BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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5.2.2 El Medio Ambiente Y El Desarrollo Sostenible En La Comunidad Autónoma De Castilla - La Mancha: Un Vasto Territorio Rico En Recursos Naturales Y Activos Ambientales

Castilla - La Mancha está situada en la zona central de la Península Ibérica; se extiende a lo largo de cerca de 80.000 km2, es decir el 15,7% del territorio español y cerca del 2,2% del de la UE. Ocupa por tanto una gran extensión en la que puede observarse tanto una llanura de gran dimensión así como innumerables zonas montañosas y numerosos humedales y lagunas. Su clima es prácticamente continental aunque con matices mediterráneos. Se dan insuficientes precipitaciones, además con gran irregularidad estacional e interanual.

Del total de superficie, cerca del 60% son tierras de cultivo, un 23% terreno forestal, un 5,5% prados y pastizales y el resto está ocupado por eriales, espartizales, terreno improductivo, ríos y lagos, etc. En ocasiones se habla de la extensa región de Castilla - La Mancha como estepa sometida a procesos de desertificación y a un despoblamiento rural intenso. El territorio está poblado por unos 1,84 millones de habitantes con lo que resulta una densidad de población de 23,3 hab/Km2. Ello significa que comparado con España, representa algo más del 4,3% de la población y está muy por debajo de la densidad media nacional (85,5hab/Km2).

La posición de Castilla - La Mancha, en relación con la media nacional del PIB per cápita, sitúa a la región a una nivel cercano al 80% habiendo empeorado ligeramente, con relación a otras Comunidades, en el último lustro. Ostenta, en este sentido, la decimocuarta posición en relación con otras Comunidades autónomas, sólo por delante de Extremadura, Andalucía y Galicia. De cualquier modo su crecimiento económico no es despreciable puesto que en los últimos años ha logrado un notable acercamiento a la media de renta per cápita nacional.

La evolución de la estructura productiva de la región se ha dirigido progresivamente hacia la terciarización. Así, según la Fundación de Cajas de Ahorros Españolas los servicios, de 1960 a 2001, pasaron de suponer el 30% del VAB manchego a ser el 60,47%. Por el contrario la agricultura pasó del 45% al 8,6%, la construcción del 3% a casi el 11% y prácticamente se ha mantenido la industria, pasando del 22% al 20% en los últimos cuarenta años. De cualquier modo el tránsito desde la agricultura hacia los servicios y la construcción, aunque rápido, no ha evitado que comparativamente Castilla - La Mancha siga siendo una región eminentemente agraria dentro del contexto español y europeo. De hecho, en 2005, el 7,6% de los ocupados lo eran en el sector agrario manchego, cuando la proporción media nacional era ligeramente superior al 5% .

En cuanto a la previsible evolución de la población hay que señalar que la relativa despoblación de su territorio parece haberse estancado en su proceso de reducción. Esto se podría asociar al relativo crecimiento de unos pocos núcleos urbanos y a cambios de residencia por factores de índole económica más que a factores de cambio demográfico. Actualmente la tasa de crecimiento vegetativo es negativa dado el pronunciado descenso de la natalidad y el pequeñísimo avance de la inmigración, sobre todo extranjera, lo que invierte la tendencia migratoria seguida durante muchas décadas.

La distribución de la población muestra, de otra parte, una acusada tendencia al envejecimiento, lo que denota una particularidad que es análoga, aunque más acusada, que en el resto de España. Se necesitan emigrantes, pero no resulta fácil su acomodación a las condiciones de alojamiento existentes. Por otro lado, el nivel de instrucción de la población crece de manera constante desde hace décadas.

La tasa de desempleo regional en Castilla-La Mancha es bastante elevada pues sigue siendo una de las veinticinco regiones europeas con el nivel de desempleo más alto. Además también se considera la región como Objetivo 1 (la renta per cápita es inferior al 75% de la media comunitaria) lo que la hace merecedora de la aplicación de fondos regionales (estructurales y de cohesión) de la UE tal y como señalábamos en el apartado referente al desarrollo rural.

La tasa de actividad, es sólo un 70% de la correspondiente cifra del promedio de la UE pero parecida a la referida a España; es decir, existe un amplio margen para lograr el equilibrio, vis a vis con otros territorios.

