BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DESARROLLO REGIONAL E INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA EN EL SECTOR AUTOMOTRIZ. DESEMPEÑO, COMPOSICIÓN Y ASIMETRÍAS ENTRE ARGENTINA Y BRASIL (2000-2009)

Guadalupe Piñeyro y otros



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3. Cambio del modo de producción: Paso del Fordismo al Toyotismo.

A partir de 1970 se hizo evidente el agotamiento del modelo de acumulación dirigido por el Estado Keynesiano (donde ejercía el rol de recaudar impuestos, mientras que a través de ellos prestaba los servicios que el mercado no otorgaba, como también permitía la estabilidad social) y las organizaciones de producción Fordistas. (Amat et al. 2002).

Así la extensión del nuevo modelo representa, algo más que una modificación de orientación y plataforma técnica, ya que cambia el marco regulatorio socio-institucional, interviene en la forma de vida y consumo, y delimita un tipo de práctica productiva y organizativa. (Gatto, 1990).

Cabe destacar tomando las palabras de Lipietz (1994), que un régimen de acumulación significa un modo de coexistencias entre las modificaciones dentro de la producción (cantidad y calidad) y las modificaciones en el uso social del producto ( consumo, exportación, etc.). Entonces el régimen de acumulación es un equilibrio de modificaciones ligadas de la producción y del uso social del producto.

Es fundamental y necesario destacar que el Fordismo, aparece como modelo de organizar la producción y el trabajo, en las grandes empresas norteamericanas, donde Henry Ford lo estableció en su fábrica de automóviles. Así la cadena de montaje, característica principal de la técnica productiva, no fue un invento de Henry Ford ya que antes se había utilizado con grandes logros. Lo que alcanzó combinar fue su uso coordinado y generalizado dentro de un mismo establecimiento. Como también la mecanización de la cadena, a través de la cinta transportadora, que dio origen al sistema de organización mediante el cual se estructura toda la fábrica con su ritmo y sus normas. Se pueden establecer ciertas características de la organización fordiana de la producción:

1. establecer una producción masiva, disminuyendo los tiempos para realizar cada tarea, mediante la utilización de máquinas especializadas con propósitos únicos.

2. obtener una integración vertical de la producción, para establecer un elevado stock que permita eliminar interrupciones de las cadenas de montaje.

3. el funcionamiento de la cadena de montaje debía ser continua para aumentar la producción de bienes estandarizados.

4. la vinculación de la empresa con los consumidores era indirecta, se hacia a través de intermediarios o agencias, que realizaban estudios de marketing y elaboraban las estrategias de comercialización de los productos. (Neffa, 1998).

Siguiendo el análisis de Lipietz (1994), para llevar a cabo el régimen de acumulación Fordista, se debían modificar demasiadas cosas, así se estableció un conjunto de ideas e instituciones que negociaron en forma permanente las relaciones de los principales actores que participaban de la producción (capitalistas y asalariados), a los propósitos y necesidades del régimen de acumulación. Esto se denomina “modo de regulación”: “es lo que guía el comportamiento de todos los actores dentro de una sociedad para satisfacer las necesidades del régimen de acumulación”. (Lipietz, 1994: 4).

Teniendo en cuenta las palabras de Moncayo Jiménez (2002), debemos destacar los trabajos de varios sociólogos italianos sobre la importancia de la pequeña y mediana empresa en la industria del Norte de Italia. Como también, luego aparecen los investigadores estadounidenses Michael Piore (1984) y Charles Sabel (1984), desarrollando el concepto de acumulación o especialización flexible. Los autores mencionados explican, que a la producción en masa rígidamente estructurada, característica principal del sistema fordista, iba a aparecer un régimen basado en la especialización flexible, cuya forma espacial sería el distrito o sistema local de pequeñas empresas. Entonces como la cadena sectorial era la modalidad espacial de despliegue del Fordismo, el distrito sería la del postfordismo. Las características definitorias de esta forma de organización industrial son: concentración de Pequeñas y Mediana Empresas (PYMES), fuertes redes de cooperación (competencia cooperativa) entre ellas, interrelación estrecha con la comunidad local y economías de aglomeración. Así la alternativa de unos procesos productivos autocentrados, afirmados en los recursos productivos y sociedades locales, produjo nuevas perspectivas para impulsar el desarrollo regional. Luego con el agotamiento del concepto de “distrito industrial”, apareció una nueva visión que explica el desarrollo regional, basada en la preponderancia de la innovación tecnológica. Este nuevo enfoque, pone énfasis hacia los sectores terciarios avanzados y sus lógicas empresariales (esquema just in time de entrega) y espaciales.

Debido a esta razón, en el aprendizaje colectivo la proximidad espacial lleva a cabo un rol determinante, ya que se realiza mediante la cooperación entre firmas, externalidades, efectos de diseminación, utilización del conocimiento implícito, intercambios no comerciales de información y movilidad de los trabajadores. (Moncayo Jiménez, 2002).

