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ENSAYO FILOSÓFICO ACERCA DE LA INCERTIDUMBRE CONSTANTE

Deymor Beyter Centty Villafuerte




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EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA, Y EL ESTADO DE LIBERTAD

“Vivimos una época en la que el tejido de la sociedad parece deshacerse a una velocidad cada vez mayor, en la que el egoísmo, la violencia y la ruindad espiritual parecen corromper la calidad de nuestra vida comunitaria. Aquí, el argumento que sustenta la importancia de la inteligencia emocional gira en torno a la relación que existe entre sentimiento, carácter e instintos morales. Existen cada vez más pruebas de que las posturas éticas fundamentales en la vida surgen de capacidades emocionales subyacentes. En principio, el impulso es el instrumento de la emoción; la semilla de todo impulso es un sentimiento que estalla por expresarse en la acción. Quienes están a merced del impulso – los que carecen de autodominio – padecen una deficiencia moral: la capacidad de controlar el impulso es la base de la voluntad y el carácter. Por la misma razón, la raíz de altruismo se encuentra en la empatía, la capacidad de interpretar las emociones de los demás; si no se siente la necesidad o la desesperación del otro, no existe preocupación. Y si existen dos posturas morales que nuestra época reclama son precisamente estas: dominio de sí mismo y compasión” – Daniel Goleman.

El sistema filosófico que hemos expuesto en las partes previas del presente ensayo, se basa en la capacidad que tiene el ser humano de poder expandir su grado o nivel de conciencia, el desarrollo de una conciencia que le permita al hombre humanizar sus emociones, dejando atrás su naturaleza primitiva, egoísta y racionalista. Somos de aquellos, que creemos que el hombre no está destinado a ser vencido por su naturaleza primitiva, que lograra en el tiempo dominar sus emociones, tal como lo señala Goleman, el hombre logrará por fin el dominio de sí mismo, gracias a la expansión de su conciencia. El futuro de la humanidad, a mí entender es alentador, el camino es largo y muy complejo, pero podemos y de hecho llegaremos mediante la expansión de la conciencia, a un estado de “humanidad”, que venza nuestras carencias emocionales de carácter primitivo.

Hace tiempo ya, Heinz Dieterich Steffan, en su trabajo “El Socialismo del Siglo XXI y la Democracia Participativa”, nos presentó después de un meticuloso análisis de la ciencia actual, este futuro, el cual está basado en el desarrollo de las “capacidades subjetivas del hombre”, al estudiar su obra, encontré en sus reflexiones, argumentos que me llevaron a profundizar las ideas que ahora presento y que considero validas, pues, creo como él, que la humanidad con el desarrollo de la conciencia, mediante el uso y difusión de la ciencia y el conocimiento, llegará a democratizar de manera real sus decisiones, y en ese momento habremos vencido como sociedad y especie, muchas de nuestras carencias emocionales que son herencia de nuestro origen primitivo. Por estas razones, me permito citar las palabras de Heinz, pues, me parecen alentadoras para la humanidad, y porque nos presenta un futuro real y posible de concretizarse:

“No cabe duda, que el fin del egoísmo, de la codicia y de la explotación, que le son inherentes al principio de equivalencia, conducirá a cambios tan profundos en la manera de pensar y actuar, que después de su implantación general, será posible hablar, en términos generales, de un nuevo ser humano. Porque el sujeto rescatado de la denigración de las instituciones burguesas, encontrará en la democracia real un entorno para desarrollar en plenitud sus capacidades racionales (ciencia), morales (ética) y estéticas (arte). Superada la división entre el trabajo intelectual y manual; abolido el yugo extenuante y brutalizador de la plusvalía; vencida la discriminación de colores, sexo e ingreso y franqueado el abismo entre campo y ciudad, el ser humano se realizará en las tres fuentes de nuestro ser: el trabajo, el Eros y el saber”

Esta ampliación de la conciencia, que es la base de nuestra teoría filosófica, como veremos más adelante, y dentro de la lógica de la búsqueda de una verdad que armonice con la forma en que cambia y se mueve la naturaleza, debe de lograrse en el estado de la nada, de la vacuidad, del “no - ser”; es decir lograr una expansión de la conciencia que nos permita alcanzar un estado puro de conciencia, que es la percepción sin malicia, inocente y espontanea del mundo exterior y de nuestro mundo interior.

