BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ASPECTOS DEL COMERCIO EXTERIOR

Fernando Lafuente




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2. Mercancía

Tiene su orígen en el vocablo latino merx, del cual se derivan más conceptos en español u otros idiomas. El más significativo es Mercurio, dios del comercio, de los viajeros y mensajero de los dioses, hijo de Júpiter y de Maia. En el Imperio Romano, Mercurius (= comerciante) fue una de las tantas consecuencias del sincretismo practicado entre la religión romana y la griega; simboliza la fusión mitológica del dios griego Hermes con la prerromana deidad etrusca Turms. Mercurio guardó todas las apariencias y características de Hermes, dios griego del comercio.

En términos generales, se define como mercancía a cualquier objeto o producto destinado al consumo, adquirido por compra para satisfacer las necedidades, por lo que se convierte en propiedad. Expresado de otra forma, dicho concepto refleja la peculiaridad de la mercancía: es un bien económico con valor de uso, o sea, saciar las necesidades del hombre, y un valor de cambio, es decir, poder ser intercambiado en el mercado, ya sea por otra mercancía ( trueque ), ya sea por una determinada cantidad de dinero.

La mercancía representa la forma elemental económica de la Economía de Mercado. Se produce mercancías explícitamente para el comercio. Aunque el origen de la

mercancía remonta a la prehistoria, la producción mercantil fue una excepción o anomalia en las sociedades anteriores; sólo con el nacimiento de las relaciones de producción capitalista se convirtió en un sistema económico determinante. Será mercancía aquel producto del trabajo cuando se tenga en consideración la división social del trabajo y existan formas de propiedad sobre los frutos de ese trabajo y los medios de producción.

Considérase mercancía el bien resultante del trabajo del hombre que posee ambos valores mencionados; no puede ser mercancía si carece de uno de ambos. El apéndice N° 1 expone algunos aspectos sumarios necesarios a la comprensión básica de la teoría del valor trabajo.

La categoría histórica mercancía posee dos facetas comunes e inseparables: satisface las necesidades de todo tipo del hombre y, además, es creada o producida para el cambio, no para consumo propio.

Valor de uso (Vu) significa que toda mercancía tiene una utilidad o aptitud; está, pues, en condiciones de satisfacer las necesidades del hombre, sea de manera inmediata (consumo de bienes de consumo), sea de manera mediata (consumo de bienes de producción).

El Vu se define como un conjunto de cualidades derivadas de la naturaleza física de las mercancías. Los diversos productos del trabajo humano tienen distintos Vu ; los unos se distinguen de los otros por cualidades diferentes. Todas las mercancías tienen una virtud intrínseca en términos de utilidad.

Para el hombre, el Vu es la importancia que adquiere un bien al ser capaz de satisfacer sus necesidades y reconocido como tal para favorecer sus deseos. La utilidad de un producto queda limitada por su condición física: material, forma, calidad, etc.; ergo: el Vu está basado en la relación entre el objeto en sí y el juicio que le merece al individuo; es en el conocimiento de las propiedades físicas del objeto, y que destacan su utilidad, en lo que se basa el juicio del hombre. El Vu no puede ser medido por ser una magnitud intensiva dependiente de necesidades sugestibles o deseos subjetivos que se reflejan en la mente humana al tratar objetos de necesidad no comparables (p. ej., televisores y coches). Sin Vu son inconcebibles los bienes, ni algún valor de cambio.

Toda mercancía puede ser cambiada en el mercado. El valor de cambio (Vc) es el valor que cobra un producto al ser cambiado por otro u otros de distinto Vu o por dinero. Trátase, pues, de un “salto” que da el producto al convertirse en mercancía. Al ser cambiado por otro u otros diferentes, fabricados por otras personas, su carácter sufre una “metamorfosis”, aunque no se modifique su naturaleza material: es entonces cuando se convierte en mercancía. Físicamente, los productos quedan iguales, sin embargo se han enriquecido con una nueva calidad, la de mercancía; al trasmutar, adoptan la forma de esa nueva calidad. Permútanse Vu distintos, cuyas naturalezas físicas en nada son comparables entre sí. No se intercambian Vu idénticos; el cambio sería inútil, no tendría razón de ser. Para que ese “salto” tenga sentido, es obvio que los bienes sean cualitativamente diferentes.