*Los recursos naturales y el medio ambiente para el desarrollo sostenible

La búsqueda del desarrollo sostenible, entendido como progreso económico que respeta los límites de los ecosistemas y que tiene en cuenta las necesidades de las generaciones tanto presentes como futuras, obliga a cuidar y gestionar el entorno biofísico pues es éste el marco en el que tiene lugar el desarrollo socioeconómico de la región manchega. Por el contrario, una explotación del entorno natural descontrolada merma y, a la larga, hace imposible la potencialidad del desarrollo futuro. La gestión ambiental, entendida en un sentido amplio, debería garantizar la conservación de los componentes del medio natural haciendo un uso racional de los recursos y, al mismo tiempo, ocupándose de la prevención y corrección de aquellos efectos de la actividad económica considerados como indeseados. Por ello, el desarrollo regional sostenible debe asentarse en el mantenimiento de unos activos ambientales esenciales, los cuales, bien conjugados con el capital construido (físico y humano) y el capital sociocultural pueden permitir el desarrollo endógeno de la región, sin que sea imprescindible procurarlo exclusivamente con aportes externos, que ha sido la estrategia de desarrollo tradicional seguida por algunos territorios durante muchas décadas.

Planteado el asunto del entorno biofísico que permite y hace posible la actividad económica y su evolución y crecimiento, interesa señalar aquí que para el caso de Castilla - La Mancha, que cuenta con un importante patrimonio natural, es obligado referirse a los recursos hídricos, el suelo, los espacios naturales y los humedales y los recursos forestales. Asimismo, visto como la otra cara de la moneda, los asuntos y problemas medioambientales de Castilla - La Mancha conciernen, como en el resto de las CCAA tratadas en este trabajo, a la gestión de residuos, la deforestación y la erosión, la pérdida de biodiversidad y la contaminación atmosférica.

En cuanto a recursos hídricos es preciso establecer que Castilla - La Mancha presenta un complejo sistema hídrico dividido en siete cuencas correspondientes a otros tantos ríos (Tajo, Guadiana, Júcar, Segura, Guadalquivir, Ebro y Duero; es decir, la práctica totalidad de las corrientes fluviales que existen en España). La región por tanto comparte cuencas con muchas las Comunidades Autónomas españolas, viéndose sus ríos de una parte afectados por territorios ubicados aguas arriba y, de otra, los propios vertidos manchegos afectan a aquellos otros lugares situados aguas abajo. De aquí que, tomar en cuenta la posición y perspectivas de Castilla-La Mancha, sea imprescindible en la gestión del agua en España, asunto éste ya tratado en este libro.

Además, y en cuanto a aguas subterráneas, los acuíferos de Castilla-La Mancha, tienen una gran importancia por cuanto que, de los aproximadamente 10.000 Hm3 anuales que constituyen el flujo hídrico de la región, el 30% se infiltra bajo tierra y el 20% queda embalsada en alguno de sus 31 embalses. De los 170 Hm3 anuales requeridos por la población (184 l/hab/día en 2003) y su actividad económica, un 56% procede de recursos subterráneos y el resto de aguas superficiales.

La variabilidad pluviométrica de Castilla-La Mancha y las sequías, llevan a la región a periodos de gran escasez para abastecer sus necesidades de riego y el abastecimiento urbano.

La calidad del agua es también un asunto relevante en la región, sobre todo en lo relativo a las aguas residuales, existiendo por ello un Plan de Saneamiento y Depuración de Aguas Residuales en la Comunidad manchega. Dicho Plan, que tiene un vigencia o duración hasta 2015, contempla la construcción de infraestructuras para la conducción de vertidos a estaciones depuradoras y obtener así un mejor nivel de calidad y la satisfacción de los habitantes de los núcleos urbanos de la región. No obstante, para municipios de menos de 50 mil habitantes, la situación en el año 2000 era mejor que la media nacional: el 0,2% no tenían un sistema de distribución de agua potable, frente a un 2,4% nacional, y el 0,9% no contaba con saneamiento frente al 8% nacional.

En cuanto a otros recursos específicos relevantes cabe citar someramente el suelo, el cual presenta una amplia gama de variedad (rojo, pardo, calízeo, aluvial, etc.) si bien factores orográficos y climáticos hacen de las tierras manchegas un lugar propicio para la actividad silvopastoril. Soportan los suelos cultivos de cereales, de rentabilidad marginal, vid, olivo y leguminosas.

