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HISTORIA NATURAL DEL HOMO SCIENTIPHICUS O CARTA DE UN PRIMATE A LOS ANTROPÓLOGOS

Alfonso Galindo Lucas




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Génesis y Revelaciones

Europa nace como un acuerdo para el comercio, en el que el motivo básico es proteger los beneficios empresariales, a fin de asegurar un crecimiento comparable al de la gran potencia. Con esa finalidad, una de las primeras políticas que los Estados miembros cedieron a la Comunidad Económica fue la agricultura, de modo que los productores europeos quedasen protegidos frente a la competencia del Tercer mundo. Luego vinieron las sucesivas cesiones de competencia en materias diversas (Pesca, legislación mercantil, política monetaria) y la convergencias de regulaciones (laboral, inmigración).

La gran “innovación” jurídica de las instituciones europeas consistió en sustraer la legitimidad de estos acuerdos a la soberanía nacional y el sufragio universal. Las decisiones que se toman en la Unión europea se suelen caracterizar por un gran desprecio hacia los derechos y libertades fundamentales, reconocidos en las constituciones nacionales. Este es el motivo principal de que en Francia se votase en contra de la célebre “constitución europea” (el motivo de que el “sí” se impusiera en España se debió a la abstención y, seguramente, a la ignorancia).

La Unión europea es, por lo tanto, un acuerdo patronal, un espacio para grandes empresarios. La “armonización” o aproximación de regulaciones nacionales en diversas materias ha redundado en la merma de derechos fundamentales o básicos, como la libertad de circulación o la asistencia sanitaria universal. La trama europea contra el servicio público de la educación superior o “Plan Bolonia” nace de una declaración en la universidad de Umberto Eco, que inspira, se supone, reformas equivalentes en todos los países de la Unión Europea. En España se utilizó otro texto sagrado, el informe Bricall o informe universidad 2000. Como suele ocurrir con todos los textos sagrados, la interpretación y el desarrollo posterior a cargo de los reformadores se distanció bastante del espíritu del autor.

Luego, vinieron los textos legales. En España, la Ley Orgánica del Derecho a la Educación y la Ley Orgánica de Universidades, con sus correspondientes reformas y las leyes autonómicas sobre la misma materia.

Los dogmas

Como ocurría en la Unión soviética estalinista, los mandamientos que sirven para perseguir a los disidentes ideológicos son de carácter técnico y, más específicamente, de tipo metodológico. A pesar de que el TC ha incluido la metodología y la evaluación en el ámbito de la libertad de cátedra, las normas de los distintos profesores responsables, de las distintas áreas de los distintos departamentos de las distintas universidades de las diversas comunidades autónomas... dicen a los profesores peor retribuidos lo que tienen que hacer, vulnerando de forma abultada y sistemática la libertad de cátedra y olvidando que las libertades fundamentales sólo pueden ser reguladas por el estado, a través de Ley Orgánica y en lo que no contradiga a la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del ciudadano.

Los dogmas, en el plano metodológico, son los siguientes (Galindo, 2010a):

 Las capacidades y habilidades transversales son perfectamente distinguibles de los conocimientos.

 Las capacidades y habilidades transversales están por encima de los conocimientos

 La metodología es algo ajeno a la materia que se imparte.

 La metodología debe imponerse al profesor (vulnerando su libertad de cátedra).

 La teoría es perfectamente distinguible de la práctica (ignorando la advertencia de D. Francisco Giner de los Ríos y generando los nuevos conceptos de créditos teóricos y créditos prácticos).

 Es pecado realizar actividades o asignaturas teórico-prácticas.

Como he comentado en otros trabajos, los profesores más sabios y amantes de su profesión se han dado cuenta de que un buen enseñante lo que tiene que aprender no es pedagogía, sino su materia. En esto me he manifestado siempre de acuerdo, pero tal vez habría que matizar y adoptar una posición intermedia; primero porque creo que en ocasiones, podemos encontrar interesantes determinadas enseñanzas de los expertos en didáctica. En la situación actual, la mayor parte de testimonios privados de docentes se inclinan hacia la abominación de los pedagogos, porque son portadores de dogmas e imponen su religión mediante amenazas. Pero ese es otro truco de los reformadores, que buscan el enfrentamiento dentro de la comunidad universitaria; el apoyo de un experto pedagogo puede ser bueno, siempre que nos podamos acoger a ello voluntariamente. Por otra parte, en la situación actual de deterioro, el dominar una materia ya no garantiza en absoluto enseñar bien, puesto que se dan una serie de variables que el profesor no controla: Fracaso de la secundaria, masificación, falta de vocación y frustración de los jóvenes parados, persecución ideológica por parte de los directivos, etc.

Una de las premisas que se consideran dogmas de fe (no necesitan demostración) es que la finalidad de la enseñanza universitaria es la misma que la de la formación profesional, con la diferencia (cada vez menos evidente) del grado de dificultad y del estatus de las salidas profesionales. Pero eso era cosa del siglo pasado, ahora podemos hablar directamente de un enfoque “ocupacional”, pues lo importante ya no es el papel que van a desempeñar los estudiantes en las empresas, sino el papel que no queremos que asuman (el de pensadores). En este modelo, se crea al estudiante una apariencia de aprendizaje para que no aprenda ni siquiera por su cuenta.

A nadie escapa que el nuevo planteamiento se basa en un enfoque muy coyuntural: Sin ir más lejos, en una de nuestras asignaturas habíamos quitado el tema de las nacionalizaciones, debido a que estaba obsoleto (incluso era subversivo), y de repente, en 2008 y 2009, el sector bancario de todos los países civilizados anda pidiendo que lo nacionalicen, para que el sector público enjugue las pérdidas de la banca en los impuestos de todos los trabajadores.

Con respecto a la acreditación de la excelencia, existen unos indicadores que, a pesar de no haberse discutido mucho, son bastante discutibles. Alguien dijo que Einstein nunca conseguiría un sexenio de investigación, con tan sólo ocho artículos. La jerarquización de universidades o titulaciones, en función de su supuesta calidad, se realiza por un sistema que es muy especulativo, puesto que la información contenida en los rankings se realimenta y sentencia a cualquier universidad decente al ostracismo (Sus mejores investigadores, docentes, patrocinadores y estudiantes se marcharán). Pero además, es de dudosa legitimidad, pues dichas listas se diseñan con unos criterios establecidos (que siempre serán opinables) asumidos por las normas legales, en el ámbito de sus atribuciones. Las mediciones se basan, en último término, en las opiniones de expertos privados y no existen criterios objetivos para su legitimación, ni siquiera se da la circunstancia de haberse consensuado democráticamente. Por lo tanto, es admisible la duda de que, al establecer los criterios de jerarquización, los opinadores expertos traten de favorecer sus propios negocios.


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