BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas




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A. EL TIEMPO, UN FACTOR ECONÓMICO DE PRIMERA IMPORTANCIA

El tiempo es un enigma no resuelto completamente. Sin embargo, con “el paso del tiempo” nos va presentando nuevas facetas de su utilización y de su importancia. Tenemos, entre otros, el tiempo geológico, medido en millones de años; el tiempo solar que se mide por el movimiento del Sol. A ello debemos agregar el tiempo histórico. En esta oportunidad nos interesaremos mayormente en el tiempo y la actividad económica. Apreciaremos que, de ser un elemento sin mayor importancia en los orígenes de la actividad económica, se convierte, en nuestros días, en el elemento más apreciado por el ser humano, hasta convertirse en la unidad de medida de la nueva economía. En un futuro inmediato, será tan apreciado como el capital, o el capital mismo de la nueva economía. A tal punto que el profesor Yoland Bresson se expresa de esta forma. “Tiempo disponible, y garantía de recursos, constituyen los verdaderos objetivos del hombre.”

a. El tiempo en sus diferentes facetas

Para el físico, cosmólogo y divulgador científico, Stephen Hawking, el big bang es el inicio del tiempo. Trataremos de entender, entonces, cómo el tiempo se ha convertido en la variable principal del futuro inmediato de los seres humanos.

i. El tiempo

“Un dato interesante sobre la corriente general del pensamiento anterior al siglo XX, es que nadie hubiera sugerido que el universo se estuviera expandiendo o contrayendo. Era generalmente aceptado que el universo, o bien había existido por siempre en un estado inmóvil, o bien había sido creado, más o menos como lo observamos hoy,” señala Stephen Hawking,

Ya, “San Agustín, de acuerdo con el libro del Génesis, aceptaba una fecha de unos 5.000 años antes de Cristo para la creación del universo.” “Pero, en 1929, Edwin Hubble hizo la observación crucial siguiente: de donde quiera que uno mire, las galaxias distantes se están alejando de nosotros. O en otras palabras, el universo se está expandiendo. Esto significa que en épocas anteriores los objetos deberían de haber estado más juntos entre sí. De hecho, parece ser que hubo un tiempo, hace unos diez o veinte mil millones de años, en que todos los objetos estaban en el mismo lugar exactamente, y en el que, por lo tanto, la densidad del universo era infinita. Dicho descubrimiento fue el que finalmente llevó la cuestión del principio del universo a los dominios de la ciencia.” En un cierto momento, “las estrellas explotaron como supernovas, y sus despojos formaron otras estrellas y planetas; entre ellos los de nuestro sistema solar, que tiene alrededor de cinco mil millones de años. Los primeros mil o dos mil millones de años de la existencia de la Tierra fueron demasiado calientes para el desarrollo de cualquier estructura complicada. Los aproximadamente tres mil millones de años restantes han estado dedicados al lento proceso de la evolución biológica, que ha conducido desde los organismos más simples hasta seres que son capaces de medir el tiempo transcurrido desde el big bang.” “De acuerdo con la teoría general de la relatividad, tuvo que haber habido un estado de densidad infinita en el pasado, [y es] el big bang, que habría constituido un verdadero principio del tiempo.” “Así, todo lo que sabemos es que el universo se expande entre un cinco y un 10% cada mil millones de años.”

“Una teoría es una buena teoría siempre que satisfaga dos requisitos: debe describir con precisión un amplio conjunto de observaciones sobre la base de un modelo que contenga sólo unos pocos parámetros arbitrarios, y debe ser capaz de predecir positivamente los resultados de observaciones futuras.” Y este comportamiento es casi innato en el ser humano porque, “desde el origen de la civilización, la gente no se ha contentado con ver los acontecimientos como desconectados e inexplicables. Ha buscado incesantemente un conocimiento del orden subyacente del mundo.” En este sentido, ha llegado a distinguir que “hay al menos tres flechas del tiempo diferentes. Primeramente, está la flecha termodinámica, que es la dirección del tiempo en la que el desorden o la entropía aumentan. Luego está la flecha psicológica. Esta es la dirección la que nosotros sentimos que pasa el tiempo, la dirección en la que recordamos el pasado pero no el futuro. [Es la flecha del tiempo histórico, digamos.] Finalmente, está la flecha cosmológica, Esta es la dirección del tiempo en la que el universo está expandiéndose en vez de contrayéndose.”

