BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas




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CAPÍTULO III. ATENDER TRES OTRAS NECESIDADES BÁSICAS

El estudio de la pobreza no debe ser visto como un asunto de estudiar las desigualdades solamente.

James FOSTER y Amartya SEN, premio Nobel 1998

La Repartición Individualista ha desquiciado la vida social y económica del ser humano. Porque no solamente ha generado pobreza, sino también pobreza acumulada de desempleo masivo. La concentración de casi la totalidad de las riquezas, y muy especialmente del Valor Agregado por los pueblos del planeta, en las manos de un reducido número de familias, ha generado igualmente otros efectos perversos.

El comportamiento individualista ha dejado miles de millones de niños, jóvenes y personas de tercera edad, sin los más elementales derechos a la salud y formación. Por ello, estaríamos en un error si nos atacamos a resolver solamente el desempleo y la pobreza. Es cierto que, mientras ellos persistan, es poco lo que se podrá hacer por el resto. Pero, para recomponer el tejido económico, social y humano, se debe abordar igualmente la suerte de estas tres franjas de la población, si se quiere vivir en una sociedad con paz y armonía.

Otro de los efectos perversos de la Repartición Individualista es el estado lamentable en el que se encuentra la microempresa. Es el sector económico que más contribuye en el empleo de la población económicamente activa y, sin embargo, es la que menos atención tiene de parte del Gobierno. Y no nos estamos refiriendo a la economía informal porque ella, en un alto porcentaje, es la consecuencia obligada de los altos índices de desempleo y de pobreza del país. Nos estamos refiriendo a las microempresas como producto del desarrollo personal y profesional de los individuos. De aquella franja de la economía que es necesaria e indispensable para el bienestar y progreso de la sociedad.

No escapa a nadie igualmente que se debe retomar un contacto serio con la Naturaleza y el medio ambiente. La búsqueda enfermiza de mayores utilidades, sin tomar en cuenta sus efectos perversos, está conduciendo a la Humanidad a un callejón sin salida. El ser humano está acortando, él mismo, su esperanza de vida como poblador del planeta Tierra.

De igual modo, es urgente acabar con la violencia y la corrupción. Enfermedades sociales que se han enquistado en el comportamiento cotidiano de las personas. El dinero por el dinero ha abierto todas las compuertas a todos los vicios. Pareciera que la violencia y la corrupción pagan más que el esfuerzo cotidiano de las personas en los centros de trabajo.

Y por una coincidencia histórica, la atención de estas tres necesidades básicas de la sociedad, así como la eliminación de este otro efecto perverso de la Repartición Individualista son altamente demandantes de mano de obra.

A. REENCUENTRO CON LA NIÑEZ, LA JUVENTUD Y LA TERCERA EDAD

Es necesario ligar nuevamente a la niñez, juventud y personas de tercera edad, con la fuerza productiva de una sociedad, y con sus logros; como lo fue en los orígenes de la Humanidad, y por un período de 190 mil años por lo menos. El niño es el futuro trabajador, aquella persona que sostendrá económicamente a toda la sociedad. Por consiguiente merece un trato especial. El joven es un almacén de pasiones y competencias que la sociedad debe preocuparse a ayudarle a encontrar su mejor expresión. Las personas de tercera edad cuentan con toda la experiencia de una vida. Y la pasión por el trabajo se esfuma solamente en el último minuto de vida.

a. Formación de la niñez entre 0 y 8 años de edad

La niñez debe comenzar a ser atendida antes de su llegada al mundo. El período de gestación en el vientre de la madre es una época crítica para contar con un niño en la cabalidad de sus aptitudes y competencias futuras. Pero, ¿el nacimiento de un niño, en un excelente estado físico, mental y espiritual, es responsabilidad únicamente de los padres de familia?

i. ¿La responsabilidad es solamente de los padres o de la sociedad también?

