BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas




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PARTE III. NUEVOS TIEMPOS, NUEVOS COMPORTAMIENTOS

In Memoriam

GERARDO RAMOS CABREDO

Hombre de todos los tiempos: 1928 - 2010

Está de menos en menos a la moda, para un economista, de tener su concepción personal de lo que conviene a la sociedad, como Meade [Premio Nobel 1977] lo ha hecho. Esto se debe a que los economistas prefieren considerarse como científicos no comprometidos, ya que el secreto conviene mejor a sus concepciones. Prefiero el método franco y directo de Meade. Sería triste que desaparezca una tal manera de abordar los problemas. La economía y el mundo serían inmensamente empobrecidos.

Robert M. SOLOW, Prix Nobel 1987

Gerardo Ramos Cabredo nos dice: “Queremos ensayar un nuevo socialismo con rostro humano […]. Queremos un socialismo en el cual participen, en pie de igualdad, todos los seres humanos […]. En que el tan relegado factor de heterogeneidad biológica, cultural, humana, lingüística y productiva, sea asumido como una ventaja y convertido en la fuente de la riqueza de nuestros pueblos.” Gerardo Ramos ha sido el hombre comprometido con su tiempo y sus ideas. Nunca cesó de pregonar un mejor futuro para las poblaciones oprimidas y extorsionadas. Esperamos no defraudarlo con el resultado de nuestras investigaciones.

Ellas nos han conducido a identificar a la Repartición Individualista como el origen de nuestros males de sociedad. Su análisis nos conduce a proponer una economía de mercado de interés general como un medio de reposicionar a todas las personas en igualdad de oportunidades para el desarrollo de su vida personal y profesional. Esto nos conduce a crear, en la actividad económica, un Sector 2 con Repartición Igualitaria de la totalidad de las utilidades de sus empresas. Y la satisfacción de los Bienes de Necesidad Básica debe ser el primer paso para devolver al ser humano su condición de persona. Este objetivo puede ser logrado con la puesta en práctica de un sui generis Contrato de Trabajo que conduzca al pleno empleo de los recursos humanos. Un Contrato de Trabajo que lleva implícito una camisa de fuerza para reaprender el manejo y control de nuestras propias vidas, en tanto que consumidor o productor; en tanto que trabajador o simple ciudadano.

Escapar a diez mil años de sumisión y de haber perdido el control de nuestra economía y de nuestra sociedad, exige, sin lugar a dudas, el desarrollo de nuestra propia individualidad para ser capaces de vivir, en plenitud, dentro de una comunidad de individualidades. De esta forma volveremos a recuperar comportamientos perdidos para crear nuestro propio destino a través del control directo, y en igualdad de condiciones, de la totalidad del Valor Agregado por la sociedad. Esto implicará efectuar un buen balance entre el tiempo de trabajo y el tiempo libre, entre el desarrollo individual y el desarrollo colectivo.

Sin lugar a dudas, son nuevos tiempos los que se avecinan, sabiendo de antemano que la Historia no siempre es un cuento de hadas.

CAPÍTULO VIII. EL DESARROLLO DE LA INDIVIDUALIDAD

La racionalidad económica no es más lo que ella era. En adelante, exige que los criterios habituales de rendimiento sean subordinados al criterio de desarrollo humano.

André GORZ

El desarrollo de la individualidad dentro de una comunidad de individualidades se está evidenciando de más en más. Este comportamiento comienza con el proceso artificial de producción. Una forma de trabajar que propicia autonomía en el trabajador, permitiendo su paso de campesino hacia obrero. Ya no depende más de la sociedad de autoconsumo sino del consumo de masas, en donde se requiere de un presupuesto individual para sufragar sus necesidades. Este simple hecho es el inicio de la gestión autónoma de cada persona. Lastimosamente esta relativa autonomía individual se ve seriamente restringida por la Repartición Individualista del Resultado Neto de la actividad económica, en donde, el pueblo y fundamentalmente la masa de obreros, cuentan solamente con un salario de subsistencia.

Dos otros fenómenos se encuentran en fase de instalación, los mismos que convergen en acentuar la individualidad de las personas. Por un lado, una nueva forma de trabajar, el proceso de trabajo de concepción, no solamente confirma la autonomía del trabajador sino que éste pasará de ser un simple obrero a convertirse en un conceptor, un investigador científico. Este nuevo trabajador escapa a la rutina agobiante del obrero para introducirse, con toda su individualidad, dentro de un equipo multidisciplinario. Una individualidad dentro de una comunidad de individualidades.

Por otro lado, y reforzando esta tendencia, nos encontramos en pase de ingresar a una economía en donde la Repartición Igualitaria será la predominante, desplazando a segundo plano a la Repartición Individualista. Con ello, cada persona estará en igualdad de oportunidades que el resto de miembros de la sociedad. Un argumento que hace viable, en términos reales, la individualidad dentro de una comunidad de individualidades.

El filósofo y sociólogo Herbert Marcuse parece estar en lo cierto. “Sólo gracias a aquellos sin esperanza nos es dada la esperanza.” A partir de este momento, “se supone dar nacimiento a la transición esencial que será lo que distinguirá más tarde, la historia de los hombres libres de la prehistoria del hombre.”

Y dentro de esta nueva actividad económica que está modelando el proceso de trabajo de concepción, el tiempo se convierte en el quehacer fundamental de los intercambios. “El intercambio permite liberar tiempo. El intercambio hace ganar tiempo,” nos dice el profesor Yoland Bresson.


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