La expansión de nuestra conciencia, mediante la adopción de una filosofía dialéctica y espontanea, nos permitirá vivir en un estado de conciencia pura; un estado donde el hombre ha podido dominar sus impulsos, por lo tanto dominar sus emociones, reconocerlas y lograr el dominio de sí mismo, por otro lado, esta filosofía, debe permitirnos controlar y superar las deficiencias de nuestra naturaleza primitiva, como es el caso del egoísmo (sentimiento que el mismo Adam Smith, criticaba en el hombre, en su obra: “Teoría de los Sentimientos Morales”), sentimiento que nos deshumaniza, y nos aleja de la compasión, que es un sentimiento que debe de caracterizar a las personas que han podido expandir su conciencia y que viven bajo los lineamientos de una moral superior a la moral biológica promovida e impuesta por todas las religiones del mundo y la historia, ese hombre que es la aspiración de todos aquellos que tenemos confianza en la evolución y desarrollo de nuestra especie.

Para lograr la expansión del estado actual de nuestra conciencia, primero debemos de tener conciencia de que tenemos una. La “Conscientia” o conciencia no es más que la capacidad que tienen los seres humanos de percibir, de comprender, es decir, es el conocimiento que tienen los hombres de sí mismos y de su entorno. La conciencia se refiere a la capacidad que tienen las personas para percibir y recepcionar los estímulos que provienen desde su interior y desde el mundo exterior. En ese sentido, se hace prioritario que los seres humanos sean conscientes de su mundo interno, que se conozcan realmente tal y como son, y no tal como el mundo externo ha hecho que se disfracen, y por otro lado es necesario que el hombre tenga un conocimiento objetivo del mundo que le rodea, y para ello debe de apoyarse en el pensamiento científico y filosófico objetivo. Estos dos aspectos aquí presentados, nos permitirán tener conciencia plena de nuestra existencia, y del estado en que nos encontramos, nos permitirán aprovechar nuestra vida, como instrumento de expansión de lo que somos, haciéndonos mejores seres humanos.

El tener conciencia de nuestra existencia, utilizando plenamente nuestros sentidos como medio de conectividad entre los estímulos del exterior y sus asociaciones, y el estado de meditación como conectividad con nuestro mundo interior, permitirán que el hombre pueda ubicarse en el “Centro” del universo y de la vida, este centro que simboliza la renunciación, el desapego, el vivir sin estar atado a lo material, a lo banal, vivir sin mascaras, vivir libre. La verdadera libertad no se logra en el acto del sufragio, cuando elegimos nuestras autoridades políticas, tampoco se logra expresando nuestras ideas sin ser perseguidos, ni siquiera eligiendo nuestro credo, la verdadera libertad, es un estado que se logra en el estado de la nada, en el estado del desapego, es decir que somos libres, cuando no poseemos nada, cuando no estamos atados a nada, cuando somos capaces de renunciar a todo, a dar sin esperar nada, tan solo por el hecho de dar. Lao Zi, ya lo mencionaba en el Dao De Jing, cuando en uno de sus versos señalaba que:

El Bien Supremo es como el agua.

Beneficia las diez mil cosas sin ponerlas a prueba.

Se regocija en los sitios que otros desprecian;

Se sitúa así mismo muy cerca del Dao.

Al habitar, se apega a la tierra.

Al meditar, se ahonda en el corazón.

Al relacionarse con otros, es comedido y benévolo.

Al hablar, es sincero.

Al gobernar, es honrado.

Al trabajar, disfruta su capacidad.

Al actuar es oportuno.

Al no oponerse, no es inculpado.

Lao Zi, profundiza aun más sobre estas cualidades atribuidas al agua, que no es más que una metáfora para referirse a la capacidad de renunciación, al desapego, a la vacuidad, que expresan la verdadera libertad, en el Dao De Jing, capítulo 78, señala además que:

No hay nada más blando y débil que el agua,

Pero nada la supera en vencer lo duro y áspero, para lo que no tiene sustituto.