“Sabemos que nuestro mundo está poblado en su mayoría por desamparados que, por su trabajo, reciben un salario de miseria […]. Pero, lo que la mayoría de los economistas no comprenden es que los más desheredados no están menos preocupados que los ricos en mejorar la suerte de sus hijos,” nos dice Theodore Schultz, Premio Nobel 1979 en economía. Sin embargo, no se puede desestimar la importancia de la contribución que la sociedad debería brindar en la concepción, nacimiento y desarrollo de este nuevo ciudadano.

Padres de familia sin mayores recursos económicos y, peor aún, desempleados, en regla general, no planifican el nacimiento de sus hijos. Ellos vienen sin ninguna previsión ni psicológica, ni sanitaria, menos aún económica. Es muy corriente en los países del Norte como en los del Sur, encontrar bebes abandonados o cedidos a otras personas o instituciones.

Ante tal problemática, el Sector 2 cuenta con la Remuneración de Base. No puede existir una mejor malla de seguridad para todas personas. Esto permitirá que el nacimiento y porvenir del nuevo niño se encuentre asegurado psicológica y económicamente.

ii. Acompañamiento personalizado antes y después del nacimiento

Una política de encuentro entre la persona y su sociedad es bastante tardía cuando se realiza en el momento de ser contratada para un puesto de trabajo. Incluso es un poco tarde cuando se realiza al momento del nacimiento del nuevo ciudadano. El encuentro debe producirse antes de la concepción del bebe.

Para ello, la sociedad debe contar con servicios de planificación familiar que se impartan oportunamente. Es muy corriente actualmente saber que jóvenes de 12 o 13 años ya son padres de familia. Este hecho real, y cotidiano, nos está indicando en qué momento debe impartirse la formación tendiente a una correcta planificación familiar. Ella debe realizarse antes de que las personas se encuentren en capacidad de procrear. Más tarde es ya demasiado tarde.

Luego, el bebe debe ser recibido y, si se quiere, criado no solamente por los padres de familia. Por más instruidos que sean, les faltará conocimientos que han sido desarrollados en diferentes disciplinas científicas. Unas se orientan al buen cuidado físico de la persona, otras a su salud mental o espiritual. Es un cuidado multidisciplinario que se debe poner al servicio de ese nuevo ciudadano.

iii. La búsqueda de aptitudes y competencias

La búsqueda de aptitudes y competencias de las personas debe comenzar desde el nacimiento del bebe. Y, una vez más, esta tarea no puede dejarse solamente a la responsabilidad de los padres de familia. Por más buena intención y conocimientos que ellos tengan, no estarán en la capacidad, técnica y científica, para abordar a cabalidad esta fase de desarrollo de la persona. Es una tarea multidisciplinaria. Se requiere de personal especializado que irá evolucionando a medida que “crece” el niño.

Una vez más, el hecho de que el bebe, desde su nacimiento, cuente con los recursos financieros necesarios para afrontar sus gastos, facilitará su desarrollo personal. Es incuestionable que la Remuneración de Base, dispuesta en igualdad de condiciones para todos los habitantes del país, desde el momento de su nacimiento, generará un clima de solidaridad entre la persona y su sociedad.

En estas condiciones, la búsqueda de aptitudes y competencias en cada uno de los niños tendrá resultados muy favorables, tanto para la persona en cuestión como para la sociedad. Y este período de la vida de una persona se va acortando cada día más. Ahora, él se origina con el nacimiento del bebe y se termina alrededor de los 8 años de edad. Es decir, entre los 0 y 8 años de existencia de una persona, ella ya ha definido sus aptitudes y competencias a desarrollarlos dentro de su fase juvenil.

b. Formación de la juventud entre los 9 y 15 años de edad

En la actualidad, la fase juvenil se sitúa entre los 9 y 15 años de edad. Ya en la historia ha quedado el hecho de que la mayoría de edad se adquiría a los 21 años. Ahora mismo, la edad adulta a 18 años comienza a ser anticuada, no correspondiente a la evolución física, mental y psicológica de los jóvenes. Ellos devienen adultos cada vez más temprano. Y este proceso se acelera a medida que los progresos vienen de todos lados. Un contacto directo con la sociedad mundial sigue haciendo madurar aceleradamente a nuestros jóvenes.

