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DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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5.2.5 El Medio Ambiente Y El Desarrollo Sostenible En La Comunidad Autónoma de Baleares: una Perspectiva Insular Y Un Emporio Turístico Mundial

*Introducción a la CAIB: localización y datos más relevantes

La Comunidad Autónoma de las Islas Baleares (CAIB) representa un ecosistema y un entorno económico-social en muchos aspectos diferente del resto de Comunidades de la Península Ibérica. Esta Comunidad está formada por un archipiélago constituido por tres islas grandes (Mallorca, Menorca e Ibiza), y dos islas pequeñas (Formentera – prácticamente deshabitada, y Cabrera – durante años en manos del ejército y posteriormente declarada Parque Natural), situadas en el Mediterráneo oriental. Cada una de las citadas islas está rodeada por numerosos islotes que completan una extensión de 5.061,3 km2.

Junto al clima Mediterráneo, la variedad morfológica de cada una de las islas hace que el conjunto presente una diversidad paisajística y biológica que constituye uno de los mayores valores tanto culturales como económicos del litoral. El ecosistema con que cuentan es de gran relevancia, tanto a nivel medioambiental como a nivel patrimonial y económico, pues supone un importante atractivo para el turismo y, por lo tanto, una fuente de ingresos.

La estructura económica está fuertemente condicionada por las características de insularidad y fragmentación de las Islas, así como por el limitado territorio con el que cuentan, elementos que afectan, indudablemente, a la posición competitiva de las empresas ubicadas allí.

La economía balear está basada principalmente en el sector terciario o de servicios y, más específicamente, en el turismo. Esta actividad ha sido, y es en la actualidad, la que más contribuye a la creación de valor en Baleares, comunidad que ha experimentado un claro crecimiento económico desde los primeros años de la pasada década, presentando tasas superiores a las registradas por el resto del Estado. A este respecto podemos mencionar que el PIB de la CAIB creció, durante el año 1998, un 5,64%, lo que supone más de un punto porcentual por encima de la media nacional. Este crecimiento favorable es la continuación de un ciclo expansivo de la economía Balear iniciado en el año 1994, y que ha situado a esta Comunidad a la cabeza de las CC.AA españolas en referencia a las tasas de crecimiento económico anual.

Con respecto al PIB per cápita, se sitúa en niveles superiores a la media europea, hecho aislado en la economía española. En el año 2002 según el INE, este índice representaba un 102,5% de la media nacional.

Debido a la insularidad, y a la carestía de materias primas que ello origina, el IPC balear mantiene tradicionalmente una diferencia al alza con el IPC español de entre 0,1 y 0,4 puntos. En diciembre de 1997 alcanzó un 1,5% acumulado para Baleares, mientras que España en su conjunto se situaba en el 1,4%.

El mercado laboral es, posiblemente, el mejor indicador de la situación económica del archipiélago. En el año 1998 los niveles de empleo mejoraron y disminuyeron los índices de desempleo con respecto al año anterior. Según el INE, en el segundo periodo del 2005, la tasa de empleo fue de un 60,6% (frente a un 57,35% de media en España) y la tasa de paro del 6,03% (frente a una media próxima al 9,33%).

Demográficamente, el crecimiento vegetativo es de signo positivo y superior a los ratios medios del resto de las Comunidades, presentando tasas de natalidad moderadas y un cierto estancamiento de la mortalidad. Para los años 1995-96, la tasa anual reflejaba un 1,28%. También resulta importante destacar la elevada densidad demográfica, la cual se sitúa en 155 hab./km2 , que casi dobla la media nacional (85,5 hab./km2 ) y es más elevada que la media de la UE de 117,3 hab./km2

**Estado y evolución de los recursos naturales y el medio ambiente en las islas Baleares

Debido al carácter insular de esta Comunidad, su entorno ambiental presenta innumerables características diferenciales en relación al resto de España. Los asuntos medioambientales de mayor interés en cuanto a su relación con el desarrollo sostenible son: 1) La gestión de recursos naturales (hídricos y geológicos), 2) La deforestación, 3) La pérdida de diversidad biológica, 4) Los residuos sólidos urbanos, 5) El deterioro del entorno marino y sus recursos, y 6) La contaminación atmosférica.