Los espacios naturales de la región incluyen varias zonas de alto valor ecológico y cultural, según establece la Ley Española de Conservación de Espacios Naturales, Flora y Fauna Silvestres. Así la región cuenta con dos Parques Nacionales (Cabañeros y Tablas de Daimiel) y cuatro Parques Naturales (Lagunas de Ruidera, Barrando de río Dulce Alto Tajo, Hayedo de la Tejera Negra y Calar del Mundo, declarado en marzo de 2005).

En cuanto a humedales, además de la zona de las Tablas de Daimiel (actualmente bastante dañada por las sequías y la sobreexplotación del regadío circundante) la región cuenta con otros parajes de lagunas protegidas por el Convenio RAMSAR. El conjunto de los humedales citados es paradigmático en España en cuanto a conflicto de intereses entre actores sociales: de una parte los regantes intentan obtener, excavando pozos, el mayor rendimiento a corto plazo de sus cultivos; de otra, la sociedad en conjunto, incluyendo la europea, estima que los citados humedales deben de preservarse y conservarse pues constituyen un hábitat de aves acuáticas imprescindible en el ciclo migratorio del Norte al Sur europeos y a Africa.

La superficie forestal de Castilla-La Mancha supuso, en 2004, aproximadamente el 13% del total nacional , habiéndose incrementado cerca de un 30% en las últimas tres décadas gracias a programas públicos de forestación, de los que ejemplos recientes son: el de Forestación de Tierras Agrarias promovida y cofinanciada por la UE como medida complementaria a la PAC y el Plan de Ordenación de Recursos del Alto Tajo, más directamente formulado por el gobierno autónomo de Castilla-La Mancha.

En cuanto a asuntos relacionados con problemas medioambientales y su gestión comenzaremos por tratar el relativo a residuos urbanos. Según el último trabajo sobre Medio Ambiente en España , la producción de residuos en Castilla - La Mancha fue en 2002 de algo menos de 1,7 toneladas por hogar, ligeramente superior a la media nacional (1,5 toneladas por hogar) y en continuo aumento; el 40% de estos residuos se eliminan en vertidos incontrolados, si bien el Plan de Gestión de RSU de Castilla-La Mancha de 1999 pretende cerrar los vertederos incontrolados de la Comunidad, restaurando esos espacios. La recogida selectiva de vidrio y papel es mínima, menos del 4%. Existen no obstante, 8 plantas de tratamiento y compostaje en abono orgánico localizadas en las mayores ciudades de la región. El Plan de Gestión de Residuos Urbanos manchego (Decreto 70/1999) pretende la reutilización y reciclaje del 65% de los residuos, así como incrementar la recogida selectiva, incluyendo todos los municipios mayores de 1.000 hab.

Los residuos industriales se calcularon en 2002 16.164 de toneladas incluyendo residuos peligrosos provenientes de manufacturas metálicas y el sector farmacéutico. Las declaraciones y memorias de residuos tóxicos y peligrosos van realizándose de manera cada vez más rigurosa.

Los residuos agrícolas se derivan de la utilización de insumos y la generación de purines de explotaciones porcinas, las cuales finalmente deterioran la calidad de los recursos hídricos. De este hecho no existen mediciones precisas, asunto éste que podría constituir una acción medioambiental a realizar en el futuro.

El tema de la deforestación, de relevancia parecida a la de otras Comunidades, presenta en Castilla - La Mancha una situación y perspectiva algo diferentes a las otras muchas de España por cuanto que la superficie arbolada está aumentando desde hace décadas como anteriormente apuntábamos. Sin embargo, acompañando a este fenómeno están los incendios forestales que tienen una incidencia considerable, arrasando, como media en el periodo 1995-1999, unas 1.200 Ha al año. En 2003, la superficie afectada por incendios forestales ascendió a 10.849,2 has, de las que 3.612,4 eran superficie arbolada .

Los problemas de erosión y contaminación del suelo son importantes en la región. Aunque sólo el 15% de la superficie, según el Segundo Inventario Forestal Nacional (actualmente se encuentra en la tercera edición de dicho inventario), se encuentra altamente erosionada, lo que permite hablar de desertificación, la región de Castilla-La Mancha junto a Murcia, ostenta el índice porcentual interno de erosión más elevado de España, aunque la OCDE ha estimado que la gravedad es moderada. De otra parte y en cuanto a la contaminación y degradación del suelo debida a contaminantes, existen indicios de que ésta va en aumento.

