BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CONTABILIDAD AMBIENTAL. CRÍTICA A LA CONTABILIDAD FINANCIERA AMBIENTAL

Eutimio Mejía Soto




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6. CONCLUSIONES GENERALES

“Dios siempre perdona los errores,

los hombres, algunas veces;

la naturaleza, nunca” (Anónimo).

La siguiente reflexión tiene por objeto condensar el enfoque en que debe sustentarse una genuina contabilidad ambiental que tenga presente sus propósitos, naturaleza, razón y función. Se presentan a manera de conclusión una serie de afirmaciones, recomendaciones y tópicos teórico-prácticos que pueden orientar el devenir de un nuevo enfoque de la eco-contabilidad, de corte biocéntrica y/o ecocéntrica. De igual forma se señalan algunas visiones de tipo financiero, para analizar qué no es contabilidad ambiental, y cómo pueden superarse tales escollos:

* El modelo contable IASB, no permite construir una representación real de los recursos ambientales. La regulación de los IAS/IFRS es un modelo de contabilidad financiera, en tal sentido no puede aplicarse de forma coherente con fines ambientales y sociales. Los criterios de reconocimiento, así como los métodos y técnicas de valoración /medición acompañados de los conceptos de capital y mantenimiento de capital, permiten reflejar la realidad financiera de las organizaciones, pero no dejan evidenciar la realidad socio-ambiental de las mismas, ni de la sociedad en su conjunto.

* El modelo contable IASB (IAS-IFRS y el complemento de auditoría IFAC-IAASB- ISQCAARS) son insuficientes, poco pertinentes e inadecuados para la presentación de información ambiental que conduzca a la eficiente toma de decisiones en materia de identificación y medición del patrimonio ambiental y social, lo cual conduce a una equivocada gestión empresarial socio-ambiental con relación al cuidado, conservación protección y recuperación del medio ambiente.

* No toda la información contenida en las cuentas ambientales es pertinente, relevante y confiable. La calidad de la información ambiental contenida en los reportes contables depende del diseño de un modelo adecuado para ello. Se debe hacer una correcta selección de los criterios de mantenimiento, de los métodos de valoración y unidad de medida y del correcto concepto de mantenimiento de capital, pertinente con la realidad y los propósitos ambientales.

* Más que consolidar un modelo de contabilidad ambiental de raíz económico-financiera, debemos buscar el soporte para la implementación de una contabilidad ecológica. El núcleo central de la contabilidad ambiental, debe ser la naturaleza y nunca los impactos financieros de las actividades de la empresa relacionadas con el ambiente.

* La mayor parte de las definiciones de contabilidad no permiten incluir dentro de su discurso o dominio conceptual los problemas ambientales y sociales. La contabilidad de manera tradicional es definida a partir su identificación como objeto de estudio de los hechos y/o la realidad económica, los criterios de reconocimiento asociados a beneficios económicos, los métodos de valoración asociados al mercado o como conceptos de capital ligados a lo financiero y lo empresarial; estos juicios no son adecuados para la representación de la realidad ambiental.

* Cuando la definición, alcance y desarrollo de la contabilidad se limita a los agentes, a los objetos y a las mediciones sólo económicas, se anula la posibilidad de un desarrollo de la contabilidad ambiental.

* La subvaluación de los recursos naturales públicos y el cálculo subvalorado de los deterioros ambientales ocasionados por las empresas, trasladan dichas pérdidas y gastos a los recursos sociales. Cuando las empresas no se hacen responsables de la totalidad de sus impactos, es el Estado quien debe asumir los costos que implica la recuperación y mitigación de los daños causados por las organizaciones privadas. Debe establecerse una diferenciación entre la función, criterios de revelación y protección de los recursos ambientales privatizados, frente a los recursos ambientales libres.

* Algunas definiciones de ambiente están influenciadas por la visión economicista. Fernández Cabezas (2002, citado por Conesa et al, 2006, 109) señala que “una posición basada en la economía tradicional… considera que la actividad empresarial es independiente de cualquier consideración ambiental, excepto en lo relativo al aprovechamiento económico de la naturaleza como productora de recursos y como receptora de desechos”.

