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DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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2.2.2 La Industria Y La Sostenibilidad Ambiental

La industria sigue constituyendo hoy un día un sector estratégico, al menos en los países desarrollados, en la triple perspectiva del desarrollo sostenible económica y ambiental y social).

Desde posiciones de sostenibilidad económica, la industria contribuye en un alto porcentaje todavía y a pesar del acentuado proceso de terciarización, a la renta y riqueza nacionales. Su significativa participación en el empleo nacional le hace ser un sector muy relevante desde posiciones de sostenibilidad social. Además, muchos servicios se apoyan o están relacionados con la industria, de forma que resulta aceptado generalmente que, aquellos países con un potente sector servicios deben parte de esa fortaleza al apoyo en una industria competitiva. Desde este punto de vista, la industria contribuye al desarrollo sostenible a través de su aportación a la sostenibilidad económica y social.

Sin embargo, desde la perspectiva ambiental, la industria constituye también una fuente muy importante de problemas ambientales, no sólo en nuestro Estado, sino en las naciones de nuestro entorno económico. En efecto, este sector afecta negativamente a las funciones económicas de fuente de recursos y sumidero que el medio ambiente realiza. Por un lado, la actividad industrial exige la utilización de recursos naturales (renovables y no renovables). Más grave si cabe es la saturación que la industria (y el consumo de energía que esta realiza) causa en la limitada función de sumidero de residuos que el medio ambiente desempeña. En efecto, como coinciden en afirmar la mayoría de estudios y documentos oficiales internacionales, el probable colapso del medio ambiente (eso que se ha venido a llamar “crisis del medio ambiente”) se puede producir local y globalmente por las emisiones excesivas que se generan en relación con la capacidad del medio ambiente de absorber esos residuos (Véase, por ejemplo, EEA 1999).

Al valorar la industria española en relación a los países de nuestro entorno desde la perspectiva de la ecoeficiencia , es necesario distinguir entre impacto agregado de la industria en el medio ambiente (vinculación o desvinculación absoluta) e impacto por unidad de producto (vinculación o desvinculación relativa ). Además puede resultar interesante descubrir las tendencias futuras en cada una de esas dos dimensiones.

Los aspectos fundamentales que caracterizan la relación entre industria y medio ambiente en España con respecto a los países de nuestro entorno son:

2.2.2.1 El Impacto Ambiental De La Industria Española

El impacto ambiental total de nuestro sector industrial puede calificarse de menor al generado por la industria de los países europeos más avanzados (en términos de porcentaje de las emisiones totales que proceden del sector industrial), como corresponde a un país menos desarrollado, en el que la industria ocupa, y ha ocupado, un lugar comparativamente menos importante, como consecuencia de un fenómeno de industrialización tardía. Como afirma el documento OCDE (1997, p.85). “Aunque España emite grandes cantidades de contaminantes atmosféricos, estas emisiones únicamente producen un limitado impacto en términos nacionales y regionales”. Sin duda alguna, nuestra industria no provoca problemas ambientales de tan gran magnitud como en dichos países, entre otras razones por el cumplimiento de una legislación ambiental promulgada como reacción a una preocupación social creciente por la protección ambiental y por ciertos episodios pasados de degradación ambiental severa (caso de las inmisiones de contaminantes a los ríos, por ejemplo) y porque la escala del sector industrial es menor en España. Esto genera un impacto ambiental menor.

Por ejemplo, la gran extensión del país y el elevado índice crítico contribuyen a impedir que España tenga un problema de acidificación (OCDE 1997, p.85). Además, según datos de la Agencia Europa del Medio Ambiente (AEMA 1999, p.139), las concentraciones de ozono son inferiores en nuestro país, de forma análoga al fenómeno de la acidificación. España usualmente no excede los niveles críticos ni de azufre ni de nitrógeno eutrofizante ni acidificante (op.cit.), problemas ambientales muy graves, especialmente en la zona centroeuropea. Lo anterior lleva a este organismo a afirmar que “los ecosistemas en algunos países, como por ejemplo Francia, Irlanda, Italia o España no se encuentran virtualmente expuestos a excesos de las cargas críticas” (op.cit., p.148). Esto coincide con lo expuesto por la OCDE (1997), ni los niveles de plomo en las ciudades de nuestro país, ni los niveles de acidificación, pueden considerarse problemáticos.

Sin embargo, en términos de tendencias, parece probable que el impacto ambiental total de nuestra industria será mucho mayor en un futuro cercano, mientras que, por el contrario, la tendencia en los países más avanzados será la de un menor impacto ambiental.

En efecto, desde 1985, a nivel europeo (EU-15), se aprecia un fenómeno mantenido de desvinculación absoluta en las emisiones atmosféricas (CH4, NOx, NMVOC y SO2), en el uso de fertilizantes, pesticidas y vertidos (orgánicos, fósforo, nitrato...) al agua (Jiménez Beltrán 2000, p.53; AEMA 1999, p.410; AEMA 2000, 37). No obstante, con respecto al consumo de pesticidas en la agricultura, la reducción en el mismo experimentada por España ha sido mucho más pronunciada que la media europea (pasando de más de 11.000 toneladas de ingredientes activos en 1994 a menos de 8.000 en 1997, con un pequeño repunte en 1998) (EEA 1999, p.120), aunque también es cierto que se partía de un nivel muy alto de consumo de pesticidas en relación a la media europea .

La tendencia en Europa ha sido, desde 1985, a la desvinculación relativa en las emisiones de CO2, la producción de residuos, la fragmentación de los suelos y del espacio y los ruidos (Jiménez Beltrán 2000, p.53, AEMA 1999, p.410).

