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DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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5.2 PANORAMA MEDIO AMBIENTAL DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS ESPAÑOLAS REPRESENTATIVAS DE SU DIVERSIDAD: MADRID, CASTILLA - LA MANCHA, NAVARRA, ASTURIAS Y BALEARES

Finalmente otra perspectiva del diagnóstico general de la situación y futuro del desarrollo sostenible en España es la que concierne a las distintas Comunidades Autónomas españolas. Hemos seleccionado cinco, que consideramos representativas de la diversidad de situaciones que se viven en el conjunto español: Una, con predominante orientación urbana (Madrid), otra, con orientación rural (Castilla La Mancha); una tercera, con orientación industrial, ganadera y pesquera, todas ellas en declive (Asturias); una cuarta, con una orientación que combina las dos anteriores, pero de gran empuje en cuanto al desarrollo sostenible (Navarra) y, finalmente; una quinta, sometida a los condicionantes de insularidad, también de alto nivel económico y basada en el turismo (Islas Baleares).

En los subepígrafes siguientes desarrollamos ampliamente la situación que ante el objetivo de conseguir un desarrollo sostenible presentan estas cinco Comunidades Autónomas.

5.2.1 El Desarrollo Sostenible En La Comunidad Autónoma De Madrid: Urbe Insaciable Que Expele Y Aspira Más Y Más

*La situación actual

La Comunidad de Madrid se extiende por casi 8.000 km2 (1,6% del territorio español) una población de unos 5,9 millones de habitantes (13,5% de la población española) y una densidad de casi 741 hab/km2, la más alta del país (la media nacional es 84,4 hab/km2 ).

El clima es de tipo continental aunque distorsionado por una cadena de montañas (el Sistema Central) lo que hace que los veranos sean menos calurosos y los inviernos más fríos. Las precipitaciones media anuales son de unos 825 mm (1.200 mm en la Sierra y 450 mm en el Sudeste).

La caracterización de los usos del suelo de la Comunidad de Madrid pone de manifiesto su fuerte carácter urbano-industrial ya que más de la mitad (concretamente un 54%) está dedicada a esos usos; un 34% se dedica a cultivos agrícolas, un 12% a superficie forestal y un 1% corresponde a aguas interiores (embalses, lagos, ríos). Este fuerte carácter urbano e industrial ha derivado en un fuerte crecimiento urbanístico y en una proliferación de segundas viviendas lo que implica importantes efectos sobre el medio ambiente. En definitiva, Madrid actúa como una potente máquina que de forma insaciable expele y aspira más que lo que le corresponde por su dimensión geográfica.

La actividad urbano-industrial se localiza en la Comunidad de Madrid en el Centro y Sur, en torno a la capital, mientras que los terrenos de cultivo se extienden por el Este y el Sudeste. Por el contrario, al Norte y al Oeste se extienden amplios bosques que permiten segundas residencias y servicios recreativos ligados al entorno natural.

La demografía de la Comunidad de Madrid, aparte de presentar el rasgo distintivo de tener una densidad ocho veces superior a la media nacional, presenta las siguientes características:

• Crecimiento poblacional estancado debido a la fuerte caída del saldo migratorio ocurrida en los últimos años y al modesto crecimiento vegetativo.

• Geográficamente, la población madrileña se concentra en el municipio de Madrid, la capital de España, y en otros siete municipios periféricos, aglutinando las ¾ partes de la población de la región.

• Elevado grado de envejecimiento.

• La migración se ha reducido enormemente: en la actualidad, el saldo positivo se debe a la migración extranjera.

• El movimiento migratorio interregional se ha producido desde la capital a las ciudades de la periferia por causa de mayores oportunidades económicas y viviendas más baratas. Ello implica un extraordinario movimiento diario de trabajadores y estudiantes, con los considerables problemas de tráfico que ello ocasiona.

• La proporción de mujeres trabajadoras es superior a la del resto del país.

• El crecimiento de la población dentro de una década será de menos del 4% sobre la población actual con una proporción de ancianos superior a la del presente.

El empleo en la Comunidad de Madrid se distribuye de la siguiente forma: un 80,5% en el sector servicios, un 5,8% en la industria, un 13,2% en la construcción y, por último, un ínfimo 0,4% en actividades agropecuarias ; por otro lado, debemos considerar el hecho de que el proceso de urbanización del ámbito rural es casi absoluto.