* La gestión ambiental constituye una actividad que genera una utilidad integral para la entidad y para la sociedad; para la empresa permite una mayor aceptación en la sociedad, incrementa sus ventas, siendo los productos ambientales amigables los de mayor aceptación por parte de los consumidores de manera especial en países desarrollados; la sociedad y el ambiente por ende tendrán menos impactos negativos por la actividad empresarial. No siempre la gestión ambiental implica beneficios ambientales, en algunas entidades sólo puede implicar dividendos económicos.

* No es posible afirmar de manera categórica que la información ambiental incluida en los informes contables de las empresas contribuyan a la toma de decisiones orientadas a la protección y el cuidado del ambiente. La perspectiva de “la contabilidad medioambiental financiera” (Gómez Villegas, 2004, 93), puede estar más orientada a la toma de decisiones con finalidades financieras, rentísticas y empresariales.

* La representación monetaria de los recursos, la riqueza y el capital ambiental no son la única, ni la mejor opción para contribuir a la protección, cuidado y conservación del ambiente. Gómez Villegas (2004, 106) señala que “sería preferible para la naturaleza y el sostenimiento de la organización social en el tiempo, comenzar a representar la riqueza ambiental en magnitudes físicas antes que monetarias”.

* Azqueta (1994) presenta cinco criterios para la [calidad] medición ambiental a partir de la valoración de los cambios en el bienestar individual: el excedente del consumidor, la variación compensatoria, la variación equivalente, el excedente compensatorio y el excedente equivalente. Si bien su preocupación es la protección de los recursos ambientales, su enfoque se centra en “el hombre como medida de todas las cosas” (Protágoras, 485 a.C. - 411 a.C.), pues reconoce que el valor de la naturaleza no se determina per se, sino a partir de las consideraciones humanas.

* La contabilidad y en general las disciplinas asociadas a las ciencias económico-administrativas han tenido como propósito básico la defensa y protección de las organizaciones, de los inversionistas y de los mercados en general; tal propósito, desde el punto de vista pragmático, es considerado como superior, incluso si su cumplimiento [objetivo financiero] exige romper los principios de la sostenibilidad natural y social.

* El cumplimiento de medidas ambientales tiene en diversas ocasiones el propósito principal de obtener resultados positivos en lo financiero, tal como acota Bischhoffshausen (1996, 155, 156) “las decisiones y acciones relacionadas con el factor ambiental no sólo generan costos, sino también pueden producir ahorros e ingresos... una buena gestión ambiental puede ser también económicamente atractiva”.

* La contabilidad en su concepción y práctica dominante [financiera] no advierte que el modelo de producción, distribución y consumo, se caracteriza por ser insostenible, los costos totales incluyendo los ambientales y sociales, superan los beneficios obtenidos, los cuales son casi siempre en exclusiva de tipo financiero (Gray, 2003, 168).

* Las técnicas, los criterios y procedimientos contables utilizados en la actualidad son incompletos y reduccionistas, una vez que omiten factores significativos para la determinación y sostenibilidad de la riqueza natural.

* Las organizaciones de forma regular contabilizan en sus reportes las partidas privadas que desde el punto de vista legal impactan financiera y administrativamente a la entidad; las partidas que mayor impacto tienen en materia ambiental son las externalidades o partidas externas, regularmente el ente no las contabiliza ni cuantitativa, ni cualitativamente; por lo tanto las empresas no internalizan sus costos reales generados en los procesos mercantiles.

* La economía y la contabilidad deben considerar costos que tradicionalmente no son tenidos en la cuenta de los procesos de producción. La industria en su proceso de fabricación de bienes y prestación de servicios sólo tiene presente los tradicionales factores constitutivos del costo, como son: la mano de obra, la materia prima y los costos indirectos de fabricación, pero no reconoce el deterioro de otros activos que consume, deteriorado o degradado y que financieramente no tienen un impacto directo en sus reportes (Mejía y Montes, 2009, 167).

