BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ECONOMÍA POLÍTICA GLOBAL. UNA INTRODUCCIÓN

Antonio Luis Hidalgo Capitán (Coord.)




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CAPÍTULO 7

LA REGIONALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

Antonio Luis Hidalgo Capitán

Lidia Luque García

7.1. La división de la economía mundial en subsistemas regionales

La distinción de un sistema económico mundial en el ámbito de los fenómenos económicos no supone que no puedan distinguirse, con criterios específicos, otros sistemas económicos dentro él; de hecho, tomando como criterio una forma específica de regulación (leyes nacionales), pueden distinguirse claramente sistemas económicos nacionales (o subsistemas económicos nacionales) dentro del sistema económico mundial; pero éstos ya no son autónomos y, aunque poseen capacidad de autorregulación, ésta se circunscribe a aspectos menores y no afecta, de manera significativa, al mantenimiento de la estabilidad estructural del sistema económico mundial. Los aspectos vitales del funcionamiento de la economía son regulados hoy día más allá de las fronteras nacionales, siendo el sistema económico mundial el único sistema autónomo y autorregulado.

Como consecuencia, todos los sistemas económicos territoriales de dimensión inferior a la mundial son regulados, al menos en parte, por los mecanismos de autorregulación del sistema económico mundial, que, por lo general, no formarán parte, al menos en su totalidad, de aquél; así pues, serán sistemas regulados desde fuera. No obstante, al ser un sistema económico territorial dependiente en parte del sistema económico mundial autónomo, aquél participa de los mecanismos de autorregulación de éste, y cuanto mayor sea el grado de participación en los mecanismos de autorregulación del sistema económico mundial, menor será su dependencia .

De todos los subsistemas territoriales que pueden distinguirse en el interior del sistema económico mundial los que más importancia tienen, junto con los nacionales, son los subsistemas económicos regionales (bloques regionales). De hecho, entre los observadores que no distinguen aún un sistema económico mundial autónomo, abundan los que consideran que la transferencia de la capacidad de autorregulación se habría producido entre los sistemas económicos nacionales y los sistemas económicos regionales, que sí distinguirían, bien como paso previo a la conformación de un sistema económico mundial, bien como contra-tendencia de dicha conformación.

Según este enfoque, se estaría conformando una economía mundial policéntrica con tensiones entre bloques regionales; de hecho algunos autores sostienen que la formación de estas macro-regiones responde a una estrategia política de los gobiernos de los diferentes sistemas económicos nacionales, para aumentar su grado de autonomía, aunque sea de manera colectiva, frente a los mecanismos de regulación del sistema económico mundial, sobre los que la capacidad de influencia podría ser menor.

Los subsistemas económicos regionales son subdivisiones del sistema económico mundial en virtud de la intensidad regional de los flujos comerciales, financieros y migratorios; si identificamos los territorios regionales con mayor dinamismo económico (centros), podemos observar como éstos se comportan con centros de gravedad de una constelación de otros territorios más o menos cercanos con los que mantienen intensas relaciones (periferias).

El centro dinámico principal y los demás sistemas económicos centrales de un bloque regional son sistemas económicos nacionales, en su mayoría, de alto nivel de desarrollo humano, mientras que los sistemas económicos periféricos de un bloque regional, que pueden ser muy heterogéneos entre sí, son sistemas económicos nacionales, en su mayoría, de medio y bajo nivel de desarrollo humano.

Entre unos y otros suele existir una cierta proximidad geográfica, lo que facilita los intercambios físicos o flujos de mercancías y servicios, capitales y trabajadores. De hecho, lo habitual suele ser la existencia de flujos, desde los centros hacia las periferias, de capitales (inversiones extranjeras de diferente naturaleza y remesas de emigrantes ) y de productos de elevado valor añadido (bienes y servicios con alto contenido tecnológico) y de flujos, desde las periferias hacia los centros, de capitales (repatriación de beneficios y retirada de las inversiones extranjeras), de productos de escaso valor añadido (materias primas y productos con escaso contenido tecnológico) y de trabajadores (inmigrantes) .

