BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LA VIOLENCIA DE GÉNERO: UNA SISTEMATIZACIÓN TÉCNICO-JURÍDICA

Lisett D. Páez Cuba




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1.6.- Rasgos generales de la violencia de género

Como anteriormente se abordaba, lo cierto es que existen factores socio-culturales que mantienen y justifican la desigualdad entre el hombre y la mujer: masculinización de los espacios públicos, utilización de un lenguaje sexista, falta de concientización de los problemas que suscita en la mujer la imposición de roles por la sociedad y de la forzada distribución de su tiempo, falta de sensibilización, que no pueden combatirse eficientemente sin el interés, la implicación y el compromiso de la propia sociedad, puesto que en ella han surgido y se desarrollan.

Teniendo en cuenta que el agresor ejerce la violencia para someter a la mujer y perpetuar así la relación de dominio y control que históricamente ha subordinado un género al otro, una primera característica de la violencia de género es el ser históricamente condicionada como copia del modelo patriarcal.

Otra característica es su carácter multifacético, pues la violencia se manifiesta de diversas maneras que aunque la física es la más visible y evidente, también existen el abuso verbal, emocional, económico, psicológico, ambiental y la violencia sexual.

Otros elementos característicos son el hecho de ser la violencia de género no es un asunto privado, sino social; que por demás se puede dar en todos los grupos sociales y en todos los niveles socioeconómicos y culturales.

Una característica de gran magnitud por lo inimaginable que pueda parecer es la representación cíclica de la violencia. Los actos violentos se repiten y aumentan mientras continúe la relación, pues características de este abuso son el desarrollo progresivo, la escalada creciente y su repetición en el tiempo, aumentando en frecuencia y grado. Es esta continuidad en el tiempo la que permite identificar el ciclo de la violencia , el cual consta de tres fases y que una vez instalado en una relación de pareja es muy difícil frenarlo, tendiendo a repetirse con más frecuencia.

Las fases del ciclo de desarrollo de la violencia de género son:

1. Acumulación de Tensión: Es el resultado de la acumulación de conflictos en la pareja. Se detecta al observar cambios imprevistos y repentinos en el estado de ánimo del agresor. Lo constituyen reacciones agresivas a sus frustraciones o ante cualquier señal de independencia que manifieste la mujer.

2. Explosión de la violencia: Es el resultado de la tensión acumulada. En él se descarga de la tensión acumulada en la fase anterior. Esta descarga puede adoptar distintas formas y grados de intensidad.

3. “Luna de Miel” o Arrepentimiento: Es la fase de la manipulación afectiva. Disminuye la tensión. El agresor puede pedir perdón y prometer no volver a llevar a cabo acciones violentas. Reconoce su culpa y resurge la relación. Sin embargo, esta etapa dará paso a una nueva fase de tensión.

Este ciclo pretende explicar la situación en la que se da violencia física, ya que la violencia psicológica no aparece de manera puntual, sino a lo largo de un proceso que pretende el sometimiento y control de la pareja.

Una característica de la víctima es su relativa indefensión: la mujer siente miedo, vergüenza y experimenta un sentimiento de culpa por creer que ha sido ella la causante de la acción violenta del agresor, de haber sido incapaz de detenerla, o de ser incapaz de salir de la misma. El hecho de que la mujer no se separe de su agresor desde un principio puede producirse por varios motivos, entre ellos porque piensa que él cambiará; o teme el sufrimiento emocional de sus hijas e hijos; o el estado psicológico en que se encuentra evidencia pérdida de autoestima y miedo, los que le impiden poder tomar una decisión; o teme que su pareja la agreda mortalmente si se separa; o no tiene independencia económica.

Muy a tono con lo anteriormente citado, un elemento de peso en materia de erradicación, y que constituye característica casi unánime, es su descontrol debido a las infrecuentes denuncias por los factores antes explicados. Por tanto la violencia que se ejerce contra la mujer no siempre tiene un adecuado registro en las estadísticas oficiales. El sector de la salud detecta y registra la violencia cuando tiene tales connotaciones, pero posee mínimos registros de la violencia que se produce en la cotidianidad del hogar, que no mata, pero perjudica la calidad de vida y a salud. Es uno de los factores por los cuales los registros de morbilidad por violencia son escasos.

En resumen, respecto a la caracterización de la violencia de género, puede afirmarse que la violencia contra las mujeres está vinculada al desequilibrio en las relaciones de poder entre los sexos en los ámbitos social, económico, religioso y político, pese a todos los esfuerzos de las legislaciones en favor de la igualdad. Constituye un atentado contra el derecho a la vida, a la seguridad, a la libertad, a la dignidad y a la integridad física y psíquica de la víctima y todo ello supone, por lo tanto, un obstáculo para el desarrollo de una sociedad democrática. Los padecimientos de las mujeres comprenden modalidades varias, que van desde la agresión física -con resultado de muerte en multitud de ocasiones- hasta la violencia psicológica.

A tales efectos como rasgos principales de la violencia de género encontramos su carácter cultural, multifacético, pluricausal, cíclico, asimétrico y antijurídico, que analizado desde la perspectiva de su tratamiento también le consideramos un valor multidisciplinario.


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