BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

RETOS Y PERSPECTIVAS DEL SISTEMA POLÍTICO CUBANO

Erick Néstor Paz Chaveco y José Augusto Ochoa del Río




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2.2 Fundamentos Históricos Del Sistema Político Cubano

Con la finalidad de comprender mejor los postulados históricos del Sistema Político Cubano, nos refierimos a continuación a una periodización por etapas, que en este caso, y en aras del espacio y de cumplir con el objetivo de la tesis, quedará reducida a los tres últimos estadíos significativos del Sistema Político.

Uno desde el triunfo de la Revolución hasta el año 1975; el segundo desde esta etapa hasta el año 1989; y el último hasta la actualidad.

2.2.1 Primera Etapa. Desde el Triunfo de la Revolución hasta 1975.

En esta etapa se produce el proceso de tránsito de la revolución democrático popular a la socialista, como parte del cual se integra la vanguardia política de la Revolución y, en consecuencia, se establece un poder político encargado de dirigir la transición al socialismo.

Indudablemente, los cambios que se producen en el orden económico en la segunda mitad de 1960, principalmente las nacionalizaciones de agosto a octubre del 61, y el fortalecimiento del poder de los representantes populares determinan el inicio de la construcción del socialismo en Cuba desde esa fecha. Durante el período se produce la integración orgánica de la vanguardia política de la Revolución, se declara oficialmente el carácter socialista del proceso y se afirma una conciencia política de las masas a favor de las transformaciones socialistas.

Desde el principio en Cuba fue resuelto el problema fundamental de toda revolución social: el problema del poder político. Este pasó a manos de una alianza de la clase obrera con las demás clases, grupos y capas sociales interesadas en la liberación nacional y la justicia social; lo que Lenin llamó "dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y el campesinado".

En Cuba se constituyó como una dictadura democrático - revolucionaria de las masas populares: clase obrera, campesinado trabajador, pequeña burguesía urbana y demás capas interesadas en la liberación nacional, la justicia y la igualdad social. Como resultado se destruyó la vieja máquina estatal burguesa (idea expuesta por Marx desde "El 18 brumario de Luis Bonaparte") hasta el nivel local, lo que no niega la permanencia de determinados residuos del sistema anterior, principalmente en los órganos jurídicos y económico-administrativos.

En este sentido es importante destacar algunas ideas fundamentales que deben tenerse en cuenta en este análisis:

- Los partidos políticos tradicionales reaccionarios desaparecieron de manera espontánea, pues perdieron su base social. La Revolución no promulgó leyes que los prohibieran.

- Se estableció en el país el Gobierno Revolucionario Provisional (Consejo de Ministros) que se apoyaba en el Ejército Rebelde y en las masas revolucionarias, y concentraba en sí las funciones ejecutivas, legislativas y administrativas del nuevo poder.

- La constitucionalidad del nuevo Estado se garantizó a través del restablecimiento de la Constitución progresista de 1940, con sustanciales modificaciones expresadas en las leyes que se promulgaron.

- Aunque inicialmente en el Gobierno Revolucionario Provisional estaban presentes elementos de la pequeña burguesía de derecha, éstos nunca pudieron imponer un rumbo contrarrevolucionario, ni representaron en ningún momento un poder independiente, además de que, a partir de fecha tan temprana como mediados de febrero de 1959 en que el compañero Fidel Castro ocupó el cargo de Primer Ministro, fueron desplazados rápidamente del poder. El análisis de la marcha real de los acontecimientos en Cuba en esta etapa permite afirmar que nunca existió en el país una dualidad de poderes, tesis que estuvo en boga durante cierto tiempo y que llegó incluso a deslizarse en los textos oficiales de Historia Contemporánea utilizados en diferentes niveles de enseñanza de la antigua URSS y de otros países.

- Durante esta etapa surgen nuevas instituciones políticas, se restablecieron varias organizaciones de masas ya existentes y surgieron nuevas. De esta manera se celebró el X Congreso Obrero en noviembre de 1959 que fortalece a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), ya existente desde 1939; se refuerza la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), fundada en diciembre de 1922; se crea la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) el 23 de agosto de 1960, sobre la base de la unión de todas las organizaciones femeninas revolucionarias entonces existentes; se fundan los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) el 28 de septiembre de 1960; se crea la Unión de Pioneros de Cuba (UPC, actual OPJM), el 4 de abril de 1961; y el 17 de mayo de 1961 nace la Asociación Nacional de Agricultores pequeños (ANAP).

Evaluando este proceso resulta importante apuntar que, durante la etapa, esto significó la creación de un fuerte sistema de organizaciones de masas que constituyó una particularidad del sistema político cubano en formación, pues el carácter sistémico del conjunto de organizaciones y su papel como canales efectivos de participación popular no tenían precedente en otros países que habían realizado revoluciones democrático - populares e iniciaron la transición al socialismo. La creación, por ejemplo, de los CDR, fue un importante aporte de la Revolución cubana al desarrollo del proceso revolucionario mundial; no había antecedentes de organizaciones masivas similares en otros países; incluso, en etapas posteriores, cuando muchos países emprendieron la vía de orientación socialista de desarrollo , en varios de ellos se crearon organizaciones en base a la experiencia de los CDR cubanos, y numerosas delegaciones extranjeras visitaron Cuba para estudiar esa experiencia y aplicar en sus países aquello que de la misma pudiera ser válido según las condiciones particulares en que desarrollaban su actividad política.

La fundación de la ANAP, organización clasista de los campesinos, constituyó también un peculiar aporte a la experiencia de la solución del problema agrario - campesino; el propio Lenin señaló en su tiempo que uno de los factores fundamentales que dificultó la solución de este problema en Rusia fue la ausencia de una organización clasista del campesinado .

Vale plantear a propósito otra particularidad del sistema político cubano: el hecho de que la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) surge y se desarrolla no como una organización de masas en el sentido de su composición orgánica, aunque sí en cuanto a sus objetivos, estilo y métodos de trabajo, sino como una organización política selectiva, vanguardia de la juventud cubana, reserva y activa auxiliar del Partido en el impulso a las principales tareas de la Revolución y cantera directa del mismo. La UJC se crea a partir de la Asociación de Jóvenes Rebeldes (AJR), la cual se funda el 21 de octubre de 1960, como resultado de la integración de todas las organizaciones juveniles revolucionarias, y toma el nombre de Unión de Jóvenes Comunistas el 4 de abril de 1962. La UJC constituye una organización que, desde su surgimiento, emprendió un serio trabajo de movilización y educación de las masas juveniles en la participación política activa en las transformaciones revolucionarias, tarea que continúa cumpliendo hoy. Por encargo del Partido, la UJC dirige y orienta el trabajo de las organizaciones de masas de los estudiantes y pioneros.

- Siguiendo el criterio de periodización ya planteado se considera esencialmente importante detenerse brevemente en el proceso de formación del partido único en Cuba, que tuvo también sus particularidades. En la etapa que analizamos es precisamente cuando se produce la unidad de las fuerzas revolucionarias principales que existían en el país y se crea la vanguardia política de la Revolución encargada de encabezar la continuidad del proceso, lo que se lleva a cabo a fines de 1961 y constituye un acontecimiento trascendental que da fe del verdadero fortalecimiento del sistema político en formación y del alto nivel de organización y de madurez política e ideológica que iba alcanzando.

En Cuba, por las condiciones específicas en que se desarrollaba la lucha contra la tiranía y la amplia y recia propaganda anticomunista desatada por la burguesía y el imperialismo, la Revolución tuvo la particularidad de no ser encabezada directamente por el Partido Socialista Popular (PSP), que era el partido de los comunistas, sino por una vanguardia política que, encabezada por el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7), contaba con la activa participación del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, del PSP, y tenía como guía los postulados esenciales del marxismo-leninismo. Los dirigentes principales del MR-26-7 tenían un pensamiento martiano y marxista, y mantenían estrechas relaciones con el PSP. La dirección del Directorio ocupaba posiciones muy progresistas, cercanas al socialismo. De esta forma las tres organizaciones se regían por una misma estrategia política aunque, indudablemente, tuvieron sus diferencias en cuestiones tácticas (formas, vías y métodos de lucha) en el enfrentamiento a la tiranía de Fulgencio Batista ; por lo que el proceso de unidad no se dio de forma idílica, sin contradicciones, y no se alcanzó desde el inicio de la lucha, sino que fue gestándose de manera paulatina.

En las condiciones concretas de Cuba todas las tareas de la Revolución en la etapa que analizamos eran llevadas a cabo por las tres fuerzas revolucionarias en conjunto, las que constituyeron un bloque unido de facto de organizaciones políticas revolucionarias. La práctica demostró que se puede considerar que la unidad de estas organizaciones, aunque no se había efectuado orgánicamente, jugó en la etapa democrático - popular de la Revolución, en cierto sentido, el papel de un partido único, de una vanguardia política cohesionada que garantizó el tránsito ininterrumpido a la etapa socialista de la Revolución y se convirtió en el núcleo del sistema político de la etapa de transición al socialismo. A todo esto contribuyó el fortalecimiento de las relaciones entre estas organizaciones antes del triunfo revolucionario y la unidad para la acción alcanzada entre ellas.

Un momento muy singular del proceso cubano lo constituyó la autodisolución de las diferentes organizaciones para crear las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) a finales de 1961. El propio Partido de los comunistas encabezado por el compañero Blas Roca se autodisolvió, convocando a sus militantes a integrar la nueva organización y reconociendo en Fidel Castro, quien había logrado una fuerte autoridad política real, y en otros dirigentes principales de la Revolución a los máximos exponentes y líderes del tránsito al socialismo. Esta fue una posición política antidogmática, no sectaria y opuesta a cualquier doctrinarismo; no se trataba de exigir el cumplimiento formal y esquemático de "normas o leyes supuestamente establecidas para siempre y para cualquier circunstancia por el marxismo-leninismo"; no se trataba de exigir un liderazgo político formal, sino de desarrollar el proceso de unidad en pie de igualdad, atendiendo a las condiciones concretas y específicas del país, del momento histórico y de la marcha real de los acontecimientos revolucionarios. En la dialéctica de lo general, lo particular y lo singular en el proceso histórico, se puede considerar que éste es un fenómeno singular.

A partir de 1962, luego del análisis de los errores de sectarismo que tuvieron lugar, se reorganizaron las ORI y se integró el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), el cual adoptó el nombre de Partido Comunista de Cuba en octubre de 1965 .

Esta etapa se caracteriza por la inexistencia de órganos electivos de poder en los primeros años de construcción socialista. Todas las peculiaridades de la estructura política estaban condicionadas por la necesidad de asegurar un nivel alto y constante de preparación político militar de todo el pueblo para enfrentarse a las constantes agresiones económicas, políticas, diplomáticas, militares y culturales de los Estados Unidos y de la contrarrevolución interna, las cuales proyectaron una virtual guerra civil hasta la segunda mitad de los años 60. Hacia esto estaban dirigidos los esfuerzos principales y se necesitaba un aparato ágil y operativo que ejerciera el poder del pueblo trabajador, funcionando al mismo tiempo como órgano legislativo y ejecutivo, que pudiera tomar decisiones operativamente, sin dilaciones. Este papel lo jugó el Gobierno Revolucionario (Consejo de Ministros), apoyado en instituciones provisionales y en la participación popular activa a través del fuerte sistema de organizaciones de masas creado y desarrollado por la Revolución, el cual, visto en su conjunto, no tenía precedentes en experiencias revolucionarias anteriores. Determinadas organizaciones como los CDR cumplieron, en este tiempo, algunas tareas de carácter estatal.

Es necesario precisar en este análisis dos aspectos.

Primero: se estableció en el período una institucionalidad política a todos los niveles, aunque con un carácter provisional-transicional y, por tanto, incompleta y cambiante.