La existencia de procesos políticos de integración regional dentro de un bloque favorecen el aumento de los citados flujos, ya sea por una integración fuerte entre los sistemas económicos centrales del bloque, una integración estratégica entre países periféricos (para tener más poder de negociación y competitividad externa) o una integración débil entre centros y periferias. Así mismo, la existencia de mercados de divisas regionalizados en torno a alguna de las monedas fuertes (dólar, euro o yen), pertenecientes a sistemas económicos centrales, también favorece el aumento de dichos flujos. Además la existencia de potencias militares dentro de un bloque regional favorece su existencia dentro de una geoestrategia regional, al tiempo que la participación de una cultura más o menos similar contribuye a fortalecer el bloque.

No obstante, con independencia de la existencia de procesos de integración en marcha, de mercados de divisas regionalizados y de la existencia de potencias militares, sólo atendiendo a la intensidad geográfica de los flujos de mercancías y servicios, capitales y trabajadores, podemos distinguir subsistemas regionales. Pero no debemos olvidar que, debido precisamente al proceso de globalización, no resulta particularmente fácil la distinción de dichos subsistemas en la medida en que sus fronteras no son demasiado nítidas.

7.2. Los bloques regionales

De todos los bloques regionales del sistema económico mundial, el que con mayor nitidez se distingue es el que podríamos denominar el subsistema americano, con centro en Estados Unidos y Canadá y periferia en América Latina y el Caribe ; con relativa nitidez, distinguimos también lo que podríamos llamar el subsistema euro-mediterráneo-africano, con centro en la Unión Europea y la EFTA y periferia en los países de Europa Oriental no pertenecientes a la Unión Europea, en los países del Magreb y de Oriente Medio y en el África Subsahariana; y con ciertas dificultades por su escasa nitidez, también podríamos distinguir un subsistema pacífico-asiático, con centro en Japón, Corea del Sur , Taiwán, Australia y Nueva Zelanda, y una periferia muy heterogénea formada por Mongolia, la parte capitalista China , los países del Sudeste Asiático, el Subcontinente Indio y las Islas del Pacífico Sur (figura 7.1).

7.2.1. El bloque americano

El bloque americano tiene como centro dinámico principal a Estados Unidos, siendo Canadá otro sistema económico central; ambos países pertenecen a la OCDE y poseen un nivel de desarrollo humano alto. El resto de los sistemas económicos nacionales del hemisferio americano, a excepción de Cuba, (Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belize, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Dominica, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Suriname, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela) forman la periferia del bloque ; salvo México, ninguno de estos países pertenece al la OCDE y la mayoría de ellos poseen un nivel de desarrollo humano medio o bajo.

Los flujos siguen la tónica antes mencionada y se dan prácticamente como se han descrito anteriormente : flujos de capitales (inversiones extranjeras de diferente naturaleza y remesas de emigrantes) y de productos de elevado valor añadido (bienes y servicios con alto contenido tecnológico) desde Estados Unidos y Canadá hacia América Latina y el Caribe, y flujos de capitales (repatriación de beneficios y retirada de las inversiones extranjeras), de productos de escaso valor añadido (materias primas y productos con escaso contenido tecnológico) y de trabajadores (inmigrantes) desde América Latina y el Caribe hacia Estados Unidos y Canadá. Dichos flujos se ven favorecidos por una evidente proximidad geográfica.

Además del proyecto, hoy paralizado, de la conformación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que pretendía integrar a todo el bloque bajo un mismo acuerdo comercial, existen entre dichos países muchos acuerdos comerciales, de integración y de cooperación, de entre los que destacan el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Comunidad del Caribe (CARICOM), el Mercado común Centroamericano (MCCA), la Comunidad Andina (CAN) o el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (CAFTA), además de un importante número de Tratados de Libre Comercio (TLC) bilaterales y multilaterales . Dichos acuerdos contribuyen a fortalecer los citados flujos.

Por otro lado, la vinculación de las monedas latinoamericanas al dólar por medio de diferentes mecanismo de anclaje (dolarización, tipos de cambios fijos, bandas de fluctuación…) también favorece los intercambios.

Mientras que en el ámbito geoestratégico, la indiscutible supremacía política y militar de Estados Unidos, que ha considerado tradicionalmente al resto de la región como su “patio trasero”, contribuye a la cohesión política del bloque americano. Algo que además se ve favorecido por una proximidad cultural, cada día más evidente, debido a la expansión del inglés y de la cultura estadounidense, junto con la existencia de una lengua más o menos común para la mayoría de los americanos, como es el español, y el predominio casi absoluto de la religión cristiana, aunque bajo distintas iglesias.