La Comunidad de Madrid ocupa el segundo lugar tras Cataluña en contribución al PIB nacional. En 2002 la Comunidad de Madrid fue la de mayor PIB por habitante del territorio español, con un nivel casi un 31% superior a la media nacional, por delante de Navarra (24,4%por encima) y Cataluña (17,4%) y contrariamente, muy alejados se sitúa respecto de Extremadura (-33%) y Andalucía (-24,6%). La Comunidad de Madrid representa un polo de concentración de la renta y riqueza, la cual se distribuye desigualmente en el territorio y población españoles. De otra parte, la condición de capital de España, la existencia de mercados finales e intermedios de productos y servicios, la disposición de centro radial de la red de carreteras y transportes y la proliferación de empresas de servicios explican que Madrid capital constituya una localización preferente en la dinámica de la actividad económica nacional.

**Principales aspectos, problemas y actuaciones públicas con relación a los recursos naturales y el medio ambiente

La disposición geográfica del territorio de la Comunidad de Madrid, como se ha apuntado, da lugar a una caracterización de sus recursos naturales y estado del medio ambiente muy particular con relación a otras Comunidades españolas; además su profunda urbanización e intenso desarrollo industrial han marcado grandes diferencias con otras regiones del Estado español.

Así, en cuanto a recursos hídricos podemos señalar que las necesidades de agua de los habitantes de la Comunidad de Madrid son elevadas a tenor del gasto realizado en 2003 de 166 l/hab diarios de carácter urbano. De los 616 hm3 al año consumidos actualmente para abastecimiento urbano, sólo un 19% se destina a usos industriales. Las perspectivas de consumo futuras auguran un aumento de un poco menos del 1% anual en el consumo urbano y una ligera reducción del consumo para regadíos y actividad agropecuaria, los cuales actualmente representan alrededor del 30% del consumo anual de agua.

Aunque el Plan Integral del Agua en Madrid (PIAM) supuso un importantísimo esfuerzo inversor en colectores y depuradoras entre 1985 y 1994, la desfavorable relación entre volumen de vertidos y caudal arrastrado en la mayoría de los ríos madrileños convierten a numerosos tramos de los ríos en lugares indeseables imposibilitando, aguas abajo, el uso del agua para riego y otros fines. El sistema de gestión de la red fluvial madrileña necesita esforzarse en mejorar los sistemas de depuración, realizar un control más eficaz en el control de los vertidos de todo tipo y lanzar regularmente campañas de sensibilización ciudadana sobre contaminación y ahorro del agua ya que hoy en día sólo se realizan en situaciones de sequía.

Además de los ríos, los embalses madrileños juegan un importantísimo papel para el abastecimiento urbano y, así mismo, albergan valiosas especies de flora y fauna lo que, unido a su particular belleza paisajística, permite que existan numerosas áreas de recreo y esparcimiento al aire libre con los consiguientes riesgos de degradación ambiental. Por todo ello, en la Comunidad de Madrid se ha establecido un Régimen de Protección de Embalses y Zonas Húmedas que cuidan del estado de las aguas, tratando de evitar la contaminación por fuentes localizadas (industriales y servicios) y por fuentes difusas (actividad agropecuaria).

También las aguas subterráneas son aprovechadas para la producción y el consumo madrileños; de hecho cada vez se las concede más importancia como reserva estratégica de abastecimiento y riego. Sin embargo, no han tardado en aparecer los peligros: en capas altas existe evidencia de contaminantes procedentes de la agricultura y de la industria (aceites, metales pesados, hidrocarburos).

Las políticas y programas llevadas a cabo por la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid están orientadas fundamentalmente a mejorar los sistemas de depuración. Así, existe una Red de Control de la Calidad del Agua en la Comunidad que incluye una división automatizada y otra de muestreo periódico. Además, existen unas 7 estaciones recuperadoras de aguas residuales dependientes del Ayuntamiento de Madrid y 150 estaciones depuradoras dependientes de la Comunidad de Madrid que permiten depurar las aguas residuales del 95 por ciento de los habitantes de la Comunidad de Madrid. Por otro lado, la Comunidad de Madrid parece haber cumplido adecuadamente las normas emanadas de la Directiva 91/271/CEE la cual constituye la referencia obligatoria para las políticas de saneamiento y depuración de aguas en el ámbito de la UE.