Si se considera una mercancía sólo desde el punto de vista de su Vu, se hará abstracción de su Vc, y, al revés, si se la considera sólo por su Vc, se hará abstracción de su Vu. De manera que la naturaleza de la mercancía resulta ser bifacética: por un lado Vu y por el otro Vc; y no tendrá Vc si no tiene Vu. Deberá tenerse en cuenta que el Vu se presenta como noción cualitativa y el Vc es una relación puramente cuantitativa; son elementos opuestos, empero, inseparables de la misma unidad. El Vc es el elemento invisible común a todas las mercancías, que hace abstracción de todas sus diferencias físicas, o sea de sus Vu.

Como medida del Vc de una mercancía determinada puede considerarse la cantidad de cualquier otra mercancía. Para mejor comprensión, sea permitido recurrir a la fórmula clásica de la forma simple del valor. Supongamos dos mercancías distintas X y Z cuyo Vu es diferente: X = pantalón

Z = vino

Si X se cambia por Z , se realizará a tener de determinadas cantidades o proporciones, ya que nadie cambiaría, así como así, las mercancías en cantidades “imaginarias”, ilimitadas o desproporcionadas; resultaría absurdo. Siendo C1 y C2 cantidades equivalentes a

C1 = 1 y C2 = 12, se obtendrá

C1X = C2Z

Por lo que 1 pantalón = 12 botellas de vino.

En este caso concreto, el pantalón, que expresa su valor en 12 botellas de vino, se halla en forma relativa del valor. Las botellas de vino, cuyo Vu sirve de contrapartida de la expresión del valor del pantalón, es el equivalente. Así, pues, el Vu del vino es expresión del valor del pantalón. En esta forma simple del valor, el de la mercancía sólo puede expresarse en el Vu de una mercancía. El ejemplo simplificado permite llegar a la conclusión de que, de forma general y válida para expresiones de valor más desarrolladas, el acto del cambio constituye una relación formal basada en una igualdad aproximada de los objetos que se intercambian. En las formas del valor subdesarrolladas (mercancía por mercancía), precedentes a la monetaria, el Vc se determinaba, dicho en el más amplio de los sentidos, por acuerdo o convenio; sería impropio afirmar que se regulaba por un sistema de mercados formadores de precios.

Al reducir de este modo – en la forma monetaria del valor, como forma más desarrollada en la evolución del cambio mercantil – el Vc de muchas mercancías al de una sola y misma que sirva de denominador común o equivalente unificador, esta última determinará el carácter del precio de las mercancías traducido en dinero, el cual, a su vez, se convertirá en equivalente general:

Mercancías diversas

(con diferentes Vu) Equivalente: dinero (precios)

En consecuencia, el Vc de cada mercancía resulta proporcional a su precio expresado en dinero, por lo que el precio deviene el valor dado de una mercancía. La función esencial del dinero consiste en servir de medida del valor de la mercancía.

Es sabido que las ideas de los grandes pensadores de la civilización grecorromana, en particular los genios de la cultura griega, han influenciado y mismo acuñado nuestro pensamiento moderno; pusieron la primera piedra de nuestra civilización. Los investigadores y filósofos de antaño querían explorar el mundo y las leyes o principios a los cuales quedaba sometido. Toda una serie de problemas de distinta índole que plantearon entonces preocupan todavía nuestros tiempos. Es obvio que ciertas incógnitas no podían ser resueltas por falta de conocimientos generales. Tal es el caso de Aristóteles que se rompió la cabeza en balde buscando la solución a la forma de equivalente (relación de valor) de las cosas. Para él era inconcebible cómo dos cosas distintas, por ejemplo nuestra ecuación 1 pantalón = 12 botellas de vino, pueden ser cualitativemente iguales; se hallaba en la imposibilidad de darle una respuesta sensata por desconocer y carecer del concepto de valor. Lo que hace las cosas o mercancías iguales, tan heterogéneas que sean, es el trabajo humano abstracto incorporado en ellas. Concretamente en nuestro ejemplo: el pantalón tiene el valor de 12 botellas de vino; para la producción de ese pantalón se necesita tanto trabajo como para la producción de 12 botellas de vino. Por tanto, todos los trabajos son trabajo humano igual y, por consiguiente, equivalentes. El Vc de un producto no es igual al trabajo individual, sino al tiempo de trabajo efectivo socialmente necesario para producir. El valor de una mercancía, pues, no se cuantifica por su utilidad o valor de uso, sino por el trabajo físico y mental necesitado para su elaboración.

