BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

ASPECTOS DEL COMERCIO EXTERIOR

Fernando Lafuente




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10.2 Las formas especiales

Además de las formas básicas expuestas, el comercio exterior implica siete formas especiales que por diversas causas específicas (interacción económica, peculiaridad jurídica, etc.) no se pueden agregar patentemente a las básicas. En cierto sentido se las podría conceptuar de complementarias a las básicas, pero su naturaleza, procedimiento, tratamiento y aplicación en la mayoría de los casos no permite calificarlas o definirlas como tales.

Sin entrar en profundas interpretaciones analíticas, se ha tendido a respetar y reflejar los rasgos esenciales de las distintas formas.

◄ ► Inversiones extranjeras directas (IED)

Desde un punto de vista económico, por inversión se entiende los medios financieros puestos a disposición para la creación de nuevos, ampliación de existentes o sustitución de desgastados medios de producción, destinados a la renovación del capital fijo. Se trata, pues, de un bien de capital para producir o para acrecentar la producción con fines lucrativos, sin lo cual la inversión no tendría sentido para el inversor.

La inversión incluye sólo activos de capital físico, consideradas inversiones reales de las empresas, y excluye toda inversión de activos financieros (acciones, obligaciones, fondos, etc.). Sus componentes se reducen a dos: la formación bruta de capital fijo y la variación de existencias. El primero abarca la producción de bienes destinados a acrecentar la capacidad productiva nacional y aquellos previstos para sustituir la depreciación (desgaste) sufrida por los bienes de capital

(maquinaria, edificios, etc.) en el proceso productivo. El segundo engloba el acopio de materias primas, productos finales o intermedios de un período a otro.

Toda inversión está sujeta a criterios de rentabilidad donde el tipo de interés concedido a la demanda de capital revela ser el factor crucial para el inversor. Además de otros aspectos que veremos a continuación, el coste de inversión y el beneficio derivado de los futuros ingresos son los elementos terminantes para la realización o no de un proyecto de inversión.

De paso, será oportuno recordar que los recursos financieros puestos a disposición por los bancos de inversión para dichos fines emanan del ahorro nacional generado por las economías domésticas. Las instituciones financieras desempeñan un papel de intermediarios entre los hogares ahorradores y los empresarios, aplicando distintos tipos de interés, según los casos. De la relación entre ahorro nacional y demanda de inversión dependerá la capacidad o necesidad de financiación de un país.

Todo Estado o empresa asigna un papel substancial a las actividades de inversión por las ventajas económicas a corto, medio o largo plazo.

La IED (inglés: FDI = foreign direct investment) son inversiones de capital efectuadas por empresas de un país o territorio en regiones extranjeras cuyo fin es establecer relaciones económicas duraderas con empresas de dichas regiones mediante la facilitación de capital, tecnología, marketing, management y otros recursos.

Se las considera formas de interdependencia capaces de completar y mismo sustituir a las tradicionales operaciones comerciales, por lo que se convierten en formas especiales. Su propósito es ganar influjo decisivo sobre las empresas extranjeras o relaciones externas.

Por regla general, las inversiones internacionales se caracterizan por ser ventajosas tanto para los países emisores como para los receptores de inversión. Así, las administraciones públicas de los países receptores consideran importantes las aportaciones del capital extranjero por varias razones; entre ellas se destacan:

- la ampliación de la capacidad de inversión,

- el factor propulsor para innovaciones tecnológicas e iniciativas empresariales,

- complementar el ahorro interior con aportaciones financieras exteriores en el marco de las previsiones de incremento económico,

- asegurar el mantenimiento del equilibrio en la balanza de pagos.

Con el firme propósito de garantizar tales fines, se sustenta y ampara un sistema de seguridades y facilidades para la expansión inversora y la transferencia de rendimientos, que constituyen un marco legal vigente. Por tanto, dentro de las necesidades y conveniencias de cada economía nacional, se aplican todas las medidas idóneas para que la administración y el sector privado logren cuantías crecientes de inversiones extranjeras.

En el concepto “ Cuenta financiera “ de la balanza de pagos se distinguen dos tipos de inversiones: las directas y las de cartera. Estas últimas no pretenden o generan influencia directa, ya que abarcan, p.ej., adquisición de acciones, obligaciones, partes en los fondos de bienes inmuebles, etc. (portfolio investment). Las directas atañen los activos detenidos tanto por los residentes en el exterior como por los no residentes en territorio nacional (inversiones del exterior) en aquellas empresas donde tienen un interés duradero y ejercen una influencia en sus gestiones. Conforme a lo establecido, se habla de inversión directa cuando un inversor adquiere, como mínimo, el 10% del capital de una empresa receptora de inversión.