7.2.2. El bloque euro-mediterráneo-africano

El bloque euro-mediterráneo-africano tiene como centros dinámicos principales a Alemania, el Reino Unido y Francia, siendo los veinticuatro sistemas económicos restantes de la Unión Europea (Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Grecia, Holanda, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Polonia, Portugal, Rumania, Republica Checa y Suecia) y los cuatro de la Asociación Europea de Libre Comercio –EFTA- (Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein) el resto de los sistemas económicos centrales del bloque. Gran parte de estos países pertenecen a la OCDE (Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovaquia España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Irlanda, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y Suiza) y todos poseen un nivel de desarrollo humano alto .

La periferia de este sistema es un tanto heterogénea. Por un lado, están los sistemas económicos de Europea Oriental procedentes de la desintegración de los sistemas económicos soviético (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Kazajstán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Ucrania) y yugoslavo (Croacia, Bosnia-Herzegovina, Serbia, Montenegro y Macedonia) más Albania, en su mayoría con un nivel de desarrollo humano medio. Por otro, tenemos los sistemas económicos de Oriente Medio (Afganistán, Arabia Saudí, Bahrein, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Irak, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Palestina, Qatar, Siria, Turquía, Yemen), con un nivel de desarrollo humano alto y medio. Por otro a los sistemas económicos del Magreb (Argelia, Libia, Marruecos, Mauritania y Túnez) , con un nivel desarrollo humano medio y bajo. Y, por último, los sistemas económicos del África Subsahariana (Angola, Benín, Botswana, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Comores, Costa de Marfil, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea Ecuatorial, Guinea-Bissau, Kenya, Lesotho, Liberia, Madagascar, Malawi, Malí, Mauricio, Mozambique, Namibia, Níger, Nigeria, República Centroafricana, República del Congo, República Democrática del Congo, Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Somalia, Sudáfrica, Sudán, Swazilandia, Tanzania, Togo, Uganda, Zambia y Zimbabwe) , en su mayoría con un nivel de desarrollo humano bajo.

Respecto de los flujos, en líneas generales siguen la tónica antes mencionada: flujos de capitales (inversiones extranjeras de diferente naturaleza y remesas de emigrantes) y de productos de elevado valor añadido (bienes y servicios con alto contenido tecnológico) desde la Unión Europea y la EFTA hacia Europa Oriental, Oriente Medio y Magreb, y flujos de capitales (repatriación de beneficios y retirada de las inversiones extranjeras), de productos de escaso valor añadido (materias primas y productos con escaso contenido tecnológico) y de trabajadores (inmigrantes) desde Europa Oriental, Oriente Medio y Magreb hacia la Unión Europea y la EFTA. En el caso del África Subsahariana, los únicos flujos relevantes son los migratorios hacia la Unión Europea y las remesas de emigrantes desde la Unión Europea. Todos estos flujos, y en especial los migratorios, se ven favorecidos por la proximidad geográfica.

Existen entre los países del bloque euro-mediterráneo-africano una gran cantidad de acuerdos comerciales, de integración y de cooperación. Entre ellos destaca sin duda la UE, por ser el proceso de integración entre sistemas económicos centrales al que muchos sistemas económicos periféricos desean incorporarse (en especial los de Europea Oriental y Turquía); junto a ella está una residual EFTA, cuyos miembros se resisten a integrarse en la Unión Europea pero mantienen importantes acuerdos con ella por medio del Espacio Económico Europeo –EEE- . Algunos sistemas económicos de la UE, junto con otros de Europa Oriental y Turquía, conforman el Foro de Cooperación Económica del Mar Negro –BSEC-. Por otro lado, los sistemas económicos de Europa Oriental se agrupan en la Comunidad de Estados Independientes –CEI-, mientras que los de Oriente Medio y el Magreb lo hacen en la Unión del Magreb Árabe –UMA- y en el Consejo de Cooperación del Golfo –CCG-. Los países del África Subsahariana también tienen acuerdos de integración propios (Comunidad Económica de Estados de África Occidental –ECOWAS-, Comunidad Económica de Estados de África Central –ECCAS-, Unión Económica y Monetaria de África Occidental –UEMOA-, Comunidad Económica y Monetaria de África Central –CEMAC-, Mercado Común de África Oriental y Meridional –COMESA-, Comunidad de Desarrollo de África Austral –SADC-, Comunidad Económica de Países de los Grandes Lagos –CEPGL-…). Sin embargo los más relevantes son los que favorecen los vínculos entre la Unión Europea y su periferia, y aquí destaca la Convención de Lomé, de la que participan la mayoría de sistemas económicos del África Subsahariana , y la Asociación Euro-Mediterránea, de la que participan la mayoría de los países del Magreb y algunos de Oriente Medio.