Con relación a los suelos cabe decir aquí que, dentro del marco procurado por el Plan Nacional de Recuperación de Suelos Contaminados, la Comunidad de Madrid realizó un inventario en 1.997 para identificar actividades potencialmente contaminadoras y emplazamientos presuntamente contaminados para su posterior caracterización. Tras la identificación de emplazamientos afectados y dada la dificultad para atribuir responsabilidades tanto a las fuentes antiguas como a las modernas, en 2001 se puso en marcha el Plan Regional de Actuación en Materia de Suelos Contaminados de la Comunidad de Madrid (2001-2006) que trata de establecer medidas de recuperación y prácticas de prevención.

Con referencia al estado general del medio ambiente en la Comunidad de Madrid pasamos a analizar la situación y perspectivas en los siguientes campos: residuos, contaminación atmosférica, deforestación y pérdida de biodiversidad.

Con relación a los residuos en la Comunidad de Madrid es obligado comenzar diciendo que, tanto ésta como el municipio de Madrid son paradigmáticos de la condición moderna de los centros metropolitanos de producción y consumo en los que se generan enormes cantidades de residuos de todo tipo, cuyo adecuado tratamiento obligan a plantear variadas estrategias según su origen, peligrosidad y facilidad de manejo.

En cuanto a residuos urbanos, la Comunidad de Madrid genera más de 1,6 millones de toneladas de residuos domésticos al año por hogar , de los que buena parte proceden del municipio madrileño. Las perspectivas de aumento de volumen de residuos no son halagüeñas puesto que es previsible que el ligero aumento de población futuro se vea agravado en este sentido por una concebible mejora del nivel de vida y variación de hábitos de consumo que den como resultado un incremento sustancial sobre los 1,10 Kg de residuos generados por día y habitante (algo menos que la media nacional, 1,21 Kg/habitante/día ). Parece relevante anotar aquí que la progresión es indiscutible y sigue una senda exponencial muy alejada de la desvinculación relativa y o absoluta exigida por el desarrollo sostenible: en 10 años, mientras la población madrileña crecía tan sólo un 6%, los residuos madrileños lo han hecho en un 54%. Además la composición de los residuos urbanos está cambiando en el sentido de una mayor peligrosidad para el medio (pilas, radiografías, fluorescentes, aerosoles, medicamentos, aceites industriales, etc.) los cuales, aunque comúnmente recogidos como basura general, están siendo sometidos a tímidos, pero incipientes, procesos de recogida selectiva.

Los residuos industriales representan así mismo una fuente de problemas para el estado general del medio ambiente madrileño aunque la severidad de estos es bastante menor de lo que, en principio, podría esperarse. Ello es debido a que la estructura de la industria madrileña está conformada basándose en PYMES muy orientadas hacia la producción final por lo que los deshechos tienen una cuantía y volumen unitario menor que en las industrias de primera o segunda transformación. De igual manera, la construcción produce ingentes cantidades de residuos que se depositan en vertederos, muchos de los cuales son ilegales e incontrolados.

En cuanto a residuos peligrosos, la Comunidad de Madrid produce cerca del 5% del total nacional, por detrás de Cataluña, País Vasco, Comunidad Valenciana y Andalucía. Mención particular al respecto merecen los residuos sanitarios y citotóxicos que, por producirse en considerables cantidades en la Comunidad, están sujetos a una estricta regulación a través de un registro de productores y manipuladores.

Las políticas y programas pertinentes a la gestión de residuos son de gran importancia en la Comunidad de Madrid. Existe por ello un Plan de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos en el que se tratan y regulan aspectos relativos al método de recogida y posterior tratamiento de los mismos de modo que se reduzcan considerablemente sus efectos medioambientales y para la salud humana. Dentro del citado Plan pueden destacarse las actuaciones relativas al modelo de recogida selectiva de vidrio, papel y residuos especiales, las relativas a residuos peligrosos y el establecimiento de los denominados “Puntos Limpios”, la introducción de la doble bolsa (una para envases de plástico, cartón y metálicos y otra para el resto de residuos), la recuperación y reciclaje en plantas de tratamiento, incineración y compostaje y, por último, la gestión de vertederos oficiales.

De otra parte, la contaminación es otra de las facetas que afectan y complican las funciones naturales de sumidero suministrados por los ecosistemas terrestres y la atmósfera; dentro de éste último podemos distinguir entre contaminación atmosférica y contaminación acústica, las cuales afectan de manera importante a la calidad de vida de los madrileños.