Este hecho incontestable debe ser tomado en cuenta si se quiere reconciliarla con su sociedad. Los íconos de la nueva juventud ya no tienen 30 años de edad, peor aún 60. Los actores del cine se han rejuvenecido tremendamente. Las estrellas del fútbol y de la música son prácticamente “menores de edad”. Doctores en diferentes disciplinas del saber humano son igualmente “menores de edad”. Todos ellos se sitúan apenas entre los 10 y 15 años de edad. Actualmente, es en ese período de edad que ellos devienen adultos. Es en ese período de de edad que ellos deben, con la ayuda de los padres de familia y de la sociedad, desarrollar intensamente sus aptitudes y competencias.

i. Desarrollo intensivo de aptitudes y competencias

Esto hace que la búsqueda de aptitudes y competencias se realice más temprano de lo que hasta ahora tenemos por costumbre. De ahí que, muchos de los héroes de la juventud actual comenzaron a desarrollar intensamente sus aptitudes y competencias, ya bien definidas, mucho antes de los 10 años de edad. Y este proceso es una actividad personalizada. Ella no funciona en grupo, menos aún en centros de formación con 50 alumnos por clase.

Una temprana autonomía e individualidad que se adapta bien con la instalación de la Remuneración de Base, puesto que dota a cada uno de recursos económicos desde su nacimiento. Ello exige la redefinición de los grados y niveles de formación adaptados con la edad, aptitudes y competencias de los niños y de los jóvenes.

ii. Redefinición de los grados y niveles de la formación profesional

Corrientemente se confunde educación y formación profesional. Nuestros sistemas de “educación pública” son mayormente orientados a la formación profesional. Y la preparación científico-técnica no es suficiente para educar al ciudadano. Luego, no todas las personas nacen en condiciones idénticas o “normales”. Es importante que el sistema de formación se adapte a las diferencias en la capacidad y competencias de cada una de las personas. Sin contar que algunas personas ya nacen con serias deficiencias motoras, fisiológicas o psíquicas.

La formación de una persona es un proceso multidisciplinario y multidireccional al mismo tiempo y, la educación es mayormente producto del contacto con su sociedad, transmitido por la palabra, los hechos, los sentimientos y las actitudes de su entorno. Es en este proceso que la persona adquiere los valores y las costumbres imperantes en su medio. La educación es un proceso de socialización, mientras que la formación profesional es mayormente un proceso de aprendizaje de conocimientos, aptitudes y competencias.

Sin ingresar en la discusión de las diferencias existentes entre educación y formación profesional, nos limitaremos simplemente a abordar el tema, como se está haciendo hasta aquí, en términos de superar los efectos nocivos de la Repartición Individualista en el tratamiento de la problemática de la niñez y de la juventud.

Entonces, deben quedar lejos, aquellos comportamientos de dejar a los niños con niñeras que, por simplificar las cosas diremos, no saben ni leer ni escribir. Debe quedar lejos, muy lejos, los hábitos de nuestra administración “educativa” de reservar los profesores menos preparados, y sin mayor experiencia, para los niños y los jóvenes. Actitudes absurdas si se sabe que precisamente en esa edad es que la persona desarrolla lo mejor de él mismo o, en su defecto, se hunde en todos sus traumas e incapacidades para desgracia de él y de la sociedad.

La formación de la persona se debe desarrollar en plena armonía con la Naturaleza y los centros de trabajo, con las aplicaciones tecnológicas y los descubrimientos científicos, y con un contacto permanente con nuestra sociedad-mundo. Para ello, felizmente, las nuevas tecnologías de comunicación e información vienen en ayuda y se nutren, al mismo tiempo, de las necesidades de los niños y de los jóvenes.

c. No desperdiciemos la riqueza de las personas de tercera edad

¿En qué momento termina la niñez para comenzar la juventud? Nada simple a definirlo. De igual modo, ¿en qué momento termina la juventud para dar inicio a una vida de persona adulta o de adulto mayor? Difícil a precisarlo. No es nada simple definirlo con relación a una sola persona, menos aún cuando se refiere a un estrato socioeconómico, tal como se le viene enfocando.

