BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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3.3.2 Pautas Para Una Transición Hacia Un Modelo Urbano Sostenible En España

En aras de conducirse hacia un desarrollo sostenible es necesario reformular los modelos urbanos actuales y elaborar, a través de procesos ampliamente participativos, proyectos integrales de ciudad y vida urbana acordes con ese objetivo. Para que esto pueda ser llevado a cabo, es imprescindible que tanto los gobiernos locales como los ciudadanos tomen conciencia de la situación, entendiendo que los actuales modos de producción y consumo de los agentes económicos localizados en las ciudades dañan de manera considerable el entorno. Sólo así, harán posible la puesta en marcha de nuevas política urbanas, más acordes con los principios del desarrollo sostenible.

En concreto, las políticas orientadas a promover el crecimiento económico de los centros urbanos en aras de mejorar su competitividad económica, habrán de integrarse en estrategias que incorporen otros elementos, además del económico. Estos elementos deberán estar relacionados con una visión política y cultural de la ciudad más amplia y capaz de superar la lógica del mero crecimiento ilimitado. Se trata de adoptar una estrategia en la que las dimensiones social y ambiental, además de la meramente económica, tenga un peso fundamental.

En cuanto a la dimensión social, no debemos olvidar que las ciudades son hoy en día escenarios complejos, en los que conviven e interactúan múltiples actores. Por ello, la cohesión social constituye uno de los principales desafíos de la política urbana actual. De esta manera, debe hacerse un esfuerzo por integrar armónicamente a las áreas y colectivos más desfavorecidos en el conjunto urbano, para que no queden marginados de la dinámica de la ciudad y se eviten así conflictos sociales.

En cuanto a la dimensión ambiental de la política urbana, hay que tener en cuenta que uno de los principales problemas que presentan actualmente las ciudades es que producen importantes externalidades con relación al consumo de recursos, generación de residuos y alteración de los ciclos ecológicos locales y globales. Es por tanto imprescindible promover en el cierre del ciclo de materiales y residuos y facilitar el desarrollo y aprovechamiento de las fuentes energéticas alternativas. También se hace necesario llevar a cabo una gestión sostenible del ciclo completo del agua, del consumo energético urbano, de los residuos y de los principales focos de contaminación urbana (puertos, vertederos, incineradoras etc.). Para ello, además de tratar de impulsar la eficiencia ambiental de la industria local (dimensión productiva), conviene actuar sobre tres sectores clave: la construcción y el mantenimiento de edificios, la movilidad urbana, y los hábitos de consumo institucionales y privados.

En lo que respecta al sector de la construcción y mantenimiento de edificios, cabe decir, que es uno de los principales consumidores de suelo, materiales, agua y energía, además de generar emisiones contaminantes a la atmósfera, y voluminosos residuos por derribo. En este sentido una de las líneas de actuación en pos de un desarrollo sostenible en las ciudades consiste en el fomento de la rehabilitación, la edificación bioclimática, la adaptación y el mantenimiento adecuados de la construcción existente, tomando en consideración los ciclos de vida de los materiales, procesos y productos. Es necesario poner en marcha una normativa urbanística acorde con las anteriores recomendaciones, y también llegar a acuerdos con los empresarios de la construcción y las organizaciones de consumidores o usuarios, para que la ciudad sostenible sea una realidad en el sentido apuntado.

En cuanto a la movilidad urbana, cabe reiterar que es una de las principales fuentes de congestión, ruido, generación de accidentes y estrés urbano. La ordenación con criterios de proximidad de las funciones urbanas, la mejora de la intermodalidad y el transporte público, la gestión del tráfico y la recuperación e incentivo de los desplazamientos peatonales constituyen líneas clave de actuación.

Por último, el consumo privado es un eje clave en el que es necesario una acción concertada con los ciudadanos, para lograr conseguir importantes efectos directos e indirectos, sobre los comportamientos ambientales de los productores y distribuidores de servicios y bienes de consumo, y para la mejora de la sostenibilidad y la calidad de vida local. El cambio en los hábitos de consumo debe venir impulsado por el comportamiento ejemplar de las instituciones, que deben asumir prácticas de consumo ecoeficientes. Además se debe facilitar información sobre prevención ambiental de la salud y sobre estilos de vida y patrones de consumo responsables.


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