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ENSAYO FILOSÓFICO ACERCA DE LA INCERTIDUMBRE CONSTANTE

Deymor Beyter Centty Villafuerte




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APRENDER A VIVIR EN EL ESTADO DE LA INCERTIDUMBRE CONSTANTE, ES APRENDER A EXISTIR CON PLENA LIBERTAD

“El hombre está condenado a ser libre. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace.

El Existencialista no cree en el poder de la pasión. No pensará nunca que una bella pasión es un torrente devastador que conduce fatalmente al hombre a ciertos actos y que por consecuencia es una excusa, piensa que el hombre es responsable de su pasión. El Existencialista tampoco pensará que el hombre puede encontrar socorro en un signo dado sobre la tierra que lo oriente; porque piensa que el hombre descifra por sí mismo el signo como prefiere. Piensa, pues, que el hombre, sin ningún apoyo sin socorro, está condenado a cada instante a inventar al hombre. Ponge ha dicho, en un artículo muy hermoso: “El hombre es el porvenir del hombre”. Es perfectamente exacto. Solo que si se entiende por esto que ese porvenir está inscrito en el cielo, que Dios lo ve, entonces es falso, pues ya no sería ni siquiera un porvenir, si se entiende que sea cual fuere el hombre que aparece, hay un porvenir por hacer, un porvenir virgen que lo espera, entonces es exacto. En tal caso está uno desamparado.

En cuanto a la desesperación, esta expresión tiene un sentido extremadamente simple. Quiere decir que nos limitaremos a contar con lo que depende de nuestra voluntad, o con el conjunto de posibilidades que hacen posible nuestra acción” – Jean-Paul Sartre

Quizás os preguntéis, en esta parte del presente ensayo, si vale la pena seguir acompañándome con vuestra lectura, mí viaje a través de la búsqueda del estado del “No - Ser”, estoy seguro de que en este mismo instante quisieras huir de mis palabras, debido principalmente a que os estoy presentando un nuevo sistema filosófico, muy distinto al que te han presentado años y años de educación, si es que alguna vez te presentaron alguno, de hecho sois libre de cerrar este libro y tirarlo al baúl del olvido, pero antes de que lo hagáis, permitidme hacerte algunas preguntas, después si quieres podéis con toda libertad, incluso quemar este libro:

¿Me he equivocado, cuando he señalado que la mayoría de los planes que hicimos con nuestras vidas, no se han realizado?,

¿No te sentís atrapado por la angustia de pensar que vuestra vida, vivida con la mente, muchas veces no tiene sentido alguno?,

¿No quisieras reinventarte mil veces, y volver a nacer de las cenizas como el ave fénix?,

¿No es quizás el más grande anhelo que tenéis, el poder volver atrás en el tiempo, y vivir nuevamente vuestras vidas de manera más intensa de la que la vivisteis hasta hoy?,

¿Quisieras por un momento poder ser libre, vivir sin ataduras, libre de tus culpas, de vuestro pasado, de vuestros errores, de vuestras omisiones, libre de ese trabajo que detestáis?

Os aseguro, que muchas de estas preguntas, así presentadas, las responderías con un sencillo pero significativo, ¡Sí!, y si te encuentras en esta búsqueda, si vuestro camino parece que te trae hacia mí, me queda tan solo hacerte una última pregunta más:

¿Qué podéis perder, si es que decidís acompañarme en mí camino, con vuestra lectura?,

Seguramente que en este caso, la respuesta sincera, a esta sincera pregunta, seria de que no perderías nada, por lo menos nada más grande y significativo de lo que ya habéis perdido hasta la fecha, por vivir sin un sentido, sin una filosofía de vida.

Pues bien, ya aquí, en vuestra compañía, diré de manera natural, que la vida, nuestra vida, es un constante aprendizaje, puesto que nadie nace sabiendo, ni aun considerando nuestra herencia genética, tenemos asegurado un conocimiento previo valido para la vida, la existencia misma es la mejor lección que la vida nos puede regalar, el problema en la mayoría de nosotros sin embargo, radica en que no somos capaces de poder identificar esa lección que la existencia nos regala, y por otro lado vivimos quejándonos de aquello que no tenemos, de lo que no hemos conseguido, obviando lo que sí somos, y de cómo hemos crecido como personas en el tiempo… como seres humanos, esta omisión de no leer en las páginas escritas por nuestras vidas, la mayor lección que hemos recibido, no nos permite valorar la rica experiencia que está contenida en nuestra existencia, y como esta existencia ha moldeado nuestro ser, haciéndonos lo que somos, construyendo nuestro yo, puesto que cada existencia en sí misma es un milagro, si de milagros se quiere hablar, cada una de nuestras vidas es una historia de sobrevivencia, de experiencias extremas que encierran en sí mismas una gran sabiduría, que paradójicamente no somos capaces de comprender, y mucho menos de utilizar esa experiencia, ese aprendizaje de vida, para reinventarnos en cualquier momento, a cada instante.