Esa debilidad vence a la fortaleza y la suavidad somete a la aspereza (o la gentileza a la rigidez). Ninguno la practica ni la sigue.

Por eso el Hombre Sabio dice:

Aquel que sufre y soporta con humildad (con persistencia como el agua), puede gobernar el estado.

Aquel que padece y soporta las calamidades (o desastres) de todos puede ser el rey del mundo.

La verdad suele semejar (o sonar como) una paradoja.

La verdadera libertad, para nosotros, radica en el estado de conciencia, en la capacidad del hombre de alcanzar el estado de conciencia pura, que nos libera de las ataduras de un mundo material irracional, un mundo que colisiona con la naturaleza, un mundo que es lesivo a la vida, a la sobrevivencia de nuestra especie, un mundo que promueve los más viles de los sentimientos, que desprecia lo humano y que promueve lo animal, lo primitivo. Solo el estado de conciencia pura, podrá liberar al hombre de las cadenas de la ignorancia, podrá liberar al hombre de sus rasgos primitivos, superar y controlar sentimientos como la ira, la envidia y el egoísmo, sentimiento último que Smith analiza con detenimiento en su obra: “Teoría de los Sentimiento Morales”, encontrando dentro de este rasgo primitivo, cierto vestigio de humanidad que permitiría a partir de él, desarrollar sentimientos positivos, literalmente señala lo siguiente:

“Por más egoísta que quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos en su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros, de tal modo, que la felicidad de éstos le es necesaria, aunque de ello, nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla. De esta naturaleza es la lastima o la compasión, emoción que experimentamos ante la miseria ajena, ya sea cuando la vemos o cuando se nos obliga a imaginarla de modo particularmente vivido”- Adam Smith.

Entonces, ahora después de haber expuesto nuestras primeras reflexiones acerca de este punto, podemos formular unas primeras conclusiones referentes a esta relación que nos hemos atrevido a plantear, con respecto al estado de “Libertad” y la “Expansión de la Conciencia”, y es que esta libertad tan anhelada por el hombre, y que aún no ha podido definir y entender, no se podrá lograr, hasta que no se alcance el estado de “Conciencia Pura”, el cual mediante el descubrimiento en nuestro interior de nuestra capacidad de renunciación, nos permitirá vivir en el estado del desapego, vivir en el centro. Una segunda constatación acerca de lo reflexionado es que para poder expandir nuestra conciencia debemos de alcanzar el estado de la nada, el estado de vacuidad, debemos simplemente “No - ser”.

Para Jean-Paul Sartre, la conciencia es la nada, y por lo tanto deberíamos de buscar el estado de “Vaciedad de la Conciencia”, él señalaba que:

“La conciencia se ha purificado, es clara como un gran viento, nada hay ya en ella, salvo un movimiento para huir, un deslizamiento fuera de sí”.

Lo que quiere decir Sartre, referido ya no a la conciencia, sino a esta capacidad de expansión de la misma, es que para poder alcanzar un estado de “Conciencia Pura”, que no es más que una conciencia objetiva de la realidad interna y externa de nosotros mismos, el lograr el estado de vaciedad, le permite a la conciencia volver a ser transparente, la vuelve natural, es decir armónica con la naturaleza. En ese sentido la conciencia se nos presenta como una huida constante de sí misma, en relación con todo aquello que puede afectar su percepción real de los hechos. Por lo tanto lo conocido, la experiencia acumulada en los años, lo vivido por la persona que quiere ser consciente, se convierte en ella, en el denso pasado, lo cual puede y de hecho infesta la conciencia, opacándola, aniquilándola como estado de conciencia pura, y en ese sentido ya no puede ser conciencia de lo que está viviendo.