* Las actividades tanto privadas como públicas deben realizar estudios de valor total, no sólo económico y social, sino también ambiental. La inclusión de todos los impactos tanto positivos como negativos de las acciones antrópicas permitirá la internalización de las externalidades y determinar los beneficios y afectaciones reales de los actos humanos (consideraciones parciales del valor total en: Dixon y Stefano, 1998, 3; Schmidheiny, 1997, 69; Labandeira, León y Vázquez, 2007, 86; Epstein, 2009, 146; Pérez, 2008, 58). La ausencia de un costeo total oculta los verdaderos impactos ambientales (Garza, 2008, 174).

* La contabilidad ambiental debe superar su atraso conceptual y técnico. “Lo ambiental en lo contable se circunscribe a la inclusión de más elementos en el cálculo del beneficio económico, lo ambiental se considera como parte de los recursos que explota la unidad económica para ejercer su función productiva”. La contabilidad ambiental debe obedecer a criterios más altruistas, tales como “la preservación tanto de recursos naturales como de la especie humana, el aseguramiento de la calidad de vida de la colectividad…” (Barraza y Gómez, 2005, 152).

* Barraza y Gómez (2005, 154) hacen referencia a los Estándares Internacionales de Contabilidad y Reportes Financieros del IASB y a los Estándares de IFAC, anotando que “en ambas normas es notoria la fidelidad hacia las finanzas y los negocios, lo que distancia la contabilidad ambiental de propender por un mejoramiento de la calidad de vida de personas diferentes de las relacionadas directamente con la empresa”.

* Debe existir un estándar claro y obligatorio que determine los criterios cuantitativos y cualitativos de información ambiental que las organizaciones deben revelar, indicando de igual forma que dicha información debe ser revisada por auditores independientes, que garanticen no sólo el efectivo cumplimiento de los procedimientos, sino ante todo su orientación hacia la sostenibilidad socio-ambiental (Negash, 2010, 19).

* La calidad y la cantidad de información contenidas en las cuentas ambientales y su presentación en los reportes financieros generales y en los informes ambientales, constituyen un insumo vital para la gestión, la conservación y la protección ambiental, necesario también para la toma de decisiones de carácter socio-ambiental.

* Una información ambiental bien sustentada, le permitirá a la organización y a la sociedad dar cumplimiento a una función institucional y personal orientada en la triple línea de resultados: económicos, ambientales y sociales. Un concepto más reciente formula el criterio de la múltiple línea de resultados que incluiría aspectos adicionales a los mencionados como puede ser la cultura y el patrimonio histórico.

* La voluntariedad en el proceso de preparación y presentación de informes ambientales, permite que existan múltiples criterios y estructuras para visibilizar dicha información. Esta situación no permite el cotejo de la información entre organizaciones, ni refleja de manera objetiva los impactos que en lo ambiental genera la actividad de las organizaciones.

* La necesidad de emisión y evaluación de información ambiental por parte de las organizaciones, no se limita ni a las entidades de gran tamaño, ni de forma exclusiva al sector privado. Todas las organizaciones, tanto privadas como públicas, ya sean pequeñas, medianas o grandes, deben emitir información ambiental, la cual deberá ser evaluada por entes autónomos externos a la organización emisora.

* Rubio, Chamorro y Miranda (2006, 37) concluyen su trabajo de investigación “Un análisis de la investigación sobre contabilidad medioambiental en España” señalando que las empresas que presentan información ambiental y aplican algún sistema de gestión ambiental son las grandes; en tal sentido, constituye un reto para la contabilidad y ciencias afines adelantar procesos que permitan que las pymes generen actividades tendientes a la conservación, cuidado y protección del medio ambiente.

* Se debe superar la visión financiera con que se planean y evalúan las acciones ambientales. Los aspectos ambientales no deben estar siempre girando como satélites dependientes y supeditados a disposiciones de tipo financiero. García Casella (2004b, 15) anota que “no se puede reducir los criterios ambientales a los que resulten útiles al análisis económico”.