Por ejemplo, según los datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente las previsiones en el periodo 1990-2010 son de reducción de los siguientes contaminantes a nivel europeo (desvinculación absoluta). Pues bien, España reduce menos, o aumenta, la emisión de dichos contaminantes (AEMA 1999, p.126 y ss.) en cuestiones tales como: deposición de plomo, emisiones de cadmio, emisiones de benzopireno o deposiciones de lindano.

Las emisiones en España de CO2, NOx y de compuestos orgánicos volátiles han aumentado desde 1988, mientras que las europeas se han reducido o han aumentado menos (datos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, AEMA 1999, p.136 y ss.). En relación a las emisiones de SO2, nuestro país ha reducido las emisiones totales en los últimos diez años en un 35% (alcanzando los 1,42 millones de toneladas al año) debido principalmente a la reducción del uso de combustibles de alto contenido en azufre en las centrales térmicas (OCDE 2004). Las emisiones de amoníaco han experimentando una reducción en ese mismo periodo en Europa (AEMA 2000, p.67). Los datos más recientes muestran que estas mismas emisiones han aumentado un 23% en el periodo 1994-2004, debido al aumento del 16% de emisiones procedentes de la agricultura (estiércol y fermentación entérica del ganado) (OCDE 2004). Especialmente relevantes resultan las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que contribuyen al problema del calentamiento global. En este aspecto España se encuentra muy lejos del compromiso adquirido de limitar el aumento en sus emisiones para el periodo 2008-2012 un 15% en relación al año 1990, pese a la leve mejora en el año 2001, como consecuencia de que este fue un buen año hidráulico(Véase Figura 2.1).

La razón por la que se produce y se seguirá produciendo un comportamiento diferenciado de nuestra industria con respecto a la media europea se debe a varias causas. Por un lado, tenemos la baja incidencia relativa en nuestro país de algunos de los problemas ambientales que afectan a países centroeuropeos (por ejemplo, la acidificación). Por otro lado, el relativamente pobre seguimiento de la filosofía de la ecoeficiencia por parte de la mayoría de las empresas españolas, cuyo análisis se realizará posteriormente, aunque existen algunas señales que apuntan a un cierto cambio de tendencia en este sentido.

*La industria española se comporta de manera algo distinta a la correspondiente europea

Otro factor que puede influir es la posibilidad de implantación en España de actividades industriales más contaminantes, procedentes de Europa, como consecuencia de un proceso de deslocalización de sus países de origen a la búsqueda de una condiciones reguladoras ambientales (legislación ambiental más laxa en su ejecución y, en general, más permisiva que las que afrontan en aquellos países). No obstante, en realidad no existe ningún estudio que analice en profundidad esta práctica del ecodumping, siendo la evidencia empírica existente meramente anecdótica. No parece que la relativamente poca importancia de los costes de control de la contaminación de las empresas sean lo suficientemente importantes en su estructura de costes como para motivar un cambio de localización a la búsqueda de una reducción de los mismos. La deslocalización puede deberse a otras razones (búsqueda de nuevos mercados, ahorro de costes salariales, posicionamiento estratégico, etc.). Sin duda, esto constituye un tema sobre el que es necesario que se realice más investigación (véase más abajo el subepígrafe correspondiente a estudios sugeridos). En todo caso, la diferencia con la media europea puede también interpretarse como que España está en una fase de desarrollo con negativas consecuencias ambientales por la que los principales países europeos ya han pasado. Es importante reseñar que existe un incentivo “indirecto” para que la adopción de prácticas ecoeficientes en las empresas. En efecto, el menor consumo de materiales y energía puede conllevar importantes ahorros monetarios para las empresas, con efectos positivos para el medio ambiente. Sin embargo, aun cuando el ahorro energético ha inducido e induce la aplicación de medidas de eficiencia energética, no ha existido un incentivo directo para mitigar los problemas ambientales (no obstante, esta argumentación no es aplicable actualmente al problema de la mitigación de las emisiones de CO2, pues la industria está sujeta a límites de emisión en este sentido, de acuerdo con la Directiva 87/2003/CE de comercio de derechos de emisión de CO2).

**La alta intensidad relativa del impacto ambiental de la industria española

Si bien es cierto que la contribución total de nuestra industria a los problemas ambientales europeo es relativamente bajo, también lo es que el impacto relativo, es decir, impacto ambiental por unidad de producción, es relativamente alto. La producción industrial en las empresas españolas carga en este sentido con una mochila ecológica bastante pesada. Por ejemplo, España tiene unas emisiones de SO2 y de NOx muy altas en relación al PIB. Según datos de la OCDE del año 1994, las emisiones de SO2 por unidad de PIB en España eran de 4,2 millones de toneladas, mientras que eran de sólo 2,2 millones para el conjunto de los países europeos que pertenecen a la OCDE. Las de NOx eran de 2,5 millones de toneladas por unidad de PIB mientras que para OCDE-Europa alcanzaban los 2 millones (OCDE 1997, p.76). ). El sector energético e industrial es responsable de la gran mayoría de estas emisiones. El 73% del SO2 emitido tiene origen en centrales producción de energía y el 17% puede atribuirse a la combustión industrial). Asimismo, es responsable del 38% de las emisionesde NOx (OCDE 2004). Por otro lado, en 2001, el sector de la transformación de la energía fue responsable del 33% de las emisiones de CO2, el sector transportes del 25% y un 17% correspondió a la utilización de combustibles fósiles como energía primaria.

El relativamente bajo seguimiento por parte de la industria española del principio de la ecoeficiencia es el resultado de la influencia de algunos de los factores que se señalan a continuación. Esa falta de desvinculación de la producción industrial al impacto ambiental que genera no parece que vaya a modificarse significativamente en un futuro cercano, a pesar de la visión un tanto optimista que se quiere transmitir desde ciertos ámbitos empresariales.


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