BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESARROLLO SOSTENIBLE EN ESPAÑA EN EL FINAL DEL SIGLO XX

Alfredo Cadenas Marín y otros




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1.3 CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESARROLLO ECONÓMICO EN ESPAÑA

El crecimiento económico español ha ocurrido a un ritmo muy aceptable pero ello no puede traducirse directamente en aumento del bienestar o desarrollo.

El crecimiento económico de España durante el periodo de treinta años 1960-1990 fue muy elevado pues, aparte de Japón, de los países “tigres asiáticos” (denominados así por su espectacular crecimiento desde los ochenta) y de Grecia y Portugal (que partían en inicio de niveles bastante más bajos) la tasa de incremento anual del PIB per cápita español, del orden del 3,9%, fue y en gran medida ha continuado siendo, una de las más altas del mundo. Este crecimiento pudiera haberse debido a innumerables factores, entre los que podrían destacarse: el aumento de población, la inversión o formación bruta de capital, el incremento de la calidad del capital humano, el aumento de la extracción y uso de recursos naturales, y por último y no menos importante, el incremento continuo del comercio internacional o lo que es su equivalente, el aumento del transflujo de mercancías y energía desde otros países. También han contribuido al alto crecimiento económico español las aportaciones de capital desde el exterior (inversiones directas e indirectas), las remesas de los emigrantes y los ingresos por turismo.

Sin embargo los factores anteriores, según comparaciones realizadas internacionalmente, no explican debidamente el crecimiento económico español. Falta algún otro elemento explicativo. Esta paradoja es explicada por algunos economistas ecológicos aduciendo que la clave del asunto estaba en dos factores adicionales. De una parte la mejora continuada de la calidad del capital tecnológico y, de otra, el enorme aumento del transflujo de energía y materiales, tanto de procedencia nacional como internacional. Pero, desafortunadamente no disponemos de una medición fiable del posiblemente enorme aumento del transflujo conjunto (throughput) de energía y materiales .

De todo lo anterior y desde una perspectiva de economía ecológica (o de ecología humana), se infiere que, seguramente, los factores explicativos más potentes del crecimiento español podrían haber sido el aumento del transflujo de materiales y energía, (tanto procedentes del interior del territorio español como del extranjero), y/o el aumento y mejoramiento de la base tecnológica utilizados en los procesos de producción, y/o aprovechamiento del uso de ciertos bienes y servicios ambientales, entre los que destacaría el sector turístico. Pero, es evidente que esta tesis necesita ser contrastada empíricamente, y con mayor rigor, por lo que la paradoja no queda explicada más que de manera muy provisional.

En otros lugares de este estudio, se han incluido de manera específica los temas relativos al uso de la energía y a la explotación y gestión de los recursos naturales existentes en el interior del territorio español, incluyendo los referentes a los recursos que actúan como sumideros de desechos de las actividades de producción y consumo.

Independientemente de las causas y el origen del avance del PIB español, es decir, del crecimiento, debe señalarse que crecimiento no significa desarrollo y que no todo desarrollo es sostenible y durable.

Crecimiento y desarrollo son dos términos distintos. El crecimiento es un término cuantitativo que suele medirse en función del aumento del PIB per cápita, mientras que desarrollo es un concepto cualitativo. El desarrollo va mas allá del aumento de la cantidad de mercancías y servicios disponibles en la sociedad y, por tanto, del aumento equivalente del transflujo de energía y materiales. Por el contrario “desarrollo” debe significar un aumento del bienestar de las personas.

El aumento del bienestar humano depende, por supuesto, del disfrute de bienes y servicios materiales, pero también son valorados por la sociedad otros intangibles, comúnmente incluidos en la “calidad de vida” (en términos populares), o en índices de “desarrollo humano” como base para efectuar comparaciones entre países o regiones y entre unas épocas históricas u otras.


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