En cuanto a contaminación atmosférica conviene señalar que la alta densidad de población y la concentración de la actividad productiva en la Comunidad de Madrid dan lugar a importantes demandas de alimentación, calefacción, ocio y transporte lo que genera un enorme volumen de emisiones de gases, vapores y partículas contaminantes a la atmósfera. Todo ello provoca que las tasas de emisión por km2 sean muy superiores al promedio nacional y representa una situación del medio ambiente atmosférico análoga al de otras muchas localidades españolas y europeas.

Al respecto de la contaminación atmosférica cabe establecer, en principio, que la fuente principal es el tráfico seguido de la actividad industrial y el consumo doméstico. La actividad industrial, como ocurría con relación a los residuos, no es la primera fuente de contaminación debido al tipo de producción, cercana al consumo final, y a la dispersión muy atomizada en su localización para la mayoría de las empresas. Por otro lado la estructura económica de la Comunidad de Madrid orientada en sus tres cuartas partes al sector servicios (que excepto en el caso del transporte suelen generar tasas de emisión menores a las del sector industrial) provoca que la contaminación atmosférica, aun siendo importante, no alcanza el grado de otras capitales europeas y mundiales.

En cuanto a la contaminación debida al transporte conviene señalar que en 2003, había en la Comunidad de Madrid cerca de 3,6 millones de vehículos de motor matriculados y que los madrileños utilizan con preferencia los vehículos privados en sus desplazamientos debido, entre otros, al coste de las viviendas y a la relativa degradación urbana del centro lo que desplaza a los ciudadanos hacia la periferia. De otra parte, el parque madrileño de vehículos está muy desfasado dado que, aún a día de hoy, casi la mitad de los automóviles no utiliza gasolina sin plomo.

Otra fuente de contaminación importante la constituye el consumo doméstico, en especial la producción de calor debida a las calefacciones, que utilizan como combustible fuel-oil, gas y carbón; éste último es, aún hoy, muy utilizado en Madrid resultando su combustión muy contaminante. Además la contaminación atmosférica es agravada en invierno por las “inversiones térmicas” y en verano por las altas temperaturas, potenciándose la aparición del “smog fotoquímico” que dan lugar a indebidas concentraciones de ozono troposférico, perjudicial para la salud.

Las políticas y programas de la Comunidad de Madrid con relación a la contaminación atmosférica consiste en actuaciones varias para prevenir los efectos y para mitigar y reducir el nivel de emisiones. Así, existe una doble Red Automática de Control de la Contaminación Atmosférica: la establecida por la Administración regional y la del Ayuntamiento de Madrid. Ambas tratan de controlar parámetros de contaminación relativos a partículas en suspensión, SO2, CO, NOx y ozono; así mismo existen varias unidades móviles dispuestas para el mismo fin. Por otro lado se estableció en 1998 un Plan de Saneamiento Atmosférico (1999-2002) en cumplimiento de la legislación de la UE, dentro del cual se incluyen la potenciación de la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) medioambiental, la recuperación de vapores en estaciones de servicio, un sistema integrado de predicción e información ambiental para el área metropolitana y la articulación de medidas para la disminución de emisiones contaminantes en la industria y los hogares.

En cuanto a la contaminación acústica, como se sabe, hasta hace relativamente poco, no existían legislaciones agregativas de la abundante normativa sectorial, ni en el ámbito europeo ni en el español, aunque sí estaba regulado en algunas ordenanzas municipales. Asímismo en Madrid capital existe una red de vigilancia permanente de la contaminación acústica que arroja un nivel medio cercano a los 70 dBA, y el 28% de las calles residenciales de la capital superan los 65 dBA, niveles muy elevados en comparación a otras ciudades europeas. Se aprobó, asimismo, el Decreto 78/1999 sobre Protección Acústica que hace hincapié en la prevención e integra y resalta la importancia del ruido en los procedimientos de Evaluación de Impacto Ambiental y de Calificación Ambiental de determinadas actividades.

El asunto de la deforestación suscita también el interés de la opinión pública madrileña, así como del gobierno regional. El deficiente estado en que se encontraban numerosos ecosistemas y la necesidad de una urgente e intensa actuación sobre los mismos han propiciado la aparición de muchas y variadas intervenciones a fin de conservar y mejorar el medio natural y contribuir a la potenciación de una actividad económica próspera que favorezca la estabilidad de la población rural evitando el despoblamiento. Por ello existe en la Comunidad un Plan de Ordenamiento Forestal que incluye los siguientes subprogramas:

1) El Programa de Forestación y Restauración de la Cubierta Vegetal, 2) El Programa de Restauración Hidrológico-Forestal, 3) El Programa de Ordenación y Fomento del Aprovechamiento Múltiple, Racional y Sostenible de los Recursos Forestales, 4) El Programa de Protección de los Espacios Naturales de Especial Interés, 5) El Programa de Protección y Manejo de la Fauna Silvestre, 6) El Programa de Protección de los Montes contra Incendios y Plagas Forestales, 7) El Programa de Uso Público y Educación Ambiental, 8) El Programa de Investigación Ecológico-Forestal, 9) El Programa de Participación Social y Desarrollo Socioeconómico, 10) El Programa de Industrialización de los Productos Forestales.