(1) La gestión de los recursos naturales.

La situación y perspectivas de los recursos hídricos constituyen uno de los principales problemas a los que se enfrenta la población de las islas, siendo una de las situaciones más problemáticas del territorio español.

Baleares carece de cursos importantes de aguas superficiales, exceptuando los embalses de Gorb-Blau y de Cúber, por lo que la capacidad de abastecimiento depende, en gran medida, de las aguas subterráneas. Es por ello que la degradación de estas aguas representa una de las mayores amenazas para el Desarrollo Sostenible de las Islas. Los principales problemas que se presentan son: (a) la sobreexplotación, siendo los acuíferos más afectados los que proveen a las zonas urbanas, (b) la salinización, problema que se localiza fundamentalmente en las áreas cercanas a la costa y (c) la contaminación, provocada principalmente por las actividades agropecuarias (a través de cultivos y granjas por el uso de fertilizantes, plaguicidas y fungicidas), por las actividades urbanas (debido a los residuos urbanos) tanto líquidos como sólidos, y, en menor medida, por la actividad industrial.

Si atendemos a la demanda de agua por sectores observamos que la mayor parte de los recursos son demandados por la actividad agrícola, suponiendo alrededor de un 50% de total, seguido del abastecimiento urbano (48%). Los casos de escasez por Isla son, en este orden, Ibiza, Formentera, Menorca y Mallorca.

La situación deficitaria en términos de disponibilidad de agua de las Islas "Pitiusas" ha obligado al gobierno autonómico a plantearse la necesidad imperiosa de aumentar el abastecimiento y calidad del agua para uso humano. En este sentido, las autoridades han llevado a cabo diversas actuaciones: aumento del nivel de depuración de las depuradoras ya existentes e incremento del número de las mismas, construcción de potabilizadoras y la polémica “operación barco” .

La solución a la problemática del agua no puede basarse en iniciativas tan costosas y con una visión cortoplacista como la mencionada “operación barco”, sino que requiere de actuaciones más eficaces y con expectativas de funcionar a largo plazo.

En este sentido, y como se hace en otros puntos de la geografía española, concretamente en Canarias, se ha optado por la construcción de plantas desaladoras de agua de mar. La primera de ellas que entró en funcionamiento está ubicada en Formentera y fue construida en 1985, la más reciente ha sido construida en Palma de Mallorca en el año 1999, si bien en el año 2003, el Gobierno balear autorizó la construcción de 4 nuevas desaladoras.

Los recursos geológicos no hídricos tienen un peso relativamente importante en la economía balear por cuanto los áridos y otros materiales son imprescindibles para la construcción, sector económico de gran pujanza por el fenómeno del turismo y de la segunda residencia.

En lo que concierne a los áridos y los materiales de construcción, su explotación se centra en las pedreras de Mallorca, Menorca e Ibiza. Las canteras de obtención de piedra han supuesto durante años un problema paisajístico y medioambiental tan importante como para dar lugar al llamado “Pla Director Sectorial de Pedredres".

Por último, la sal constituye, sobre todo en Ibiza y en menor medida en Mallorca, un activo económico y ambiental de cierta importancia.

(2) La deforestación en las Islas Baleares se ha producido históricamente, y se produce en la actualidad, fundamentalmente por dos causas:

a. El uso tradicional del fuego para la obtención de pastos, lo que ha provocado la destrucción de importantes áreas boscosas y de matorrales.

b. Incendios forestales. Uno de los hechos que más negativamente repercute en el ecosistema Mediterráneo, y especialmente en las Islas Baleares. Se ha pasado de contabilizar 3 incendios en el año 1970 a 115 en el año 1998. Según datos del INE, en el año 2003 se produjeron 110 conatos de fuego y 16 incendios, siendo la superficie total afectada 219,1 has de tierras arables y 156,6 has de superficie arbolada.