Somos sobrevivientes de toda nuestra adversidad, somos sobrevivientes de todos nuestros problemas, hemos resistido nuestro dolor… nos hemos reinventado mil veces, enfrentando a la vida a cada instante, enfrentando a la muerte en cada aliento de vida que le robamos a la existencia, y a pesar de ello, no somos capaces de damos cuenta de que hemos triunfado.

Hace muchos años, el filósofo y maestro Osho, señalo con respecto a la muerte y al miedo que tenemos los seres humanos de morir, que muchos temen morir, porque han acumulado tanto en el plano material que temen dejarlo, porque además lo han acumulado pero no lo han gozado, es mas el miedo a la muerte radica en que justamente no se ha vivido, y queremos al borde de la muerte una nueva oportunidad para poder vivir intensamente la vida, pero esta vez con plena “Libertad”.

Cuántas veces hemos escuchado historias reales de personas que condenadas a morir por los médicos, cambian su estilo de vida, aparentemente se vuelven locos, pues, dejan sus empleos, dejan sus hogares, y se echan por el mundo a experimentar y vivir de la manera que siempre quisieron vivir. ¿Es que no eran libres?, ¿Sus vidas no eran lo que querían que fuesen?, ¿Porque estar al borde de la muerte para hacerlo?

Cuantas veces he escuchado de personas de distinta condición social y económica, y generalmente de edad muy avanzada, ancianos, la expresión contenida de anhelo y frustración: ¡Si volviera veinte años atrás en mí vida, haría las cosas de manera tan distinta!, o si no esta otra expresión: ¡Si tuviese vuestra juventud nuevamente, ¡Caray!, me importaría tan poco el qué dirán y viviría con intensidad ese amor que deje escapar por mí estúpido orgullo!

Al respecto de estos anhelos, hace años vi una entrevista en la televisión española que le hacían al gran poeta argentino Jorge Luís Borges, ya ciego, anciano, la cual marco sin querer mí forma de percibir la vida, aunque tarde años en asimilar correctamente las palabras de Borges, pues, mí manera de ser se resistía a sus enseñanzas, Borges, luego de vivir más de 80 años, en el ocaso de su vida, reflexionaba acerca de un poema que él escribió, en verdad era el último que escribió en tan prodigiosa vida literaria, el poema trataba de cómo el paso del tiempo le había atrapado, de cómo los años que la vida le había regalado se le habían escapado entre las manos, y de su profundo deseo, el cual él sabía que era irrealizable, de poder vivir aquellos momentos del pasado nuevamente, pero con mayor intensidad, este poema literalmente dice así:

Si pudiera vivir nuevamente mi vida…

En la próxima cometería más errores.

No intentaría ser tan perfecto,

me relajaría más.

Sería más tonto de lo que he sido,

de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.

Sería menos higiénico.

Correría más riesgos,

haría más viajes,

contemplaría más atardeceres,

subiría más montanas,

nadaría más ríos.

Iría a más lugares adonde nunca he ido,

comería más helados y menos habas,

tendría más problemas reales

y menos imaginarios.

Yo fui de esas personas que vivió

sensata y prolíficamente cada minuto de su vida;

claro que tuve alegrías.

Pero si pudiera volver atrás trataría de tener

solamente buenos momentos.

Por si no lo saben,

de eso está hecha la vida,

solo de momentos;

¡no! no te pierdas el ahora.

Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte

sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un

paraguas y un paracaídas.

Si pudiera volver a vivir

comenzaría a andar descalzo a principios de la

primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.