Como corolario de esta parte el mismo Sartre redefine a la conciencia, ya no como conciencia en sí, sino como aquella conciencia, que reconoce que el pasado, la experiencia, sus sentidos y la forma en que aprendió a percibir el mundo interno y externo, la ciencia y el conocimiento en general, pueden, y de hecho afectan el verdadero estado de conciencia, de un proceso continuo de expansión, que al llegar a un estado puro, debe de liberarse de todos estos elementos, que en el pasado fueron importantes, para vivir, para aprender y entender el mundo, pero que hoy nublan su capacidad de percibir en su esencia, la naturaleza interna y externa de la materia, el señalaba que:

“La conciencia, es un perpetuo trascenderse a sí misma, desde lo que es, hacia el ser, que en lo más hondo de su libertad, proyecto ser”

Entonces las preguntas llegan, y las respuestas también, en esta parte el lector y yo mismo antes, nos preguntamos:

¿Como alcanzar este estado de conciencia pura?

Los caminos son distintos, pero el fin es el mismo, este estado solo se puede alcanzar, mediante el conocimiento de nosotros mismos, es decir dominando nuestras emociones, reflexionando acerca de nuestras acciones, y profundizando mas en el conocimiento real del mundo interior y exterior, pero además de ello, reflexionando acerca de estos aspectos, con la única intensión de encontrar la verdad. En ese sentido el medio más eficaz, para lograr este tipo de conocimiento es la meditación, y el uso de la filosofía objetiva, que encuentra en la dialéctica y el materialismo, su mejor apoyo para encontrar esta verdad.

En ese sentido, el hombre actual, que vive en un mundo material, mercantilizado y deshumanizado, no es capaz de pasar un tiempo consigo mismo, no es capaz de dedicar un espacio de su día a conocerse, por lo tanto, es un hombre incapaz de expandir su conciencia, y menos aun alcanzar el estado de conciencia pura. Una persona que no sabe quién es, poco podrá saber lo que quiere, quererse a sí mismo, y menos a los demás, nunca estará satisfecho con nada, siempre ambicionará lo que no tiene, y despreciará lo que la vida le dio, vivirá en constante insatisfacción.

Un segundo aspecto igualmente importante, es el referido al hecho de que el hombre debe de aprender a respetar y convivir con la verdad, debe de vivir y consagrar su vida a la búsqueda de la verdad, y considerarla como el fin supremo de su existencia, aquel que miente a los demás y a sí mismo, se convierte en esclavo de las mentiras que ha elaborado a su alrededor, vivirá construyendo caretas, y tratando de proyectar aquello que no es, hará todo para alcanzar el poder y el éxito, pues, en su ignorancia, estos dos estados, son los únicos que le ayudaran a ocultar lo que verdaderamente es, para ello cualquier traición, engaño, sumisión, será soportable, vivirá sumergido en la miseria de las pasiones humanas, será sombra tenue que vaga en la oscuridad, siempre oculto y dispuesto al servilismo, no podrá ser libre jamás.

Por último, considero que es necesario que el hombre discipline su mente con la ciencia, que aprenda a buscar en el conocimiento científico sus respuestas, y si no las encuentra allí, en la ciencia, las busque en la filosofía, debe de descartar de su mente toda superstición, todo mito, o leyenda, debe de liberarse de la ignorancia, es la única forma en que el hombre puede liberarse del miedo, del temor, pueda dejar de ser objeto de la manipulación, de aquellos que buscan el poder y el éxito… es la única forma de ser realmente libres.

Pero no hay que olvidar que estos tres aspectos, sino se reinventan, sino se utiliza la meditación para liberarse paradójicamente de ellos, nos pueden alejar de la verdad, de la expansión de esta conciencia, quien diría nos pueden hacer esclavos de nuestro propio conocimiento, es necesario deshacernos de todo lo aprendido para expandir nuestra conciencia, pero sin perder la esencia de lo que somos, la experiencia de lo vivido, es como dijimos, solo reinventarnos. Sartre afirmaría al respecto de esta parte que:

“Sería vano imaginar que la conciencia pudiera existir sin lo dado: sería entonces conciencia de sí mismo como conciencia de nada, es decir, la nada absoluta”

Según podemos deducir la conciencia, es reinvención, sobre lo que se es, no sobre lo que no somos, la conciencia se expande, partiendo de nuestras experiencias, de nuestro conocimiento, de nuestra existencia, no puede expandirse sin estas condiciones, sino estaríamos refiriéndonos a otras conciencias no a la nuestra, estaríamos condenados a no ser mejores seres humanos, tanto para Husserl, como para Sartre, la conciencia, se constituye en un flujo constante, una corriente de actos significativos en nuestra existencia, cuyo discurrir (es decir existir) lo va construyendo como conciencia. Al respecto Sartre, señala también que:

“Una conciencia que dejase de ser conciencia de algo dejaría al mismo tiempo de existir”, Sartre sostenía que el carácter permanente de la conciencia, rechaza su discontinuidad.

