LA RESPONSABILIDAD Y LA SEXUALIDAD: DINÁMICAS EN LOS ESTUDIANTES ACTUALES

Alexey Megna Alicio

1.4 Potencialidades y vías que ofrece la Educación Preuniversitaria para formar la responsabilidad ante la sexualidad

Analizamos en esta ocasión la responsabilidad unida estrechamente a la sexualidad, teniendo en cuenta que desde el punto de vista pedagógico los valores son siempre una relación sujeto – objeto, son siempre resultado de las valoraciones de un proceso de reflejo específico de la conciencia. Ellos expresan la importancia, la significación de la realidad de los hombres. Esta posición es muy importante para el trabajo pedagógico.

La responsabilidad, además, contiene en su concepto las cualidades que nos permiten transformar al mundo, con todos los motivos que se constituyen, se configuran en el proceso de socialización del hombre. Desde el punto de vista psicológico es válido señalar un aspecto muy importante, los valores no son el resultado de una comprensión sino que se configuran a través de la persona concreta que lo forma y desarrolla, es decir la persona acrecienta el valor a través de su historia personal y de su experiencia.

Este problema de atención multifactorial, tiene su referente en toda la actividad que se realiza en la escuela y con todos los factores que en ellos intervienen.

El proceso de formación de la responsabilidad ante la sexualidad en su carácter personalizado y alternativo debe brindar a cada ser humano la posibilidad de elegir las sendas particulares para transitar y dirigir su sexualidad, pero en correspondencia con las necesidades de su contexto, sin causar daño alguno a aquellos que lo rodean, con una profunda responsabilidad y conciencia de sus actos.

No se trata de reprimir los adolescentes, sino de formarlos, transmitiéndoles normas, conceptos, valores y modos de conductas que les permitan disfrutar de una vida sexual responsable y plena. La familia debe ejercer función de modelo para el adolescente.

La formación de una conducta sexual responsable en el preuniversitario, es una obligación de todos, pues esta es la forma de protegerlo contra el peligro de las violaciones morales y otros perjuicios. Son la escuela, la familia y la sociedad en general conscientes de esta preparación. Al analizar las causas de divorcios, en gran por ciento la preparación de los cónyuges para la familia es totalmente insuficiente. El preuniversitario tiene la misión de perfilar la responsabilidad ante la sexualidad

La sexualidad se nos presenta con frecuencia como un impulso a la satisfacción. Amor y sexualidad van de la mano y marcan de forma decisiva la vida de los seres humanos. En el ejercicio de la sexualidad se pueden expresar sentimientos muy delicados y amorosos, pero también ello puede ser fuente de trastorno en la vida personal y social de los sujetos, ha sido y será también instrumento de explotación, abuso y sufrimiento. Educación de la sexualidad es parte integrante de la educación general de los seres humanos, contribuye a la formación de actitudes con respecto a la sexualidad humana, incluye la información relacionada con el sexo, pero es más que una información, ya que esta es un instrumento del proceso educativo. Mediante la educación de la sexualidad se facilita el pleno desarrollo de la persona con la definición de su rol como hombre o mujer, comienza incluso antes del nacimiento y está presente durante toda la vida del sujeto.

La interrelación entre las personas es una vía importante en la educación de la sexualidad. Este proceso de aprendizaje es continuo y transcurre durante toda la vida, en este sentido es fundamental el rol que desempeña el centro preuniversitario, conjuntamente con la familia, los medios de difusión masiva y el resto de las influencias educativas. En el preuniversitario potenciando la relación escuela familia se contribuye al fortalecimiento de la responsabilidad ante la sexualidad.

El adolescente cambia con rapidez en la medida en que interviene la familia con la guía de la escuela, posibilitando que se desarrolle en ellos una sexualidad segura y responsable.

Formar la personalidad del hombre adecuado a nuestra sociedad es uno de los problemas más complejos que debemos enfrentar. No es suficiente preparar a nuestros adolescentes y jóvenes para el trabajo y la vida en colectivo, desarrollar sus capacidades intelectuales y físicas, formar un sólido sistema de convicciones entre otros aspectos de suma importancia, se requiere también prepararlos de forma científica y estructurada, para el amor y la sexualidad, enseñarlos a establecer relaciones responsables y enriquecedoras, al seleccionar la pareja de forma conveniente, a constituir una familia y a educar como padre a sus hijos.

La lucha de las ideas en torno a lo sexual es difícil por los innumerables tabúes y la insuficiente información sobre el tema, que propicie la penetración ideológica tendiente al resquebrajamiento moral, transformándose en sutil instrumento diversionista capaz de alejar la atención, sobre todo de los jóvenes. Por ello tal como educamos a las nuevas generaciones desde la Educación Preuniversitaria, para el desempeño exitoso de las variadas facetas de la vida, es importante prepararlos para el amor y la sexualidad consciente y responsables y enriquecedora con la pareja adecuadamente seleccionada y para que formen, si así lo desean, una familia estable y duradera que ejerza un beneficio sobre la sociedad en su conjunto.

Se impone promover, a través de todas las vías de acción social, el ejercicio crítico en las instancias socializadoras, la construcción crítica de un saber y un hacer. La Educación Preuniversitaria influye en la formación de una conducta sexual responsable mediante la creación de grupos etáreos por grados, además posee las condiciones para su concreción: profesores capaces, organizados por un sistema escolar adecuado.