La extensión y enjundia del citado Plan está en consonancia con el carácter de megalópolis de la Comunidad de Madrid y las, a veces, sofisticadas demandas de esparcimiento de los madrileños. En definitiva, lo que se necesita es un pulmón y un sistema circulatorio del agua y el aire que, además, sirva de zona recreativa y de segunda residencia. De ahí el empeño en promover lo forestal en la Comunidad de Madrid lo cual se ha materializado, aparte de la creación de una regulación, en actuaciones diversas tales como repoblaciones de árboles, restauración de riberas y márgenes de ríos, tratamientos silvícolas y un largo etcétera.

Finalmente en cuanto a la pérdida de diversidad biológica es patente que el entorno natural madrileño se ha visto gravemente afectado por la actividad humana. Por ello, y a fin de evitar la desaparición de especies en la Comunidad de Madrid, se han articulado diversas Figuras de protección de espacios naturales, más directamente vinculadas a la legislación autonómica, y otras varias vinculadas a la legislación nacional y europea. Así, en el ámbito autonómico, podemos destacar las relativas al Catálogo de Protección de Embalses y Zonas Húmedas ya mencionado, a la Ley Autonómica de Montes Sometidos a Régimen Especial y a la Ley 2/1991 para la Protección y Recuperación? de la Fauna y Flora Silvestres que, en su artículo 6, crea el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (aprobado por el Decreto 18/1992), creándose además la categoría de Árboles Singulares, en la que se contemplan más de 250 individuos.

Así mismo, derivados de la legislación nacional, se han establecido en la Comunidad de Madrid unos diez espacios naturales protegidos, entre los que destaca la existencia de dos Parques Regionales (Cuenca Alta del Manzanares y el Parque Regional en torno a los Ejes de los Cursos Bajos de los ríos Manzanares y Jarama, también conocido como Parque del Sureste). En proyecto está el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

De igual forma, se pueden anotar aquí Figuras derivadas de la legislación comunitaria tales como las Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPAS) y los Lugares de Importancia Comunitaria (LICs). Finalmente debe citarse la existencia de Centros de Recuperación de Especies Protegidas o en Peligro de Extinción.

***Impactos ambientales de las actividades económicas

La somera caracterización de la economía madrileña descrita en la introducción nos permite vislumbrar por el momento tres hechos incuestionables:

• La alta densidad poblacional junto al carácter metropolitano.

• La especialización productiva en el sector servicios y, en menor medida, en la industria y en la construcción.

• El alto nivel de renta y concentración de la riqueza, muy por encima de la media nacional, lo que incita a un estilo de vida acorde con tal nivel económico.

Estas tres características nos permiten afirmar que la población madrileña ejerce una enorme presión e impacto sobre el entorno ambiental del que forma parte, y también que dicho impacto trasciende a su frontera político-administrativa extendiendo su huella ecológica sobre el resto del territorio español, particularmente sobre Castilla-La Mancha, cuyo territorio le circunda y cuya actividad económica fuertemente afecta y modifica. Por añadidura puede afirmarse que el modelo de crecimiento de la Comunidad de Madrid no es sostenible siendo en parte sostenido por los recursos y el medio ambiente externos a la misma.

Al respecto, cabe diferenciar seis entornos socioecológicos bien diferenciados: la Sierra, las Áreas Norte y Oeste, el Centro, las Áreas Sur y Este y la Meseta Sur. Cada una de ellas tiene unas características naturales y socioeconómicas muy particulares lo que implica problemas y conflictos ambientales diferentes; innecesario resulta decir que la interdependencia entre ellas es muy fuerte.