En la mayoría de los casos, la IED constituye un excelente punto de partida para implantarse con éxito en los mercados exteriores. Esta política de inversión puede calificarse de transnacionalización o internacionalización del capital. Para numerosas multinacionales, establecerse en los mercados más importantes es evidente y vital; se le atribuye mayor preferencia económica que a las exportaciones. En otros casos, las compañías evaluan las medidas a tomar entre exportación o inversión o bien combinación de ambas.

En los años 90 se han realizado numerosos estudios y debates sobre las relaciones entre las exportaciones y asentarse en el extranjero. Diversos planteamientos estratégicos – entre ellos los de acceder a mercados inaccesibles a las exportaciones, diversificación de mercados, saturación del mercado nacional, reducir los costes de producción, producir y vender más barato y otros más – abogaban en favor de afincarse en el extranjero, o dicho de manera inequívoca, forzar la política de inversión empresarial en detrimento de las exportaciones, lo que, lógicamente, conduciría a un << status de sustitución >>. No obstante, las posiciones y criterios en pro de una relación de complementariedad entre exportaciones e implantaciones en el exterior persuadieron de que suceden casos inversos, más flexibles y ventajosos, y que limitarse a un solo y único desenlace podría ser fatal. El rol de las inversiones debe ser el de favorecer a las exportaciones para que ambas vayan a la par, y no el de sustituirlas. Los estudios empíricos realizados sobre las relaciones de sustitución o de complementariedad se han inclinado patentemente a favor de la segunda. Sin embargo, en el marco de la globalización mundial, se ha demostrado prácticamente que las inversiones han crecido de manera desmesurada y desproporcionada en relación con las exportaciones en algunos países a finales del siglo XX, entre ellos figura España:

Mientras que las exportaciones han crecido tan sólo 3,3 veces en el decenio 1991 – 2000, las inversiones emitidas han dado un salto espectacular de 15,9 veces.

No cabe duda que la inversión internacional se ha visto favorecida por las decisiones de muchos países en desarrollo de manifestarse por la liberalización de sus políticas de inversión y, análogamente, de posibilitar la apertura de sus mercados de capital y de trabajo. Las reglamentaciones laborales y fiscales, las diferencias salariales o mismo el crecimiento de capacidad de consumo son factores de atracción para las inversiones directas, que afectan:

- la adquisición de participaciones empresariales, que permitan al inversor, como mínimo, la compra del 10% del capital de la sociedad,

- la compra o constitución de empresas, sucursales y plantas o locales industriales (establecimientos),

- la concesión de créditos a las empresas del residente y a aquellas empresas con participación suya,

- equipar las empresas con bienes de inversión.

Además del potencial financiero y del personal calificado, los aspectos decisivos para efectuar o no una inversión directa son, entre otros:

► aspectos favorables :

● presencia directa en el mercado con posibilidad de expansión en

mercados cercanos,

• competitividad eficaz,

• ningún riesgo monetario,

• incentivos fiscales,

• bajos salarios posibles, mano de obra barata, supresión de conflictos sindicales, etc., por lo que se crea los conflictos del llamado dumping social,

• reducidos costes de transporte,

• materia prima posiblemente más barata,

• otros.

► aspectos desfavorables en el país emisor de inversión :

● menos actividad económica,

• menos desarrollo técnico y de innovación,

• menos puestos de trabajo, aumento del desempleo en el país receptor de

inversión,

● riesgos políticos, inseguridad económica,

• posible reglamentación de la transferencia de beneficios,

• obligaciones estatales (participaciones minoritarias),

• riesgos por creación de industrias nacionales,

• corrupción,

• otros.

Desde la óptica de una economía interior, se suele distinguir las inversiones directas activas (salidas al extranjero) y las pasivas (entradas del extranjero). Las IED forman, por regla, vínculos estables y a largo plazo entre las economías nacionales cuyo tratamiento estadístico permite una comparación de datos a nivel mundial; entre ellos, el más aplicado y eficaz son las IED en porcentaje del PIB nominal.

En 2005 existían 77.000 empresas transnacionales (ETN) con una totalidad de más de 770.000 sucursales extranjeras que empleaban a unos 62 millones de personas; su potencia económica en valor añadido se estimó en 4,5 billones y su exportación de bienes y servicios se valoró en más de 4 billones de dólares .

Los informes presentados por los organismos internacionales OCDE y UNCTAD 47 en los últimos años de los noventa y en especial los referentes al año 2001 48, certifican que la crisis económica omnipresente ha causado enormes perjuicios a los flujos del capital. Tras unos 10 años de crecimiento constante a nivel mundial, las inversiones transnacionales cayeron un 40% en 2001 con respecto al año 2000, de 1.410.000 millones de dólares a 832.000, lo que implica el mayor declive de los últimos tres decenios. Pese a esa brusca caída, el volumen alcanzado en 2001 es 4 veces superior al conseguido en 1990 a escala mundial. El apéndice N° 18 permite una breve estimación de la situación inversora entre 1995 y 2001.