La pérdida de diversidad biológica se centra en el peligro de extinción de especies y en los problemas de hábitats. Según el catálogo de especies amenazadas de Castilla-La Mancha, 11 especies necesitarían de planes de recuperación; en septiembre de 2003 fueron aprobados los del lince, el águila imperial y el buitre negro. Además, los particulares hábitats del Alto Tajo, Sierra de Ayllón y Quejigares de Brihuega constituyen espacios naturales amenazados para los que se están realizando sendos proyectos LIFE de restauración ya que éstos incluyen parajes de gran riqueza botánica (abedules, hayas, tejos, serbales, pinos negrales) y hábitats de especies faunísticas (águilas, buitres y nutrias).

Por último en esta relación de asuntos y problemas ambientales, cabe incluir también el relativo a la contaminación atmosférica. Existen en Castilla - La Mancha estaciones de seguimiento y vigilancia en dos provincias: Toledo y Ciudad Real. En esta última provincia el control de las contaminaciones debería ser muy importante dada la concentración de industrias energéticas en la localidad de Puertollano. El sector energético, en general, es responsable de una gran parte de las emisiones relacionadas con el cambio climático mundial, la lluvia ácida y la calidad del aire urbano.

Así, con relación al ozono, las estaciones de medida no han detectado que se superara el umbral de alerta a la población durante los últimos años pero sí que lo ha hecho en múltiples ocasiones el de protección de la vegetación. Y en cuanto a los demás contaminantes, en 1.997, por ejemplo, se sobrepasaron los niveles máximos permisibles de inmisión (nivel de presencia en la atmósfera) para el SOx y NO2, O3 y partículas en suspensión.

**Análisis del impacto ambiental de los sectores económicos

A efectos expositivos en relación a este epígrafe conviene señalar que la especialización productiva de Castilla-La Mancha, a lo largo de la década de los 90, se ha realizado en torno al sector agropecuario (índice de especialización 2,87 al final de la década), también en torno al sector energético (índice de especialización de 1,6) y el sector construcción (índice próximo al 1,4), por supuesto índices todos ellos crecientes a lo largo de la citada década.

Cualquier tratamiento del desarrollo sostenible debe tener en cuenta este proceso de especialización productiva en el contexto español, así como la relativa estabilización de la actividad industrial (índice de especialización de 0,9) y decrecimiento del grado de especialización productiva en el sector servicios (índice igual a 0,83).

En cuanto al sector primario la actividad agropecuaria tiene una gran peso en la economía manchega con vínculos importantes hacia adelante. De ella, tal y como ya señalábamos, se desprenden unos efectos o impactos ambientales tanto perjudiciales como beneficiosos: en el haber, se sitúan el cuidado del paisaje y las tradiciones culturales; en el debe, por perjudiciales, la roturación excesiva que ha lugar a pérdidas de recursos forestales (compensadas por el programa de Forestación De Tierras Agrarias), la contaminación por mal uso de insumos productivos y los efectos sobre los recursos hídricos. En particular merece la pena destacar que el regadío es, en muchos casos, muy ineficiente, perdiéndose agua en roturas y filtraciones y realizándose prácticas de riego muy anticuadas. En general, la falta de ordenación de las aguas disponibles supone que el uso tanto de aguas superficiales como subterráneas es insostenible. Además, y desde el lado ganadero, la contaminación hídrica por purines del porcino afecta, junto a la lixiviación de fertilizantes y a la concentración de fosfatos y nitratos, al mantenimiento de la fauna piscícola.

La actividad industrial provoca, así mismo, impactos que afectan de manera importante al entorno natural. Entre estos impactos debemos destacar los residuos de la industria agroalimentaria, la contaminación procedente de la industria maderera, la provocada por los productos químicos usados en la fabricación de calzado, la derivada de la producción de fertilizantes e industria química (en especial, refino del petróleo), la inherente a la industria del curtido de pieles, los residuos de la fundición metalúrgica y la contaminación hídrica debida a la industria textil. Todas ellas están muy localizadas en el espacio y el tiempo por lo que se hace imprescindible su vigilancia y control. Más adelante en este capítulo se profundiza sobre la especial situación de la industria íntimamente relacionada con el sector energético, al tener ésta una gran importancia en la región.

El sector transporte tiene su mayor incidencia en cuanto a la construcción de infraestructuras. Así por ejemplo, durante años ha estado en discusión el trazado de una de las autopistas más importantes del país, a su paso por Cuenca (Hoces del Cabriel). El mayúsculo impacto ambiental de esta vía que enlaza Madrid con el Levante español, aunque estudiado, no ha sido valorado en su integridad, por los intereses que suponen las compensaciones (vía transferencias redistributivas por el Estado) que al parecer han sido muy cuantiosas. En el futuro, tanto los posibles trasvases de agua entre cuencas a realizarse dentro y desde esta región, como el incremento de vías de transporte se deberán ajustar a pormenorizaciones y exigencias más acordes a los intereses generales (incluidos los medioambientales) del resto de los ciudadanos españoles y europeos. La exigencia de una mayor información pública ha sido hace tiempo establecida en la directiva de la UE relativa a los estudios de impacto medioambiental e incorporada, pero no respetada, en el caso de España.

El sector de la energía tiene una importancia relativa de alrededor del 13% en el VAB regional a precios de mercado. Ello es básicamente debido a la existencia de centros de producción termoeléctrica en base al carbón (yacimientos en Puertollano), al petróleo importado y al gas. Su impacto se produce en términos de contaminación hídrica y atmosférica lo que implica unos mayores niveles de vigilancia, seguimiento y control sobre la base de las regulaciones final de tubería existentes (end of pipe) y a procedimientos de ecoeficiencia para la reducción de la utilización de insumos. Se ha planteado aplicar en la región una tasa para conseguir rebajar la cantidad de emisiones constantes producidas.

El sector servicios de Castilla - La Mancha ha aumentado constante y paulatinamente no a costa de la industria sino del sector agropecuario. Tanto el comercio como el entramado de talleres de reparación y mantenimiento de vehículos, junto a los servicios asistenciales y a otros, aún causando efectos medioambientales, no dan lugar a impactos de gran extensión y magnitud.

Finalmente es necesario señalar aquí el importante auge del sector construcción, el cual ha multiplicado casi por cuatro su peso relativo en la economía de Castilla - La Mancha (de un 3% en 1.960 a casi un 11% en 2001 y desde casi el 10% de la ocupación en 1960 a un 15,7% en 2005). El impacto ambiental de la construcción en Castilla - La Mancha se centra en la modificación de usos del suelo que supone y el de la instalación informal de vertederos de materiales de construcción y demoliciones, con efectos medioambientales perjudiciales a corto y largo plazo.

***Aspectos socioeconómicos y culturales implicados en la situación y evolución del desarrollo sostenible

Los valores socioculturales de la región son, a nuestro juicio, un tanto ambiguos por cuanto que su idoneidad es cuestionable en el contexto de la situación y rumbo del desarrollo sostenible. La sociedad manchega es bastante tradicional y poco dinámica excepto en ciertos contextos y grupos sociales. Esto seguramente es debido al conservadurismo inherente al mundo rural y a la actividad agropecuaria preponderante en la región. Muchos de los jóvenes que emigran arguyen que sus oportunidades de desarrollo personal están cercenadas, tanto por razones ligadas a la mentalidad de sus mayores, como por carencias reales de oportunidades y empleo. Frente a este pesimismo social, no compartido por las autoridades regionales (lo que interesa tanto a su permanencia como a la obligación de transmitir a la ciudadanía confianza en el futuro) preciso es constatar aquí que la preocupación ambiental se encuentra, efectivamente, entre las valoraciones ético-morales de innumerables grupos sociales, aunque no siempre es así entre las actitudes y operativas de producción y consumo.

Los estamentos de organización social en Castilla-La Mancha presentan, no obstante, un comportamiento y preocupación por los temas ambientales a un nivel, a veces, no desdeñable. Esta actitud es por lo menos racional y consecuente con los elementos en juego pues, en definitiva, Castilla - La Mancha constituye una sociedad y un territorio en el que la naturaleza puede muy bien reportar grandes beneficios, tanto en el orden económico y particularmente en el del empleo. La región dispone de un capital natural y unos ecosistemas irremplazables para el mantenimiento del ser humano. Además la riqueza es abundante, en comparación con el número de personas que habitan en la región; a pesar de que Castilla-La Mancha es limítrofe a grandes zonas de aglomeración urbana, como es el caso de Madrid y la Comunidad Valenciana, que succionan y expelen sobre ella respectivamente recursos naturales y contaminación.

El gobierno de Castilla-La Mancha tiene medianamente concentradas sus competencias medioambientales en una unidad, la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente. Así mismo, la de Sanidad, Industria y Trabajo y la de Obras Públicas, participan en la gestión de asuntos públicos relacionados con el medio biofísico y la ecología humana. Los ayuntamientos tienen, también, competencias de ordenación de usos del suelo, la recogida y tratamiento de residuos y la autorización de vertidos y escombros, entre otras.

La Comunidad de Castilla - La Mancha tiene establecido y regulado por ley (1998) una ordenación territorial y de actividad urbanística que señala y tiene en cuenta el deseable rumbo del desarrollo sostenible para la región. El Reglamento de Planeamiento de esta ley, aprobado por el Decreto 248/2004, está enmarcado en el Plan de Desarrollo Regional para el periodo 2000-2006.

En la ordenación territorial se contemplan tres ejes importantes para el desarrollo sostenible: uno “relativo a infraestructuras de comunicación y transporte y a innovación tecnológica”; otro relativo a “actuaciones medioambientales”, de variado tipo y casi coincidentes con lo indicado más arriba, y un tercer eje que “corresponde a las potencialidades del desarrollo local y urbano, en un contexto de desarrollo endógeno que utilice las capacidades internas de la región y que promueva la solidaridad o cohesión social.”

Además de la puesta en práctica de la política ambiental, a través de la aplicación de las directrices y de la normativa pertinentes, en la Comunidad de Castilla - La Mancha se utilizan instrumentos económicos y financieros que tratan de incentivar a los actores económico-sociales a perseguir objetivos medioambientalmente sostenibles. Más adelante trataremos sobre estos últimos.

La aplicación de la normativa se realiza recurrentemente siguiendo lo estipulado en la UE y en España, tal y como sucede en el resto de Comunidades Autónomas españolas, aunque cada una de ellas con un grado de vigilancia y control diferente.

Así ocurre, en cuanto a la evaluación de impacto ambiental las directivas de 1985 (85/337/CEE) de obras públicas luego modificada en 1996 (97/11/CEE) y posteriormente traspuestos en España mediante la Ley 6/2001 que modifica el Real Decreto Legislativo 1.302/1986. Y, asimismo ocurre con la Directiva IPPC de 96/61/CE, que ha dado lugar a la Ley 5/1999 de evaluación de impacto ambiental de Castilla-La Mancha y el Decreto 178/2002 para su ejecución.

También existen diversas directivas relativas a la calidad, los vertidos, el tratamiento de aguas residuales, el agua de baño y la contaminación por nitratos; todas ellas referentes a la catalogable sobre vertidos y calidad de aguas que fueron traspuestas como Ley de Aguas en 1985, derogada por el Real Decreto Legislativo 1/2001 por el que se aprobó el texto refundido de la Ley de Aguas, y también como Reglamento de Dominio Público Hidráulico (Real Decreto 484/1995 sobre medidas de regularización y vertidos). En la Comunidad de Castilla - La Mancha las anteriores dieron como resultado las Resoluciones 7/8/98 relativa a la contaminación por nitratos procedentes de la agricultura y la 24/9/98 relativa al Código de Buenas Prácticas Agrarias para la protección del agua contra la contaminación por nitratos. Recientemente, la Orden de 22 de septiembre de 2004 ha aprobado el programa de actuación aplicable a las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos de origen agrario designadas por la resolución 10/2/2003.

En cuanto a emisiones y calidad del aire las directivas 96/62/CEE sobre evaluación y gestión de la calidad del aire y la 99/13/CEE referente a emisiones debidas a disolventes, se sumaron a las leyes españolas 38/1972 sobre la protección de medio ambiente atmosférico y las que la desarrollan: la Ley 38/1975 y la Orden Ministerial de prevención y control de la contaminación atmosférica de origen industrial.

En cuanto a residuos, la Directiva general de la UE 91/156/CEE ampliada por la 91/689/CEE para residuos peligrosos y el Reglamento 120/97/CEE relativo a la vigilancia y control de los traslados de residuos en el territorio de la UE se traspasa a la Ley española 10/98, por lo que es aplicable a la Comunidad de Castilla-La Mancha.

En cuanto a suelos, la iniciativa legislativa ha recaído enteramente en la propia Comunidad de Castilla - La Mancha existiendo una Ley 2/1988 sobre la conservación de suelos y protección de cubiertas vegetales naturales y la Ley 3/1998 de ordenación del territorio y de la actividad urbanística.

En relación a los envases, la directiva 94/62/CEE transpuesta al ordenamiento jurídico español como la Ley 11/1997 y desarrollada en Reglamento RD 782/98, es de aplicación al interior de Castilla - La Mancha.

Por último, en relación a los recursos naturales, existen una amplia normativa, en la que destacan el Decreto 33/1998, por el que se crea un Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha, modificado posteriormente por el Decreto 200/2001 con objeto de introducir 253 taxones nuevos de flora silvestre, así como la Ley 9/1999 de conservación de la naturaleza y el Decreto 199/2001 que amplía el Catálogo de Hábitats de Protección Especial de Castilla- La Mancha.

En cuanto a instrumentos económicos y financieros cabe decir que el uso de impuestos, tasas y cánones es, como en el resto de España, bastante limitado a excepción de las tasas por utilización de vehículos, y las referentes a aguas residuales y residuos domésticos, cuya recaudación corresponde a los municipios, y los impuestos, desarrollados recientemente en Galicia, Castilla-La Mancha y Andalucía, que gravan la emisión de gases considerados precursores de la lluvia ácida (óxidos de nitrógeno y de azufre). En Andalucía, se gravan, además, las emisiones de CO2 desde el uno de enero de 2005, coincidiendo con la puesta en funcionamiento del mercado de derechos de emisión.

Con respecto a ayudas y subvenciones, la Comunidad de Castilla - La Mancha hace constantemente uso tanto de las procedentes de fuentes comunitarias como nacionales. Así en 1998 se ejecutaron 13 programas LEADER II y 14 programas PRODER, lo que supuso casi el 70% del territorio regional y el 80% de los municipios. En la actualidad, hemos encontrado 21 acciones LEADER+ y 9 programas PRODER II. Mediante ellos y la actividad de los 13 grupos de acción local de la Comunidad Autónoma, se intenta evitar, con éxito no asegurable, el problema del despoblamiento citado anteriormente en este libro.

Respecto a los incentivos económicos que estimulan actitudes y hábitos ambientales sostenibles, cabe destacar el gasto público dedicado a tales fines, lo que puede dar una idea de la importancia otorgada a cada uno de ellos. Así, en cuanto a la operatividad y funcionalidad, hasta hace unos años el 55% del gasto en medio ambiente se llevaba a cabo por ayuntamientos, el 41% por la Comunidad de Castilla-La Mancha y el 4% por las diputaciones. Y en cuanto a la gestión y uso de los recursos naturales la proporción era del 72,6% para la Comunidad y, en mucha menor medida, 20,7% para los ayuntamientos. Sobre el total de las partidas de gasto disponibles, los mayores montos fueron destinados a residuos sólidos urbanos (35%), a la gestión de aguas residuales (35%) y a la protección de bosques (12%).

Cabe destacar, entre las iniciativas sostenibles llevadas a cabo en Castilla-La Mancha, la creación, en 2003, de la Red de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Castilla-La Mancha, a la que se unió la Red de Ciudades Saludables de Castilla-La Mancha creada en 1991, para llevar a cabo iniciativas de creación e implementación de Agendas 21 Locales en los municipios manchegos. En octubre de 2005, se ha celebrado, además, la sexta edición del Congreso Regional de Ciudades y Pueblos Sostenibles de Castilla-La Mancha, en cuyas jornadas se ha incidido, a través de la exposición de los diferentes proyectos llevados a cabo en la Comunidad Autónoma, en la importancia del Desarrollo Sostenible en el progreso del mundo rural.

Además de las familias, asociaciones, ayuntamientos y ONGs, las empresas de Castilla-La Mancha constituyen una importante forma de organización social, al menos en lo relacionado con la producción y el consumo de insumos intermedios. En la Comunidad de Castilla-La Mancha, aún quedando muchas empresas constituidas en derredor de la explotación agropecuaria, la mayoría tiene carácter de PYME, exceptuando la dedicada al complejo industrial energético como ya se indicó anteriormente en este trabajo.

Los asuntos medioambientales en las PYMES manchegas podría decirse que están grandemente influidas por actitudes muy localistas. Este localismo da lugar a, que en ocasiones, se produzca un moderado grado de interiorización de costes sociales pues son asumidos con fines correctivos, lo que es muy beneficioso para el conjunto de la sociedad española; pero, por el contrario, muchos efectos medioambientales perniciosos quedan guardados en el armario de las convenciones sociales y en el hermetismo y el “hacer la vista gorda” de las autoridades locales y regionales.