Para señalar el quiebre entre el adulto y el adulto mayor (tercera edad), tomaremos como referencia el inicio de la jubilación en Estados Unidos y en Europa: los 65 años de edad. Sabiendo, sin embargo, que dicho punto de partida no es el mismo para las diferentes categorías socio-profesionales, entre países y en cada país. De igual modo, señalaremos como punto referencial del inicio de la “cuarta edad” al estado físico de las personas, en el sentido de no poder valerse por sus propios medios.

Estos puntos cruciales en la vida de una persona son simplemente referenciales. De ahí que, a menudo, nos encontramos con definiciones como el de los niños adultos, jóvenes viejos, adultos niños o ancianos jóvenes. “Hace 50 años, nos encontrábamos viejos a los 65 años […]; en 2040, seremos viejos a los 82 años […]. En el mundo, el número absoluto de personas de 65 años y más habrá sido multiplicado por cuatro aproximadamente, entre 1955 y 2025, y su proporción con relación a la población total doblará, pasando de 5.3% a 10%” . “En el transcurso de los 100 últimos años, una revolución tan silenciosa que increíble se ha producido: aquella de la longevidad. Los habitantes del mundo industrializado han ganado 25 años de vida, en promedio, gracias a la reducción de la mortalidad infantil y a la reducción de las enfermedades ligadas a la vejez. La esperanza de vida ha ganado tanto en un siglo, como en los 5 mil años precedentes […]. Durante el siglo XXI […], la esperanza de vida a nivel mundial podría pasar de 66 años a 110 o 120 años.” Entonces, “en una época en donde el Estado-Providencia es cuestionado, ¿quién asegurará el sostén financiero de los adultos mayores? ¿El Estado o el individuo?” , se pregunta Robert Butler.

Algo más, en términos de productividad, los trabajadores son buenos para el basurero entre los 40 y 50 años, a partir del cual es toda una hazaña encontrar un puesto de trabajo. Pero, en términos de esperanza de vida se alarga cada vez más, creando en ellos un sentimiento de inutilidad, desperdicio y desconexión con la vida social, cultural y económica.

i. La jubilación y la tercera edad

La jubilación es algo temible para la mayoría de la población económicamente activa que se aproxima a esa fecha fatídica. Cuando una persona comienza su carrera profesional se encuentra con toda la energía y el entusiasmo para soportar todos los inconvenientes, porque es su futuro que está construyendo. Pero cuando la fecha de jubilación se aproxima, el entusiasmo no es el mismo. Su salario no progresa mucho y a duras penas le alcanza para sobrevivir. El trabajador sabe que cuando inicie su jubilación, su pensión no será ni siquiera el 80% de su último salario. Y esto en el caso de que tenga derecho a una “plena pensión”. En un gran número de casos no es así, simplemente porque no tuvo la “suerte” de encontrar trabajo en forma continua. No le queda otro recurso que seguir trabajando.

No es un trabajo por el placer de ejecutarlo sino por la obligación de realizarlo. Ha trabajado toda una vida para contar con una jubilación placentera pero, no es el caso para la mayoría de los trabajadores. Y los gobernantes y las empresas vienen en su “auxilio”. ¿Porqué no iniciar una Plan de Jubilación? Es decir, desde el primer día de inicio de la actividad profesional comenzar a destinar una pequeña fracción de su salario a un seguro que le permitirá contar con una “pensión” suplementaria al momento de su jubilación. Con dos ingresos, la tercera edad podría convertirse realmente una época de disfrute placentero, tanto más si la fracción de su salario destinado a su Plan de Jubilación es mucho más grande.

Pero, ¿porqué un trabajador tiene que retirar una fracción de su propio salario para asegurar su existencia luego de jubilado? ¿Y a donde fue a parar el Resultado Neto de todo su esfuerzo? Es decir, ¿acaso durante toda su vida profesional fue simplemente una bestia de carga buena para crear riquezas de las cuales nunca gozará ni siquiera un centavo? Esta es la naturaleza aberrante de la Repartición Individualista.