Los incendios forestales en las Baleares se ven, además, favorecidos por una serie de factores: las características climáticas de las islas, (donde el viento se convierte en un factor relevante puesto que favorece la evolución y expansión de los incendios), la pérdida de valor económico del bosque, la falta de conciencia conservacionista en la mayor parte de los sectores agrícolas, el empleo de las zonas boscosas para áreas de ocio y recreación de manera incontrolada, y la concentración de población en dichas zonas (sobre todo en la época estival, la cual incrementa el riesgo de incendios).

En cuanto a las causas directas que provocan los incendios podemos apuntar, por un lado, las causas naturales, a través de rayos, pero que suponen un porcentaje marginal en el total de los mismos. Más importante es la acción del hombre por negligencia e, incluso, intencionalidad, que resulta ser el responsable directo fundamental de la mayor parte de los incendios en las islas.

(3) La Biodiversidad animal y vegetal terrestre en las Baleares se ve afectada, fundamentalmente, por la presión urbanística en zonas rústicas, incendios forestales y quemas agrarias. Otro factor fundamental que afecta enormemente a la biodiversidad vegetal es la introducción de especies foráneas altamente adaptadas a los climas secos de las Islas, como es el caso del “bolsam” (Carpobrutus Edulis), que fue introducida en las Islas como planta de jardín, usualmente sembrada en los laterales de las autopistas y plazas de Mallorca, y que se ha extendido a parajes naturales estrangulando, en algunos casos, a otras especies autóctonas.

En esta problemática es destacable el uso de fondos de la UE (programa LIFE) para poner en marcha proyectos de estudio y protección de especies endémicas y emblemáticas de las Baleares. La mayor parte de estos fondos se destinaron a la compra de terrenos sensibles para la nidificación y supervivencia de dichas especies.

(4) La producción de residuos constituye el mayor problema medioambiental para las Islas Baleares. La tasa actual de producción se sitúa alrededor de 2,1 kg/persona/día, un 42% mayor que la media española, lo que supone la tasa más alta del país, y un 33% más que la media de la Europa de los 15.

Esta elevada tasa de generación de residuos tiene su causa fundamentalmente en el turismo, actividad central de las Islas y sector que, sin duda, es uno de los mayores productores de residuos. Junto a este hecho, existen otros factores relevantes que también contribuyen a incrementar la tasa anteriormente citada. Entre ellos destacan, por un lado, la existencia de canteras inactivas e, incluso, abandonadas que se han convertido en verdaderos vertederos de escombros y de chatarras, y, por otro, los vertederos ilegales y, por lo tanto, sin control alguno que producen contaminación de acuíferos y subsuelo.

La regulación de la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU) en la CAIB se plasma en el Pla Director de Gestiò de Residus. Por este plan se otorga la gestión de los RSU a los Consells insulares, exceptuando el caso de la Isla de Formentera donde la responsabilidad recae sobre el Ayuntamiento.

En este sentido, cada Isla se ha centrado en consolidar algún método de tratamiento de RSU y, en algún caso, de recuperación. Así, en Mallorca, se ha optado por construir una planta incineradora y diversos vertederos controlados; en Menorca, una planta de compostaje para la recuperación de materia orgánica; y, en Ibiza y Formentera, vertederos controlados. Dicho Plan también contempla la separación de residuos, incluyéndose planes especiales para la recogida selectiva y la separación de materiales peligrosos y otros.

(5) Un aspecto medioambiental singular de las islas Baleares lo constituye el entorno marino y sus recursos. Los ecosistemas marinos e insulares han sido severamente castigados desde los años sesenta tanto por presiones urbanísticas como recreativas realizadas sin el debido control. Además, la sobreexplotación de los recursos marinos del Mediterráneo ha propiciado un importante descenso en el número de capturas y de especies. Por ello, en lo que al medio marino respecta, es fundamental considerar tres cuestiones básicas: (a) la calidad de las aguas, (b) el deterioro de playas y del ecosistema marino, y (c) las extracciones pesqueras.

a) Con respecto a la calidad de las aguas tan sólo decir que estudios de reciente publicación otorgan una valoración positiva a las propiedades del agua de la costa insular.

b) Las playas del archipiélago están sufriendo cierto deterioro, principalmente por la ocupación de la costa arenosa con terreno urbanizable, así como por soportar presiones humanas que desbordan su capacidad de carga, sobre todo en el período estival. Por otra parte, se están haciendo esfuerzos encaminados a regenerar determinadas zonas costeras así como a la controvertida creación de playas artificiales mediante la extracción de arena del lecho marino, lo que, a su vez, deteriora el ecosistema marino.