A este respecto cabe señalar que, de las entrevistas realizadas para la confección del estudio sobre desarrollo sostenible en Castilla - La Mancha puede, directa e indirectamente, colegirse que:

1. Hasta hace muy poco tiempo, la pauta seguida por una gran mayoría de las empresas ha sido la de una actitud bastante reactiva/defensiva, es decir: las restricciones medioambientales se veían como costes extraordinarios que deberían minimizarse en vez de transformarse en oportunidades de negocio. El medio ambiente para el empresario de la PYME manchega va pasando muy lentamente de ser percibido como una amenaza, a ser considerado como una oportunidad.

2. Con frecuencia, la precaria situación financiera sólo incita a realizar modestas “buenas prácticas” productivas (lo que significa desembolsos pequeños), que no permiten acometer importantes modificaciones en el proceso productivo en aras de la ecoeficiencia.

3. Además, muchas veces se desconocen los problemas ambientales que se generan, así como las posibles soluciones tecnológicas, o de otra índole. Existen para ello unas ayudas específicas concedidas por las Cámaras de Comercio e Industria de la región. La escasa capacidad innovadora y las actitudes localistas escasamente permiten emular las experiencias de otros lugares y contextos.

4. La relativamente baja preocupación ambiental de las empresas manchegas está condicionada y relacionada con la baja presión que reciben desde el lado de los consumidores intermedios y finales; esta situación, análoga a la existente en otras regiones españolas, da como resultado una mayor dejadez (a veces soslayando lo estipulado en las leyes) y un estímulo negativo al cambio, pues éste siempre supone incertidumbre , mayores costes y casi nunca ingresos adicionales.

5. La percepción generada de la falta de utilidad de los sistemas de gestión y auditoría ambiental. Cuando se realizó este estudio, menos de 300 empresas habían normalizado sus sistemas de gestión adaptándose a las normas ISO9000 e ISO14000, y, en concreto, según datos oficiales de AENOR a principios del año 2000, sólo 18 empresas de Castilla - La Mancha habían implantado un plan específico de gestión medioambiental.

A este respecto y simultáneamente a lo que ocurre en otras CCAA españolas de nivel económico y actitudes socioculturales parecidas, puede reseñarse que las asociaciones y federaciones empresariales manchegas, en su empeño de mejorar la competitividad, en ocasiones refuerzan los temas relativos a la calidad (incluyendo lo medioambiental). En particular, la Asociación de Empresarios de la Construcción (APECA) está elaborando un manual de Buenas Prácticas Medioambientales en la Construcción.

Y también relativo a las empresas como actores sociales en la marcha hacia la consecución del objetivo de desarrollo sostenible, deben señalarse aquí la consideración y el estímulo dados a la evolución del Sistema Regional de Innovación (SRI), que como ha ocurrido en otras partes (por ejemplo en Baleares), se le otorga una enorme importancia como impulsor del cambio necesario.

El rediseño del entramado público-privado relativo al SRI es, a todas luces, una tarea de acción e investigación socioeconómica que necesita de medios y recursos financieros acordes a su finalidad; es decir, es preciso ajustar el proceso de cambio tecnológico a las necesidades impuestas por la estrategia de desarrollo sostenible. En tal sentido el aparato público de investigación oficial en Universidades y OPIS tiene un papel de relevancia afortunada. Curiosamente un análisis somero de la Memoria de Actividad Investigadora de la Universidad de Castilla-La Mancha señala que el objetivo del desarrollo sostenible y, más en concreto, el de tipo medioambiental, es uno de los principalmente escogidos por los investigadores de la región. Esperamos, por tanto, que tal empeño acabe recogiendo sus frutos y no se quede en una declaración de intenciones, no sujeto a un planteamiento integrado y operativo en plazo.

Y en cuanto a ONGs como actores sociales involucrados, o por involucrar, en la situación y perspectivas del medio ambiente de la región, las averiguaciones efectuadas para la confección de este trabajo conducen a afirmar que sus actividades están mayormente centradas en la doble dirección del empleo y el medio ambiente, y enfocadas en cuatro aspectos: la protección de especies amenazadas, la educación ambiental y la búsqueda y promoción del empleo en temas conectados con el medio ambiente.

En resumen, los medios de opinión, las ONGs y los políticos manchegos deberían activar la participación de los agentes y actores sociales presentes en su territorio, coordinando sus actuaciones de una forma más integrada e informando y sensibilizando sobre la importancia de proteger un entorno rico en recursos naturales y ambientales. El desarrollo sostenible de la región pasa por una mayor concienciación social sobre los asuntos medioambientales, pues a la larga de ellos dependen el bienestar presente y futuro.


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