BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

PATRIMONIO NATURAL Y TERRITORIO

Coordinadores: León Enrique Ávila Romero y Giovanni Pardini




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Xochimilco: reapropiacion del territorio y alternativas para el desarrollo y permanencia en la Ciudad de México

Martha A. Olivares Díaz

Xochimilco, es una de las 14 delegaciones del Distrito Federal en la Ciudad de México, declarado por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad por su riqueza histórica y formas de vida comunitarias y productiva en la chinampa y en la vida rural, sin embargo debido a su cercanía con la ciudad ,ha sufrido los embates de un deterioro natural y territorial por estar sujeto a lógicas de vida urbana que presiona para eliminar la vida rural para ceder espacios a lo urbano.

Podemos decir que el territorio de Xochimilco se debate hoy en día en una dualidad. Por una parte, se encuentra inmerso en el remolino de la vida moderna, la urbanización le ha llegado aún sin esperarla todavía. Por la otra, se sumerge en la tradición, en los recuerdos, las costumbres y las tradiciones heredadas de un proceso histórico que dotó de identidad a sus pobladores.

El territorio de Xochimilco evoca con orgullo su pasado, se enfrenta con diferentes disyuntivas al presente - que le es bastante amenazante- y se sueña en un futuro con posibilidades de seguir siendo.

Un pasado que se niega a morir en el olvido y que cada vez que se recuerda, se extrae un fragmento de él para conservarlo en el presente. Un presente, contradictorio, dinámico y cargado de dificultades, y un futuro aún incierto amalgamado de un sin de posibilidades, de anhelos, desesperanzas, vacilaciones, incertidumbres, voluntades, esfuerzos y luchas de todos los que conforman esta región.

La inquietud de este escrito, por tanto, aterriza en reconocer el destino de las poblaciones cercanas o que forman parte de las grandes urbes como la Ciudad de México, las cuales siguen despertando incógnitas acerca de las causas de su permanencia a pesar de estar en medios tan amenazantes y deslumbrantes como lo urbano. Por tanto, es necesario saber, cómo han resistido recreándose y reinventándose, indagar de dónde vienen sus fortalezas para defender sus espacios y sus medios de reproducción y sobre todo del futuro que les depara, como poblaciones con identidades, medios de producción y territorios específicos, sí este mundo sigue el cauce tomado desde hace ya tiempo y sí la ciudad sigue creciendo y sembrando casas conforme avanza.

Nos interesa plasmar una fotografía de los pobladores del sur del Distrito Federal, en particular Xochimilco y de sus pueblos, esta región además de permitirnos advertir su conjunción con la parte lacustre y un medio de producción ancestral agrícola como la chinampa, encierra una larga historia de tradiciones, relaciones con la naturaleza y formas de organización que perviven resisten y conviven con la ciudad. A pesar de que la expansión metropolitana ha absorbido en parte a sus pueblos originarios, estos se resisten preservando su historia, sus costumbres, sus prácticas, insertándose en la ciudad desde sus formas particulares de saber y ser.

Xochimilco es un lugar al que se le asocia como resguardo al crecimiento urbano, como un lugar romántico de imagen postal de la zona lacustre, con un alto atractivo turístico en sus trajineras, ¿Quién no ha pasado un fin de semana paseando por sus canales, viendo pasar a las señoras vendiendo flores o quesadillas, o inspirados por las canciones de los mariachis, norteños y tríos se evocan imágenes de un México que se quedó congelado ahí en el tiempo...las chinampas... que poco a poco van desapareciendo?.

También es sabido que Xochimilco, es un centro de cultivo de hortalizas, flores, plantas de ornato y amaranto.

Así su parte de la montaña cuya zona desde sus veneros surtía de agua a la ciudad desde 1909, aunque hoy se ha agotado; “la parte alta” así llamada por algunos, es zona de gran tradición de vínculos prehispánicos y comunitarios, de tierras llenas de historias e intercambios con la tierra caliente, con el zapatismo y con la lucha por la tierra.

La montaña con sus bosques alberga una cantidad de flora, fauna y cultura, que les dan a sus habitantes no sólo un medio de subsistencia, sino una posibilidad de ser.Las tierras de la montaña son tierras productivas a pequeña escala con árboles frutales, crianza de animales, fiestas patronales y relaciones que se tejen en la vida comunal; éstos son algunos de los componentes que aún persisten en este territorio.

Sin embargo, el avance de la mancha urbana, el establecimiento de asentamientos irregulares y por tanto, su consecuente consolidación se encuentra asociada al uso y sobreexplotación de los recursos naturales y a la implementación de un modelo de desarrollo ajeno y poco respetuoso con su entorno, lo que ha generado cambios significativos en el medio natural y social de los pueblos de la montaña.

Por ello, en este texto se invita al lector a asomarse a una reivindicación que va más allá de una simple recuperación o preservación romántica de la tierra, y que plantea en una visión más compleja, observar cómo han vivido, trasformado, resistido y asimilado las comunidades de Xochimilco su estar y no estar en el espacio de la ciudad de México en una relación urbana-rural, que le da una cierta peculiaridad a las alternativas de desarrollo que se generan en ellas.

Finalmente, este trabajo pretende ser una mirada hacia la emergencia, la resistencia y la construcción de desarrollos alternativos y de figuras de mundo distintas y complementarias al progreso y la modernidad.

Una mirada a las nostalgias, esperanzas, deseos, sin sabores y satisfacciones que estos grupos expresan a viva voz dentro de sus territorios:

“...hay que hacer vivir la tierra, para dejar el taxi o el microbús... regresar a la tierra de los abuelos, de las luchas, porque por acá anduvo el zapatismo... y aunque la agricultura ya casi no deja hay que cuidar el cerro, de todas las casas que ya hay por acá y que antes no había”

Comunero de San Mateo Xalpa, 2007.

“Nosotros siempre hemos trabajado la tierra, pero creemos que es tiempo de hacer otras cosas... ya no alcanza, pero tampoco queremos terminar por vender la tierra pues es nuestra herencia, así que hay que ir pensando cómo le hacemos” Comunero Santiago Tepalcatlalpan, 2007.

“ pues sí somos de montaña, los pueblos de la montaña, los pueblos originarios ,herederos de estas tierras.... pueblos de montaña somos por la resistencia, pues desde el EZLN o más bien desde siempre somos diferentes a la ciudad...”

Poblador San Francisco Tlanepantla, 2008

“... por eso hay que refuncionalizar la tierra, darle empleos a nuestras gentes, pero respetando lo que somos y cuidando la naturaleza”

Poblador Santa Cecilia Tepletapa, 2007.

Sabemos que la ciudad de México es un espacio complejo y siempre en borrador, dentro del cual la vida urbana ha crecido considerablemente, debido a los procesos de modernización y crecimiento, generando transformaciones muy rápidas e intensas, provocando pérdidas y ganancias para los sujetos que la habitan. Pues las ciudades obligan a reconfigurar el ser y el hacer, debido a su carácter mismo de espacio de la modernidad y la ciudadanía. A la historia de la ciudad de México se le puede pensar como un espacio en donde se teje un relato de hilos diversos que se han orientado a consolidar su papel central en la vida nacional. Su configuración actual es resultado del "desarrollo económico y político que convirtió a esta ciudad en el principal centro administrativo e industrial del país. Las oportunidades de empleo, el acceso a los servicios educativos y culturales, la toma de decisiones, se concentraron aquí. Esto llevó a privilegiar a la ciudad en la inversión pública -suministro de agua, sistemas de transporte, acceso a la generación de electricidad, etc.- lo que ha favorecido que empresas de servicios e industria se instalaran” . Este proceso de centralización suscitó y aún hoy suscita una atracción demográfica con la migración y concentración de población del país, lo cual tuvo como efecto, una mayor demanda de diversos servicios trayendo una serie de problemas específicos de las grandes urbes , acrecentando la mancha urbana y quedando pocos espacios de suelos de conservación.

Mapa. Crecimiento de la mancha urbana

En 1970, la superficie ocupada por los asentamientos humanos en el Suelo de Conservación era de 1,200 hectáreas. Actualmente, existen 35 poblados rurales, 180 asentamientos humanos regulares, 538 irregulares y equipamientos urbanos que, en conjunto, ocupan una extensión de 10,154 hectáreas.

La particular conformación de la Ciudad de México, cuya política urbana “se inscribe dentro de una determinada política de desarrollo desprendiendo un buen número de consecuencias, como ser la elección que se haga en materia de habilitación del territorio o de localización de las unidades de producción, así como los objetivos que se fije la planificación urbana” , ha marcado los lineamientos a seguir, ha trazado su geografía destinando funciones a determinados espacios (áreas rurales colindantes) para el uso y beneficio de la urbe (demandante de servicios y zonas para habitación).

El proceso histórico de crecimiento de la Ciudad de México se inauguró en 1900, en donde todavía la ciudad estaba rodeada por lagos, ríos y canales y ya para los años 40 se dio inicio a una nueva etapa de desarrollo urbano, debido a la centralización político administrativa y al amalgamiento industrial, que absorbió a muchos de los pueblos originarios. Y en 1978 se ratificaron los territorios y nombres de las 16 delegaciones que hoy conforman la ciudad. La oleada migratoria y la sobre población hicieron que la urbe avanzara sobre espacios rurales y bosques, transformando los espacios y las culturas de los pobladores originales.

Así la ciudad avanzó poco a poco hacia al norte y después al nororiente (Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa, Estado de México), absorbiendo la mancha urbana casi en su totalidad los recursos naturales quedando reservas como Tepeyac, Chiquihuite, Peñón de los Baños y Sierra de Guadalupe; y en menor escala hacia los pueblos del sur - aunque actualmente el avance esta presente en estos espacios- algunos dicen que ello se debió a la resistencia de sus pueblos y otros a la conveniencia de la ciudad de preservar esa zona agrícola, ejidal y de canales durante los años 70 para surtir a la ciudad de los productos generados por esta zona.

Mapa . Uso de suelo en el Distrito Federal

Pero más allá de comprender la afectación espacial que se dio con el crecimiento de la urbe, lo que importa es recalcar las características de diversidad cultural que se fueron construyendo en la Ciudad de México.

Los urbanitas, los pueblos originarios, los migrantes, los gobiernos locales, la vida en los barrios, etc. ,fueron constituyendo el espacio- mosaico de la ciudad en donde sus diversos actores ha coexistido a veces convergiendo, a veces en tensión y otras muchas en contradicción.

Así, la diversidad de la Ciudad de México como espacio concreto y como espacio vivido, históricamente desde su conformación y visto a la luz de los procesos mundiales, resulta un espacio privilegiado para analizar cómo se trenzan las relaciones entre lo local y lo global, entre lo rural y lo urbano, entre la tradición y la modernidad.

La historia de Xochimilco se remonta a etapas muy tempranas de la época prehispánica, siendo esta zona poblada en un principio por grupos indígenas pertenecientes a las villas de Copilco y Cuicuilco en la zona ribereña sur de los lagos que cubrían la parte meridional del valle. Posteriormente, con la llegada de la tribu xochimilca se fueron estableciendo pequeñas aldeas que dieron lugar a algunos pueblos de la zona que perduran hasta la actualidad inmersa en la mancha urbana como Tlahuac, Mixquic o Culhuacán. La principal actividad productiva consistía en la agricultura, cultivándose maíz, chile, fríjol, calabaza entre otros, en una forma de cultivó que caracterizó después a todo el Anáhuac, las famosas chinampas, porciones de tierra ganadas al lago, construidas con sieno, limo, y ancladas por medio de las raíces de ahuejotes, un árbol típico de la zona. Esta forma de cultivo demostró ser sumamente productiva ya que podían obtenerse hasta tres cosechas al año, gracias a la riqueza de minerales en el suelo, a la abundancia de agua y al buen clima de la región.

Durante la época virreinal, Xochimilco disfrutó de ciertos privilegios por parte de la Corona Española gracias al apoyo brindado a los conquistadores españoles. Fue designada como ciudad en 1559; posteriormente pasó a ser encomienda de Pedro de Alvarado, poco después de la toma de México los xochimilcas destruyeron sus templos, comenzando así la carrera evangelizadora en Xochimilco a cargo de Fray Martín de Valencia y Francisco de Soto (quién comenzó la construcción del convento de Gaona y Fray Bernardino de Saghún. Al morir Pedro de Alvarado se creo el corregimiento de Xochimilco, en 1559 Felipe II dio armas y titulo de nobleza a la ciudad de Xochimilco, para 1597 se permitió a los indios comercializar toda clase de bienes excepto armas españolas En 1794 Xochimilco pasó a ser corregimiento de la intendencia de México, hacia finales de la colonia ya pasaba el camino México Cuernavaca, por lo que fue importante deposito de la tierra caliente; estos privilegios y la rápida aceptación de la nueva fe cristiana, que en este lugar, como en muchas partes de México, se fusionó con tradiciones paganas de los pueblos indígenas, creando religiosidad mestiza de gran arraigo entra la población. Esta forma de profesar la fe se puede apreciar hoy en día en las celebraciones de los santos patronos de cada barrio así como en la fiesta del Niñopa, una imagen del niño Jesús que peregrina por las casas de la zona a petición de los dueños de la misma cuya autorización lleva incluso décadas de espera.

Luego de la independencia, Xochimilco pasó a formar parte del estado de México. Su actividad principal seguía siendo la agricultura, cuya producción se transportaba en trajineras desde las chinampas hasta los principales mercados de la ciudad de México, como La Merced y Jamaica. En 1850 fue inaugurada la primera línea de vapor que prestaba el servicio entre México y Xochimilco, lo que estimuló el tráfico entre ambas localidades. Hasta la introducción del tranvía eléctrico en 1908, la principal forma de trasladarse del sur al centro de la cuenca siguieron siendo las trajineras.

Durante la Revolución Mexicana, Xochimilco fue ocupado por grupos de todas las facciones que intervinieron en la guerra. En 1911, los zapatistas penetraron al territorio del Distrito Federal provenientes del estado de Morelos. Aunque establecieron su cuartel en Milpa Alta, pronto ocuparon varias poblaciones de la municipalidad de Xochimilco, incluida su cabecera, que fue incendiada, en esta época se arraigaron elementos importantes respecto a la lucha por la tierra, por ejemplo en Xochimilco se conmemora cada 4 de diciembre la famosa entrevista entre Emiliano Zapata y Francisco Villa, que se realizó en una casa del centro frente al mercado municipal en 1914.

En 1929, se dio una nueva organización administrativa al Distrito Federal, y se creo el departamento central, el cual designó a municipios como delegaciones, entre ellas Xochimilco; pero no fue sino hasta el 18 de agosto de 1931 que se le dio la definición geográfica que hoy conocemos, situado al sureste del distrito federal a una altura de 25000msnm, limitada al norte por la delegación Coyoacán e Iztapalapa, al este por Tlahuac, al sureste por Milpalta y al noroeste por Tlalpan.

En 1938 la comunicación fluvial entre Xochimilco y la ciudad de México fue cortada con la clausura del canal de la Viga. En 1968 fueron construidas algunas obras urbanas como parte del equipamiento de México para la recepción de los juegos olímpicos de ese año. El canal de Cuemanco fue convertido en parte de la Pista Olímpica de Canotaje Virgilio Uribe; y en los límites entre la delegación y la vecina del norte, Tlalpan, fue construida una de las primeras vías rápidas de la capital mexicana: el Anillo Periférico. A pesar de todo ello, la conurbación física y definitiva de Xochimilco a la ciudad de México ocurrió tardíamente, en las últimas tres décadas del siglo XX .

Para 1970 Xochimilco quedo completamente integrado a la red urbana y a su desarrollo, la compraventa de terrenos para vivienda se disparó gracias a la conformación y apertura de importantes vías de comunicación por lo que los asentamientos irregulares surgían de la noche a la mañana y han ido en aumento desde hace ya casi 40 años.

Así se conforma el territorio de Xochimilco , forma parte de las 16 delegaciones político-administrativas que conforman el Distrito Federal de la ciudad de México, representa el 7.9% de su superficie total con 127 km2 y ocupa el tercer lugar en extensión entre las delegaciones políticas. Está formada por una cabecera delegacional con 17 barrios, 14 pueblos y 7 colonias. Geográficamente se sitúa a 19°19’ y 19°09’ de latitud Norte; 99°00’ y 99°09’ de longitud Oeste. Junto con Tláhuac, Tlalpan y Milpa Alta constituyen los espacios rurales que aún se han conservado en el área metropolitana.

Xochimilco

Delegación del Distrito Federal. Limita con Iztapalapa, Tláhuac, Milpa Alta y Tlalpan. Superficie: 122 km2, habitantes: 368,798 (ultimo censo 2000), de los cuales 180,763 son hombres y 188,035 mujeres. Son 76,697 personas las que forman la población económicamente activa, dedicada principalmente a la producción manufacturera, las tareas agropecuarias, la construcción y la minería. Hablan alguna lengua indígena, 5,362 personas mayores de 5 años (náhuatl) 1,888, otomí 1,136, mixteco 561, zapoteco 385, mazateco 365, y mazahua 318). En la jurisdicción se hallan los Pueblos de San Andrés Ahuayucan, San Francisco Tlalnepantla, San Gregorio Atlapulco, San Lorenzo Atemoaya, San Lucas Xochimanca, San Luis Tlaxialtemalco, San Mateo Xalpa, Santa Cecilia Tepetlapa, Santa Cruz Acalpixca, Santa Cruz Xochitepec, Santa María Nativitas, Santa María Tepepan, Santiago Tepalcatlalpan, y Santiago Tulyehualco.

