BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (305 páginas, 2,10 Mb) pulsando aquí

 

 

4.2.2 La Modernización De España Exige Seguir Mejorando Su Bienestar Social

Tal y como ha sido establecido por múltiples analistas y como, en buena medida, se describe en otros epígrafes de este libro, el grado de agotamiento de la base de activos biofísicos y recursos naturales disponibles en un país, el grado de deterioro en la capacidad regenerativa de éstos y, por ende, el estado general del medio ambiente, dependen tanto del número total de habitantes y la densidad de población (en determinadas zonas geográficas) como de la base física necesaria para generar un determinado nivel de renta y riqueza (patrimonio) y de su distribución entre los distintos grupos de población .

En términos nominales, la renta per cápita española de sus casi 44 millones de habitantes (aproximadamente el 10,3% de la población de la UE) ronda los 22.690 $ anuales , un 30% por debajo de la media de la UE. En términos reales, corrigiendo por poder/capacidad de compra, la renta española es un 28% inferior a la de la UE, oscilando por encima y por debajo de esa cifra para las distintas Comunidades Autónomas y regiones españolas.

Pese a que tradicionalmente se ha utilizado el PIB per cápita como el principal indicador a la hora de medir los niveles de bienestar en las distintas economías, se encuentra ya bastante extendida la idea de que el mismo es demasiado economicista, al basarse únicamente en el crecimiento económico. El bienestar es un concepto más amplio que abarca otras cualidades de la vida humana, y no únicamente los aspectos relativos al crecimiento de la renta . Por esta razón, desde el año 1990, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo elabora un informe en el que los países son clasificados en relación a su nivel de bienestar o desarrollo, en función de un nuevo indicador: el índice de desarrollo humano. Con este índice se trata de ubicar al ser humano y no al crecimiento económico, en el centro del proceso de desarrollo.

Este índice sintetiza tres indicadores de vital importancia: esperanza de vida, que refleja una vida larga y saludable, nivel educacional, que refleja el nivel de conocimiento del capital humano, y Producto Interior Bruto (PIB) per cápita real, que refleja el acceso a un determinado nivel de renta. Este indicador sintético es más adecuado que el más simple del PIB per cápita, si se quiere tener una idea del nivel de bienestar en España, como elemento base de la sostenibilidad social. No podemos dejar de resaltar que, indirectamente, el índice de desarrollo humano, al incluir una medición del nivel educacional, tiene en cuenta el empleo como factor clave en el logro de un mayor bienestar y una mayor equidad en España. Como hemos visto anteriormente, el paro se ceba principalmente con aquellos miembros de la sociedad cuyos niveles de formación son más bajos o deficientes. El acceso a las oportunidades de empleo y, por tanto, las posibilidades de alcanzar un cierto nivel de bienestar, están muy vinculadas al nivel educativo (grado de cualificación) que se posea. Asimismo, a través de la medición de la esperanza de vida, indirectamente, se nos da un indicio sobre la salud de la población, factor indispensable al hablar de la calidad y las condiciones de vida de la misma.

El índice de desarrollo humano en España se sitúa, desde hace años, entre el puesto quince y el veinte a escala mundial y a un nivel que es inferior en un 9% a la media de la UE. Es decir, que aún estamos por detrás de los países de nuestro entorno.

Este desequilibrio se debe, por un lado, a nuestro menor PIB y, por otro, seguramente al déficit educativo (en relación a las necesidades del mercado laboral) de nuestra población. En este sentido, hay que resaltar la situación paradójica que se vive en España: actualmente nuestra población universitaria es de las más numerosas de la UE , sin embargo, tenemos escasez de personal formado en determinadas carreras técnicas, sobre todo aquellas más innovadoras, y que más se demandan en aquellos sectores especialmente vinculados a la denominada Nueva Economía. Por otro lado, en España, existe también escasez de personal con formación profesional superior. En este sentido, parece que debe realizarse un esfuerzo, no sólo en elevar el nivel educativo general de la población, sino también en tratar de adecuar mejor la formación a las exigencias del mercado de trabajo. En cuanto al tercer componente del índice de desarrollo humano, el de la longevidad, podemos decir que es el único en el que presentamos una situación mejor que la de nuestros vecinos europeos.

Como ya hemos señalado, la esperanza de vida en España es de las más altas de Europa. Esto no sólo es consecuencia del alto nivel de desarrollo del sistema de salud español sino que, sobre todo, parece deberse a otros factores, como los hábitos alimenticios de los españoles, con predominio de la dieta mediterránea, sana y equilibrada y la presencia de un clima que, en términos generales, es bastante suave.

Un resumen ilustrativo de factores integrantes del bienestar social español, comparado con el correspondiente de la UE, puede observarse en la Figura 4.1.

4.2.3 Riesgos Y Amenazas Sobre El Bienestar Social De un Crecimiento Económico No Atemperado

Asimismo, en las últimas décadas y aunque aún los indicadores nos sitúen por detrás de los países de nuestro entorno, la calidad de vida en España ha aumentado de manera considerable, a la vez que el país se iba modernizando en todos los ámbitos. Pero, pese a esa mayor calidad de vida, han aparecido ciertas consecuencias negativas del crecimiento económico que forzosamente deben ser también tenidas en cuenta, si se pretende impulsar el desarrollo económico por la vía de la sostenibilidad. Sucintamente podrían enumerarse aquí algunas de las consecuencias negativas que se derivan de los procesos económicos en los que se fundamenta ese aumento de la calidad de vida y, por ende, del nivel de bienestar:

• Aumento de los riesgos y catástrofes tecnológicas como, por ejemplo, los efectos de la encefalopatía espongiforme bovina (comúnmente denominada la enfermedad de las vacas locas), el envenenamiento por consumo de aceite de colza manipulado, la difusión de epidemias víricas, la rotura de presas hidráulicas (Tous y Sanabria), la catástrofe del Prestige, etc.

• Vertidos de residuos altamente peligrosos (con su máximo exponente en Aznalcóllar).

• Aumento del estrés emocional de los ciudadanos españoles a causa de la congestión de tráfico y la consiguiente contaminación acústica y atmosférica (lo cual ocurre en la mayoría de las urbes españolas).

• Pérdida de paisajes naturales y de sus formas culturales asociadas.

• Aumento de accidentes laborales y de tráfico.

• Aumento de la inseguridad en el empleo debido al cambio estructural de la economía.

• Incremento del SIDA (España tiene el número más elevado de casos de la UE) y de patologías debidas a sustancias tóxicas y productos sintéticos perjudiciales para la salud.

La lista anterior puede constituir un catálogo no pesimista sino prudente sobre los peligros y amenazas de un futuro en el que es probable que prime el crecimiento económico como objetivo indiscriminado y no atemperado por los cambios en los valores y las realidades sociales.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles