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SOBRE LAS SOCIEDADES DE LA INFORMACIÓN Y LA DEL CONOCIMIENTO: CRÍTICAS A LAS LLAMADAS CIUDADES DEL CONOCIMIENTO LATINOAMERICANAS DESDE EL PARADIGMA ECOLÓGICO

Germán López Noreña



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CAPÍTULO IX. DEL CONCEPTO CONOCIMIENTO EN LA ECONOMÍA Y EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Economía y Conocimiento En La Sociedad Del Conocimiento

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Ya realizado el anterior esbozo historiográfico-filosófico del concepto conocimiento en el devenir de algunas épocas de la humanidad y en algunos trabajos investigativos de los anteriores pensadores citados -en aras de lograr un buen nivel de aprehensión conceptual de la noción en cuestión en la Sociedad del Conocimiento sustentada inicialmente por Drucker, y desde los años 90 hasta la actualidad. Nos aprestamos a incursionar en el concepto conocimiento en la Economía.

9.1 EL CONCEPTO CONOCIMIENTO ANTES DE PETER DRUCKER

A la luz del rastreo historiográfico del concepto conocimiento en el campo de la Economía y como eje central de la producción, antes de Drucker, existen significativos antecedentes. Uno de ellos lo es el de Alfred Marshall quien en sus Principles Of Economics sostenía el que “el conocimiento es nuestro más poderoso motor de producción”. E incluso en Adam Smith, quien en algunos de sus escritos deja entrever algunos asomos, no muy explícitos sobre esta cuestión.

De igual manera, en el escenario de los finales de la segunda guerra mundial, el premio Nobel en Economía Friedrich Hayek , en su articulo “The Use of Knowledge in Society”, manifestaba la necesidad de fundamentar la complejidad de las decisiones interrelacionadas con la asignación de la disponibilidad de recursos en la economía alrededor del conocimiento.

A la par sostenía, que el sistema económico más eficiente sería aquel que hiciese un uso más pleno del conocimiento existente. Para finalmente plantear, con relación al conocimiento científico, no ser aquel que aglutinara la totalidad del conocimiento, pues no se podía desconocer la existencia de otro tipo de conocimientos circulante , no tan organizado, pero de toda manera importante a considerar, como lo era el referido a circunstancias particulares de tiempo.

Finalmente, a decir de Luisa Montuschi en su escrito ya mencionado, para Hayek, una de sus preocupaciones centrales consistió en que uno de los problemas de la Política económica:

Friedrich Hayek

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[…] estaba justamente dado por la necesidad de determinar cual sería

la mejor forma de utilizar un conocimiento disperso entre toda la población. Es cierto que el objetivo de Hayek era presentar una defensa del sistema de precios como el mejor, el más eficiente, mecanismo para comunicar la información dispersa entre muchas personas y asegurar la supervivencia de una sociedad basada en la división del trabajo. Pero debe tenerse presente que algunas de las ideas que presenta en el artículo citado podían considerarse revolucionarias para el momento en que fueron escritas y resultan básicas para la comprensión de lo que hoy denominamos la “Sociedad del Conocimiento”.

Acaecida más de una década de la emergencia de los trabajos de Hayek, precisamente en Bloom (1956), con su celebre “Taxonomia De Bloom”, establece una jerarquía en los objetivos cognoscitivos de la siguiente manera: 1. Comprensión; 2. Aplicación; 3. Análisis; 4. Síntesis; 5. Evaluación; y 6. Conocimiento. En la que es de fácil observación, el como el conocimiento, ocupa el último lugar en el anterior orden jerárquico. Taxonomia que en los últimos años, gracias a los procesos investigativos del que ha sido objeto, en su sintaxis y sentido semántico ha evolucionado notablemente.

La Taxonomia De Bloom

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El porqué del último lugar del concepto conocimiento en la Taxonomia de Benjamin Bloom , fue sustentado a través de la Metáfora del Gabinete, la que presenta algún tipo de similitud con el Conocimiento tácito de Michael Polanyi.

Como puede apreciarse el conocimiento ocupa el más bajo de los seis niveles. Para explicarlo los autores recurren a una imagen metafórica de un gabinete de archivo mental. El conocimiento es algo archivado en tal gabinete.

Los cinco niveles cognoscitivos superiores constituyen las “capacidades y habilidades intelectuales” que permiten a la persona operar con los contenidos del gabinete. Eventualmente, tales contenidos pueden quedar desactualizados y necesitan ser cambiados, total o parcialmente. Por el contrario, de acuerdo con la visión de estos autores, las capacidades y habilidades intelectuales son algo permanente que habrán de acompañar y servir a la persona a lo largo de toda su vida.

Estas ideas, que en su momento y aún en el presente, ejercieron gran influencia en los proyectos de reforma educativa, pueden tener cierto grado de validez pero no ayudan a comprender algunos de los desarrollos relacionados con el surgimiento de lo que se ha dado en llamar la Sociedad del Conocimiento o de la economía basada en el conocimiento. Tampoco ayudan a dilucidar la cuestión de poder determinar sin ambigüedades la diferencia existente entre un trabajador de cuello blanco y el llamado trabajador del conocimiento.

(Luisa Montuschi; pág 4)


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