En lo que se refiere a los ecosistemas marinos, la introducción de especies de algas marinas procedentes de otras regiones, como Japón, Australia o el Mar Rojo, y que actualmente se están instalando en zonas del litoral balear, están provocando el desplazamiento de determinadas especies autóctonas. La mayoría de estas algas llegan a las aguas insulares por acciones antropogénicas directas o indirectas, a través, fundamentalmente, de la navegación y el comercio marino. El caso más patente es la invasión del alga tropical Caulerpa Taxifolia. Otro hecho que necesariamente hemos de hacer constar es la desaparición de comunidades marinas endógenas. Entre ellas destaca la desaparición alarmante de las llamadas “praderas de Posidonia”, imprescindibles para completar la cadena trófica del Mediterráneo.

c) Las causas del descenso de las capturas pesqueras en las Baleares son múltiples, pero la misma pesca de arrastre y las embarcaciones cada vez más potentes dañan enormemente el entorno marino. La necesidad inminente de conservación, ha derivado en la protección institucional de áreas de alto nivel ecológico, como es el caso de la declaración de la Isla de la Cabrera como Parque Nacional Marítimo-Terrestre en el año 1991. En esta zona la entrada de embarcaciones está absolutamente controlada y la pesca prohibida.

(6) Los focos de contaminación atmosférica más importantes en las Islas son el de tránsito, que supone un 54%, y las actividades industriales, que representan un 37% del total de los contaminantes atmosféricos . Sin embargo, esta última fuente de contaminación no supone un problema alarmante por la inexistencia de grandes complejos industriales.

La autoridad competente en este ámbito es el Govern Balear, a través de la Conselleria de Medi Ambient, Ordenació del Territori i Litoral. Esta Conselleria mediante el “Sevei de Residus i Contaminació Atmosférica”, es la encargada de velar por la calidad del aire y de controlar los niveles, tanto de emisión como de inmisión, en la Comunidad Balear. Para ello se ha diseñado una red de seguimiento y control formado por once estaciones de medida distribuidas a lo largo del todo el territorio.

***Análisis de impactos ambientales producidos por las principales subsectores socioeconómicos

Hasta mediados de los cincuenta la estructura productiva de las Islas Baleares era similar a la española y se caracterizaba por su orientación hacia las actividades agrarias, pero a partir de los años sesenta comienza a alejarse de la media española que también evoluciona debido a una intensa concentración de su actividad en el sector servicios, pasando de ser una sociedad agraria a una economía terciarizada. Por otro lado, asistimos a un debilitamiento del perfil industrial en las islas, adquiriendo una mayor relevancia sectores como la construcción y la industria auxiliar relacionada con el mismo, como consecuencia del tirón provocado por el turismo.

A continuación se analizan los sectores más relevantes para la economía isleña:

El sector primario, relativo a actividades agrarias, ganaderas y pesqueras, ha venido decreciendo en el tiempo de manera continuada, y en el año 2001 tan sólo constituía un 1,6% del VAB, estando muy por debajo de la contribución de este sector en el ámbito nacional, el cual se cifra en el 3,6%. El empleo en este sector por su parte, representa el 1,5%, mientras que en el conjunto de la economía española es del orden del 5,2%.

La actividad agraria isleña ha estado históricamente dominada por la vid, el olivo y el cereal. En ganadería, la reputada producción de embutidos a partir del cerdo y la de los productos lácteos son conocidas por el tipismo y su calidad. Por último, la pesca constituye hoy día una actividad de escasa relevancia en la estructura productiva balear, entre otras razones por el agotamiento de los recursos pesqueros.