* García Casella (2004b, 23) en referencia a Perroux “propone hipótesis de unidades físicas características de ciertos efectos objetivamente útiles a los seres humanos, con base a los cuales se determinará el bienestar objetivo para evitar las limitaciones que imponen sujetarse a una teoría del valor que no dependa de las teorías corrientes de utilidad y del valor de uso, del valor de cambio y del precio”.

* La múltiple línea de resultados exige una visión holística e integradora en el estudio y tratamiento de los problemas sociales. “la estabilidad financiera no es posible sin estabilidad política, que depende de los grados de equidad y justicia social” (García Casella, 2004b, 28).

* La contabilidad ambiental, es complementaria con la contabilidad social y cultural, las cuales se encuentran en su estado germinal. Se requieren importantes esfuerzos y desarrollos teóricos para estas parcelas del saber.

* La contabilidad debe ampliar su alcance, “reconocerá componentes cualitativos y cuantitativos; en donde esto último no necesariamente debe representar flujos monetarios, muchos de los servicios prestados por el medio ambiente no son susceptibles de ser valuados a través de una moneda, es decir, no se reconoce componente financiero” (Barraza y Gómez, 2005, 142).

* La presentación de reportes financieros con respecto al impacto que en el ambiente y en la sociedad generan las entidades, aumentará la responsabilidad social corporativa. De esta forma se contribuye al mejoramiento de las condiciones de vida de las generaciones presentes y futuras, además de cumplir la denominada responsabilidad intra e inter-generacional.

Bischhoffshausen (1996, 147-149) explica cuál es la utilidad de la contabilidad ambiental. En tal análisis se evidencia la intencionalidad empresarial y los motivos administrativos y económico-financieros que motivan la utilización de este enfoque contable. A continuación se transcribe tal concepción para evaluar lo que en términos conceptuales no puede aceptarse como contabilidad ambiental:

* “Muchos costos ambientales pueden ser significativamente reducidos”, el propósito de algunas entidades no es prevenir, disminuir o reparar el daño ambiental, sino disminuir los recursos económico-financieros destinados a atender las cuestiones ambientales.

* “Los costos ambientales pueden ser compensados”, el propósito de muchas organizaciones es recuperar los egresos que han tenido en cumplimiento de medidas ambientales.

* “Una mejor administración de los costos ambientales puede redundar en… beneficios comerciales directos”; si bien señala que los beneficios pueden ser de desempeño ambiental y de salud humana, los objetivos monetarios empresariales están siempre presentes.

* “Promover un costeo y, por ende, una fijación de precios afinados para los diversos productos”, es una estrategia comercial que busca responder a las exigencias sociales de productos responsables en lo ambiental;

* Las empresas en ocasiones desarrollan un sistema de contabilidad ambiental para tener un registro apropiado y ejercer un control sobre los recursos asociados al tema ambiental y para ejercer vigilancia de actividades que causen incremento de dichos emolumentos. Bajo tal premisa, se evidencia que el interés sigue siendo el beneficio empresarial y no la protección ambiental, a pesar que dichas acciones pueden contribuir al cuidado de la naturaleza.

* “Las instituciones financieras están requiriendo información acerca de la gestión ambiental”, algunas empresas cumplen con sistemas de gestión ambiental o tienen algún tipo de contabilidad ambiental para poder acceder a créditos, no por la convicción de la sostenibilidad natural.

La siguiente acotación es la mejor conclusión al respecto “el trabajo conjunto de organismos encargados de la protección ambiental con empresas, llevan a pensar que en la medida que una organización mantenga un registro más completo de los costos ambientales, reconocerá claramente las ventajas financieras de la prevención ambiental…” Epstein (2009). El autor señalando a la AT&T indica que “cuando actuamos respecto a preocupaciones sociales y reducimos la necesidad de reparación ambiental, incrementamos significativamente el valor para nuestros clientes”.


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