A partir de los escenarios, es como el hombre construye su propia realidad social. Peter Berger y Thomas Luckmann, instalan el presupuesto de construcción de la realidad, desde lo que denominan sociología del conocimiento, es decir, las realidades sociales, construyen una forma de conocer, y de ella ciertamente derivaran las formas de actuar y de ser de una persona.

La realidad es una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos independientes de nuestra volición; y el conocimiento es la certidumbre de aquellos fenómenos reales que poseen ciertas características. (BERGER, LUCKMANN, 1998, pág. 13)

La forma de comportarse, de ser y de actuar, son representaciones sociales con un conocimiento socialmente construido y compartido, contextualizado y práctico porque contribuyen a otorgar sentido a la construcción social de la realidad (GOMEZ Vargas, 2007, pág. 52).

Por otro lado, las realidades cotidianas de los estudiantes de preparatoria, se ven reflejadas en su comportamiento, es decir, en el aula tenemos conocimiento concreto de realidades, que reflejan su propia personalidad. La forma de actuar y de ser, la manera de manifestarse, reflejan el interior de cada joven. En muchas ocasiones aunque quieran simularlo, se les nota qué es lo que llevan dentro, no pueden ocultarlo y sus actitudes lo demuestran claramente.

La adolescencia, es la etapa en donde el individuo va formando su propia personalidad, por lo que no pueden ser ajenos a ellos. Los procesos de maduración que se dan a partir de la socialización con sus demás compañeros. Junto con ellos y las diferentes actividades académicas, deportivas, artísticas, etc., constituyen la construcción de su propia realidad. De aquí que comparar, las realidades pasadas, es decir, la realidad del educador, con la realidad de sus alumnos, demuestra en los educadores un actitud miope, de no considerar al alumno como alguien que construye por si mismo su propia realidad.

Recordemos que la adolescencia es una etapa en donde el individuo, tiene sentimientos tanto de afecto como de hostilidad, además de que está en el proceso de entrar en el mundo de los adultos, pero le da miedo, que ese universo es para él lo desconocido, le requiere una responsabilidad a la cual quizá no esté acostumbrado, le rompe el proceso de su propia individualidad. (Cfr. RAGE Ernesto, 2002, pág. 160)

Para nuestra investigación, es importante analizar cuál ha sido su experiencia, en medio de un mundo que se mantiene globalizado, con circunstancias posmodernas, en donde, lo único que importa es la realidad individual de su persona, en donde los procesos de consumo y desarrollo tecnológico, van ocupando el primer lugar de su interior.

Pero aún a pesar de que el joven quiera ausentarse de su realidad, se siente y se necesita amado, porque tiene que entrar en relación con su alteridad. Cuantas veces prefiere estar en la escuela, que aburrirse en su casa en donde no hay quien les ponga atención. Ciertamente las vacaciones son esperadas pero también rechazadas, o rechazadas después de un tiempo, porque la escuela es un medio de socialización, en donde su identidad como persona, se identifica o se construye. En este sentido, argumentamos que la escuela es un escenario, en donde se confronta la realidad y la utopía, en donde podemos conversar sobre el objeto de actuación y la idealidad, que queremos sustentar.

Ahora bien, esta construcción social de su realidad, presupone la construcción de una plataforma cultural. El escenario es la representación de un fenómeno que muchos llaman cultura. La construcción de la cultura, es una realidad epistemológica; hemos de considerar el termino cultura, como un concepto equivoco, es decir, que no sustente en el mismo una sola definición, sino que constituya, por si mismo, una realidad plagada de distintos significados, desde el punto de visto o desde la realidad de conocimiento que se aborde.

El término cultura para Panikkar es descrito de la siguiente manera: La cultura es el mito englobante de cada cosmovisión en un tiempo y espacio determinados. (PANIKKAR, 2002, pág. 16) De esta manera, las subculturas juveniles se convierten en pequeñas culturas, que hay que abordad desde sus propias perspectivas. De aquí la verdadera dificultad de educar en un mundo posmodernos. Sin embargo, no podemos declinar en la construcción de una educación integral.

Este término se justifica, porque la escuela ha sido por muchos años considerada, como el lugar en donde se construye la cultura. Sin embargo, hoy por hoy, la escuela es solo un elemento, de esta epistemología social, por lo que no puede entrar en competencia con los nuevos procesos del orden social, como los medios de comunicación social o el desarrollo de la tecnología, antes bien, hay que adaptarse a ellos, debido a que son mas poderosos y fuertes, que la enseñanza misma. Por tanto, seria iluso de nuestra parte, pretender todavía argumentar, que la escuela es el mejor medio para la construcción social de la realidad juvenil actual. Como menciona Berger y Lukcmann, la realidad de la vida cotidiana se presenta como un mundo intersubjetivo, un mundo que comparto con otros, en donde el medio educativo, no es el único que construye la realidad humana del joven, sino que es un medio de conciencia, en donde se comparte de manera cotidiana, la experiencia existencial de la vida (BERGER, LUCKMANN, 1998, pág. 40). Desde esta perspectiva, Hegel argumentaba que la cultura, es la capacidad de pensar realmente de una vez, los pensamientos del otro. (SCHRODER, BREUNINGER, 2005, pág. 23). Este definición hegeliana, esta referida de un texto de teoría de la cultura, que nos parece excelente para señalar que la experiencia del hombre en su vida, es una realidad construida desde si y con el otro.

El problema fundamental de esta construcción de escenarios posmodernos radica en verificar si en verdad, la educación ha influido por los nuevos ámbitos de construcción de la realidad de los seres humanos que viven en la posmodernidad o bien, como argumentan otros autores, en el fenómeno de la globalización.

Ahora bien ¿Qué relación tiene la construcción social de la realidad a partir de los escenarios posmodernos con la educación integral? ¿La educación integral se construye a partir de parámetros posmodernos? ¿Puede escapar la educación integral de la situación posmoderna, en donde el hombre construye sus propias realidades? Ciertamente algo tenemos que decir desde esta perspectiva.

Si la educación integral estuviera perdida en medio de la posmodernidad y no valiera la pena rescatarla, hasta aquí llegaría nuestra argumentación, no valdría la pena seguir, porque en medio del caos provocado, por esta realidad que desintegra al ser humano, la educación tendría que hacerse a un lado. Pero como la dialéctica histórica de la vida del hombre, se ha movido en diferentes perspectivas y a partir de sus contrarios, creemos que vale la pena recuperar el sentido de la educación integral, pero proponiendo una realidad antropológica, que le haga frente, o mejor aun, que no entre en conflicto con la realidad del educando, y podamos mas bien, establecer una realidad dialógica, es decir, que los problemas del hombre contemporáneo sean vistos desde diferentes perspectivas, y considerar que el hombre tienen dos principios fundamentales: el devenir y la contingencia.

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