Por otro lado, existe una importante vinculación de las monedas periféricas, en especial africanas y europeas, y también centrales con el euro, por medio de diferentes mecanismos de anclaje (eurización, tipos de cambios fijos, bandas de fluctuación…) que contribuyen a que los intercambios sean más fluidos.

Mientras que en el ámbito geoestratégico, el pasado imperial del Reino Unido y Francia en África y Oriente Medio, de Rusia en Europa Oriental, el Cáucaso y Asia Central y, en menor medida de Alemania, Austria y Hungría en Europa Central, junto con los poderosos ejércitos del Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia, contribuyen a la cohesión política del bloque euro-mediterráneo-africano. Algo que además se ve favorecido por una proximidad cultural de los sistemas económicos mediterráneos (tradición greco-romana y árabe) y de los sistemas económicos sajones, bálticos, escandinavos y eslavos, por la expansión del inglés y el francés en África y Oriente Medio, y el árabe en el Magreb y Oriente Medio, y por el poder aglutinador del cristianismo en Europa y el Islam en Oriente Medio y el Magreb, aunque bajo variantes diferentes (católicos, ortodoxos, protestantes, sunníes, chiíes…). La pluralidad lingüística en las relaciones trasnacionales dentro del bloque es la tónica dominante, muy influida por el respeto a las diferentes lenguas que defiende la UE, aunque cada vez el inglés se impone más, así como el francés para determinadas zonas de África, el ruso para los miembros de la CEI y el árabe para el Magreb y Oriente Medio.

7.2.3. El bloque pacífico-asiático

Los centros dinámicos principales del bloque pacífico-asiático son Japón, al norte, y Australia, al sur, a los que hay que añadir como centros secundarios Corea del Sur y Taiwán, al norte, y Nueva Zelanda, al sur. Salvo Taiwán, los otros cuatro países pertenecen a la OCDE y todos poseen un nivel de desarrollo humano alto.

La periferia, también heterogénea, está formada por los sistemas económicos del Subcontinente Indio (Bangladesh, Bután, India, Maldivas, Nepal, Pakistán y Sri Lanka) , los sistemas económicos del Sudeste Asiático (Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Singapur, Tailandia, Timor Oriental y Vietnam), los pequeños sistemas económicos del Pacífico Sur (Fiji, Kiribati, Marshall, Micronesia, Nauru, Palaos, Papua-Nueva Guinea, Salomón, Samoa, Tonga, Tuvalu y Vanuatu) , Mongolia y la parte capitalista de China . Salvo contadas excepciones (Malasia, Singapur y Hong-Kong –China-) todos son sistemas económicos nacionales de desarrollo humano medio.

Respecto de los flujos, en este bloque éstos no presentan una pauta tan clara, en la medida en que también hay flujos muy intensos de los países periféricos con Estados Unidos y Oriente Medio, aunque los flujos internos siguen la misma tónica que en los casos anteriores, pero con dos polos centrales bien diferenciados, Japón, Corea del Sur y Taiwán, por un lado, y Australia y Nueva Zelanda, por otro. Ciertos flujos de capitales (inversiones extranjeras de diferente naturaleza y remesas de emigrantes) y de productos de elevado valor añadido (bienes y servicios con alto contenido tecnológico) irían de Japón, Corea del Sur, Taiwán, Australia y Nueva Zelanda hacia China, Mongolia, el Subcontinente Indio, el Sudeste Asiático y las Islas del Pacífico Sur, y otros flujos de capitales (repatriación de beneficios y retirada de las inversiones extranjeras), de productos de escaso valor añadido (materias primas y productos con escaso contenido tecnológico) y de trabajadores (inmigrantes) van desde China, Mongolia, el Subcontinente Indio, el Sudeste Asiático y las Islas del Pacífico hacia Japón, Corea del Sur, Taiwán, Australia y Nueva Zelanda. Todos estos flujos se ven favorecidos por la proximidad geográfica.

