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DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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5.2.4 El Medio Ambiente Y El Desarrollo Sostenible En Asturias: Un Empeño Obligado Desde El Declive Actual

La Comunidad Autónoma del Principado de Asturias, situada al norte de España, constituye, junto al País Vasco y Cantabria, una zona cuyos mayores rasgos distintivos son su clima Atlántico y su geografía montañosa, todo ello debido a su localización junto al Mar y la Cornisa Cantábricas. Si bien el 50% de su territorio supera los 600 m de altitud y se alcanzan pendientes del 20% en muchos lugares de su territorio, también cuenta con una costa muy extensa (334 Km) y abrupta.

Su territorio abarca unos 10,6 mil Km², lo que supone el 2.1% del español y el 0,3% de la superficie de la UE. Su clima es Atlántico, caracterizado por temperaturas suaves (10-20º C) y precipitaciones que oscilan entre 800-1500 mm.

Su población, de 1,07 millones de habitantes , representa el 2,5% de la población española y el 0,2% de la UE-25. La densidad de población, 101,3 hab/km², es inferior al promedio europeo de 117,3, pero superior a la media española de 85,5 hab/km². Por tanto, en términos de la realidad española, Asturias representa un territorio densamente poblado.

La región concentra en urbes mayores de 10 mil habitantes al 85% de su población y alrededor del 2,6% en municipios menores a los 2000 habitantes. Se presentan, por tanto, dos realidades: una urbana y otra dispersa, en el campo: en casas aisladas y aglomeraciones muy pequeñas. El motivo de éxodo desde el mundo rural al urbano fue, durante años, debido a la existencia de minas de carbón. Modernamente, el atractivo de la ciudad se basa en la amplia existencia de servicios incluidos los derivados de los programas de asistencia social del estado.

La evolución de la población asturiana ha estado marcada en el pasado por el signo negativo. Las proyecciones para el año 2005 tampoco son muy halagüeñas, pues pronostican un descenso similar al ocurrido durante la última década, próximo al 1% del periodo anual. Esta disminución se explica por la reducción del crecimiento vegetativo y, además, por un saldo migratorio también negativo, aunque no muy alto. De otra parte, la estructura de edades no presagia una situación boyante para el futuro: hay de promedio muchos menos niños que en el resto de España y, por otro lado, bastantes más personas mayores de 64 años que en la media española. La estrecha base de población joven compromete el futuro de la población activa en la región.

Con relación al empleo, preciso es señalar aquí que las tasas de actividad y de empleo son aproximadamente un 17% inferiores a la media española, con altibajos anuales. Además, el empleo en Asturias no evoluciona al alza de forma acompasada con el resto del país. Esto se ha explicado por el carácter de la estructura industrial asturiana, normalmente asistida por políticas de Estado. La distribución sectorial del empleo es comparable, sin embargo, al promedio español, sobre todo en lo que se refiere a los sectores de la industria y de la construcción. Por otro lado, la proporción de personas involucradas en el sector servicios (Asturias 66,3%; promedio de España 65,1%) en 2005, es explicable por la disminución en la proporción de la agricultura.

Con la Europa de los 15, el principado de Asturias ha estado incluido en los programas estructurales y de cohesión en regiones del denominado Objetivo 1, debido a su PIB per cápita (que no llegaba al 75%) y el nivel de desempleo, que se situó en 1999 dos puntos por encima de la media del conjunto del total de 17 CCAA de España y siete puntos sobre el promedio de la UE-15. Sin embargo, con la ampliación del espacio europeo, los nuevos miembros, todos con rentas inferiores a la asturiana, han provocado que la renta asturiana supere el listón del 75% y deje, estadísticamente, de ser objetivo 1, pese a que su renta no haya aumentado considerablemente. Las ayudas que recibe Asturias son, por tanto, de apoyo transitorio e irán reduciéndose de manera progresiva.

Por último, y en cuanto a magnitudes económicas que pudieran ayudar a valorar los impactos medioambientales causados por la actividad productiva y el consumo así como el cúmulo de iniciativas sociales establecidas en derredor del asunto del desarrollo sostenible, debe subrayarse aquí que la participación de Asturias en el PIB nacional sólo alcanza un 2,5%, que el PIB por habitante y año es de alrededor del 87% del correspondiente al promedio español y sólo un 76% del de la UE-15.

Además, si se compara este indicador con respecto al poder de compra, resultaría incluso inferior a las cifras citadas.