Podemos observar que tanto para Sartre, como para Husserl, la conciencia está íntimamente relacionada a la existencia, al discurrir consciente de nuestra vida, con respecto a nuestro mundo interior y al mundo exterior. Pero esta vida no está determinada por signos escritos en el firmamento, esta vida no se puede planificar, pues, vivir diseñando planes, es el mejor camino para decepcionarnos de la vida, la vida es espontanea, la vida es un constante descubrir, la vida es un misterio, que nos invita a vivirla intensamente, la vida es un regalo, en ese sentido lo espontáneo y lo intenso marcan nuestra conciencia, y nuestra forma de percibir la realidad.

“Cada instante de nuestra vida consciente, nos revela una nueva creación”, no un empezar nuevo, sino una vida nueva, no una serie de nuevos comienzos de vida consciente que hicieran de estas una serie de intentos frustrados de desarrollo, sino más bien una serie de sucesos de experiencias, “Montadas” sobre la base de nuestras experiencias anteriores, aunque nacidas cada una de ellas de la más absoluta espontaneidad…

Una conciencia, es síntesis por entero, es por entero intima así misma: es en lo más profundo de esa interioridad sintética donde puede unirse, por un acto de retención o de protensidad, a una conciencia anterior o posterior…

La conciencia es un flujo constante, una corriente de actos significativos que se motivan los unos a los otros, y siendo así misma el reducto donde radica la subjetividad, es claro que ello no puede ser determinada por sí misma, es decir la conciencia es espontanea. “Uno no decide o planifica ser consciente, simplemente se es consciente”- Jean-Paul Sartre.

Nuestra existencia, es la base de la conciencia, nos brinda la experiencia necesaria para poder “Ser”, y luego simplemente “No - ser”, no hay conciencia sin existencia, y por lo tanto la experiencia es una fuente infinita donde se recrea la conciencia, la vida no te da momentos buenos o malos, solo te brinda experiencias, que te hacen lo que eres, puedes ser peor o mejor, depende de cómo utilizas estas experiencias para recrear vuestra vida, para renacer cual ave fénix de vuestras cenizas, allí radica el mensaje de esta metáfora, pues, hay hombres que utilizan las experiencias adquiridas en su existencia para mejorar, y otros que asumen que la vida les ha dado tantos momentos malos que no vale la pena seguir luchando, yo veo la vida y la experiencia de distinta manera, la veo desde esta óptica:

La vida es seducción, la existencia es seductora por naturaleza, te envuelve, te enamora, te arrastra, nubla tus sentidos, y te deleita en sus momentos.

La vida está en armonía con el resto del mundo objetivo que nos rodea, esta armonía se encuentra en la lluvia, en el amor, en aquellas melodías que nos hacen perdernos en mundos tan lejanos.

La vida es un misterio, la vida es un milagro, la vida es un constante aprendizaje, la vida nos invita a descubrirla, con nuestra existencia consciente.

La vida es tan simple, que nos invita a morir mil veces… para nacer otras mil.

La vida radica en la capacidad que tenemos de reinventarnos, de renacer de nuestras cenizas, levantarnos de nuestros tropiezos, crecer con nuestras vivencias, y morir, habiendo vivido con intensidad… sin extrañar nada de este mundo material.

La vida es aprender que el dolor no mata, que el anhelo no hiere para siempre, que la nostalgia no es un verdugo que nos perseguirá toda la vida.

La vida es una maestra que nos enseña con las cosas buenas y malas, a entender mejor nuestra naturaleza humana, tan frágil, tan simple, y a la vez tan compleja.

La vida y la experiencia, se encargan con cada segundo de nuestra existencia, con cada lágrima derramada, con cada adiós, con cada beso, de enseñarnos de que somos capaces de ser mejores, de lo que fuimos y de lo que somos, solo hay que ser conscientes de que podemos serlo.