El impacto ambiental producido por el sector primario es tanto negativo como positivo. A pesar de su escasa aportación en el VAN del archipiélago, el sector primario tiene una importante función medioambiental en la conservación de zonas rurales y forestales, del paisaje y de los valores e identidad social y cultural. Por esta razón se debe contemplar como un sector decisivo y estratégico para el mantenimiento de las condiciones y activos naturales.

Sin embargo este sector, especialmente refiriéndonos a la agricultura, también tiene su vertiente de carácter negativo, pues el empleo y contaminación potencial de los recursos hídricos por el empleo de fertilizantes puede llegar a ser muy perjudicial, especialmente dada la limitación y escasez de dichos recursos. Respecto a la pesca, esta actividad ha provocado la sobreexplotación de determinadas especies marinas, como es el caso del atún. Además las embarcaciones de gran calado han dañado las praderas de Posidonia y son una de las causas fundamentales de la introducción de especies de algas no endógenas de la zona mediterránea que están provocando la alteración de la cadena trófica marina.

Con relación al sector industrial, la economía balear se caracteriza también por su escaso tejido industrial y su participación en el VAB regional es limitada, estando muy por debajo de la participación del conjunto del país . Es la Comunidad Autónoma con menor presencia del sector industrial. Este hecho se puede justificar por varias razones. Por un lado la insularidad de la economía, y por otro, las expectativas crecientes del sector servicios y la limitada disponibilidad de recursos y materias primas. En términos de empleo, hay un importante descenso, el cual se manifiesta especialmente en las industrias del mueble, piel, cuero y bisutería. Esta situación podría llegar a ser preocupante si tenemos en cuenta que en estas actividades se concentra la mayor tradición de las Islas, y constituyen los subsectores que más cantidad de trabajadores absorbe.

Por último, y en términos generales, el impacto medioambiental de este sector se refleja en la generación de residuos.

El sector energético de CAIB se caracteriza fundamentalmente porque la producción de energía se realiza mediante la importación de carbón, petróleo y gas canalizado, lo que crea un estado de dependencia exterior muy sensible a los mercados internacionales. Sin embargo, cabe resaltar, que en esta comunidad se está viviendo una creciente preocupación por el tema energético, lo que se traduce en la implantación y crecimiento de tecnologías renovables, sobre todo en los sectores turístico y residencial. En 1.998 la energía solar térmica de las Islas Baleares representaba una quinta parte del total español; la biomasa y fotovoltaica significaban menos de un 3% y, sin embargo, la minihidráulica y eólica representaban una pequeñísima aportación. Además, la energía proveniente de los residuos sólidos urbanos representa cerca del 25%, es decir, la cuarta parte del total nacional.

Por otra parte, el impacto ambiental del sector energético en las Islas se produce debido a la necesidad de importar la totalidad de los recursos energéticos primarios, siendo de especial relevancia la continua descarga de carbón en la bahía de Alcudia, con tránsito de camiones entre el puerto y la central, y también debido a los niveles de emisiones de estas centrales, muy superiores a los de otras tecnologías disponibles.

Debido a todo ello, el ahorro y la eficiencia energética son cuestiones imprescindibles para conseguir que este sector sea coherente con el desarrollo sostenible. En este sentido, debe existir un aumento del interés por parte tanto del sector público como privado, desarrollando programas de ahorro energético -mediante la concienciación ciudadana- programas de eficiencia energética y desarrollo de las energías renovables.

El sector servicios, tal y como revelan los datos, es, sin duda, el que en mayor medida contribuye a la creación de valor en la economía balear, suponiendo un 81,6% del VAB total en el año 2001 . Con respecto al empleo, este sector absorbe a más del 75,4% del empleo del archipiélago, lo que convierte al sector terciario en la pieza clave del desarrollo económico insular con efectos de arrastre sobre otros sectores económicos. Ninguna otra región es tan dependiente de un único sector como lo es esta del turismo, lo cual puede suponer un riesgo por falta de diversificación.

Dentro del sector servicios, son las actividades destinadas al turismo en las que se especializa esta economía tan fuertemente terciarizada. En concreto, comercio, ocio, hostelería y restaurantes.