El régimen de gobierno de Xochimilco es similar al de las quince otras delegaciones del Distrito Federal. Antes del año 2000, los titulares de la administración local eran nombrados por el jefe del gobierno del Distrito Federal. A partir de ese año, los xochimilquenses eligen a sus jefes delegacionales.

Asimismo existe otra figura de representación ciudadana en esta demarcación, los coordinadores territoriales, figura que obedece a los usos y costumbres de algunas delegaciones del sur del Distrito Federal, incluida Xochimilco. Los coordinadores territoriales duran tres años y se consideran agentes administrativos que se encuentran en la estructura de la organización delegacional; reciben un sueldo como cualquier servidor público, lo particular es que este gestor pasa por un proceso de elección de planillas que se define con el voto de los habitantes en las urnas que coloca el gobierno delegacional en los 14 pueblos de Xochimilco. Estos coordinadores territoriales son electos por un reducido número de vecinos y en particular de los considerados originarios de los pueblos, en donde son excluidos los avecindados en el registro de candidatos por no cubrir el requisito de tener una residencia en el poblado mayor a los cinco años. Este elemento es relevante ya que los coordinadores territoriales tienden a gestionar principalmente los intereses de los vecinos más antiguos, atendiendo las zonas más consolidadas en infraestructura y equipamiento urbano y desatendiendo a los asentamientos irregulares que contienen a la mayoría de la población de los pueblos.

Así, Xochimilco se conforma como una delegación con un paisaje de transición entre lo rural y lo urbano. Su población es de 369,798 habitantes para el año 2000, de los cuales se calculan alrededor de 6 mil personas que se dedican a las actividades agropecuarias. Por ello se considera el territorio más importante del Distrito Federal en el desarrollo de estas actividades que representan el 28% de total de las delegaciones que cuentan con población agropecuaria.

El territorio Xochimilca tiene una extensión de 125.2 kilómetros cuadrados que representan el 8.4% del Distrito Federal, tiene la segunda área natural protegida de la Ciudad de México con 2,657 ha., las tierras para uso agrícola son principalmente de propiedad privada (58%), comunales 19%, ejidales 5% y expropiadas para uso ecológico y forestal 18%. Posee 3.8 kilómetros de vialidad primaria y 4,284,733 metros cuadrados de carpeta asfáltica. Es la delegación con mayor número de asentamientos irregulares, 197 de los cuales 70 se encuentran en suelo de conservación ecológica.

Su espacio esta conformado por una cabecera de la delegación que es Xochimilco y que se divide en18 barrios; El Rosario, Santa Crucita, Caltongo, San Lorenzo, San Diego, La Asunción, San Juan, San Antonio, Belem, San Cristóbal, San Esteban, La Santísima, La Guadalupita, La Concepción Tlacoapa, San Marcos y Xaltocan; 14 pueblos: San María Tepepan, Santiago Tepalcatlalpan, San Mateo Xalpa, San Lorenzo Atemoaya, Santa Cruz Xochitepec, San Lucas Xochimanca, San Francisco Tlalnepantla, Santa María Nativitas, San Gregorio Atlapulco, Santiago Tulyehualco, San Luis Tlaxialtemalco, San Andrés Ahuayucan, Santa Cecilia Tepetlapa y San Cruz Acalpixca. Además en la cabecera municipal existen 45 colonias y 20 unidades habitacionales.

Existen tres zonas en las que se encuentra divida orográficamente Xochimilco: La zona media laboral o casco urbano que tiene una superficie de 39.5 ha. con un centro histórico catalogado por la UNESCO, desde 1987, como patrimonio de la humanidad el cual tiene un polígono histórico (contemplado en el Plan Parcial de Desarrollo Urbano en 1997) de conservación patrimonial de 9.8878 ha de superficie. La zona de chinampa que tiene una superficie de 145.068 ha, constituida por canales precolombinos en su mayoría ocupados por asentamientos irregulares. Y la montaña tiene una superficie de 149.3037 ha de asentamientos humanos y 360 ha de conservación y que comprende la cadena montañosa que conforman la Sierra del Ajusco, la zona cerril, ubicada entre Tlalpan y Xochimilco y la zona de llanura, conformada por el área lacustre.

Esta ultima micro región llamada de montaña, es donde se han logrado identificar los vestigios prehispánicos más antiguos de la cultura nahua. Y paradójicamente es la zona donde el avance de la mancha urbana es más costoso, pues se han arrasado con zonas maiceras y valles importantes que recargaban el acuífero de algunos manantiales importantes de los canales de Xochimilco Se cultivan principalmente maíz, fríjol, haba y forrajes con técnicas de arado y son de periodo temporal.

Actualmente, uno de los problemas apremiantes en este eespacio, es la posesión de la tierra, pues la lucha por este recurso y su aprovechamiento productivo son temas de tensión y de conflicto en la relación urbano-rural. El crecimiento de la mancha urbana ha generado un mercado de tierras informal que busca por todos los medios posesionarse de estos espacios para la construcción de viviendas, parques recreativos, campos de golf, entre otros.

Ante esta situación, si bien las autoridades federales y del gobierno del D. F. han formulado leyes para declarar el área como Suelo de Conservación y han legislado para crear programas de manejo del área ecológica y de esa manera regular su uso, la presión social ha tenido diferentes matices, prevaleciendo constantes invasiones a la zona de Preservación Ecológica; la tentación de los productores de abandonar el suelo productivo es grande y se torna insostenible; sólo la resistencia de algunos sujetos por mantener su medio de producción, o su arraigo con la tierra hace frente ante el ímpetu del capital que pretende monetizar la base física de su medio de vida.

Esta diversidad de formas de propiedad de la tierra, sujetas a una significación cultural y social para la mirada del gobierno se resume en: Suelo Urbano y Suelo de Conservación, que cuenta con un Programa de Ordenamiento Ecológico que pretende regular el uso del suelo considerando como base los lineamientos básicos de la conservación de recursos naturales, de los usos productivos del suelo y las actividades de la población.

El suelo de conservación lo constituye primordialmente el área rural del Distrito Federal en su región sur y surponiente; abarca las delegaciones: Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Milpa Alta, Tláhuac, Tlalpan y Xochimilco; se localiza también una pequeña área al norte de la Ciudad de México, en la Delegación Gustavo A. Madero.

La pérdida de la cubierta natural ocasionada por el crecimiento urbano, la expansión agrícola, la extracción del suelo y minerales, la tala clandestina y los incendios forestales constituyen los principales problemas en la zona rural del Distrito Federal. De acuerdo con el Programa de Gestión y Administración de los Recursos Naturales del Distrito Federal, las áreas deforestadas equivalen al 7%.

También los asentamientos humanos regulares e irregulares han ascendido en las zonas rurales debido a la limitada oferta de vivienda en la Ciudad de México, agravada por una inmigración todavía significativa aunque decreciente, ha originado un déficit habitacional que ha estimulado el crecimiento desordenado hacia su periferia, ocasionando el establecimiento de asentamientos humanos irregulares en lugares.

Por lo anterior, la situación en Xochimilco es compleja, en tanto existe una diversidad de regímenes en la propiedad de la tierra, con una diversidad de ordenamientos jurídicos y atribuciones. Así, se tiene área natural protegida de los ejidos de Xochimilco, en la zona de montaña y en la chinampa, copropiedad de ejido revertido que fue expropiado, propiedad pública donde está la cuenca lechera y Cuemanco que es el parque ecológico, para la chinampa. Para el caso de la montaña la propiedad se torna más compleja, pues debido a que son núcleos agrarios de propiedad comunal, además de no estar registrados o estar en juicio ante el tribunal agrario sobre la propiedad, los comuneros se enfrentan constantemente al saqueo de los recursos entre un pueblo y otro debido a esta indefinición de límites.

Estas normatividades, sumadas a los patrones culturales de la población rural han ido cambiando con el acercamiento de lo urbano, la valoración de la tierra, la cultura, las relaciones sociales y el nuevo uso que podría darse a los recursos. También se reconoce que algunos propietarios consideran que la tierra ha dejado de ser una necesidad y base del sustento de su vida, abrigando la esperanza de que se les presente una buena oferta de compra para poder acceder a vender; no quiero generalizar, pero esa es una constante, lo que complica el trabajo de mantener las áreas productivas y las relaciones comunitarias.

Así, en Xochimilco estamos en presencia de un pueblo con un territorio anclado en la historia, en el que se reproducen formas especificas de usos del espacio, que a su vez organizan un universo social delimitado relacional, laboral ,productivo económico, y cultural, que forjan una identidad colectiva diferenciada, los cuales resisten y se reinventan a pesar de ya no ofertar ninguna conveniencia a la urbe en términos productivos, a pesar del avance de la macha urbana que demanda cada día mayores espacios para habitación , a pesar de las brechas culturales que se abren con la llegada de nuevos vecinos y ante las lógicas mundiales que dictan un exterminio a sus formas de producción; resistencia que se expresa preservando sus tradiciones y al mismo tiempo que transformando y adaptando nuevas formas y prácticas para seguir siendo en un espacio determinado.

Link , menciona que las áreas rurales más próximas a las ciudades dejan de cumplir funciones de abasto relevantes, aunque la producción agrícola no desaparece del todo, combinándose con otras actividades y formas de ser modernizantes; por ejemplo los jóvenes ayudan a la agricultura, la chinampa, la crianza de animales y participan de las fiestas, al mismo tiempo que visten a la moda y escuchan música urbana.

En ese sentido cabría esperar el total abandono de las actividades productivas agrícolas y de la tierra en todos sus usos; no obstante, éstas sobreviven de diversas formas, sacando provecho de ésta, a partir de la innovación y la adopción de saberes y tecnologías que a la par de mejorar la productividad agrícola, también coadyuvan a la sobrevivencia de otras formas que provienen de prácticas milenarias, como es el caso de las chinampas , o bien innova formas de apropiación de la tierra y relaciones sociales, a partir de proyectos de desarrollo denominados alternativos, como el ecoturismo., la veta de artesanías, las actividades combinadas con alguun trabajo en la ciudad (servicios).

Así se constituye la relación urbano-rural (ambivalente y contradictoria) de Xochimilco con la ciudad de México, la cual ha trastocado su mundo rural y ha generado transformaciones en varios sentidos, sociales, económicos, políticos, culturales, ambientales, geográficos, relacionados con la identidad y con sus formas de apropiación la naturaleza en función de su aprovechamiento y cómo ha dibujado las alternativas de desarrollo locales posibles.

Tales resistencias o formas creativas de permanencia se expresan en las formas de habitar los espacios, en la producción y reproducción de cultura, en las formas de relacionarse socialmente, en las actividades productivas, entre otras, lo que hace de los territorios en donde se expresan estas situaciones, sean espacios complejos, difíciles de interpretar debido a la transformación intensa y constante, y a las novedosas expresiones identitarias que se producen dentro del mismo.

En donde se han construido nuevas formas de relacionarse, basadas en elementos que perviven a las transformaciones estructurales. Es en este plano donde se halla el nudo de las contradicciones y también donde están las posibilidades de permanencia y desarrollo. Es decir que diversas realidades se desarrollan en un mismo territorio, mientras que por un lado se suman los cambios socioeconómicos, la des-industrialización y la terciarización de la economía, que no aseguran empleos suficientes y “... se expande el mercado de trabajo informal, particularmente, el comercio callejero, advirtiendo una profundización, una ampliación de la polarización social y la segregación urbana” . Por otro lado aparecen sujetos sociales cuestionándose sobre alternativas distintas a las que el medio los obliga y surge desde las periferias rurales y conurbanidades citadinas una revalorización de sus espacios, recursos naturales, culturales y relaciones sociales.

La defensa del territorio no tiene sólo un carácter de productivo-económico, no es sólo un pedazo de tierra o bosque o montaña, es un espacio cargado de historia y de relaciones construidas con la naturaleza y con lazos de parentesco.

“...en esos espacios los campesinos interactúan con sus iguales, establecen redes de relaciones sociales, culturales, políticas, religiosas , económicas”

Por ello, se dice que los pueblos viejos del distrito federal se cuecen aparte, pues su cercanía con la urbe les ha posibilitado continuar con algunas actividades tradicionales y generar nuevas en el intercambio con la ciudad, así que su territorio se conjuga en la herencia, la tradición, la innovación y la creatividad.

Por lo que, hablar de desarrollo y de la implementación de un proyecto de cualquier tipo en la ciudad de México, no es tan lineal, pues debe estar conformado por sujetos de carne y hueso, los cuales se involucran y enfrentan en la realidad social de múltiples maneras, haciendo que los proyectos de permanencia y desarrollo se conviertan en una verdadera reapropiación de su territorio en el sentido amplio, pues más allá de hacer producir la tierra, aprovechar los recursos naturales y obtener beneficios económicos se ponen en juego, los afectos, los vínculos y la posibilidad nuevamente de reafirmar o reconstruir lo comunitario en nuevos escenarios sociales y reconstruir el mundo rural desde novedosas formas de reproducción, que dibujan y desdibujan la realidad.

Xochimilco ha resistido o convivido históricamente con la ciudad, y no es la primera vez que se enfrenta a una relación desigual frente a la metrópoli desde tiempos de los aztecas, en que logró posicionarse como un gran proveedor de alimentos, la lucha constante ante formas cambiantes y en absorción por la urbe que ya es una realidad que ha minado parcialmente la tradición y la vida rural que se reproduce aún en su territorio.

Evidentemente los cambios que ha tenido Xochimilco han permeado su relación con el mundo, ante una pertenencia con una ciudad multiforme, diversa, es imposible no salir afectado bidireccionalmente, transformando su cultura, su identidad y su territorio. En palabras de Ávila:

“Se trata del reconocimiento de territorios o ámbitos simbióticos, donde se expresan situaciones o actividades inherentes a lo urbano y a lo rural, en un marco físico donde las presencias de la ciudad son determinantes en la organización del territorio”

El territorio de Xochimilco, posee una tradición rural y cultural muy fuerte y que a pesar de su cercanía con la ciudad, no ha abandonado sus prácticas y conocimientos construidos históricamente entorno al ambiente que le rodea, el cual es fuente de recursos (materiales y simbólicos) que son aprovechados por los sujetos y que gracias a su aprovechamiento, se han podido conformar prácticas culturales como la chinampa, la agricultura urbana, las fiestas patronales, las mayordomías, entre otras.

La subsistencia de un pueblo legatario del primer asentamiento nahua del Valle de México, se debe al conglomerado de elementos que han permitido su reproducción en un contexto de continua amenaza y riesgo de descomposición de sus tradiciones, su territorio y su ser.

Una cultura con formas de organización social especificas, un manejo de un medio natural lacustre y de montaña, una concepción y distribución del espacio, costumbres y las prácticas religiosas arraigadas, han dotado de fortalezas a los xochimilcas para resistir, apropiar y desarrollar nuevas formas y prácticas productivas en diferentes períodos históricos para su subsistencia. Aún aquellos instaurados por el avance del capitalismo, en donde han logrado ajustarse a la modernización integrándolo sus tradiciones.

Los procesos de cambio y permanencia, que tienen que ver con formas específicas de desarrollo y de historicidad, en la complejidad que implica los modos de producción social, económica y cultural, para ello nos remitiremos al espacio en donde se despliegan esas prácticas, la territorialidad que ocupan y usan los sujetos de Xochimilco.

La idea de que los pueblos hacen de su espacio un entorno más productivo, lo conservan más y en lugar de sembrar casas, siembran productos agrícolas como árboles frutales y maíz, es sin duda una ventaja de posicionamiento e imagen que refleja al resto de los pobladores de la ciudad, sin embargo en lo concreto no todo evoca la imagen romántica del territorio y los sujetos en armonía con su ambiente.

En estos espacios, el reconocimiento del tiempo y la forma de comprender los problemas es visto de una manera particular, considerando la complejidad del entorno y las relaciones que se tejen a su alrededor, debiéndose planificar las soluciones en el largo plazo por el crecimiento de la mancha urbana; sus habitantes saben que la ciudad amenaza su forma de vida y producción; le dan un nuevo sentido al valor de la tierra sobre la base de la historia y al futuro de sus generaciones. Consideran que la tierra vale más que el precio urbano porque de ella pueden subsistir ellos, sus hijos y las demás generaciones por venir.

Estas formas de pensar-se en su situación urbana-rural y las alternativas que podrían tener, están siendo generalizadas a todos aquellos que todavía producen; así ellos van construyendo organizaciones y grupos con nuevas miras hacia el desarrollo, inmersos en una nueva ruralidad en la que la integralidad de sus diversos componentes pueda reconocerse como un valioso aporte para el desarrollo de la ciudad de México y podría ser el inicio catalizador de una diferente manera de ver la situación de estos sujetos.


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