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DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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CAPÍTULO 4

4 LA FACETA DE EQUIDAD Y EL BIENESTAR SOCIAL DEL DESARROLLO SOSTENIBLE: IMPLICACIONES SOBRE EL MEDIO AMBIENTE

Cualquier estudio sobre las perspectivas del desarrollo sostenible como vía para la modernización de España ha de incluir el estado y evolución del factor población así como la situación y tendencia de su nivel socioeconómico, reflejado en la evolución de indicadores tales como el nivel de renta per capita y su distribución, tanto por grupos (clases) sociales como geográficamente. Ello nos puede dar una idea de la carga que ha de soportar el ecosistema que lo mantiene y sustenta, así como el posible deterioro ambiental.

Además, el concepto de desarrollo sostenible incluye entre sus posibles parámetros el del nivel de bienestar, tanto de las generaciones presentes como futuras. No incluir este criterio de equidad nos llevaría a adoptar una posición ecocéntrica en la que el medio ambiente y el capital natural tomarían un carácter preeminente, alejándonos así de visiones antropocéntricas más acordes con las adoptadas en este trabajo.

4.1 LA POBLACIÓN ESPAÑOLA: TENDENCIAS DEMOGRÁFICAS Y DE DISTRIBUCIÓN

Que en España existe un problema demográfico es una aseveración que necesita ser matizada, pero debe señalarse aquí que es algo bastante compartido entre los analistas y los medios de opinión pública. La tasa de natalidad se encuentra en unos niveles bajos lo que, unido al aumento de la longevidad genera un panorama de crecimiento poblacional prácticamente nulo. En el último cuarto del siglo XX el número de nacimientos se ha reducido casi a la mitad; actualmente (2001) supera al número de defunciones en unas 7.000 personas al año .

Las previsiones realizadas por los expertos en demografía en España indican que, antes del año 2010 (esto es, en cinco años ), tendrá lugar un descenso de la población en España. La cota de 40 millones de habitantes, que ya ha sido rebasada, se estabilizará y empezará a descender, a no ser que la inmigración corrija esta situación que es precisamente lo que parece estar ocurriendo .

De otra parte, esta evolución de la población afectará, sin duda, a su composición con relación a la estructura de edad. El progresivo envejecimiento de la población es un hecho incuestionable: un cuarto de la población española, excluyendo el efecto migratorio, tendrá más de 65 años dentro de 10 años.

Con todo, el dato halagüeño en la actualidad sobre la población española y su nivel de vida es que la esperanza de vida es de las más altas de Europa. Así, las mujeres españolas junto con las suizas tienen una esperanza de vida media de 82,5 años, siendo esta edad, según ha revelado Eurostat, una de las más altas del mundo. Los hombres españoles, sin embargo, se sitúan, con 75,3 años, en el cuarto puesto europeo, tras suecos, griegos e italianos. La evolución del tamaño de la población humana depende de forma directa de las perspectivas económicas y laborales. Indudablemente éste es el caso de España: el estancamiento y posible disminución de la población dependen de una tasa de fecundidad que está supeditada, aparte de modas y cambios de estilos de vida, al estado actual y previsible de las condiciones económicas (nivel de renta en comparación con el poder de compra, precio de la vivienda, etc.) y, por supuesto, de las condiciones laborales pues, obviamente, el trabajo es la principal fuente de ingresos para la gran mayoría de los ciudadanos españoles.

El hábitat de los españoles, bastante análogo al de la media europea, es mayoritariamente de tipo urbano (76% en España, 78% en la UE) lo que significa un estilo de vida en el que predomina la ciudad, existiendo dos concentraciones urbanas, Madrid y Barcelona, en las que vive aproximadamente un cuarto de la población española y repartiéndose el resto en aglomeraciones de muy distinto tamaño destacando. De aquí que, actualmente, un tema a debate social sea el medio ambiente urbano en relación con el uso energético y la gestión apropiada de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU). Ambos asuntos son tratados en los epígrafes 3.3 y 5.3 de este libro.

Las pautas de producción y consumo en España están, por tanto, marcadas por esta distribución geográfica en medio urbano, cuyo hecho más significativo, es que se concentra en el centro de la Península y en la periferia costera, variando la densidad de población en 2004 entre los 724 hab/km2 de la Comunidad de Madrid y los 23 hab/km2 de Castilla – La Mancha, más de treinta veces inferior, siendo la densidad media de España de 86 hab/km2. Esta última cifra se aleja y es inferior, en un 25% a los 114 hab/km2 de media de la UE. En cualquier caso, existen fuertes desequilibrios en la distribución de la población entre el litoral y el interior del país, con excepción de la Comunidad de Madrid. Como se explica en el capítulo 3 de este libro, este desequilibrio no es, en principio, un factor favorable para el desarrollo sostenible. En efecto, las zonas más densamente pobladas pueden estar soportando un número de habitantes superior a su capacidad de carga, con los negativos efectos que ello puede tener sobre el entorno. Por otro lado, algunas zonas de baja densidad de población están amenazadas de desertificación, lo cual constituye la principal amenaza para el medio ambiente en las mismas.

En otro orden de cosas, en un futuro más o menos lejano, y dependiendo de factores socioeconómicos, posiblemente se creará una corriente migratoria de ciudadanos del resto de la UE hacia España lo que sumado a la emigración procedente de otros continentes (fundamentalmente Iberoamérica y África) incrementará la densidad de población, tendiendo a reducirse el desequilibrio poblacional existente con respecto a Europa. Este fenómeno marca, asimismo, una perspectiva a tener en cuenta en la probable evolución del desarrollo sostenible en España: ¿cuál será la renta disponible de los nuevos pobladores? ¿cuáles serán sus gustos, estilos de vida y modos de producción?. Es difícil pronosticar cambios en los estilos de vida, producción y consumo debidos al fenómeno migratorio, lo que complica dar cumplida respuesta a los interrogantes arriba planteados. No obstante, esta corriente migratoria es a la vez fuente de riqueza y diversidad cultural y posible fuente de conflictos de convivencia, con efectos ambos sobre la sustentabilidad integral en España.


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