BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CONTABILIDAD AMBIENTAL. CRÍTICA A LA CONTABILIDAD FINANCIERA AMBIENTAL

Eutimio Mejía Soto




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7. Conclusiones

El objetivo principal de la normalización en los Estados Unidos es la oferta de información efectiva para el mercado de valores, tal consideración implica una regulación contable pragmática, que influye en todos los aspectos de la contabilidad incluyendo los conceptos de capital y su mantenimiento. De allí se deriva la aplicación del capital financiero y operativo con sus respectivos mantenimientos. Los cuerpos reguladores más importantes del mundo, incluyendo el Consejo de Estándares Internacionales de Contabilidad (IASB) tienen gran influencia de la contabilidad norteamericana, de donde toman la mayor parte de referentes conceptuales y prácticos (Nepomuceno, 2003, 148,153).

El modelo de contabilidad expresado en la regulación del IASB, a través de los Estándares internacionales de contabilidad y reportes financieros (IAS-IFRS), responde a una parcela del saber contable, denominada contabilidad financiera. El área financiera se torna dominante y hegemónica, bajo cuya égida se analizan todos los factores del universo contable, es decir, sobre aspectos sociales, económicos, ambientales, culturales e históricos entre otros. La regulación contable financiera se establece y aplica para todo tipo de realidad, incluso para contextos distintos al financiero.

Conforme a lo señalado por el Marco IASB (2009, 107) “la principal diferencia entre los dos conceptos de mantenimiento del capital es el tratamiento de los efectos de los cambios en los precios de los activos y pasivos de la empresa. En términos generales, una empresa ha mantenido su capital si posee un importe equivalente al principio y al final del periodo. Toda cantidad de capital por encima de la requerida para mantener el capital del principio del periodo es ganancia”. Lo cual indica que los dos referentes más reconocidos y utilizados para mantener el capital y determinar la utilidad de las entidades, se sustenta en aspectos mercantiles, económicos y financieros; los aspectos ambientales no constituyen una preocupación en la determinación del concepto de capital y su mantenimiento en el modelo IASB.

El concepto de capital no puede limitarse a los aspectos mercantiles y a las posesiones empresariales, dicho concepto debe ampliarse de forma que permita la inclusión de otros segmentos21 de la realidad, tales como los sociales, ambientales, económicos, gubernamentales, culturales e históricos entre otras. Diversos autores han incluido dentro de la literatura contable y económica el criterio del capital natural, ecológico o ambiental, así lo ilustra Klisberg (2000)22 citado por García Casella (2004b, 27) haciendo referencia al Banco Mundial que reconoce cuatro formas básicas de capital:

* Capital natural: dotación de recursos naturales de un país;

* Capital construido: generado por el ser humano;

* Capital humano: grados de nutrición, salud y educación de la población; y

* Capital social23.

Los compromisos de la contabilidad con la sociedad implican un cambio de propósitos universales del saber contable. Esta disciplina debe superar los limitados y estrechos marcos del mantenimiento de capital empresarial representado en su opción operativa y financiera, para dar paso a la inclusión de sostenibilidades de nuevo tipo en el marco de una responsabilidad inter-generacional orientada a la sostenibilidad del patrimonio natural y social. El devenir de la contabilidad expuesto por Ariza (2000a, 189) es un criterio apropiado para la interpretación de una contabilidad no tradicional:

* El sostenimiento ecológico, que exige que el desarrollo sea compatible con el mantenimiento de los procesos ecológicos, los recursos y la diversidad biológica;

* El sostenimiento social, que requiere que el desarrollo aumente el control de las personas sobre su propia vida, mantenga y fortalezca la identidad de la comunidad;

* El sostenimiento cultural y los valores de las personas afectadas; y

* Sostenimiento económico el cual demanda que el desarrollo sea económicamente eficiente y equitativo, entre las generaciones y dentro de ella.

Nepomuceno (2003, 153) señala que en los tiempos de la Revolución Industrial la preocupación era por el mantenimiento del capital operacional; en la época de las mega-corporaciones el propósito son los resultado financieros.

El análisis del autor no alcanza a interpretar la realidad y las necesidades actuales. En las condiciones de riesgo ambiental y social determinadas en el presente, el objetivo debe enmarcarse en la sostenibilidad de las condiciones socio-ambientales, para propiciar una mejor calidad de vida, y así mismo evitar la inviabilidad del hombre en el planeta. Bajo las condiciones actuales, la viabilidad de la existencia humana está amenazada puesto que el nivel de consumo de recursos y la contaminación ambiental son superiores a la capacidad de renovación de recursos y captación de contaminantes que puede resistir la Tierra.

En lo ambiental es importante reconocer que existe un capital natural, social, y ecológico. El mencionado capital debe ser protegido, conservado y cuidado. La sostenibilidad ambiental constituye un imperativo categórico e inaplazable para la contabilidad. El mantenimiento del capital ambiental, se erige como el principal objetivo que debe regir toda actividad humana, no sólo desde lo empresarial. La responsabilidad es individual, profesional, corporativa y social, todos comprometidos con el mismo objetivo de salvar el planeta. Las metas de todas las organizaciones ya sean públicas o privadas, con fines de lucro o sin ellos, deben someterse al bien común, al bien general, cual es la sostenibilidad de los recursos ambientales que poseemos. Los objetivos financieros y operativos de las entidades no pueden ser superiores a la viabilidad de la vida misma. La conservación ambiental debe evaluarse en términos de cantidad y calidad, es decir, más recursos y de mejor calidad para garantizar la continuidad de la vida y por supuesto la óptima calidad de la misma.

Si reconocemos que el capital natural es un patrimonio finito y agotable tomaremos medidas tendientes a su conservación, cuidado y protección. A su reconocimiento como patrimonio natural único no renovable, ni construible artificialmente. El Estado y las organizaciones internacionales deberán priorizar programas tendientes a la defensa de la vida y a garantizar o promover la calidad de la misma en todas sus formas. Se requieren diseñar sistemas de información apropiados que permitan reconocer, valorar y revelar la cantidad y calidad de los recursos que constituyen la riqueza ambiental que se posee. Reconocer la existencia de capital natural, ecológico y social es el primer paso para adelantar programas tendientes a su mantenimiento.

La más significativa conclusión es la necesidad de incluir en los modelos contables aplicables a diferentes segmentos, el concepto de capital y mantenimiento de capital natural y ecológico, lo cual permitirá determinar las ganancias y pérdidas en materia natural y ecológica. El cálculo de la utilidad se obtiene a partir de la comparación entre dos fechas determinadas de la riqueza ambiental de un área, y el patrimonio determinado por la existencia y estado de los recursos naturales y ecológicos. La finalidad de este mecanismo es contribuir a proteger, cuidar y conservar los recursos ambientales como sinónimo de vida y bienestar para todas las especies del planeta.


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