La anterior caracterización sobre la expresión territorial de los temas ambientales en la Comunidad de Madrid es también específica en cuanto al resto de la Comunidades españolas; es decir, prima el factor organización urbanística sobre el de ordenación productiva en derredor de actividades y funciones económicas. Por todo ello, baste decir que el análisis sobre implicaciones ambientales o impactos de los distintos sectores económicos en la Comunidad de Madrid no resulta aquí imprescindible y, más aún, cuando para el resto de Comunidades citadas en este trabajo se realiza precisamente ese tipo de análisis. Cabe, no obstante, anotar una particularidad al respecto y es el hecho de la enorme cantidad de visitantes forasteros, tanto nacionales como extranjeros, que recibe la Comunidad de Madrid lo que incide en una complicada gestión de la circulación y el transporte y en la necesidad de mantener una infraestructura acorde con el aumento de población y actividad socioeconómica que ello supone.

***El papel de los diferentes actores sociales en el rumbo hacia el desarrollo sostenible.

Dado que la situación actual en cuanto a desarrollo sostenible no es muy atractiva y que las perspectivas futuras son más bien de insostenibilidad, (a no ser que sea corregido el rumbo de desarrollo hasta ahora seguido) pasamos a describir las visiones, actitudes, comportamientos y actuaciones de los distintos estamentos sociales que, en calidad de actores de los procesos puedan conducir o negar el tránsito futuro hacia metas de desarrollo sostenible

Comenzando por la actuación de la Administración pública de la Comunidad de Madrid debe señalarse que las autoridades del gobierno regional han declarado en innumerables ocasiones que la actividad política ha de conducirse siempre siguiendo derroteros de desarrollo sostenible de tal forma que conseguir un mejor nivel de vida sea una meta alcanzable y duradera. Este mandato político se concreta en las competencias de las distintas Consejerías o unidades político-administrativas de gobierno, destacándose en cada una de ellas un aspecto del desarrollo sostenible, ya sea éste relativo a lo económico, lo social o lo medioambiental.

Con relación al estado de la opinión pública concerniente al tema de referencia debe apuntarse aquí que, de un lado, los medios de opinión van consistentemente aumentando su información sobre asuntos medioambientales aunque sin llegar a los niveles existentes en otras sociedades. Por otro lado, según una encuesta realizada a los representantes municipales acerca de su opinión sobre el medio ambiente madrileño , éstos tienen una percepción, jerarquizada de los problemas ambientales. Así, en una encuesta realizada a la práctica totalidad de los municipios madrileños se pone de relieve que, en orden de importancia decreciente, los principales problemas ambientales son: 1) Vertederos incontrolados de basuras, 2) La desaparición de actividades agrarias tradicionales, 3) La disminución de la caza y la pesca, 4) La falta de aparcamientos urbanos, 5) La pérdida de especies y paisajes valiosos, 6) Los malos olores, 8) La contaminación del agua.

Por el contrario otros problemas también percibidos por algunos ciudadanos deberían completar esta lista en la que cabe citar, por ejemplo, la ocupación urbana e industrial de terrenos comunales, el crecimiento inadecuado de los núcleos urbanos o la desecación de los pozos agrícolas por agotamiento de aguas subterráneas.

Un aspecto que debemos calificar como de muy negativo es la escasa concreción de un verdadero Plan de Ordenación Territorial que permita ordenar los recursos naturales de la Comunidad de Madrid a través de criterios que integren aspectos de tipo ambiental, económica y social. En la actualidad tan sólo existe un Plan Regional de Estrategia Territorial (PRET) pero que, careciendo de un esfuerzo previo sobre integración de objetivos, no establece criterios básicos ni operativos en el contexto medioambiental.

La Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Regional de la Comunidad de Madrid ha impulsado el control y adopción de medidas preventivas sobre aquellas actuaciones susceptibles de producir impactos ambientales perjudiciales, así como el desarrollo de mecanismos que incentivan la participación pública en la mejora del medio ambiente, lo que a corto y largo plazo ha de repercutir en la calidad de vida de los ciudadanos. Por ello la Consejería utiliza un amplio repertorio de instrumentos de carácter económico y financiero catalogables en el ámbito de las subvenciones y de la convalidación fiscal de inversiones en medio ambiente. Las subvenciones abarcan aspectos tales como el ahorro y la eficiencia energética, la implantación de sistemas de gestión y auditoría ambientales, construcción por parte de corporaciones locales de centros de recogida de residuos valorizables y especiales (Puntos Limpios), tratamiento y reducción de residuos y emisiones en PYMES industriales, recuperación de vapores de combustible en estaciones de servicio, apoyo de iniciativas de grupos sociales que trabajan a favor del medio ambiente y subvenciones forestales.