La tasa de crecimiento de la economía asturiana de 1986-1997 fue prácticamente la mitad de la de la economía española y, de igual forma, su nivel de apertura al exterior, (lo que en buena medida expresa el flujo de bienes y materiales con otros ecosistemas geográficos) fue del orden del 8,6% cuando para el promedio de las CCAA españolas fue, aproximadamente, del 20,4%, todo ello referido al período 1988-1996.

La estructura productiva de la economía asturiana, no obstante, no se aparta mucho del promedio español excepto por que su sector primario incluye un mayor valor de la pesca que el resto de España y, asimismo, aunque no pueda establecerse con exactitud dadas las circunstancias tanto de continuo declive como de ayuda pública, el peso industrial es algo superior al promedio nacional citado.

En suma, la situación actual de Asturias presenta un cuadro de actividad económica que se distingue del resto de España en que intercambia menos bienes y servicios desde su exterior, es decir, está más aislada; contiene un componente agroalimentario y rural superior en cuanto al empleo pero inferior en cuanto a valor añadido final, contiene también más actividades extractivas (minería y pesca) que el promedio español, sufre un mayor nivel de paro y desempleo, se beneficia de un monto de transferencias sociales por medio del Estado mayor que muchas CCAA (por motivos de solidaridad) y su población está estancada y tiende a la regresión. Todos estos factores implican una situación y perspectivas oscuras desde el punto de vista del desarrollo sostenible para la región citada, más teniendo en cuanta que la región ha pasado de ser una de las de mayor renta española a estar por debajo de la media. Esta situación es sólo un reflejo de la desesperanza que cunde entre buena parte de su población (sobre todo los más jóvenes) y es muy negativa desde la perspectiva de la sostenibilidad.

*Estado y evolución de los recursos naturales y el medio ambiente en la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias

El cuadro pintado en el epígrafe anterior no se corresponde sin embargo con la situación de su entorno natural por cuanto que la no muy boyante situación económica se ve acompañada por una elevada disponibilidad de recursos naturales y un estado del medio ambiente sometido a un escaso deterioro, bastante por debajo del de otras muchas CCAA españolas.

En cuanto a la gestión o explotación de recursos necesarios para mantener la actividad económica y para su uso para otros fines de disfrute y mantenimiento de la vida hay que constatar aquí la gran riqueza en recursos hídricos, en suelos y recursos geológicos, en superficie forestal y en la cuantía y variedad de la flora y fauna de Asturias. Así, el nivel de pluviometría anual permite una relativa abundancia de agua en las cuencas de los ríos y valles que atraviesan el territorio desde las montañas al mar. Las aguas subterráneas igualmente contienen recursos hídricos abundantes y con un grado de mineralización ligero. Los niveles, por otra parte, de potabilidad del agua son en su mayoría excelentes, excepto en algunos lugares como Villaviciosa, afectados por la actividad agropecuaria. Sin embargo, como veremos más adelante, hace ya algunos años que los vertidos municipales están afectando la calidad de las aguas superficiales, perjudicando la existencia en los ríos de una fauna –sobre todo piscícola- tenida como del mayor valor en España, al menos desde el punto de vista recreativo.

Además, desde el punto de vista del abastecimiento de agua de los hogares, hay que señalar también la carencia referente a la disponibilidad directa e inmediata por parte de aquellas personas que residen en municipios pequeños. En el año 2000, el 2,8% de las viviendas en municipios menores a 50 mil habitantes no tenían un sistema de distribución de agua potable, frente a un 2,4% en el promedio nacional. De otra parte el 21,1% no contaba con saneamiento frente al 8% nacional, lo que sitúa a Asturias prácticamente a la cola de la situación general española.

Los recursos geológicos de Asturias han permitido durante siglos, una intensa extracción de carbón y minerales importantes para la industria siderúrgica. Asimismo, existen otros yacimientos de plomo, zinc e, incluso, aunque en poca cantidad, de oro. Actualmente muchas de las minas carboníferas están paralizadas por motivos varios.

En cuanto al suelo y sus recursos resaltar que la superficie forestal alcanza el 42,3% , siendo el promedio de España del 32,6%, y que la superficie arable se reduce a un 4,4% del territorio, lo que es diez veces inferior al promedio español. Asimismo, resaltar que las praderas y pastizales abarcan un 28,9% y en el resto del país el 14,3%.

Asturias cuenta con numerosos espacios naturales que la dotan de un patrimonio natural indiscutible. El Parque Nacional de los Picos de Europa es visitado por más de 2,2 millones de personas al año, casi cuatro veces más que los visitantes que recibe Ordesa y Monte Perdido (Pirineo Aragonés). Además, cuenta con espacios protegidos en el litoral, constituyendo reservas y monumentos naturales y paisajes protegidos.

En cuanto a recursos forestales la superficie asturiana supone actualmente un 2,64% del total de España. Según el Inventario Forestal correspondiente al período 1986-1996. Según este inventario, desafortunamente, la superficie forestal asturiana ha disminuido con respecto al período 1965-1974 al que se refirió el Primer Inventario Forestal de España. Mientras para el conjunto español se ha pasado de 11.8 millones de Ha a casi 14 millones, en Asturias se ha retrocedido en 5000 Has, sobre todo en coníferas y frondosas. Por el contrario, el aumento de plantaciones incontroladas de eucaliptos ha incrementado la extensión forestal clasificable como de especies mixtas.

Con relación a los asuntos medioambientales señalaremos el estado y vicisitudes de evolución, en relación con: los residuos, la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la contaminación atmosférica y el entorno marino y sus recursos.

En cuanto a los residuos cabe decir que, según el Banco Público de Indicadores Ambientales, del Ministerio de Medio Ambiente (2004), la producción de residuos sólidos urbanos de Asturias fue de 1,4 toneladas por hogar, ligeramente inferior a la media nacional de aproximadamente 1,478 toneladas por hogar para el año 2002. Además, resulta de interés señalar que, prácticamente la totalidad, 433.304 toneladas, es decir, un 94%, va a parar a vertederos oficiales y, también, que la recogida selectiva de vidrio, cartón y papel abarca al 6% de los residuos. Existen dos centros de tratamiento de RSU, diez plantas de transferencia y siete centros o puntos limpios para la recogida de papel-cartón, plásticos, vidrio, metales, pilas o baterías. Y en cuanto a residuos industriales, aunque la normativa nacional obliga a presentar declaraciones anualmente, el número de declaraciones y memorias elaboradas en Asturias hasta 1997 eran muy pocas. Sólo algunas papeleras y grandes industrias se preocupaban de ello.

También en cuanto al asunto de los residuos de todo tipo cabe señalar que la calidad de las aguas de los ríos se ha deteriorado de forma importante en algunos sitios. Por ello, en Asturias se viene aplicando con rigor la medida de acrecentar el precio del agua en aplicación del Plan Nacional de Depuración de Aguas Residuales Urbanas (PNDARU) y del Plan Nacional de Interés Comunitario, de indudable impacto en el Plan Asturiano de Saneamiento de la zona Central asturiana (Oviedo y alrededores) el cual ha determinado que algunos ríos antes ennegrecidos presenten ahora incluso la presencia de truchas y salmones.

Con relación a la deforestación es necesario señalar que los datos disponibles sobre incendios forestales son motivo de preocupación y alarma, no sólo porque hayan aumentando en número, sino porque los incendios son la causa más importante de la degradación de la cubierta vegetal en Asturias. En 1998, la superficie total afectada por incendios en Asturias fue de unas 6 mil hectáreas de extensión y por tanto una cifra no compensada por repoblación de arbolado y por actuaciones hidrológico-forestales.

Con referencia a los problemas de erosión hay que señalar que Asturias, de forma similar a Navarra, región también incluida en este libro, presentan un nivel de erosión aceptable situándose en el grupo de erosión moderada-baja. Sin embargo, debido a la deforestación forzada por incendios y otras causas y por causa de las encrespadas pendientes, el grado de erosión “grave” ocurrida hace algunos años alcanza un porcentaje cercano al 13% del territorio, y “extrema” en un 3% (según el 2ª Inventario forestal de España). Pero más relevante que la erosión resulta la contaminación de los suelos, por lo que se han realizado en la región numerosas intervenciones de corrección y recuperación, utilizando para ello la cofinanciación del Estado prevista en el Plan Nacional de Recuperación de Suelos Contaminados.

