BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

APUNTES DE ECONOMÍA REGIONAL

Mario Alberto Gaviria Ríos




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CAPÍTULO 1. LA TEORÍA DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO REGIONAL

Mario Alberto Gaviria Ríos1

“Si se quiere tener una sociedad justa, en el sentido rawlsiano, donde el Estado garantiza un mínimo social, la dimensión regional es importante ya que con frecuencia hay una estrecha relación entre la desigualdad entre los individuos y las disparidades regionales.”

(Meisel y Romero, 2007)

1. Introducción.

La región, independientemente de cómo sea definida, no es una abstracción, es una instancia simbólica que se construye a partir de relaciones, lenguajes, afectos y procesos de cambio que ocurren en su territorio. Por ello existen políticas de desarrollo regional cuyo objetivo central es crear o potenciar las condiciones de entorno, para que los seres humanos mejoren sus condiciones de vida y disfruten de mayores oportunidades para el despliegue de su potencial; políticas que se aproximan a su objetivo a través de intervenciones en el territorio.

El concepto de política regional tiene dos acepciones, no excluyentes entre sí: a) el conjunto de medidas destinadas a reducir las disparidades interregionales, b) los esfuerzos al interior de las regiones, consideradas individualmente, para superar problemas de atraso económico. La primera aproximación persigue –por razones de eficiencia y de equidad– garantizar el crecimiento cohesionado de la economía nacional y lleva implícito un énfasis en el apoyo a los territorios más atrasados. La segunda, que en el medio anglosajón se conoce como Regional Planning, busca favorecer las potencialidades propias de cada región en particular, con independencia de su posición relativa en el ranking nacional.

Este trabajo está más centrado en la segunda de dichas aproximaciones. En su estructura, parte de reconocer la importancia de la política de desarrollo regional y su impacto en el territorio, para lo cual se revisan los principales enfoques teóricos sobre el desarrollo económico regional y se caracteriza la política regional que de sus planteamientos se deriva. Cabe advertir que esa revisión en ningún modo es exhaustiva, por lo que no se llega al nivel de personalizar los aportes teóricos de los distintos autores que a través de la historia han ayudado a la comprensión de la problemática del desarrollo regional.

2. Teoría y política del crecimiento regional

El abordaje del desarrollo regional en los inicios del siglo XXI, presupone enmarcarse en situaciones y condicionamientos de política mundial, el mantener la atención en el conjunto de nuevas condiciones que en este frente plantea el contexto nacional y, en general, tener en consideración las implicaciones que la globalización impone sobre ese desarrollo. Lo anterior se constituye en norma preestablecida si se quieren enfrentar de la mejor manera los cambios estructurales que afectan el desarrollo de los territorios.

Ese desarrollo regional está igualmente impactado por la política pública que tiene origen en las instancias locales, y que se manifiesta principalmente a través de proyectos y programas contenidos en los planes de desarrollo departamental y municipal. Sin embargo, debe reconocerse que, en lo que tiene que ver con la política de desarrollo económico regional, no existe pleno consenso teórico respecto a la forma y las bondades de tal intervención. Lo anterior se hace evidente a partir de un recorrido por las principales teorías del desarrollo económico regional2.

2.1 Teoría de la base económica

En primer término, la teoría de la base económica considera que el crecimiento regional es determinado fundamentalmente por lo que define como las actividades básicas regionales, que no son más que sectores de producción de bienes y servicios para exportación a otras regiones o países, dado que el crecimiento de aquellas “no básicas” (orientadas al mercado local) depende del ingreso generado en las primeras.

Según esta perspectiva, una expansión inicial de las exportaciones estimula en gran medida a toda la región, por la acción del multiplicador de la renta. Estas ventajas, a su vez, refuerzan la competitividad del sector exportador, todo lo cual se traduce en un factor de atracción de trabajadores y capital productivo proveniente de otras regiones, para sostener la continua expansión. Se genera así un proceso de causalidad circular en el crecimiento.

Se establece de esta forma una relación causal unidireccional entre demanda externa y crecimiento económico regional; la demanda exterior —y sus diferentes desagregaciones sectoriales— se define como la variable exógena del modelo, que incide en el crecimiento regional a través de sus impactos multiplicadores, cuya importancia depende de la interacción de esta variable con las endógenas (ver figura 1).

