CAPITULO 5. La VIDA del MENOR de EDAD en la EMP

La dinámica contable de la EMP se balancea alrededor de la justificación funcional y sinérgica de cada SER. En el caso de los humanos, su dignidad es justificación y reserva suficiente. Esta dignidad cubre toda la reserva monetaria para activar la EMP durante todo el tiempo que sea menor de edad o incapacitado para trabajar, u ocupado a tiempo completo en sus estudios hasta su primera graduación universitaria o de carácter ocupacional.

Una vez lograda la mayoría de edad, o la graduación universitaria u ocupacional, no bastará con la dignidad humana; cada ser humano necesitará de un segundo nivel de activación para la EMP el cual está en tres posibilidades:

1.- Disponer de fondos suficientes para respaldar los gastos.

2.- Disponer de un reporte de haber trabajado durante el último día que fue laborable.

3.- Estar de licencia médica.

El Ser Humano adulto debe operar socialmente en base a la ley de causa y efecto, en la modalidad de que los Derechos se activan con los Deberes cumplidos. Existe por esto un Código de Deberes del Ciudadano en el Sistema EMP.

La vida del menor está cubierta por crédito ilimitado de su propia EMP en materia de Derechos Humanos. Tan pronto la madre queda fecundada debe hacer el registro del menor y crear así su CN o Cuenta Nacional EMP. A cargo de esta cuenta CN se apuntan todos los servicios que son exclusivos a la continuidad y mantenimiento de esta nueva persona, identificada con un código, y luego con un nombre según su acta de nacimiento. Todos los gastos de los menores se anotan en un crédito especial que representará la deuda social que cada individuo tiene con su comunidad y con su país. Esta deuda social comienza a ser pagada por medio de un descuento proporcional de la sobreproducción que cada individuo debe dar desde obtener su mayoría de edad.

Los menores no gastan el dinero de los padres y no dependen de los ingresos de sus padres, sino que la sociedad apuesta a ellos con la EMP. Desde que nace y hasta que adquiere la mayoría de edad o un título universitario u ocupacional, la sociedad cubre sus gastos fundamentales por efecto del crédito ilimitado en materia de DDHH que se activa en la EMP de cada menor. En esta forma se hace más sincero y obvio que cada uno de nosotros durante la minoría de edad somos una alcancía donde la sociedad ahorra invirtiendo un dinero que busca financiar la formación de un adulto modelo, los intereses de este ahorro o rendimiento de esta inversión social se demuestran en lo que este aportará cuando ya sea un adulto. En el modelo EMP los menores crecen haciendo una deuda social que se paga con los valores intangibles del progreso y la estabilidad que estos aportan al sistema. Con ejemplos como este es entendible que en el modelo EMP no existan cobros de impuestos.

Al momento en que el menor se hace un adulto productivo, también ha sido entrenado como persona, con valores y con una visión de si mismo y de sus aportes a la sociedad, los cuales se realizarán como pago social.

En el modelo EMP el ciudadano está endeudado con la sociedad; mientras que en el sistema actual la sociedad está endeudada con los ciudadanos. En el modelo EMP no existen menores que trabajan en lugar de estudiar, aunque si existen menores que se perfeccionan en sus oficios y hacen sus pasantías como modelo de ensayo productivo.

Los padres administran las CN o cuentas EMP de sus hijos y deben reportar los movimientos de esta con todos los detalles cada mes. El Estado dispone por cada 10 familias un auditor general, que vela por el progreso integral de cada familia. Estos auditores tienen supervisores y se organizan en forma ajedrezada por distritos en toda la cartografía de las ciudades. Cada ciudad desarrolla un Plan Estratégico de Formación Continua de Ciudadanos Modelo en armonía con un similar Plan Nacional.

Vale conectar un aspecto operativo del Sistema Penitenciario EMP con este capítulo. Se trata de que en el modelo EMP, toda la sobreproducción de los reorientados (presos) se dedica a la desmonetización de su deuda social. En el modelo EMP, la condición fundamental de los reorientados es que deben trabajar o estudiar durante la mayor cantidad de horas posibles cada día. No se les permite a los reorientados un tiempo de descanso mayor que el mínimo recomendado para descansar. Lo mismo ocurre con las distracciones. Cada uno de los reorientados tiene servicio de psicología que organiza su proceso de reorientación, y se les maneja como resultados de los errores de la sociedad en el manejo de sus casos particulares.