En cuanto a la pérdida de biodiversidad , según datos de 2004 del Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, existen en España 602 especies amenazadas (134 de flora y 468 de fauna -426 vertebrados y 42 invertebrados, así como 59 mamíferos, 284 aves, 50 reptiles, 22 anfibios y 11 peces). Ni que decir tiene que Asturias ostenta una buena representación de este problema, fundamentalmente en lo que se refiere al Oso Pardo Cantábrico y al urogallo. En 1999 se implantó una estrategia para la Conservación del Oso Pardo Cantábrico (revisada recientemente por el Decreto 9/2002), teniendo en cuenta su coexistencia con la de la actividad economico-social de numerosas comunidades rurales asturianas y en 2003, se aprobó el Plan de Conservación del hábitat del urogallo. Está por ver el resultado final de ambas estrategias . Y con relación a los problemas de hábitat y ecosistemas específicos, hay que señalar que Asturias cuenta con 13 zonas de especial protección para las aves (ZEPAS) tal y como establece la Directiva de Hábitats 92/43/CEE y la normativa de integración en la Red Natura 2000. Dos de las ZEPAs, se comparten como es natural, con las CCAA colindantes de Galicia y Castilla-León. Por ejemplo, la Ría del Eo es un humedal, incluido en el Convenio Ramsar, de importancia internacional, que es compartido con Galicia.

Con referencia a la contaminación atmosférica hay que señalar que los estudios realizados sobre los datos de niveles de emisión de contaminantes procedentes de las estaciones oficiales de medida y de las dependientes de las grandes industrias, arrojan el resultado de una significativa mejoría durante el período de once años (1986-1997). Esta disminución de la contaminación es, por supuesto, no uniforme con respecto a los distintos contaminantes.

Sin embargo, esta apreciación optimista no debe desbordarse ya que Asturias presenta niveles de emisión muy importantes a nivel nacional de SO2, ozono, NOx, partículas en suspensión, etc. y, de forma preponderante, en la emisión de gases con efecto invernadero causante del cambio climático global. Hace unos veinte años, Asturias ostentaba el récord con casi 25 Tm por habitante, seguida por Aragón y Castilla-León, 22 y 20 Tm respectivamente. A este respecto, no obstante, cabe puntualizar que esta emisión de contaminantes con efectos globales no es más que aparentemente causada por la industria asturiana puesto que se trata de la producción de bienes ligados a la existencia de recursos de carbón y mineral, abundantes en la región. Así, hay que señalar que la generación y cogeneración termoeléctrica supone cerca del 40% del equivalente de CO2 emitido a la atmósfera, a lo que hay que sumar otro 22% aproximadamente procedente de la combustión industrial y casi un 11% del tratamiento y distribución de combustibles fósiles.

También en referencia a la contaminación atmosférica resulta de interés tratar el problema de los contaminantes en el ámbito local. Al respecto hay que señalar aquí que, por ejemplo, en 1997 en las ciudades de Avilés, Cangas de Narcea, Gijón, Langreo y Oviedo se superaron los umbrales de protección de la vegetación (más de 65 mg/m en 24h) en varias ocasiones. Afortunadamente sin embargo, no se superaron en esas localidades los umbrales relativos a la población (niveles de alerta, de información y de protección de la salud). Con todo, la superación de valores límites de inmisión con relación al total nacional en el periodo 1997-1998, es aproximadamente diez veces superior a lo que correspondería a la extensión de Asturias comparada con la del territorio español, y la de número de ocurrencias aproximadamente del orden del 9% del total.

Respecto al entorno marino y sus recursos debe subrayarse que Asturias tiene una considerable longitud de costa. Los problemas más importantes detectados en todos ellos son: la existencia de vertidos industriales procedente de industrias papeleras en la ría de Navia, la contaminación marina debida a las áreas industriales, agrícolas y urbanas entre el río Nalón y Villaviciosa y, tercero, los vertidos urbanos y la presencia de residuos industriales a partir de la desembocara del río Nalón.

Los recursos pesqueros de la costa se hallan, como en el caso del resto de la costa española, muy mermados a causa de la sobreexplotación y la ausencia de medidas para el restablecimiento de la población piscícola. La acuicultura se realiza tanto en ríos como en zonas del litoral.

**Análisis del impacto de los principales sectores económicos sobre el medio ambiente.

En párrafos anteriores ha quedado señalada la importancia relativa de los sectores económicos tradicionales. Repararemos por tanto brevemente en la importancia de éstos, centrándonos casi exclusivamente en el tema de los efectos e impactos ambientales causados por cada uno de ellos.

Así, en el caso del sector primario, la actividad agropecuaria, tiene una importancia económica algo inferior que para el resto de España, pero de parecida dimensión. El rasgo distintivo con el promedio español se circunscribe a la mucha mayor proporción de actividad ganadera con orientación a la producción de vacuno de leche y carne. La pérdida del peso del subsector se ha detenido durante la última década, como consecuencia de las transformaciones operadas en el sector (agrandamiento de las explotaciones bovinas) y el efecto estabilizador de ingresos procurado por las ayudas públicas, cofinanciadas por la UE.

El marco regulador restrictivo de la UE en cuanto a las dos orientaciones ganaderas citadas y la excesiva atomización de la propiedad han creado, durante años, un cuadro muy poco optimista; lo que ha influido en una masiva emigración desde el campo a la ciudad y, asimismo, un abandono progresivo de los servicios de guardián de la naturaleza, anterior y tradicionalmente prestados por el agricultor y ganadero asturianos.

Aparte de lo anterior, otros impactos del sector agropecuario se deben en el caso de Asturias, además de al sempiterno excesivo uso de insumos externos con relación a la capacidad de reciclaje y regeneración natural de los ecosistemas, a la gran cantidad de estiércol y purinas y residuos varios que se producen, lo que llega a afectar incluso a la calidad del aire por su fetidez en algunos parajes.

La industria asturiana especializada en la metalurgia, en la elaboración de pasta y papel, en el vidrio y el cemento, en la construcción de buques y en la producción de derivados lácteos y cárnicos, está pasando desde hace tiempo por una crisis económica que afecta, sobre todo, a las grandes instalaciones metalúrgicas y a los astilleros. Las PYMES asturianas dependen en gran medida de la actividad de las grandes empresas industriales, mayormente propiedad del Estado español y con visos de no poder ser privatizadas en el próximo futuro: la producción metalúrgica ligada al carbón no tiene buenas perspectivas económicas en España. Y todo ello trae como consecuencia altos niveles de desempleo estructural lo que, en muchos casos conduce a la marginación social, (asunto este tratado a nivel general de la sociedad española en otro epígrafe de este libro).

Tal y como se ha apuntado al tratar los recursos hídricos y los residuos, la actividad industrial produce en Asturias efectos indeseables sobre el medio ambiente y, en concreto, contaminación atmosférica (incluida la lluvia ácida). Sin embargo, sucesivos planes han contribuido a aminorar los niveles de contaminación. Pese a ello, y además de lo señalado con anterioridad, cabe citar aquí los problemas ambientales ocasionados por: los contenidos de cianuro que conlleva la producción de aluminio junto con el alto consumo de liberación de energía; la emisión de gases sulfurados y polvo y aguas residuales de la producción del hierro y del acero; la emisión de partículas sólidas, compuestos orgánicos volátiles (COVs) y metales pesados de la producción de cemento y vidrio; la enorme contaminación atmosférica y acuosa de las papeleras y, por ultimo y no menos importante, los efectos de las explotaciones mineras a cielo abierto de carbón y sus industrias adyacentes sobre el paisaje y la calidad del aire, de los ríos y del suelo.

El sector energético asturiano representa bastante más que su parte alícuota establecida en términos de extensión de su territorio, población y PIB regional. Hasta hace poco, la potencia eléctrica generada suponía más de un 7% del total nacional, de la cual un 80% es por tecnologías termoeléctricas y el resto hidráulica. Ambas tecnologías productivas y el resto tienen una alta afección al medio natural circundante, de lo que en cierto modo se benefician aquellos otros lugares de España que consumen los productos y servicios generados en la región asturiana.

El sector servicios asturiano incluye también, cómo no, un moderadamente importante subsector turístico. La actividad y empleo en servicios y turismo no ha declinado en los últimos lustros, representando por tanto una fuente de estabilidad económica y social que contaresta la tendencia general de la economía asturiana. Los efectos del subsector turismo no son tan negativos como en las costas del litoral mediterráneo por cuanto la aglomeración turística queda repartida en un amplio territorio de campo, montaña, costa y playa y no se concentra temporalmente en unos pocos días al año (excepto el caso de la playa). Además, el turismo rural y de litoral ha contribuido a la recuperación de espacios degradados. El aspecto negativo más notable del turismo reside en la contaminación producida por el tránsito de vehículos por valles, costas y montañas.

Finalmente, en cuanto a la construcción hay que precisar que esta actividad está sometida a variaciones cíclicas muy acusadas, y dependientes, entre otros, del estado de ánimo y confianza del pueblo asturiano. El problema medioambiental derivado del sector de la construcción en Asturias no parece ser más acusado que el de otras regiones. Desde luego, no es comparable con el bienestar social en provisión de empleo que genera.

***Iniciativas y acciones regionales dirigidas a mantener el rumbo hacia un desarrollo sostenible y deseable.

Corresponde aquí, como en otras secciones de este libro, señalar quiénes son los actores de cambio hacia lo sostenible y cuáles son sus iniciativas. Pero en el caso de Asturias conviene expresar ante todo que el componente económico y social del desarrollo sostenible no debe relegarse a un plano subsidiario ya que, por fortuna, el pilar medioambiental no presenta problemas irreconciliables con los dos anteriores. Es más, cabe pensar que la sostenibilidad en esta región está más relacionada con los impactos sociales negativos derivados de una economía poco dinámica y con graves problemas estructurales. El relativamente alto desempleo y la falta de oportunidades generan, como ya hemos mencionado, un sentido de desesperanza y pesimismo (especialmente entre la población joven) que está muy alejada del espíritu de querer cambiar las cosas que requiere el Desarrollo Sostenible.

Así seguramente es prioritario que las instituciones públicas, a todos los niveles administrativos, formulen iniciativas de cambio, no ya de actitudes sino de puesta en práctica. Lo que se trata de conseguir es un mayor empuje por parte de los ciudadanos de Asturias y una rebaja del ensimismamiento colectivo, y del recuerdo nostálgico de épocas pretéritas.

La distribución de competencias de gobierno en Asturias resulta en una amalgama difícil de descubrir. De cualquier modo los objetivos de desarrollo sostenible están diseminados a través de las distintas unidades administrativas que componen el Ejecutivo asturiano existiendo por supuesto, como en el resto de Comunidades estudiadas en el libro, una Consejería de Medio Ambiente. Como en la mayoría de los casos, las competencias medioambientales no están genéricamente atribuidas al gobierno regional. No obstante, las Comunidades Autónomas pueden dictar normas adicionales de protección ambiental por encima de las establecidas en las leyes nacionales. Este es el caso de Asturias en algunos entramados normativos e institucionales.

A lo largo de los últimos lustros, se ha procedido en Asturias a tejer y destejer comisiones, órganos ejecutivos y competenciales y reparto de funciones en relación al entorno medioambiental. La competencia de medio ambiente ha estado en ocasiones próxima al urbanismo, en otras al fomento de creación de infraestructuras, en otra a la de agricultura, medio rural y pesca, etc.

Existen en Asturias dos entidades cuya importancia debe destacarse: el Consorcio para la Gestión de Residuos Sólidos (COGERSA) y el Consorcio para el Abasteciemiento y Saneamiento de la Zona Central (CADASA); ambas tienen el mandato de procurar la cooperación entre los gobiernos locales (ayuntamientos) y el gobierno regional y nacional.

A continuación reseñamos los objetivos a cumplir de las leyes ambientales más relevantes:

1) Ley 1/87 sobre Coordinación y Ordenación Territorial (LCOT) y Ley 6/1990 sobre Edificación y Usos en el Medio Rural, para poner término a la falta de sentido territorial de las iniciativas administrativas preexistentes. Se trata de compatibilizar una distribución espacial de actividades que aproveche las potencialidades propias de cada zona con la mejora de la calidad de vida de la población y la protección y conservación ambiental. Sus instrumentos de actuación son, principalmente, las directrices de ordenación territorial, el instrumento de coordinación de programas de actuación territorial y la iniciativa de evaluación de impacto ambiental.

2) Ley de Protección de Espacios Naturales 5/91 (LPEN) del Principado de Asturias. Su objetivo es, por un lado, definir medidas para la conservación del medio natural asturiano (y en particular, de los espacios naturales) y por otro, establecer una tipología de espacios naturales protegidos en Asturias, señalando distintas finalidades particulares y los elementos diferenciadores de cada uno de ellos. Se trata de garantizar la existencia de un medio natural bien conservado y lograr una ordenación integral de los recursos naturales de la región. Se definen en ella el Parque Natural, la Reserva Natural, los Monumentos Naturales y los Paisajes Protegidos.

De otra parte cabe también citar aquí la Ley 3/2004 de Montes y Ordenación Forestal, Ley del Principado 13/86 de Ordenación y Defensa de las Carreteras en la que se incluye el requerimiento de proceder a evaluaciones de impacto medioambiental y la Ley 4/89 relativa a Ordenación Agraria y Desarrollo Rural dirigida, entre otras, a las plantaciones forestales.

Por todo lo anterior, parece evidente que Asturias cuenta con un acervo legislativo ambiental suficiente para controlar y gestionar su riqueza natural. Sin embargo esto no es suficiente para lograr una eficaz protección pues esta depende de la ejecución de esa legislación y de la respuesta de los actores implicados en la misma.

Por consiguiente, una posible línea de investigación aplicada al caso concreto de Asturias podría consistir en estudiar como está teniendo lugar la ejecución de la compleja, amplia y madura legislación existente, cuáles son los efectos reales sobre el medio ambiente y cómo lograr una ejecución adecuada a la legislación que concite a los agentes sociales y los comprometa en una senda de desarrollo sostenible.

Además, Asturias dispone de un Plan de Desarrollo Regional que busca conseguir un “desarrollo armónico y sostenible” en el que el medio ambiente tiene un papel protagonista, incorporándolo como objetivo en sus diferentes medidas.

En cuanto a los instrumentos económicos y financieros utilizados en relación a las cuestiones medioambientales, Asturias hace un uso limitado de los impuestos, tasas y cánones; así, por ejemplo, existe un canon de saneamiento de aguas aplicable a cualquier vertido cuyos ingresos se reinvierten en la construcción de depuradoras de aguas residuales. De otra parte también los municipios imponen tasas por las deposiciones de residuos domésticos. El Estado español aplica impuestos a los productos energéticos, a la matriculación y adquisición de vehículos y tasas a la utilización de éstos. Con respecto a las ayudas y subvenciones, Asturias a lo largo de varios lustros se ha beneficiado de esquemas y ayudas para la cofinanciación de tres tipos de iniciativas: de empleo y recursos humanos, de reconversión industrial y áreas urbanas, y de desarrollo rural. Las de empleo, con apoyo del Fondo Social Europeo, han sido: Eurofórum, Now, Horizon, Youthstar, Adapt e Integra abarcando una amplia panoplia de subsectores económicos. En reconversión industrial Asturias ha sido receptora de Fondos de las iniciativas Resider y Rechar así como la iniciativa Urban; para el desarrollo rural se ha contado con los proyectos LEADER, LEADER+, PRODER y PRODER 2. Así mismo, y como ya se ha comentado anteriormente, la región ha disfrutado y recibe en la actualidad, fondos estructurales del FEDER de la UE entre los que destaca los recibidos para la construcción de la autovía del Cantábrico y la creación de redes de abastecimiento y saneamiento de agua; igualmente es receptora de fondos de cohesión. Del mismo modo, ha disfrutado de ayudas nacionales a través de la iniciativa Atyca, para promover el cambio hacia tecnología menos contaminantes en la industria. En la cumbre europea de diciembre se decidirá la distribución de fondos europeos para el periodo 2007-2013, y es muy posible, dado que Asturias ya no es “estadísticamente” objetivo 1, que pueda llegar a perder algo más de la mitad de los fondos estructurales que ha estado recibiendo durante el anterior periodo.

En cuanto a la Agenda 21 local la involucración no es desbordante en la fecha de redacción de este trabajo: tan sólo una mancomunidad, Gijón, había expresado interés por desarrollar acciones conducentes a un desarrollo sostenible local.

En relación a la aplicación de la PAC reformada, Asturias ha estado siendo incentivada mediante medidas que buscan el cumplimiento efectivo de la cuota láctea y la promoción de un sector ganadero de calidad, junto a medidas de diversificación productiva.

Otro agente o actor de cambio social para un buen desempeño del desarrollo sostenible lo constituyen las empresas. Un estudio, realizado en 1998, trató de conocer el grado de implantación en Asturias de determinadas prácticas para el control ambiental. Las principales conclusiones del estudio fueron:

• La implantación de prácticas ambientales era bastante baja, ya que ninguna de las prácticas ambientales consideradas en el estudio se encontraba suficientemente extendida.

• Las prácticas más frecuentes fueron aquéllas que podrían calificarse como meramente técnicas y no integrables en las actividades de dirección ni en el conjunto del proceso productivo.