Se establecieron las instancias gubernamentales provinciales y municipales, las cuales estaban encabezadas por comisionados, designados por el Ministro de Gobernación, que tenían las funciones que antes correspondían a los alcaldes y concejales. Esta estructura se adoptó desde 1959 y garantizaba una gran independencia para los municipios y funciones limitadas para las provincias. A partir de 1961 los gobiernos municipales son sustituidos por las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI), integradas por representantes de las organizaciones políticas y de masas y de las delegaciones de los organismos de la administración central del Estado del territorio. En ellas la instancia provincial incrementa sus atribuciones con respecto al municipio. Surge la región como un eslabón intermedio entre la provincia y el municipio, aumenta el número de éstos con limitadas atribuciones, muchas de las cuales pasaron a la región, y quedó el municipio como un nivel esencialmente ejecutivo a cargo de determinados servicios de carácter marcadamente local. En 1966 las JUCEI fueron sustituidas por las administraciones locales, con el objetivo de alcanzar una participación más orgánica y sistemática de la población en la actividad estatal, de modo que el pueblo se convirtiera cada vez más en un verdadero sujeto político. Un elemento novedoso que aparece en los municipios, portador de potencialidades superiores en la consecución del objetivo planteado, fue el siguiente: de los comités ejecutivos que dirigían las administraciones locales, los cuales estaban integrados por el presidente y los secretarios, formaban parte también diez delegados elegidos por la población en asambleas de los centros de trabajo y barrios. No obstante estos elementos positivos no lograron afianzarse: las actividades de producción y servicios fueron absorbiendo las energías de las administraciones locales; dejaron de efectuarse las elecciones de los delegados y las asambleas de rendición de cuentas, las cuales se realizaban periódicamente ante el pueblo desde que surgieron las JUCEI. Así las cosas, las administraciones locales devinieron en un organismo administrativo más y existieron hasta el año 1976 en que fueron sustituidas por los órganos del Poder Popular .

Segundo: la participación política ciudadana tuvo sus particularidades. A pesar de la ausencia de órganos electivos de poder se manifestaron con cierta fuerza diferentes formas y mecanismos de "democracia directa", no en el sentido clásico en que se conoce en la historia del pensamiento político y en la teoría de la democracia, pero sí como una manifestación contemporánea histórico -concreta (ni la única ni la principal) de participación democrática en las condiciones particulares de un país en Revolución. Esto se propició, entre otros factores, por la presencia de un líder de mucho carisma y amplio arraigo popular y, en general, por el vínculo estrecho que desde un principio se desarrolló entre los principales dirigentes, poseedores de un liderazgo político real, y las amplias masas en su actividad política revolucionaria . En aquel momento histórico las leyes, los principales documentos políticos, las decisiones estatales fundamentales entraban en vigor luego de haber sido sometidos a mecanismos de consulta popular directa, después de haber sido objeto de un amplio debate popular a través de los sindicatos y los CDR, con el apoyo de otras organizaciones de masas, en asambleas populares e, incluso, a través de votaciones en los mítines masivos.

Un elemento trascendente que caracteriza al proceso político revolucionario cubano desde los primeros tiempos, que toma fuerza significativa en esta etapa, y que se proyecta hasta nuestros días como premisa indiscutible de supervivencia de la Revolución, lo constituye el hecho de haber puesto en manos del pueblo trabajador la función de la defensa del país, que es una de las principales funciones del Estado en cualquier sociedad. En el caso particular de Cuba encuentra su origen en el Ejército Rebelde, de amplia base popular y germen de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); pasó por la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias que cumplieron su rol histórico, la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y los órganos de la Seguridad del Estado.

Esta función adquirió un carácter más integrador y sistémico con el surgimiento de la concepción de la "guerra de todo el pueblo", concepto político con el que se designa la idea esencial de que la defensa del país no es función sólo de las FAR y de otras instituciones militares especializadas, sino de todo el pueblo organizado en las Milicias de Tropas Territoriales (MTT - 1980), donde cada uno conoce su lugar y papel en caso de una agresión extranjera; esta concepción basa su labor en la idea de que la defensa es tarea del propio pueblo, apoyado en sus propias fuerzas y creador de condiciones internas (económicas, políticas, ideológicas y del propio campo de batalla) que hagan imposible la ocupación indefinida del país por un agresor foráneo.

Indudablemente, el propio desarrollo de la Revolución planteó la necesidad insoslayable de crear nuevas instituciones e instrumentos jurídicos propios de la democracia proletaria.


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