BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LAS PARTICULARIDADES COMUNICATIVAS EN LA IDENTIDAD DEL TUNERO

Yelenis María Fernández García y otros




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2.2.2- Formas cotidianas de la comunicación popular

Estos son procesos de la comunicación comunitaria que diferencia de los medios masivos permiten expresar esa identidad de los sujetos, los lazos de relación, los espacios de encuentro, las referencias comunes. Las formas cotidianas descubren elementos de la memoria colectiva, los anhelos, la visión del mundo y de sí mismos; los saberes y las ignorancias, las fuerzas y las debilidades, las afirmaciones y las perspicacias.

Dentro de ellas encontramos a los refranes, los mitos, las leyendas, los chistes, ritos, las melodías las dramatizaciones, las festividades tanto religiosas o no y las transmisiones de saberes.

Las Tunas es un pueblo de mitos y leyendas, pues el mismo origen de su nombre se remonta a una leyenda aborigen debido al misticismo de sus habitantes.

Cuenta la leyenda que en toda la comarca de Cueybá, (nombre aborigen) estaba poblada por rosas rojas, flor que las muchachas colocaban en su pelo como símbolo de belleza y los jóvenes le obsequiaban a las féminas en gesto de galantería; pero un día de lluvia, oscuro y frío extrañas planteas comenzaron a crecer entre las rosas y poco a poco sus pépalos verdosos y sus largas espinas fueron poblando la región, eran arbustos de Tunas que impusieron su fuerza y con las espinas desangraron a las rosas, el suelo se tiñó de rojo con la sangre derramada por las mismas y solo quedaron de éstas algunas por los alrededores como adorno a los tunales; creció la Opuntia y de ella nació una flor blanca como símbolo de loa rosa sin color, en ella se concentraba la pureza. También nació un fruto rojo con el cual se preparaba un vino para brindar en las festividades, haciendo valer el imperio de la fuerza, poco a poco la comarca de Cueybá fue perdiendo su nombre originario para adoptar el de Las Tunas. (Marrero, 2006,7)

En el refranero popular surgieron muchas leyendas sobre el origen de este singular nombre, pero esta es la más conocida por todos. A ella se unen otras que conforman los diálogos comunicativos del tunero; aunque se han transmitidos de generación en generación, en la actualidad los más jóvenes las desconocen. Datos que arrojaron los muestreos opináticos a un total de 150 personas escogidas libremente.

Al andar por las calles de Las Tunas aparecen personajes de leyendas que se entretejen con la realidad, los güijes del Hormiguero, que sus travesuras están grabadas en la memoria de las hermanas Salcedo, quienes viven en la calle Vicente García, por donde según contaron algunos entrevistados, andaba en las noches macabras el Caballo Blanco, aquel hermoso corcel en el que cabalgaba un jinete sin cabeza y su aparición legendaria estaba asociada a un hecho de sangre, o a un desastre natural. Qué decir entonces de los cagüeiros de Caisimú, donde los cazadores se atemorizaban ante la presencia de un jabalí, el cual según su modo de presentarse podía ser una de esas apariciones que a más de un tirador hizo errar el tiro o bajar el arma.

Víctor Marrero Zaldívar en su libro Las Tunas localidad cultura e identidad, menciona que una los tuneros que siempre ha envuelto a la población, es la del fantasma de Ahogapollos, arroyuelo que acariciaba las paredes de la ciudad y desde cuyas márgenes, entre el cementerio y las pozas de Fajardo, en las noches oscuras, se levantaba una luz roja, que muchos confundían con el “Pilón con saya de Bayamo”. En las noches claras solo se notaba un fantasma que merodeaba las márgenes del río, haciendo estragos en los gallineros cercanos. La fantasmagórica aparición duró hasta que dos jóvenes decididos descubrieron al pilluelo, que robaba las gallinas y luego iba a encontrarse con una doncella, sin miedo en los montes que bordeaban al poblado; no obstante los vecinos siguieron atentos al fantasma, por si acaso.

Estas leyendas, nacidas de la fantasía popular, forman parte de ese conjunto de factores que identifican a los comunitarios. Pero no solo las leyendas, sino también los mitos, como ese que dice que si al salir de la casa uno se encuentras con un tuerto, todo sale mal durante el día; o que si la lechuza canta, o también la tojosa, alguna desgracia va a ocurrir, que si la gallina canta como gallo, es mal agüero: que si después de la seis de la tarde, cuando ya no hay Sol pasa una garza sola, se va a divorciar alguien del barrio, o si pasan dos juntas, habrá matrimonio; si el gato araña el horcón de la cocina con sus patas delanteras, traerán carne, pero si pasa por fuera de la casa por la ventana, se va a morir el más pequeño de la casa; que si pasa una mariposa por la sala de la casa, habrá visita; o si pasa una esperanza verde es símbolo de la buena suerte; o si sales con el pie derecho todo irá de maravillas.