Daría más vueltas en calesita;

contemplaría más amaneceres y

jugaría más con los niños,

si tuviera otra vida por delante…

Pero ya ven, tengo 85 años y sé que me estoy

muriendo…

Nuestro estilo de vida actual, al cual nos vemos enfrentados necesariamente por el sistema de producción capitalista, no permite que la mayoría de los seres humanos se reencuentre consigo mismo, no nos permite conocernos, y ese hecho en particular, es nuestro peor mal, no saber quiénes somos, que queremos en la vida, que nos hace felices e infelices, nos definimos patéticamente por lo que hemos estudiado, por el puesto que ocupamos en esta sociedad de mentiras y apariencias, por el oficio que desempeñamos, inclusive muchas mujeres se definen así mismas, señalando que son esposas de tal o cual hombre, pero nuestra profesión, cargo, oficio u estado civil, no nos pueden definir, no dicen nada de lo que somos en verdad, no dicen nada de nuestra esencia, estamos perdiendo la oportunidad de vivir, la vida se nos escapaba como se le escapó a Borges, y aun así, no tenemos tiempo de evaluar nuestra vida, no tenemos tiempo ni de respirar.

Por un momento imaginemos aquella joven que egresa de la escuela y entra a trabajar en un supermercado como cajera, se despierta a las seis de la mañana para preparar su ropa, su desayuno, luego se baña y se cambia, y toma un autobús que tarda cerca de una hora en llegar a su centro de trabajo, la tienda donde ella labora habré a las diez de la mañana, pero desde las nueve debe de preparar su caja, a la una de la tarde, tiene una hora para almorzar, ella almuerza casi siempre sola sentada en el comedor de la tienda, regresa a la caja y la cierra alrededor de las diez de la noche, para desplazarse luego de una jornada de trabajo agotadora en el autobús de regreso a su casa, esta rutina se repite seis días a la semana y descansa un día, en el cual quizás se pase durmiendo o realizando las labores domesticas que se han acumulado durante los seis días de la semana en los que trabaja arduamente.

Seguramente esta joven, que con el paso del tiempo se irá mecanizando en el trabajo, entrara en la mortal pero silenciosa rutina, no tendrá tiempo de destinar un espacio en su día para buscar que hay en su interior, seguramente morirá hastiada por la rutina de su trabajo, por la futilidad de su vida, morirá sin haberse encontrado, morirá sin haberse sentido libre, morirá sin haber vivido.

Es por eso, que hace años reflexionando acerca de cómo es que vivimos nuestras vidas, atrapados siempre en mascaras que los demás nos hicieron construir, atrapados en vidas que jamás deseamos, envueltos en planes que nunca reflexionamos con el corazón, me sentí atrapado, prisionero en una vida que no era mí vida, exigiéndome una oportunidad para vivir con libertad, exigiéndome como Borges una nueva oportunidad de ser, escribí acerca de esos “Nuestros Sueños”, aquellos que no se lograron realizar, porque nos dejamos atrapar por todo aquello que hicieron de nosotros los demás, nos dejamos atrapar por nuestros planes, y por nuestros temores, aquellos temores que hicieron que omitiéramos vivir con intensidad, nuestra única oportunidad de existir:

Pensamos que somos libres por que podemos huir en cualquier momento de nuestras vidas;

Y sin embargo no lo hacemos porque somos prisioneros de lo que aparentamos y de lo que hicimos de nuestros tiempos;

A veces encontramos alivio en nuestras noches, sumergidos en sueños de libertad que se desvanecen por las mañanas;

Queremos huir de lo que somos, porque no somos lo que quisimos ser en nuestros sueños de juventud;

Queremos aferrarnos a las noches en que la vida entera está en nuestras manos, y sin embargo no somos dueños de nada.

¿Que es mi sueño?, si mí vida entera la dedique a vivir en función de la gran comedia que interpretan los demás;

¡Ay!, es que a veces tenemos que estar tan lejos de lo que queremos para ser felices;

Pues, quien tenga alas que vuele muy lejos de aquí, y quien tenga sueños que luche por ellos;

Porque no existe mejor manera de morir que luchando por lo que realmente queremos;

Porque no hay otra razón para existir, que existir para alcanzar la tan anhelada felicidad;

Quien tenga alas de libertad y sueños de felicidad, que luche por ellos y que conserve su esperanza;

Porque alejándonos de lo que más queremos, destruyendo lo que poseíamos, recién seremos libres para poder volar.