Es decir, la cuantía de los impactos multiplicadores dependerá de la configuración del sistema regional, que define los canales a través de los cuales la exportación alcanza al conjunto de la economía: estructura sectorial y relaciones interindustriales, técnicas productivas, preferencias de consumo de la población, propensión a importar, entre otras, y de las relaciones entre variables endógenas.

Entre las formalizaciones de la teoría de base exportadora se cuentan las modelos de corte keynesiano de Homer Hoyt y el Export – led, desarrollado por Charles Tiebout y Douglas North en la segunda post guerra (Camagni, 2005).

El modelo de Hoyt centra su análisis en la dinámica, global y sectorial, del mercado laboral, destacando la existencia de una economía con dos sectores, básico (exportador) y no básico. De esa manera, establece las siguientes relaciones entre el empleo de la economía y los dos sectores productivos:

Nt=Nb+Nnb (1)

Nb=Nb ∴ exógena (2)

Nnb=bNt ; 0<b<1 (3)

Donde, Nt: empleo total

Nb: empleo en el sector básico

Nnb: empleo en el sector no básico.

Resolviendo 1, 2 y 3:

Nt=Nb11-b

Con 11-b el multiplicador del empleo, el cual es activado por la dinámica del empleo en el sector básico.

Derivando con respecto al tiempo (τ):

Nt=Nb11-b (4)

Con, Ns=∂Ns∂τ

Según la ecuación (4), la variación en el tiempo del empleo total (Nt) depende en forma multiplicada de los cambios en el nivel de empleo del sector básico (Nb). Es decir, la dinámica del empleo en el sector exportador es la que activa el empleo y el ritmo de actividad de la economía regional.

Una variante del modelo de Hoyt se obtiene considerando el total de la población de la economía. Para estimar dicho total se tiene en cuenta que ella es un producto de la población empleada y el inverso de la tasa bruta de ocupación:

P=aNt , a≥1 (5)

Nnb=b'P , 0<b'<1 (3’)

Con 1a: Tasa bruta de ocupación.

Resolviendo 5, 2 y 3’:

P=Nba1-ab'

Es decir, dada la ecuación (5):

Nt=Nb11-ab'

Derivando con respecto al tiempo (τ):

Nt=Nb11-ab' (6)

El resultado expresado en (6) es equivalente al obtenido en (4), con 11-ab' el multiplicador del empleo y b=ab'.

Por su parte, el modelo Export – led consiste en un desarrollo básico del modelo de demanda keynesiano, en el que no se separa sector privado de sector público y las exportaciones se consideran totalmente exógenas.

Sea Y: ingreso (renta)

C: consumo

E: exportaciones

M: importaciones

Y=C+E-M (7)

Con, C=cY, 0<c<1

E=E, exógenas

M=mY, 0<m<1 y m<c

Reemplazando se tiene que:

Y=11-(c-m)E , 0<c-m<1 (8)

Donde 11-(c-m) es el tradicional multiplicador keynesiano y (c-m) es la propensión marginal a consumir bienes producidos al interior de la economía. Según la ecuación (8), la renta total es un múltiplo de la demanda de exportaciones, el sector básico de la economía.

En este sentido, el enfoque de la base económica supone un proceso de desequilibrio interregional, caracterizado por un flujo permanente de recursos productivos hacia las regiones con amplia base exportadora, atribuible a problemas de información imperfecta y la presencia constante de mercados externos potenciales y de oportunidades locales de inversión para el capital foráneo. En coherencia con ello, los objetivos de política que se promueven tienen que ver con la expansión de mercados para la producción local y la atracción de nuevas inversiones para el sector básico, a través de instrumentos como los programas de promoción e información y los subsidios directos e indirectos a los inversionistas.

Por último, la teoría de la base económica ha sido cuestionada desde sus inicios, tanto desde el punto de vista empírico como teórico. Entre las objeciones empíricas se destaca la dificultad de constatar el supuesto implícito de no existencia de “cuellos de botella” por el lado de la oferta, que puedan limitar el crecimiento de los sectores locales, sean estos básicos o no básicos; es decir, la posibilidad de expansión inmediata, a coste cero, para responder a los estímulos de demanda. Por su parte, las objeciones teóricas tienen que ver con el hecho que la dicotomía propuesta, región – resto del mundo, deja de lado el papel que juegan los vínculos internos, pudiendo existir regiones económicamente viables con un sector exportador limitado.


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