Existen en este bloque varios acuerdos comerciales, de integración y de cooperación que favorecen los intercambios, como es el caso del Área de Libre Comercio de Australia y Nueva Zelanda –ANZCERTA-, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático –ASEAN-, la Asociación Asiático-Meridional de Cooperación Regional –SAARC-, el Grupo Líder de Melanesia –MSG-, el Foro de Cooperación Asia-Pacífico – APEC- y el Acuerdo de Libre Comercio entre China y la ASEAN.

En materia de mercados de dividas, el yen y el dólar australiano serían las monedas centrales, aunque el peso del dólar en dichos mercados es muy importante, máxime cuando la larga recesión de la economía japonesa ha debilitado el yen.

En el ámbito geoestratégico, la supremacía militar la tiene China y, en menor medida, Australia, ya que Japón se encuentra desmilitarizado, tras la Segunda Guerra Mundial. Y por lo que se refiere a los vínculos culturales y religiosos, éstos son muy diversos; así, mientras Australia y Nueva Zelanda son de cultura mayoritariamente anglosajona y religión cristiana, las culturas orientales son muy diversas (hindú en el Subcontinente Indio, china en el sudeste asiático, nipona en Japón, indígenas en el Pacífico…), al igual que las religiones (Islam, budismo, hinduismo, confucianismo, taoísmo, sintoísmo…). Dada la diversidad de idiomas de la región y sus peculiares grafías, el inglés se ha convertido en la lengua de las relaciones entre países del bloque.

7.3. La integración regional

La integración regional puede definirse como aquel proceso de naturaleza política por medio del cual se crean mecanismos de regulación de las relaciones económicas transfronterizas entre sistemas económicos de una misma región; pudiendo ser dichos mecanismos tanto nuevas instituciones reguladoras (normas y pautas de comportamiento) como nuevos agentes reguladores supranacionales (organismos regionales).

7.3.1. La tradicional “escalera de la integración regional”

La teoría tradicional de la integración regional, construida tomando como referencia al proceso de integración europeo, explica dicho proceso como un camino por etapas pautadas en el que, en virtud de la aplicación consecutiva de determinadas instituciones, se va avanzando desde la existencia de varios sistemas económicos nacionales autónomos hacia la integración de éstos en un único sistema económico regional.

Dicho avance puede ser representado por medio de la “escalera de la integración regional” (gráfico 7.3), de manera que a medida que se crea una nueva institución se sube un peldaño en el camino de la integración.

Así, cuando varios sistemas económicos nacionales establecen entre ellos reducciones arancelarias bilaterales surge una Zona de Preferencia Arancelaria; cuando deciden ir más allá y liberalizar completamente el comercio recíproco surge una Zona de Libre Comercio; si además acuerdan aplicar un arancel exterior común surge una Unión Aduanera; si van aún más lejos de la dimensión comercial y aplican la libertad de circulación también a los factores productivos (capital y trabajo) surge un Mercado Común; si además se produce una coordinación de sus políticas económicas surge una Unión Económica; cuando se da el paso a la utilización de una moneda única surge la Unión Monetaria; y cuando se aplican políticas comunes surge la Unión Política.

Según esto, las diferentes etapas de una integración tradicional serían:

a) Zona de Preferencia Arancelaria. La forman un conjunto de sistemas económicos nacionales que se conceden ventajas arancelarias no extensibles a terceros países. Han ido desapareciendo a medida que se ha evolucionando hacia estados más avanzados de integración y por el hecho de que la OMC (y antes el GATT) sólo permite la existencia de las que estaban en vigor antes de 1947, como la Mancomunidad de Naciones (antigua Commonwealth Británica), entre el Reino Unido y los sistemas económicos nacionales del antiguo imperio británico (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, India y demás ex-colonias de África y Asia), o la Comunidad Francesa (antigua Unión Francesa), entre Francia con sus ex-colonias africanas, caribeñas, asiáticas y del Pacífico.