Entonces se hace necesario reconocer, que toda experiencia en nuestra vida, es importante para crecer, debemos de aprender de aquellos momentos felices, que consideramos como aspectos positivos en nuestra vida, y de aquello que nos hizo sufrir, de aquellos hechos que consideramos como errores, omisiones y fracasos, no debemos de olvidarnos de ninguno, debemos de ser conscientes de ello, de sus causas y efectos, de los hechos que desencadenaron en ese momento, de aquellos actos, y acciones nuestras y externas que nos pusieron en esos momentos difíciles, o que nos regalaron aquellos momentos de intensa felicidad, debemos de ser conscientes del más mínimo detalle, pues, debemos de aprender de aquel pasado que muchas veces queremos olvidar, si es que queremos mejorar.

Nunca se valorara el amor, si antes no se tuvo placer en exceso, nadie comprenderá el valor del hogar, sino se ve perdido o lejos de él, es difícil comprender lo importante que es la amistad, sino se ha sido objeto de traiciones antes, ningún hombre o mujer, podrá valorar en su verdadera dimensión el poder caminar con libertad por las calles, sino ha vivido antes la miseria de la cárcel. Se me hace imposible creer que una persona sabe que es el perdón, si antes no experimentó que el odio roía sus entrañas, y después de reflexionar acerca de su ira, tuvo el valor de renunciar a su justa venganza, pues, la justicia se percibe mejor, después de haber sido objeto de una injusticia. El maestro Osho, en un pasaje muy significativo, e íntimamente relacionado con esta parte de nuestro ensayo, recogido de los discursos que impartía a sus discípulos, como parte de sus enseñanzas, señala lo siguiente:

“Si estáis dispuesto a morir, podéis tener una nueva vida, podéis renacer…

De la oscuridad del sufrimiento se alza una nueva mañana, se alza un nuevo sol, el alba no está muy lejos cuando uno siente demasiado la oscuridad. Cuando el sufrimiento es insoportable, la beatitud está muy cerca. No tratéis de escapar del sufrimiento, ese es el punto en que os podéis equivocar. No tratéis de encontrar una manera de dar un rodeo entorno a él, no, eso no servirá. Atravesadlo. El sufrimiento os quemará, os destruirá, pero en realidad, vosotros no podéis ser destruidos. Lo único que puede ser destruido es toda la basura que habéis acumulado. Lo que puede ser destruido es aquello que no sois vosotros.

Cuando todo sea destruido, sentiréis que sois indestructibles, que sois inmortales. Al atravesar la muerte, en forma consciente, uno despierta a la vida eterna” – Osho.

A eso es a lo que nos referimos con renacer, con reinventarnos, al enfrentar a la vida con dignidad, con consciencia de nuestros actos, de nuestra vida, aprendiendo de nuestros aciertos, de nuestros errores y nuestras omisiones, a tener consciencia de que todos los días que la vida nos regala, es una nueva oportunidad para podernos liberar de nuestras cadenas del pasado o del futuro, es una nueva oportunidad para vivir con intensidad, es una nueva oportunidad para ser conscientes de lo que somos y de lo que nos rodea, y mucho mejor aún, ser conscientes de que podemos ser mejores personas, alcanzar la libertad, expandiendo nuestra conciencia, logrando el estado de la conciencia pura.

No es cuestión de huir del pasado, tampoco se trata de no pensar en nuestro futuro, se trata de no ser esclavos de ellos, sino ser libres, para vivir con plenitud, para vivir de manera espontanea, para añorar al amor que se fue, a la mujer que amamos con intensidad, y que dejamos escapar y que quizás dañamos con nuestra manera de ser, pero que esa añoranza no nos esclavice, no nos nuble, que no impida que podamos ver al nuevo amor que la vida nos presenta, es diferente lo sé, ¿Pero que en la vida no lo es?, es una nueva oportunidad para ser felices, y si podemos ser conscientes de aquello que nos hizo perder a ese amor que hoy añoramos, entonces podremos cuidar mejor al nuevo amor que viene a nuestra vida a sanar esas heridas, y que puede ser el definitivo, si es que estamos dispuestos a que entre en nuestras vidas.