Siento tristeza cuando veo a las aves volar, porque vivo encerrado en una jaula de errores que me impidieron amar la libertad;

Y cuando veo el mar perderse en la inmensidad de este mundo que aun no conozco, sé que estoy aquí porque temo sufrir;

Sin embargo estoy muriendo por no echarme a volar con mi mente, libre al viento y sin barreras;

¡Ay!, quien tenga alas que vuele, por aquellos sueños de libertad que todos tuvimos alguna vez en la vida y que dejamos morir poco a poco;

Por que volar hacia lo desconocido, nos permite nacer del olvido y vivir con intensidad una nueva vida;

Volar y luchar por lo que amamos, anhelamos, es vivir en el camino de la felicidad, logrando hacer de nuestras vidas…

Justamente eso que nunca hacemos… vivir intensamente la única oportunidad de vivir una vida que no se repetirá jamás;

Ser libre de vivir con intensidad, minuto a minuto, la experiencia de saber que somos dueños de nuestras vidas y no los demás;

Tener alas para volar y sueños para luchar; es reencontrarnos, y saber que aun estamos vivos y tenemos una razón para existir.

Aferrados a mentiras vivimos, creyendo que el tiempo de nuestras vidas es infinitamente eterno;

Muchos de planes pasan por nuestra existencia, mientras perdemos miles de oportunidades de vivir intensamente;

Nos equivocamos al ser racionales en cada acto que parece importante para nosotros, cuando lo único que importa es vivir;

Equivocarse y dejar en nuestras vidas momentos que más tarde recordaremos con nostalgia;

Dejarnos llevar por las cosas simples de la vida, que sin embargo marcan el camino de nuestra existencia.

Nunca reflexionamos que es la vida, y por que vivimos;

No entendimos que el tiempo pasa tan rápido;

Esquivamos a la muerte cuando ella está siempre a nuestro lado;

Esquivamos nuestras vidas, porque era más fácil vivir para los demás.

El tiempo pasa y nuestras vidas se agotan lentamente;

Y lo único trascendente y verdadero, es vivir por nuestros sueños;

Luchar por nuestros ideales y haber sentido algo de felicidad en nuestras vidas.

Es por todo eso, que ahora me atrevo a señalar, que vivir bajo la ley de la “Incertidumbre Continua”, es vivir en plena libertad, porque encontrar en cada momento que la vida nos regala, una oportunidad de reinventarnos, de renacer, es vivir intensamente, es vivir en plenitud, vivir libremente, sin ataduras que me aten a mí pasado, sin construir cadenas que me esclavicen con un futuro que quizás nunca llegue a vivir, es simplemente vivir sin compromisos con una vida que ya no es nuestra vida, pues, nuestro corazón nos señala que estamos vacíos de paz.

Cada circunstancia, cada hecho que la vida nos presenta y que está llena de incertidumbre, es un regalo que la vida nos da, es una nueva oportunidad de existir, de ser, porque nada nos garantiza un futuro mejor, ni peor, la vida solo nos garantiza el ahora, que es una inmensa potencialidad de hacer de este instante el mejor y más memorable momento para existir, para dejarte llevar por la naturalidad de vuestro ser, si la vida te presenta un amor, ama pues con intensidad, ama con todo vuestro ser, déjate envolver en la pasión, piensa que en ese momento sois libre, porque no estáis atrapado, ni por prejuicios, ni por las reglas que tratan de imponerte los demás, ni por el miedo a que este amor intenso de hoy te deje mañana, si vivís de esa manera, habrás alcanzado el estado de “Libertad” del cual muchos hablan, pero que pocos han experimentado.

El ahora, este momento, el “Instante”, constituyen un gran potencial de nuevas oportunidades en nuestras vidas, ciertamente que la decisión que tomes no te garantizará nada, no te garantizará si decides amar, que ella no te rompa el corazón en un futuro próximo, si decidís dejar vuestro trabajo porque te hace infeliz, nada te garantizará que puedas volver a conseguir un empleo con ese mismo nivel de ingreso, ni siquiera hay garantía alguna de poder conseguir un buen empleo, si decidís ser un buen amigo, no te puede garantizar la vida, que ese amigo sea sincero y fiel a vuestros sentimientos, si decidís viajar, nada te garantizará que encuentres un hogar cuando regreses, pero si no hacéis lo que vuestro corazón os manda hacer, existe la garantía de que siempre sufriréis por estar atrapado en una vida que no deseáis, siempre vivirás atormentado por vuestras omisiones.