b) Zona de Libre Comercio. La forman un conjunto de sistemas económicos nacionales que eliminan gradual o súbitamente las barreras arancelarias, las restricciones cuantitativas u otros obstáculos al comercio de bienes y/o servicios entre ellos, aunque cada uno conserva su propia política comercial frente a terceros (aranceles, etc.). Los acuerdos que crean dichos zonas pretenden incrementar los flujos comerciales entre sus miembros, aunque ello obliga a controlar el origen de los productos por medio de las llamadas cláusulas de origen; dichas cláusulas deben ser muy precisas, de forma que no se aplique el libre comercio a aquellos bienes y servicios en cuya composición las importaciones de fuera de la zona superen un determinado porcentaje. El ejemplo actual más referenciado es la Zona de Libre Comercio de América del Norte derivada del TLCAN o NAFTA, que ha servido de referente para la firma de innumerables Tratado de Libre Comercio –TLC- en América Latina.

c) Unión Aduanera. La forman un conjunto de sistemas económicos nacionales que poseen una zona de libre comercio entre ellos y que al mismo tiempo poseen aranceles exteriores comunes frente a terceros, para evitar así tener que aplicar las cláusulas de origen. En ocasiones, la implantación del arancel común se realiza de forma gradual y con excepciones temporales, atendiendo al nivel de desarrollo económico de los miembros. Igualmente, una unión aduanera puede llevar aparejada la implantación de un mecanismo común de reparto de los derechos obtenidos por los aranceles exteriores comunes. Los ejemplos más citados son la Unión Aduanera del Benelux entre 1948 y 1960 y la Comunidad Económica Europea –CEE- entre 1968 y 1992.

d) Mercado Común o Mercado Único. Lo forman un conjunto de sistemas económicos nacionales con unión aduanera y libre circulación de factores productivos (no sólo de bienes y servicios, sino también de capital y trabajadores). No hay por tanto, barreras arancelarias ni aduanas entre los miembros, se lleva a cabo una política comercial común y se permite el libre desplazamiento de los factores de producción. Además, las legislaciones nacionales deben armonizarse o unificarse para asegurar la libre competencia y la libre circulación efectiva de los factores. El ejemplo más citado es el de la Comunidad Europea –CE- entre 1992 y 1998.

e) Unión Económica. La forman un conjunto de sistemas económicos nacionales que poseen un mercado común y han llevado a cabo la necesaria armonización de políticas económicas (de políticas monetarias y financieras, para que no haya entre ellos competencia por la atracción de capitales; de políticas laborales, para que la libertad de movimientos de trabajadores sea real; de políticas de transportes, para limitar las restricciones al comercio…). Los ejemplos más citados son la Unión Económica del Benelux entre 1960 y 1998 y la Unión Europea –UE- desde 1998 hasta la actualidad.

f) Unión Monetaria. La forman un conjunto de sistemas económicos nacionales que poseyendo una unión económica deciden implantar una moneda común y unificar su política monetaria bajo la ejecución una única autoridad monetaria. El proceso comenzaría con una fijación irrevocable de los tipos de cambio entre las distintas divisas, para posteriormente, sustituirlas por la moneda común. El ejemplo más citado es la Unión Monetaria Europea o Eurozona de la Unión Europea desde 2002 hasta la actualidad.

g) Unión Política. La forman un conjunto de sistemas económicos nacionales que, poseyendo una unión económica y monetaria, implementan además políticas comunes más allá de las políticas económicas (incluidas la política exterior, la de defensa y la de seguridad) cediendo parte de la soberanía a nuevos órganos supranacionales. Hasta la fecha no se ha dado ningún ejemplo de unión política como resultado de un proceso de integración regional paso a paso, aunque la fallida Constitución Europea estuvo a punto de permitir la creación de una unión política europea, algo que sigue siendo el proyecto oficial de futuro de la UE.

7.3.2. Múltiples variantes de la integración regional

Sin embargo, no todos los procesos de integración económica tienen que pasar por todas y cada una de las etapas de la “escalera”, ya que, por ejemplo, el objetivo de un acuerdo de integración regional puede ser simplemente crear una zona de libre comercio sin mayores pretensiones futuras, como sería el caso del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana; aunque puede cuestionarse si una zona de libre comercio que no tiene vocación de aplicar más que una liberalización comercial es realmente un proceso de integración o es un mero proceso de liberalización comercial.

Igualmente, existen foros de cooperación económica, como sería el caso del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico –APEC-, que contribuyen a regular los flujos entre sistemas económicos nacionales con más eficacia que algunos proceso de integración tradicionales.