De otra parte, la panoplia de instrumentos de fomento, regulación y control de asuntos medioambientales es también muy extensa por lo que en este apartado se renuncia a su enumeración y descripción exhaustiva . No obstante dichos instrumentos pueden catalogarse como relativos a inspección ambiental, a evaluación y calificación ambiental, a auditorías ambientales, al sistema europeo de gestión y auditoría ambiental (EMAS), al etiquetado ecológico, al facilitamiento y creación de grupos a ser incluidos en la iniciativa LEADER y a medidas agroambientales complementarias establecidas en la PAC.

Especial mención merece también la Estrategia Madrid 21 de Desarrollo Local Sostenible la cual, de forma pionera en el contexto nacional, fue establecida en 1995 a tenor de lo propugnado en la Agenda 21 de la Cumbre de Río y en el V Programa de Acción Ambiental de Desarrollo Sostenible de la UE. La estrategia Madrid 21 estableció unos principios análogos a los propugnados en la agenda 21 y pretendió crear una pauta para otras agendas 21 que pudieran formarse en España. Los principios establecidos en Madrid 21 atienden a la calidad de vida y la habitabilidad, la gestión sostenible de los recursos naturales, la ecoeficiencia en las empresas, la movilidad y el transporte sostenible, la cohesión y justicia social y la redistribución de competencias e integración de la política local e intermunicipal. Sin embargo, dicha estrategia fue abandonada y todo lo relativo a desarrollo sostenible a nivel local nació en 2002, con muy poca continuidad con Madrid 21.

En cuanto a las empresas como actores sociales activos con relación al desarrollo sostenible debe señalarse que la implantación de medidas relativas al entorno ambiental se realiza lentamente. Así, por ejemplo, la difusión de la iniciativa de ecoeficiencia en la Comunidad de Madrid realizada por la Fundación Entorno junto a otras entidades, ha tenido una participación limitada aunque creciente; y en cuanto a sistemas de gestión ambiental, algunas empresas (concretamente el 21% del conjunto español) acuden a la obtención de certificaciones ISO (emitidas por AENOR) y una minoría opta por la calificación EMAS. Esta distribución depende de que se trate, o no, de grandes empresas multinacionales, empresas de tamaño medio, o PYMES.

Las ONGs radicadas en la Comunidad de Madrid son de dos tipos: las que tienen su cabecera en Madrid como capital del país y las que actúan localmente. Ambos tipos, de una manera un tanto descoordinada y competitiva, atienden asuntos medioambientales madrileños, pero su eco social es, por desgracia, de alcance limitado.

La participación ciudadana en asociaciones y movilizaciones de índole ecologista es más bien pequeña en Madrid. No obstante hay un número significativo de organizaciones ecologistas, en su mayoría están agrupadas en Ecologistas en Acción. Entre dichas organizaciones podemos señalar a ARCE de Alcalá de Henares, ADEMA de Alcobendas, TURÓN de Aranjuez, CAMPO ABIERTO de Colmenar Viejo, GREFA de Majadahonda, SEO en Pozuelo de Alarcón y EL SOTO en el Parque Regional del Jarama, aunque existen muchas más.

Otro actor social relevante e influyente para la consecución de un desarrollo socioeconómico más sostenible y duradero lo constituyen los sindicatos. Los dos sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT) radicados tanto en España como en la Comunidad de Madrid ejercen una labor meritoria en los frentes de la formación de prevención de riesgos, la creación de cursos de ecogestión y auditoría ambiental, la introducción de cuestiones ambientales en las cláusulas de negociación colectiva y en el de la edición de publicaciones, revistas y CD-ROM relativos a temas ambientales.

Finalmente, merece la pena señalar aquí el papel que debieran jugar las entidades educativas y los centros de estudios e investigación existentes en la Comunidad de Madrid. En este sentido, para lograr un aumento de la concienciación ciudadana, el proceso educativo en torno al desarrollo sostenible debe comenzar en la escuela y prolongarse después en la Universidad. En la Comunidad de Madrid las actividades de educación ambiental están siendo continuamente reforzadas sobre la base de la creación de cursos, campañas de asesoramiento y divulgación, jornadas especializadas, publicaciones y exposiciones ad hoc. Existe también en la Comunidad de Madrid una red de centros de educación ambiental. Así mismo aquella apoya en alguna medida la investigación académica, básica y aplicada en los centros públicos radicados en su territorio.