Partiendo de la forma del valor, ningún pensador o investigador de la antiguedad podía dar solución al problema porque no existía el trabajo humano, como tal. Tanto la sociedad griega como romana se fundaban en el trabajo esclavo. La fuerza de trabajo no era ni tan siquiera una mercancía, se consideraba sin valor. En los MOP esclavista y mismo feudal, los productos del trabajo son resultado de un régimen de economía natural, no se pueden considerar < mercancías>. 2

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2 Véase “El Capital”, Tomo I, Libro primero, Capítulo I, A, 3., título “La forma de equivalente”

La naturaleza de la mercancía refleja un doble aspecto o función: por un lado es Vu y, por otro, Vc . Nunca tendrá Vc si no tiene Vu . Son éstos, digamos, elementos opuestos, pero, a la vez, inseparables, que se atraen mutuamente y conforman la unidad de la mercancía. No existe proporcionalidad cuantitativa entre ellos.

Mercancía será siempre la que tenga Vu y Vc . De manera simplista, puede decirse que son el anverso y el reverso de una misma moneda: sin una de las caras, la otra nada vale, y viceversa; sin una u otra de las dos, la moneda deja de serlo. Análogamente proceden los componentes de la célebre ecuación de Einstein:

E = m.c2, donde la masa (m) y la energía (E) son dos caras de la misma moneda. Una cantidad mínima de masa se convierte en una inmensa cantidad de energía al multiplicarse por el cuadrado de la velocidad de la luz (c). Sin una de ambas caras, la ecuación no funciona.

Resumiendo, puede afirmarse que, en la economía mercantil, el Vu es el soporte del Vc de la mercancía. El Vc aparece como relación cuantitativa allí donde se intercambian los Vu de un bien por los de otro. El Vc se expresa en esa relación cuantitativa de las mercancías a intercambiar. Por consiguiente, el Vc de la mercancía es la apariencia, la manifestación de su valor, el cual resulta ser el trabajo social del productor materializado en la mercancía, incluyendo la división del trabajo. El valor de la mercancía es generado por el trabajo manual e intelectual del hombre en el proceso productivo, y aparece en evidencia únicamente al igual a una mercancía con otra en el proceso de cambio, o sea, por su Vc .

En toda sociedad más o menos desarrollada, la mercancía destaca por su Vc ; es el que más se tiene en consideración, que, como queda dicho, requiere siempre la existencia de un Vu como condición indispensable. Si bien cada una de las necesidades del ser humano está relativamente limitada en cuanto a proporciones cuantitativas, dependientes de sus recursos, las necesidades en su conjunto, desde el punto de vista cualitativo, son capaces de un desarrollo continuo e ilimitado. Así se comprende la enorme cantidad de bienes, con diversidad de tipos, géneros, marcas, etc., que invade los mercados, a veces en desproporción con la demanda. Esos bienes se modernizan, aparecen nuevas tecnologías para innovar, en tanto que algunos van perdiendo el carácter de mercancía y desaparecen, pasados de moda, anticuados o sujetos a continuadas transformaciones técnicas.

La consecuencia es que los stocks de cada mercancía están sujetos a cambios o alternancias más o menos rápidos. Por su naturaleza, muchas mercancías están destinadas a un consumo absoluto en el estricto sentido de la palabra, lo que económicamente no constituye pérdida; al contrario, supone una ventaja, al ser consumidas o gastadas conforme a sus fines. Por lo tanto, socialmente hablando, será fundamental velar por su sustitución continua y suficiente; económicamente, la tarea le incumbe a la producción industrial mercantil.


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