Además, pueden plantearse procesos de integración con instituciones diferentes a las recogidas en el “escalera”, entre los que podríamos destacar los siguientes:

a) Acuerdo de libre comercio unilateral, como en el caso de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe entre Estados Unidos y los sistemas económicos caribeños desde 1984, en el que el primero permitía la entrada de productos caribeños sin pagar aranceles.

b) Acuerdo de libre comercio y libre circulación de capitales sin libre circulación de trabajadores, muy típico de los acuerdos de libre comercio que siguen el modelo TLCAN o NAFTA desde 1994 .

c) Utilización de una moneda única sin siquiera haber liberalizado el comercio, como en el caso de la dolarización total de Ecuador desde el 2000.

d) Utilización de la doble circulación monetaria, como en el caso de la dolarización parcial de muchos sistemas económicos latinoamericanos desde mediados de los años noventa.

e) Acuerdos de armonización de políticas educativas o de políticas de infraestructuras o, incluso, de desarrollo de infraestructuras comunes entre sistemas económicos nacionales que forman parte de una zona de libre comercio, como en el caso de MERCOSUR desde 2004.

f) Acuerdos de asociación que incluyen el establecimiento de una zona de libre comercio entre sistemas económicos nacionales de diferente nivel de desarrollo junto con otros variados mecanismos de cooperación internacional, como en el caso del Acuerdo de Asociación Económica de la Unión Europea con CARICOM y República Dominicana firmado en 2008.

g) Tratados de colaboración y complementación política, social y económica, como el caso de la Alternativa Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América -ALBA- establecida en 2004.

h) Tratados de unión cultural, social, económica y política, con diferentes grados de integración entre algunos de los sistemas económicos firmantes, como el caso de la Unión de Naciones Suramericanas constituida en 2008.

i) Tratados de desunión política que permiten mantener un cierto grado de unidad ante la desintegración de grandes sistemas económicos, como la Comunidad de Estados Independientes desde 1991.

j) Tratados de unión política sin ninguno de los pasos previos, como en el caso de la integración de Hong-Kong y Macao en China en 1997 y 1999, respectivamente, o en el de la reunificación alemana de 1990.

7.3.3. Integración “renana” versus integración “sajona”

Lo cierto es que, de una forma u otra, actualmente casi todos los sistemas económicos nacionales están inmersos en algún proceso de integración regional debido a que han participado en alguna o en las dos oleadas de integración, bien la de los años sesenta y setenta, bien la de los años noventa y dos mil. Los procesos de integración de la primera oleada se corresponden con un modelo de integración que ha sido denominado como “renano” o “estructuralista” y cuyo referente actual sería la UE, mientras que los de la segunda lo hacen con un modelo de integración que ha sido denominado como “sajón” o “liberal” y cuyo referente actual sería el TLCAN o NAFTA (tabla 7.2).

En la actualidad, el modelo de integración sajona, impulsado por la política exterior de Estados Unidos, es el dominante y existen innumerables tratados de libre comercio firmados entre diversos sistemas económicos nacionales de todo el mundo, de forma que un sistema económico nacional puede pertenecer a varias zonas de libre comercio (con la complejidad que ello origina para el régimen aduanero).

Sin embargo, la Unión Europea sigue tratando de impulsar el modelo de integración renana, propiciando los llamados acuerdos de asociación económica con otros procesos de integración de inspiración renana, de manera que éstos se sigan consolidando en lugar de transformarse en proceso de integración sajona, lo que hace que muchos sistemas económicos nacionales participen de ambos modelos de integración, por ser miembros de un proceso de integración renano y por tener suscritos tratados de libre comercio con otros sistemas económicos nacionales.

El resultado de todo ello es lo que se ha venido en denominar el “spaghetti bowl”, un complejo entramado de más de 5.200 acuerdos de integración (figura 7.2)

7.3.4. Las ventajes y las desventajas de la integración regional

Suele afirmarse que la integración regional implica ventajas generales básicas, que son comunes a todo proceso de integración entre diferentes sistemas económicos nacionales:

a) La ampliación del mercado, en la medida en que los bienes y servicios producidos en un sistemas nacional pueden ser comercializados sin mayores limitaciones en el resto de los sistemas económicos nacionales del bloque.

b) El aprovechamiento de las economías de escala, en la medida en que al existir un mayor mercado pueden utilizarse plantas de fabricación y otras infraestructuras mayores que reducen los costes unitarios de producción.