La vida es así, no es buena ni tampoco mala, la vida es lo que es, y como queremos verla, es cuestión de percepción, un gran amor que se va de nuestra vida, nos puede sumergir en una profunda depresión, nos pueden llevar al suicidio, a terminar con ese dolor que no podemos soportar y manejar, pero si podemos superar este trance y ser conscientes de lo que hicimos mal, podemos esperar al próximo amor que vendrá más conscientes de que un amor crece, cuando este se cultiva desde el inicio, que un amor perdura, si se le cuida con dedicación… porque un amor es eterno si es correspondido. Y así, mirando la vida desde otra perspectiva, podremos sacar un poema de este dolor, un poema o un libro, que es algo positivo, además de nuestra nueva actitud hacia el amor, hacia la mujer que ha de acompañarnos el resto de nuestra vida, un poema que reflexione quizás de esta manera:

Solo, contemplando los días que de mí vida, transcurrieron como el agua del rió que corre sin cesar,

Miro atrás muchas veces y encuentro vuestro rostro, descubro nuevamente vuestra sonrisa, y me dan ganas de llorar,

Mi corazón está a punto de estallar, de tanto que sufre, y de tanto que siente, que no sí seré capaz de resistir tantos recuerdos que vienen a mí,

¡Me equivoque!, ¡Maldita sea!, te tuve que amar con todo mí ser, y solo fui capaz de hacerte sufrir,

Creí que tenía la vida entre mis manos, y que podía manipular mí destino, tanto como lo hacía con mis discursos, y mírame hoy… aún te sigo recordando.

¡Maldita sea!, como me duelen esas melodías que me recuerdan a los dos caminando por las calles de nuestra ciudad,

Como me recuerdan lo osado que fui al creer que jamás podría extrañar aquellos días que pasamos juntos,

Como duelen los recuerdos hoy en mí soledad… y me hacen sentir cada vez más frágil, cada vez más débil, cada vez mas solo…

Hombre, tan solo hombre… condenado a existir, condenado a sentir, condenado a recordar, condenado a extrañarte…

Hombre, tan solo un hombre siempre he sido, y jugué contigo a ser un Dios, todo poderoso, tan inalcanzable…

Hombre, simple, lleno de miedos, lleno de sueños, lleno de planes, lleno de nada… tan solo un hombre condenado a existir…

Me siento morir, y es porque sé, que olvide vivir con intensidad nuestra relación, se que olvide decirte mil cosas, pero sobretodo, me olvide decirte gracias por haberme amado,

Los recuerdos me atormentan, cuando escucho aquella melodía, cuando llueve en la ciudad, y cuando camino por nuestras calles,

La vida me ha enseñado de mala manera, que nada de lo que fingimos ser, nos puede hacer felices,

Mí pasado me ha enseñado, que he sido tan idiota, por no haber vivido intensamente aquellos maravillosos momentos que me regalo a vuestro lado,

He aprendido con el dolor, que no se puede dejar de vivir los instantes que la vida te regala, porque nunca más regresaran,

Así como jamás, volverán mis labios a tocar los vuestros, jamás mis palabras arrancaran una lagrima de vuestros ojos, y jamás nos volveremos a amar con aquella intensidad...

La vida está hecha para vivirla, no para planearla, la vida está hecha para existir, porque así fuimos condenados el día en que nacimos,

La vida está hecha para sentir, para amar, para odiar, para extrañar, para perdonar, para morir recordando… porque eso nos recuerda que aun somos humanos,

¡Humanos!, ¡Tan humanos!, que nos equivocamos, como me equivoque haciéndote sufrir, como me equivoque al no abrazarte aquella tarde, y pedirte que no me dejes,

La vida es tan sabia que te enseña con cada marca que te hace en el corazón, que si no te atreves a amar, jamás entenderás que es estar vivo,

La vida misma es un gran misterio que debemos de descubrir con cada paso que damos, con cada omisión que tenemos, con cada error que cometemos…

Pero que sin embargo, nos quiere tanto, que nos permite equivocarnos de nuevo, pero recordándonos que esta, es una nueva oportunidad para vivir intensamente el amor…


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