Aunque gracias a estas actividades las Islas han conseguido un PIB por habitante que supera la media europea y los ritmos de crecimiento más importantes del país, también es cierto que este hecho coloca a la economía balear en una situación delicada, pues se crea una fuerte dependencia de un sector muy vulnerable a la coyuntura económica mundial. Esta afirmación se constata con el hecho de que la afluencia turística a las Islas ha mantenido su crecimiento prácticamente desde los años cincuenta, salvo en estas épocas de crisis (del petróleo y del Golfo).

Desde el “boom” del turismo internacional de los años sesenta, en las islas Baleares se ha venido desarrollando un turismo caracterizado por una oferta sobredimensionada que ha provocado masificación, crecimiento inmobiliario sin límites y la puesta en práctica de actividades de ocio y recreación no controladas. Esta situación, dilatada en el tiempo, ha supuesto una presión sobre el medio natural cuyas consecuencias comienzan a hacerse patentes y ponen en peligro la sostenibilidad del sistema insular. Sin duda se ha sobrepasado la capacidad de carga de las islas.

En concreto, este sector agudiza la problemática anteriormente citada relativa a los recursos hídricos, puesto que el consumo de agua potable se incrementa notablemente durante la temporada estival, debido a la gran cantidad de personas que conviven en las Islas durante esos meses. A modo de ejemplo, esta situación se ha notado de manera significativa en la bahía de Palma de Mallorca, ya que esta zona acoge cerca de un millón de personas (contabilizando residentes, trabajadores peninsulares y extranjeros, y turistas) durante dicha estación.

De la misma manera se ven afectados los residuos urbanos, que también sufren un fuerte incremento debido a la excesiva población flotante que se suma a la residente.

Por último, el turismo, a través de las actividades recreativas de carácter masivo, repercute sobre el entorno marino y sus recursos biológicos, degradando el hábitat natural.

No obstante, también hay que destacar que la envergadura de estos impactos ambientales sobre el entorno de las Islas ha dado lugar al desarrollo de acciones destinadas a frenar este crecimiento del turismo sin límites y proteger el medio natural. Este es el caso de iniciativas como ECOTUR o la Ecotasa, de la que se hablará más extensamente en apartados siguientes.

El sector de la construcción está íntimamente ligado a la evolución del sector turístico. En los últimos años, la actividad constructora ha mantenido e, incluso, incrementado su participación en el VAB debido principalmente a las necesidades de una oferta turística en claro ascenso. De igual forma, el empleo está experimentando un incremento - pasando de un 10,12% en el año 1996 a un 15,6% en el año 2005-, presentando, en cualquier caso, tasas superiores a las que presenta la media nacional.

Sin duda este sector continúa siendo, por el momento, el motor de la economía balear junto con el turismo.

Sin embargo, la presión urbanística sobre el litoral balear está provocando severos problemas en la conservación de las playas y el paisaje. De forma directa afecta también a los problemas de deforestación, ya que se talan zonas boscosas y arbóreas para la posterior urbanización de las mismas, y a los residuos, siendo de especial relevancia los escombros y su vertido incontrolado. Por último, y de manera más indirecta, afecta a la contaminación atmosférica, a través de la emisión de gases contaminantes por parte de industrias auxiliares (cementeras, transformadores metálicos...).

****Iniciativas y acciones dirigidas a mantener un rumbo de desarrollo sostenible

Los actores sociales implicados en la consecución de un desarrollo sostenible en las islas Baleares presentan actitudes y actuaciones escasamente diferenciables con respecto a la generalidad de las iniciativas tomadas en el resto de España. Así, de forma parecida a otras Comunidades Autónomas, la distribución de competencias del Gobierno Autonómico Balear incluye una unidad administrativa (Conselleria) especialmente dedicada al medio ambiente y, por supuesto, un amplio conjunto de otras dependencias administrativas que, horizontalmente, han de ocuparse de aspectos también relacionadas con el desarrollo sostenible, como son: Sanidad y Consumo, Trabajo y Formación, Bienestar Social, Innovación y Energía, Obras Públicas, etc.