****Diagnóstico y perspectivas

Como ya señalábamos, tres son las características definitorias de la Comunidad de Madrid: su elevada densidad poblacional, su notable especialización productiva en el sector servicios y el elevado nivel de renta per cápita. Dichas características dan lugar a presiones importantes sobre los recursos naturales y sobre el entorno que ya hemos comentado. A la vista de este panorama, común al resto de megápolis europeas, parece obvio que se debe incidir en estas tres variables clave a la hora de desarrollar políticas, campañas de concienciación, etc. Por ello, recomendamos las siguientes actuaciones:

• Ante los graves problemas de congestión del tráfico, que degeneran en un agravamiento de la contaminación atmosférica y acústica, la solución se encuentra claramente en el fomento del transporte público así como de otros medios alternativos, en particular de la bicicleta pues si bien la orografía madrileña no es favorable para este medio de locomoción, las encuestas que realiza Telemadrid (televisión autonómica madrileña) muestran que un creciente sector de la población demanda cada vez con más insistencia la construcción de carriles para bicicletas, de forma similar a lo que ocurre en otras ciudades europeas. Otra medida serían las campañas de concienciación de lo importante que es realizar a pie trayectos de menos de 2 Km. Y, por supuesto, las ya clásicas medidas que favorezcan la renovación del parque automovilístico madrileño y el uso de la gasolina sin plomo. Con respecto al transporte público se han llevado a cabo actuaciones importantísimas en los últimos años. Cabe mencionar, en este sentido la ampliación de la red de metro. No obstante, debe potenciarse aún más el transporte público entre Madrid y su área metropolitana así como facilitarse los desplazamientos dentro de la corona metropolitana.

• Respecto a la elevada generación de residuos, se debe concienciar al ciudadano de que no sólo basta con agrupar de manera selectiva la basura sino que es necesario que se reduzca en origen las cantidades producidas; en este aspecto, los empresarios tienen una gran responsabilidad a la hora de reducir el número de envoltorios de sus productos. Asimismo deberían colocarse más contenedores azules y amarillos. Podría plantearse también utilizar instrumentos económicos para reducir los niveles de basura doméstica, por ejemplo, estableciendo un pago por cada kilogramo de basura que sobrepase un nivel máximo.

• Así mismo, respecto a los residuos sería quizá interesante crear un organismo público que, entre otras cosas, se encargue de realizar un Catálogo de Vertederos, adoptar las medidas oportunas para solucionar posibles deficiencias en los vertederos legales y denunciar, sancionar y luchar contra los vertidos ilegales.

• Respecto a la conservación de espacios naturales, una buena táctica sería fomentar y hacer publicidad de los espacios verdes de que dispone el Sur de Madrid a fin de disminuir la importante carga de visitantes que recibe la Sierra y promover un mejor mantenimiento de estos espacios, en parte degradados por el entorno industrial que les rodea.

La aplicación de estas medidas no parece cercana dado que los ciudadanos están poco sensibilizados con los temas ambientales (salvo en ocasiones muy puntuales) tal y como denuncian los distintos actores sociales entrevistados para este trabajo. Pero la culpa no parece exclusivamente de los ciudadanos: si bien en los últimos años el funcionamiento de la Consejería de Medio Ambiente ha mejorado con el consiguiente desarrollo de una gran variedad de ayudas y subvenciones y de líneas de actuación, lo cierto es que no son suficientes. Por su parte, las ONGs no han desarrollado unos planes de actuación locales en la Comunidad (esto es aplicable al resto del territorio español). Finalmente, los empresarios madrileños no parecen excesivamente preocupados con los problemas del medio ambiente por lo que no realizan ningún tipo de esfuerzo a la hora de introducir medidas que permitan un proceso productivo más respetuoso con el medio ambiente; a parte de los escasos beneficios privados para la empresa de ser ambientalmente responsable, ello se debe quizás a que la mayor parte de las empresas madrileñas son PYMES por lo que no tienen suficientes fondos para financiar la introducción de nuevas tecnologías en la cadena de producción.

Sólo una planificación coordinada por parte de los distintos actores sociales y una mínima concienciación social de los madrileños puede solventar la actual situación, una situación sin duda soportada por el resto de Comunidades circundantes. Pero, ¿qué ocurrirá cuando éstas (que, no olvidemos, también tienen sus propios problemas medioambientales) superen su capacidad de carga y no puedan soportar más lo que las urbes madrileñas expelen hacia fuera? ¿Habrá que recurrir a fondos ambientales de compensación interterritorial?


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