c) El aprovechamiento de las complementariedades productivas y de consumo, en la medida en que pueden producirse eslabonamientos entre sectores de diferentes sistemas económicos nacionales que eviten estrangulamientos productivos por escasez de insumos, y en la medida en que permiten aumentar la oferta de productos disponibles para el consumo.

d) El aumento de la capacidad de atracción de recursos internacionales (capitales extranjeros y mano de obra inmigrante) y de reinversión interna de los beneficios obtenidos, en la medida en que acceden a un mayor mercado y pueden aprovechar las economías de escala y las complementariedades productivas.

e) La reducción de la vulnerabilidad económica frente a perturbaciones externas, en la medida en que el aumento de las relaciones económicas dentro del bloque reduce la dependencia del exterior.

f) El aumento del poder de negociación frente a terceros sistemas económicos nacionales, siempre que exista supranacionalidad, al poder participar en las negociaciones como un bloque.

g) Y el aumento de la estabilidad política interna de los sistemas económicos del bloque, en la medida en que los cambios políticos drásticos podrían generar la expulsión del bloque con la consiguiente pérdida de los beneficios derivados de su pertenencia.

Sin embargo, también existen algunas desventajas de la integración regional:

a) La pérdida de soberanía, que será mayor cuanto más profunda sea la integración.

b) La destrucción empresas y de empleo derivada de la competencia de bienes y servicios procedentes de otros sistemas económicos nacionales del bloque.

c) La reducción en la diversificación de socios comerciales y financieros, que hace aumentar la dependencia de otros sistemas económicos del bloque.

d) Y el desigual reparto de los beneficios de la integración regional en función de la diferente capacidad de negociación de los distintos sistemas económicos nacionales que participan en los acuerdos de conformación y reforma del bloque.

Bibliografía

Bouzas, R. (comp.) (1997): Regionalización e integración económica. Instituciones y procesos comparados, Grupo Editor Latinoamericano, Buenos Aires.

Calvo Hornero, M. A. (2003): Integración económica y regionalismo. Principales acuerdos regionales, Editorial Universitaria Ramón Areces, Madrid.

Casas Gragea, A. M. (2002): “El nuevo regionalismo latinoamericano: una lectura desde el contexto internacional”, Revista de Economía Mundial, 6: 137-57.

Hidalgo Capitán, A. L. (2007): El sistema económico mundial y la gobernanza global, edición electrónica gratuita, texto completo en www.eumed.net/libros/2007b.

CUARTA PARTE

ASPECTOS SECTORIALES

En esta parte del documento se presentan los aspectos sectoriales de la economía mundial, es decir, todos los aspectos relacionados con la división del sistema económico mundial en función de determinadas actividades económicas. Para sectorializar la economía mundial pueden utilizarse muchos criterios, pero en este caso se ha preferido tomar como referencia la actividad productiva y los mercados de factores y de productos. Así analizaremos la producción mundial, el mercado financiero mundial, el mercado laboral mundial y el mercado mundial de bienes y servicios; sin embargo, como tanto la actividad productiva como los mercados forman parte del funcionamiento del sistema económico mundial, éstos serán analizados entendiéndolos como subsistemas sectoriales del sistema económico mundial y, por tanto, dependientes de él.

El capítulo 8, “El subsistema productivo mundial”, analiza los aspectos productivos de la economía mundial prestando especial atención a los agentes reguladores, las formas de organizar la producción y dos cuestiones claves relacionadas con la producción, la tecnología y la energía.

El capítulo 9, “El subsistema financiero mundial”, analiza los aspectos monetarios y financieros de la economía mundial prestando especial atención a los agentes reguladores, a los cambios que se han producido en los últimos años en las finanzas mundiales y al funcionamiento de los mercados financieros globales.

El capitulo 10, “El subsistema laboral mundial”, analiza los aspectos laborales de la economía mundial prestando especial atención a los agentes reguladores, a los cambios que se han producido en los últimos años en los mercados laborales del mundo y a la importancia de los flujos migratorios mundiales como forma de movilidad internacional del factor trabajo.

El capitulo 11, “El subsistema comercial mundial”, analiza los aspectos comerciales de la economía mundial prestando especial atención a los agentes reguladores, a los cambios que se han producido en los últimos años en el comercio mundial y los vínculos existentes entre competitividad y desarrollo económico.


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