A tono con el resto del mundo, España sufrió igualmente un fuerte retroceso de IED en 2001, con porcentajes superiores a 40%, difícilmente recuperables en tiempos venideros. El apéndice N° 19 refleja una versión resumida de la evolución de IED en España a finales y comienzo de nuevo siglo.

Aunque la causa principal del reflujo inversor sea la crisis económica marcada por un rotundo debilitamiento coyuntural, particularmente en las economías avanzadas, otras de las razones de la contracción de las inversiones han sido las siguientes, que, infaliblemente, son síntomas nefastos resultantes de la principal:

- reducción de las operaciones de fusiones y adquisiciones empresariales,

- incertidumbre reinante debido a los “reventones de globos especulativos” en los mercados bursátiles mundiales y en el ámbito de la llamada “New Economy “,

- los escándalos financieros, mismo de corrupción, en grandes compañías

(caso de Enron y Worldcom),

- paralización del proceso de privatizaciones en algunos países (caso de Brasil).

La tendencia pronosticada a inicios de siglo predice una evolución “globalmente negativa” para el futuro, que, según las previsiones de los organismos internacionales, se manifestará en continuidad de estancamiento o descenso en ciertas regiones del mundo y recorte drástico en el conjunto de los países desarrollados. A pesar de esos pronósticos y caída del flujo de capitales en los primeros años del nuevo siglo, a partir de 2004 se nota una “recuperación alentadora“ que se patentiza en más de 125 economías de la UNCTAD. Es un hecho que el inesperado auge de la IED se debe ante todo al incremento de las fusiones y adquisiciones de empresas ( FAS ) transfronterizas efectuado por las economías desarrolladas.

47 Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo .

48 Informe de la OCDE del 03.07.02 .

Informe sobre las inversiones en el mundo 2002 de la UNCTAD del 17.09.02 .

También el aumento de los servicios a escala mundial, las transacciones de los fondos de inversión colectiva y el incremento en el sector de los recursos naturales han contribuido al crecimiento de las IED. Las empresas transnacionales (ETN), con la Triada a la cabeza (UE, EE.UU. y Japón), son las que detienen los recursos tanto técnicos como financieros y políticos para llevar a cabo la estrategia del llamado „global – sourcing“. La IED en forma de fusiones internas del ramo y de compras o participaciones de empresas es la que abre y asegura los mercados, garantizando la reducción o el ahorro de todo tipo de costos. Las FAS (inglés : mergers and acquisitions = M&As) abarcan ya un promedio de 65% de las inversiones; unos 55% de las FAS engloban las famosas megafusiones con un valor de más de mil millones de dólares cada una.

La entrada mundial de IED entre 1975 y 2008 ha evolucionado como sigue : 49

Las IED se consideran importante indicador de la globalización. En los 33 años de flujos de capitales, la tendencia ha sido progresiva, de considerable magnitud, pasando de 27 m.m. a 1.697 m.m. de dólares, o sea multiplicándose más de 62 veces. Unos valores máximos de la evolución se lograron en 1999 y 2000. A continuación, después de tres años de declive, las corrientes mundiales de IED incrementaron un 30% en 2004 con respecto a 2003, que se pronunció ante todo en los países en desarrollo. En 2005, se repite un aumento significante de 32% con respecto a 2004, elevándose de 735 a 973 m.m. de dólares. El fenómeno del rápido crecimiento en cuestión de dos años se debe a varias razones, entre ellas las expuestas arriba y además los cambios y adelantos registrados en las economías en desarrollo y en transición, notables en los diez últimos años. Mientras la cuota de las economías desarrolladas alcanzó un promedio de 72% de IED entre 2000 y 2004, los países en desarrollo consiguieron un promedio de 26%, repartido muy diferenciado entre los Estados.

El continuo crecimiento de entradas de IED culminó en 2007 en un nuevo récord histórico de 1.979 millardos de dólares, superando de lejos al antiguo récord del año

2000. Las economías desarrolladas lograron la mayor parte de esa gigante suma con 1.359 millardos de dólares, de los cuales 842 se atribuyen a la UE. Los países en desarrollo consiguieron 529 millardos, repartidos entre Asia/Oceanía 332, América Latina 128 y África 69. Los “ Emerging Markets”, a su cabeza países exitosos como China, Méjico y el Brasil, disfrutan de una generosa política inversora.

No cabe duda que la grave crisis económica y financiera mundial, estallada en 2008 tras una larga enfermedad crónica y especulativa causada por el virus yanqui “hipoteca subprime” alias “hipoteca basura” , significa un impacto global con consecuencias imprevisibles y dolorosas que afectarán tanto a los flujos de IED como al desarrollo económico mundial en los años venideros. El mundo no será el mismo.

49 Fuentes: - UNCTAD, World Investment Report 2003–2006, www.unctad.org/wir

www.unctad.org/fdistatistics

UNCTAD, Informe sobre las inversiones en el mundo 2009 , dito


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