BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

RECUERDOS NO OLVIDADOS. MEMORIAS Y TESTIMONIOS PERIODÍSTICOS

Raúl Quintana Pérez




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Palabras introductorias

Por Baldomero Álvarez Ríos

Conocí a Raúl Quintana Pérez en los años de la década del 40 cuando él ya había ganado un nombre y una posición de bastante relevancia en el periodismo nacional. Yo me iniciaba en esas actividades en aquellos tiempos en que ser joven era un impedimento para franquear la muralla que imponía la sociedad de injusticias, sobre todo cuando no se tenía un respaldo familiar o un apellido de alguna prominencia social

El nombre de Quintana aparecía con frecuencia en reportajes y entrevistas de primera plana en los periódicos Avance, Información y otros diarios de circulación nacional. Su actividad se reflejaba lo mismo en matutinos que en vespertinos. Esto era prueba irrefutable del intenso trabajo que el veteranos periodista-para mí ya él lo era- desarrollaba en el quehacer de la multitud de géneros. Para cuentos lo conocemos y mucho más para cuantos hemos trabajado juntos, nada de esto era extraordinario. Tenía además en su aval haber sido presidente en dos ocasiones de la antigua Asociación de Repórters de La Habana (Círculo Nacional de Periodistas).

El proceso revolucionario nos hizo coincidir durante 24 años en el periodismo, en Radio Habana-Cuba, en una etapa de ardua tarea creativa. Fue oportunidad que tuve para reafirmar sus valores y admirarlo más que cuando lo conocí sentado junto a su mesa de jefatura de redacción de un diario impreso. Con unos cuantos años más, Quintana mantenía su gran capacidad de trabajo, su buen olfato noticioso, su fuerza imaginativa, su poder organizativo y su decoro profesional sin abandonar su espíritu y entusiasmo juveniles, enriquecidos con su conciencia revolucionaria.

Estos apuntes que ahora por primera vez nos ofrece a manera de testimonios, es un compendio de su vida, sus ideas y su obra. Sus notas personales adquieren valor didáctico para las nuevas hornadas de periodistas que, como todas las nuevas generaciones de cubanos, no tendrían que vivir las amarguras - y no debemos cansarnos de recordar - de salarios que no alcanzaban para almorzar, de desayuno basado en azúcar prieta con agua, y del temor al desahucio de la vivienda, expresión brutal y deshumanizada de aquella sociedad.

Raúl Quintana fue algo más que cronista en el oficio al cual ha hecho aportes valiosísimos. En más de una ocasión se convirtió en protagonista que no deja de empuñar la pluma como cronista o reportero. Desde antes del período de la lucha contra Batista, estuvo identificado con Fidel Castro y conoció muy de cerca las primicias periodísticas del líder estudiantil universitario, de su agudo sentido del periodismo como trinchera de ideas y de su línea política incorruptible (Ver epígrafes “Dónde y cómo conocí a Fidel” y “65 jornadas heroicas”. N. del E.).

Como ya dijimos, además de cronista, nuestro autor es protagonista del periodismo revolucionario. Con un reportero gráfico monta en un avión y se va a Isla de Pinos a entrevistar a Fidel tan pronto el líder sale del presidio, amnistiado, por la acción del Moncada.

Durante el 9 de abril de 1958 y cuando ya los genízaros asesinaban a los jefes y militantes del movimiento huelguístico, afronta entre otros, el riesgo de perder la dirección del noticiero de una radioemisora cuyo propietario era batistiano, y con Wilfredo Rodríguez Cárdenas, Paquito Villalta y otros compañeros, se involucra en la difusión de un disco con una exhortación en apoyo de la huelga (Ver epígrafe: “El 9 de abril: un disco subversivo”. (N. del E.)

En marzo de ese mismo año 1958, aparenta ante la gerencia del Circuito Nacional Cubano un viaje a New York. Se pierde un mes, consigue una grabadora y sin ningún equipaje llega a Santiago de Cuba. Desde allí y después de peligrosas peripecias asciende hasta la Sierra Maestra, se entrevista con el Che y otros jefes de la insurrección y testifica y vive el rigor de la vida guerrillera en la montaña (Ver epígrafes: “Camino de la Sierra”, “Cómo conocí al Che”, “Mi visita a Radio Rebelde en Alto de Conrado”, “Los primeros de Radio Rebelde” y “El regreso”. N. del E.).

Hoy, ya septuagenario (estas “Palabras Introductorias” fueron escritas en la segunda mitad de la década de los ochenta del pasado siglo. N. del E.), este militante comunista, que no se queja cuando se le carga de tareas partidarias y que mantiene con vitalidad su vida laboral, es ejemplo para el periodismo revolucionario. Y es desde luego, lección viva de que para el hombre verdadero y revolucionario, la razón de vivir no estriba en las riquezas materiales, sino en los valores morales, en la satisfacción del espíritu y en el disfrute pleno de la dignidad que la Revolución rescató para nuestro pueblo.

Es esa dignidad la que no debe desaparecer jamás del corazón y la mente de ningún cubano, porque fue, al fin logrado, esencia y objetivo de lucha de José Martí, a quien todos debemos lealtad eterna.

Los apuntes que hace Raúl Quintana Pérez en esta obra - escritos como quería Mariátegui…"…de las ideas y las cosas en fórmulas concisas y concretas"- realzan el valor histórico de su contenido. Estamos seguros que su lectura no defraudará el interés de ninguno de nuestros periodistas (1).


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