ii. El tiempo histórico

Ruymán Acosta Betancor nos proporciona un ejemplo de la diferencia entre el tiempo cronológico y el tiempo histórico. “La adolescencia es un estadio mental inestable que se encuentra entre dos estadios estables, en teoría, que son la niñez y el ser adulto. Del adolescente se pide que ya no sea un niño, pero se le ponen trabas para no ser un adulto, es la etapa más conflictiva a escala emocional de toda la vida. Habría que hacer una distinción entre pubertad y adolescencia. La primera, es física y es universal, les ocurre a todos los niños del mundo, con pequeñas variaciones, pero incluso las consecuencias físicas son generales. La adolescencia, es como ya he dicho, psíquica, y no les pasa a todos los niños a la vez, puede depender de la cultura en la que se encuentre el niño. […] La pubertad sería el tiempo cronológico, y la adolescencia el tiempo histórico.”

En este orden de cosas, “debemos aceptar que el tiempo no está completamente separado e independiente del espacio, sino que por el contrario se combina con él para formar un objeto llamado espacio-tiempo.” Así tenemos que, “un suceso es algo que ocurre en un punto particular del espacio y en un instante específico de tiempo. Por ello, se puede describir por medio de cuatro números o coordenadas. La elección del sistema de coordenadas es de nuevo arbitraria; uno puede usar tres coordenadas espaciales cualesquiera bien definidas y una medida del tiempo.”

Para los historiadores, el tiempo es el principio y el fin de sus investigaciones. El tiempo histórico no es unidimensional. El tiempo de los historiadores es el que viven los individuos, el de su organización social y económica. Así tenemos que para el historiador, profesor Fernand Braudel, “existen tres categorías históricas: el tiempo corto, medio y largo. El tiempo corto es el que afecta a los acontecimientos, a la vida cotidiana. Es el tiempo del cronista y del periodista. […] El tiempo medio es la duración de la coyuntura […], es también un lapso breve caracterizado por el movimiento, y que se desarrolla durante la vida de una persona. […] El tiempo largo es el que corresponde a las estructuras, aquellas realidades históricas que permanecen por debajo de los acontecimientos y de las coyunturas y que no se modifican con un sólo acontecimiento. Permanecen durante varias generaciones. En estas condiciones se crean Estados, países, […]. Los cambios de una estructura a otra son lentos y afectan a multitud de acontecimientos importantes, por lo que no es fácil determinar con exactitud y definitivamente cuándo comienzan y cuándo acaban. También son de larga duración los [procesos de trabajo] y las edades históricas. Estas estructuras permanecen por debajo de cambios de Estado y creaciones de países. […] Parece que lo que más lentamente cambia son las estructuras mentales, y las formas de interpretar y comprender el mundo, que incluye desde la religión a la filosofía, pasando por los mitos, la literatura, el arte, etc.”

Como medición del tiempo histórico se utilizan unidades que abarcan períodos de diferente duración como el minuto de 60 segundos, la hora de 60 minutos, el día de 24 horas; y así sucesivamente, el lustro, la década, el siglo, el milenio. Para medir etapas históricas se utiliza habitualmente el siglo. Tenemos, por ejemplo, el siglo III que va desde al año 201 hasta el año 300.

Un paso más en el tiempo. Una vez presentado el tiempo en su dimensión cosmológica, física, e histórica, en lo que sigue, abordaremos otra faceta del tiempo: el tiempo disponible, como el factor clave de la actividad económica en el futuro inmediato.

iii. El tiempo disponible, factor clave de la economía en el futuro inmediato

Philippe Zarafian y Christian Palloix nos llaman la atención sobre la importancia económica del tiempo. “El hecho de que los mismos individuos disponen de su tiempo, deviene una cuestión de actualidad, decisiva, tanto más que legítimamente se puede discutir el ‘fraccionamiento’ actual del tiempo (entre tiempo de trabajo, tiempo de formación, tiempo de transporte, tiempo libre, etc.), y mostrar que es en el tiempo disponible que se desarrollan las competencias sociales y profesionales de las personas.” El tiempo disponible de una persona, durante un día, es igual a las 24 horas descontado del tiempo utilizado en su sueño reparador, en la alimentación y en sus necesidades sanitarias.

En la búsqueda de eliminar dificultades, las personas han creado una nueva manera de trabajar que ubica al tiempo en el corazón del proceso de trabajo. Ya no es solamente lo que cubre los hechos históricos. Ahora resulta ser el bien más preciado y el más buscado por todas las personas. ¿Cómo la persona y la sociedad, en un futuro inmediato, administrarán ese nuevo bien económico?