El preuniversitario brinda potencialidades para formar una actitud responsable ante la sexualidad tales como, en primer lugar, la clase como actividad que encierra los contenidos incluidos en el currículo de cada una de las asignaturas, la propia organización escolar, las actividades productivas, el sistema de actividades curriculares y extracurriculares que se realizan en la escuela así como el sistema de relaciones que se promueven como resultado de este proceso.

Las asignaturas de esta educación por sus características brindan la posibilidad de ser utilizadas para promover la responsabilidad ante la sexualidad, a través de los textos literarios, de las valoraciones de hechos y figuras, de los conceptos, de las valoraciones que se realicen a partir de los datos cuantitativos de cómo se comporta la realidad social, la incorporación de la mujer a la vida social, la natalidad y la mortalidad infantil y de la tasa de embarazos en las jóvenes, entre otros aspectos. Las asignaturas, desde su carácter esencialmente práctico pueden facilitar las relaciones adecuadas entre las y los alumnos, utilizando un pensamiento dialéctico materialista, ético y con profundos valores morales.

Todo ello contribuye a fortalecer sentimientos como el amor, el respeto a la familia, valorar el justo papel de la mujer en la familia, la igualdad entre los sexos, el reconocer en la comunicación, en el respeto y en la responsabilidad dimensiones esenciales en las relaciones de la pareja y la formación de la familia. También definen la necesidad de reconocer las infecciones de transmisión sexual y cómo evitarlas.

Los docentes a este nivel de educación desempeñan un rol importante en la formación de una conducta sexual responsable, lo que se evidencia desde que conciben, orientan y dirigen el sistema de actividades que diariamente se realiza en la escuela, desde que son consecuentes con las reglas y normas de comportamiento, además de que el ejemplo también influye en la esfera psicosexual del adolescente.

En la medida en que el alumno se integre a las organizaciones estudiantiles y políticas en el centro escolar, las actividades que estas últimas desarrollen y que ellos preparan contribuyen a definir una sexualidad responsable.

Todos los agentes socializadores, teniendo como centro de confluencia a la escuela preuniversitaria actual, poseen condiciones para contribuir a fortalecer una sexualidad responsable y feliz, la escuela debe convertirse en el contexto capaz de preparar a la familia para que puedan guiar la educación de la sexualidad de sus hijos e hijas, y entre todos orienten la autorreflexión y la autovaloración del estudiante en este contexto.

Según las orientaciones metodológicas para el desarrollo del programa dirigido a la formación de valores, la disciplina y la responsabilidad ciudadana desde la escuela, el preuniversitario, como nivel que culmina la preparación básica general en nuestro sistema educacional, deberá garantizar que con todo lo expresado se logre:

1- Sistematizar e integrar las cualidades, patrones y normas de conducta sociales que los identifiquen con los principios de la moral socialista.

2- Fundamentar con pensamiento reflexivo el conjunto de sentimientos, cualidades y valores que deben caracterizar a un joven revolucionario cubano, como heredero de nuestro acerbo histórico y continuador de la obra Socialista.

3- Formar actitudes positivas que conduzcan a decisiones responsables ante el estudio, el trabajo y la vida familiar y social.

Según los lineamientos para fortalecer la formación de valores, la disciplina y la responsabilidad ciudadana desde la escuela, el plan de estudio de cada grado y el cumplimiento de los programas de las distintas asignaturas, deben conducir a la formación comunista en las nuevas generaciones. En este documento se plantea:

1- Trabajar desde las primeras edades y durante toda la trayectoria del estudiante por el sistema educacional, conformar, desarrollar y fortalecer ininterrumpidamente como valores esenciales que se incorporan conscientemente a su vida: la honradez, la sencillez, la honestidad, el colectivismo, la ayuda mutua, el desinterés, el amor a la patria, a sus héroes y mártires, el respeto a sus signos, el amor al trabajo, el respeto a los ancianos y personas mayores y el cuidado de la propiedad social y la naturaleza.

2- Organizar la cátedra de formación de valores.

3- Aplicar en todos los centros educacionales el programa “Educacional Formal para una conducta sexual responsable” que ha orientado el MINED, desarrollándose las actividades previstas con los dirigentes, metodólogos, personal docente, estudiantes y padres de acuerdo con los objetivos para cada enseñanza.

4- Garantizar que todo tipo de actividad cultural, deportiva, política o recreativa en general conlleve un mensaje educativo en el orden del desarrollo de los valores para el fortalecimiento de una correcta conducta ciudadana.

Así la actuación consciente y responsable del ser humano en cualquier esfera de su vida y en lo sexual en particular, está en dependencia del grado de preparación sistemática recibida por este a través de la formación de su personalidad. Sólo en la medida que pertrechamos a los estudiantes de una sólida información científica, propiciando al mismo tiempo la interiorización de firmes valores morales podemos garantizar que se formen los sentimientos de responsabilidad, que actúen con pleno conocimiento del alcance de sus actos como valorando la certeza de éstos que sean capaces a fin de cuenta, de autorregular conscientemente su vida sexual y autodeterminarse.

Conclusiones del Capítulo 1

Los elementos relacionados con la evolución histórica que ha experimentado la educación de la sexualidad en nuestro país con especial énfasis en la Educación Preuniversitaria, revelan tendencias positivas que deben consolidarse con la labor científico pedagógica en este campo.

Se asumen a los valores como una compleja formación de la personalidad, desde lo filosófico, lo sociológico, lo pedagógico y lo psicológico haciéndose necesaria referencia a la responsabilidad como valor moral y a las características de los adolescentes, para lograr mayores avances en la educación de la sexualidad en los estudiantes de este nivel educativo.

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