Además, ciertos municipios son también partícipes de la estrategia de desarrollo sostenible de esta comunidad, actuando sobre realidades locales y específicas, tal y como es el caso del término municipal de Calviá, donde desde el año 1995 se está llevando a cabo un plan que pretende reorientar el desarrollo turístico y local hacia la sostenibilidad enmarcado en los preceptos de la Agenda Local 21. Esta iniciativa piloto ha servido de referente a otras iniciativas y experiencias dentro y fuera del litoral Mediterráneo.

El Govern Balear actualmente está imbuido de una inusitada actividad en el ámbito que concierne a este estudio. Uno de los objetivos que dicho gobierno autonómico afirma tener como prioritarios es la modificación del modelo turístico de las Islas y la consecución de un modelo sostenible que garantice su principal fuente de riqueza: un turismo de calidad que tenga su base en la protección del patrimonio natural. Para ello, tomó una serie de iniciativas, entre las cuales las más relevantes, “Ecotasa”, “Ecotur” y el proyecto “Pla BIT segle XXI”, se detallan a continuación:

La Ecotasa suele definirse como un impuesto finalista. Los objetivos perseguidos con la misma eran remodelar y rehabilitar zonas turísticas, recuperar recursos y espacios naturales, y recuperar el patrimonio histórico. Antes de ser rechazada, la justificación de la Ecotasa parecía bastante clara, ya que es el turismo el principal consumidor de las infraestructuras y servicios de las Islas Baleares. Sin embargo, son los residentes los que a través del pago de impuestos financian el mantenimiento y construcción de infraestructuras. Por ello las inversiones necesarias para la conservación medioambiental y la remodelación de zonas turísticas han de provenir de una financiación adicional solidaria, es decir, del turismo mismo. Una ecotasa permitiría internalizar parcialmente parte de las externalidades ambientales generadas por el turismo.

En síntesis, podemos afirmar que la ecotasa tenía como objetivo invertir en medio ambiente y en la mejora de zonas turísticas.

ECOTUR es una acción que trata de integrar el sector turístico y el medio ambiente. Entre los objetivos que se persiguen están: (1) el apoyo al sector turístico en la necesidad de implantar sistemas de gestión medioambiental en cada uno de sus productos, (2) la integración de la variable ambiental en el diseño, construcción y disfrute de las actividades turísticas, y (3) formación de gestores en la actividad turística especializados en los aspectos ambientales de este sector.

Para conseguir los objetivos mencionados, se pusieron en práctica cuatro programas:

1. Ecotur Instalaciones: programa que consiste en poner en práctica sistemas de gestión y auditorías ambientales de carácter voluntario, con el fin de incrementar la calidad ambiental de las instalaciones turísticas.

2. Ecotur Destino: establecimiento de un sistema de ecoauditorías territoriales para la evaluación y mejora de los destinos turísticos.

3. Ecotur promoción: acciones encaminadas a informar, sensibilizar e implicar a todos los agentes y usuarios del sector en iniciativas de índole ambiental.

4. Ecotur Aplicaciones. Aportación de herramientas e instrumentos de seguimiento del programa.

El Proyecto Pla BIT segle XXI es el resultado de la aprobación por parte de la Comisión Europea en el año 1998 de una propuesta presentada por el Govern Balear. Se trata de una acción específicamente dirigida a mejorar la competitividad de la economía balear a través del conocimiento y la comprensión de la realidad regional en el ámbito de la innovación, pero donde se incluye como variable indispensable de estudio el medio ambiente.

En este sentido, se plantearon mesas de debate monográficas especialmente dedicadas a este tema así como al turismo. Los agentes implicados en este proyecto provienen de diversos ámbitos: empresas, universidad, centros de investigación públicos y privados, entidades financieras, asociaciones empresariales, sindicatos, Cámaras de Comercio, fundaciones y, por supuesto, las Administraciones Públicas.