¿Cuánto de tiempo libre, o cuánto de tiempo de trabajo, dentro del tiempo disponible? Y las respuestas no serán iguales si se trata de una persona o de una sociedad.

Pero antes, presentemos la contribución del proceso artificial de producción y la exigencia del proceso de trabajo de concepción en la búsqueda de más de tiempo de trabajo y de tiempo libre, dentro del tiempo disponible.

Con el proceso artificial de producción nace la noción de productividad que mide, en términos físicos, la cantidad de trabajo desplegado y su resultado en bienes económicos. De donde resulta que, la productividad es un excelente mecanismo para incitar al ahorro de tiempo por unidad de producción. Pero el proceso artificial de producción abre, igualmente, la posibilidad de producir “n” bienes que conducen al confort material. Para beneficiarse plenamente de esta forma de trabajar, es necesario trabajar de más en más. Por consiguiente, la persona debe hacer frente a un nuevo problema al interior de su tiempo disponible: la tensión entre el tiempo para gozar de todos los bienes producidos (tiempo libre) y, el tiempo de trabajo para producirlos. Algo más, una tensión entre su tiempo disponible y el tiempo de reposo necesario para su salud física, biológica e incluso sicológica. Sin olvidar que el día cuenta solamente con 24 horas.

Este fenómeno no fue percibido ni sentido durante el desarrollo del proceso natural de producción (agricultura primitiva), en donde se veía pasar el tiempo sin mayor preocupación. Fue la época de las grandes “siestas”. De igual modo, las personas viviendo en economías sustentadas sobre el proceso de trabajo a mano desnuda, o con herramientas, el factor tiempo no era una limitante en sus actividades sociales y económicas. En cambio, cuando nos encontramos inmersos en una economía basada en el proceso artificial de producción, “disponer de tiempo” es algo muy apreciado. De ahí que, para los desempleados y los marginados sin empleo, el tiempo no tiene la misma significación; el tiempo no tiene prácticamente valor. Lo que indica que, es la dinámica del proceso artificial de producción que genera esta necesidad de tiempo.

En la economía de abundancia generada por esta manera de trabajar, será necesario disponer más de tiempo para producir los bienes de confort y, al mismo tiempo, más de tiempo para poder consumirlos. El tiempo resulta ser un bien raro. El tiempo se convierte en un bien esencial en la actividad económica y social. El tiempo total de una persona, o de una sociedad, resulta ser muy escaso con relación a la necesidad de tiempo para la inmensa cantidad de bienes a producir y a disfrutar. Así, el proceso artificial de producción pone en discusión su unidad de medida: la noción de productividad. Nos interesamos de menos en menos a medir la cantidad de trabajo ligado al resultado material obtenido. Nos interesamos de más en más a medir el tiempo de trabajo, el tiempo libre, el tiempo de descanso.

Aún más, con el proceso de trabajo de concepción, el tiempo se convierte en el eje principal ya sea en la creación de bienes, en su utilización, como en la asignación de recursos. “De una manera resumida, se puede definir la actividad económica, dice el profesor Yoland Bresson, como la producción de tiempo con la ayuda del tiempo.” Esta nueva manera de trabajar invade la vida social y física de la persona. Y el tiempo es el elemento fundamental de su dinámica.

b. La ventilación del tiempo de trabajo con el proceso de trabajo de concepción

El tiempo de trabajo, en una economía basada en el proceso de trabajo de concepción, presenta una ventilación muy diferente al tiempo de trabajo de una economía basada en el proceso artificial de producción. Este tiempo de trabajo invade el total del tiempo disponible de una persona creando tensiones no solamente a nivel de la persona sino de la sociedad misma.

Los profesores Philippe Zarifian y Christian Palloix señalan que el proceso de trabajo de concepción contiene dos sectores. “Estas actividades intelectuales dan lugar a una redivisión del trabajo sensiblemente diferente de la lógica tayloriana. Todo hace suponer que se organiza alrededor de una diferencia entre la ‘concepción’ [y], la ‘concepción de realización’.” A estos dos sectores debemos agregar el sector M&C (mantenimiento y comercialización), aquel que se encuentra en relación directa con los utilizadores. Es el puente entre el utilizador final y el conceptor puro o de aplicación. Los dos primeros sectores son los componentes de la R&D (investigación y desarrollo). Por este mismo motivo, y para fines de simplicidad, lo podemos englobar en un solo sector. De esta forma, continuaríamos proponiendo los dos sectores del proceso de trabajo de concepción: el sector R&D y, el sector M&C.