A ello se une la llamada historia de la nube la Bayamesa que siempre cuando se pone llueve. También historias como la del presidente, un singular personaje que camina por las calles henchido de medallas y condecoraciones.

En el testimonio ofrecido en el proceso investigativo el periodista Juan Morales Agüero declara la verdadera historia Alberto Álvarez Jaramillo, más conocido como el comandante, que cada día sale a reencontrarse con lo cotidiano.

Gasta pantalón, camisa verde olivo, charreteras militares y boina carmesí. Anda sin destino fijo, inmerso en sus propias cavilaciones y a veces hasta se dirige a s público imaginario que lo ha nombrado el Caballero de París fantasioso y tranquilo, o nuestro Quijote provinciano. Su edad no es fácil de establecer 50 y tantos almanaques, aunque es muy posible que rebase los 60. Sus bolsillos siempre están llenos de variados objetos, presume de su alta jerarquía castrense y no admite ambigüedades con sus galones.

Morales Agüero ve a este personaje como un elemento vital el ir y venir en los predios tuneros, asegura que un familiar del comandante le dio testimonio acerca de este hombre, quien fuera de joven dispuesto y emprendedor, amigo de hacer el bien a sus semejantes, pero un medicamento mal administrado le perturbó en cuestión de pocos meses las entendederas y desde entonces recorre incansablemente las calles de Las Tunas vestido de militar. Hoy Alberto Álvarez Jaramillo, el Comandante es un símbolo legítimo de las calles tuneras.

Otro aspecto que forma parte de la identidad comunicativa de los que habitan la comunidad estudiada son las creencias populares, que son todas las ideas sin basamento científico, que existen en un amplio sector de la población, o todo aquello en lo que se cree y cuya base, cuyo origen, se desconoce.

Por esta zona existen muchas de ellas que forman parte de la vida cotidiana y que a veces, aunque no son compartidas por todos, sí constituyen parte del legado oral. Así lo expresaron los resultados de las técnicas proyectivas aplicadas, en este caso, a través de los talleres de reflexión en la Cátedra de la Tercera Edad.

Por ejemplo se dice que si llueve fuertemente se debe poner un taburete detrás de la puerta, colocado al revés para que se vaya el agua y los truenos.

Si una mujer embarazada pasa por encima de una planta de calabaza, esta florecerá y dará frutos en abundancia por la tarde, porque de lo contrario la planta crece simulando todo el recorrido que realiza el campesino en el campo desde la mañana.

Que trae mala suerte mirarse en un espejo roto, por lo cual hay que votarlo cuando se rompe.

Dicen que cuando hay eclipse, las mujeres embarazadas no deben pasarse la mano por el vientre, porque su hijo al nacer tendrá una mancha en el cuerpo durante toda su vida.

Comentan que ver caer un meteorito trae buena suerte, se dice que es una estrella a la cual se le puede pedir un deseo.

Ver un gato negro en la calle un martes y pasar delante de él, trae mala suerte. Que al pasar una lechuza sonando y posarse en una casa, indica que alguien de allí se morirá y de seguro será el más viejo.

Que si te barren los pies cuando eres joven, te casarás con alguien mucho mayor que tú.

En las Tunas también aparecen creencias como la planta de tunas que ubican sobre las casas para alejar los malos espíritus, o cuando está lloviendo el espejo se pone bocabajo, o se tapa, se reza una oración cuando viene un tempestad para que no caiga.

Al ponerse una tempestad al sur de la ciudad se le llama la Bayamesa y siempre cae aquí en Las Tunas. Cuando duele debajo de la ingle, hay una seca y hay que cortar la seca; así mismo cuando entra una polilla nocturna ( conocida como tatagua) en la casa viene visita y si llega el fin de año se tira agua desde atrás de la casa hasta la puerta de la calle, para que salga todo lo malo e inicie un año nuevo limpio.

Las noches son especiales en esta comunidad pues al decir de algunos entrevistados los presagios los trae el jinete sin cabeza, un mito tunero que ha llegado hasta nuestros días.

Estas no son las únicas creencias, pero sí las más escuchadas entre los acontecimientos casuísticos que tocan de cerca a los pobladores del Balcón del Oriente Cubano, claro todas forman parte de las creencias de la nación cubana y de Latinoamérica, pero esta son una muestra representativa de las ciudad tunera, otras se han adherido a esta comunidad en el decursar del tiempo.


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