Tomar cada instante que la vida nos regala, como una oportunidad de vivir intensamente ese momento, es dejar atrás nuestras cadenas, nuestra esclavitud, es una oportunidad que la vida nos regala de poder renacer, de reinventarnos, porque la vida está hecha de momentos, de instantes, como lo señala Borges a los 85 años, no esperéis a tener esa edad para entenderlo, y pedir después una nueva oportunidad de vivir nuevamente vuestra vida, porque no la habrá, solo debemos de tomar la decisión de vivir intensamente este instante, tomar una decisión desde el corazón, ciertamente desde nuestra experiencia de vida, de existencia, pero arriesgarnos a vivir intensamente aquel instante, aquel momento que la vida nos regala, y si nos equivocamos, seguramente la vida nos regalará nuevamente nuevos momentos, donde deberemos de tomar una nueva decisión, que de hecho deberá ser mejor a la que tomasteis antes, pero recuerda que nada os garantiza que en esta oportunidad, las cosas salgan tal cual lo deseasteis, pues, eso sería planificar nuestra vida y eso no es existir, la existencia es espontánea, es natural, el agua no planifica fluir, sin embargo fluye, uno no planifica respirar, sin embargo respira, la vida es espontaneidad, no está determinada, simplemente fluye…

Si no nos atrevemos a vivir, reflexionaremos después de manera tardía acerca de nuestras omisiones, en el mejor de los casos como lo hizo Borges, ya ancianos, cuando hablamos menos y escuchamos más, es decir cuando nos hacemos más sabios, o en el peor de los casos moriremos sin darnos cuenta de que alguna ves existimos, viviendo una vida siempre llena de añoranzas, de culpas, de omisiones, de vacíos y llena de dolor…

Es mi deseo poder compartir con vosotros, el inmenso potencial que encierra en sí la “Incertidumbre” y lo absurdo de tratar de construir una hoja de ruta con nuestras vidas, pues, tal y como lo señaláramos anteriormente, ningún plan os asegura nada, porque lo único cierto en este mundo es que todo es incierto en esta vida. Y si todo es incierto, ¿Qué podemos hacer?, simplemente existir, vivir intensamente cada instante de vida que tenemos, y recrearnos en las decisiones que segundo a segundo, día a día, vamos tomando, y por afirmar esto no estoy proponiendo la adopción de una filosofía de corte contemplativo, sino mas bien, me atrevo a proponer la práctica de una filosofía que asume cada segundo, cada minuto, cada día de nuestras vidas, como una gran oportunidad de reconstruirnos, asimilando lo vivido, no como hechos negativos o positivos, sino como una experiencia de vida que nos hizo lo que somos, una experiencia que nos moldeo, no podemos cambiar nuestro pasado y si lo hiciéramos no seriamos lo que somos, y seguramente nos equivocaríamos nuevamente, en ese sentido, solo debemos de observar que la incertidumbre nos permite tener miles de nuevas oportunidades y opciones de hacer con nuestras vidas algo nuevo, algo mejor si nosotros lo deseamos, pero para tomar estas opciones, es necesario primero que decidamos vivir intensamente nuestras vidas, y en segundo lugar debemos de aprender a asimilar lo vivido, pues, ello nos permitirá la ampliación de nuestra conciencia, que además con el tiempo nos permitirá decidir mas con el corazón, que no es otra cosa que el conocimiento de nosotros mismos y de lo que nos hace verdaderamente feliz, lo cual hará que dejemos de hacer y de tomar decisiones, que nos siguen alejando del camino que todo ser humano debe de emprender, el cual tratar de vivir en armonía con las leyes de la naturaleza.

Por ultimo, para Jean-Paul Sartre, la conciencia, es tener conciencia de que tenemos conciencia. En la vida las decisiones que tomamos, no son ni buenas, ni malas, simplemente son decisiones que debemos y de hecho tomamos a cada instante. La definición de bueno o malo con respecto a un acto, está enmarcado dentro de una moral cristiana, católica o religiosa, no dentro de una moral ligada a la praxis social, claro está que quizás un parámetro a considerar en nuestras decisiones es el que planteo el mismo Sartre, cuando menciono que nuestra libertad termina, donde comienza la de los demás. En relación a la vida la mejor decisión que puedes tomar, es simplemente existir, y si lo que decidisteis hacer no te hace feliz, debes de tomar la decisión de hacer otra cosa, sin sentirte culpable por la decisión que estáis tomando, en este sentido sigo compartiendo la filosofía de Jean-Paul, cuando señala que para ser feliz, se debe de amar lo que se hace, pues, la felicidad no está en lo que tienes, sino en lo que amas hacer.


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