Pasando por alto esta parte central del problema, supongamos que el Plan de Jubilación sería de gran utilidad para los que puedan retirar una fracción de su salario con ese fin. ¿Será el mismo caso para todos? ¿Cómo esperar que el campesino de un dólar por día tenga todavía un “excedente” para destinarlo a su Plan de Jubilación? Peor aún, ¿cómo pedirle al aborigen de la selva hacer esa reserva si ni siquiera gana un dólar por día? No existe otra alternativa que seguir trabajando hasta el fin de sus días.

Además, lo peligroso del Plan de Jubilación en economías con Repartición Individualista es que, las empresas que los recolectan orientan dichos fondos a inversiones de alto riesgo para obtener altos volúmenes de utilidad. La experiencia indica que muchos trabajadores han perdido integralmente su fondo de jubilación como consecuencia de las crisis financieras que ha dado cuenta de la empresa a quien había confiado su jubilación.

ii. La edad para la jubilación

En estos últimos tiempos, mucho “preocupa” a los empresarios y gobernantes, los 65 años de edad de los trabajadores. Y esto porque, en la mayoría de los países en donde existe pensión por jubilación, la edad de 65 años significa el fin de la obligación de de aportar, y el comienzo de los cobros por dicho concepto.

La propuesta, que en muchos países ya se está implementando, es la prolongación del momento de hacer efectiva la jubilación. Y los argumentos que se esgrimen son, en principio, imparables. Primero. La esperanza de vida de las personas ha aumentado de por lo menos de 10 años en los últimas décadas. Segundo. El número de trabajadores activos con relación al número de pensionistas deviene de más en más pequeño. Tercero. En consecuencia, la masa aportada por los trabajadores activos deviene de más en más insuficiente para pagar todos los compromisos por pensión que, crecen de más en más porque, simplemente, los pensionistas viven cada vez más tiempo.

Sin embargo, los empresarios y los gobernantes olvidan decir que la productividad de los trabajadores ha aumentado en más de cinco veces en las últimas décadas. Olvidan igualmente decir, que son los empresarios y accionistas que se apropian del 100% del creciente Resultado Neto de la actividad económica. Todo ello en complicidad con los sindicatos, una “lucha de defensa”.

iii. La jubilación de los desocupados

Se sabe que en los países del Tercer Mundo, la desocupación real supera el 40% de la población económicamente activa. Si a ello se le agregan las personas adultas que trabajaron estacionalmente a lo largo de su vida útil, se podría fácilmente hablar de una desocupación real superior al 50% de la población económicamente activa, en los países del Sur. ¿Con qué esperanza llegan a la tercera y cuarta edad? Para ellos no hay ningún monto de pensión ni de ayuda asistencial porque, por regla general, dichos países no cuentan con programas asistenciales para dichos casos.

Además, teniendo en cuenta que no cuentan con ningún monto de pensión por jubilación, no tienen derecho tampoco a ninguna seguridad social. Están obligados a no enfermarse, precisamente en la edad en donde la salud física, mental y psicológica disminuye. En todos estos casos, la única manera de reconstruir el tejido social y económico entre todos los habitantes de un país es la Remuneración de Base que deberá instituirse con la creación del Sector 2 de una economía de mercado de interés general.

iv. La cuarta edad

Fisiológicamente es la etapa más difícil del ser humano. Si es necesario prever un “plan de jubilación” es precisamente pensando en esta etapa de la vida de un ser humano. El costo de reparación o mantenimiento del estado físico o mental de una persona de cuarta edad es bastante elevado, tanto desde del punto vista financiero como psicológico y sentimental. Dado que es difícil imaginar su duración y costo, a nivel de cada persona, el sostén financiero de la Remuneración de Base debe ser completado con un seguro de vejez. Y son las empresas del Sector 2 que prestarían las mejores garantías del estricto cumplimiento de dichos seguros de salud, de jubilación y de vida. Ellas se apoyan en el Fondo Económico del país.


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