Siguiendo a Porter, (1990) expone dos aspectos, que sobresalen en este enfoque de producción, sin embargo no son nuevos, como los clusters y la ventajas competitivas de regiones y ciudades. El primer término se refiere a que las industrias competitivas de un país se vinculan a través de relaciones horizontales, es decir, con clientes comunes, tecnologías, servicios de apoyo, etc. Así la metodología de clusters se ha desarrollado en numerosos países de Europa y América Latina.

De acuerdo con Kosacoff y López, (2000) se debe destacar el paso del sistema “fordista”, de producción en masa, basado en la mano de obra con rutinas fijas, grandes escalas y un elevado grado de especialización por planta, hacia los sistemas “toyotistas”, con una visión diferente de esos mismos aspectos. Los principios que se basa el Toyotismo son: el esquema just in time (JIT), la flexibilidad del proceso productivo, la polivalencia laboral, y una aproximación mas estrecha entre terminales y proveedores. Estas tendencias siguen los pasos de la estrategia originalmente desarrollada por Toyota, en donde se busca operar con un bajo grado de integración vertical apoyado en proveedores con los cuales se mantienen relaciones durables y de cooperación, que llegan incluso al planeamiento conjunto de la producción y al desarrollo compartido de los nuevos productos y sus partes.

De esta forma, el sistema Toyotista surgió con la necesidad de Japón de desarrollar cantidades pequeñas de numerosos modelos de productos. Así la substancial contribución del Toyotismo es componer un sistema, una manera de organización del trabajo que le permita producir stocks limitados de productos distintos con un bajo costo. Podemos resaltar los siguientes puntos para lograr una mejor definición del modelo Toyotista: a- supresión de los recursos superfluos y el establecimiento de la producción ligera, entonces aparece el concepto de “fabrica mínima”, reducción del espacio, del movimiento de materiales, de trabajadores y etc. El abastecimiento just in time permite una mayor flexibilidad; b- Aparece la participación de los subcontratistas, donde se establece una relación de confianza; c- una enérgica cooperación de los trabajadores en decisiones referidas con la producción; d- se observa el objetivo de Calidad Total, es decir, excluir defectos en el momento que se descubra y lo antes posible, permite certificar la calidad en cada momento del proceso productivo. (Cano García, 1998).

Entonces en una similar línea de análisis Motta et al. (2006) establece que uno de los más importantes cambios en las formas de organizativas de la producción, es el pasaje de un trabajo realizado en una línea de montaje, con tareas específicas a desarrollar, al de una organización en equipo o unidades de trabajo, donde aparecen formas de multifuncionalidad al interior de las firmas, teniendo como principal objetivo los aspectos de calidad, en estrecha relación con los elementos de flexibilidad que exigen los nuevos procesos.

A partir de este cambio de los sistemas de organización de la producción y del surgimiento de nuevas tecnologías, provoca el fin de la producción en masa tal como fue entendida hasta los años ´70, para permitir la presencia de un sistema donde la característica central es la flexibilidad tanto de los procesos como de las organizaciones, donde también la calidad y la velocidad son matrices determinantes en la competencia.

Para Kosacoff y López, (2000) la pieza fundamental de dicho cambio es el reemplazo del equipamiento especializado y mono-propósito, característico de la producción fordista por maquinarias y dispositivos programables y multitarea, donde estos pueden ser trasladados a las diferentes operaciones rápidamente y con bajos costos. Estas transformaciones están en estrecha relación con la necesidad de tener una respuesta rápida a los cambios de la demanda. Esto se evidencia en un acortamiento del tiempo de desarrollo de los productos, materializado a través del esquema just in time (JIT), significa que en un proceso continuo, las piezas necesarias para el montaje deben incorporarse a la cadena justo en el momento y sólo en la cantidad que se necesitan, con lo cual se reduce de forma considerable el manejo de stocks, tanto de insumos como de productos en proceso, como también se manifiestan una aceleración en el procesamiento de las ordenes de compras y mayor rapidez en las entregas.

Aunque también la calidad se destaca como un factor determinante, ya que la combinación entre calidad y productividad es uno de los elementos sobresaliente del “Toyotismo”.

Debido a la búsqueda de estos factores determinantes, la flexibilidad, velocidad y calidad, ha producido una modificación de las relaciones con los proveedores, acompañado de un creciente grado de subcontratación (compra de partes, componentes, etc.) y de terciarización/outsourcing (compra de servicios de apoyo, transporte, etc.). (Kosacoff, López, 2000).

Entonces para Kosacoff y López, (2000) las transformaciones mencionadas han sido facilitadas por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Estas tecnologías provocan una reducción de los costos de recolectar, organizar, almacenar y comunicar información, a través del desarrollo de las redes de computadoras y de los sistemas electrónicos de transmisión de datos. Así la adopción de nuevas tecnologías aparece asociada con cambios en las estrategias organizacionales y las políticas de gestión de la fuerza de trabajo.

Teniendo en cuenta las palabras de Bervejillo, (1995) la flexibilidad como nuevo punto central de la producción y de la gestión, se relaciona estrictamente con la necesidad de competir en mercados globales y segmentados, en forma tanto espacial como temporalmente. Así las nuevas tecnologías utilizadas en los productos, procesos como también en la gestión, permiten una producción eficazmente flexible y espacialmente dispersa, como también al mismo tiempo, altamente coordinada e integrada.


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