Es necesario añadir que el mantenimiento y comercialización de bienes realizados por el proceso de trabajo de concepción requiere un alto nivel de especialización, muy cercanos a los del área de investigación y desarrollo. El conocimiento que requiere la venta de un bien del proceso de trabajo de concepción es mucho mayor que la venta de un bien realizado por el proceso artificial de producción. Exige un mayor tiempo de formación y de especialización.

i. El tiempo, la nueva unidad de medida

Con el proceso de trabajo de concepción, la diferencia trabajo manual / trabajo intelectual se diluye. Es lo que Bengt-Ake Lundvall confirma. “Una de las más importantes innovaciones institucionales del siglo pasado ha sido la introducción de laboratorios de Investigación y Desarrollo en las grandes empresas […]. Las actividades científicas y los cambios tecnológicos se han interrelacionado de más en más, y se convierten, de más en más, en actividades dependientes las unas de las otras. Y, […] aquí, insistiremos en el hecho de que todos los aportes, los más importantes al proceso de innovación, no provienen únicamente de esfuerzos científicos o de R&D, [sino también de] las actividades corrientes de elaboración, distribución, y consumo [M&C], los que […] generan aportes centrales en el proceso de innovación.”

La característica esencial de esta forma de trabajar es el hecho de que la ciencia se instala, por la primera vez, en el interior mismo del proceso de trabajo. Hasta este momento, la ciencia estuvo al interior de la actividad económica pero, al exterior del proceso de trabajo en curso. En los procesos de trabajo precedentes, tanto los descubrimientos como las creaciones, e innovaciones, alimentaban el proceso de trabajo pero, siempre desde el exterior. Así, permitieron la introducción de las herramientas de trabajo, el descubrimiento de la tierra cultivable, la creación e innovación de máquinas. “No pudo nacer la actividad de los ferrocarriles sin las máquinas de vapor, no se hubiera podido utilizar el aluminio si no se hubiera dominado la técnica del electrólisis y de la electricidad, etc.” , nos dice la profesora Danièle Blondel. Pero, el origen de los aportes que dieron fuerza al proceso artificial de producción, se encontraron siempre al exterior del proceso de trabajo.

Esta vez, las actividades de descubrimiento, creación e innovación, se encuentran en el mismo proceso de trabajo de concepción. Y cada una de estas actividades científicas genera un nuevo bien económico, motivo por el cual, cada una es diferente de la otra. Es decir, se pueden generar “n” puntos de interés. Y cada uno de ellos se puede desarrollar en “m” centros de investigación. Es una manera de trabajar que favorece la interacción multidisciplinaria en el seno de cada uno de los equipos de trabajo que, actuando en red levantan las limitaciones geográficas, lingüísticas y otras. Un equipo de trabajo que ya no se encuentra fijo ni en el lugar ni en el tiempo.

Estas características conducen a Benjamin Coriat a manifestarse de esta forma: “El efecto más notable de estos cambios es la transformación de ‘los procesos de trabajo en procesos científicos’ […], ‘el proceso de autovaloración y de acumulación del capital deja de constituir, en el plano puramente económico, la condición del progreso general de la producción’ […]. A estas nuevas ‘leyes’ corresponde – como se debe - una nueva economía política fundada sobre la economía del tiempo […], el ‘saber acumulado’ y ‘socializado’.”

ii. La gestión del tiempo de concepción y de mantenimiento y comercialización

El profesor Yoland Bresson nos recuerda que “el intercambio permite liberar tiempo. El intercambio permite ganar tiempo” . Ya no se trata de una ganancia de tiempo que facilita el proceso artificial de producción a través del incremento de la productividad, sino una ganancia de tiempo a través de la utilización de bienes inmateriales. Así por ejemplo, cuando nos desplazamos en una hora de avión, ahorramos (ganamos), 10 horas, por lo menos, si hubiéramos utilizado el transporte terrestre, más aún si hubiéramos utilizado el transporte fluvial. Es el caso de una economía de tiempo por intermedio de bienes materiales. Pero, cuando se utiliza un correo electrónico, la economía (ganancia) de tiempo es mayor aún, puesto que la comunicación se realiza en tiempo real, gracias a bienes inmateriales como el Internet, el e-mail, el chat o la videoconferencia. Y es el sector M&C, quien vende “liberadores de tiempo”. Es así cómo, el proceso de trabajo de concepción, por un lado, crea, libera, economiza, tiempo disponible y; por otro lado, exige a cada persona disponer de un mayor tiempo libre para poder beneficiarse de todos los bienes inmateriales que elabora dicho proceso de trabajo. “Para los futurólogos Alvin y Heidi Toffler, ‘las economías de tiempo, en adelante, remplazan a las economías de escala’ en los nuevos mercados hipercompetitivos” , afirma Jeremy Rifkin.