Además otros estudios, realizados hace una década, habían establecido para empresas de la comarca de Avilés, que solamente las empresas muy grandes realizaban alguna práctica ambiental, casi siempre por cuestiones de imagen y marketing. Frente a ellas las PYMES, por lo general, no realizaban ni ecoauditorías, ni programas de marketing ambiental, ni análisis de impacto ambiental de sus productos, ni siquiera contactos profesionales o expertos ambientales. Además afirmaban que sólo era posible atender problemas ambientales en épocas de bonanza económica. Sólo las grandes empresas muy contaminantes adoptaban, de hecho, una actitud positiva en relación con la reducción y el control de la contaminación. De otra parte existe evidencia dispersa y anecdótica que muestra que las medidas técnicas adoptadas son del tipo “final de tubería” en lugar de tecnologías limpias.

También conviene señalar que, siendo una característica fundamental del conjunto de grandes empresas asturianas la existencia de empresas públicas, interesa sobremanera conocer la actitud y desempeño de éstas en los ámbitos económico, social y ambiental. Al respecto, hay que señalar aquí que innumerables estudios realizados por expertos y entidades independientes resaltan la circunstancia de que, con el objeto de mantener a toda costa el empleo en zonas mineras (caso del gran conglomerado empresarial público, HUNOSA) se están sacrificando los otros dos pilares, eficiencia económica y sostenibilidad del medio ambiente. Aún no existiendo recetas mágicas para solventar el decaimiento de esta importante parte de la economía asturiana, la solución debería pasar por una reducción profunda en la subvención pública otorgada al carbón y que su valor no reflejara un precio político sino uno real que internalizara los costes ambientales y sociales inherentes a su consumo y producción; y en sustitución de la extracción carbonífera, podría impulsarse la instalación de energías renovables de forma parecida a como, por ejemplo, se ha procedido en Navarra y Galicia, lo que generaría empleo de calidad a largo plazo, modernizando el sector energético asturiano, y reduciría las presiones ambientales.

En la actualidad, este camino hacia una mayor sostenibilidad en todos los sentidos parece que ya ha empezado a abordarse, aunque tímidamente, mediante la creación de fábricas que producen elementos autónomos alimentados por energía solar fotovoltaica. Otro camino, diferente al anterior, sería el de la reindustrialización en la que se considerase la producción general de tecnologías ambientales como uno de los yacimientos de empleo más prometedores. En cierto sentido, HUNOSA está procediendo en esta última dirección apuntada.

En cuanto a la implantación de sistemas de gestión ambiental, tal y como señalábamos, su grado de implantación es bastante bajo en Asturias: según información suministrada por AENOR, en enero del 2000 sólo 16 establecimientos industriales aplicaban la norma ISO de la serie 14.000.

En relación a la búsqueda de derroteros para solventar los impedimentos para seguir una senda de sostenibilidad económica y social, hay que señalar que la asociación regional de empresas FEDA ha tomado la iniciativa de tratar de buscar líneas de reconversión ante el proceso de la globalización. Asimismo, el sistema público de formación y de investigación-innovación lleva varios lustros esforzándose en hallar trayectorias de desarrollo más eficaces, aunque sus resultados no han sido analizados.

En cuanto a plataformas cívicas y ONGs, hay que resaltar que Asturias tiene una de las tradiciones más antiguas de España en el contexto de la defensa activa de los recursos ambientales y de la naturaleza de la región. Su activismo, de siempre, ha sido reconocido por grupos similares existentes en otras regiones españolas.

A modo de conclusión debe reseñarse que la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias sufre desde hace años un proceso de declive industrial y agrario muy agudo y prolongado que ha afectado seriamente a los sectores de su especialización tradicional, lo que ha supuesto que se encuentre en una posición de debilidad relativa con respecto al conjunto del Estado español. La ayuda pública (tanto española como europea) prestada hasta la fecha para impulsar la estrategia de deseable desarrollo endógeno, no ha conseguido cambiar de forma drástica la situación en todos y cada uno de los planos de la sostenibilidad (económico, social y ambiental).

Pero, no obstante todo lo indicado, y tal y como se expresa en los primeros párrafos de este capítulo, Asturias cuenta con el capital humano necesario, dada su larga tradición de producción industrial y ganadera, y con un capital natural que ya quisieran para sí otras regiones del territorio español, siendo ello así, solamente una seria y profunda movilización de sus agentes y actores sociales pueden producir el viraje obligado para resituarse en una senda de sostenibilidad apropiada. Para ello es necesaria la participación activa de las instituciones de la región.


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