Además el gobierno balear desarrolla, en relación con un amplio abanico de sectores económicos, un cúmulo de iniciativas y actuaciones que son cofinanciadas por programas de la UE. Así, deben citarse:

El Programa Operativo FONER, emprendedor de acciones para fomentar el agroturismo, las PYMES y la formación de personas en nuevas actividades y valores que supongan un mayor respeto hacia el medio natural.

El FONER II, programa que hace hincapié en temas de tanta relevancia como: la potenciación y comercialización de productos de calidad, la introducción de cultivos alternativos, el impulso de actividades agrarias en consonancia con el medio ambiente (enfatizando el uso racional del agua), la diversificación de ingresos mediante el turismo rural y artesanía local, y el fomento de las actividades que permitan a los ciudadanos estar más cerca del medio.

Finalmente, en cuanto a la participación social e involucración de los actores sociales en los procesos encaminados hacia un desarrollo sostenible, se debe señalar que la sensibilización medioambiental tanto por parte de empresas como de ciudadanos está aumentando de manera importante en Baleares durante los últimos años.

En este sentido cabría señalar: (1) la actividad de ONGs preocupadas por asuntos ambientales, (2) la importancia que se le otorga a la participación ciudadana en la ya mencionada Agenda Local 21, aspecto que constituye en sí mismo una línea de actuación. Por ello, se ha constituido el llamado “Foro Asesor de Ciudadanos”, formado por ciento cincuenta personas que representan a los diferentes sectores de la sociedad, (3) desde un ámbito estrictamente empresarial, mencionar que son ya 50 las instalaciones turísticas que, gracias a la iniciativa ECOTUR, en concreto a su programa de Instalaciones, están en proceso de implantación y certificación de Sistemas de Gestión Medioambiental (SIGM) de carácter voluntario y conforme a EMAS. De dichas instalaciones un total de 30 van a conseguir implantar SIGM gracias a subvenciones públicas procedentes del Govern Balear.

Junto a estas iniciativas y a desarrollos legislativos medioambientales cada vez más estrictos, podríamos decir que estamos ante una Comunidad Autónoma cuyo gobierno y entes privados parecen claramente concienciados y decididos a poner en marcha de propuestas e iniciativas (a pesar de que algunas de ellas estén sometidas a gran controversia, como es el caso de la ecotasa) que claramente traten de abordar la compleja problemática de la sostenibilidad del sistema.

Sin embargo, y a pesar del diagnóstico realizado en este trabajo, queda camino por recorrer. Entre los aspectos prioritarios a desarrollar en la CAIB, destacan:

Consolidar los vínculos entre los centros de investigación y universidades con el tejido empresarial y las autoridades locales, de modo que se creen sinergias y las investigaciones se puedan aplicar a los problemas concretos que sufre la población y el territorio. Además, y dadas determinadas carencias formativas en el territorio insular, sería necesaria una formación universitaria en Ciencias del Mar así como un mayor conocimiento del patrimonio natural y una mayor difusión del mismo. Del mismo modo, sería de especial relevancia el desarrollo de investigaciones encaminadas al diseño de indicadores de sostenibilidad y calidad de vida en las Islas que identifiquen situaciones que sobrepasen la capacidad de carga del territorio.

Por parte del Govern Balear sería interesante que se promovieran o incrementaran y mejoraran las campañas de concienciación ciudadana sobre asuntos ambientales. Asimismo, deberían poner los medios necesarios para que se generalizase la recogida de basura selectiva en todo el territorio insular.

Mayor fomento, apoyo y desarrollo de las tecnologías de energías renovables, ya que Baleares tiene un gran potencial para la generación de energía eléctrica y calorífica a través de paneles solares, la instalación de plantas eólicas o mediante biomasa. Esta tarea debería ser una acción conjunta de universidades y centros de investigación, empresas privadas y administraciones públicas.

Desarrollo e implantación de un plan de mejoras en la planificación urbana que la haga más coherente con los objetivos de desarrollo sostenible.

Y por último, y a nivel más global, sugerir la necesidad de desarrollar e implementar un “plan integral de gestión medioambiental y ordenación del territorio para las Islas Baleares”, el cual debería incluir estudios no sólo a nivel medioambiental, sino también de viabilidad económica y social.


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