Con el proceso artificial de producción, la cantidad y variedad de bienes es ya tal que la decisión del consumidor resulta de más en más difícil y compleja. Con el proceso de trabajo de concepción, la variedad y cantidad de bienes aumenta todavía más. Por lo que, cada persona desearía contar con más tiempo libre a fin de beneficiarse de todos aquellos bienes materiales e inmateriales. Es así cómo la minimización del tiempo dispensado en la ejecución de actividades se convierte en una enorme preocupación. Esto es válido tanto para el conceptor como para el utilizador. En un tiempo disponible T, quisiéramos ya sea crear “y” bienes en lugar de “x”, en donde y > x; ya sea consumir o utilizar “n” bienes en lugar de “m”, en donde n > m.

Otra fuente de tensión proviene del sector R&D de dicho proceso de trabajo. Actúa sobre dos frentes. Por un lado, en la búsqueda permanente por minimizar el tiempo de trabajo, ya sea de utilización o de concepción. Por otro lado, en la búsqueda de maximización del tiempo disponible, a nivel de la persona o de la sociedad.

El transporte inmaterial, la información inmaterial, la comunicación inmaterial, la enseñanza inmaterial… dan ejemplos de creación de tiempo por liberación de tiempo. Igualmente, se descubren nuevos medios de transferencia de información más densos, más concentrados y, todo ello, en menos tiempo. Se transmite sonido e imágenes en tiempo real. La venta, la compra y la utilización de los bienes han prácticamente borrado los espacios geográficos con todas sus limitaciones, para ser realizados en tiempo real.

La disyuntiva de la nueva economía es, ¿cuánto de tiempo de concepción, y de tiempo de mantenimiento y comercialización será la mejor repartición del tiempo de trabajo? ¿Cuál será la cantidad optima de tiempo de trabajo con relación al total del tiempo disponible? Hasta ahí se ha puesto en evidencia lo que comprende el lado oferta de una economía. Pero para los trabajadores no existe solamente el tiempo de trabajo, existe también el tiempo libre. Puesto que la vida no tiene sentido si solamente nos dedicamos a producir, elaborar, o comercializar. Es necesario igualmente un tiempo para consumir, utilizar o satisfacer nuestras pasiones. O simplemente, más tiempo para realizar más actividades..

Además, la nítida diferenciación entre tiempo de trabajo y tiempo libre disminuye de más en más. El artista se toma un descanso, pero no permanece permanentemente inactivo. Rumia su nueva entrada en escena. El intelectual prepara la respuesta a sus preguntas, el profesor corrige los exámenes y prepara la clase del día siguiente. Es el tiempo libre de cada persona, que se pone en tensión con el tiempo de trabajo. Y estos dos presionan sobre el tiempo disponible de cada persona. A su vez, este tiempo disponible entra en tensión con el tiempo del sueño reparador. Y los dos con relación al tiempo total de cada persona.

Estas mismas tensiones se producen a nivel de la sociedad. ¿Cuánto de tiempo de trabajo será el mínimo necesario para que la economía satisfaga el bienestar de todos? ¿Cuánto de tiempo libre exige la población para beneficiar de todos los adelantos de la ciencia y de la técnica en su bienestar individual? Sin lugar a dudas que el bien económico más apreciado ya no es el capital, físico o monetario, sino el tiempo. Es el nuevo capital.

iii. La jornada de trabajo

Esto hace que la jornada de trabajo del investigador, conceptor, científico, sea completamente diferente a la jornada de trabajo del obrero proveniente del proceso artificial de producción. Mientras que en el segundo está regulado por horarios estrictos, en función del volumen de producción a realizar, el primero no tiene fronteras de tiempo puesto que está regulado por la innovación o la creación a realizar. El conceptor del proceso de trabajo de concepción no se puede adaptar a la jornada de trabajo por horas, medio tiempo, o 35 horas por semana. La investigación no puede limitarse a jornadas de trabajo de un obrero.

La diferencia es aún más notoria cuando de por medio se encuentra la relación de dominación. Los asalariados tienen jornadas de trabajo producto de una relación de dominación, mientras que el trabajador del proceso de trabajo de concepción dentro de una economía de bienestar general, será él mismo quien lo decida en función de la investigación a realizar.


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